FACULTAD DE PSICOLOGÍA
CARRERA PSICOLOGÍA
JUNIO, 2019
INTRODUCCIÓN
Freud se basa en que parte importante de nuestra vida mental no es consciente,
desde sus primeras teorizaciones, ubicó en un lugar central al inconsciente para
entender la sexualidad de hombres y mujeres; señaló que para formar parte de una
sociedad renunciamos bajo ciertas circunstancias a nuestros deseos sexuales más
primitivos; constituyendo el deseo sexual uno de los polos del conflicto psíquico más
comunes observados en hombres y mujeres. El bloqueo de tales deseos sexuales se
traducen mas tarde en síntomas, los cuales ocurren cuando el deseo y el impulso
sexual compiten con una desautorización sexual. Existe un nivel profundo, donde hay
motivos, deseos y experiencias reprimidas. La sexualidad infantil es auto-erótica por
encontrar la satisfacción en el propio cuerpo mediante las zonas erógenas; la
sexualidad esta dirigida por pulsiones (impulsos) parciales, porque se va a encontrar
satisfacciones de forma separada sin estar integradas, se manifiesta biológicamente
como necesidades y psicológicamente como deseos; la energía psíquica relacionada
con esos deseos se denomina libido. La conducta sexual normal es sólo una
posibilidad, muchas veces ocurren desviaciones. El impulso sexual puede
desplazarse hacia otras actividades no sexuales, hacia actividades parciales tales
como el voyerismo, fetichismo, exhibicionismo, onanismo o hacia objetos o seres no
humano como lo son las parafilias.
DESARROLLO
Para el Psicoanálisis la sexualidad humana se constituye en dos tiempos: la
sexualidad infantil y la sexualidad adulta. (Freud, 1905); fue justamente la sexualidad
infantil uno de los conceptos más revolucionarios para su tiempo, el cual definió como
sexualidad perversa polimorfa. El erotismo es la sexualidad humana liberada de todo
proyecto de reproducción, de toda genitalidad obligatoria, él hace que el gozo sea
independiente de toda función biológica y lo autonomiza de tal manera que todo
placer, ya sea comiendo, bebiendo o trabajando hará surgir la sospecha de un
erotismo oculto.
Autores como Bleichmar no solo diferencian la sexualidad en dos tiempos, sino que
hacen correlaciones con ellos; Bleichmar (2007), plantea:
…que los dos tiempos de la sexualidad humana no corresponden a las dos fases de
una misma sexualidad, sino a dos sexualidades diferentes: una -la sexualidad
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infantil- desgranada de los cuidados precoces, implantada por el adulto, productora
de excitaciones que encuentran vías de ligazón y descarga bajo formas parciales
(siempre de carácter ¨frustro¨, ya que se olvida con demasiada facilidad que la
masturbación genital infantil no alcanza carácter orgásmico, y por ello no es
equivalente a la sexualidad adulta, y otra -la sexualidad adulta- con primacía,
establecida en la pubertad ubicada en el camino madurativo que posibilita el
ensamblaje genital, no constituyendo entonces una simple reedición del acné de la
sexualidad infantil, sino un modo de recomposición ordenado y guiado por la
existencia de una primacía de carácter genital…
En otro sentido, J. Lacan (1981) plantea la sexualidad infantil como ¨asexuada lo cual
no quiere decir no concernido por la sexualidad. A-sexuado en lo concerniente a la
diferencia de los sexos. Cuando hablamos de sexualidad en el sentido especifico del
término hablaremos del encuentro entre dos cuerpos sexuados en términos de un
lazo sexual¨ O sea, lo que se hace en la cama.
El padre del psicoanálisis postuló en su obra, en especial en Tres ensayos para una
teoría sexual, publicada en 1905 que, ¨existe un proceso evolutivo de la constitución
de la sexualidad, que comienza desde el nacimiento hasta la adultez. Se va
transitando por varias etapas, muy difundidas, la etapa oral, anal, fálica hasta llegar a
las genitalidad con la adolescencia y continúa hasta la muerte¨ (Freud, 1905).
La sexualidad infantil, constituida por todas las etapas recién descritas, con excepción
de la última, es considerada perversa polimorfa. Esto significa que presenta pulsiones
parciales y no integrales: se basan en una desviación en cuanto el objeto (succión,
retención-expulsión, masturbación), y son autónomas; presentan diversidad de zonas
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erógenas que brindan placer, a diferencia de la genitalidad que muestra la primacía
de una zona erógena: la genital.
¨La sexualidad infantil es perversa porque impone objetos y metas que no son el
objeto y metas sexuales normales¨ (Freud, 1905). Esto significa que todos,
obligatoriamente, pasamos por las diferentes perversiones del desarrollo psicosexual.
Si bien postuló un concepto de perversión esencial y universal intrínseco en la
sexualidad humana, consideró que en la adultez debería alcanzarse una sexualidad
ideal, que puede tener ciertas tendencias perversas polimorfas, pero que se destaca
por presentar una meta y objeto ideal, por llegar a una normalidad: la primacía de la
zona genital.
Freud escribió: …
Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida
sexual infantil a su conformación normal definitiva. La pulsión sexual era hasta
entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto sexual. Hasta ese
momento actuaba partiendo de pulsiones y zonas erógenas singulares que,
independientemente unas de otras, buscaban un cierto placer en calidad de única
meta sexual. Ahora es dada una nueva meta sexual; para alcanzarla, todas las
pulsiones parciales cooperan, al par que las zonas erógenas se subordinan al
primado de la zona genital… (1905:189)
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I. Las aberraciones sexuales
La elección del fetiche parece estar relacionada con una fijación de la memoria en lo
último visto por el niño antes del trauma, esto es, la percepción de la ausencia de
pene en la madre. De esta forma el niño vuelve a un momento anterior donde la madre
todavía conservaba el falo en un proceso similar al de la amnesia traumática. Así se
explica por qué, por ejemplo, los zapatos, los pies y las prendas íntimas son tan
comunes como objetos fetiche.
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no estaba todavía amenazado. Además, como ya fue explicado, Freud defiende que
en las perversiones priman las pulsiones parciales.
CONCLUSIONES
Freud nos hablaba del niño perverso-polimorfo, el niño cuyas pulsiones, antes
de reunirse en torno a la genitalidad, fluyen de forma parcial por diferentes
zonas erógenas. El niño disfruta cuando lo asean, lo acarician, le hablan, lo
mira, lo amamanta y orina. Esta infancia perversa perdura en toda sexualidad
adulta en forma de besos, de sexo oral, sexo anal, juegos de toda clase.
La sexualidad no se reduce únicamente a la genitalidad, ni siquiera a
cuestiones de cama, pues se encuentra detrás de toda vivencia humana. Se
expresa en nuestra manera de pensar y de sentir, de relacionarnos, en nuestra
posición frente el mundo, frente a nosotros mismos y frente los demás. La
sexualidad todo lo abarca.
Lo que separa al individuo normal del perverso es en resumidas cuentas la
fijación, la exclusividad, la condena a la repetición de una ley que transciende
a la propia subjetividad. Por ende, un sujeto normal posee un gran abanico de
posibilidades sexuales. Hoy puede jugar al rol de sádico, mañana al de
masoquista y pasado practicar el coito de la manera tradicional. Tiene la opción
de elegir, el sujeto perverso no. El perverso está atado a su fantasía y a su
repetición, lo cual resulta irónico ante su aparente libertad.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Freud. S. (1905) Tres Ensayos para una teoría sexual. En obras Completas. Vol 7.