1. En “Elogio de Santo Tomás”, de Umberto Eco, se lee el siguiente párrafo: “Este místico, que
no veía la hora de perderse en la contemplación beatífica de Dios a la que el alma humana aspira
«por naturaleza», era también humanamente atento a los valores naturales y profesaba respeto
por el discurso racional, y por ello logró su propósito. No hay que olvidar que antes de él, cuando
se estudiaba el texto de un autor antiguo, el comentador o el copista, cuando encontraban algo
que no concordaba con la religión revelada, tachaban las frases «erróneas», o las señalaban
dubitativamente para poner en guardia al lector, o bien las acotaban al margen. Tomás, en cam-
bio, alineó las opiniones divergentes, aclaró el sentido de cada una, lo cuestionó todo, incluso
los datos de la revelación, enumeró las objeciones posibles e intentó la mediación final. Todo
debía hacerse en público, como pública era la disputatio en su época: entraba en funciones el
tribunal de la razón.”
Resuma las posiciones fundamentales de este texto y relaciónelas con pasajes e ideas de Tomás
estudiadas.
6. En “La filosofía de Tomás de Aquino en su contexto histórico”, de Jan Aertsen, se lee el si-
guiente párrafo: “El estudio de la filosofía aristotélica tomó un lugar propio en la universidad
medieval. En la Facultad de Artes, que dictaba el curso de estudios que preparaban a los estu-
diante para las otras facultades, los trabajos de Aristóteles pasaron a ser los textos básicos de la
lectio. Este cambio en el currículum no dejó de tener resistencias. La más fuerte fue de los ecle-
siásticos, cuya sospecha del pensamiento “naturalista” de Aristóteles era amplia y profunda. En
1210, un sínodo provincial prohibió a la Universidad de Paris “leer” los trabajos de filosofía na-
tural de Aristóteles “bajo pena de excomunión”. Pero esta prohibición, que se renovó más de
una vez en las décadas siguientes, no era universal. La filosofía natural de Aristóteles se estu-
diaba en la Universidad de Nápoles mientras Tomás estudiaba allí (Nápoles era parte del reino
de Sicilia, uno de los centros donde las obras de Aristóteles se tradujeron del árabe al latín).”
¿Se perciben rastros de naturalismo aristotélico en el De Magistro de Tomás de Aquino? ¿Dónde?
¿De qué manera? Contraste con el De Magistro de Agustín de Hipona.
7. Tomás de Aquino, De Magistro, artículo 1: “Por tanto cuando algo preexiste en potencia ac-
tiva completa, entonces el agente extrínseco no hace más que ayudar al agente intrínseco y
aportarle las cosas por las que puede arribar al acto, como el médico en la sanación es ayudante
de la naturaleza, que es la que principalmente opera, dando fuerzas a la naturaleza y sirviéndole
medicinas, de las que se vale la naturaleza como instrumentos para la sanación.”
Comente este fragmento. ¿Por qué a Tomás le resulta útil analogar la acción del maestro a la
acción del médico? Conecte con la fuente aristotélica.