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Cultura Wari: historia, características,

ubicación, y mucho más.


admin diciembre 7, 2017
La cultura wari es una antigua civilización que forma parte del patrimonio cultural del Perú.
Una sociedad con gran poder y fuerza, que junto a la cultura moche es considerada como

las dos sociedades imperiales de la época.


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 1 Historia de la cultura wari.
 2 Características y ubicación de la cultura wari.
 3 Economía de la cultura wari.
 4 Cultura wari organización política y social.
 5 Cultura wari religión.
 6 Manifestaciones culturales de la cultura wari.
o 6.1 Arquitectura cultura wari: ciudades importantes.
o 6.2 Ciudad de Wari.
o 6.3 Pikillaqta.
o 6.4 Wiracochapampa.
o 6.5 Castillo de Huarmey.
o 6.6 El Señor de Wari.

Historia de la cultura wari.


La historia de la cultura wari es bastante extensa y puede ser dividida en varios periodos
para estudiar y comprender mejor la forma de vida de los pobladores.

Esta civilización se caracterizó por ser una cultura política y social principalmente,
surgiendo aproximadamente entre los años 550 d. C. y el 900 d. C., aunque esto no está
totalmente asentado pues existen muchas discrepancias entre las fechas que usan
diferentes investigadores.

La arqueóloga e investigadora Dorothy Menzel, quien ha dedicado gran parte de su vida al


estudio de la cultura wari, ha dividido su historia en seis etapas para que sea más fácil de
seguirla y conocerla, las etapas son: 1A, 1B, 2A, 2B, 3 y 4.

La etapa 1A.
En esta primera etapa es cuando surge la ciudad capital que se denominó Wari y
posteriormente seria el nombre otorgado a la cultura. Durante este tiempo es claramente
visible una fuerte influencia por parte de la mitología tiahuanacota, que se ha deducido
gracias a las vasijas que se encontraron en Qonchopata, actual Ayacucho.

En estas vasijas se pueden apreciar plasmada en ellas, constantemente el tema de la


Portada del Sol de Tiwanaku, grandes construcciones de la cultura Tiahuanaco, cuya
influencia también se ve reflejada en el templete semisubterráneo que se encontró en la
ciudad de Wari.
Se evidencias dos tipos de estilos alfareros que son propios de los wari y típicos de este
periodo en especial, que se denominan «qonchopata» y «chakipampa A».
La etapa 1B.
Este periodo muestra un cambio radical en la forma como se estructura la sociedad y la
política de wari. La ciudad es testigo de un crecimiento acelerado gracias a la migración
que se presenta desde las zonas rurales.

Mientras tanto, en el área política el estado se fortalecido y se expande para desarrollar


diferentes centros provinciales como el caso de Honqo pampa y Willcawaín ubicados en el
callejón de Huaylas, además de Wiracochapampa y Marcahuamachuco en La Libertad y
Pikillaqta en el Cuzco.

Diferentes encuentros arqueológicos muestras como la cultura wari tuvo un fuerte


posicionamiento en la costa central y sur, así como en el valle de la Santa.

De la misma forma son fundados los sitios Wariwilca, Jincamoco y Waywaka, que estaban

conectados unos a otras mediantes redes viales.

En el norte de la ciudad se puede ver que los estilos arquitectónicos se adaptaron a los
estilos locales, dejando algunos conceptos igual y tomando otros como suyos.
En cuanto a alfarería se refiere se aprecian los estilos que han sido denominados como
Robles moqo», «Chakipampa B» y «Pacheco», siendo este último vinculado con un sitio
de gran importancia arqueológica en la zona de Nazca.

Las etapas 2A y 2B.


Algunas evidencias apuntan que durante la etapa 2A hubo una gran reestructuración de la
política así como una última expansión que logro concentrar o centralizar aún más el poder
en la ciudad de Wari.

Esta situación trae consigo, la mayor extensión que alcanzo el imperio así como su más
alto índice demográfico, donde pueden nacer nuevas urbes periféricas tales como
Jargampata y Azángaro en San Miguel y Huanta respectivamente.

En el estilo alfarero predominante se pueden apreciar las técnicas «viñaque», «atarque» y


«pachacamac», surgiendo a su vez los sitios costeños de Socos y Conoche, ubicados en
los actuales valle del río Chillón y Topará, respectivamente.

Durante la época 2B, la cultura wari llego a la ciudad de Cajamarca, consolidándose en el


área de en la serranía de La Libertad y Moquegua, para seguir avanzando hasta Sicuani.

Para la religión, el sitio ceremonial Pachacamac extiende su prestigio ganado durante el


tiempo 2A y durante este tiempo su influencia estilística llega a propagarse hasta la zona

de Ica y Huancayo.

Etapas 3 y 4.
Estos dos periodos de tiempo se caracterizan por presentar la temida decadencia de la
cultura wari. Durante el tiempo 3 inicia la bajada de la ciudad, aunque el sitio Pachacamac
conserva y mantiene el prestigio religioso de otros tiempos, así como surge Huarmey
siendo este un sitio influenciado por la arquitectura wari.

En la etapa 4 comienza un fenómeno climático, que posiblemente sea el responsable del


colapso del Estado panandino wari, pues se mantendría durante un periodo considerable
de tiempo, y este cambio es el desecamiento de la sierra.

Cultura Wari como imperio: años 700 a 1200 d. C.


En vasijas rotas wari, se pudo constatar la presencia del Dios de las Varas, representación
similar a las divinidades talladas en la «Puerta del Sol» de la ciudad de Tiwanaku. De igual
manera, estas imágenes se encuentran en grandes urnas ayacuchanas cuyo estilo se
conoce por el nombre de conchopata, nombre adoptado del lugar donde fueron
encontradas por primera vez.

La cultura Tiahuanaco y Nazca jugaron un papel predominante en la formación tanto la


cultura como la religión de esta civilización.

Por su parte, en Ayacucho existió la cultura huarpa que tuvo grandes y relevantes
contactos económicos con los pobladores de Nazca, contacto que ayudo a producir un
desarrollo y avance considerable de la producción artesanal y cultural.

Cuando los huarpas abandonron sus pueblos, se concentraron en la ciudad Wari y en


otras ciudades cercanas, teniendo estos nuevos ciudadanos una larga tradición militar
como consecuencia de las continuas luchas por los recursos en las montañas.

Bajo estas condiciones se hace posible el tránsito de los huarpa a wari, alrededor de los
años 560 a 600. En estos años se diseñó una cerámica ceremonial que se conoce por el
nombre de «robles moqo», cuya área es más grande e incluye las regiones de Ayacucho,
Ica, Nazca, el valle del Santa y por la sierra hasta el Callejón de Huaylas.

En esta ciudad se podía ver la producción de una fina cerámica policroma, bellos tejidos
también policromos, así como esculturas hechas de turquesa, joyas y demás artesanías.

Expansión wari.
Estando dentro de las 3 grandes épocas de la cultura wari, la segunda época alrededor de
los siglos VII a X, es cuando esta cultura disfruta de su máximo apogeo y se puede
representar en su estilo de cerámica y con sus variedades locales Viñaque, Atarco,
Pachacamac, osqopo, entre otros.

Este es el periodo de tiempo dentro del imperio Wari que su expansión llega a
Lambayeque y Cajamarca por la vía norte, y alcanza hasta Moquegua y Cusco en
dirección hacia el sur.

Es a partir de cusco hasta llegar a Chile y el este de Bolivia donde se extiende


Tiahuanaco.

Los wari se enfrentaron y luego conquistaron a los pueblos que estaban cerca mediante el
uso de un ejército que tenía por armas principales las hachas de piedra, porras de metal,
arcos y flechas. Esta civilización fue la responsable de introducir un concepto innovador a
la vida urbana que tenía que ver con el modelo de gran centro urbano amurallado.

Durante la tercera época se presenta el periodo de declinación y descomposición tanto


militar como económica que afecto a los wari, haciendo que la ciudad quedara
abandonada así como la pérdida del control en otras antiguas colonias.

Luego del siglo XI, los pueblos que habían sido dominados por el imperio wari continúan
su camino hacia el desarrollo pero de manera independiente, por lo que Ayacucho se
encuentra a la puerta de una etapa de subdesarrollo donde se abandona el patrón de vida
urbana y se vuelve a una población rural aldeana, parecida a la fases más tempranas de
Huarpa.

Las diversas regiones que había ganado el imperio comenzaron a independizarse de la


capital, tras lo cual esta quedo totalmente abandonada y termina siendo saqueada.

Tras la desaparición del poder imperial, las grandes ciudades fueron también saqueadas y
muchas de las regiones volvieron a vivir como aldeas poco desarrolladas, como se había

hecho a principio de los tiempos.

Pero a pesar de todo esto, otras regiones se vieron embarcadas en un florecimiento


regional por lo que fueron posible fundarse los reinos y señoríos del periodo intermedio
Tardío, donde destacan Lambayeque, Chimu, Cajamarca, Chancay, el señorío chincha o
el proto señorío inca.
Los enfrentamientos que se hacían entre estos grupos mencionados lejos de acabarse, se
mantuvieron la formación de ejecitos, batallas e intentos de conquistas hasta el fin del
imperio inca.

Presencia wari en el litoral.


Las costas donde se concentran actualmente las regiones Ica y Arequipa, tienen
evidencias de contactos hechos con culturas de las serranías contiguas, desde antes de
que aparecieran los wari.

Durante el apogeo que gozaron los wari, su presencia en la zona es indiscutible aunque la
evidencia muestra como luego del declinamiento del imperio, las civilizaciones locales
hicieron un cambio en sus patrones culturales a la vez que reorientaron sus contactos con
miras a otros centros costeros.

Aunque en la costa sur está muy marcada la presencia de la cultura wari, no es el mismo
panorama cuando se quiere vincular a esta cultura con las civilizaciones que se
encuentran más a la costa central y al norte, que corresponden a los departamentos de
Lima, Áncash, La Libertad y Lambayeque.

A pesar de que en la década de los 90 y primeros años de los 2000, se descubrieron


nuevas evidencias que demuestran la incursión de los wari en la costa de lo que hoy
pertenece a la región lima, muchos investigadores aun debate sobre esta teoría.

Se sabe que en la costa central de lo que hoy se considera Perú, fue donde vio la luz
la cultura Lima, mientras que en la costa norte existía la cultura Mochica. Durante los
periodos 1B, 2A y 2B de Wari se pueden ver la intervención de esta civilización aunque los
centros urbanos no presenten las características arquitectónicas de los wari.
De igual forma, en la costa norte no hay presencia de estilos alfareros wari, aunque si se
han encontrado diversidad de cerámicas wari que estaban dentro de las tumbas noche
como una ofrenda.

Kauffmann Doig, antropólogo, arqueólogo e historiador peruano, afirma que la presencia


de los wari dentro del territorio mochica fue un motivo de aceleración en el proceso de
decadencia de su civilización, puesto que los mochicas ya se enfrentaban a un proceso de
declinación.

Una de las pruebas de esta afirmación se aprecia en la cerámica moche, la cual a partir de
esta etapa deja de presentar bipolaridad para adoptar los típicos patrones wari en colores
rojo, negro y blanco.

Por otro lado, el rostro del dios de agua perteneciente a los moche asumió características
tiahuanacoides, que fueron traídas hasta el norte por los wari.

Aunque se sabe que no se construyó ningún centro administrativos, estas regiones se


pudieron controlar mediantes el centro provincial de Wiracochapampa en la provincia de
Sánchez Carrión en las serranías de La Libertad.

Por otro lado, la arquitectura wari nunca se impuso en la región moche, pero existen
evidencia que demuestran que durante la etapa V de la historia moche, que precisamente
coincide con la expansión wari, su estilo arquitectónico tuvo cambios como los demuestran
los restos arqueológicos de «Pampa Grande» y «Galindo».

En la región Lambayeque, la situación se hace más complicada, pues además de la


repercusión que tenía la cultura moche y wari, también se veía la cultura Cajamarca y
otras formas locales, aunque hay evidencias que demuestran la presencia wari hasta
aproximadamente el año 850 d. C.

Durante este año florece la zona que se llama cultura Lambayeque, la misma que Shimada
denomina «Sicán». Curiosamente esta cultura tiene una religión que se basa en la
presencia de un dios llamado «Naylamp», donde no se aprecian rasgos ni influencias
tiahuanacoides.

Un poco más a la vía sur, en la ciudad de Pachacamac, siendo este un centro religioso
wari importante, tomo su relevancia en el año 2 de Wari. Según el investigador John Rowe,
Pachacamac probablemente nació siendo primero una colonia con vínculos wari.

Pero a pesar de todo, hasta el momento no se han encontrado en el sitio Pachacamac,


ningún vestigio de la arquitectura wari.

Muchos autores afirman que Pachacamac se hace independiente de Wari, aunque otros
suponen que la influencia wari se refleja en la representación de un ser mitológico
denominado «El grifo de Pachacamac», el cual tiene ornitomorfas.

Las investigaciones realizadas por Menze, los orígenes de este ser pueden verse en
Qonchopata, aunque otros autores vinculan la iconografía que se aprecia con Tiwanaku.

Aun cuando los wari desaparecieron, el oráculo de Pachacamac se mantiene vigente y


llega a prevalecer en tiempo inca, y es de este sitio que quedan los más evidentes restos
arqueológicos.

La incursión wari también se puede reflejar en el sitio de Cajamarquilla, donde hay pruebas
de que fue ocupado antes, teoría de la que se basan algunos autores para decir que
estaba desocupado a la llegada de los wari y utilizado nuevamente por esta civilización.

Durante el mes de agosto del año 2008, se encontró un fardo funerario wari que estaba
dentro de la huaca Pucllana, poniéndole por nombre «La Dama de la Máscara». Este
descubrimiento sirve como base para demostrar que la cultura wari domino a la cultura
lima cuando se encontraba en su periodo de decadencia.

Incursión wari en la selva.


La hoja de coca, su producción y consumo, representa el interés que tenía los wari de
conquistar esta zona. Hoy, se muestran evidencias de como la cultura wari ingreso a este
territorio por la cuenca del río Apurímac.

Esta incursión tenía el fin de manejar las áreas de cultivos de cocales, los cuales se
manejaron desde los sitios de «Vista Alegre» y «Palestina», ambos han sido investigados
por S. Raymond.

«Vista Alegre» y «Palestina», constituyeron dos centros que se construyeron bajo los
parámetros de la arquitectura clásica de wari, teniendo una extensión total de entre 15 y 30
hectáreas, estando a la vez articuladas con otros centros administrativos de menor tamaño
en la cuenca del río Apurímac.

Entre ellos hay una distancia de 20 kilómetros, pero aunque sus restos no están en el
mejor estado de conservación, la cerámica que se encontró aquí es similar a la encontrada
en Jargampata y Wari.

Por otro lado, las construcciones en forma cuadrangular y sus edificios con forma
ortogonal son clásicos ejemplos del estilo arquitectónico de los wari.

La colonización de la selva por la cultura wari, represento un arduo trabajo, ya que se trata
de una zona de difícil acceso, haciéndose notoria una administración eficiente y un poder
muy centralizado.

Pero los wari no estaban interesados solo en la hoja de coca, se cree que también se
veían interesados en los cultivos de algodón, plumas, aves exóticas, monos, plantas
alucinógenas y patas de tapir.

Esta conclusión se llega, al observar que estos elementos se encuentran presentes dentro
del arte y la cultura de la ciudad de Wari.
Características y ubicación de la cultura wari.
La cultura wari fue una sociedad andina que vio su auge en la parte central de los Andes,
más o menos a partir del siglo VII hasta el XIII d. C. Se expandió en varias direcciones
hasta llegar por el norte lo que hoy en día es el departamento peruano de Lambayeque.

Por el lado norte llego hasta Moquegua, mientras que por el sur llego a la selva del
departamento del Cusco.

La más grande ciudad que se conoce de la cultura wari, está ubicada en lo que hoy
corresponde a la actual ciudad de Ayacucho a unos 15 kilómetros por la parte noroeste.
Esta fue el centro imperial y llegaba a abarcar tanto la mayor parte de la sierra como la
costa del actual territorio del Perú.

El imperio wari se caracterizó por tener varios centros arquitectónicos distintivos ubicados
en sus diversas provincias, como el caso de Cajamarquilla o Piquillacta. Su más grande
asentamiento religioso se llama Pachacamac, curioso que este sea el dios creador de
la cultura nazca.
Al igual que el imperio Inca, estas dos civilizaciones se consideran las únicas dos
sociedades imperiales que existieron en el hemisferio sur de la tierra. Desarrollaban
principalmente la actividad militar, por lo que llegaron a combatir a todo lo largo y ancho
del territorio peruano y llegando a conquistar diferentes señoríos de la época.

Economía de la cultura wari.


La sociedad wari en general, no tuvo posesión ni manejo tanto de la moneda como el
mercado, pues el estado monopolizaba todos los procesos de abastecimiento, producción
y distribución de los principales recursos.

La cultura wari utilizo varias formas de producción, tributación e intercambio y a través del
establecimiento de varios centros administrativos provinciales se logró un control total de la
economía.

La ciudad de Wari tenía una economía que se basaba en la explotación imperial, lo que se
traduce en que sus ingresos provenían de la explotación de las colonias que conquistaba a
través de la guerra.
Los tributos obtenidos de las colonias y otros factores de dominación fueron los medios
que permitieron que esta gran ciudad se mantuviera a flote.

El manejo político se diferenció totalmente, tanto en el campo nacional como internacional,


pues se debe tener en cuenta que los wari debían convivir con una entidad política y
religiosa tan compleja como ellos, los Tiahuanaco en el sur.

Cultura wari organización política y social.


Esta civilización se vio gobernada por una clase dominante constituida por la nobleza
guerrera, estando el poder centralizado en las Ciudades Cabeza de Región. En la pirámide
de la base social se encontraban una gran masa de agricultores y pastores.

Muchos investigadores sugieren que las ciudades de Wari y Tiwanaku, eran parte de un
estado dual siendo Wari una ciudad de control político y militar, a la vez que Tiwanaku
representaba un espacio religioso ceremonial.

Pero esta hipótesis no tiene fundamentos que la respalden, son solo especulaciones,
aunque lo que no se puede poner en duda es que ambos imperios gozaban de conexiones
teniendo rivalidades tanto económicas como políticas.
A pesar de que Wari contaba con un fuerte desarrollo urbano, dentro de los límites del
territorio tenía una actitud dirigida a un carácter aldeano y campesino.

Cultura wari religión.


La cultura Tiahuanaco, que llego a desarrollarse aproximadamente entre los años 550 y
900 en el altiplano, tuvo una importante influencia en la cultura wari, especialmente en los
ámbitos religiosos y culturales.

En varios trabajos de cerámica se puede apreciar como las divinidades se representaban


con rasgos antropomorfos y zoomorfos, existiendo una clara similitud con el dios de los
báculos, Wiracocha, de los tiahuanacos.

Esta deidad que aparece tallada en la conocida Puerta del Sol, ubicada en el complejo de
Kalasasaya de la actual Bolivia, puede ser reconocida en culturas posteriores tiahuanacas.

Manifestaciones culturales de la cultura wari.


Al igual que todas las grandes culturales prehispánicas, como la cultura
maya, Chibcha, Chavin, Paracas y demás civilizaciones de Latinoamérica, la cultura wari
contaba con una serie de manifestaciones que hacia posible comprender los gustos y
estilos de la sociedad.
Entre las técnicas usadas para manifestar sus tradiciones se pueden observar un basto
conocimiento tanto de los materiales como de utensilios necesarios para la realización de
las representaciones artísticas.

Arquitectura cultura wari: ciudades importantes.


Dentro de la ciudad de Wari existen edificaciones monumentales que pueden identificarse
como edificios públicos de diferentes índoles como mausoleos, templos y residencias. Las
más conocidas son las que se encuentran en el sector llamado Uspa Qoto, Capillayoq, en
el sector llamado Cheqowasi.

Se ha visto la existencia de unas cajas de piedra que sorprenden por estar tan bien
labradas, y que se dice son una especie de mausoleo con diversidad de cámaras
subterráneas. Estas debieron usarse para la preservación de los cuerpos de influyentes e
importantes dignatarios de la sociedad.

Justo al pie de los muros que sirven para delimitar los edificios se puede apreciar una gran
red de canales que se usaba para llevar el agua a toda la ciudad.

Esta ciudad tiene una extensión aproximada de 120 hectáreas si se estudia su parte más
densa, donde se cree que vivieron varios miles de familias. Las construcciones se hacen
con piedras rusticas, viéndose murallas muy altas que se elaboraron con piedra y barro;
las terrazas y plataformas también se construyeron con estos mismos materiales.

Ciudad de Wari.
La ciudad de Wari fue considerada la capital de aquel estado imperial que llevaba el
mismo nombre. Esta se encuentra ubicada a unos 15 kilómetros de lo que hoy se conoce
como Ayacucho.

La mayor expansión de la ciudad se vio realizado durante la época 2, llegando a ocupar el


núcleo urbano un aproximado de 2000 hectáreas. De este territorio quedan hoy en días
varios vestigios arqueológicos como por ejemplo varias callejuelas con templos
amurallados, patios ocultos, tumbas reales y edificios de viviendas de varios pisos, que
actualmente se llaman complejo arqueológico Wari.

Se puede observar que la mayoría de los edificios se cubrían con yeso blanco, razón por la
que la ciudad realmente brillaba al contacto con el sol de las montañas. Muchos
arqueólogos creen que esta ciudad llego a contar con un aproximado de 70.000 habitantes
en su mejor momento.

Mientras la ciudad crecía, también se consolido su importancia como ciudad sede del
poder político. En un principio la ciudad no fue más que un centro administrativo que tenía
función política y religiosa.

Según lo que los arqueólogos han descubierto, se cree que la cultura wari comenzó a
declinar alrededor del año 1000 d.C, aunque no se conoce en realidad cual fue la razón de
su declive así como no se sabe porque fue abandonada completamente.

Cuando se evidencio la poca productividad de la tierra, se comenzaron a realizar grandes


obras que conseguían canalizar y drenar el líquido, además de crearse terrazas agrícolas
que sirvieron para expandir considerablemente la superficie que se cultivaba.

Los andenes se construían en las laderas de los cerros y se ubicaban en las cercanías de
diferentes complejos urbanos, ya fueran primarios o secundarios pues de esta forma se
conseguía suplir la necesidad de comida del pueblo.

Sectores de la ciudad.
Para un mejor estudio de la ciudad Wari, los investigadores han dividido la zona central
donde se ubicó el asentamiento en un total de 12 sectores, abarcando un total de 18
kilómetros cuadrados.

Estos sectores son:

Monqachayoc.
En esta parte de la ciudad se pueden ver galerías subterráneas que tienen techos hechos
con grandes bloques de piedra de una pieza, a la vez que las paredes están recubiertas
con lajas alargadas como si se tratara de un enchape.

Existen unos tubos labrados en piedra que se cree fue usado para el continuo
abastecimiento de agua hacia la ciudad.

Estas cámaras se usaban con fines funerarios, conclusión a la que se llega debido a la
presencia de mausoleos, galerías subterráneas, un patio hundido y fosas.

Entre estas cosas, el mayor hallazgo del sector se trata de un mausoleo, el cual fue
construido con piedras que se labraron con mucho cuidado y se conforma de
compartimiento que llega a un espacio central.

Este mausoleo está a 8 metros de profundidad y está dentro de una estructura


arquitectónica que hace la forma de la letra “D”.
Lo que se lamenta es que ninguna de las tumbas que se han abierto hasta este momento
se encontraba intacta o en buen estado siquiera.

Vegachayuq Mogo.
Esta es un área ceremonial de mucha importancia para la ciudad de Wari. A mediados del
mes de marzo en el año 2015, se hizo el hallazgo de una estructura arquitectónica
especial que no tiene precedente alguno en la zona.

Este descubrimiento, hace suponer a los investigadores de que este sector tal vez se
trataba de una probable capital de la cultura huarpa.

Capillapata.
En este sector se puede apreciar unos grandes muchos dobles que miden entre 8 y 12
metros de altura.

Su forma es muy particular pues mientras que en la base tienen un ancho de 3 metros, en
la parte superior miden entre 0,80 y 1,20 metros, y alcanzan los 400 metros de largo. Estos
muros son los que forman grandes cercados a manera de murallas, o como también se les
conoce “canchones”.

Turquesayoc.
Este sector recibe su nombre debido a la importante presencia de restos de turquesa en
diversas formas y con diferentes usos, como cuentas abalorios y collares o dentro de
pequeñas esculturas.

También por la alta concentración de este producto en este sector, es que existe la teoría
de que este sector era donde estaban los talleres que se dedicaban al procesamiento y
trabajo con el material.
La Casa de Blas.
En esta área se encuentran desperdigados por todo el lugar gran cantidad de restos de
diversos artefactos líticos como puntas de proyectil, punzones y pedernales. El principal
material con el que se hacían era la obsidiana, el pedernal y la pelvis de cuy.

Canterón y Ushpa Qoto.


Canterón recibe este nombre como resultado de la teoría que se forma de que el lugar era
usado como cantera.

En Ushpa Qoto se pueden apreciar una forma de distribución bastante particular que se
refiere a diversos edificios, todos cerca de una plaza común.

Tiene tres grandes murallas que se alinean paralelamente, además de edificaciones


semicirculares y ambientes subterráneos.

Robles Moqo.
En este sector se pueden encontrar diversos tiestos de cerámica así como pedazos de
artefactos líticos.

Un estilo artístico de la cerámica que es común en la cultura wari, lleva el nombre de


Robles Moqo; su origen se debe a que los fragmentos de la cerámica fueron hallados por
un guía local cuyo apellido era Robles.
Campanayoq y Trankaqasa.
En Campanayoq se pueden apreciar recintos en forma circular y trapezoidal, pero
actualmente se encuentran en muy mal estado, algunos incluso totalmente destrozado y
solo se pueden estudiar los cimientos.

En Trankaqasa hay 16 petroglifos grabados en piedra. En este sector se labraron surcos


usando las superficies planas y luego se pulieron un poco, además se representan líneas
concéntricas, volutas, serpientes, círculos y figuras geométricas.

Ushpa, Gálvezchayoq y Churucana.


En Ushpa se encontraron diferentes figuras humanas moldeadas que apuntan a creer que
estas se referían a áreas específicas de servicios, talleres y almacenes.

En Gálvezchayoq existe una cavidad circular que mide un total de 11 metros de diámetro y
tienen una profundidad total de 10 metros que ha sido cavada con intención, pues en el
interior se pueden apreciar dos túneles excavados con mucho cuidado y se han orientado
uno hacia el norte y otro hacia el sur.

Por ultimo en Churucana existen muros parecidos a los que se pueden encontrar en
Capillapata, estos forman recintos tanto en forma trapezoidal como rectangular.

Pikillaqta.
Pikillaqta, también es llamada Piquillacta o Piki Llaqta, representa un yacimiento
arqueológico que está ubicado en el actual distrito de Lucre, provincia de Quispicanchi,
departamento del Cuzco a una distancia de 30 kilómetros al sureste de la ciudad del
Cuzco y a una altura de 3.250 metros sobre el nivel del mar.

Este complejo está en la cuenca del río Lucre con una extensión aproximada de unas 50
hectáreas.
Piquillacta, es una antigua palabra del idioma quechua que se conforma por el termino piki,
siendo esta una especie de pulga y el termino llaqta, significa pueblo. Cuando se une se
traduce “pueblo de pulgas”.

Sin embargo en el idioma quechua, piki puede referirse a una alusión metafórica de una
cosa diminuta, por lo que este nombre podría traducirse en «pueblo pulga» o «pueblo
pequeño».

Estudios arqueológicos.
El investigador Luis A. Pardo, fue la primera persona que elaboro un plano detallado de la
ciudad de Piquillacta en el año 1937.

Por su parte el investigador Emilio Harth-Terré, hizo un reconocimiento de la superficie,


llegando a la conclusión de que se trataba de un centro administrativo parte del imperio
incaico.

John Rowe, fue quien primero señalo la presencia de la cultura wari tomando como base
de su afirmación la similitud que tiene la arquitectura con la encontrada en la ciudad de
wari de Ayacucho.

Los estudios de William Sanders en la década de 1960 y Gordon F. McEwan en la década


de 1980, reafirman lo señalado por Rowe y evidencia una densa población humana,
además el encontrar figurillas de turquesa de medida entre 25 a 45 milímetros y cerámica
hechas al mejor estilo Tiahuanaco-wari, corroboran el origen wari de Piquillacta.

Restos arquitectónicos.
Los vestigios que se encontraron en esta ciudad sugieren el hecho de que el urbanismo
conto con una planificación detallada y cuidadosa que se rigió bajo el concepto wari
clásico, además de presentar un plan geométrico en total armonía, llegando casi a la
perfección.

Se pueden observar las formas básicas de rectángulos y cuadrado de los edificios,


canchas y plazas, además de las construcciones hechas de piedra sin tallado y barro con
argamasa. La ciudad está ordenada en conjuntos que a su vez se separan por calles
rectas que están rodeadas de muros que miden hasta 12 metros de altura otorgando una
apariencia de fortificación.
La ciudad cuenta con 700 edificios, 200 canchas y 508 almacenes o como también se le
llamaba, colcas que algunos consideran viviendas.

La mayoría de las paredes que tienen las viviendas están recubiertas de yeso, incluso
algunas tienen pinturas con motivos antropomorfos, bien trazados. Muchas de las
edificaciones tenían 2 y hasta 3 pisos.

Todas estas características hacen creer que sus habitantes contaban con un muy buen
desarrollo, calculándose que llego a albergar una población de 10.000 personas.

Un sector sobresale como un sector amurallado y que se encuentra en el lado noroeste,


cuenta con 508 recintos circulares casi idénticos entre si y una medida de 4 metros
cuadrados cada uno contando con una sola entrada.

Estas construcciones se creen que sirvieron de graneros o colcas, aunque otras hipótesis
hacen creer que eran en realidad viviendas para guarniciones militares o trabajadores
temporales.

Centro administrativo wari.


Se supone que la ciudad de Piquillacta, llego a ver su apogeo durante los años 700 y 800
d. C., revelándose que durante esta época había mucha actividad en la ciudad y albergaba
muchos artesanos y trabajadores considerados el motor de la urbe.

El conjunto residencial se abastecía gracias a unos sistemas de canales que llevaban


agua subterránea.

Como las otras ciudades o centros administrativos que tenía la cultura wari ubicados en
puntos clave, Piquillacta contaba con una doble función siendo un espacio como centro
ceremonial a la vez residencial, donde Vivian gobernantes, sacerdotes y trabajadores al
servicio de la elite que tenían varias especialidades.
Se considera a Piquillacta como una factible frontera sur de la ocupación wari, ante los
Andes Centrales del Perú al igual que Choquepuquio, esta última en la misma área del
Cuzco.

La ciudad ocupaba un lugar estratégico pues estaba a una altura que podía dominar tres
valle, por el sur estaba el valle medio alto del Vilcanota, por el lado noreste estaba el valle
medio bajo del Vilcanota y por último en dirección noroeste se encontraba el valle de
Quispicanchis, siendo los dos últimos grandes productores de maíz.

También se cree que esta urbe fue usada como un sitio de almacenamiento para los
productos agrícolas y posterior redistribución, siguiendo un modelo similar al que luego se
apegó el imperio incaico.

No existe una pista clara o un relato que explique el cuándo, el cómo o incluso por qué la
urbe tan rica y activa fue de pronto abandonada, pues dentro de la estructuración de la
ciudad no se presentan huellas que apunte a la influencia inca.

Wiracochapampa.
También llamada Huiracochapampa o Viracochapampa, en idioma Runa Simi es
Wiraqucha panpa, actualmente constituye uno de los complejo arquitectónico del antiguo
Perú. Se encuentra ubicado exactamente a 3,5 km al norte de la ciudad de Huamachuco,
en el distrito de Huamachuco, provincia de Sánchez Carrión, departamento de La Libertad.

Cuenta con una altura de 3.070 metros sobre el nivel del mar y es considerado una de los
tantos centros administrativos con los que contaba la cultura wari, aunque tuvo una corta
duración.

Su nombre Huiracochapampa, viene de una palabra compuesta del idioma quechua, el


vocablo Huiracocha se traduce en la máxima divinidad tahuantinsuyana, mientras que el
vocablo pampa, significa llanura.

Esto quiere decir que el nombre de la ciudad era «llanura de Huiracocha». El termino
Huiracocha podría ser una alusión a los colonos españoles quienes recibían este nombre
de los incas.

Restos arquitectónicos.
Se cree que la ciudad presenta la típica construcción wari, estando en un ámbito
cuadrangular que mide 583 por 566 metros, siendo que aproximadamente el 30% de su
superficie se vio ocupada por edificios con diversas etapas de construcción.

Está conformada por 8 grandes grupos de construcciones que están hechas de piedra sin
labrar y con argamasa de arcilla roja, distribuidas alrededor de una plaza. Este conjunto
está protegido por una muralla de planta cuadrada, donde algunos de los muros tienen una
altura de hasta 5 metros, pero la mayoría están destruidos.

Los muros se hicieron con usando dos paredes paralelas que después se rellenaban. La
parte de arriba tiene voladizos que se cree fueron usados para sostener los techos.

El ingreso podía hacerse por el norte o por el sur, donde se llegaba a una calle que medía
565 metros de largo y 5 metros de ancho dividiendo todo el conjunto amurallado con una
línea recta de extremo a extremo.

Esta ciudad se considera un centro ritualista, siendo la sede de la clase social de gobierno
y sacerdotes que traían a sus servidores y trabajadores, pero sin llegar a ser una ciudad
con el concepto occidental, pues la mayoría de la gente tenía como vivienda los campos
aledaños.

Centro administrativo de los wari.


Por mucho tiempo se creyó que la ciudad tenía un origen inca, siendo que el viajero de
nacionalidad francesa llamado Charles Wiener identifico, en el año de 1870, uno de los
edificios como el Palacio del Inca, aunque aseguro que podía ser una casa de las
escogidas.

Más tarde, en el año 1945, el estudioso Theodore D. McCown hizo una descripción del
conjunto y lo ubico también con un origen inca al compararlo con el complejo Piquillacta,
cerca del Cuzco.

Fueron estudios posteriores que afirmaron que Wiracochapampa se trata en realidad de


una filiación de las culturas Tiahuanaco y wari, perteneciente a la época del Horizonte
Medio, tratándose de centros administrativos y religiosos que dejo de ejercer funciones a la
vez que se produjo el colapso de la sociedad.

La presencia wari en la región de la sierra libertina, tenía un objetivo estratégico para


poder controlar el acceso de los recursos naturales y las personas gracias a su posición
intermedia en donde se podían manejar el valle de Cajamarca, que estaba en dirección
norte y los valles costeños.

Wiracochapampa, se señala como un centro de gran importancia wari al ser visto como la
frontera norte del imperio, a pesar de existir otros centros en la misma zona como
Huamachuco y Cajamarca, aunque estos eran más pequeños.

Los wari permanecieron y dejaron fuertes huellas en esta ciudad, aunque su estadía fue
breve y lo más seguro es que hayan decidido abandonarla luego de no lograr la
dominación estatal que se pretendía en la región luego de pelear con los lugareños, siendo
el resultado de los edificios a medio hacer que hay en la ciudad.

Otra teoría señala que esta ciudad fue abandonada debido al desplazamiento que se
produjo por el señorío de Cajamarca, importante estado que se encontraba al inicio de su
expansión, siendo su influencia muy fuerte en la costa en la ciudad de Lambayeque.

Cerca de Wiracochapampa, se encuentran las grandes construcciones pertenecientes a


Marcahuamachuco, importante centro wari que vino a reemplazar a dicha ciudad.

Durante el siglo XV la ciudad de Marcahuamachuco fue conquistada por los incas,


convirtiéndose en un relevante centro de la dominación de esta cultura en la región.
Incluso al llegar los españoles la encontraron en su mayor magnitud y apogeo, teniendo
una extensa población, aunque la fundación española de Huamachuco se tradujo en el fin
de su importancia.
Castillo de Huarmey.
Durante el mes de septiembre del año 2012, varios arqueólogos en la zona se dispusieron
a excavar los escombros que podían verse en la parte más alta de una pirámide
escalonada.

En el momento en que se está haciendo la limpieza de los pozos de los huaqueros, se


pudo notar que en el fondo había una capa de piedra pequeñas denominadas ripio, la cual
tenía un grosor aproximado de 100 centímetros.

Cuando se retiró esta tapa, se presume que pesaba alrededor de 33 toneladas, se


encontraron en la parte de abajo 6 esqueletos humanos que sirvieron como ofrendas
humanas.

Pero a pesar de este gran descubrimiento, el mejor momento de la exploración llego al


encontrar una cámara funeraria que tenía un rico ajuar y es la primera tumba de la cultura
Wari que ha sido encontrada de manera intacta.

Esta cámara funeraria tiene las siguientes dimensiones 4.5 m de largo, 3.5 de ancho y 1.5
de profundidad. En su interior estaban guardadas57 fardos que contenían osamentas en
posición sentada.

Estando en el lado norte se encontraban tres pequeña tumbas que contenían los cuerpos
de 3 mujeres pertenecientes a la nobleza wari, teniendo joyas y abalorios que confirmaban
esta suposición, aunque la mujer que estaba en el medio gozaba de un mayor nivel social
que las otras dos, y se cree que eran las esposas principales del difunto.

Las otras osamentas, 57 para ser precisos, eran otros cuerpos de mujeres que también
pertenecían a la nobleza y se presume eran esposas secundarias o miembros de la corte
que habían sido enterradas conjuntamente.
En esta tumba se encontraron también otros objetos como orejeras hechas en oro, plata y
otras aleaciones metálicas, además de recipientes de cerámica, objetos hechos de piedra
tallada, cuchillos ceremoniales, un quero de piedra de Huamanga, agujas, ovillos de
colores, entre otros.

Cuando se terminó el inventario de lo que contenía la cámara, se contabilizaron un total de


1200 objetos, estando todos en buen estado de conservación y que presentaban el
inconfundible estilo Wari.

El Señor de Wari.
Este corresponde a un hallazgo arqueológico que salió a la luz pública en febrero del año
2011. Situado en Espíritu Pampa, distrito de Vilcabamba, provincia de La Convención,
departamento del Cuzco, fue encontrado un complejo funerario completo.

En la tumba principal de este complejo, que pertenecía a un gran dignatario del imperio
Wari, se pudieron encontrar un pectoral, una máscara de plata, 223 cuentas del mismo
metal, 17 piezas de oro y más de 100 piezas de cerámica.

Este hallazgo del Señor Wari de Vilcabamba, es tan importante como el hallazgo de la
tumba del Señor de Sipán de la cultura moche.

Cerámica de la cultura wari.


En el principio de la civilización, constituyendo una primera fase de su historia, la alfarería
wari se hacía de gran tamaño para ser enterradas como parte de las ofrendas, teniendo
una clara influencia Tiahuanaco.

Sin embargo, con el tipo su cerámica pasa de ser grandes vasijas votivas a transformarse
en trabajos más pequeños y prácticos.

Las formas que presentaban sus vasijas más típicas eran: Botellas que tenían cuello y
cuerpo en forma ovoide con la base plana; Cántaros con un cuello en forma cilíndrica;
Cántaros con un cuello particular en forma de efigie; Botellas con pico; Botellas con dos
picos cónicos; Botellas que contaban con un pico y del otro lado una asa cintada; y por
último, Botellas con doble cámara.

Los motivos que se dibujaban en la cerámica son principalmente de tipo biomorfos,


incluyendo elementos de significado simbólico que se hacían con pincel. Destacan
especialmente los dibujos que representaban seres míticos con cabeza felina.

Textilería de la cultura wari.


Los wari fueron capaces de producir diversas expresiones artísticas, con claras influencias
Nazca y Tiahuanaco, estando sobretodo presente en los trabajos con cerámica y en los
tapices.

Los tapices wari fueron y aun hoy, son tomados como los más bellos del mundo gracias a
características como la belleza estética y las imágenes que reflejaban. Fueron hechos a
partir de algodón y lana provenientes de camélidos como vicuñas.

Usando la religión como una técnica de dominación ideológica, los tapices tuvieron un
papel fundamental, pues las representaciones iconográficas que se veían en ellos hacían
viajar a los dioses por todo el territorio conquistado.

Los ponchos eran piezas frecuentes de la vestimenta usada en ceremonias religiosas, con
colores brillantes, técnicas de bordados y una muy compleja iconografía que deja a todos
aturdidos.
Si bien en principio los textiles de esta civilización presentan un estilo pobre, esta situación
va cambiando a medida que el imperio crecía y se expandía.

Los diseños más utilizados son figuras de aves, serpientes y felinos, existiendo una
predisposición por el rojo brillante para el fondo, que se unía con otros tonos como el azul
brillante, el amarillo dorado, el blanco y el azulino. Las figuras se contorneaban usando
negro y en menor medida el blanco.

Entre las prendas hechas, estaban las túnicas, gorros, vinchas y bolsa de tela. Las túnicas
eran grandes, adornadas con diseños geométricos que se repiten, eran hechas urdimbre
de algodón y trama de fibra de camélido.

Los gorros eran parecidos a los bonetes de cuatro puntas con un tamaño pequeño y una
textura aterciopelada. Las vinchas se hacían con la técnica de la tapicería.

Las bolsas tenían motivos de animales felinos, camélidos, rostros humanos y de animales.

Metalurgia en la cultura wari.


Mediante las técnicas de vaciado, forjado, laminado, martillado y repujado, se han
encontrado restos de diversos trabajos en metalurgia que pertenecieron a los wari, que
usaban oro, cobre y bronce.

Muchos investigadores creen que según las técnicas que utilizaban los Wari, los trabajos
metalúrgicos tenían antecedentes tahuanacotas, pero otros creen que la metalurgia de los
wari tiene su verdadero origen en Waywaka, siendo este último un sitio arqueológico
ubicado en Andahuaylas que fue investigado por Grossman, en donde se descubrieron
piezas de metal muy antiguas.
En Conchopata, se encontraron parte de los trabajos metalúrgicos que tiene más
complejidad en la cultura wari, siendo descubiertos por Denise Pozzi-Escot y estudiados
por Ríos.

Este era un taller metalúrgico que se dedicaba a trabajar el oro y el cobre, produciendo
como principal objeto los «tupus» o «topos», siendo muy abundante en el sitio de
Conchopata, pero muy similares a los encontrados en Huamachuco, Jargampata y
Azángaro.

Debido al descubrimiento de Tupus en otros sitios, es que se presume que Conchopata


más que un simple taller se trata de un centro productivo con un rendimiento a gran escala
de los artefactos.

Escultura cultura wari.


La principal manifestación de la escultura wari viene representada por los monolitos, con
una clara influencia tiahuanacota, pero de igual manera presentando diferencias
importantes.

Los monolitos wari no están dispuestos en posiciones severas como el caso de los que se
encontraron en el Collao, además a diferencia de los monolitos de Tiwanaku, estos no
tienen cetros o armas y son muy robustos.

La similitud entre la escultura de ambas civilizaciones radica en los lagrimones que se


pueden apreciar en los ojos, que están presentes en los monolitos dePonce y Bennet.

Los Wari están dispuestos en un pedestal para guardarlas en una antigua hacienda
ubicada en Huacaurara hasta que se hacía su traslado a la ciudad de Ayacucho, sitio
donde actualmente se conservan.

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