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TEMA Nº 7

ORÍGENES DEL CONSTITUCIONALISMO MODERNO. Evolución Histórica del


Constitucionalismo. Aportaciones Españolas, Inglesas, Norteamericanas y Francesas al
Constitucionalismo moderno. Declaración de los Derechos del Hombre (referencia a los
artículos 2, 19, 22, 23, 27, 31, 271, 281 Ord. 1, 285 Ord. 1 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela).

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONSTITUCIONALISMO.

Antes de establecer la sociedad humana, el hombre vivía en libertad plena, no existía poder
que pudieses controlarlo. Las instituciones nacieron cuando la necesidad que produjo el
hombre, obligó al hombre a trabajar y darle un valor al producto de sus manos. Por ello,
nació la primera institución: la esclavitud, la cual engendró la idea de la libertad.

Esta es la visión que tenemos al momento en que el Estado teocrático absoluto se prepara
para una evolución institucional; pero no podemos creer que el Estado carecía de una
constitución, todo estado que se inicia de una forma u otra, sin destino sin estructura ni de
su forma de gobierno, tiene un régimen constitucional porque él se rige por una
constitución. Esta puede tener la forma de costumbre, de colección de leyes o de códigos.
Es un error decir que un estado cualquiera, que no ha tenido constitución hasta que ésta se
ha escrito y promulgado en forma de código o de ley, no ha tenido constitución. La
formación de las constituciones es espontánea de todo pueblo al constituirse en estado, aun
cuando no lleven este nombre.

Gracias al proceso de evolución de los Estados y las necesidades de su población cada vez
se ha hecho más evidente la subsistencia, las instituciones vitales has sido más pesadas y se
ha requerido el encuadramiento jurídico los de fenómenos políticos, entre los que
encontramos: el del reconocimiento del hombre por el Hombre; el de la determinación de lo
que es bueno para la sociedad y de las relaciones entre dirigentes o gobernantes y
gobernado. Apoyándonos en la necesidad de determinar con justeza la realidad que ha de
nutrir los conceptos aquí emitidos. El derecho nos dice que posee una forma y un fondo, y
el equilibrio entre ambos no debe establecerse por el predominio final de la forma, sino
antes bien por el de la materia. Muchos autores en los actuales momentos has llegado a la
conclusión de porque la crisis de las ciencias morales no permite apreciar con claridad las
bases morales a las que está vinculado el sistema jurídico. Toda jurisprudencia madura
realiza sin embargo un equilibrio de la forma y el fondo y la preocupación por el espíritu de
la ley, que no es otro que su contenido de orden y justicia.

Ahora bien, esta percepción de los elementos materiales, de orden y justicia que informan
el Derecho Positivo de un pueblo y le dan su estructura y su consistencia, son más
favorablemente comprendidos en su formación y estructura histórica. La base de una
constitución se encuentra en las instituciones y la Constitución en sí misma no es sino una
organización de instituciones.

APORTACIONES ESPAÑOLAS:
El Derecho Constitucional liberal en España, se produce en la guerra de la independencia
nacional 1808-1812 y, así nace la necesidad de reglamentar los diferentes aspectos de la
vida social, inclusive en la formación más primitiva de los Estados, existían rasgos de
regulación, que sirvieron de los primeros pilares para construir un conjunto global y general
de preceptos, reglas y principios, para delimitar los derechos e imponer los deberes de los
ciudadanos.

EL FUERO DE LAS CORTES DE LEÓN: Consagra algunas libertades, consideradas


modelos de principios reconocidos en las Constituciones modernas y donde el rey es el
primero en auto eliminar su poder al establecer: Que ni el Rey y ningún miembro de su
reino, puede destruir ni derribar la casa de ningún ciudadano, ni talar viñas, ni cortar los
árboles de otros. Que quien tuviera enemistad con alguno debe acudir al Rey o al Señor de
la tierra o a las justicias puestas por el Rey, por el Obispo o por el Señor. Que si

aquel a quien se reclama quisiese dar fiador o prendas como garantía de estar a derecho
según su fuero no sufrirá daño alguno. En conclusión de las aportaciones Españolas al
constitucionalismo moderno, podemos concluir que las más importantes son los Fueros
señalados.

APORTACIONES DE LA CONSTITUCIÓN INGLESA:

La continuidad de la evolución histórica del régimen Ingles está representado por el


desenvolvimiento progresivo de dos principios fundamentales, que son: El gobierno del
Derecho y La Soberanía del Parlamento.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA CONSTITUCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS:


Esos principios, en su valor actual son los siguientes: 1) La forma republicana de gobierno,
la soberanía popular y el carácter representativo de las instituciones y los partidos políticos.
2) La interpretación de la federación como forma de Gobierno. 3) La división de los
Poderes. 4) La supremacía de la Constitución y la supremacía judicial. 5) La defensa de la
libertad en la Constitución americana. 6) Los tres poderes de la unión al Presidente. 7) El
Presidente como Jefe de la función Ejecutiva y Jefe del Estado.

APORTACIONES ESPAÑOLAS, INGLESAS, NORTEAMERICANAS, Y


FRANCESAS AL CONSTITUCIONALISMO MODERNO.

El Derecho Constitucional Liberal en España se produce en decisiva coyuntura histórica de


la guerra de independencia nacional 1808-1812. Tanto en su adaptación como en su
evolución a lo largo del siglo pasado, el Derecho Constitucional Clásico, la organización de
los estados, tiene su génesis en la necesidad de reglamentar los diferentes aspectos de la
vida social. Inclusive de la formación más primitiva de los estados, existían rasgos de
regulación, de formación de las naciones, en esta necesidad se tenían regular de igual forma
los aspectos religiosos, familiares, sociales, económicos y en ese momento histórico, no
definido por el tiempo, atando se inician los primeros pasos a construir un conjunto global
y general de preceptos, reglas y principios para delimitar los derechos e imponer los
deberes a los ciudadanos.

Los momentos que dieron origen al moderno Derecho Constitucional son dos: El Histórico
proporcionado por la Constitución Inglesa del siglo XIII y el sistemático cambio debido al
esquema racionalista. La unidad de ambos momentos está representado por Montesquieu en
su obre el Espíritu de la Leyes donde hace agudas observaciones acerca de la decisión de
poderes, base del parlamentarismo moderno.

Del momento Histórico proporcionado o contribuido por Inglaterra a las instituciones


Políticas, se remonta a la época en que fue conquistada por Guillermo Duque de Normandía
(1066) después de haber vencido al Rey Haroldo, donde predominan las instituciones de
gobierno local, produciéndose luego la espontánea unión de la nobleza y el pueblo en
contra del poder monárquico. Posteriormente en 1215, Juan Sin Tierra se ve obligado a
aceptar la Carta Magna de libertades inglesas, documento extenso que contenía la
diversidad de materias correspondientes a las relaciones entre el Rey y los Señores
Feudales.

Paulatinamente se van sumando miembros de ambos bandos: Privilegiados Comunes y se


crean las Cámaras del Parlamento quienes entre otras actividades generaron presión hasta
logar un categórico reconocimiento de los principios de la Carta Magna y restringir
claramente el poder real, en tiempos de Carlos I, creándose además tentativas de
organización constitucional al gobierno de los ingleses.

Del Momento Sistemático, nos referimos a Montesquieu quien no trata de exponer el


funcionamiento de una constitución históricamente concreta, sino que partiendo de ella
trata de reducir a un todo el complejo de sus relaciones a otros cuantos principios de validez
general. Aquí, el orden concreto es transformado en sistema.

Los factores que contribuyeron de modo inmediato a la cristalización del


Constitucionalismo fueron: Las Constituciones escritas, ya que en el orden jurídico total
aparece una esfera clara y sistemáticamente diferenciada. A la simplicidad de la
organización jurídico-política, del Estado absolutista le sucedió un complicado sistema de
división de poderes y atribuciones de competencias.

Jurídicamente el Fuero era un pacto o convenio solemne que se celebraba entre el Rey y los
pobladores: el monarca concedía la villa o ciudad con estos términos, lugares, aldeas,
castillos, tierras y montes, comprendidos en un área determinad y sus leyes por las cuales se
regía la municipalidad. El rey y el señor debían observar religiosamente el pacto y hacer
que este se cumpliera. Para asegurar su cumplimiento el rey, el señor y los pobladores
prestaban juramento solemne, el quebrantamiento se consideraba como alevosía de lesa
majestad, además del perjuicio correspondiente.
Básicamente se reducía a los llamados “Fueros” consistían en pactos o convenios entre el
Rey y los pobladores a través de los cuales convertían en municipalidades determinados
territorios.

Entre los Fueros más importantes tenemos: El de León, concedido por Alfonso V en el año
de 1020; el de Jaca 1064, el de Najera, concedido por Sancho el Mayor de Navarra y
confirmado por Alfonso VI en 1076; el de Logroño por Alfonso VI en 1095 y el
Ordenamiento de León o Fuero de las Cortes.

El fuero de las Cortes de León, consagra algunas libertades, considerándose modelo de


principios reconocidos en las Constituciones modernas y donde el rey es el primero en
eliminar su poder al establecer que: “he jurado que ni yo ni nadie pueda entrar por la fuerza
en casa de otro, que ni yo ni ningún otro de mi reino pueda destruir ni derribar la casa de
ningún otro ciudadano, ni talar viñas, ni cortar los árboles de otros; el que tuviere enemistad
con alguno que acuda a mi o al señor de la tierra o a las justicias puestas por mí, por el
obispo o por el señor. si aquel de quien se reclama quisiese dar fiador o prendas como
garantía de estar a derecho según su fuero no sufrirá daño alguno, y si a eso no quisiese
prestarse, el señor de la tierra y la justicia le obligaran a ello como si fuese justo. Si el señor
de la Tierra y la justicia se negasen a cumplir este mandato denúncienmelo al obispo y los
hombres buenos, para que yo haga justicia al agraviado”

Dispone también que “mando que nadie se atreva a ocupar con violencia la casa o inmueble
que otro posea, si lo hiciese, restitúyala con el doble al que sufrió la violencia”

Mando a que nadie tome prenda de otro sino por medio de las justicias y alcalde puestos
por mí. Estos y el Señor de la tierra en las ciudades y alfolces otorgaran fielmente derecho a
los requirentes. El que de otro modo tome prenda, será castigado como agresor violento.

Igualmente, determina que si alguna autoridad judicial denegase justicia a un reclamante, o


la dilatase maliciosamente, o haciendo derecho en el término de tres días, lo compruebe
aquél por medio de testigos ante cualquiera de las autoridades judiciales inmediatas, de
modo que conste la verdad; obligándose a la autoridad judicial maliciosa a pagar al
agraviado el duplo de su demanda y el duplo de los gastos que hubiese causado con su
maliciosa dilación.

Los análisis referidos a los Decreta (decretos) atribuidos a 1188 reúnen la confirmación de
decretos de carácter general como, por ejemplo, el no atentar contra la propiedad ajena,
resolver las querellas ante la justicia o la promesa del Rey de no entrar en Guerra sin contar
con todos los que le deben dar su consejo. Estos decretos, son cosas que son normales en
los inicios del nuevo reinado de Alfonso VII, sin embargo se crearon “nuevos Decretos",
entre los que se contaba la redacción de una Constitución fechada en julio de 1188, que
trataba de la existencia de violencia y de intento por paliarla usando la Justicia.

Este tema será desarrollado en unas "constituciones" para Galicia, en 1194, y a partir de
este texto podemos explicar lo contenido en el texto atribuido a las Cortes de 1188; es decir
que éste, tal y como lo conocemos en muchos de sus pasajes, se debe a la elaboración
desarrollada a lo largo del reinado de Alfonso IX.

LA CARTA MAGNA Y LOS ORÍGENES DEL PARLAMENTO.

En este primer periodo puede arrancarse de los orígenes de la Monarquía sajona-normanda


(1086) y cerrarse en la fecha del primer gran documento de la revolución, la llamada
petición de derechos (1628).

Igualmente hay que registrar dos acontecimientos en los que el pueblo ingles cifra el
nacimiento de su régimen constitucional: uno, el otorgamiento de la Carta Magna del Rey
Juan sin Tierra en 1215; otro la convocatoria del primer parlamento en que participaron los
Comunes, por Simón de Monforort en 1264.

El periodo de la revolución inglesa se abre en 1628 con el documento denominado Petición


de Derechos (Bill of Rights) presentado al Rey Carlos I por los Lores espirituales y
temporales y los comunes reunidos en Parlamento. Dicho documento contiene en una
extensa y respetuosa enumeración las libertades y derecho que el Parlamento considera
violados y desea ver garantizados por el Rey, derechos entre los que inevitablemente
figuran la aprobación de los tributos por el parlamento.

Esta petición de Derechos se proclama para prevenir que su religión, su derecho y sus
libertades no corran de nuevo peligro de ser subvertidos. Los trece puntos que contiene esta
declaración de derechos ingles formulan los principios esenciales en que se han de basar la
Constitución Británica hasta finales del siglo XIX y pueden distinguirse las fundones,
derechos y privilegios del Parlamento a saber la legislación, aprobación de impuestos,
libertad de expresión e inmunidad.

LA CONSTITUCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

Si la Constitución inglesa ha sido el modelo de las instituciones parlamentarias europeas,


La Constitución de los Estados Unidos ha ofrecido el patrón del constitucionalismo
americano. Pero no nos interesa tanto por este hecho, como por ser el engace histórico que
realiza al recibir de Blackastone y Locke una imagen de las instituciones Británicas y
devolverla a Europa condensada en principios y formulas, fundidas en el espíritu del siglo
XVIII y de las tradiciones coloniales. Por mucho que quiera discutirse y escatimarse esta
influencia histórica siempre será innegable el reflejo de la evolución constitucional europea
de estos cuatro principios: La idea de un derecho constitucional escrito contenido en un
código sistemático como plan de una organización del Estado que se protege con una
garantía de una súper legalidad; la forma de gobierno republicana, que por primera vez se
establecía como régimen en un país extenso, mostrando la viabilidad de un gobierno
popular en contraste con la tradición monárquica europea; el federalismo como vinculo de
varios pueblos en una entidad superior; y las declaraciones de derechos y la idea
democrática de igualdad.
Estos principios, a diferencia del otro gran principio que presidio la fundación
constitucional americana, el de la división de poderes, no fueron consecuencia de premisas
teóricas, como obra de tradiciones coloniales y de específicas circunstancias en que se
desenvolvió la independencia Americana. Por eso, aunque la historia del orden
constitucional norteamericano no pueda paragonarse en interés con la del orden
constitucional inglés, por distintas características formales de ambas constituciones a saber
el derecho escrito y el derecho consuetudinario, constitución rígida y flexible,
revolucionaria e histórica, codificada y no codificada, que casi las oponen en un contraste
absoluto, ni por la reciente data del origen de la Unión Americana, si nos interesa para
comprender la razón histórica de la fisonomía de aquel orden.

LA CONSTITUCIÓN DE LA REPUBLICA FRANCESA.

La actual constitución Francesa, fue promulgada el 3 de Junio de 1958, y ella expresa: “El
pueblo francés proclama solemnemente su adhesión a los Derechos del Hombre y a los
principios de soberanía nacional, tal como han sido definidos por la Declaración de 1789,
conformada y completada por el preámbulo de la constitución de 1946”.

Aunque el régimen Francés posterior a la Revolución gire en la orbita del sistema


representativo liberal y parlamentario, cuyo patrón europeo es por el derecho propio de la
Constitución inglesa, merece sin embargo una consideración separada por dos razones: De
una parte, por circunstancias históricas y geográficas que no precisan ser recordadas, ha
sido Francia quien ha irradiado los principios esenciales del régimen constitucional al resto
de Europa habiéndose inspirado el constitucionalismo continental más en ese modelo
francés que en el primigenio anglosajón; de otra ha impuesto en aquel tipo de régimen la
impronta de un espíritu universal abstracto, perfilando un hito de características
germinativas.

La Revolución Francesa que significa para Francia y en general para todo el continente, el
hito en que se separan las instituciones del “antiguo régimen y las de nuevo régimen” hasta
tal punto, que puede decirse que la consideración de este momento rebasa el interés
limitado de la historia constitucional francesa y encaja más bien la historia de las
instituciones políticas de todo el Occidente europeo.

DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE DE 1789.

La Declaración establece los principios de la alegría que serán la base de la legitimidad de


la nueva sociedad, acabando con los principios, las instituciones y las prácticas del Antiguo
Régimen: "El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación". La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano considera legítima la revuelta de
los diputados en contra de la monarquía absoluta, al declarar como derecho imprescindible
del hombre la "resistencia a la opresión".

La Declaración tiene un alcance general y orientado hacia el futuro. Los Constituyentes


enumeran los "derechos inherentes a la naturaleza humana", que no son derechos creados
por los revolucionarios, sino que son derechos constatados. Es la consecución de la
filosofía del Siglo de las Luces.

LOS ARTÍCULOS DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS


DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO SON LOS SIGUIENTES:

I. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos. Las
distinciones civiles sólo podrán fundarse en la utilidad pública.

II. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e


imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia a la opresión.

III. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la Nación; ningún individuo ni


ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane directamente
de ella.

IV. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El
ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites que los que
garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos. Estos
límites sólo pueden ser determinados por la ley.

V. La ley sólo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo que no
está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse obligado a aquello que
la ley no ordena.

VI. La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen


derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus
representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o para castigar. Siendo todos
los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles para todos los honores,
colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades, sin ninguna otra distinción
que la creada por sus virtudes y conocimientos.

VII. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento, excepto
en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por ésta prescritas. Todo
aquél que promueva, solicite, ejecute o haga que sean ejecutadas órdenes arbitrarias, debe
ser castigado, y todo ciudadano requerido o aprehendido por virtud de la ley debe obedecer
inmediatamente, y se hace culpable si ofrece resistencia.

VIII. La ley no debe imponer otras penas que aquéllas que son estrictamente y
evidentemente necesarias; y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley
promulgada con anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.

IX. Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Si se
estima que su arresto es indispensable, cualquier rigor mayor del indispensable para
asegurar su persona ha de ser severamente reprimido por la ley.
X. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aun por sus ideas
religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden público
establecido por la ley.

XI. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más
valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar libremente,
excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los casos determinados
por la ley.

XII. Siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre y del
ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para el provecho
particular de las personas a las que ha sido confiada.

XIII. Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de
administración, una contribución común, ésta debe ser distribuida equitativamente entre los
ciudadanos, de acuerdo con sus facultades.

XIV. Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a constatar la
necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a comprobar su adjudicación
y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento, su recaudación y su duración.

XV. La sociedad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su administración.

XVI. Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación
de poderes definida, no tiene Constitución.

XVII. Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie podrá ser privado de él,
excepto cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige de manera evidente,
y a la condición de una indemnización previa y justa.

La Declaración de 1789 ha inspirado un gran número de textos similares en Europa y


América Latina. Con esta Declaración que encabeza la Constitución de 1791, se inicia la
división de la constitución en dos partes, una la dogmática que no es otra cosa que el
reconocimiento de los derechos del hombre y otra orgánica o sea la que organiza la
estructura general del Estado.

REFERENCIA A LOS ARTÍCULOS 2, 19, 22, 23, 27, 31, 271, 281 ORD. 1, 285 ORD.
1 DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA

Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de


Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su
actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la
responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político.
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y
sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e
interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los
órganos del Poder Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos
humanos suscritos y ratificados por la República y las leyes que los desarrollen.

Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y


en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como
negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La
falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.

Artículo 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y
ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno,
en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las
establecidas por esta Constitución y la ley de la República, y son de aplicación inmediata y
directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público.

Artículo 27. Toda persona tiene derecho a ser amparada por los tribunales en el goce y
ejercicio de los derechos y garantías constitucionales, aun de aquellos inherentes a la
persona que no figuren expresamente en esta Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos.

El procedimiento de la acción de amparo constitucional será oral, público, breve, gratuito y


no sujeto a formalidad, y la autoridad judicial competente tendrá potestad para restablecer
inmediatamente la situación jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella.
Todo tiempo será hábil y el tribunal lo tramitará con preferencia a cualquier otro asunto.

La acción de amparo a la libertad o seguridad podrá ser interpuesta por cualquier persona, y
el detenido o detenida será puesto bajo la custodia del tribunal de manera inmediata, sin
dilación alguna.

El ejercicio de este derecho no puede ser afectado, en modo alguno, por la declaración del
estado de excepción o de la restricción de garantías constitucionales.

Artículo 31. Toda persona tiene derecho, en los términos establecidos por los tratados,
pactos y convenciones sobre derechos humanos ratificados por la República, a dirigir
peticiones o quejas ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto
de solicitar el amparo a sus derechos humanos.

El Estado adoptará, conforme a procedimientos establecidos en esta Constitución y la ley,


las medidas que sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los
órganos internacionales previstos en este artículo.

Artículo 271. En ningún caso podrá ser negada la extradición de los extranjeros o
extranjeras responsables de los delitos de deslegitimación de capitales, drogas, delincuencia
organizada internacional, hechos contra el patrimonio público de otros Estados y contra los
derechos humanos. No prescribirán las acciones judiciales dirigidas a sancionar los delitos
contra los derechos humanos, o contra el patrimonio público o el tráfico de estupefacientes.
Asimismo, previa decisión judicial, serán confiscados los bienes provenientes de las
actividades relacionadas con los delitos contra el patrimonio público o con el tráfico de
estupefacientes.

El procedimiento referente a los delitos mencionados será público, oral y breve,


respetándose el debido proceso, estando facultada la autoridad judicial competente para
dictar las medidas cautelares preventivas necesarias contra bienes propiedad del imputado o
de sus interpuestas personas, a los fines de garantizar su eventual responsabilidad civil.

Artículo 281. Son atribuciones del Defensor o Defensora del Pueblo:

1. Velar por el efectivo respeto y garantía de los derechos humanos consagrados en esta
Constitución y en los tratados, convenios y acuerdos internacionales sobre derechos
humanos ratificados por la República, investigando de oficio o a instancia de parte las
denuncias que lleguen a su conocimiento.

Artículo 285. Son atribuciones del Ministerio Público:

1. Garantizar en los procesos judiciales el respeto de los derechos y garantías


constitucionales, así como de los tratados, convenios y acuerdos internacionales suscritos
por la República.

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