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7.

enfoque sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo

Etica-moral.
Autor: Luis Fernando Múnera López

Matrimonio igualitario y moral

La moral se compone de las normas que una sociedad acepta. Es necesaria para regular las
relaciones entre sus miembros. Si no existiera, la convivencia pacífica sería imposible, primaría el
dominio del más fuerte.

Para constituir imperativo moral, las reglas deben contar con la aprobación, si no de la totalidad, al
menos de la mayoría de la comunidad. Si una norma no alcanza una masa crítica en su aceptación,
no funcionará bien, aun en el caso de tener fuerza legal.

La semana pasada exponía estas ideas ante un auditorio en la Facultad de Minas, y uno de los
asistentes me preguntó si yo consideraba moral o inmoral que la Corte Constitucional hubiera
rechazado la ponencia de un magistrado que pretendía cerrar la posibilidad del matrimonio
igualitario en Colombia. Quiero compartir la respuesta que di a esa pregunta.

En primer lugar, hay que puntualizar que la condición de homosexual no es anormal, inmoral ni
ilegal. Es simplemente una condición humana diferente a la heterosexualidad, pero tan natural y
legítima como ésta.

Los homosexuales tienen toda la posibilidad y todo el derecho a ser felices, y a llevar una vida
igualitaria en todos los aspectos profesionales, sociales y afectivos. Eso sí, en condiciones de
respeto recíproco con los demás.

Esa decisión de la Corte Constitucional, no obstante, no puede considerarse todavía como la


aprobación legal del matrimonio igualitario en Colombia, por la sencilla razón de que la
Constitución Política de Colombia no permite el matrimonio entre dos hombres o entre dos
mujeres, pues en su artículo 42 establece: “La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se
constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de
contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla”. Por lo tanto, el matrimonio
igualitario requerirá una reforma constitucional.

Lo que la Corte hizo fue declarar la validez de un principio o derecho fundamental, de los
homosexuales, pero quedó pendiente una decisión de fondo sobre cómo superar esa dificultad
constitucional, que no podrá tomarla esa corporación pues no tiene facultades para reformar la
Carta Magna.

En mi respuesta introduje una última consideración, que considero de la mayor importancia:


respetar también los derechos fundamentales de los hijos que se eduquen en una familia cuyas
cabezas sean personas del mismo sexo. Pienso que se requiere la presencia de un hombre y una
mujer en el hogar para garantizar a esos hijos su desarrollo integral, físico y emocional. Por tanto,
si la sociedad colombiana aceptase el matrimonio igualitario tendrá que incluir las garantías
necesarias para preservar los derechos de esos niños.

En muchas familias donde faltan el padre o la madre por muerte, separación o abandono las cosas
marchan más o menos bien. Pero puede no ser lo ideal para los hijos.

La reacción popular muestra que la mayoría de los colombianos no aceptan el matrimonio


igualitario. A esa intención de la Corte Constitucional le falta masa crítica de aceptación social. No
es la primera vez que ocurre así con fallos de esa corporación que pretenden llenar vacíos legales
que ha dejado el Congreso de la República. También sucedió con las decisiones que tomó sobre el
aborto y la eutanasia.

“La ética aclara conceptos, y critica decisiones y prácticas morales en uso”, dice la filósofa Beatriz
Restrepo Gallego. La evolución de las normas morales no puede ser producto de la emotividad
colectiva y tampoco de la relajación de las costumbres, sino del reconocimiento racional de los
derechos fundamentales de todos.

Fuente:
https://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/matrimonio_igualitario_y_moral.php#.XR
qRYuhKiUk

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