a) ¿Qué es el estado?
1
En el marco de este debate pensamos entre otras las obras últimas de Nicos Poulantzas, L’Etat, le pouvoir,
le socialismo, PUF, París, 1978 y La crise de l’etat (sous la direction de Poulantzas), PUF, París, 1977 (L’etat
Contemporain (collectif), Maspero, 1975. Ernest Mandel , El capitalismo tardío (cap. 15) , Ediciones Era,
México, 1979, Mathias y Salama L’etat Surdéveloppé , La Découverte/Maspero, París, 1983, Pierre
Birnbaum, La logique del l’Etat, fayard, París, 1982, Suzanne de Brunhoff, Etait et Capital, Maspero, 1981, y
la revista Critiques de l’economie politique, Nos. 3,6,7-8, 10 y 13, Maspero, París.
2
Ver en particular Joachim Hirsch “Eleménts pour une theorie matérialiste de l’Etat”, en L’état
contemporain…Op.Cit.
nuevo. Ya Pasukanis3 en 1923 en Rusia consideraba al Estado- igual que la ley-
como forma de las relaciones sociales del capitalismo, como relación social
ESPECÍFICA.
Si eso es así, si el estado actúa como “capitalista colectivo ideal” protegiendo los
intereses generales del sistema, necesita para ello gozar de una cierta autonomía
en relación a las clases dominantes y a la sociedad en su conjunto. ¿Pero cuál es
el límite de esa autonomía relativa? y ¿porqué el estado aparece por encima de la
sociedad, convirtiéndose en un “poder público impersonal”?
3
Egeny Pasukanis, La théorie Géneral et le marxisme, Edition, EDI, París
4
Karl Marx, Fondaments de la critique de l’économie (Grunrisse), édition Antrophos, París.
5
Pasukanis, Op.Cit., pág.128.
de esta última y reviste la forma de un aparato de poder público impersonal,
separado de la sociedad?
Según este autor el Estado aparece, entonces, como un poder público impersonal,
“un poder que no pertenece a nadie en particular, que se sitúa por encima de
TODOS y que se dirige a TODOS”6 Se trata de un aparato estatal oficial, situado
por encima de cada capitalista individual y que aparece como fuerza impersonal.
El poder del estado reviste así la forma de Poder Público.
Ahora bien, esa “apariencia” del estado como expresión de la “voluntad general”,
este FETICHISMO del estado, ese poder por encima de las clases sociales tiene
naturalmente límites. Esa “apariencia” desaparece cuando la sociedad está “en
peligro”, es decir, cuando las tensiones sociales desestabilizan la dominación de
clases.
6
Idem, pág. 134
¿Cuál es el origen, la esencia de los límites de la autonomía relativa del
estado? Dijimos que esta autonomía es necesaria para que el Estado pueda
funcionar como “capitalista colectivo ideal” protegiendo los intereses generales
del sistema. Pero, las decisiones de esta autoridad no son neutrales en
relación con las clases dominantes. Al contrario, están profundamente
comprometidas con sus intereses y destino. Sin duda que estas decisiones
beneficiarán a uno u otro sector hegemónico de la burguesía. Los límites están
dados porque, por un lado, el Estado organiza la dominación de clases y, por
otro, esa forma de organización encuentra una hegemonía en una u otra de las
fracciones de la burguesía.
Sin embargo, el estado así definido como “relación social específica” del modo
de producción capitalista no deja de ser una abstracción. Como decía Engels
un “capitalista colectivo ideal”. Pero el poder del Estado está encarnado en los
aparatos institucionales y en los regímenes políticos, es decir, en esa
materialidad institucional”9 propia con la que cuenta. Entonces, para completar
7
A. Gramsci, “Apuntes sobre la historia de las clases subalternas” (1934) en Escritos políticos (1917-1934)
8
A. Gramsci, “La conquista del Estado “(1919, L’ordine nuovo), op.cit.
9
Poulantzas, N:” L’état…Op.Cit.
la noción de Estado diremos que éste en tanto abstracción, como relación
social, se encarna en la realidad histórica concreta a través de los aparatos
institucionales y en las distintas formas políticas (regímenes) de manifestación
del poder estatal.
Como bien plantea Fossaert10 “Cada sociedad hace funcionar sus instituciones
políticas de una cierta manera, según un cierto régimen. La constitución- si
existe alguna que no sea decorativa ni discreta- tiende a reglar ese régimen, a
guiarlo mediante prescripciones normativas. Sin embargo, ni la más rica ni la
más respetada de las constituciones no fija más que una parte del régimen
político”.
10
Robert Fossaert: La Sociét-e Tomo 5, Les Etas, Editions du Seuil, París, 1981, pág. 315
Creemos que el concepto régimen define el perfil político y las modalidades
que adquiere en la realidad histórica la organización de la dominación de
clases. Define, en otras palabras, el perfil y las modalidades políticas que
reviste la “materialidad institucional” del estado en el interior de la lucha de
clases en un país determinado. Por tanto, el régimen traduce en la escena
política la forma concreta, material, de manifestación de las relaciones sociales
de dominación y explotación del capitalismo en un momento determinado. Se
trata, en definitiva, de la forma político institucional en que se traducen las
relaciones sociales de explotación del capitalismo y, por ende, de la
organización de la dominación de clase.
Por nuestra parte, pensamos que la distinción es válida, ya que las formas de
estado, en tanto relaciones sociales capitalistas, deben ser consideradas
concretamente en la realidad política bajo la forma de régimen político. Así, no
se puede estudiar concretamente el estado fascista más que en su articulación
con el régimen a que ha dado lugar; lo mismo puede decirse con relación al
estado populista.
11
N. Poulantzas, Poder político y clases sociales en el capitalismo. Madrid, Siglo XXI
12
Pierre Salama, “Etat et capital. L’état comme abstraction réelle”, en Critique de l’économie politique, N°7-
8, Maspero, París, 1979, pág. 243
13
M. Duverger, Institutions Politiques, Themis, PUF, París, 1980
sociales capitalistas, pero la concreción de esa protección y garantía se
efectivizará de una u otra manera por las medidas que tomen los diferentes
regímenes políticos. La intervención concreta de los representantes de esos
regímenes dependerá no sólo de la ideología y de la política que expresen
esos gobiernos, sino también de la correlación de fuerza entre las clases.
Por otra parte, esta distinción nos permite ahorrar numerosas confusiones y
ambigüedades sobre el Estado, como es, por ejemplo, el pensar que se ha
cambiado la naturaleza capitalista del mismo porque ha variado el régimen
político. La historia reciente de Chile nos brinda un buen ejemplo. Así, el
régimen de Salvador Allende no modificó la naturaleza capitalista del estado
chileno convirtiéndolo en socialista. Modificó sí las modalidades de intervención
de ese estado y su relación con la sociedad, pero no su naturaleza.
Las principales funciones del estado moderno pueden ser calificadas de la manera
siguiente:
1) Función económica:
No vamos a desarrollar este punto que ha sido bien tratado por diferentes autores,
simplemente mencionaremos el papel económico del estado en el proceso de
producción y reproducción del capital, pasando a ser así un arma fundamental
para contrarrestar la baja tendencial de la tasa de beneficios.
3) La función represiva
Este punto continúa suscitando las mayores discrepancias teóricas como las
mayores discrepancias políticas gubernamentales en épocas de crisis como la
actual. El papel del Estado. Las preguntas se nos presentan de inmediato, ¿el
Estado tiene un rol secundario o dominante, es un actor central o es un mero
espectador? ¿El Estado solo actúa en épocas de crisis o por el contrario tiene un
comportamiento permanente en la vida de un país? ¿Cuál es la relación crisis y
estado?
Ahora, esa participación se realiza bajo formas diferentes y con amplitud diversa,
cuestión esta que no deja de estar asociada a los diferentes estadios del
desarrollo capitalista y a la existencia de las crisis estructurales del sistema. Por
consiguiente, si negáramos el carácter intervencionista del estado desde sus
orígenes desconoceríamos su rol de organizador de la dominación de clases e
ignoraríamos igualmente sus diferentes funciones.
Si bien, no cabe duda de que la intervención del estado cobra una nueva
dimensión en la década de los años 30 como consecuencia de la crisis mundial
iniciada en 1929. Esas nuevas formas de intervención estatal se ponen de
manifiesto a partir, sobre todo, de 1933 cuando se define la política de New Deal,
como así también más tarde al finalizar la segunda guerra mundial. El Estado- que
responde a las nuevas contradicciones que van apareciendo en el sistema
capitalista como consecuencia de la crisis mundial y la guerra-, comienza así a
cumplir activamente su rol, actuando de manera creciente en la vida económica y
política de los países, convirtiéndose en AGENTE CENTRAL de la garantía de la
reproducción del sistema. Este Estado TRANSFORMADO es el mismo estado
capitalista de la época anterior- el estado liberal-, pero ahora presenta
modalidades CUALITATIVAMENTE diferentes.
Ahora, los elementos fundamentales que componen esa nueva modalidad serán
los aumentos crecientes del GASTO PÚBLICO- principalmente los gastos militares
que alcanzan un nivel sin precedentes- las inversiones directas del estado en la
economía, las empresas nacionalizadas, la función bancaria y financiera, el
“Estado providencia” con su paquete de medidas sociales, etc.
“En14 la etapa capitalista tardía del capitalismo monopolista tiene lugar una
extensión adicional de las funciones del Estado. Ello es consecuencia de tres
rasgos principales del capitalismo tardío: la reducción del tiempo de capital fijo, la
aceleración de la innovación tecnológica y el enorme aumento del costo de los
grandes proyectos de acumulación capitalista debidos a la tercera revolución
tecnológica, con su correspondiente aumento en los riesgos de cualquier retraso o
fracaso en la valoración de los enormes volúmenes de capital requerido por ellos”
(pág. 469)
14
Mandel, El capitalismo tardío, op. Cit.
En nuestra concepción que considera al Estado como una relación social, mejor
dicho, como una forma específica de las relaciones de dominación y explotación
del modo de producción capitalista, no se puede pensar en la crisis actual
de las relaciones de producción capitalista sin pensar en la crisis del
estado. Son términos inseparables. No se puede concebir la crisis en aquellas sin
admitir la crisis de uno de sus componentes fundamentales- el Estado- en tanto y
en cuanto éste no es exterior ni está afuera de la sociedad capitalista.
15
E. Mandel, Traité d’économie Marxiste, tomo III, 10-18, París, 1977, pág. 6 y 7
del sistema, las crisis económicas constituyen más bien el modo normal de vida
del capitalismo. Los elementos esenciales de las crisis están siempre presentes en
la reproducción de las relaciones sociales capitalistas. Esto quiere decir que las
crisis económicas son necesarias para la continuidad y reproducción misma del
capitalismo.
Por su parte, Salama16 plantea que: “La crisis marca el agotamiento de fuerzas,
tomadas en su conjunto, que contrarrestan la baja tendencial de la tasa de
beneficios “
“La crisis es necesaria para el capital. Ella es el medio por el cual el capital
modifica las condiciones de explotación. La crisis…es la “chance” dada al capital
para depurar las escorias y reencontrar sobre bases sanas su tasa de beneficio”.
En otras palabras, “el modo normal de vida del capital es la crisis”. En este
sentido, ésta juega un doble rol: por un lado, es un elemento necesario para la
reproducción del capital y por otro, juega un rol relevante al levantar el velo y
desnudar la relación social de producción. Juega un rol de desfetichización. Este
es el doble aspecto de la crisis, pues es al mismo tiempo necesaria y peligrosa.
Aquí encontramos la FUNCIÓN de la crisis: sirve como elemento “regenerador” del
capital.
Retornemos ahora de nuevo a la relación que existe entre crisis y Estado. Lo que
se constata a simple vista es que ante la existencia de la crisis hay una mayor
intervención del Estado. Pero esto no deja de ser una mera constatación.
Pensamos, siguiendo el razonamiento de Salama que el “ESTADO INTERIORIZA
LA CRISIS”, ya que está a la vez dentro y fuera de la crisis. Está adentro porque la
interioriza, y está afuera porque puede actuar sobre ella desde el exterior. ¿Por
qué el Estado interioriza la crisis? El capital librado a sí mismo no podría
reproducirse, hace falta un órgano, que garantice la reproducción de las relaciones
sociales de producción. Ese órgano es el Estado. Cumple así una “función de
acumulación”
16
Salama, “Etat et Capital…”, op.cit. pág.240
Entonces, crisis y capital no son dos términos que marchen separados. En el
curso mismo de la acumulación de capital existe la crisis. La crisis está en germen
en la acumulación de capital y se presenta en un momento determinado. Por eso,
que la función de la crisis sea la de favorecer la “regeneración “del capital. Pero,
además, se ha dicho, el Estado actúa sobre la crisis desde el exterior con finalidad
de limitar sus efectos destructores, tratando de rencauzarla.
Pero esto se relaciona también con la GENESIS del Estado en los países
periféricos y con la ESPECIFICIDAD de su desarrollo. Lo que confiere a esos
estados su NATURALEZA 18capitalista, desde la mitad del siglo pasado, no es su
propio desarrollo interior, sino su INSERCIÓN en el mercado mundial.
17
Es la posición que sustentan Gilberto Mathias en el artículo “Estado y crisis capitalista en América Latina”
y Pierre Salama en “Imperialismo y la articulación de los Estado- Nación en América latina” en Crítica de la
Economía Política (edición latinoamericana). N° 1 y2 respectivamente, México, 1976 y 1977
18
P. Salama “El Imperialismo…”, op.cit., pág. 99 y ss.
feudal y la revolución burguesa, la cual transforma de manera definitiva la
organización del sistema feudal existente.
Así, la burguesía lidera un movimiento antifeudal que unifica a todas las clases
sociales contra la monarquía absoluta, bajo la égida de su propia ideología. De
esta manera el consenso que logra alrededor de la estructuración del estado
burgués encuentra su raíz en la propia estructura económica.
19
Sobre este tema tan debatido del modo de producción colonial y el desarrollo capitalista, ver en otros
autores, Agustín Cuevas, El desarrollo del capitalismo en América Latina, México, Siglo XXI, 1978; Ruy Mauro
Marini, Subdesarrollo y Revolución, México, Siglo XXI, 1977; Luis Vítale, La formación social latinoamericana,
ed. Fontamara, Barcelona, 1979; Vaña Bimbarra, El capitalismo dependiente latinoamericano, siglo XXI,
1978; Andre Gunder Frank, Capitalismo y subdesarrollo en América Latina, México, siglo XXI, 1978; Cardozo
y Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina, México, siglo XXI, 1978.
Estado. El estado tiene una función suplementaria que resulta de la división
internacional del trabajo, y por tanto deberá someterse a sus mecanismos.