En el siglo XV, la economía de las comunidades prehispánicas era una sólida estructura basada
en la agricultura y la producción de mantas, la explotación de minas de esmeraldas, carbón
vegetal y mineral, sal y cobre. La agricultura surgió acompañada por el perfeccionamiento de
técnicas artesanales y manufactureras, utilizadas en la fabricación de recipientes de arcilla y
figuras en oro que aleaban con otros metales utilizando técnicas similares, hecho que ha
llevado a plantear la hipótesis de la existencia de un amplio intercambio entre estas culturas a
través del río Grande de la Magdalena. Inicialmente, las distintas posibilidades que ofrecía el
entorno medioambiental y ecológico determinaron que algunas sociedades se dedicaran
fundamentalmente a la caza y otras a la recolección, actividades que fueron su principal
fuente de aprovisionamiento de alimentos hasta el establecimiento de 5 La economía
precolombina cultivos agrícolas que las fueron reemplazando. Esto permitió que la
subsistencia estuviera menos sujeta a contingencias medioambientales y se destinara parte de
la fuerza de trabajo a actividades distintas a la producción agrícola de subsistencia (Lleras,
1986)
De la misma manera, la producción agrícola se benefició del control de territorios aptos para
tal fin en distintas altitudes, pese a que su tecnología era rudimentaria. Al ser comunidades
fundamentalmente agrícolas, el principal factor de producción era la tierra, que para la época
era abundante y cuyo acceso era de carácter comunal, así como las fuentes de agua y los
bosques. Igualmente, el trabajo destinado a la producción agrícola y a la explotación de minas
era de carácter colectivo o comunitario entre los miembros de las familias, sistema que
compensó el bajo nivel de desarrollo tecnológico logrado por estas culturas (Lleras, 1986).
Desde la llegada de los primeros europeos al nuevo continente, la existencia de los indígenas
estuvo amenazada de distintas formas:
Los europeos trajeron enfermedades como la gripe, el sarampión y la papera, las cuales eran
ignoradas en América y resultaron trágicas para muchos nativos, sobre todo los que se
encontraban en las islas del Caribe.
La organización política, económica y cultural de los indígenas se vio afectada, ya que fueron
perdiendo su autonomía.
Los nativos eran obligados a trabajar para los españoles de forma rotativa de acuerdo a la actividad
de cada región por un pago mínimo.
En cuanto a lo religioso, los españoles exhortaban a que respeten los sacramentos, luchaban
contra la poligamia y la idolatría; en este ámbito, utilizaron métodos violentos, ya que destruían
sus ídolos, lugares sagrados y sustituyeron sus dioses por santos.
Las injusticias, los traslados forzados y las rupturas de sus lazos familiares hicieron caer en estado
de depresión a muchos aborígenes que llegaron al suicidio y la muerte.
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