Guillermo Belaga
La intervención del dispositivo. Virginia Walker
Ante el arribo de la crisis se da inicio a una práctica con la cual se arma algún dispositivo.
Un dispositivo puede dirigirse a consagrar el sentido común y apartar al hombre del uso
singular de las cosas. Se podría ubicar aquí la fijeza del significante amo.
La crisis es en sí misma un desgarro de lo sagrado que sugiere una posible vía de salida:
acceder a lo singular del sujeto, abrir las puertas del uso.
Esa es la línea que orienta el trabajo del dispositivo que responde a lo crítico para
transformarlo en otra versión: la urgencia.
La lógica que recorre el trabajo del equipo de salud mental se dirige desde lo universal a
lo singular. Se dirige a los dichos para localizar ahí un decir.
En el dispositivo de internación de guardia la entrada está marcada por la crisis como
universal de la época, sería, a partir de su alojamiento, como un desborde de angustia o
certeza – perplejidad. Dimensión de lo particular a partir de la instalación de un tiempo y un
espacio que haría posible la subjetivación de la crisis. Lo crucial es el pasaje de los
hechos a los dichos.
Es preciso interpelar la posición que asume aquel que habla en relación a sus propios
dichos para localizar el decir del sujeto, su posición de enunciación. Esto podrá permitir
las intervenciones singulares que sancionan la salida caso por caso.
Pase diario de pacientes. El equipo se reúne diariamente para transmitir la lógica del
caso. Esto es formalizar las coordenadas de la entrada del paciente, las estrategias a
seguir y los efectos que determinarán la salida por la singularidad. ≠ pase médico:
comunicación de saberes entre profesionales sostenida por el discurso amo, donde
el médico en aquella posición elabora un saber sobre el objeto y se tapona obturando la
posibilidad de que algo de la subjetividad del paciente entre en juego.
Entradas de guardia: se conciben como una praxis sobre un real que irrumpe en
exceso, como urgencia subjetiva, y que pone en marcha un aparato de lenguaje que
intenta desde unacondición de posibilidad e imposibilidad atraparlo. Considera desde
el inicio un real imposible de ser atrapado totalmente por lo simbólico.
Se trata de inventar una institución para que cada sujeto pueda tramar, a partir de
una ruptura, algo singular que simultáneamente haga lazo al Otro.
La práctica hospitalaria: la ley, los cuerpos, una subjetividad
“Al principio fue el verbo”, luego las consecuencias de aquel acontecimiento.
La ley
Época posmoderna
Quienes demandan una respuesta de nuestra parte, una vez ofrecida, esta pierde valor o
directamente queda desacreditada.
Nos preguntamos desde dónde orientarnos para responder a los síntomas de la época; no
tenemos una respuesta generalizada, tan solo una ética: alojar lo que no funciona,
apostando al bien-decir del sujeto y su invención como respuesta a su padecer.
Cortados de la trama
El discurso capitalista produce rupturas y conformaciones del lazo social, antes ligado al
ideal pero que ahora toma forma de individualismo de masa ligado al superyó, cuyo
imperativo es “todos a gozar”, satisfacción inmediata sin límite del objeto.
Espejo: objeto que permite un soporte identificatorio, a la ves que puede aparecer como
generador de angustia cuando el sujeto encuentra allí el límite de la especularización.
“Psicosis social” (Lacan). Sujetos más o menos enganchados al Otro, donde prevalecen
identificaciones débiles. Posiciones subjetivas que no se presentan estrictamente con una
producción de fenómenos psicóticos, sino que lo que aparece es una experiencia de
ausencia, de vacío existencial, “insustancialidad anónima”.
La epidemia actual es la debilidad mental (Jorge Alemán). No hay ningún saber acerca
de qué hacer con lo real que afecta al ser hablante. Hay un “no saber hacer con” del
sujeto actual, donde nada viene a anudar a su inconsciente.
La apuesta del psicoanálisis se dirige a resolver las cosas por la palabra. Producir el
pasaje que va desde los nuevos síntomas a un síntoma nuevo para que un sujeto pueda
articularse al Otro.
Cuerpos desobedientes
Lo que no puede ser dicho es realizado con un acto como la forma de hacer entrar en el
discurso lo que no puede hacerse vía significante.
Es necesario ayudarlo a que conciba otra narrativa que le permitirá posicionarse de otra
manera frente a la angustia, encontrando los recursos para saber-hacer con ella.
Después de los actos impulsivos no hay subjetivación del hecho (no hay pregunta, ni
culpa).
La salida, la única manera de poder estar en la vida, es aprendiendo a vivir con la herida,
asumiendo el fracaso, la falla (Jorge Alemán).
6. Interconsulta
En las salas de internación se deja en evidencia dos estatutos del cuerpo: el viviente y el
cuerpo libidinal marcado por el significante. De ahí surge una pregunta de la que el
saber médico no tiene respuesta. Por otro lado, el psicoanálisis trabaja con lo fallido,
con las fisuras institucionales, intentando volver a poner en movimiento la posición del
médico, que a veces se encuentra inhibido, postergado.
El discurso amo está ligado a la medicina, porque produce la elisión del sujeto, mientras
que el discurso del psicoanalista lo produce, como aclara Lacan que se trata de estructuras
y no de individuos. Frente al S1, el ideal, aparece un S2 que hace cuestión. Se trata de
incidir con el discurso del psicoanálisis allí donde, en el discurso de la ciencia, algo falla.
El hospital como lugar que representa la ciencia funciona como garante, poseedor de un
saber que deberá desplegarse para devolverle al paciente su ideal de salud, es por lo que
también tiene un peso la transferencia institucional, aquella que conduce al paciente a
demandar asistencia en esa institución en particular, pudiendo también convertirse
en obstáculo.
Pedidos de interconsulta
Puede haber diferentes tipos de pedidos, según de quién parte la demanda o a qué
responde el pedido. Es el médico a cargo el encargado de formalizar el pedido.
Pedidos
Se apuesta a establecer las condiciones mínimas de escucha que permitan dar cabida
a un sujeto, aquel que queda elidido en el discurso de la medicina. De esta manera
determinará la posibilidad de continuar con las entrevistas y la frecuencia de las mismas o
si se concluye con la interconsulta.
Con los distintos pedidos se toma la consigna del médico para resolver la interconsulta.
Historia clínica
Uso del CIE-10: “lengua epidemiológica” que sirve para tranquilizar a sus usuarios pero
es necesario saber que se trata solamente de una descripción psiquiátrica de
comportamientos sociales.
“Hay sujeto cada vez que el individuo se aparte de la especie del género, de lo
general, lo universal. Es algo que hay que recordar en la clínica cuando utilizamos
nuestras categorías y clases – no para descartarlas, sino para poder manejarlas -,
sabiendo de su carácter pragmático artificial”.
Incluye: fecha, servicio que hace la interconsulta, motivo de consulta, evolución del
paciente que es susceptible de variación. Descripción de funciones intelectuales básicas y
afectividad. Diagnóstico provisional. Plan terapéutico y seguimientos. Médicos
intervinientes, pedido de evaluación psiquiátrica, entrevistas familiares y acompañamiento.
Efectos de la interconsulta
Establecer un tiempo de pausa, en el que poder leer las coordenadas del caso, también
será la tarea de quien se ocupe de la interconsulta. Es oportunidad de ocupar un lugar
propio, otorgándole a la palabra su eficacia, donde cada paciente será escuchado en su
singularidad, como un sujeto que tiene algo por decir.
El encuentro con quienes representan otro saber, el de la medicina produce cada día un
nuevo saber, y es en los ateneos donde puede discutirse en función de lograr una mayor
eficacia en el tratamiento de un paciente.
El fin del pase diario. Lógica del caso y construcción de una comunidad
clínica
Trabajar en institución implica saber que se trabaja con otros y con respecto a un Otro
social.
El dispositivo
Se realiza la transmisión oral de los casos que orientará y/o reorientará la dirección de la
cura en cada caso.
La transmisión oral está orientada a partir de la lógica del no-todo, de aquel punto
irreductible imposible de asir, aquello que la voz, en tanto objeto, sostiene como imposible
de absorber en el campo de la significación. Es ahí donde cada uno se vuelve “el caso”
y ya no son los dichos del paciente, sino nuestros propios dichos los que dicen. Ahí
aparece lo Uno haciendo sitio.
Lacan dice, respecto a cómo entiende al sujeto: el sujeto del verbo (je) no es suficiente
para hacer del mismo al ser. Existe, por lo tanto, una discordancia del saber y del
ser.
“El sujeto del verbo (je) no es un ser, es un supuesto a lo que habla. Lo que habla, solo
tiene que ver con la soledad, sobre el punto de la relación… que no puede escribirse… es
lo que de una ruptura del ser deja huella.”
Cuando alguien se encuentra ante la situación de intervenir puede llegar a dejarse nublar
por el malentendido o la mascarada de creer-se(r) el psicoanalista que viene a mostrar y
demostrar cualquier artificio supuestamente requerido para posicionarse en el pretendido
podio analítico.
Esto mismo opera como obstáculo al discurso psicoanalítico mismo, ya que tan solo habría
goce del ser, mientras que del deseo (por la causa), poco y sobre todo nada.
8. Efectos de control
¿Qué es el control?
Sobre la incidencia del control en la formación del practicante
Miller dice que hay que mantenerse a distancia de este afecto, ubicando el desapego como
la posición que conviene al psicoanalista, en tanto con su acto despega el significado del
significante para reconducir el significante a su desnudez.
A la vez el control recae sobre el lazo del psicoanalista con el psicoanálisis como
partenaire, sin este partenaire no hay psicoanálisis.
Deseo del psicoanalista que conlleva la idea de formación permanente, como dice Belaga
es un camino que lleva a afianzar una extraterritorialidad para el psicoanálisis
contribuyendo a su devaluación, a poner en cuestión la práctica del psicoanálisis en
el hospital.
En ningún caso una intervención psicoanalítica debe ser teórica, sugestiva, imperativa
(usurpando el lugar del Otro que interesa); debe ser equívoca. La interpretación analítica
no está hecha para ser comprendida, está hecha para producir vaguedades.
Efectos de control
La construcción del caso, es decir, el armado de su lógica está atravesado por la posición
del analista; esta construcción del caso ya implica por si sola un control, una puesta a
prueba del acto psicoanalítico.
El control grupal pone siempre en juego una demanda de saber ligada a la transmisión
pero no a un nivel informativo, no es ese el aspecto formativo del control.
Esta nueva dit-mensión de la que Lacan habla “nueva mansión del decir”, ubica la
experiencia del control como lo que podría hacer surgir una nueva resonancia en el decir,
lo nuevo y la dimensión de la sorpresa.