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BIOGRAFIA DE ANTONIA SANTOS

María Antonia fue la quinta de once hijos de Pedro Santos Meneses –uno de los
fundadores de la parroquia de Pinchote en 1782- y Petronila Plata Rodríguez. Fue
bautizada el 11 de abril de 1782, siendo sus padrinos Casimiro Gómez y Casilda
Plata.

Su niñez y juventud discurrieron, al lado de sus padres, en la hacienda de El


Hatillo en Coromoro Santander, recibiendo la educación y formación usual de las
mujeres de su época: labores propias del hogar y del campo, la religión católica y
prácticas piadosas y conocimientos de aritmética, escritura, gramática y lectura
pero en un ambiente de rebeldía y descontento pues en la provincia del Socorro
de la Nueva Granada (hoy departamento de Santander). Era manifiesto desde
años atrás el más grande descontento social y económico contra el gobierno
colonial, que se proyectó en el movimiento de insurrección de los comuneros de
1781, y la familia Santos Plata estaba vinculada fervorosamente desde los
primeros momentos a la lucha en favor de la emancipación del Nuevo Reino de
Granada. Antonia, la mayor de las hijas, asume la representación moral y material
del hogar, al morir su madre, doña Petronila Plata Rodríguez, en los primeros
meses de la Reconquista.1

Lucha

Antonia Santos Plata preparó y sostuvo la guerrilla de Coromoro o de Santos que


fue la primera que se organizó en la Provincia del Socorro para luchar contra los
invasores españoles combatiendo el Régimen del Terror y apoyar al ejército
patriota en la Campaña Libertadora de 1819, dastacándose por ser la más
organizada y la que peleó más bravamente durante los tres años de la
Reconquista, teniendo como centro de actividades la hacienda El Hatillo de la
familia Santos Plata.

Fueron jefes de esta guerrilla, su hermano Fernando Santos Plata, José Gabriel
Tobar, Camilo Gaona, José Manuel Ruiz y otros. Inicialmente la guerrilla tuvo
cuarenta miembros, y posteriormente aumentó con las gentes que se fueron
integrando a medida que el terror de la Reconquista penetraba en todos los
pueblos.1

Prisión y martirio

El 12 de julio de 1819, el destacamento militar español, comandado por el capitán


Pedro Agustín Vargas, llegó sorpresivamente a la hacienda de El Hatillo, y en la
casa principal de la familia aprehendió a Antonia Santos, a su hermano menor
Santiago y a su sobrina Helena Santos Rosillo junto con dos esclavos, siendo
conducidos inmediatamente a Charalá, pasándolos por Cincelada y, por último,
fueron llevados a la población de Socorro, en donde fueron encerrados en los
calabozos de la cárcel junto a otros numerosos detenidos por razones políticas.

Antonia Santos prefirió la muerte que la delación y el día 16 de julio de 1819, en


un breve sumario, le fue dictada la sentencia de muerte junto a los próceres Isidro
Bravo y Pascual Becerra, como enemigos de la causa del rey y reos de lesa
majestad. El 27 de julio fueron puestos en capilla como condenados a muerte.

El 28 de julio de 1819, a las diez y media de la mañana, Antonia Santos fue


llevada al cadalso, ubicado en un ángulo de la plaza del Socorro, junto con sus
compañeros Pascual Becerra e Isidro Bravo; iban acompañados por el cura de la
parroquia, presbítero N. Torres. A la heroína la acompañó su hermano Santiago
Santos, a quien le entregó sus alhajas de oro y su testamento; al oficial que
mandaba la escolta le obsequió el anillo que llevaba puesto. Un sargento la ató al
patíbulo y le vendó los ojos, se dio el redoblante y la escolta hizo fuego,
consumándose así su muerte.1

Aún con Antonia Santos en prisión y en el cadalso, la guerrilla de Coromoro


continuó enfrentándose al ejército realista: en los primeros días de agosto de
1819, impidió el refuerzo a las tropas reales de José María Barreiro, que luchaban
en los campos del Pantano de Vargas y Boyacá, siendo estas acciones decisivas
para el triunfo de los patriotas y la culminación de la Independencia.

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