UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN DE AREQUIPA HOJA DE
E.P. DE RELACIONES INDUSTRIALES TRABAJO
FUNDAMENTOS DE DERECHO DEL TRABAJO Integrantes: 1.- Gutiérrez Flores, Ivette Yadira (Capitulo N° 14) 2.- Quispe Guzmán, María Emilia 3.- Ramos Canqui, Claudia Elisa 4.- Rojas Sánchez, Lucia del Carmen
OTROS PRINCIPIOS
Principio de la continuidad de las Relaciones Laborales
Según Carlos Ballesteros el cual refleja una aspiración social y es que existan fuentes de empleo para la totalidad de la población productiva y, además, que éstas tengan posibilidades reales de ser conservadas en el tiempo, por lo que su efectividad está ligada a toda una serie de medidas de política económica y social que lo posibiliten, por lo que se puede afirmar que una simple reforma legislativa no genera empleo ni logra hacer realidad este principio. En otras palabras, mediante una ley no se pude decretar la disminución de la tasa de desempleo. Sin embargo, en este aspecto es importante la labor legislativa y jurisprudencial a fin de evitar desmanes y abusos en que pueden incurrir los empleadores y por ello la consagración normativa puede permitir desarrollar tendencias que en determinadas condiciones permitan hacer efectivo el principio. Doctrinaria y jurisprudencialmente se ha entendido la estabilidad en un doble sentido, a saber: Estabilidad absoluta: como la imposibilidad de desvincular a un trabajador, salvo la existencia de una justa causa. En el evento que el empleador desvincule al trabajador sin existir la justa causa estará obligado al reintegro. No existe pues, una estabilidad absoluta en todo el sentido de la palabra (imposibilidad de que termine una relación laboral), pues toda legislación debe prever circunstancias que permitan romper el vínculo laboral. Si se permitiera extremar el concepto, se podría llegar a situaciones tan aberrantes como la esclavitud. Según Luis Lizama portal y José Ugarte cataldo, El principio de la continuidad postula que, para proteger efectivamente el bien jurídico trabajo, las normas del Derecho laboral deben procurar dar firmeza y permanencia a la relación jurídica laboral. “El principio de continuidad de la relación laboral no tiene cabida en nuestro orden jurídico, ni en términos positivos ni implícitos (...) porque una vez que se ha hecho posible pactar contratos de carácter temporal, sujetos a plazo o condición, sin expresión de causa, la continuidad de la relación laboral queda resentida en su base”. El principio de obrar de buena fe Según Luz Pacheco Este principio se concreta en el deber de obrar de buena fe, que puede definirse como la disposición personal de realizar las prestaciones voluntariamente asumidas, con probidad en la ejecución y efectiva voluntad de correspondencia a la confianza ajena, que excluye el engaño y cualquier finalidad que pudiese alterar el equilibrio de la relación contractual. Este modelo de conducta, que permite lograr una convivencia pacífica y próspera entre las personas de una comunidad. Se concreta en la confianza o esperanza de una actuación correcta de la otra parte, así como en la lealtad en los tratos y en la fidelidad a la palabra dada. Es uno de los pilares del mundo jurídico y un presupuesto de la convivencia civilizada. Se trata de la “manifestación más importante, de la responsabilidad objetiva por la conducta negocial. Este principio-deber tiene su fundamento último en el respeto debido a la dignidad humana, porque quienes celebran y ejecutan un contrato dan cauce a sus fines, intereses y aspiraciones, que derivan de su naturaleza racional. La falta de probidad o de lealtad equivale a instrumentalizar a la otra parte para lograr el propio beneficio, es por eso que tiene su fundamento en el respeto debido a la dignidad humana. En el ámbito laboral este deber tiene particular importancia ya que el trabajo no es sólo es base del bienestar social sino un “medio de realización de la persona”. En consecuencia, cada parte del contrato está obligada a cumplir con los compromisos adquiridos porque debe reconocer la igual autodeterminación de la otra, con todo el contenido ético, jurídico y social que comporta este acto. Según Javier Arévalo, este principio nos dice que las partes de la relación laboral, entiéndase trabajador y empleador, deberán actuar de una manera leal, respetando determinados valores, como honradez, lealtad, confidencialidad, es decir, respetando buena fe uno del otro. En el caso del contrato de trabajo, resulta de plena aplicación el artículo 1362 del Código Civil, el cual establece que “los contratos deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena fe y común intención de las partes". En el contrato de trabajo la Buena Fe resulta ser un elemento que relaciona a las partes, para que dentro de un clima de confianza mutua cumplan sus obligaciones. Principio de centralidad de la persona del trabajador Según Humberto Podetti El principio de centralidad de la persona del trabajador. En el derecho privado actual como una consecuencia de la valoración de los derechos fundamentales, que ‘‘son la forma contemporánea de los derechos naturales’’ (Lorenzutti), se entiende a que, actuando aquéllos a modo de un núcleo en el que la persona sea su centro, giren a su rededor los derechos iusprivatistas. Ello se expresa en la centralidad de la persona. Esa centralidad actualmente se visualiza con notable nitidez en el derecho de daños, en donde el ‘‘arquetipo es hoy la persona’’, ya que ‘‘no se trata de ubicar el daño en la cosa-cuerpo y luego señalar su propietario, sino advertir de qué manera el perjuicio a la persona referente sobre una relación con su sistema de pertenencias’’. Con anterioridad a esa focalidad personal concretada en el trabajador, el derecho del trabajo, tras una evolución por demás conocida, ve a la relación contractual de trabajo como la única ‘‘de carácter patrimonial que implica de modo directo a la persona, la personalidad y la libertad misma del trabajador, en tanto que deudor de trabajo’’ (Villa, Luis Enrique de la, y otros). Relación aquélla, en la que la ‘‘intimidad de la conexión entre su objeto y su sujeto hace que la prestación de trabajo sea personalísima en sentido jurídico estricto, noción distinta y que no debe ser confundida con la más bien sociológica de que se dé una relación personal (especial, más intensa que la ordinaria) entre las partes del contrato’’ (Alonso Olea). Se trata de una relación caracterizada por una ‘‘implicación de la persona del trabajador en el trabajo prestado a otros’’, ‘‘tanto por la subordinación del trabajador al empresario y su entrada en la empresa, como por la dependencia de la vida del trabajador y de su familia de la retribución, que es su único medio de sustento’’
El principio de conservación del contrato
El principio de conservación del contrato no es exclusivo del contrato de trabajo, sino que se lo encuentra como ‘‘principio general de derecho contractual para que éste surta todos los efectos queridos por las partes y querido por el ordenamiento jurídico’’ (Alonso Olea). En el derecho privado contemporáneo, el principio de conservación se orienta ‘‘a preservar hasta donde sea posible lo programado por los contratantes al formalizar el acto’’. Sus efectos prácticos se proyectan en favorecer la invalidez y la ineficacia parcial, resguardando y perpetuando la virtualidad de la parte que no debe frustrarse; buscar la continuación posible y razonable del negocio, adecuándolo a realidades sucesivas diversas, sin desembocar sin más en la resolución, solución ésta última que no es bien vista, por emerger como la más drástica, disfuncional y onerosa. Tradicionalmente, al principio de conservación del contrato de trabajo se lo ha vinculado con la estabilidad y con la forma clásica de una relación a tiempo completo, en el mismo lugar y para toda la vida. Positivamente, ello se tradujo en el principio de la duración indefinida de la relación. Tal principio aparece atemperado por la proliferación de contratos laborales de duración temporal, al extremo de que ha llegado a plantearse ‘‘la razonable duda de si tal contratación sigue siendo la excepción a la regla o si, por el contrario, está en trance de convertirse ella misma en regla’’ Principio de Continuidad Según Javier Arévalo, parte de la base de que el contrato de trabajo es un contrato de tracto sucesivo que no se agota con una sola prestación, sino que tiene vocación de continuidad en el tiempo. Este principio busca la conservación del vínculo laboral en beneficio del trabajador hasta que surja una causal prevista en la ley que origine su extinción. Javier Arévalo citando a Vásquez Vialard, comentando las bondades del principio comentario, nos dice: “Produce beneficios no solo al trabajador, los ya indicados, sino también para la comunidad empresarial que tiene interés en evitar alto grado de sus integrantes, dado el costo (no solo económico) que significan las tareas de reclutamiento, aprendizaje, experimentación de las personas que se incorporan a la misma. Ello lleva por parte a que esa continuidad, que se traduce por lo general en una mayor experiencia, se concrete en un premio a la antigüedad (los llamados plus a los que establecen en general en los convenios colectivos) Principio de Razonabilidad Según Javier Arévalo, nos dice que este principio nos enseña que las actitudes humanas siempre tendrán un límite frente actitudes arbitrarias durante el desarrollo de la relación laboral. Javier Arévalo que cita a Plá, “El principio de la razonabilidad consiste en la afirmación esencial que el ser humano en sus relaciones laborales, procede y debe proceder informe a la razón". Según Bidart Campos sostiene que «lo opuesto a la razonabilidad es la arbitrariedad”. Así entendido, el principio es una exigencia de justicia jurídica. El mismo doctrinario apunta, precisamente, a la equivalencia del concepto a la garantía del debido proceso sustantivo, de lo que se sigue que su finalidad es “resguardar al valor justicia en el contenido de todos los actos de poder, y también de los particulares. Principio de indisponibilidad Según Plá Rodríguez El principio de indisponibilidad resulta de la restricción dispositiva individual del trabajador, y que como irrenunciabilidad consiste en la ineficacia de un acto de voluntad suyo para hacer ‘‘abandono de un derecho reconocido a su favor’’. Llevado a su extremo, este principio colocaría al trabajador como un ‘‘menor tutelado’’, cuando lo que debe perseguirse es su promoción integral, y que en lo jurídico se logre que sea de verdad sui iuris. De ahí que esa indisponibilidad ceda en la celebración de un negocio liberatorio, en el cual se garantice su libertad de decisión por el acompañamiento de la respectiva entidad sindical o del contralor del negocio por autoridad administrativa o judicial. El principio de la libertad sindical Según Santoro - Passarelli en la dimensión interna, el principio de la libertad sindical legitima frente al Estado y frente a los empleadores el ejercicio individual y colectivo de la actividad sindical, sin otras restricciones que los impuestos por el orden jurídico en función del bien común. En lo individual, el principio faculta para incorporarse o no incorporarse a un sindicato; en lo colectivo, a constituir el sindicato, organizarlo y actuar externamente, sin prohibiciones estatales ni injerencias o discriminaciones de los empleadores. BIBLIOGRAFÍA -Arévalo J., Tratado de Derecho Laboral, 2016, Lima, Perú, editorial Instituto Pacífico, p.104, 105, 108 – 109. - Ballesteros C. Vigencia de los principios del Derecho en un mundo globalizado. Colombia: Ed. U. Medellín p. 124. - Pacheco L. (2015) Los principios del Derecho del Trabajo. Lima, Perú: Ed. Pirhua. - Podetti H. Los principios del Derecho del Trabajo. Buenos Aires, Argentina: Ed. S.n. P. 145 y 150. -Bidart Campos, G.J. (2008). Compendio de Derecho Constitucional. Buenos Aires: Ediar. -Lizama portal, L. y Ugarte Cataldo, J. (1998). Interpretación y derechos fundamentales en la empresa. Santiago. Editorial Jurídica Conosur Ltda. págs. 123 y 124. -Plá Rodríguez, A. (1978). Los principios del derecho del trabajo, 2a. ed., Buenos Aires.p.143 -SANTORO-PASSARELLI, F., (1983). Nozioni di Diritto del Lavoro, 33a. ed., Nápoles.p.128