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PLANTEAMIENTOS ECONÓMICOS,

SOCIALES Y POLÍTICOS INTERNACIONALES:

El análisis comparativo de los casos de desarrollo al nivel mundial muestra que los
países que han alcanzado con éxito el desarrollo económico y social son los que han
invertido la energía necesaria en el diseño de una visión a largo plazo.

Cuando los países carecen de una visión estratégica a largo plazo en materia de
desarrollo, las políticas públicas suelen tener éxitos efímeros y a veces pueden ser
incoherentes y contradictorias. Con esa visión es más fácil ordenar las prioridades de
política y el accionar del Estado, así como verificar el avance hacia las metas
establecidas. La adopción de una visión nacional es un primer paso positivo de los
países que quieren movilizar las energías de sus ciudadanos hacia un mejor futuro.

La República Dominicana es hoy una economía abierta y por ello su desempeño


económico es cada vez más sensible a los cambios del entorno internacional. Por
razones evidentes ninguna economía abierta puede ignorar el contexto mundial y
mucho menos una economía pequeña como la República Dominicana. Es por ello que
resulta pertinente preguntarse acerca de las grandes tendencias que parecen prefigurar
los rasgos fundamentales de ese contexto hacia 2030.

Las grandes transformaciones de la economía política internacional sugieren, en el


horizonte de 2030, un aumento progresivo del poder relativo de las “economías
emergentes”, en particular de China (Humphrey y Messmer, 2006) e India (Srinivasan,
2006). Una de las consecuencias más plausibles de este hecho sería la configuración
de una estructura de poder multipolar en la que la estabilidad sería garantizada por las
instituciones internacionales y la interdependencia entre las mayores potencias
(Phillips, 2008). Las consecuencias de este nuevo entorno para el resto de las
economías en desarrollo son inciertas: mientras que los países más pequeños pueden
sacar ventajas de una mayor diversidad de paradigmas de desarrollo y de las probables
reformas de la institucionalidad internacional, también es factible que se vean afectadas
en sus territorios por los conflictos de poder e influencia que libren entre sí las antiguas
y nuevas potencias.
La evolución económica y social de la República Dominicana desde 1961 en adelante
muestra marcados altibajos ocasionados por factores y circunstancias que
determinaron cambios básicos en períodos muy breves. De ellos ha surgido, en un
proceso de decantación y selección, el ordenamiento institucional y los instrumentos
que le han dado estabilidad al proceso de desarrollo del país desde 1967 en adelante.

Los cambios políticos de 1961 tuvieron repercusiones de trascendencia en la estructura


económica y social. La reivindicación para el patrimonio nacional de los principales
bienes productivos y el despertar de la conciencia social impusieron al nuevo Gobierno
las funciones de administrar las empresas y buscar la justicia social esperada. La
reincorporación de la ciudadanía a la vida política, el pujante surgimiento del
movimiento obrero, la práctica libre del derecho de reunión y la formación de los partidos
políticos que tuvieron lugar durante los primeros años de la década, se vieron
acompañados por numerosos y complejos problemas que requerían solución con
recursos e instrumentos limitados y por el comportamiento desfavorable del sector
externo, y se combinaron para propiciar la agitación y finalmente el desencadenamiento
de la contienda bélica. Sin embargo, el espíritu de progreso y la voluntad de moldear
un futuro de estabilidad y crecimiento se mantuvo latente en la población, culminando
con la instalación del Gobierno constitucional en 1966 y abriéndose una etapa de
transición y ordenamiento con objetivos definidos. La iniciación de una política de
austeridad ajustada a las realidades, la reorganización de las empresas del Estado, la
revitalización de la economía de mercado, el estímulo a la iniciativa privada y la
promoción de la inversión tuvieron como resultado una reacción de la economía y un
ordenamiento institucional que situaron al país ante el inicio de una nueva fase de su
proceso de desarrollo en 1968.

LA ETAPA DE EXPANSIÓN ECONÓMICA.

Debido a un conjunto de elementos favorables, a partir de 1969 se han venido


registrando crecimientos en el Producto Interno Bruto (PIB) que corresponden a una
tasa media anual de 7.5% por habitante.

La expansión económica sustentada desde 1969 ha obedecido a una combinación de


factores favorables, algunos de ellos derivados de circunstancias transitorias.
En orden de importancia, en el impulso rápido de crecimiento influyeron la tasa de
inversión pública en primer lugar, que aumento entre 1966 y 1974 a un promedio anual
del 22%, y luego al crecimiento de las exportaciones. El alto nivel de ingresos reales
determinó que la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto se elevara al 21.2% a
precios corrientes en 1973.

El mejoramiento de los términos de intercambio ha sido notable a pesar de la inflación


mundial y los altos precios del petróleo. Por otra parte, el alto nivel de las inversiones
privadas directas y las remesas de dinero de los dominicanos residentes en los Estados
Unidos (cerca de US$ 30 millones al año), han contribuido notablemente a la
aceleración experimentada en esta etapa del desarrollo.

El componente de mayor trascendencia en la aceleración del crecimiento económico,


por su impacto en el proceso del cambio, fue el mejoramiento de la administración
pública y el uso más eficiente que el Gobierno ha hecho de los instrumentos del
desarrollo.

Selección adecuada de políticas para el proceso de desarrollo

La adopción por el Gobierno de un régimen de prioridades de desarrollo selectivas y


flexibles, y el mejoramiento de las instituciones del sector público y de su eficiencia
operativa han hecho mas fácil la aplicación de una política fiscal orientada a promover
el desarrollo con una adecuada utilización del financiamiento. El aprovechamiento de
los servicios de asesoramiento y de asistencia técnica internacional han contribuido a
reforzar algunas instituciones claves y a dotar al país de importantes obras de
infraestructura.

Disponibilidad de financiamiento para el desarrollo

Durante el período indicado, las altas tasas de crecimiento logradas se posibilitaron


gracias al alto nivel de financiamiento disponible debido al aumento de las
exportaciones y a la aplicación de políticas fiscales que fomentaron el ahorro, así como
la promoción de la reinversión en el sector privado a través de la estabilidad y confianza
imperantes. El incremento de los créditos de los organismos internacionales de
financiamiento, que pasó de 13.1 millones de dotares a 103.8 millones en 1974, fue un
factor adicional que propició el crecimiento económico.

Orientación reciente de la política económica

Los proyectos, programas y medidas adoptados se seleccionaron mediante el examen


de la situación social y económica y la determinación de la contribución que cada obra,
proyecto, o medida haría para aumentar el empleo y mejorar la distribución del ingreso.
El programa nacional de obras para el desarrollo urbano probó su doble utilidad
económica y social reactivando el proceso de recuperación económica y el alza de las
recaudaciones, cumpliendo sus objetivos de. promover la generación de empleo y la
erradicación de áreas de pobreza alrededor de las ciudades. El fortalecimiento de la
infraestructura económica mediante obras en los sectores de transporte, energía y riego
se realizó .plenamente con los recursos fiscales, el crédito externo y la asistencia
técnica internacional en la preparación de proyectos, la ejecución de obras y el
perfeccionamiento de las instituciones oficiales para mejorar su eficiencia.

Finalmente, y a partir de 1972, se dio atención preferencial al mejoramiento de las


condiciones de vida de la población rural mediante la aplicación de las leyes de reforma
agraria y acciones complementarias de apoyo.

En el corto plazo, la meta consiste en aumentar la producción agrícola, especialmente


del pequeño agricultor, e impulsar a éste a elevar sus ingresos e inducirlo a aplicarlos
y a racionalizar su uso y a proveerle, al mismo tiempo, de servicios sociales adecuados
en los sectores de salud y educación. Para conducir las políticas de mejoramiento rural
se dictaron las leyes agrarias de 1972 y se estableció el Proyecto Integrado de
Desarrollo Agropecuario (PIDAGRO) en 1973, iniciándose durante estos últimos años,
además, una serie de obras de riego en diferentes zonas del país. En lo social se hizo
un cómputo global de las necesidades de servicios de salud pública y educación que
está siendo utilizado para la preparación de programas integrados de desarrollo
regional.
POSIBILIDADES DE CONVERGENCIA INTERNACIONAL DE LA REPÚBLICA
DOMINICANA

Para que la República Dominicana acerque su nivel de desarrollo al de las economías


líderes a escala internacional, y en especial con respecto a América del Norte, que
constituye su ámbito regional inmediato y de mayor vinculación, debe producirse un
proceso de convergencia a largo plazo que se sustente en un crecimiento sostenido de
la economía.

La experiencia internacional muestra que la posibilidad de suscitar dicho proceso


depende en un grado muy elevado de la construcción de la capacidad social y los
entornos institucionales que hacen posible desencadenar el potencial económico y
productivo, condición necesaria para disminuir las brechas de ingreso con los países
de mayor desarrollo. Ahora bien, en este estudio, la convergencia económica se
considera como algo más que una disminución de las brechas de ingreso entre países.
Se la considera como un proceso que además incluye la disminución de las diferencias
de ingreso de los individuos, que por tanto puede evaluarse por su capacidad de
erradicar la pobreza absoluta y relativa.

En este sentido, también supone una convergencia institucional, tecnológica y de


niveles de productividad con respecto a los estándares del mundo industrializado. El
análisis de los principales procesos de convergencia observados en la economía
internacional 8 permite identificar algunos hechos estilizados que sirven como
parámetros generales de cómo se puede reorientar el rumbo de desarrollo de un país
como la República Dominicana si se adoptan reformas y estrategias adecuadas. En
términos generales, dicha experiencia muestra que la convergencia supone satisfacer
algunos requisitos básicos, en las condiciones propias de cada país, al menos en tres
ámbitos: el del cambio institucional, el de la acumulación de capital físico y el de
formación de capital humano. Atender con una perspectiva estratégica estos tres
aspectos básicos es indispensable para propiciar una transformación productiva
basada en la incorporación continua de innovaciones tecnológicas, como ha señalado
la CEPAL en diversas oportunidades (CEPAL, 2008). Sobre esa base se elaboraron
para este estudio tres contextos de su posible trayectoria de crecimiento hacia 2030 y
de sus respectivos resultados en términos de convergencia frente a otras economías y
sociedades de la región y fuera de ella. 9 En el cuadro 1 aparece un resumen de los
principales resultados.
El primer escenario (escenario base) tiene como supuesto primordial que la economía
dominicana conserva su tendencia inercial a largo plazo, lo que supone el
establecimiento de cierto equilibrio entre la mejoría de algunas condiciones y el
deterioro de otras en el transcurso del período 2007-2030. Se considera que a lo largo
de este período disminuiría ligeramente el gasto corriente y de inversión del gobierno.
La inversión fija bruta del sector privado y el promedio de años de estudios de la
población de 15 años y más, por su parte, se mantendrían en torno a los niveles
actuales.

El segundo escenario (el optimista) se traduce en una aceleración de la tasa de


crecimiento sustentado en un incremento progresivo del coeficiente de inversión hacia
promedios cercanos a los registrados en la segunda mitad de los años noventa. En el
período 1996-2000, en efecto, la inversión fija bruta representó, en promedio anual, el
25% del PIB. En ese mismo lapso, el crecimiento medio anual de la economía fue de
6,9% (una tasa muy similar a la supuesta en el marco del presente escenario).

Por último, el tercer escenario (el pesimista o de riesgo) tiene como “límite máximo” un
mantenimiento precario de las tendencias económicas a largo plazo, con una posible
inclinación progresiva al deterioro, y se edifica suponiendo un freno (que hoy parece
poco probable) a la profundización de las reformas estructurales en curso, que
degradaría el clima de inversión y frenaría los avances en el plano de la formación de
capital humano.

EL EMPLEO COMO EJE ARTICULADOR DE LA ESTRATEGIA DE DESARROLLO


HACIA 2030

El empleo es el principal factor de cohesión. Como tal, también deber ser el foco de
convergencia de todos los componentes de la nueva estrategia dominicana de
desarrollo. El empleo debe convertirse en un parámetro para establecer el orden de
prelación de las grandes decisiones de la política económica y social del próximo cuarto
de siglo en la República Dominicana.

Uno de los mayores desajustes del estilo de desarrollo que ha prevalecido en las últimas
dos décadas en la República Dominicana concierne a la situación laboral y a la
evolución del desempleo. A pesar de que la economía ha observado períodos de alto
dinamismo, sobre todo en la segunda parte de la década de 1990 y tras la crisis de
2003-2004, la insatisfactoria evolución del empleo permanece, al mantenerse la tasa
de desempleo amplio en cifras de dos dígitos, rondando en algunos momentos cerca
de un 20%. Entre 1991 y 2006 la tasa de crecimiento medio anual del producto real fue
de un 5,8%, la tasa de desempleo medio fue de un 16,7% y la del producto potencial
de un 5,9% anual. Los cálculos efectuados con la evidencia de este período señalan
una tasa natural de desempleo (TND) muy alta, en torno a un 16,5%.

Es evidente que la economía ha sido incapaz de generar una adecuada oferta de


puestos remunerativos de trabajo ante una fuerza laboral con altas tasas de crecimiento
como consecuencia del cambio de la población, proceso que deriva en una creciente
población en edad de trabajar. Paralelamente se han producido cambios en la
estructura del mercado laboral debido al propio proceso de cambio estructural de la
economía, tanto interno como externo. Del análisis realizado al respecto en este estudio
se desprenden ocho rasgos principales del mercado laboral dominicano después de
casi cinco lustros de intenso crecimiento del producto.

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