Después de leer el material acerca de la doctrina del Ministerio y en especial del tema
del discipulado he de iniciar mi exposición describiendo como fue mi llamado a la
conversión.
Siendo el año 1993, en una ocasión que visité a mi madre (q.e.p.d.), quien no
practicaba ninguna religión en forma activa (era católica de tradición) me pidió seguirla
del porche al dormitorio y estando allí debajo de una almohada extrajo un libro que
resultó ser una biblia, con ella en la mano me dijo las siguientes palabras: “compone tu
vida, busca de Dios”, ante tal petición, yo me extrañé por dos hechos inusuales: a) El
hecho de haber tomado una biblia, yo ni siquiera sabía que tenía una; b) que me
invitara a buscar de Dios, cuando nunca antes se había tomado un tiempo para
indicarme que había un Dios que buscar.
Esa petición ella me la hizo debido a que yo estaba mal encaminado en mi vida
personal y familiar. No obstante, mi primera impresión al escuchar sus palabras fue:
Madre, ¿Va a pasar algo? ¿Me voy a morir?. No me dijo ello, me volvió a repetir las
mismas palabras: “compone tu vida, busca de Dios”. Volvió a guardar la biblia en el
lugar de donde la había extraído, y retornamos al porche.
Desde ese momento esas palabras: “compone tu vida, busca de Dios”, no se apartaron
de mi mente, y se convirtieron en un aguijón permanente que angustiaron y motivaron a
reflexionar sobre mi condición primeramente personal y después, espiritual.
Ante esa situación busqué respuestas que significaban esas palabras y hablé con el
entonces director de la obra en Nicaragua, Superte. Jorge Manuel Alejos Vidoña, y me
dijo: eso significa volver a tu familia, arreglar tu situación con tu esposa y después
buscar el perdón de Dios.
Es así que sentí que ese era el llamado de Dios y en el año 1994, el 23 de noviembre,
tomé la decisión de bautizarme en el nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu Santo, lo
cual hice junto a mi esposa, Celina Baltodano González, y mi hija mayor Digna María.
Como todos los que conocemos al Señor, inicié mi vida cristiana con mucho
entusiasmo y la circunstancia de qué se fundara un Colegio por parte de la Iglesia en
Managua en el año 1995, permitió que trabajara directamente a la Iglesia por una parte
en el colegio y en las tareas de evangelizar a los no convertidos.
En ese año tuve un precioso sueño donde conocí por primera vez lo que era estar en
culto de espera, sueño que conté a la hermana Diac. Ninet Baltodano González
(q.e.p.d.) y ella se sorprendió porque el Superte. Jorge Alejos había tenido el mismo
sueño, yo esperaba en la promesa del Espíritu Santo y recibía un mensaje de Dios.
Otro hecho que fortaleció mi llamado fue el hecho de que en ese año el Apóstol Luis
Cruz Lara (q.e.p.d.) llegó a Nicaragua a desarrollar una cruzada evangelistica y tuve la
oportunidad de participar en la misma, situación que me ha motivado a predicar las
buenas nuevas de salvación.
Oró a Dios todos los días que él me dé el llamado para servirle con todo mi corazón y
mi alma, y estoy a la espera de ello, y le pido que le haga el mismo llamado a mi
esposa, pues esa es la principal circunstancia que debo superar para tomar el llamado
de Dios para ser su discípulo. El pastor está haciendo ese llamado a servir como
misionero y siento que este el momento, pero la circunstancia expresada anterior debe
ser superada de parte de mi Dios, lo estoy esperando.