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EL SOLITARIO DEL MONTE CELIO

y SU CATOL1CISMO ESTETICO
REN AN IANO·(*)

"Como mis padres, he venido inscribiéndome ofi-


cialmente católico; pero ello es cosa de sim-
patías y de cierta condescendencia tradicional; no
es filosofía."-SANTAYANA.

'Tiene ochenta y nueve años; los cumplirá el 16 de diciembre


de este año de gracia de 1952 en aquel amable rincón del Celío,
cerca de San Stefano Rotondo, donde las religiosas de la Pe~
queña Compañía de María, vulgo "The Blue Sísters" o Monjas
Azules, dirigen una clínica bastante lujosa y bien acreditada 1).
En dicho establecimiento, llamado Hospital del Calvario, se
aloja hace unos doce años este egregio pensador de habla inglesa
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y sangre española. Allí prolonga su atardecer glorioso Jorge
Ruiz de Santayana y Borrás, que, en un ángulo del edificio, con
orden terminante de no dejar pasar a su aposento sino a las con-
"\.

tadísimas personas que él determinare en cada caso, lee y tra-


baja. La edad de Platón la ha rebasado ya; Platón no llegó a ser Jorge Ruiz de Santayana
el nonagenario que este mismo año de 1952 empezará a ser San-
tayana. Pero su sabiduría, ¿la habrá alcanzado igualmente San-
tayana? Es una pregunta que acaba de formularse en Londres
a propósito de su último libro, titulado "Dominaciones y Potes-
tades".

(*) El presente artículo, escrito y mandado a la Dirección de la Re •.ista meses


antes de la muerte del ilustre finado filósofo, se publica sin retoques, en una redac-
ción hoy algo anacroriizada, pero fehaciente de que el estudio se destinaba a un señor
vivo; no, a un muerto indefenso.
1) El detalle de su misterioso alojamiento en una casa de Religiosas, tiene ya
hi.toria. En la presentación de la traducción del librito de Santayana "La Idea de
Crleto en los Evangelios" (1947), se le supone al autor haciendo vida podo menos
que de religioso profeso, "preparándose para la muerte' en un convento de Roma",
lo que pudiera aparecer como una recoorlendación del contenido depurado y cristia-
"lalmo del libro. Los lectores de este artículo sabrán a qué atenerse en éste y
u/roa I)Unt08 pertinentes a la religión de Santayana.

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m. SOLITARIO DEL MONTE CELlO y SU CJ\'I'OT.1ClSMO, g'I'C;, 29

Alguna vez por declaraciones que hace a la prensa, y que In,


poderosas agencias se encargan de 'airear, o con ocasión de 10$
libros que todavía redacta 2), se acuerdan los norteamericanos
del profesor, cuyas obras saludaron con admiración hace cua-
renta años, y vuelven los ojos al rincón en que se esconde ahora.
Por lo demás, escribe y calla, dejando que su ancianidad tras-
curra tranquila-como tranquila trascurrió su vida toda preté-
rita-, cerca relativamente del Tíber. el río que ha visto más
historia en el mundo, y más cerca, moralmente al menos, de
"Santa Maria sopra Mínerva", en que según indica, le encanta
tanto o más lo que queda abajo que lo que está arriba, es decir,
la cultura greco~romana representada por Minerva. Profesor en
otro tiempo de Harvard, lejos de su América desde 1912, ha
peregrinado por Europa, con morada primero en Inglaterra, es-
tandas varias y prolongadas en Avila hasta el año 1928, para
terminar estableciéndose en Italia, en el norte primero, junto a
los Dolomitas, y en Roma después, al modo de los emperado-
res cuando se cansaban de hacer historia. Ninguna ciudad tan
evocadora de la latinidad; la que, nos asevera, es ..sentido de la
vida sano, humano y exento de hipocresía"; y que acaso se la
exacerbaron un poco sus amplios contactos con las poderosas
razas anglosajonas, entre las que por otra parte ha vivido ro-
deado del más alto prestigio. Y en ningún sitio mejor que en un
convento podía él contentar la esquivez que desde niño le ha
dominado. El filósofo ha tenido en él la silueta elegante y un
tanto egoísta de un alma, que para mejor oírse, se aparta del
mundo, y se acoge, según frase suya, •.al retiro monacal", de-
jando que le bauticen con el sobrenombre de "el filósofo monje".

* * *
Santayana es autor de varios libros de poesía, con lo que
está dicho que es poeta; alguna vez ha podido ser novelís-
ta, p. e. en "El Ultimo Puritano"; alguna otra vez, autor dramá-
tico, vgr. en su "Lucifer", que si al tiempo de su representación
en Chicago, 1898, lo llamaba tragedia teológica, al tiempo de las
Memorias tiene la designación de "drama extravagante". Pero
sobre todo es y se siente filósofo. Es ello lo sustantivo en él.
Aun cuando escriba novelas, lo hace en filósofo. Tanto que, se-

2) Tres que yo recuerde en los últimos ocho años, y son: Dos tomos relativos
a su autobiografía, 1944 y 1947, y un volumen que titula "Dominaciones y Potes-
tades" (1951), que en el Suplemento Literario del diario THE TIMES de Londres
ha tenido una reseña extensa, llena de deferencias tipográficas, pero en el fondo
menos favorable (12 de octubre de 1951), Los que se anuncian para publicarse
póstumo.s serán: el tercer tomito correspondiente a la autobiografía, y un volumen
de poesías, con el que su contingente' poético, considerable ya de antes, quedará
enriquecido.
n.¡ JOAQUÍN IRIARTE, S. l. gr. SOl,lTARIO DH1. MON'l'B CIILlO y SU CJ\TOI.lCWM'O, 1\'1'(., t)

WIIl hemos visto en el lema de este estudio, al hablar de su relí- experimentar, y que en parte los ha escrito en "El Ultimo Ptll'!
116n tiene distingos que oponer, según considere el caso como tano" y en el primer tomo de la Autobiografía, cap. XI. Ollfll
fil6sofo o no filósofo. especialmente, ya que la letra del discurso no excluye -..l 101-1 d\~.
Sentimentalmente es una cosa, y otra filosóficamente, cuando más protestantismos, hecha como está la estimación religiosa en
lleva la crítica a sus grados máximos. El último término y la ins- términos generales.
tanda última de sus actos y de sus ideas y aun de sus aspira- Se concederá que este modo de apreciar la actitud relígíosa
lones es el racionalismo, que ha entrado penetrante y decisivo anglosajona, arguye en Santayana mucha libertad de espíritu.
en los análisis que ha hecho de la cultura en sus aspectos varios: pues el hablar así, sin más miramientos que los debidos a la sínce-
arte, ciencia, sociología, religión, vivir diario, cinco grandes te- ridad del propio escritor y crítico, pudiera enajenarle la voluntad
mas que han sido objeto de estudio en otros tantos libros suyos. de no pocos de sus lectores, cuya benevolencia tiene que impor-
Quedémonos ahora en sus análisis del ser religioso, y en ese tarle no poco, pues que de ella vive.
registrarse suyo católico por las rutas de la vida.. que como se Su profesión de católico resulta por otra parte bien extraña,
sabe han sido casi todas por países de lengua inglesa. Cuando se porque en su vida toda, desde el fin de sus estudios superiores en
dice católico, lo dice para los anglosajones entre los que están sus Boston, ha hecho gala de seguir filosofías que en la constitución
lectores 3). No sólo ha vivido entre ellos, sino que los ha estu- del universo no admiten más principio que la materia, llegando
diado en su temperamento, en su historia, en su política y cul- en esto a expresiones categóricas que se han hecho célebres: "En
tura. Dos de sus libros se refieren al carácter y modo de ser de filosofía natural soy decidido materialista, y a 10 que Creo, el único
los americanos, y uno estudia la peculiaridad británica; y todos que queda" 6). Si pues a pesar de confesión tan franca se dice
tres van escritos no ya con conocimiento de causa, lo que se deja católico, cuando tan fácil y lógico hubíérale sido declararse indi...
suponer, sino con gracia un tanto picante, resultando su lec- Ierente, es que encuentra en ello alguna necesidad que cumplir,
tura para los primeros de sabor bien agridulce 4). La experien- Santayana halla en el. catolicismo afinidades y resonancias ínti-
cia americana puede decirse desde luego que no le satisfizo: pero mas que no le permiten renegar de él. Dice en su autobiografía
la verdad es que en América publica sus libros y allí sigue estan- que impulsó a alguien a hacerse católico, y. aun lo apadrinó en
do su auditorio. el bautismo; habla también de haber sentido en ocasiones cierta
Cuando Santayana habla, y es muchas veces; de la religión santidad ... pagana. Recuerda en todo esto a su profesor [ames,
dominante en el mundo anglosajón, aun es más duro que cuando que preguntado si se le alcanzaba algo de los altos fenómenos
describe su carácter. Encuentra el protestantismo un poco o un' místicos en cuya crítica se había metido, -contestaba que al me-
mucho deshumanizante; desde luego mucho más deshumanizante nos sentía extrañas simpatías por la mística. Santayana hace al
que el catolicismo, y con postura demasiado seria para el poco catolicismo objeto no sólo de fríos estudios, sino de muestras de
fondo cristiano que posee. ¡Para qué tanta seriedad, observa el efecto; pero al mismo tiempo tiene graves objeciones que opo-
muy hispánico, donde hay tan poca docilidad¡ En otros térmi- nerle. Lo admite pues y no admite; un distingo no muy fácil de
nos, ¡a qué viene cubrir con hipocresías cristianismo tan paqa- explicar; algo así como lo de la doble verdad que debatían los
no! .5). Al hablar así, debe referirse especialmente a los adustos averroístas de los siglos medios.
protestantismos de tipo ginebrino o calvinista que le ha tocado Es un caso de simpatía, de afición, según su frase. No es el
primer caso de esta clase que registra la historia; y ya lo insinúa
el mismo, cuando observa que su adhesión al catolicismo, a pc-
3) En la Argentina se le han publicado traducciones castellanas de: la Autobio-
grafía; "Diálogos en el Limbo", "El Egotismo en la filosofía alemana"; "Tres poetas sar de ser de orden estético, nada tiene que ver con la de los ro .
filósofos"; "La Idea de Cristo en los Evangelios"; "El Ultimo- Puritano". Se prepara, mánticos o de los medievalistas, que también era estético, y bus .
además, la traducción castellana de "Dominaciones y Potestades". Acaso haya más
versiones que yo ignoro allá mismo o en Méjico o en alguna otra república hispano-
caban en el orden religioso católico fuentes de inspiración artís-
americana.
4) Sobre los americanos tratan los libros: "Carácter e Ideasen EE. UU." (1920),
6) Como la frase por lo franca y dura ha sido citada muchas veces, héla nt¡111
"El Ultimo Puritano" (1935); sobre los ingleses: "Soliloquios en Inglaterra" (1922)'_
en su expresión original "Now, in natural philosophy, 1 am a decided marerlallat,
Claro que en estos estudios, queda mejor parada Inglaterra en cuanto respecta a
apparentIy the only one living". Escepticismo y Fe animal. prefacio. No es mCnOA
la vida cultural y política. Los americanos en vista de que los censura con dureza,
dura esta de la Autobiografía, t. II: "1, being a materialist, cynic, and Tory 11\
le han dicho "su hijo pródigo", pero siguen leyéndole. El alma inglesa ha merecido
por parte de Santayana
de "Soliloquios",
frases lisonjeras,
que es el de las alondras
y pasará a la-s antologlas
Shelleyanas.
el C'\P. XXVI
philosophy, never dreamt of rebelling against the despotism of nature",
dres, 1947).-En
fuerza Santayana
el cap. 6 de los Preliminares
p. 163 (Lon
de Dominaciones y Potestades, se
en hacer ver que se puede ser al mismo tiempo mnterlnll~tll y
r.
5) "Breve Historia de mis Ideas". Cf, también "La Razón en la Religión", cap. VII
religioso. ¿pué duda cabe? Buena prueba es de ello lo que decimos en el 11IeNruI
(Londres, 8. f., pero seguramente "de 1922-3; 279 pp.). Cf. asimismo el Prefacio de
estudio.
omú.acioMs y Potestades (1951) p. VIII; p. 256; p. 284-91.
IIIJ JOAQuiN IRIARTE, S. l. in. SOI.l'J'J\RIO DW. MON'1'l! cuuo y SU C¡\'I'OI.lCIHMO, H'I'C:, e)

IIt'/I. Son conocidos los casos de esteticismo religioso, y en la parte Santayana tampoco cultiva ninguno de los motivos in,
Ipologética tienen su valoración precisa, pero conviene recor- píradores de los estetas acabados de nombrar; no se fija ni e-o
Inrlos brevemente: la ojiva, ni en la mística, ni en la gracia celeste de las ~intur!ll
Una porción de los primeros románticos, de los del círculo de Fra Angélico, sino en otro elemento, en el de la épica crls-
de Jena y Berlín, fines del siglo XVIII, se hicieron cuando no ca- tiana. Y en ésta misma de modo privativo o personal, porque no
tólicos, catolízantes al menos, en fuerza de la atracción ejercida la entiende' al modo de Tasso, el autor de la "Jerusalén Con-
n ellos unas veces por los esplendores de la liturgia, otras por quistada", o de Milton, cantor del "Paraíso Perdido", o de Klop-
el culto a la Virgen, la mujer ideal; otras por el amor a la natu- stock, rapsoda de la "Mesíada", sino con formas especiales se-
raleza a lo Francisco de Asís, por la mística con sus íntimas re- gún nos irán diciendo sus apuntes autobíoqráflcos. Aquí se verá
velaciones, por el maravilIosismo y las leyendas áureas, por la que el gran cantor de la épica cristiana según él. es el Dante.
fijeza diamantina de la dogmática, por la unidad político-reli- Santayana no es que la cante como el florentino, sino analiza
giosa de Europa. Se convirtieron al catolicismo Daumer y su significado en relación con la cultura humana, y que no es
F. Schlegel entre otros. La lista de los afectos o semi-convertí- otro sino huir de la prosa de la vida, y vivir libremente las ilu-
dos al catolicismo que trae Rícarda Huch en su obra, es conside- siones que nos hemos forjado, es decir, la mera liberación de los
rabIe 7). . afanes de este mundo sin apuntamiento alguno a la Belleza eter-
El hecho continuó después en el siglo XIX con los románticos na que asignan al arte los estetas más o menos descreídos
de la segunda época que también fueron a buscar motivos de modernos.
inspiración en la Iglesia católica. Ahí está por ejemplo el autor
del "Genio del Cristianismo", Chateaubriand, ya su modo tam- * * *
bién Lamartíne, y aun Víctor Hugo. Más franco catolicismo re-
zuman los franciscanistas de la segunda mitad del siglo XIX, ¿Qué nos dice, pues, Santayana en su autobiografía? Que
pintores, poetas, historiadores, que se deleitaron estudiando al nació en Madrid, el 16 de diciembre de 1863, calle Ancha de
"Poverello" de Asís, a veces siendo bien ajenos a la profesión San Bernardo, 69; y muy niño, de tres años, fué a vivir a la
sincera de la fe. Huysmans significó asimismo una conversión al ciudad de Santa Teresa, Avila, donde cara al Gredas-punto
catolicismo por. los encantos de la mística; y hoy, Elíot, anqlo- de cita de otro pensador, mejor dicho sentídor como gustaba él
católico nada más, resulta catolizante en alguno de sus estu- de llamarse--, transcurrió su infancia. "Me enseñaron a rezar,
dios de fondo medieval. anota: y aprendí el catecismo de memoria- como el resto de los
y se comprende. La religión que es emoción, sentimiento niños españoles", pudiendo años más tarde repetir todavía algún
-para algunos superficiales no sería más que eso-, tiene que bello trozo que así aprendió, concretamente el del nacimiento
interesar al sentido estético. Santayana 10 sabe, y nos dice que virginal de Jesucristo. Santayana en el primer esbozo de su au-
no es católico por artista, al modo de los medíevalístas o reliqío- tobiografía, después más detalladamente delineado 8), nos
sos es tetas de su generación, allá por los fines del siglo XIX. hace estas y otras confesiones más, y las hace a un público pro-
Estos últimos, en parte al menos, tomaban la religión como hay testante o si se quiere racionalista. Ni mi padre ni mi madre prac- \
que tomarla, literalmente, y se acercaban a la fe católica, SUM ticaban la religión, contentándose con unos deísmos fríos y exan-
poniéndola verdad en sentido estricto. Yo en cambio, dirá él, le. gües, y reputando toda práctica cristiana producto de la ímaqí-
niego valor literal; tengo la convicción de que todo 10 concer- nación. Santayana al referimos 10 que antecede, asiente a este
niente a la idea religiosa es una bella ilusión que conviene culti- juicio de sus padres deístas: pero discrepa de ellos que supo-
var, diferenciándose de las ilusiones poéticas en que se la con- nían que por ser producto de la imaginación nada valía, y repli-
sidera no sólo en sí misma, con una contemplación puramente ca que precisamente por ser de la imaginación es bueno, ya que
académica, sino en lo que supone para dar espiritualidad-una todo 10 que no sea eso, es, subraya, puro esparto. Por eso, desd
espiritualidad a su modo-a los fieles que la profesan. Por otra joven, mis simpatías-el detalle es de gran valor-se fueron
para aquellos miembros de la familia más piadosos y religiosos.
Se refiere sobre todo a su hermana de madre Susana Sturqís,
7) Véase sobre todo el t. II: "Romantischer Katholizismus", p. 230 ss. séptima ed.,
1920.-Santayana que ha dejado bien afirmada en la "Breve Historia" su repulsa de
101 estetlcismos religiosos entendidos al modo de los medievalistas, vuelve a re-afirmarla 8) "Breve Historia de mi. ideas" (1930). Los tomitos de la Autobiografín hNrlO.
n In Autob. 11, cap. 3, a propósito de ciertos universitarios ingleses con quienes dicho nntes que son posteriores. E'n las notas religiosas que aquí recogemes, dellcn·
trnbó amistad en 1887. demos más de la "Breve Historia".
'11I lIQuiN IRIARTE, S. l. ur, SOl.lTlIIHO om. MONT y SU CA'l'OI.JCISMO, HTe. 1)1)

dI' In que- gustó mucho y con la que en Boston-a donde de Antes de pasar adelante, consignemos que Santayan
1( ho anos y medio le llevaron-solía ir no sólo de pequeño sino regularmente la religión cristiana, y no sólo en sus líneas gcn
ya de mayor a la Iglesia de la Inmaculada de los PP. [esuítas raies, sino en su historia y dogma, con los detalles del rulto y
COIllO nos describe largamente 9). Me gusta, anota, la épica de los sacramentos, como que ha podido escribir un libro que
rístíana y cuantas doctrinas y ritos la refrescan y la hacen vi- se titula "La Idea de Cristo en los Evangelios" 12), y hacer un
vil.' en la vida diaria. No obstante ello, se pasa a las filas de los parangón entre el catolicismo y el protestantismo, cuyo poco
íncreyentes con esta reflexión, hecha según todas las trazas des- sentido cristiano o paganismo larvado ha criticado no pocas ve-
ceso Tales parangones y tales libros suponen conocimientos más
de su primera madurez: Si la religión es una falsedad, todo pier-
que vulgares, propios de personas cultas, de quien se ha toma-
de valor; y casi todo resulta sin valor, si la religión fuese verdad.
do algún tiempo para su estudio.
El dilema no está mal planteado, y dicho en otros términos es
Su deserción del catolicismo literalmente entendido empezó
el gran principio de que en la jerarquía de los valores, el valer
por otra parte en años remotos, pues en las composiciones poé-
supremo es el religioso, y se achican los demás ante él.
ticas de su juventud permitíase frivolizar sobre asuntos santos,
Bajo este dilema se le planteó a Santayana la opción a seguir dándoles el significado metafórico de quien ve en ellos meros
o no seguir creyendo. Con esta crudeza 10 propone 10). y en simbolismos, ídealízacíones de graves problemas humanos.
tan dura alternativa, ¿qué escoge él? Escogí, dice, aquello de Se ve pues ser Santayana un hombre que no puede tomar
que se seguía ser todo sin valor, ser todo una desilusión in- en serio, quiero decir literalmente, la religión; pero, en vez de
te gral. Pero no tuve miedo a abrazarme con ella. En épocas revolverse contra ella, y tirar indignado el juguete u objeto que
posteriores mis convicciones sobre 10 entonces admitido se le ha decepcionado, busca quedarse con él en forma que, sin
han ido robusteciendo. En efecto: ¿no enseña la filosofía .afectar a sus convicciones, sirva de pábulo a su imaginación,
que la idea de este que llamamos mundo real, es obra de la haciendo labor filosófica a su modo. La religión católica huma-
imaginación? En nuestra grave y más meditada profesión filosó- namente interpretada tiene, dice él, gran valor culturista. Tal
flca depende todo de qué sistema imaginativo se escoja. En filo- es el rasgo distintivo de la religiosidad de Santayana. No hay
sofía y en religión se trata siempre de simbolismos, de suerte en él frases de desdén directo para la religión, ni siquiera cuan-
que la ciencia expresa en términos humanos nuestra relación do habla de esos choques o conflictos existentes, según algunos.
dinámica con la realidad que nos rodea, mientras la filosofía y la entre la religión y la ciencia, punto en que suelen reaccionar los
religión expresan el destino humano con dimensión moral, con racionalistas con ira y con rencor. "No culpemos, observa, a la
imágenes míticas y poéticas. De otra manera no podría ser. religión de haber impedido el desarrollo de la moral y de la cien-
Las regiones son los cuentos de hadas de la conciencia 11). cia natural, que después de todo habría tenido lugar pocas ve-
ces; debemos darle las gracias más bien por la sensibilidad, la
reverencia y la percepción especulativa que nos ha traído 13).
9) Susana Sturgis, hija del primer matrimonio de la madre de Santayana, podía
La reliqión precede, dice un poco antes, pero no estorba; sin su
lisonjearse de pertenecer a distinguida familia Bostoniana. Pasó los primeros años presencia se hubieran puesto mucho peor las cosas. Así es de
en Avila, pero muy niña marchó a Boston, donde por su, devoción y religiosidad
justo y benigno; y a 10 que recuerdo, en sus obras no hay dure-
fué el ángel de guarda de Jorge. Lectora de Sta. Teresa, quiso ser religiosa, pero
le faltó la salud, teniendo que salir del noviciado. Años más tarde vino a Avila, zas ni para los vicios de la Roma Papal renacentista ni para la
donde casó. Aquí siguieron Jorge, ya profesor, y ella cultivando su antiguo cariño, misma Inquisición. "No debemos ser intolerantes con las parcia-
y pudo escribir Jorge más tarde, haber sido ella el amor más tierno y más puro
de su vida. He hablado antes de las estancias largas de Santayana en Avila los años
lidades de una religión, apunta, ya que ésta no es una ciencia
que precedieron a la primera guerra mundial y aun después hasta 1928. Muerta donde la contradicción tenga que salvarse o removerse, sino in..
Susana en la fecha dicha, Jorge dejó de visitar la ciudad de Avila y de extasiarse terpretacíón poética de la experiencia, en donde la contradicción
ante el Gredos, "Iicuescente por exceso de luminosidad". Las reflexiones que hace
sobre su alejamiento de la mentalidad y lengua españolas, descontento por otra parte signifique sólo variedad, la que a su vez supone .,espontaneidad,
de su larga experiencia americana, revelan un carácter muy especial que algún día riqueza de recursos, y una mayor aproximación a la adecuación
será estudiado. Téngase desde luego, por establecido que se trata de un personaje
arisco o tímido, muy amigo de la soledad, sobre todo desde que cumplió los cincuenta total" 14).
años, según su confesión. Todos somos iguales al ser humanos y sinceros, al buscar
In verdad, dice con ocasión de una conferencia en francés a franceses. ¿ Será un
"dtraciné"? En ocasiones al menos se dice así y se tiene por tal, cf. Autobiogra- 12) Esta obra ha sido recensionada por el escriturista v. Larrañaga en "(.'UII
f{a, H, p. 130-1. • dernos Hispanoamericanos", enero-febrero (1949) 194·7.
10) Cf. "Breve Historia". 13) La Razón en la Religión, cap. 1, p. 13.
11) Ibidem, 14) Il>idcm, ib.
EL SOJ..lTAIUO DEL MON1'Il. CULIO y SU CA'I'OI.IC1SMO, IITe. lO I
"11, J OAQUiN IRIARTE, S. l.
nal de la razón. Hay una posesión del mundo por el aístemn dd
Cunndo tantos pensadores, al desertar de la fe, se han dedí- pensar y sentir diario, pre-cíentíflco, que se efectúa con el sen
Ido 11 cscarnecerla: cuando ha habido quienes se creyeron ve- tido común; otra posesión por el sistema que llamamos de las re-
nldw¡ al mundo para poner en evidencia el atraso que la preocu- laciones o leyes físicas que estudia la ciencia; otra, por el art
pocl6n religiosa ha impuesto al progreso, Santayana celebra la que explica la estética; otra por la convivencia mutua, consídc-
religi6n como factor de bendiciones y la considera como una ílu- rada en la sociología; y otra, por fin, por una facultad creadora
Ión que no perjudica sino sostiene, y cuyos simbolismos imaqi- de altos simbolismos que busca dar rasgos de piedad, espíritua-
nutívos son necesarios para reanimar los instintos superiores 15). lídad y amor a los fieles, y es la religión. Todas estas formas de
Aqui es donde se aparta decididamente de su maestro Lucrecio nuestra actividad espiritual son una "historia sumaria de la ima-
Caro, cuya sentencia de que sola la religión ha podido inducir ginación humana", la que unas veces obra como en la poesía
ciertas maldades enormes ("Tantum religio potuit suadere ma- sin ulteriores objetivos, siendo fin ella misma, y otras como en
lorum" ), se suele repetir cada vez que un gran crimen va ase- la ciencia y la religión, buscando ajustarse a los fenómenos de
ciado a hombres que se dicen religiosos, como si la religión pu- la naturaleza o a los postulados de una super-naturaleza. "De-
diera ser responsable de los excesos que se cometen en su nom- pende todo, ha dicho antes, de qué sistema imaginativo se esco-
bre. Santayana habla de la sentencia dicha; la pone en boca de ja", 10 mismo en la ciencia que en la religión, siempre, claro está
su padre, pero no la hace suya 16). que una y otra se ajusten a la misión interpretadora que en
cada caso les corresponda.

* * *
Para afirmar Santayana sus puntos de vista, y poder entre- ¿Qué es pues la religión? El conjunto de ideas y prácticas
garse a estos modos suyos de entender la religión, lo primero que que dicen relación a un orden superpuesto al orden natural.
hace es demostrar que la religión como verdad literal es incon- pero que desde luego han de interpretarse en sentido no literal
sistente, y, que en consecuencia cabe sólo para con ella su posi- sino figurado; su fin es sacar al hombre de sus limitaciones per~
ción, es decir, tratar de verlaconstituída por meros simbolísmos sonales y abrirle amplias perspectivas; mejorarle, imaginándose
o idealizaciones. En su famoso tratado de La Vida de la Razón, que lo ha mejorado. La religión nos habla de un mundo que se-
la gran obra que escribió en su madurez primera (1905~6). y que ría' la extensión sobre-natural del presente, con moradas en la
la dió como si fuera su mensaje filosófico al mundo, analiza allendidad, a donde se trasladarían las almas cumplida su mí-
Santayana el ser y el sentido de las actividades superiores hu- sión terrestre. Esta geografía celeste no existe, pero en el len-
manas, cifradas en estas fórmulas: el vivir diario, arte, sociedad, guaje de la religión en que lo deseado se da ya por conseguido,
ciencia y religión, cinco magnitudes en que se comprende todo se cree existir, como si pudiéramos fijar sus regiones y moradas
pensamiento práctico y toda acción, justificados por sus frutos al modo de unas islas Fíjí oceánicas que quedan al alcance de
en la conciencia, es decir, por aquella porción de la experiencia los navegantes. Nunca ha sido ciencia la magia, sino mitología"
que se despliega o en asuntos y pasiones sociales, o, como obra poesía, ya que después de todo también hay una poesía íncons-
de la reflexión, constituye la religión, ciencia y artes de imi- ciente. Los símbolos de la ciencia nos llevan por lo menos a he-
tación 17). chos reales y definen sus relaciones experimentales; en éstas 1
A estas manifestaciones de la cultura dedica sendos tratados. razón ve clara al menos una relación. Los mitos en cambio' son
en los que estudia cómo llegan ellas a justificarse ante el tribu- una mala información sobre las condiciones de la realidad, y no
ve en ellos claro la razón, contentándose con-dar penetración y
articulación a las necesidades del espíritu 18). El sacrificio, 1
15) Ibidem, p.12; Dominaciones ... p. VIII.
16) Autob. J., cap. 2.
plegaria, los votos, la contrición, la acción de gracias, han surql-
17) En la segunda ed. de "La Vida de la Razón" escribió Santayana un prólogo do bajo la impresión de ciertas circunstancias difíciles, proveníen-
bastante extenso en que dice que estuvo para cambiar no poco de lo que habla tes una veces de apuros agrícolas y otras de emociones profun-
escrito veinte años antes, pero que por fin dejaba la redacción como estaba. Sus
cambios, según indica allá, iban más bien por unos mayores radicalismos en lo
das 19). Tiene pues origen en estados de espíritu con puntos
tocante a sus naturalismos, relativismos y materialismos. 'De nuevo, el. 16 de di·
, clcmbre de 1951, con ocasión de celebrar los ochenta y ocho años de edad, ha hecho
declnraciones a la prensa en Que dice Que se decide por fin a retocar su gran obra 18) "La Razón en la Religiéri", cap. 1, p.10·U.
Tb« Lift! of Reaso ••, reduciendo los cinco volúmenes a uno. Habrá de verse cómo
19) Copo III, p. 33·4.
]" deja, sobre todo en sus consideraciones sobre el ser de la religión, tema del t. III
de la presente redacción de la obra.
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di' lTfl'l'l'nc1n trascendente, pero tan sólo imaginados. Lo mara- lave de bóveda del cosmos. en que se entrecruzan, m
vtlloso, lo míraculoso. que para la mente primitiva suele ser cual- se unen las imágenes de [ob y los conceptos de 101:1 cosuio
')llkl' cosa, interpretado dramáticamente origina la mitología, y logos helenos. Tan magna empresa de adaptación débcs«
In mctnñsíca al tratar de interpretarlo científicamente. Así Apo- en gran parte a San Agustín, alma como se sabe gemela de
lo que en un principio fué el sol material. terminó siendo el Platón, y que por otra parte sufrió fuertes influjos bíblicos. Mm
símbolo de la profecía, de la salud, de la poesía y el canto, de o m,enos independiente de estos secretos fusionistas, nos da San .•
todas las aspiraciones de la humanidad que buscan la vida y el tayana un relato que según él compendia la gran epopeya cris-
quílibrío 20). tiana. Héla aquí:
En las' religiones además de esa parte como de visión y de Un rey sabio y bueno vivía en una corte con mensajeros y
esfera doctrinal. que se representa, hay otra que se refiere más a la músicos alados. Existía desde toda la eternidad, .y desde toda
voluntad y el orden práctico, ya que la moralidad o moraleja ella se había propuesto crear el mundo con las mil cosas que en
es inherente a toda buena fabulación. La moral de las relíqíonr.s grados más o menos aproximativos copian su perfección. Dichas
se condensaría según Santayana en tres puntos capitales: el de cosas, de las que el hombre es dueño y señor, empezaron a exis-
la piedad, el de la espiritualidad y el de la caridad; por ellos y tir el año 4.044, y seguirán probablemente hasta el nuevo 4.044
con ellos se asciende a una inmortalidad ideal. temas todos que después de Cristo. La magna overtura y cierre grandioso de esta
explana Santayana con detención y análisis sugestivo 21). El edad van señalados por dos magníficos actos teatrales.
punto de la espiritualidad está definido de este modo: "Un hom- En el primero figura la creación del primer hombre y de la
bre es espiritual cuando vive en presencia de un ideal. y coma primera mujer con el grandioso escenario del Paraíso, en que
o beba, 10 hace todo por su verdadero y último bien" 22). Dios viene a conversar con los primeros padres, hasta que caen
estos en pecado y se hacen reos de castigo. Se ha roto la amis-
tad entre Dios y el hombre.
Como esa amistad ha de restaurarse, viene la preparación de
Refiérese lo dicho a las religiones en su concepto más o me- la obra redentora con las promesas y los hombres representa-
nos general. Pero como diría Hegel. hay una religión china o de tivos de tales promesas: Noé, Abrahan, Isaac, Moisés, David,
la medida, otra brahmánica o de la fantasía, otra budhística o del etcétera. Surge la lucha de las dos ciudades; la de Satán, que
ensimismamiento, otra zoroástrica o de la luz, otra egipcia o del es una de ellas, con sus artes de la guerra, de la filosofía, de las
enigma, otra judaica o de lo sublime, otra helénica o de la be- formas bellas, entregada a la corrupción y a la impiedad,
lleza, otra romana o de la sagacidad: La cristiana según Hegel tiene su centro en Babilonia, y merece la condenación de todos
es la de la libertad, y según Santayana de una épica mayestá- por la crueldad, miseria, la ignorancia de cuanto es santo y justo.
tica, llena de dramatismos y énfasis. Esta épica encanta a San- Se le contrapone la otra ciudad, la de Dios, la de las almas
tayana, como ha encantado, sostiene él. a la imaqinación de predestinadas: una ciudad humilde y sencilla, con míriadas de
Europa por espacio de dos míleníos, y debe ser considerada más almas escogidas, que su destino lo mismo que sus fundamentos
que como error lamentable como "un error espléndido que se los tienen fijos en la eternidad. A esta ciudad pertenecían los
ajusta perfectamente a los impulsos del alma". Héla aquí en sus patriarcas y profetas que previeron la salvación futura. Tras
líneas generales. ellos vinieron Símeón, que adivinó la salvación ya llegada de
Una iglesia universal ha de saber interpretar el mundo ente- Israel, San Juan Bautista, que díó testimonio de Jesús, y S. Pe-
ro, dando la imagen de éste en formas universales. En orden a dro. a quien reveló no ya la sangre ni la carne, sino el espíritu
conseguir esto, se ha llegado a insertar las metáforas hebreas del Padre, la divinidad de Jesucristo. La salva~ión llega en efec-
en los mitos helénícos, de modo que el sentido providencialista to. La Virgen Santísima es la madre de Jesús; Jesús muere por
de los hebreos se realice dentro de las grandes ideas cosmoló- los hombres, y resucita. '
gicas de Platón, llenándose de altos intelectualismos nuestra A esta ciudad pertenecen cuantos creen en la realidad y efi-
visión de la vida. El compromiso, según eso, es evidente; cacia de la misión de Cristo, confían en sus méritos y. siguen sus
con elementos bíblicos y la filosofía griega se ha construído la mandamientos. La historia no es otra cosa que el conflicto d
estas dos ciudades, con dos morales, una natural y otra sobre .•
natural; dos filosofías, una racional y otra revelada; dos bcllc .•
20) Cap. IV, p. 67-8. zas, corpórea una y espiritual otra; dos glorias, una temporal y
21) Cap. X-XIV.
22) Cap. xv al comienzo. otra eterna; dos instituciones, una del mundo y otra de la Igleslil,
JIIJ\(JlIiN III1AU'('B, S. l. nr, SOJ.l'I'AIU ur, MONTll cuuo y su cxrcucrsao. ¡¡'I'C, o
coutrupcncn.
I~ Seguirá la lucha, pero la cosecha se re- sor por algunos años, apenas pudo dejó la cátedra y se fu
\;~llre¡'íl y en ese día se levantarán los muertos para que
,'11 mi dlll; vivir para sí, porque según nos dice, aun esa escasa dependencia
f'n.!'I 1unl rccíba según su merecido, de la vida social le causaba tedio. Santayana, ejemplar magní .•
El drnma de la historia se cerrará con el segundo gran acto, Iíco de esquivez, ser desarraigado, con todas las raíces de su
1,111'1jusros vestidos de amplios mantos, entre cantos celestes y ser al aire, teoría pura, no ha sentido el peso y la presión de las
JlOI' cspuclos iluminados, seguirán a Cristo mientras los répro- cosas, de los afectos, de los actos heroicos, de las acciones Iuer .•
boa, nbajo, se dirijan dando alaridos al fuego eterno. Las dos tes, del amor intenso y del odio terrible, situaciones o estados
'Indndes divididas en esencia, terminarán divididas en su exís- de ánimo que nos meten en el alma queramos o no la convicción
n-neta, llevándose cada cual su propia recompensa 23). de la realidad y objetividad de las cosas circundantes. Cuando
se vive como Dios ha dispuesto nuestra existencia, sintiendo el
fragor de la lucha entre el bien y el mal, ofreciendo el pecho a
* * * los golpes del infortunio, dispuestos a hacer puro medio de nues-
tra existencia mortal, que en cualquier momento puede llegar a
Tal es en resumen la épica que seduce a Santayana y en perderse en aras de la religión, de la caridad, se admite por
cuyas líneas ve él desarrollarse dramáticamente la vida cristiana. fuerza la verdad de lo que decimos mundo objetivo.
Una épica fomentadora de la espiritualidad, por la que se ha Lo dicho respectaría a la visión general filosófica del pensa-
originado en el mundo una espléndida cultura, y en la que el dor Santayana. Tocante al tema de sus teorías religiosas y en
mediterráneo con su poeta el Dante ha podido llevar a los ver.• particular del ser católico, diluído por él en bella, sí, pero tam-
sos de la Divina Comedia el epos de sus altísimos destinos. bién pura ilusión, hay que partir de dos hechos para entenderle.
Desea Santayana que a esta concepción de la historia del Santayana no ha sentido el peso de la divinidad que gravita en
hombre se la tenga por una bella fantasía, parte integrante de torno al ser de la Iglesia, como lo suelen sentir los teólogos, y
las fantasías que nos fabricamos en torno a la realidad entita- ha podido hacerse a la idea de que la misión de la Iglesia es la
tíva, social, ética, artística, etc. Santayana, amigo de la soledad, intrascendente de animar la escena o comedia del mundo, No
hundido en su aislamiento, entregado a mil coloquios, ha podido ha estudiado nuestra fe desde sus altos orígenes y principios,
creer que nuestro ver, sentir y querer, nuestro pensar y obrar, tal como lo estudia vgr, la teología, Es cierto que posee elementos
nuestra actividad superior en suma, es ir forjándonos sistemas y nociones generales sobre la constitución de la Iglesia y el dog-
de relaciones por las que algo íntimo y humano se coordina con ma, y para parecerse más a Renán, que después de su deserción
lo exterior, con el mundo de fuera, sin la pretensión de que en de la fe siguió estudiando la historia de Jesucristo y de la Iglesia
dichas relaciones se realicen contactos con nada objetivo, con la primitiva, nos ha dado también su Jesucristo, pero como una
realidad como es en sí. exégesis de los evangelios llena de inexactitudes históricas, con
Santayana puede creer, que cuando el alma religiosa hace a una noción vaga y falsa de la inspiración de los libros sagrados,
lo que estima ser su Dios una entrega total, y convierte su vida siquiera tenga en el decurso de la obra bellas consideraciones
en algo puramente relativo, dejándose inmolar y destruir en ob- sobre puntos morales y religiosos, Un Jesucristo, éste suyo, que \
sequio del deber, es presa de una bella ilusión. y no de una rea- como le han dicho, parece fruto de lecturas en críticos liberales
lidad que actúa en ella con la fuerza del Absoluto. y racíonalistas, y está lejos de delatar una pluma especializada
Ideas como éstas caben en quienes no se han dedicado a Ja en la difícil ciencia neotestamentária 25), ~
acción, al vivir y sentir intensos como diría Blondel 24), que
saben poco de los grandes goces y dolores de la vida Iamílíar
y social. del esfuerzo serio de ir logrando nuestro último desti- ~
no. Ideas como estas tienen que gustar a Santayana que pro fe- Esto en primer lugar. Pero es que Santayana está por hacer
un estudio serio del hecho religioso como fenómeno humano, y
mucho más como fenómeno católico, como vida interior de pers-
23) el. cap. yI y IX, de la "Razón en la Religión".
24) No es que 'aceptemos la. ideas de Blondel, pero en lo que dice contra los
pectivas místicas y ascéticas, y de la que es sólo exhalación
Iutelectualismos exagerados, podemos estar con él. La acción es necesaria a veces aromática ese fondo de bellezas que encuentra él en las maní.•
parn entrar en posesión de la realidad; y en casos como este de Santayana, y el
erro do Kant, ambo. solteros dignos pero también egoístas, ciertas posturas frívolas
II"Ie In realidad y objetividad pueden tener su origen en una vida de elegante pero
110 111rcl~.mente humana soledad.
S) ef. V. Lnrrnñaga en la nota 12 untes crtada.
2
10 J\QUfN llH¡\R'l'll, S. l.
1(1. HOI.l·I·¡\J!lO DI!I, MON'I'H crn.ro y !ilr C¡\'I'OJ.IC1HMO, II'I'G. lO
Icatcclones de la vida de los justos. Sus apuntes sobre los ele-
pmctlcándola, dejándose poseer de ella. Sintiendo el afilar tic
mentos teóricos y prácticos de la misma son de una grata ame-
Dios, y devolviéndole el nuestro en actos de caridad y de :,JU-
nidad, pero no penetran en la hondura del hecho mismo, mucho
críhcio, religándonos con El, constituyéndonos en religacJón o
menos del problema. Tómense por ejemplo sus notas sobre el
religión con El, 10 que "ípso Iacto" es repulsa de los falsos He-
misticismo, que no pueden ser más superficiales 26). De la de-
lineación que del fenómeno religioso han hecho últimamente cionismos que supone la filosofía de Santayana, cuando acepta
autores como Otto, Hartmann, Scheler, Bruner (E), por no citar mejoramientos, ilusionándonos que nos han mejorado.
sino a los no católicos, tampoco se hace eco. Y para valorar un El llorado Peter W ust, grande corno. filósofo y como creyen-
hecho tan vasto, y poder decir que es hijo de la ilusión, y que te, en aquella emocionante+despedida de sus alumnos de la uní-
no responde a realidad alguna trascendente, a, un fondo obje- versídad de Münster, que le veían partir herido de cáncer, decía:
tivo, debe considerársele en todas sus dimensiones, en los ele-
y si me preguntais ahora, antes de que me vaya y me
mentos varios que 10 integran, en la fuerza que tiene para remo-
vaya definitivamente, si sé de alguna llave mágica que
ver la interioridad. Casi todo esto falta en Santayana. No hay
pueda abrirnos la puerta de la Sabiduría, os diré: Sí; pero
",ti él una alusión a las virtudes recónditas, a la vida de sacrificio no es la reflexión, como podríais haber supuesto que iba a
callado, de las comunicaciones de Dios al alma, de la entrega decir yo filósofo, sino la oración. La oración como entrega
total de ésta a El, de las emociones endiosadas que llegan a en- máxima nos hace serenos, nos hace infantiles, nos hace ob-
díosar la prosa y los versos en que se vierte su expresión, de jetivos. En la medida en que seamos capaces de orar, y
los ejemplos de caridad y abnegación en favor de la humanidad. me refiero sólo a la oración ingenua, penetramos en el Ion-
de los sufrimientos sobrellevados con alegría sobrehumana, de do de lo humano, no del humanismo. La oración es el ras-
la muerte soportada con una sonrisa en los labios. Todo esto go genuino de la suprema humildad del espíritu. Las gran~
que nos hace sentir el contacto y la inmediatez de la Divinidad des cosas de la existencia se le dan a quien ora ...
y de la verdad entitativa o dogmática de la religión, le es deseo-
JOAQUÍN IRIARTE, S. 1.
nocido al mansionario del monte Celio. Sin raigambre en el duro
fondo de las cosas, poseyéndolas si se quiere pero sin ser po-
seído de ellas, bien acorazado contra toda importunidad molesta
del prójimo, sin familia, sin los gozos ni los temores de la paterní-
dad, sin compensación por otra parte de la otra paternidad espíri-
tu al-pues nos dice que le cansaba el ser profesor-, con una pro-
ducción literaria que al ser semi-escéptica resulta también des-
arraigada, se ha disociado de la realidad, especialmente de la
gran realidad religiosa. Nos dice que a esta última ha sabido
contemplada, pero no la ha practicado ni en la fe ni en los sa-
cramentos 27).
Pero es el caso que la verdad de la religión no se percibe
aspirando la fragancia aunque sea de incienso, sino vívíéndola,

26) Cap. 11, p. 204 ss.


27) Autob. l., p. 85; 74. La confesión de su "a-religiosidad" se refiere a cuando
era muy joven, a cuando era casi niño en el primer caso. -Un estudio de' la persona
y del pensamiento de Santayana, de más plan de conjunto que este presente mío,
lo ha publicado José Pemartin en "Arbor", 1949, p. 265-81. Se titula "Semblanza
de George Santayana". En la Revista RAZÓN¡y F:¡¡ y en algunas otras han ido pu-
blicándos'1 estudios y recensiones sobre Santayana y sus libros, no muchos, pero sí más
de 10'5 que algún novel santayanista suponía estos días, para quien el filósofo ha sido
un muy tardío descubrimiento.

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