Al iniciar la investigación efectiva que lleva como título “La Justicia y Coordinación
entre los fines del derecho” se propone a dar a conocer posibles cuestionamientos
en cuanto a las actividades referentes al citado tema.
Sin embargo, Ulpiado añade a esta definición lo que el llama “los preceptos del
derecho”, los cuales son básicos y fundamentales tanto para comprender la
dimensión del concepto, como para la aplicación y ejercicio del derecho mismo;
estos son: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere, cuya
traducción es: vivir honestamente, no dañar al otro, dar a cada quien lo suyo.
Aunque el autor refiere que los dos primeros hacen referencia más bien a la moral,
no menos cierto es, que el precepto de no dañar a nadie aunque se desprenda de
un valor moral, evita que se violenten los derechos de los demás y favorece o
garantiza “la seguridad”. Sin embargo entender lo que es justo sigue siendo una
preocupación de filósofos y juristas; Dorantes Tamayo refiere que Kelsen expresa
al respecto que:
“El problema de la justicia misma hoy lo consideran todavía sin resolver, a pesar
de esfuerzos milenarios, los que de él se ocupan profesionalmente, si se
prescinde de que alguna que otra vez tal o cual profesor afirma, entre las sonrisas
de sus colegas, saber lo que es justo”
El Dr. Hugo Ricardo Acha, (s. f.) desarrolla un ensayo en torno la Seguridad y la
Justicia, sumamente interesante; a continuación se exponen algunos de los
párrafos que desarrolla:
2°) La justicia legal: Es regida por la ley y tiende hacia el bien común. Aristóteles
tuvo en cuenta además, que la aplicación de la ley a los casos concretos (dado el
carácter general que suele tener) podía originar injusticias; para salvar tal
inconveniente recurrió a la equidad. La equidad, es la justicia en el caso particular,
la que corrige los rigores de la ley.
1°) La justicia general o legal: Es la que tiende directamente al bien común de toda
la sociedad. Ordena la conducta de las partes con relación al todo. Cada miembro
de la sociedad debe a ésta lo necesario para la conservación y prosperidad de la
misma y el acto justo consiste en darle lo que le corresponde, como el pago de los
impuestos, la defensa de la comunidad en caso necesario, etc. Esta justicia se
llama legal, porque es la ley la que ordena los actos necesarios para el orden y la
seguridad de la comunidad; y el que ejecuta dichos actos no sólo perfecciona a la
comunidad toda, sino también a sí mismo.
La seguridad y la justicia son dos elementos, dos partes del bien común; por lo
tanto no puede existir contradicción entre ellos.
Señala que la justicia supra positiva (racional o ideal) como la positiva o legal
(legalidad, seguridad) se contraponen al bien común y la primera a la segunda.
En este caso debería la regla debería ser la observancia de la ley del Estado, y
sólo excepcionalmente se aplicará la equidad, cuando aquélla sea evidentemente
injusta.
Derecho positivo:
Considerando que la justicia también postula el bien común, que es fin propio de
la sociedad; el bien común es igualmente un fin del derecho.
Señala Preciado Hernández que de los fines del derecho se deducen algunos
principios o criterios que presentamos a continuación:
Cumplir las obligaciones, para pagar las deudas, que no es sino consecuencia
inmediata del deber de justicia que nos exige dar a cada cual lo suyo.
La ley humana representa la aplicación de los principios del derecho natural a una
materia social concreta.
Preciado Hernández cita a Corts Grau quien sustenta que la teoría de los
escolásticos sobre las relaciones entre la ley natural y las leyes positivas humanas
se puede reducir a cuatro principios fundamentales, éstos son:
Segundo: las leyes humanas son necesarias, además de la ley natural, porque
vienen a ser como un desenvolvimiento de esos principios supremos.
Tercero: la maldad del hombre, en general, hace necesaria una legislación que
sancione inmediatamente las conductas, dado que a muchos hombres no les
bastaría pensar en la ley natural, y hay que obligarles coactivamente.
Cuarto: la leyes humanas no pueden prescribir todas las virtudes, ni prohibir todos
los vicios, y en ellas cabe cierta mudanza dentro de la justicia.
Se destaca que el natural y el positivo, no son dos órdenes diferentes sino el
derecho en sus dos aspectos o dimensiones: lo natural o racional y lo positivo o
técnico.
Mantilla Pineda, Benigno: Filosofía del Derecho. Editorial Temis S.A.; Bogota
Colombia 1996.