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UNIVERSIDAD NACIONAL “PEDRO

RUIZ GALLO”

FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL, SISTEMAS Y


ARQUITECTURA

ESCUELA PROFESIONAL DE
INGENIERÍA CIVIL
DOCENTE:

CURSO:

TEMA:

CUALIDADES PARA TRABAJAR MUCHO Y BIEN

INTEGRANTES

CUALIDADES PARA TRABAJAR MUCHO Y BIEN


No se puede calificar a alguien de buen profesional sin analizar su forma de trabajar porque el
trabajo, su cantidad y su calidad, es la expresión de la actividad profesional. Un buen
profesional trabaja mucho y bien. Se trata ahora de ver las cualidades que conducen a ello.
Estas cualidades son diversas. En cierta manera todas las que se citan en los otros capítulos
contribuyen directa o indirectamente a trabajar mas y mejor; sin embargo, se han elegido la
puntualidad, el orden productivo, la constancia – tenacidad y el espíritu practico, por se unos
buenos puntos de apoyo para lograr que el trabajo sea mucho y este bien hecho.
No se puede ser un buen trabajador sin ser puntual. Desde mediados de este siglo (con los
relojes de cuarzo) se ha pasado de la tolerancia de 5 a 10 minutos a la de 1 minuto. Pero la
puntualidad exacta puede ser solo una manía personal si no se tiene para algo. Este algo es el
orden en el tiempo. Hay personas, por lo demás de Valia, que no saben programar lo que
tienen que hacer de acuerdo con lo que marque el reloj. Es una forma de mentalidad bohemia,
que es especialmente inadecuada para el trabajo propio del ingeniero.

Cada vez el tiempo resulta mas escaso para lo mucho que hay que hacer.

Pero el orden pare que multiplica el tiempo, y, además, da cabida a la constancia y a la


tenacidad necesarias para lograr cada objetivo

Se tomará con una invitación al espíritu practico útil para todas las profesiones, pero
especialmente para la de ingeniero.

PUNTUALIDAD
Es una parte necesaria del, orden, pues no es posible tener orden en ningún aspecto si no se
tiene en el tiempo, y el orden en el tiempo no puede existir se no se tiene los tiempos iniciales
y finales que son el objeto de la puntualidad.

Cuando el llegar tarde tiene relación con otras personas, se infringe también la deferencia
hacia los que esperan. En estos casos la impuntualidad denota siempre poco respeto al tiempo
de los demás. Esta falta de respeto es mayor cuantas más sean las personas que hayan tenido
que esperar, y cuando más cierta y definidamente se estableció la hora de llegada.

La Real Academia Española dice define puntualidad como “Cuidado y diligencia en llegar a un
lugar o partir de él a la hora convenida, Cuidado y diligencia en hacer las cosas a su debido
tiempo. Certidumbre y conveniencia precisa de las cosas, para el fin a que se
destinan.”[ CITATION 7Gr14 \l 10250 ]

Puntualidad es una actitud humana considerada en muchas sociedades como la virtud de


coordinarse cronológicamente para cumplir una tarea requerida o satisfacer una obligación
antes o en un plazo anteriormente comprometido o hecho a otra persona.

Algunas culturas tienen sobreentendido que los plazos reales son diferentes de plazos
indicados. Por ejemplo, en la cultura particular puede ser entendido que la gente llegará una
hora más tarde de lo anunciado. En este caso, puesto que cada uno entiende que una reunión
a las 9 am comenzará realmente alrededor de las 10 am, nadie se incomodará cuando todo el
mundo aparezca a las 10 am.

En las culturas que valoran la puntualidad, retrasarse es lo mismo que demostrar desprecio por
el tiempo de otra persona y se puede considerar un insulto. En tales casos, la puntualidad se
puede hacer cumplir por penas sociales, por ejemplo, excluyendo enteramente a los que llegan
más tarde de las reuniones. El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para
cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de
la oficina o un trabajo pendiente de entrega.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y


eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más
actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza. La falta de
puntualidad habla por sí misma pues, de ella, puede inferirse con facilidad la escasa o nula
organización de nuestro tiempo y la falta planificación en nuestras actividades.

El ingeniero y la puntualidad

Ingeniero Civil para que en el ejercicio profesional se desenvuelva en un ámbito de


Puntualidad, en beneficio de la sociedad.

“Sin perjuicio de las normas jurídicas plasmadas en las leyes que regulan el ejercicio de las
profesiones y el cumplimiento de las obligaciones surgidas de los contratos de prestación de
servicios profesionales, es deseable que un sentido de Puntualidad prevalezca en el ánimo de
quienes tienen el privilegio de poseer los conocimientos y habilidades propias de una
profesión. Para alcanzar este objetivo, se debe contribuir solidariamente al reencuentro de
nuestra identificación con los valores que propician una vida digna, justa e igualitaria, pero
también se debe estar convencido del compromiso que se contrae al recibir la investidura que
acredita para el ejercicio profesional de la Ingeniería Civil.

La voluntad de adherirse a un código ético de conducta específicamente en la Puntualidad se


determina por el valor que se atribuye y se reconoce a la razón de la norma, quien no es otra
que el bien cultural y social que resguarda. Así la opinión o valoración respecto de este bien es
indispensable para formar la voluntad de aceptar o rechazar la norma ética y comprometerse a
cumplirla”. [ CITATION Les07 \l 10250 ]

El artículo 194 del Código Deontológico del Colegio de Ingenieros del Perú dice que es deber
fundamental de todo ingeniero “El respeto a los colegiados y al personal del CIP, la honradez en
el trabajo, la buena fe, la veracidad y la moral, la oportuna y diligente atención, la puntualidad
en el cumplimiento de los horarios y plazos, constituyen parte del servicio al colegiado y el
compromiso responsable de los ingenieros que sirven a la institución.”[ CITATION Col11 \l
10250 ]

En relación al factor tiempo, muchos de los expertos hablan de falta de puntualidad de los
trabajadores de la ingeniería, en el sentido de que no llegan a la hora cuando hay labores
programadas desde antes; y que, por tanto, deben reprogramarse para después, con el
consiguiente problema que esto conlleva para los clientes. Por ejemplo, en el área de
Ingeniería Civil, muchas veces se acuerda una hora determinada para entrega de un informe o
un proyecto que exige la participación de más de un profesional, pero la impuntualidad acaba
haciendo perder el tiempo al cliente, y a la empresa la pondrá en riesgo de perder en el futuro
a ese mismo usuario. [ CITATION Les07 \l 10250 ]

Con este caso nos damos cuenta que el factor tiempo es un problema ético común para la
ingeniería, ya que va de la mano de la honestidad de quien preste el servicio, con su cliente, lo
que a su vez se apoya en el desconocimiento del cliente del que hablábamos, con respecto al
proyecto o el tiempo en el que se puede concluir el proyectó.[CITATION MER02 \l 10250 ]
Sin embargo, si el profesional de la ingeniería Civil quiere mantener la confianza de sus clientes
en el tiempo, debe trabajar con Puntualidad y honestidad para él, ya que esa confianza puede
perderse rápidamente si el cliente se da cuenta del engaño. Y si es así, este cliente
simplemente no volverá a recurrir a esa persona. No olvidemos cuán difícil es ganarse la
confianza de alguien. Pero a la vez, lo rápido y fácil que es perderla.[CITATION MER02 \l
10250 ].

Ejemplo

En una determinada obra el ingeniero supervisor siempre llegaba tarde a la obra donde
laboraba ocasionando un atraso en los procesos de construcción, al terminarse el plazo de
ejecución de la obra no se había terminado los procesos constructivos y el ingeniero contratista
pidió al contratante que le diera mas tiempo y un adicional para que pueda terminar dicha obra
ya que sustentando el pedido con impuntualidad que el supervisor tenía en la obra.

ORDEN PRODUCTIVO
Se ha titulado así esta cualidad, para concretar dentro de la amplísima variedad de aspectos,
que tiene el orden, pero también, para señalar que algunos tipos de orden no son productivos,
es decir, es decir, no tienen consecuencias útiles para el trabajo profesional. El orden en el
trabajo siempre tiene que ser productivo.
Existen personas muy ordenadas, pero cuyo orden es estático. Quizá tienen sus medios de
trabajo en perfecto estado de revista, pero no para ser utilizados, sino para ser guardados.

Este orden resulta a veces perjudicial desde el punto de vista práctico, Hay, por ejemplo, gente
que conserva todos sus papeles en forma aparentemente ordenadísima desde el punto de vista
material, pero este orden no sirve para nada más que para una agradable visión externa. Los
diversos documentos están archivados sin criterio dinámico. Al organizar las carpetas, tratan
igual las de uso frecuente y las demás. En cuestión de archivo, el orden productivo no está en
su aspecto exterior (aunque nunca sobra, pues la dimensión estética es importante), sino en
adoptar un sistema de índices para cada clase de papeles y en suprimir los tipos de
documentos que no pueden ser incluidos en el sistema adoptado.

Ejemplo
Una industrial tenia trabajos muy variados, pero logró reunir en tan solo cuatro clases los
documentos con los que podría cubrir toda la variedad de sus escritos – cartas con valor
comercial, informes, estudios y cálculos – y todos los numeraba.

Para ello tuvo que forzar a veces algún escrito de modo que encajara en alguno de
aquellos cuatro tipos. Algunas veces separaba un tema y lo convertía en un informe,
aunque antes no había tenido esta categoría; los planos los reducía y los guardaba
doblados junto con los textos de aquel tema en la colección de estudios y cálculos; la
correspondencia la clasificaba en dos grupos: la que tenía valor comercial y el resto, que
era archivado como informe o como estudio-calculo. Al cabo de 35 años de vida
empresarial, encontraba todo lo que necesitaba, sin necesidad de secretaria de ninguna
clase.

Por el contrario, una gran oficina con varios empleados en el archivo tenía grandes
problemas para encontrar lo que cada día se le pedía, porque no había documentos-tipo
definidos.

No tirar los papeles inútiles, no situar al alcance los pendientes, cerrar la posibilidad de que
accedan a ellos las personas a quienes son útiles, etc. son formas de trabajar buscando el
orden por sí mismo y no el orden para el trabajo.

Hay quien sabe encontrar un sitio para cada cosa (y hasta una cosa para cada sitio), pero no se
pregunta si debe suprimir algunas cosas, y algunos sitios, porque se ha organizado una
complicación desproporcionada a lo poco que se logra con tantas cosas y tantos sitios.

Los medios que ofrece la actual informática dan lugar a tantas posibilidades de orden (los
ordenadores), que se puede caer en el error de utilizarlos organizando, actividades para la
captación y manejo de numerosísimos conceptos que, al final, no tienen utilidad alguna. Se
pueden reunir y registrar miles de datos y, después de haberlos procesado (llegando a
estadísticas complejísimas), guardarlo todo con mucho orden, creando así archivos perfectos,
pero sin conseguir con todo ello ningún fin productivo, directo ni indirecto. Esto pasa cada vez
más en muchas empresas que compraron máquinas que no necesitaban.

Ejemplo
En una fábrica de aviones, cada modelo tenía entre 200.000 y 300.000 piezas diferentes.
Para cada pieza se llevaba una ficha en la que se apuntaban los tiempos de máquinas y de
operarios. Esto último, sumado en todas las piezas, tenía que cuadrar con el pago mensual
a los operarios.

El sistema de fichas manuales exigía empleados en los talleres que llenaban las fichas en
cada cambio de máquinas y de piezas. Se ideó una ficha con banda magnética, que el
propio operario introducía en máquinas traga-fichas especiales, y se instalaron
ordenadores que procesaban, los paquetes de fichas. De este modo, se llegó a reducir el
número de empleados y se consideró un éxito, pero nadie preguntó qué se hacía con el
acordeón que salía del ordenador a fin de mes. En realidad no se hacía más que archivar
todo aquello, pero nunca nadie necesitó saber lo que costaba una pieza determinada, en
mano de obra o en tiempo de máquina.

Hay personas también muy ordenadas en su tiempo, que saben con muchas semanas de
anticipación todo lo que van a hacer, y cumplen. implacablemente la agenda prevista, pero
quizá no destinan tiempo a cosas más importantes que han surgido después de cerrar su
agenda. Programan su vida con mucho orden, pero quizá no piensan en otra cosa que en ello.
No resuelven lo que surge, porque no tienen tiempo para pensar más que en lo que habían
programado. Han tomado como fin el orden, que es sólo un medio.

El orden productivo ofrece siempre una buena jerarquización (por importancias) de las diversas
actividades. Con esta escala de prioridades cabrá planificar más racionalmente la jornada de
trabajo, e incluso la semana, entregando trabajos terminados, distribuyendo encargos y
pidiendo, con tiempo, nuevos trabajos, pero sabiendo intercalar en todo momento un tema
nuevo cuya importancia o urgencia es mayor.

Ejemplo
Un ingeniero estaba dirigiendo el desarrollo de un proyecto, y el cliente inspeccionaba
muy de cerca el avance de las etapas. Cerca del final se planteó la necesidad de una
planificación intensiva para terminar documentos. Meses antes había calculado que por
aquellas fechas ya estaría libre y se había inscrito en un congreso, preparando incluso una
comunicación para él. Cuando llegó la fecha, salió de viaje hacia aquel congreso, diciendo
a la dirección de su empresa que lo dejaba todo prácticamente terminado. Se produjo un
gran problema con el cliente, y, sin duda, la empresa perdió mucho más de lo que ganaba
con la asistencia de aquel hombre al congreso.

El ingeniero no quiso medir la importancia del riesgo de abandonar al cliente aquellos


días, dando por supuesto que las fechas de su agenda eran de obligado cumplimiento.

La vida profesional está llena de imprevistos, asuntos que se alargan, otros que se descaminan,
otros que surgen de repente, etc.

Cuando se trabaja en una empresa no cabe enfocar el orden en el tiempo como objeto de un
plan personal. Hay que hacer el plan poniendo lo que la empresa mande como la principal de
las prioridades, y sabiendo que los que mandan en la empresa pueden cambiar los planes
previstos.
En la industria, el orden tiene aspectos físicos y hasta geométricos; los elementos iguales
forman una estética si se alinean exactamente. En muchos equipos se busca el paralelismo o la
ortogonalidad. Sin embargo, hay que saber colocar máquinas y los vehículos en posición
inclinada para mayor facilidad de acceso. Igualmente, en los almacenes.

Ejemplo
Un jefe de almacén, tenía el concepto del orden geométrico tan metido en la cabeza que
tuvo que pedir la jubilación anticipada cuando la empresa decidió adoptar el modelo de
almacén desordenado. Desde que existen los ordenadores, el orden queda dentro de su
banco de datos, y no es preciso que se materialice en las estanterías. De esta forma, las
descargas de camiones son mucho más rápidas porque las mercancías se llevan al lugar
libre más próximo (un ejemplo de orden productivo).

Espíritu práctico
Incluso los que trabajan en temas teóricos deben tener espíritu práctico para adelantar en
ellos. Los objetivos una vez establecidos (ver claridad y concreción), habrá que conseguirlos sea
cual sea su naturaleza, y esta consecución es siempre fruto de una orientación que conduzca a
la eficacia. El espíritu práctico es la costumbre mental de elegir caminos que logren pronto y
con eficacia lo que se busca en cada caso.

Se puede ser práctico por lograr el objetivo con más seguridad, gastando el mismo esfuerzo y el
mismo tiempo: hay quien revisa lo que va haciendo sin esperar a un repaso completo al final, y
así se ahorra vueltas atrás.

Se puede lograr el objetivo con menos trabajo: hay quien se salta algunos tramos del camino
porque no son necesarios para aquel caso.

Se puede ahorrar trabajo futuro: cuando la operación va a ser repetitiva; el espíritu práctico
prepara una sistemática que ahorrará tiempo y errores en cada futura repetición, y quizá
permitirá que trabajen en adelante personas de menor nivel.

El hombre práctico, cuando puede, mata dos pájaros de un tiro: mientras desarrolla un trabajo
enseña a hacerlo a otra persona; cuando resuelve un caso particular, deja descrita la técnica en
general, para que sirva en cualquier caso, etc.

A continuación se dan consejos para el campo de la ingeniería. Cuando hay que desarrollar un
trabajo con dificultades, datos incompletos, problemas, que hay que resolver, etc., el hombre
práctico, ante cada atasco, se pregunta qué hará a continuación de aquella dificultad cuando
esté ya está resuelta. Muchas veces se puede ver que el camino toma tal dirección que permite
continuarlo sea cual sea el resultado anterior, lo que libera de tener que esperar en el punto de
atasco. El hombre poco práctico se encuentra con esta sorpresa después de haber Luchado
para salir del atasco.

Ejemplo
En el transporte de una gran pieza, la góndola tenía que pasar un puente metálico muy
antiguo. Muchas de sus barras habían alcanzado un grado de corrosión importante. El
ingeniero encargado de dictaminar si podía o no resistir este puente se encontró con la
dificultad de llevar a cálculos la disminución de las secciones debida a la corrosión. Encargó a
unos operarios que con cepillo de alambre quitaran Ia cascarilla alrededor de cada barra y
luego midieran los espesores. Después de varios días de trabajo, reunió los datos para
esquematizar la estructura resistente con todas sus secciones, y entonces se dio cuenta de que
los roblones podían ser un eslabón más débil en la cadena de transmisión de esfuerzos. Vio así
que la única garantía la iba a tener con un ensayo en carga, midiendo la flecha. Todos aquellos
datos no servían para nada. La espera y el trabajo podían haberse evitado. En esta línea se
encuentran los grados de precisión que se persiguen durante las etapas diversas de un
desarrollo. Si en una etapa ulterior se va uno a encontrar con una amplia incertidumbre o
imprecisión que afectara a las magnitudes manejadas hasta ese momento, no es lógico exigir
en alguna de las etapas anteriores un grado de precisión de alto nivel. El hombre práctico
contempla a priori las secuencias de grados de precisión (o de rigor) que va a recorrer, antes de
meterse en estrechas tolerancias, desde el principio del desarrollo.

Ejemplo
Un director de proyectos quería convencer a un posible cliente de que encargara determinado
proyecto a la firma de ingeniería para la que trabajaba. El posible cliente era persona poco
delicada, y le tuvo casi una i en la sala de espera. Al hacerle pasar balbuceó una fría excusa,
pero el director de proyectos le cortó diciéndole que le había venido muy bien aquel tiempo,
porque había podido terminar la puesta a punto de un programa en su ordenador de cartera, y
precisamente se lo iba a decir (llevaba una mi micro impresora), pues le resultaría muy útil para
su caso. El posible cliente pasó a ser cliente de hecho en aquella misma visita.

Gran parte de lo descrito cae dentro de una gran cualidad que no abunda tanto como sería de
desear: la habilidad para ver a priori lo que es innecesario para el fin que se busca, y quitarlo
de la planificación. En la misma línea está el ver si se puede simplificar lo que es complejo, y
simplificarlo antes de actuar.

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