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'F'I,L O S O FlA ESPA,NOLA -


y EL'DU'ELO
I ,'REVH:.LA-'MENENDEZ
, ' (*}

(1876-79)

La. discusión sobre el concepto de la ftlosofia española


que desde 1856 procedía muy académica, encrespase de
golpe y se convierte "en campal batalla político-religiosa
con artículos que cruzan los aires impelidos unos por el
amor a la tradición y por afanes progresistas otros, 'Ma-
nera de propulsión ya se ve que extraña al concepto mis-
mo debatido, pero que ha actuado en muchos de nuestros
diálogos, no hay duda que animán dolos, aunque también
errturbiáudolos un poco,
Es la primavera de ,1876, en los días felices de la Paci-
ficación, cuando Alfonso XlI, terminada la campaña del
Norte, hace su triunfal entrada en Madrid, Azcárate (hijo)
está publicando en Reoista de España una serie de 'artícu-
los sobré el "Self-government" o gobierno popularmente
determinable enfrente de la Monarquía doctrinaria y de
tipo rígido, En el cuarta de dichO's artículos (28 marzo) ha'
deslizado el teorizante, a modo sólo de inciso, esta ohser-'
váción : "Según que, por ej emplo, el Estad.O''ampare o nie-
gue la libertad de la ciencia, así la energía de un pueblo
mostrará más o menos su peculiar genialidad en este orden.
y podrá darse el casa de que se ahogue casi por completo
su actividad, como ha sucedido en España.'
Laverde toma buena nota del inciso, se '1'0 pasa a NLe-
néndez y le anima a que le dé la contestación debida. El
joven que, Pelayo además de' Menénd'ez, arde en ansias
de hacer honor a su apellido en lit reconquista de los valo-
res espirituales patrios, obedece; y ... salta el' "naenendezis-
mo" a' la literatura hispánica, a la peninsular v a Ia de
allende' los mares (1), " .

("') Contíuuacíón (V) del es tu dio La. Filo: ·of1u. E81;Bi¡OUI, Su Conoep-
to 1i su ,Va/m'.
V éanse números: diciembre (1944), pp. 525 S8.; febrero
(1945), pn. 325· ss.: mayo. PP. 57 ~s.: junio, 117 y ss.
(1) Lo biográfico de la polémica puede eonsultarse en Bonilla : }[{/rc.
Me-nénilez y Pelá,yo, Madrid •. 1914 . .Aquí se verá el papel tan importante
que durante' la controversia juega Laverde, a cuyo eriterio somete ~Ienén-
dez todos sus escritos y al que en un soneto r-auta : "Xoble campeón de la es-
pañola ciencia .. ."
LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA 349
:\11'1 JOAQUÍN IRIARTE

siglo XVI, XVII Y XVIII. En lances culmina, dice' muy elo-


1':1H de uhril-c-a vuelta de correo como quien dice-está cuente, la escalástica hispana "de tan notable influjo "en
r,'('hntln (Santander) la prosa explosiva que se conoce con la historia de la ciencia", y surgen a su vera escuelas inde-
1'\ nombre de "Carta al Sr, D, Gumersindo Laverde" y que pendientes sea del pe'ripato clásico, sea del vivismo, sea
I'H vI primer escrito de Menéndez sobre La Ciencia Espa- del platonismo místico con una vitalidad (fue apenas en-
iot a. Explosión en efecto y de las. más renovadoras .de la cuentra igual. Libros y autores aducidos suenan como el rui-
conciencia nacional habría sido aquello a no haberse inter- do de muchas aguas que arrollan al temerario que se les
puesto intereses de escuela y de secta, Su comienzo, aquí ha puesto delante, si bien es verdad que el ímpetu mismo
transcrito, nos hará ver el tono en que ~surge la polémica y tampoco deja definir demasiado los conceptos y el valor
el significado que entraña. Dice pues Menéndez, adolescente de 'las corrientes que se nombran. Se abandona el polemis-
de diecinueve años y medio, encarándose con la frase de ta a'lá tareá de 'sepultar entre oleadas-dé obras y nombres
Azcárate acabada de citar: al ad+ersario, y profiere apreciaciones algún tanto híper-
"Sentencia más .ínfundada ni más en contradicción con b?lica~,:(\var.: ':.Lt~is Vives, el m~s p;~digioso ~e los- artí-
la verdad histórica, no se ha escrito en lo que va del pre- fices del R~naC].'¡:lllento,'pen~adoly'erlbco deiprimera fuer-
sente [siglo]. y no es que el ilustrado Sr. Azcárate sea el za (como 'hoy suele decirse), .renova dor' del'méto(M~ áiltes
único sustentador de tan erróneas ideas, antes con dolor que Bacon y -Descartes, iniciador del psicoioqisine '-esco-
hemos de confesar que son hasta vulgares entre no pocos éés ... ", que el falld de los grandes tratadístas-sóló ~cÓnmil
hombres de ciencia de nuestro país, más versados sin duda reservas hdbrá de aceptar, y -que con una parte dé 'verdad
en libros extraños que en los propios. Achaque es comu- -l'eafirmada pór Menéridéz en su 'contestación' ti Pidal y
nísimo en los prohombres del armonismo juzgar que la prometiendo hacerlo objeto de un 'libro que nuncaIlega-«
actividad intelectual fué nula en España hasta que su tienen dos:o más' que TÍo lo S011. 'i¡ I ,'11'
maestro Sanz del Río importó de Heidelberg la doctrina ~J l' , la' I ,• ~i . •

uegensradora, y aun el mismo pontífice y hiero] ante de la .Al-mes siguiente (21' mayo) ingresa en la Acadérnia un
escuela j actóse de ellos en repetidas ocasiones, no yéndole poetade musa tan senerosa que noyu?:ó menos d~ ~1esatal':"
en zaga sus discípulos. Y i si fueran ellos solos! Pero, es se-corno un torrente contra la Inquisición y la política: poco
por desdicha, frecuente en los campeones de las más dis- ilustrada de los Austrias, He aquí una muéstra de 10s "gd~
tintas banderías filosóficas, políticas y' literarias, darse la tos de combate" que allí lanzó Núñez de Arce-pues .no
mano en este punto sólo, estimar en poco el rico legado es otro el vate, aludido-e-en franca oposición a la tesis sus-
científico de nuestros padres, despreciar libros que Jamás tentada-por rM~i1éndez contra Azcárate, ' , 1
leyeron, oír, con burlona sonrisa el nombre de Filosojia es- , "¿:¡;:s"por venturárextraño lque en medio'Ide 'esff atmós-
paño.la, ... " (2). fera viciada, comprimido por el fanatisll10 'cada vez 'más
Tras estas y otras más ardorosas frases entra en mate- intransigente porque cada vez ibl!t siendo menos-Ilustrado,
ria el joven Marcelino., Y, en contra. de lo aseverado por él genio español se postrara', Ialta de espon taneidad y alien-:
Azcárate, afirma estan viendo-una sana.agitación y un zum- to? Apartada de toda comunicación intelectual 'con Euro-
bar die: c91II]-,ena-prescind~endo ahora de otras ciencias que pa, donde empezaban a gerriünar nuevas y fecundas doc-
como. estaba ocurriendo desde los tiempos de Masson y Ti- trinas, aislado en su aparente grandeza, cohibido por el
raboschí se mencionan también=-en. la vida, filosófica del terror, -apretadoen 19'8 moldes 'de métodos filosóficos y cien-
¡ I
tíficos que bastaban a contestarle, sin luz, ni aire, ni es-
, (2) -Hay que haber leído a. Menéndcz en In. misma' "Rev, Europea" (30
i
pacio, era irremediable que pereciera, y sécumplía
I su Fa-
abril 1876) .para vivir, ante las fechas de la publicación .quíncenal,' todo el
prodigio de precocidad que importa su actuáción.' Tenia, lo hemos dicho, tal destino." ,
diecinueve años y medio. Había nacido el 3 de. noviembre de 1856. Por lo Don Gaspar había reconocido líneas más' arriba que "en
que a la repentización atañe, las dos semanas que hubo para la redacción
de la Carta-la "borrajee caliuno c~t1"rente estos últimos días" dice a La- la primera mitad del XVI el impu1so era magnífico eu
verde-e-querrán hacer valer algunos como su mayor mérito, 'como un verdadero nuestra cultura intelectual" con teólogos que son la admi-
"tour de fo-rce'~; otros más exigentes las creerán demérito si no dentro de ración y pasmo del Tridentíno, y con místicos que COl1-
la polémica y sus circunstaeictas=-eu lo que "omne tulit punctum" y estu-
vo magnífico-s-, para el fondo de la cuestión al menos. Es mucho proble- siguen expresar las abstracciones metafísicas en lengua cas-
ma el de la fisonomía filosófica española, y múy poco trabajado, para des- teIluuu mediante tan claros conceptos que haría bien ~'il
pachnrlo de unas cuantas plumadas.' ElI primero en reconocerlo así' es' el
Jt¡,opio Menéndea, que encontraba tan deficiente el artículo que no lo que- im llur lu Illosof'ta lUO<!t'I'IlIl. Pero la 11och l' que se echa ell'S-
1'111 >!l1fwl'lbirmás que con las iniciales de su nombre.
1••\ 1'11n SOl I1.\ I',HI'"NO!." !l:i I

1'11\"1'1euui IlII I
eslú pintada por el burdo, con los milI:! 'm:HI'O 1i'lilli8'~IIII/II'I" ¡\ I¡i~'('" lus ignoradas obrus do nucatros 1I1ó.
'\llunos de su Iíricu paleta. soI'11(i,' 1,"",~'It'"M' en ellos prccul'sores de Bacon y Desear-
Tocúbule contestar a Valera, quien sin .mcnoscaho de le~, l'IIC'I\IIIIl'I~~e los mCl'ccimic,ntos ~e Vives y SLLúr~z,Pe.
la contesta académica-e-y de la .suya propia que np era l''eIi I\ y Morcilló, Huarte-y Oliva SaIDUCO}
J ry, por mus que
poca-e-aplica algunos palmetazos de dámine al recipien- se hngu, Forzoso será reconocer que salvo los que sigu ic-
dario, mientras le dice que hay quienes hablan en. .esas ron las' corrientes aristo'téliea!3, ninig>l'Ino.logró f'un dur e~-
épocas' Iuctuosas.. dei u'J)ar.Ü¡1<Dsona gs.p~.ñ9Ja, aunque queda cuela ni alcanzar' legitima influencia! siendo por tan to un
algo en duda sí hemos, tenido o no verdaderos grandes filó- mito esa decantada -fílosofía -española con-cuya-resurreo-
sofos. Y de q~l~ no hubiera todo que.Io quedesea, continúa don sueñah' lbs eruditos Laveede y Menéndez Pelayo [.,,] i
Valera.iy de que. viniera, el marasmo más tarde, }10 .fué Y~pOl\:'~O'qué lrace ~:l!os'fií1!9~otos',~.es)ndtl'?-able que en la
precisamente la causa determinante ,ll Inquisición rYla histeria <lE! lal filosofia: pue:d·er.snpr:mprse sm grave menos-
dinastía, .sino.ique una.ry otra fueron meros síntqm:¡¡.s de c,ál1o' el -capítulo i'efelrént:er.a¡'Es.pañiLl;-¿.Ij)~bese esto, a 'de-
una enfermedad espantosa que devoraba ,el cuerpo, social Iectó de Io.uestro' espíritu nacionaá, más fecundo en místí-
ellre\'o. ,Nos Ilenamos: de desdén, y,tfQpf\tifi,mo a í~ [udaica, cos y soñadores que. en pensadores reflexivos e índepen-
De.aquí nuestro- divorcio Y. aislamiento del resto .de, EUliO.- dientes? Acaso sea así, 'yl 'quizá tffeestallsuel1te se explique
pa, aunque.iccnfesando que .el primer capítulo de la hís- el contraste que ofrece 'la pobreza 'de nuestra fílosof ía com-
toria de la 'cie1lc1a' ,y .de Ia ;filQ~ofíá modernas lo llenan Ios parada con-la riqueza-de'buestra inistica, talvea.por ríin-
españoles. )1al~m se siente .también lírico, y deja caer a guno 'superada; pero no es 'posib1e,t'_dudar de. que en. tsai
continuación: muchas de las brillantes frases que se oirán tri~te" resultado cabe 'su pequeña Ipaitie ai maestra feroz in-
POC!) .después en el Epílogo a )O!? Hcterodoxos. I tolerancia religiosa." " , ,
Dejemos a Núñez con aquel "paz .a los muertos" .que I..:á última frase inicia'rya -la idisousión con Vialera a
I

le rezo Menén dez al vede rebatida por D. Juan-y por quien errIos párrafos siguientes hace el escritor no pocos
Ortí y Lara en la última Sección de, su libro La lnquisi- reproches por la manera' paradójica cómo se condujo' con
cián-:-, y pasemos a, &<:villa, ~',a que Azcánate d¡g,momento Núñez. Valera debió de callar, p'e:¡.'odemasiado joven Me-
se esfuma para. re-aparecer algo más tarde aceptando en néndez para morderse la -lengua, -1'eplicó1pbr los dos:
parte las rectificaciones que le fueron hechas rpqr el audaz • Su réplica es la carta a"~állV"erdequese llama "MI'. ,Mas~
mancebo. son redivivo" ("Rev. Eur.",' 30 julio 18'76), calificación ÍJ:1S-
1, 1..1 I 11 ~ pirada por Velarde, durísima ya de por sí,.y que va se-
En la muy culta, "l~;eY.JCo~t,e!fJ,pOl'¡ánl1a"hay, una sec- guida de otras '110 menos duras (3). La parte filosófica
ción que .se dice "revista. .cnítícl\l:\ A, cargo. de .M. de la Re- -'--única ique extractamos dé, toda, esta 'controv.ersia-<-~s.tá
villa (neo-kantiano}, .donde se discute el movimiento cul- contenida en la-parte segunda- del escrito y es corno sigue:
tural de la quincena. El 30 de mayo comenta Revilla, entre 1" ~ f ¡ l l 'k

otras, novedades, e¡l reciente discurso de Núiñez; ,y, después El estudio de los' filósofos iespafioles 'está dando ocu-
de desaprobar aquellos cálidos tonos políticos, impropios pación a propias y extraños lo que" no se, compadece con
del culto recinto, observa : Ia tesis de que el despotismo lo dicho por Revilla que la; fílosof'ía hispánica apenas 'cuen-
y la intolerancia religiosa dieron .breve y desastroso tér- ta el}~los anales de la ciencia. Y mal puede decir que sea
mino a la prosperidad.igrandeza- y,t~ul~u,ra de la .nación es ella un mito 'cuando admite una floración de la escolás-
cierta, aunque requiqra más explicaciones que 1,~13dadas tica que seguramente' es uno de los' sistemas máscomple-
por Núñez.. y viene entonces la mortíficante alusión a .los tos y luminosos. Además de la escolástica con la excelsa
dos ilustres san tanderienses: , figura de Suárez, tenemos la 'mística con rango de filosofía,
"A despecho de los, 'que se obstinan .en descubrir en
I y él vivismo 'cultivado' como escuela por "Gélida, Melehor
aquella época un supuesto florecimiento de la .ciencia es- Cana, Foxo Morcillo, Góniez'¡Pereira (con ciertas vislum-
pañola, es lo ciertcque en, este, punto caímos pronto en bres de empir'ismo en ocasiones), Quevedo (vacilante tam-
lamentable, atraso. Begtstrense los 'nombres. de todos los , l I

físicos que entonces produjimos, y ninguno se hallará que \ (3) El modo de llevar, la polémica, virulenta por a'mbas partes, arrun-
compita con .10s Copérnicos y ,{}alileos, Kepler y. Newton, cará a Melléndez diez años más tarde, una confesión de culpas en que el
Pascal y Descartes. Sutilícese el ingenio para descubrir por- respeto a la persona humana, "hecha a semejanza. de Dios y rescatada CO)l
la sangre ~e Jesucristo", ha tenido expresión por demás hermosa y sont ldu.
.hr' 1.1\ 111.,\ ,JDt
hlóu, pero con murcudu tendencia vivísta), Pedro dt, VII hrlllllllt!e •• clt' 1Il,"HOI'OH nnclonulca, de unu cátedra y <11.\ '1'1'11
Iencia y Caramuel, y en el siglo XVIII el deán Martí, Fcj- III'(¡u, d,' 11' I'1I00mt'11l española. Y, al fin de la CUI'II\, clerrn
jóo, Mayans, Piquer y BU ilustre sobrino Forner que hace utl'll V\'t, con el Huevo Masson haciendo la historia de SW¡
profesión de oioismoi clara-y descnbiertamenteen repetidos couf'Ilctoa con la lengua y el buen estilo, con las sanas mu-
lugares de sus obras impresas y manuscritas. Esta ~'óctrina nerns didácticas y el verdadero saber filosófico. El escrito,
critica, cuya -l;estauración no seria un sueño ni mucho me- en esta parte salmeroniana, es de duro ataque personal,
nos, constituye con eLlrulis¡;n'o y el SIJ-llJFiSmo la, gran tríada explicable sin duda por la edad y demás adjuntos aunque
de Jos sistemas rpeninsulares ortodoxos. En: CWiU1¡to a los no justificable. Al terminar de redactarlo (20 agosto) se
peripatéiicos clásicos, los ramistas, los partidarios del em- encuentra Menéndez, lo dice en "postdata", can la "Rev.
pirismo sensu:a~~stal,y los, moralistes ya estoicos, ya, epi- Contemporánea", que también cierra con él, y a la que
cúreos, nadie negará.que ccnstituyenjgrupos ppr(f1~t.a!llel~tt'1 hay que prestar atención,
definidos, si hiere-casi, todos ellos pueden considerarse c<?'1f¡lo
derivaciones más. o' 'menos' próximas, de las corrjen tes vi-
I Allí está Revilla (15 agosto) devolviéndole sus anterio-
vistas", J'! ,", 11,. '. !' ),1 d_" res censuras, vgr., cuando los copiosos datos probativos
'J I"Menénuez 'tenmina c'i!;lÍl¡ esta apreciación ,de. ~9S factores del "Masson redivivo" los califica de desahogo de biblió-
de) la decadencia científica: "iY o no niego que una, de las filo. Discute luego, como también Menéndez, la cuestión de
mil.causas ocasionalee.de la .declinación parcial, de la cien- las ciencias en general, y pasando a las filosóficas, observa:
cia española" en el! siglo lX-VII t'~ftpa la intolerancia:
I pero "Nos dice que nos contradecimos, porque de un lado
no la de la Inquisición tan sólo, sino más, bien la de )as llamamos mito a la filosofía española y de otro recono-
escuelas y sistemas prepotentes, harto más dañosa como cemos el mérito de nuestros escolásticos y místicos; añade
usted' [Laverde], apuntó en U)10 de sus ensayos críticos". luego que nuestros filósofos formaron escuela y en apoyo
('1 I de ello cita otra tanda de nombres propios, y afirma, 'por
Antes de la réplica de Revilla que se ve venir y Clf",o último, que ej ercieron influencia, pues el oiuismo es el
tODO se adivina, entna en j el debute un libro upasiollwJte precedente del baconismo y del cartesianismo, y los libros
y muy leido, 'el de. la Ilisioria de, lo,~ coniticíon, cnire; la de Morcilla y Vives son. inmejorables. Vamos por partes:
Religión y la Ciencia de Draper, que por aquellos prime- Cuando hemos dicho que la filosofía es un mito, no hemos
ros d ias estivales, hace su aparición, y don de un ex-presi- querido decir que no hay filósofos, sino que no existe una
dente de. la Hepública y corifeo delt krausismo, Salmerón, creación filosófica que haya formado una verdadera es-
proclama desde J el prólogo-un .solemnisimo prólogo de
I cuela original de influencia en el pensamiento europeo,
72 pp.-h: Dígase-Io que se, quiera., nuestra ~sterjlidad en comparable con los producidos en otros países. [ ... J. ¿ Có-
la ciencia fué grande y .sólo.tvoces aisladas y que nunca nace el Sr. Mienéndez vivistas o pereiristas fuera de Es-
fueron decisivas ofreció España con Vives, Fox y Pereira , paña., como conoce hegelianos y kantianos en todos los paí-
en el ignan, concierto' científico, europeo.jlsstas palabras de- ses cultos? ¿Parte de alguno de esos escritores un movi-
finitorias concluyen con' esta apuntación .a las causas del miento corno el que parte de Descartes? Pues si nada de
hecho .eeñalado : ". .. ni en la Filosofía, .ni en las Ciencias, eso sucede, si esa decantada filosofía española se reduce
ni en la Industria [ ... ] ha .contribuído con obras erigí- a UIllOS cuantos colaboradores del movimiento anti-escolás-
nales y fecundas nuestro genio nacionaí PQ'l' la compresión tico :y a un aventajado discípulo del escolasticismo, como
en que lo ha tenido el .absolutismo teocrático". Suárez, ¿ puede decirse que haya una verdadera filosofía
Lo así definido era grave ,y P.OiF- el momento tanto .c española, ni siquiera que hay filósofo español que pueda
más que por el tono. Profesor y discípulo, de antes mal ave- colocarse a la altura de los grandes filósofos que hacen épo-
nidos, se venían a las manos, y con todas las ventajas-do- ca en la Historia, o habrá que reconocer que, en filosofía
minio del lenguaje, ímpetu juvenil, grados deprotección-i- como 'en ciencia, sólo tenemos algunos estimables ingenios
a favor del último, que aún no había, tenido ni tiempo ni de segundo orden, muy dignos de consideración y respeto,
ocasión de dej al' sus flancos al descubierto. Ya tenemos en pero que no nos autorizan a hablar pomposamente de cien-
campaña otro Masson y de primera magnitud, suena por cia o filosofía española?"
primer saludo en la nueva Carta vindicatoria (3 set.). Pasa A lo que precede contesta Menéndez con el "MIr. Masson
luego Menén dez aexponer vastos planes en favor de .una redimuerto" ("Rev. Eur.", 24 set. 1876), otra bueno pil'ZIl
- , , ," l.

4
I.A IIJI.OSO}·I\ WWANOLA .lj)fI

pnlómlcu, escri!u lotla ella sin quitar la miru (Id ndvt-r-


cII'RIH't'llvIl Irusc de que ha de evitar el que u su costu
snrlo, III que se le acosa hasta dejarle como quiere y dlce
u Inlnlqucn reputaciones ilegitimas (4), mientras Luvcr-
(·1 título. Habla Menéndez: de, (IlIC siente eneanchársele el pecho con el coioso que 1'1
cielo le manda-"él sólo vale por un ejército"-, publico
"Para que haya filosofía tradicional, dice Revilla ser
el 29 de oct. (siempre en "Rev. Eur.") su carta-prólogo al'
preciso "que constituya escuela y tradición en un país;
libro que había de llamarse La Ciencia Española. Es
y no contento con esto, dice más abaj o que ha de llevar
un documento lleno de piedad patria y de erudición con-
su influencia más allá de los límites estrechos de la patria".
siderable sin más defecto que el que se confunda la filo-
"Pues ahora voy a dar gusto al señor de la Rcvilla, mos- sofía que se desea hacer nacional con la que efectivamente
trándole, no una, sino varias creaciones filosóficas que for-
lo haya sido.
man tradición y escuela e influyen en España y fuera de Vives para Laverde es la fuente original de. donde
ella." "Prescindiré del senequismo, por ser doctrina más fluye la ciencia toda prekantiana, la de Bacon, Descartes,
bien moral que metafísica." "Dej o también el averroísmo, Locke, Condillac, etc. "La Europa entera, asevera contra-
o teoría del intelecto uno, porque de seguro negará el se- diciéndose casi, es discípula aunque ingrata de Vives." Es-
ñor de la Revilla que sea escuela filosófica española, aun- paña por lo menos ha de serle reconocida, y ahí va en
que Averroes fuera tan cordobés como Séneca." "Tampoco consecuencia un como proyecto de ley para ser decretado
significará nada para el señor de la Revilla, como parte de yo diría-recordando otro caso parecido bien ridiculizado
nuestra historia filosófica, el panteísmo judaico-hispano, por Boileau-que en el Parnaso, pues su vigencia resulta .
personificado en Avicebrón." "Pero no cante victoria el se- bien aleatoria entre los mortales. "España, dice, debe es-
ñor de la Revilla, que aún hay, a falta de una, otras tres timarle como la más elevada personificación de su genio
creaciones filosóficas españolas, con influencia en el mun- científico, y ver en su sistema el molde más apropósito,
do, con escuela y tradición dentro y fuera de casa, con por lo amplio y conciliador, para reducir a unidad armó-
todos los caracteres en fin que su merced exige (sin ne- nica las diferentes tesis de nuestros doctores, y de esta ma-
cesidad algunos) para que haya filosofía que en rigor nera dar cuerpo visible si se me permite la expresión, a
pueda llamarse nacional. Y estas escuelas son el lulismo, la filosofía nacional".
el uiuismo y el suaristno, de las cuales voy a decir cuatro No es así como surgen las filosofías nacionales, fruto
palabras, suficientes para mostrar el encadenamiento de su espontáneo del espíritu al modo de las epopeyas, y que
tradición científica, remitiendo a quien desee más noticias lo más que esperan de los reales decretos es que les vayan
a los libros (muy pocos por desgracia) que tratan algo de creando condiciones favorables de germinación y desarrollo.
esto, y mejor aún, a las obras de los mismos filósofos ... "
y expone a continuación cómo las tres escuelas susodi- Laverde es asimismo el destinatario de la epístola rectífí-
chas tienen realidad en la vida mental de los pueblos. Lo cadora de su homónimo G. Azcárate, que motivó el comien-
prueba coma erudito, como activo rebuscador de curiosi- zo del- gran duelo. En el núm. de 5 de nov. de "Bev. Eur."
dades más que registrando hechos sociales empíricos. Su (1876) viene su "Carta sobre la Filosofía Española", donde
moneda de Vives en la que, descendiendo al terreno esco- admite que se le fué la pluma; que tres 'siglos como dijo
gido por el adversario, insiste tenaz y quiere a toda costa de inactividad científica es en efecto demasiado decir,
hacerla pasar, apenas ha tenido curso. Sí en cambio la del ya que hay "una gloriosa tradición filosófica del siglo XVI'"
lulismo y la del suarismo; pero están borrosas y exigen por lo que de~i? h~ber escrito: "por más de dos siglos".
trabajos de limpieza y raspado para que sus efigies e ins- Tras estas rectificaciones vuelve a la carga corroborándose
cripciones nos den fe de vigencias ya pretéritas. Mientras en su idea de que hubo un paréntesis lamentable en el
así no se haga, ¿cómo rebatir a Revilla que, dentro de su movimiento filosófico, lo que sacaría verdad lo sustancial
arbitrario y unívoco concepto de filosofías originales con de sus asertos, "Si no se hubiera interrumpido aquel mo-
magnas escuelas clamorosas-como si sólo hubiera fisono-
mías de perfil anguloso y ojos de fuego-, oponía el brillo
de monedas corrientes todavía? (4) Revilla y Menéndez terminaron .estrechándose fraternalmente la
mano y con muestras (le estima mutua. Y no sólo ellos. "Todos mi, ('011·
tradíctores han sido amigos míos después de esta controversia", anota M~
Ahora es Revilla quien abandona el palenque con la néndcz, que no conoció el rencor, aunque sí la indignación. i ,Sabía indig-
narse !-como !lOS pide un gran batallador- y azonísta.
~t)1 ./0 v,uri N~ 1111.\ 1\'J''': I._~ 1'·II,O~(H1f.'ilSI·ANOI •.' aa
vimlento, escribe muy intencionado a su amigo, no lo iqno- de píee u cabeza. "[Por los clavos de Crislo l", mi-
Il'llIhll\r~r
rurlamos ; y, sin embargo tanto lo ignoramos que los es- rad bien, dice a los dos cultos montañeses. lo que después
fuerzos generosos y patrióticos-me holgaría de tener fuer- de tantos méritos alcanzados, estáis fomentando ... 1
zas para ofrecerlas y pretender Mil puesta en tan gloriosa El primera de los artículos ("La España Católica", 1
empresa-e-de los que trabaj an por descubrir lo perdido y marzo) empieza con una semblanza del inteligente lucha-
reanudar lo interrumpido, pasan para algunos por arran- dor, cuyo' magnífico' libro--"con algunas de sus asevera-
ques monomaníacos. ¿ Cabe una prueba más elocuente de ciones nos atrevemos a no estar conformes"-ha enarde-
que no sólo se atrofió nuestra originalidad en este orden, cido a los dos bandos contendientes. El propio Pidal se
sino que hasta olvidamos lo sabido?" enardece 'a su vez y se recrea con la -Iabor 'prodigiosa del
Laverde le contesta el 3 de dic. (Rev .. cit.), felicitán- joven "a un signo de [cuya] pluma brotaron por eneanto,
dose de la rectificación (5) _ y ref eren te a la maligna es- como evocados del fondo de sus olvidados sepulcros, legio-
pecie que tan de cerca le toca y que invalida la tesis de nes de sabios de todas clases que florecieron en España
"'su" vivismo perdurando a través de las tiempos, cree po- durante esos tres siglos, y cuyos nombres la fama, pasan-
der explicar la interrupción por olvidos momentáneos que do callada sobre las cunas de sus ingratos hijos, repite
no obliguen a hablar de siglos, y así le dice: "¿ Era preciso todavía por los lejanos países que conservan, como cica-
.para eso que semejante interrupción durase siglos ni mu- trices honrosas, los recuerdos de nuestra potente gloria" (6),
cho menos? Cabalmente en España abundan, de un modo Tanto se recrea que con prosa grave y farense reconstruye
lamentable por cierto, los ej emplos de obras científicas del lo mismo que la de Menéndez, ágil y fresca, nos tenía ya
todo o casi olvidadas por nuestros compatriotas a poco de dicho, vapuleando un poco ampuloso y por lo mismo me-
haber salido a luz. Menester fué que un facultativo resi- nos eficaz a los racionalistas. Pero si ante éstos sostiene el
dente en París participase al P. Feijóo, que de los escri- hecho de filósofos independientes, ante los ortodoxos afir-
tores allí en boga era uno por aquel tiempo el nunca bas- ma los peligros de su glorificación. Dice a los primeros
tante ponderado Solano de Luque para que el erudito po- como si los tuviera en los escaños parlamentarios:
lígrafo benedictino supiese que había existido pocos años "Vedlos ahí; ahora pasan, con su genio profundo y filo-
antes y ejercido su profesión en Antequera el célebre autor sófico verdaderamente español, con su erudición, con sus
del Lapis Lydius Apolinis" verdades. ¿ No os asombráis, racionalistas? Lo comprendo;
pero \p1'osternaos ahora y adorad, porque pasan también con
Va a saltar a la palestra una prestante figura, y bien sus errores. Con sus errores, sí; con esos errores que el
estará adelantar lo que ella significa y trae a la contro- buen sentida nacional dejó morir sobre el para ellos es-
versia. Los opositores de Menéndez venían con la preven- téril suelo de la patria y que vosotros adoráis, hoy que os
don de laIntolerancia inquisitorial, que si a algo dió ca- lo presentan con papel dorado y con etiqueta francesa y
bida fué sólo' as la escolástica, la que más o menos direc- alemana, como las novísimas revelaciones de lo absoluto.
tamente dejan siempre afirmada. 1\1enéndez y Laverde, sea Ahí los tenéis: la duda de Cartesio, el escepticismo de Hume,
por táctica, sea por antipatía-a veces paladinamente con- el sensualismo de Locke, el empirismo de Bacon, él pan-
fesada-e-nunca por convicción, apartando los ojos de la teísmo de Espinoza, A!hí los tenéis: adoradlos, Vives, Gó-
escolástica, los ponen en creaciones más propias y nacio- mez Pereira, Sánchez Huarte, Servet, os los presentan;
nalcs, destruyendo de paso el prejuicio de la asfixia inte- inscribid sus nombres en las lápidas del templo que el
lcctual de los' siglos de 01'0. A. Pidal, die menos amplitudes día que se realice el ideal de la humanidad en el archipié-
h islóricas y mucho espíritu de escuela, nos trae la gran lago de Oceanía elevaréis a la lentej a ... " (7).
IcI('1I del Tomismo redivivo objeto de muy recientes traba-
,1 liS suyos,
, Contento Pidal con ver "triturados" a los Sres. Sanz,
Azcárate, Salmerón y Revilla, y muy paco interesado en
Acaba de leer el libro de La Ciencia Española (princi- la realidad de una filosofía original, que no se quiere por
plOM de 1877), es decir el epistolario Menéndez-Laverde
11 ,!IH' se ha ido discutiendo el ,tema, y se ha puesto a (6) Manejo el texto que trae "La Ciencia Española". que como ;'<'l(l1n-
da edición pudiera estar retocado. Pocos serán los que como Menéndoz <IN'
escrupulosamente en ediciones posteriores la redacción integral de In Ilri-
(r,) Uno y otro hacen referencia a unas frases de .Donoso, que, según se mera.
1," ,111'1111r-n otro lugar, hablan
1I"."rll"I dll Jil~IlIlí1a.
de un paréntesis de siglos en la actividad (7) "Alusión a un símil de Kranse "jocosamente" comentado por
poamor.
,'"m-
·/OA(J 111N 1111AI\'I'I~ I.A IllI.OIiOF!" l¡fU"ANO!.A :1;10

#11IIl1/'1lUU como era el caso cu Menéndez sino a modo .(¡II ~(I'IlI()K que flol'ccieron en España, cuyas doctrinas es nece-
ell' urgumento apologético contra los adversarios de la po snrlo recordar para proclamar la existencia de la ciencia
lIticu tradicional patria, concreta en el art. segundo (22 española".
marzo) su opinión en el debate. Todo lo demás de esta aposición (dos astures tomistas
Nos advierte primero que, mientras escribe, tiene de- en contra de dos sanlanderinos vivistas) es pedir que "no
lante unas cartas del P. Zeferino, que hablan de la "extra- traten, por Dios, de sincreiizar en un eclecticismo oioisla
ordinaria erudición" de l\~enéndez, de "su criterio recto todas las escuelas españolas, reivindicando como glorias
y bastante segura", quien "podrá ser con el tiempo una de España el emprismo de Bacon, la duda de Descartes,
gloria del Catolicismo y de España" (8). Evidente testi- el psicologismo escocés, ni los demás errores o verdades
monio de la seriedad con que se emprende la labor orien- incompletas que sucedieron al abandono de la escolástica,
tadora y de las esperanzas y reservas con que se acoge al y sobre todo no traten de olvidar, presentando a Vives
inexperto gran escritor. como superior a Soto, a Suárez o a Melclwr Cano, y al vi-
¿Hay filosofía española r, se pregunta, y contesta-e-como vismo como superior al tomismo, que la doctrina de San lo
tenían bien contestado otros, lo hicimos notar en, Laverde Tomás, único gran organismo completamente científico y ca-
y Valera-que nocionalmente no hay filosofías nacionales. tólico, fué, si no por casualidad de nacimiento, por dere-
Hlistóricamente, continúa, puede haber una filosofía de au- cho de conquista [frase de Menéndez],'la filosofía española,
tores españoles y hasta "técnicamente" de doctrinas que les como la llama Leibnitz ... ".
sean propias y los encasillen en una denominación común,
aunque esto último apenas se haya dado, al menas como Pidal aunque con lujo de precauciones y alarmas, buen
denominación más general, ya que en España la única contrapeso a su estrecho sentido histórico, dice una gran
gran característica que une a todos o casi todos nuestros verdad al hacer a la escolástica inseparable del genio es-
filósofos es el catolicismo. Con nombrar filosofía española peculativo nacional. Su aserto es de una evidencia prime-
no se ha nombrado ni el senequismo, ni el isidorismo, ni ra. Muchos en son de reproche, de burla y sarcasmo otros,
el averroísmo, ni el maimonismo, ni el lulismo, ni el vi- de realidad evidente pero que no les traía cuenta algunos
vismo, "sistemas célebres" todos ellos; aunque "no admi- corno Menéndez, han ido indicando el fenómeno. ,El que
timos-acota-el suarismo como sistema filosófico distinto Leibrriz haya llamado, como dicen Menéndez y Pidal, filo-
del tomismo". Si alguna filosofía hay que se pueda decir sofía española a la escolástica, no he sabido vcriílcarlo. Sí
de España es su gran escolástica y mejor el tomismo. Más; en cambio que el siglo XVIII llamaba península escolástica
es muy probable que en nuestro país sea la teología la que a la ibérica, y que' 1:,1 obsesión teológica fué aquí tal, que
debiera ensalzarse en vez de la filosofía. Al llegar aquí se desbordó en la ascética, la mística, la Iiteratura y en.
Pidal y presentar como la verdadera ciencia nacional el las controversias "De Auxiliis", dejando la impresión a
escolasticismo en sus amplitudes teológicas, echa-mano del quien la observa de una exacerbada afección religiosa.
artículo del P. Zeferino, por mí antes citado y discutido, El razonamiento del dogma, el vivir sumergiéndose en los
sobre "Una Biblioteca de teólogos españoles"-la contra- grandes misterios divinos, la genialidad teológica hispana
dicción más flagrante que se haya visto en autores que como se ha dicho, el colorear la visión del mundo en luces
son filósofos y dicen además reconocer los méritos filo- de Revelación y hacer de la filosofía algo que excediéndola
sóficos de su patria-, del que copia vaniedad de frases y pasa a ser Sabiduría, es un rasgo del pensamiento nacio-
en conformidad con las cuales sustenta: "La religión única nal, siquiera este término "pensamiento" esté ya rebasan-
informó la única filosofía y resultó el escolasticismo tomis- do el menos amplio de filosofía "stricto sensu", lo que no sé
ta, que es la filosofía cristiana por excelencia, que, com-
pletada por la Revelación, forma, como hemos dicho, un • si Pidal tiene siempre presente. Ni se diga que también
alega una filosofía cristiana, concepto que bien entendido
organismo vasta, profundo y elevado, que se llama teolo- permite hablar de la Revelación en la filosofía, toda vez
yla escolástica, en que tan alte rayaron los colosales in- que opone directamente a los sistemas independientes que
Ie alarman, la teología con autores teólogos; y teología, J)OI'
(H) Algo ha mejorado este juicio el P. Zeferino en las últimas págiuas muy razonada que sea como sucede en la escolástica, no ('"
d" ll-istori« de la Filo .•ofía (1879). Entre las cartas y
~II este juicio han me-
dl"lIo 1"" 1'~Jlli.cuciolles ea favor de la e.ieolústfcu que da M"nénde"/. a Pidal, todavía Ila; filosofíacristiana, sistema, al fin y al cabo en '111
, 1" vl••111I '¡\Ir en marzo de 1878 hizo Menéudez al obispo de Córdoba. constitutivo formal, de la razón pura. I
:100 ./OA{.luIN ) !lIAIITE I.A Irll,OIH/I·IA HI<II'AN()I,A ;1(\ I

No se puede deja):' a Pidal en esta materia sin meu d." 1111'/04" urtículo (pp. 825..•
365), de austero método {'XIH
clonnr una vez más al que es parte integrante suya, el sltlvo hubrá que confesarlo, nos da primero un cuadro .kl
Obispo de Córdoba, que en documento por demás excep- ílorccimiento filosófico en Europa. En el párrafo 11. el ulnr-
ilonal, Historia de la Filosofía (3 vol., 1878-79)" se re-afir- de intelectual 'europeo aparece coincidente con el cslahlo-
ma en la tesis de que la verdadera ciencia hispánica es. cimiento de la Inquisición. "Hasta que la Inquisición" nl
vivir el tomismo, entendido éste como gran sistema cien- canza su poderío, dice Perojo, vemos en España constan-
tífico de acuerdo' 'POl~ otra parte con la Revelación, posi- temente talentos de primer orden, marchando a la cabczu
tivamente influido por la misma, y constituyendo en con:- de la civilización; no habiendo ciencia europea en que al
secuencia lo' que 'se ha 'llamado la fllosof'ía escolástica o lado de los hombres extranj eros más' ilustres no se pue-
mejor tal vez Itomista. No es que haya una re-asunción del dan colocar los nuestros, y en los más de los casos con ex-
debate en su obra-lo que es ya muy sintomático escri- traordinaria superioridad 'de nuestra parte" (10). Divide
. biendo en la fecha misma de la controversia y habiéndola luego la filosofía española en tres grandes grupos: 'la an-
seguido con tanta atención-; pero las tres figuras hispáni- tigua, la árabe-ninguno de los dos entra en la discusión=-
cas que oponía Menéndez a Revilla carecen de relieve y; y la moderna subdividida en escolástica y neo-platónicos.
prestigio antagónico en sus páginas. No, de importancia De estos últimos dice:
COIllO pensadores insignes. Lulio, 'el más extensamente es- "Insistimos, pues, en que no fundaron ninguna escuela
tudiado, es magnífico pero para lucimientos de' ingenio. filosófica ni Foxo Morcillo con su armonía entre Aristóte-
Vives tiene filosofía aunque incompleta; y Suárez, buena les y Platón, cuestión nada nueva como creen dichos se-
figura insercional del tomismo, no ha títulos para ser lla- ñores [Menéndez y Laverde], y que por el contrario, fué
mado escolarca. Tan no los tiene que se dispara ya direc- tema muy general, en el que sobre todos se distinguió Be-
tamen te contra Menéndez esta rotunda aseveración: "El sarión, sin que con él pueda compararse nuestro filósofo;
suarismo,como sistema filosófico en frente del tomismo. ni Francisco Sánchez con su escepticismo, general efecto
carece absolutamente de fundamento" (9). de la destrucción de la escolástica; ni doña Oliva con el
sensualismo que no es tal, ni Gómez Pereira con el "cogito"
La controversia, tras las "concesiones", Ilamémoslas así, que ni es, base del sistema cartesiano ni pretendió su fun-
de Pidal e indirectamente de su ilustre mentor dominicano, dador haber sido él quien primero hizo el argumento.
entra en nueva fase, El cubano Perojo, uno de los muchos (San Agustín y otros Padres de la Iglesia lo habían dicho
germanizados de entonces va a ser quien, introduciéndose muchos siglos antes) ... ".
en la fisura abierta entre los vivistas y 'anti-vivietas, la re- A continuación cita filósofos que en otras naciones re-
anime, mientras Menéndez que recorre lleno de ilusión la presentaron el renacentismo y que son comparables con
riente Sede del Renacimiento, irá haciéndole frente desde los de casa. Pasando ya a hablar de Vives, observa: "Vives
los hoteles y bibliotecas -de su tránsito-"desde una posada es el más importante de nuestros pensadores, pero no fun-
veneciana" que sabemos era el Hotel de Homa en el Gran da escuela. Su pensamiento tiene dos períodos, escolás-
Canai-i-, 'pil'ueba la más indiscutible de SIU portentoso saber- tico entusiasta primero y neo-platónico después. Méritos
y erudición. para ser orgullo de nuestra patria, le sobran: es un pre-
Con el título "La Ciencia Española bajo la Inquisición" cursor del libre examen, pero, ¿precedente histórico de
asienta en "su" "Rev. Contemporánea" (15 abril 1877; an- Bacon? Sin detenernos a explicar los precedentes ,de Bacon
tes de la Historia del P. Zeferino según eso) esta propo- que son Ocoam y Scot, casualmente ingleses los dos, ¿ cómo
sición: Debido a la parálisis provocada por la .Inquisición puede deducirse de, Vives neo-platónico, Bacon experimen-
no hay movimiento científico en España. En el desarrollo, talista ?, .. ".
y viene ahora algo más intencionado: la conformidad
(IJ) Algún grave autor alemán de nuestros días alega al P. Zeferino (10) Se habrá observado el empeño de los primeros krausistas en pre-
('01110 urgumento en contra de la diferenciación filosófica de Suárez. No hay sentar a la Bspaña pre-inquisitoriul como fautora de las ciencias. Las rlo~·
(¡Iltl suponer que, al menor fundamento o asomo de carácter propio científico dichas científicas empiezan con Felipe n. El fenómeno se ha visto repetido
11110 hubiera tenido, sus connacionales "todos" se iban' a apresurar a con- en nuestros días con los nietos intelectuales del krausísme, que, como BUB
.111'111\1'10. y de rechazo, i qué hermosa confesión érta del P. Zeferino, de que abuelos han hecho gala" hasta para insignias y eondecoracíones, de su l'(!-
Ilul' tnmismoa moderados en los que cabo holgadamente el suarismo, al que conciliación con la España pre-filipense. Evidentemente, se ha abierto ¡)IIMO
11'1'(1 lilo. l.'omÍls "de punto de partida, de base y de norms."].
el concepto del "auetracísmo", •
,/OA(1 111N 111lA 1\'/'/1
I.A JlII.UMOFli\ I~SI'''NC)I..\ .~oa
1{lhJ dl'/tClIhl'C Perojo entre Hevilla y Pidal, tratando de ha-
IIJlII 10 (,lUC dijo, Y que tanto C11 sus ascrcíoucs 1)1\1'·
liluü
('('l'In valer en párrafos bien calculados para empeorar la
!ilUSO de Mcnéndes, Entra, pues, en diálogo con el pon-
Iloulures como en los grandes conceptos históricos y cuí-
turales de renacimiento, de fllosofía cristiana, de tomismo
dorado Pidal, que resarce a la alta crítica de las audaces
y la verdad integral, de los varios sistemas que esmaltan
petulancias del inexperto jovenzuelo, y establece-el lec-
la escolástica-el suarismo entre ot1'OSy bien diferenciado,
tor dirá si con fundamento-identidades de apreciación en-
tre él y Revilla: para ser contradicho, ya directamente, por el P. Zeferíno
en su Historia=-, de las relaciones entre la fe y la razón,
"Por más que se haga, fuerza será reconocer que salvo de, la justa libertad y autonomía de la ciencia, de filoso-
los que siguieron las corrientes escolásticas, ninguno logra
fías nacionales, muy pocos de sus contrincantes le podían
fundar escuela ni alcanzar legítima influencia." Así escri-
dar lecciones, He aquí uno de esos párrafos que imparta
bió Revilla ciñendo la cuestión a las edades más próximas
además una apreciación de la escolástica y aseveración,
a nosotros, y algo muy parecido viene a ser la conclusión
anteriormente a Pidal, de la misma como la primera, cuan-
de Pidal. Digo la conclusión, porque' los prenotandos, el tono
titativamente al menos, filosofía hispánica:
y el complejo ideológico en que vienen envueltas, ya son
"Aquí tiene usted explicada una de las causas de lo que
otra cosa. Pidal dice creer pero no cree práctica ni teó-
en mí pudo parecer ligereza o desdén respecto al tomismo.
ricamente en filosofías hispánicas extra-tomistas. Aparta
incluso los ojos para no llegar a tener que verlas. Por algo Yo hablaba entonces como bibliógrafo español, nada 'más.
había dicho Menéndez: "Yo no niego que una de las cau- Los tomistas no me servían para el caso; era necesario
sas ocasionales de la declinación parcial .de la ciencia es- presentar filósofos de gran originalidad de pensamiento,
pañola en el siglo XVII fuera la intolerancia; pero no la bien o mal encaminada, que de esto hablaremos luego. Por
eso acudí a Séneca, a Averroes, a Maimónides, a Lulio, a
de la Inquisición tan sólo, sino más bien la de las escuelas
y sistemas prepotentes, harto más dañosa, como usted [La- Vives, a Fax, a Suárez y a algunos más, sin desdeñar, no
obstante, la escolástica, a la cual varios de ellos pertenecen,
verde] apuntó en uno, de sus estudios críticos." Recuér-
y de la cual dij e que era no una sino dos terceras partes
dese este párrafo cuando más tarde, no ocupada como aquí
de nuestra filosofía. Pero de estas dos partes hice gracia
por la oposición heterodoxa que le necesita entero, de sa-
a los contrarios, e insistí en la tercera, en la más curiosa
lida a su concentrada cólera en otra discusión en que sus
contrincantes hacen gala de ortodoxia. y menos estudiada hasta ahora, en la de los pensadores
independientes." iTodo menos un gesto de incomprensión
y 'exclusivismo en Menéndez y Pelayo!
Las contestaciones de Menéndez a Perojo (por interme-
Repetimos: El punto flaco de la actuación del bravo
dio de Pidal) apenas añaden a lo doctrinal de la cuestión.
c'ántabro-una vez por lo menos durante la polémica se
Discuten puntos como los procedimientos de la Incluisi-
ción y su actitud y relaciones con la ciencia. En lo que ve Menéndez provinciano y se contrapone irónico a los de
directamente responde a Pidal justificando sus maneras la culta capital-estuvo en haber aceptado el desafía en
de enfocar la polémica y las afirmaciones que en el de- el más desfavorable de los terrenos y con nociones arbi-
curso de la misma fue emitiendo, es de una madurez y trariamente impuestas por el adversario. Aun así, fue un
precisión doctrinal notables. Punto por punto y extreman- coloso en la aportación de datos y en ciertas apreciaciones
do la cortesía ante los que más eficazmente habían tron- de conjunto. Le faltó insistir en la caracterización del pen-
chado sus planes. de una filosofía. nacional brillando en samiento que proclamaba y estudiarlo comparativamente,
hibliotecas (11), manuaIes y cátedras, va <lemostrando que deslindando antes las ciencias de la naturaleza y las del
espíritu, con estos u otros términos equivalentes. Bien 'están
--- los parrafitos con que definió la fisonomía mental que nos
(11) Las bibliotecas filosóficas, el suefío dorado de Laverde y Menén- ocupa: "la filosofía española ortodoxa es crítica y armó-
doz, empiezan, y no ya como de filósofos nacionales, por el 1870 con la
"Biblioteca Filosófica" de Medina-Navarro. Más tarde vienen la "Colección
¡lo l<'ilósofos Modernos" o "Bib!. Perojo! (i878), la "Bib!. Económica Ninguna de ellas ha resuelto de lleno la magna cuestión que plantearu
lfilosófica" (1880), la "Bib!. Científica Filosófica" (c. 1898), "Colección ÓIl Laverde y patrocinara Menéndez, ya que el tomo 65 de "Rivadcnovru'
1I'lIól:lofosEspafíoles y Extranjeros" (c. 1910), "Bibl. de los Grandes Filó- (1873) no puede ser tenido en cuenta para lo dicho. En lo que l'Cl;PCC,j 11
N()I'Oli JilRpafíoles" (c. 1914), "Bib!. Filosófica" (c. 1917, en Barcelona). En- a las cátedras algo se ha hecho con la creación de las de Vitoria (Salamnu-
j I'el llJ1l0-11:1i30 salen las de "Revista de Occidente", la "Nueva Bibl, F'ilo- ea), Vives (Vnlencia) , Menchaca (Valladolid), Suárez (Granada), Lull (I'lH-
HMIC'II", lit "Laoor", la de "Filósofos Españoles" de E. Ovejero, etc., etc. cuela Ln!lística Mallorquina en Palma). La filosofía española como tul
aún no ha llegado a tenerla. ¿Es porque tampoco ha triunfado la tesis?
JOAQUÍN IRIARTE

nica; la filosofía española heterodoxa es panteísta y corno


tal cerrada y exclusioa": pero evidentementeeso es poco;
iba muy de vuelo el escritor. Y ya para terminar:
La gran polémica no cuaja en estudio alguno funda-
mental que quede como hito indicador para las cuestiones
que en torno al tema se susciten. M.enéndez prometió uno
sobre Vives, que luego no apareció y que pudiera ser el que
Bonilla publicó más tarde (1903). Trabajos histórico-críti-
cos de la aportación hispánica y esfuerzos por caracteri-
zarla en magnos conceptos generales, bien confrontados
por otra parte con los de otras filosofías colectivas, aun
sin solventar la' cuestión, hubieran cerrado de una vez el
paso a la divagación y a la literatura. Hubieran dado al
menos el cauce y el ancho máximo dentro del cual hubiera
de buscarse la tan deseada solución. No diré yo que se ha
perdido el tiempo-me ciño, y lo repito una vez más, al
tema "filosofía"-; Ipero les cierto que, después de este pri-
mer choque, siguen los espíritus hablando del argumento en
dispersión máxima de datos y conceptos, sacando conclu-
siones sin sentar antes las premisas histórico-críticas, y
dando 'Suelta a la intuición creadora y al "dílettantismo".

¿ Quién venció a quién? A esta pregunta-casi pueril


por las precisiones y contornos que pide-, contesta el co-
mienzo del siguiente¡ artículo, complementario de éste, y
que recoge el estado de opinión que se formó una vez ter-
minada la primera fase de la contienda. Esta, por lo de-
más, sólo ha comenzado. Son cinco o seis los capítulos que
nos va a dar Menéndez en el plan de este trabajo,

JOAQUÍN IRIARTE.

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