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LA PRÁCTICA DEL PSICOANÁLISIS EN EL HOSPITAL

Guillermo Belaga
La intervención del dispositivo. Virginia Walker
Ante el arribo de la crisis se da inicio a una práctica con la cual se arma algún dispositivo.

Dispositivo: según Giorgio Agamben, es cualquier red de elementos lingüísticos y no


lingüísticos que captura gestos y discursos con el objetivo de hacer frente a una urgencia y
conseguir algún efecto. Menciona el lenguaje como el más antiguo y la subjetivación como
saldo.

Cada dispositivo inventa sus rituales de funcionamiento y transmisión produciendo


sentidos.

Un dispositivo puede dirigirse a consagrar el sentido común y apartar al hombre del uso
singular de las cosas. Se podría ubicar aquí la fijeza del significante amo.

La crisis es en sí misma un desgarro de lo sagrado que sugiere una posible vía de salida:
acceder a lo singular del sujeto, abrir las puertas del uso.

Esa es la línea que orienta el trabajo del dispositivo que responde a lo crítico para
transformarlo en otra versión: la urgencia.

Si la entrada es por la crisis, la salida se descubre por la requisitoria de una urgencia


como modalidad temporal que responde al advenimiento de un traumatismo, punto previo
a la formalización de una demanda.

Las presentaciones críticas en el hospital se pueden ordenar por el silencio, el consumo o


la exhibición espectacular del Uno solo cortado que no articula. Los dispositivos van
tomando forma a medida del traumatismo y a medida que el traumatismo va tomando
forma. La lógica del inconsciente real de Lacan preside esta construcción al advertir que el
secreto reside en el espacio que produce el S1 errático que no representa nada. No
interesa qué diga, como que diga, que se produzca algún decir con efectos de verdad, una
requisitoria que pueda formalizarse en demanda al Otro.

Dispositivo de internación. Una institución para cada síntoma

Ruptura – síntoma / singularidad – lazo social


Equipo de internación

La lógica que recorre el trabajo del equipo de salud mental se dirige desde lo universal a
lo singular. Se dirige a los dichos para localizar ahí un decir.
En el dispositivo de internación de guardia la entrada está marcada por la crisis como
universal de la época, sería, a partir de su alojamiento, como un desborde de angustia o
certeza – perplejidad. Dimensión de lo particular a partir de la instalación de un tiempo y un
espacio que haría posible la subjetivación de la crisis. Lo crucial es el pasaje de los
hechos a los dichos.

Es preciso interpelar la posición que asume aquel que habla en relación a sus propios
dichos para localizar el decir del sujeto, su posición de enunciación. Esto podrá permitir
las intervenciones singulares que sancionan la salida caso por caso.

Lógica colectiva: el trabajo del equipo está estructurado. El entrecruzamiento discursivo


es condición para poder desarrollar nuestra tarea (psicólogo, psiquiatra, trabajador social,
acompañantes terapéuticos).

El desafío está en dar respuestas sin volverse amo.

“Separado – juntos” (Lacan): apunta a una multiplicidad de singularidades ligadas por la


transferencia al discurso psicoanalítico, que es puesto a prueba día a día en la institución.

Pase diario de pacientes. El equipo se reúne diariamente para transmitir la lógica del
caso. Esto es formalizar las coordenadas de la entrada del paciente, las estrategias a
seguir y los efectos que determinarán la salida por la singularidad. ≠ pase médico:
comunicación de saberes entre profesionales sostenida por el discurso amo, donde
el médico en aquella posición elabora un saber sobre el objeto y se tapona obturando la
posibilidad de que algo de la subjetividad del paciente entre en juego.

Entradas de guardia: se conciben como una praxis sobre un real que irrumpe en
exceso, como urgencia subjetiva, y que pone en marcha un aparato de lenguaje que
intenta desde unacondición de posibilidad e imposibilidad atraparlo. Considera desde
el inicio un real imposible de ser atrapado totalmente por lo simbólico.

Salida del dispositivo: se orienta éticamente a la formalización del síntoma en tanto


determina el modo de gozar de cada quien y su lazo al Otro. Localización que implica un
acotamiento del exceso que precipita la crisis.

La externación de la guardia podrá dar lugar a:

 La entrada al dispositivo de consultorios externos cuando el paciente consiente a


querer saber acerca de su padecimiento.
 La discontinuidad del tratamiento por fuga, por no consentimiento o por
resolución terapéutica.
 Y cuando eso excede el alojamiento institucional, la derivación a hospital
especializado.

Se trata de inventar una institución para que cada sujeto pueda tramar, a partir de
una ruptura, algo singular que simultáneamente haga lazo al Otro.
La práctica hospitalaria: la ley, los cuerpos, una subjetividad
“Al principio fue el verbo”, luego las consecuencias de aquel acontecimiento.

La ley

La existencia del discurso jurídico debe su funcionamiento a la regulación de aquello que


no funciona o que atenta con el “bienestar” de los civiles. Con sus leyes y normas no
postula lo que debe hacerse (como superyó de Freud) sino que lo que intenta es “repartir,
distribuir” lo tocante a eso que escapa a ser dominado por la palabra, busca saber algo de
la ley que regula el goce.

Desde el psicoanálisis es viable sostener la disyunción que presenta el ser un cuerpo-


individual que se encuentra manipulado (por órdenes judiciales, tratamientos médicos,
etc.), y aquel sujeto a acontecimientos de lalengua, que lo sobrepasa, pero que al mismo
tiempo depende de él (no se es un cuerpo, sino que se tiene un cuerpo).

Época posmoderna

Quienes demandan una respuesta de nuestra parte, una vez ofrecida, esta pierde valor o
directamente queda desacreditada.

Nos preguntamos desde dónde orientarnos para responder a los síntomas de la época; no
tenemos una respuesta generalizada, tan solo una ética: alojar lo que no funciona,
apostando al bien-decir del sujeto y su invención como respuesta a su padecer.

Cortados de la trama
El discurso capitalista produce rupturas y conformaciones del lazo social, antes ligado al
ideal pero que ahora toma forma de individualismo de masa ligado al superyó, cuyo
imperativo es “todos a gozar”, satisfacción inmediata sin límite del objeto.

El lazo entre el yo y el cuerpo es un mito (Belaga). Para lograr sostener un cuerpo es


necesario que este entre en conexión con el lenguaje “por la resonancia del dicho, por un
decir que haga eco en el cuerpo”.

Obstáculo: a la hora de integrar el cuerpo como una imagen narcisista y el cuerpo


como ser pulsional, el Otro histórico-social se muestra deficitario en cuanto a
ofrecer recursos de identificación que permitan simbolizar los sucesos.

Espejo: objeto que permite un soporte identificatorio, a la ves que puede aparecer como
generador de angustia cuando el sujeto encuentra allí el límite de la especularización.

“Psicosis social” (Lacan). Sujetos más o menos enganchados al Otro, donde prevalecen
identificaciones débiles. Posiciones subjetivas que no se presentan estrictamente con una
producción de fenómenos psicóticos, sino que lo que aparece es una experiencia de
ausencia, de vacío existencial, “insustancialidad anónima”.
La epidemia actual es la debilidad mental (Jorge Alemán). No hay ningún saber acerca
de qué hacer con lo real que afecta al ser hablante. Hay un “no saber hacer con” del
sujeto actual, donde nada viene a anudar a su inconsciente.

La apuesta del psicoanálisis se dirige a resolver las cosas por la palabra. Producir el
pasaje que va desde los nuevos síntomas a un síntoma nuevo para que un sujeto pueda
articularse al Otro.

Es tarea del psicoanálisis reconocer y elucidar la diversidad de los modos-de-goce.

Cuerpos desobedientes

En la época actual el sujeto se presenta desde la extrema inhibición al pasaje al acto, se


expone a situaciones de riesgo buscando sentirse vivo, responde con lo impulsivo, no llega
a angustiarse y se anticipa con un acto.

Lo que no puede ser dicho es realizado con un acto como la forma de hacer entrar en el
discurso lo que no puede hacerse vía significante.

Es necesario ayudarlo a que conciba otra narrativa que le permitirá posicionarse de otra
manera frente a la angustia, encontrando los recursos para saber-hacer con ella.

Es una invitación a asumir la responsabilidad subjetiva precisamente ahí donde


busca su justificación. Puede haber un destino distinto a la repetición, pero el sujeto
debe jugar su parte.

Después de los actos impulsivos no hay subjetivación del hecho (no hay pregunta, ni
culpa).

Los síntomas mudos comandan la sintomatología de la época. El síntoma no descifrable,


que solo pide ser extirpado. Hay una satisfacción no mediada por el Otro y hay que
buscarlo en su anclaje en el cuerpo, escenario de la manifestación de la exclusión
social y la caída de los ideales. El cuerpo libidinal dice algo que el sujeto no quiere
escuchar.

Intolerancia a la tristeza: nada se quiere saber de ella (intentos de suicidio). La pastilla se


ha transformado en el primer recurso para paliar el sufrimiento subjetivo. La muerte es la
única salida que encuentran estos pacientes.

La salida, la única manera de poder estar en la vida, es aprendiendo a vivir con la herida,
asumiendo el fracaso, la falla (Jorge Alemán).

La intervención en la guardia pretende en un primer tiempo, poder ubicar algo, en lo


que se presenta sin palabras, cifrar algo, apostando a subjetivar la crisis. En un
segundo tiempo se podrá leer si hubo efectos.

La internación como intervención


El recurso de internación es pensado como la posibilidad de lograr un cambio subjetivo
cuando la palabra encuentra un límite, o cuando no puede ser escuchada. A veces es
necesario acompañar con un sostén farmacológico que posibilite en un segundo tiempo
restablecer algo del discurso.

Cuando la narración no es posible “no es el relato que convendría en el lugar de la


historia que no hay”, se trata del armado de ficciones frágiles orientadas a articular
una relación particular con ese vacío que permita una vía sintomática para un nuevo
lazo social.

Lacan concibe la estructura en permanente apertura por la incidencia irreductible de lo real


que altera los juegos simbólicos.

Pensar la internación como marca del Otro es aventurarse a la producción de alguna


subjetivación posible.

Desafío: no se trata de descifrar el sentido de síntomas inconscientes, sino más bien de


cifrar algo de esa fuerza muda que arrebata al sujeto y utiliza al cuerpo como campo de
batalla. Entonces estamos a la espera de algún resto que deje caer al sujeto, con el
cual poner algún nombre al sufrimiento.

Las marcas del Uno ¿Cómo hablan los cuerpos?


El psicoanálisis se encuentra en la época actual frente a la cuestión de cómo “hablan los
cuerpos” “más allá del sistema histérico”, es decir sin la referencia al Nombre del Padre
como ordenador.

Síntoma histérico: se presenta como portador de un sentido, que habla y se dirige a


alguien. ≠ cuerpo: “repite lo mismo en cuanto a que lo que se repite es el goce”

6. Interconsulta

Dispositivo de Interconsulta en el Hospital. La práctica de la


interconsulta en salud mental
La práctica de la interconsulta: lugar de discursos diversos. Dispositivo que pone en
forma el discurso del psicoanálisis en relación a la técnica y la ciencia, encarnadas
por las prácticas biomédicas actuales.

En las salas de internación se deja en evidencia dos estatutos del cuerpo: el viviente y el
cuerpo libidinal marcado por el significante. De ahí surge una pregunta de la que el
saber médico no tiene respuesta. Por otro lado, el psicoanálisis trabaja con lo fallido,
con las fisuras institucionales, intentando volver a poner en movimiento la posición del
médico, que a veces se encuentra inhibido, postergado.

La urgencia sobrepasa las posibilidades y disposiciones existentes, tensiona y hace pensar


en nuevos artificios para responder a la altura del actual sufrimiento subjetivo.
Lacan (Psicoanálisis y medicina) aborda el entrecruzamiento de discursos y dice que en la
actualidad este lugar es marginal (debido a la posición de la medicina con respecto al
psicoanálisis, al que admite como una suerte de ayuda externa) y extra-territorial (en
relación a la función del médico y su personaje).

El discurso amo está ligado a la medicina, porque produce la elisión del sujeto, mientras
que el discurso del psicoanalista lo produce, como aclara Lacan que se trata de estructuras
y no de individuos. Frente al S1, el ideal, aparece un S2 que hace cuestión. Se trata de
incidir con el discurso del psicoanálisis allí donde, en el discurso de la ciencia, algo falla.

El hospital como lugar que representa la ciencia funciona como garante, poseedor de un
saber que deberá desplegarse para devolverle al paciente su ideal de salud, es por lo que
también tiene un peso la transferencia institucional, aquella que conduce al paciente a
demandar asistencia en esa institución en particular, pudiendo también convertirse
en obstáculo.

Primer momento: el pedido

La interconsulta comienza en el punto en que el discurso de la medicina, que apunta


a una ilusoria totalidad, no alcanza para dar respuestas a una determinada
problemática. Lo primero que hacemos es escuchar qué y para quién demanda.

En ese momento el equipo de salud mental tendrá la responsabilidad de tomar una


decisión, por ej: decidir escuchar al paciente o pensar junto con el médico el por qué
de su pedido y quizá se llegue a la decisión de no entrevistar al paciente.

Pedidos de interconsulta

Puede haber diferentes tipos de pedidos, según de quién parte la demanda o a qué
responde el pedido. Es el médico a cargo el encargado de formalizar el pedido.

Pedidos

1) El que solicita el paciente: ante la angustia porque algo de su geografía habitual


se quiebra e irrumpe un real, contingente, que puede tener que ver con la historia
del parlêtre, o por una contingencia ajena a él, contingencia social que
desorganiza al sujeto.
2) El solicitado por el médico. 3 tipos:
a. Responde a una inquietud del médico que se anticipa a la posible
angustia del mismo frente a una enfermedad terminal o ante un
procedimiento quirúrgico.
b. Frente a un obstáculo con el que se encuentra en la cura en relación a:
- Diagnóstico y decisiones a tomar en el tratamiento
- Mejorar la eficacia del tratamiento médico
- Trabajar con el modo de transmisión al paciente y/o familiar.
c. El pedido que hace a un profesional que capta que hay una demanda
pero que no le es dicha por el paciente.
En la consulta alguien se enuncia, y hay que ubicar la enunciación. No necesariamente
coincide lo que el médico solicita, el pedido formal, con lo que posteriormente logra
ponerse en juego en el trabajo con el paciente.

Segundo momento: la entrevista al paciente

Se apuesta a establecer las condiciones mínimas de escucha que permitan dar cabida
a un sujeto, aquel que queda elidido en el discurso de la medicina. De esta manera
determinará la posibilidad de continuar con las entrevistas y la frecuencia de las mismas o
si se concluye con la interconsulta.

Posición del psicoanálisis: no se trata de aportar un saber mayor, sino de dejarse


enseñar con lo que el paciente puede decirnos acerca de las respuestas que
encuentra en lo real que se le impone.

Al tratarse de un entrecruzamiento de discursos nos encontramos también con dos


concepciones de cuerpo distintas, mensurables y objetivables para la medicina, armazón
de significantes para el psicoanálisis.

La posición de escucha es desde una “docta ignorancia”, que permitirá el lugar a lo


nuevo, posibilitando el decir del paciente, separándonos del hecho.

Tercer momento: la devolución

Devolución en forma oral y también la inscripción en la historia clínica de la semiología


psiquiátrica del paciente.

Con los distintos pedidos se toma la consigna del médico para resolver la interconsulta.

Historia clínica

Uso del CIE-10: “lengua epidemiológica” que sirve para tranquilizar a sus usuarios pero
es necesario saber que se trata solamente de una descripción psiquiátrica de
comportamientos sociales.

“Hay sujeto cada vez que el individuo se aparte de la especie del género, de lo
general, lo universal. Es algo que hay que recordar en la clínica cuando utilizamos
nuestras categorías y clases – no para descartarlas, sino para poder manejarlas -,
sabiendo de su carácter pragmático artificial”.

Historia clínica: documento que consignará datos fundamentales en la evolución de un


paciente, necesarios tanto para los profesionales como para la institución.

Resultará de la articulación de la entrevista realizada y del examen del estado mental.

Incluye: fecha, servicio que hace la interconsulta, motivo de consulta, evolución del
paciente que es susceptible de variación. Descripción de funciones intelectuales básicas y
afectividad. Diagnóstico provisional. Plan terapéutico y seguimientos. Médicos
intervinientes, pedido de evaluación psiquiátrica, entrevistas familiares y acompañamiento.
Efectos de la interconsulta

Establecer un tiempo de pausa, en el que poder leer las coordenadas del caso, también
será la tarea de quien se ocupe de la interconsulta. Es oportunidad de ocupar un lugar
propio, otorgándole a la palabra su eficacia, donde cada paciente será escuchado en su
singularidad, como un sujeto que tiene algo por decir.

El practicante prestará su cuerpo, apostando a que en el encuentro con el paciente surja


la posibilidad de la palabra y que no termine convirtiéndose en una comunicación sin
efectos.

La palabra como una forma de satisfacción específica del cuerpo hablado.

Es mediante la palabra que se construye un espacio y también una temporalidad, un


tiempo, que escapa de la cronología y un lugar donde se alojará el discurso del
paciente, poniendo en juego la vertiente libidinal del inconsciente, donde la
contingencia se hará escuchar.

Saber de las contingencias permite pensar en un modo de tratamiento más allá de un


encuadre fijo. La interconsulta no apunta a taponar la angustia del paciente con el
restablecimiento del sentido común y el poder hipnótico de la palabra.

El encuentro con quienes representan otro saber, el de la medicina produce cada día un
nuevo saber, y es en los ateneos donde puede discutirse en función de lograr una mayor
eficacia en el tratamiento de un paciente.

Es indispensable la construcción de un espacio de transmisión y práctica de orientación


lacaniana, en el ámbito hospitalario, estar dispuestos a dialogar con otras disciplinas y con
las autoridades encargadas de gestionar la salud. Pero lo que hace sitio es una postura
ética que oriente la práctica, y que permite que el practicante, en su trabajo decidido, haga
uso del psicoanálisis en la institución.

7. Pase diario de pacientes

El fin del pase diario. Lógica del caso y construcción de una comunidad
clínica
Trabajar en institución implica saber que se trabaja con otros y con respecto a un Otro
social.

El dispositivo

Se realiza la transmisión oral de los casos que orientará y/o reorientará la dirección de la
cura en cada caso.

El uno por uno: en tanto la serie de excepciones y soledades que componen el


dispositivo, funda, sostiene y permite la expresión de la formación colectiva.
Se intenta sostener la hiancia que conlleva el relatar la lógica del caso de un paciente
en seguimiento por el dispositivo, entre lo dicho por el tratado y la actualidad del decir
del tratante en cuestión.

¿Qué es lo que se transmite cada vez? Lo que se transmite es malentendido y además,


en el trabajo que nos ocupa la transmisión es oral, es decir la voz, se pone en juego.

Lacan consideraba el malentendido como estructural entre los seres hablantes-


hablados y no como algo meramente accidental o contingente. En cuanto alguien
habla siempre dice más de lo que cree decir, al mismo tiempo que siempre dice otra cosa.
Esto es lo que diferencia la transmisión de las teorías de la comunicación. En la
transmisión está implicado un acto de enunciación que contempla dos polos en la
responsabilidad, por un lado, aquellos que transmiten y por otro aquel que recepciona.

La transmisión oral está orientada a partir de la lógica del no-todo, de aquel punto
irreductible imposible de asir, aquello que la voz, en tanto objeto, sostiene como imposible
de absorber en el campo de la significación. Es ahí donde cada uno se vuelve “el caso”
y ya no son los dichos del paciente, sino nuestros propios dichos los que dicen. Ahí
aparece lo Uno haciendo sitio.

Problema del ser-analista´

Lacan dice, respecto a cómo entiende al sujeto: el sujeto del verbo (je) no es suficiente
para hacer del mismo al ser. Existe, por lo tanto, una discordancia del saber y del
ser.

“El sujeto del verbo (je) no es un ser, es un supuesto a lo que habla. Lo que habla, solo
tiene que ver con la soledad, sobre el punto de la relación… que no puede escribirse… es
lo que de una ruptura del ser deja huella.”

Cuando alguien se encuentra ante la situación de intervenir puede llegar a dejarse nublar
por el malentendido o la mascarada de creer-se(r) el psicoanalista que viene a mostrar y
demostrar cualquier artificio supuestamente requerido para posicionarse en el pretendido
podio analítico.

Esto mismo opera como obstáculo al discurso psicoanalítico mismo, ya que tan solo habría
goce del ser, mientras que del deseo (por la causa), poco y sobre todo nada.

Freud relaciona lo transitorio con el duelo, es decir con el ejercicio necesario, de


desprenderse de un objeto, que algo finalice, para poder seguir en el camino que nos
impulsa a encontrarnos con otros. Es de suma importancia deslibidinizar el ser-
psicoanalista, para permitirnos hacer existir el discurso psicoanalítico, cada vez que
sea posible.

Entre la soledad de la nada y el trabajo en comunidad


Lacan dice que nuestra práctica es defectuosa, al permitirse ser defectuosa con
respecto a sí misma, sabemos que queda un residuo, incluso, es lo que está
previsto.

8. Efectos de control

¿Qué es el control?
Sobre la incidencia del control en la formación del practicante

“La verificación de la estrategia y de la posición del practicante con respecto a la


transferencia y de la política que permita extraer la lógica de esa cura”. El control pone el
acento en el lazo del psicoanalista con el lugar, verificando allí su grado de desubjetivación
en la experiencia, que este no haga obstáculo a la cura, que no cuente como sujeto.

Es índice de un obstáculo cuando un psicoanalista experimenta un me gustas hacia su


paciente.

Miller dice que hay que mantenerse a distancia de este afecto, ubicando el desapego como
la posición que conviene al psicoanalista, en tanto con su acto despega el significado del
significante para reconducir el significante a su desnudez.

A la vez el control recae sobre el lazo del psicoanalista con el psicoanálisis como
partenaire, sin este partenaire no hay psicoanálisis.

Control (Diana Wolodarsky): ejercicio que tiene por función deshechizar al


practicante, en la medida en que un esfuerzo de reducción en su decir tiene que
poner en forma lo que hace en su práctica, aislando en los dichos del paciente
aquellos S1 que nombran el modo de gozar singular recortando de ello su propio
fantasma. De este modo lo que se controla es la posición de enunciación de quién hace
pasar el caso a otro y eso es lo que orientará la cura hacia lo real.

Deseo del psicoanalista: lo que nace de la elucidación de una vocación neurótica, la


de curar o comprender al otro, en el psicoanálisis esta vocación producirá un viraje
hacia el deseo del psicoanalista, cuya política será la de mantener el vacío del deseo
para que opere como causa.

Deseo del psicoanalista que conlleva la idea de formación permanente, como dice Belaga
es un camino que lleva a afianzar una extraterritorialidad para el psicoanálisis
contribuyendo a su devaluación, a poner en cuestión la práctica del psicoanálisis en
el hospital.

El saber del psicoanalista no es nada sin la interrogación.

Efectos de control. Peripecias de una pasión


Hay un más allá en el pedido de control, ya sea la duda diagnóstica, la dirección de la cura,
etc., lo que se supervisa es la posición del practicante.
La experiencia de supervisión da lugar a rectificaciones de la posición del
psicoanalista, a desarrollos ulteriores con la cura del analizante del que habla. Poder
ubicar en el control si algo de esta posición hace obstáculo en la cura, como también de
qué manera la posición subjetiva del que supervisa se pone en juego en el recorrido de un
tratamiento. Ubicando el control como necesario partiendo de un deber ético.

En ningún caso una intervención psicoanalítica debe ser teórica, sugestiva, imperativa
(usurpando el lugar del Otro que interesa); debe ser equívoca. La interpretación analítica
no está hecha para ser comprendida, está hecha para producir vaguedades.

“Lo real es el discurso realmente pronunciado en su dimensión diacrónica”.

El control ¿Una intervención… sobre quién?


Ubicar “el control como parte de la formación es una responsabilidad que cada uno
debe asumir por su cuenta y riesgo en la medida en que está el psicoanálisis”. El
deseo de demandar un control se originaría en el interior mismo del discurso analítico en
un punto en que deber y deseo se anudan”.

Se piensa al control como una intervención.

Efectos de control en el hospital. Un pacto entre la locura y la muerte


La oposición entre analizante y practicante con respecto al deseo de saber, en donde este
aparece claramente en el primero, mientras que en el practicante algo de dicho deseo de
saber debe quedar obturado con el fin de poder ocupar su lugar como agente del discurso
psicoanalítico.

En el dispositivo de control quedan anudados: practicante-analizante-psicoanálisis-


deseo del psicoanalista.

Efectos de control
La construcción del caso, es decir, el armado de su lógica está atravesado por la posición
del analista; esta construcción del caso ya implica por si sola un control, una puesta a
prueba del acto psicoanalítico.

Efectos de control en un dispositivo colectivo


Equipo de internación en guardia

La práctica del control es inherente al discurso psicoanalítico. Práctica que atañe a


la pregunta por la posición del psicoanalista, y enlaza de algún modo dicha posición
con la formación y el deseo del psicoanalista, “que no puede dejarse fuera de
nuestra pregunra el problema de la formación del psicoanalista lo postula”.

El control grupal pone siempre en juego una demanda de saber ligada a la transmisión
pero no a un nivel informativo, no es ese el aspecto formativo del control.
Esta nueva dit-mensión de la que Lacan habla “nueva mansión del decir”, ubica la
experiencia del control como lo que podría hacer surgir una nueva resonancia en el decir,
lo nuevo y la dimensión de la sorpresa.

Lo público de la experiencia, lo grupal, no borra lo singular donde, un practicante,


recorta el caso. La enunciación es singular.

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