El camino a la 

transformación de la mente 
 
Esta serie de tres artículos fue publicado en la sección  
DESARROLLO PERSONAL en la revista LA FUENTE  
en las ediciones #141, # 142, #143.  
 
 
 
 
 
Esta es la serie de artículos: 
 
1. Como la adoración cambia tu modo de pensar. El lugar de la 
adoración en la renovación de la mente. 
 
2. No pensarás diferente mientras sigues la corriente. La 
disconformidad con el mundo como prerrequisito para el cambio 
 
3. ¿Quien te cree que eres? Asumiendo nuestra identidad en Cristo 
 
 
 
 

 
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DESARROLLO PERSONAL
SERIE: El camino a la transformación
de la mente (1/3)
Cómo la adoración
cambia tu modo de pensar
El lugar de la adoración en la renovación de la mente
Pablo empieza el capítulo 12 de Roma-
nos “rogando” a los hermanos de Roma,
que se presenten delante de Dios en
adoración.
“Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, san-
to, agradable a Dios, que es vuestro cul-
to racional” (Ro 12.1 RV60).
La palabra griega traducida a “ruego”
es parakaleo, que significa literalmen-
te “implorar”. El tono usado por Pablo
en este versículo no es impositivo sino
tierno y pastoral. Es un clamor por algo
que deben de considerar y poner una
atención especial. Posiblemente, la ra-
zón para haberse dirigido de esa ma-
nera, y no usando una expresión más
impositiva, sea porque Pablo sabía lo
fundamental que era la actitud de una
persona al presentarse delante de Dios
10 | NOVIEMBRE 2017
en adoración. El apóstol no quería que
sus lectores “cumpliesen” con una nor-
ma impuesta, una regla religiosa o una
actividad cotidiana, sino que lo hiciesen
como respuesta voluntaria a lo que Dios
es y había hecho por ellos.
Otro aspecto importante que debemos
de entender en la rogativa de Pablo
es que este clamor no viene solamen-
te de parte del apóstol o de un deseo
personal de instruir a sus hermanos en
Cristo sobre la manera de presentarse
ante Dios en adoración. La carta a los
Romanos, como los otros libros del An-
tiguo y Nuevo Testamento, nos revela
la voluntad de Dios y lo que Él requiere
del ser humano para tener una relación
apropiada con Él. Dios es el que dice
que debemos presentarnos delante de
Él como sacrificio agradable. El apóstol
también les recuerda de dónde Dios les
había sacado al rogar “por las miseri-
cordias”, motivándoles a responder en
reverencia y entrega total.
La adoración y la mente,
¿qué tienen que ver?
La práctica de la adoración nos lleva a
un proceso de renovación mental don-
de nuestros ojos dejan de enfocarse en
nuestros propios deseos y voluntades,
y se fijan en la persona de Dios y Sus
atributos. La adoración nos ayuda a qui-
tar nuestra mirada de nuestras luchas y
contemplar la gloria de Aquel que pelea
por nosotros. La adoración trae gloria a
Dios y nos acerca a la imagen de Cristo.
El “culto racional” mencionado en el tex-
to, se trata exactamente de eso. Cuan-
do nuestra mente está involucrada en la
adoración, la adoración renueva nuestra
mente. Es un proceso cíclico que no
consiste en rituales externos hechos en
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 “La adoración tiene que
ver con una actitud
racional y una decisión
de dar gloria a Dios
independiente de las
circunstancias..”
total ignorancia, sino que un movimiento
interno donde la espiritualidad y la razón
se conectan en un acto de adoración.
El corazón de la adoración
Hay muchas maneras de adorar a Dios,
pero lo fundamental en todas ellas es
que haya una entrega total de manera
consciente y voluntaria. Es cierto que
esta práctica incluye los cánticos de ala-
banza que entonamos cada domingo,
no obstante, los minutos dedicados a
la expresión cantada en gratitud a Dios
una vez a la semana no son suficientes
para responder de manera adecuada a
lo que Dios merece. Pablo, en otra de
sus epístolas, dice: “Ya sea que comáis,
que bebáis, o que hagáis cualquier otra
cosa, hacedlo todo para la gloria de
Dios” (1 Co 10.31 LBLA). Según el após-
tol, dar gloria a Dios debe de ser un es-
tilo de vida y no una actividad semanal.
El salmista, en su anhelo de mostrar su
deseo de adorar dice: “Porque mejor
es un día en tus atrios que mil fuera de
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ellos” (Sal 84.10 RV60).
La adoración bíblica se trata de lo que
hace el ser humano como respuesta a
la revelación de Dios. Dios se revela al
hombre de diferentes maneras y al reci-
bir esta revelación y entender Su gran-
deza el ser humano no tiene otra opción
sino darle gloria a Su Creador.
Conceptos renovados
La adoración tiene que ver con una acti-
tud racional y una decisión de dar gloria
a Dios independiente de las circunstan-
cias. Encontramos un ejemplo claro de
este tipo de adoración en la vida de Job.
Después de recibir noticias catastrófi-
cas, Job se postra delante de Dios y le
adora diciendo: “Desnudo salí del vien-
tre de mi madre y desnudo volveré allá.
El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea
el nombre del Señor” (Job 1.21 LBLA).
La mente de Job estaba enfocada en
Dios y por eso adoró. Como resultado
de esta adoración incondicional, sus
conceptos relacionados a Dios fueron
renovados. Mira lo que dijo él después
de todo el proceso de pruebas y adora-
ción: “De oídas te había oído; mas ahora
mis ojos te ven” (Job 42.5 RV60).
Para tener una mente renovada, es ne-
cesario considerar la práctica de la ado-
ración en nuestra vida cotidiana.
¿Cómo hacerlo?
1. Haga un compromiso de agradecer a
Dios cada día por quien Él es y por lo
que ha hecho en su vida. La gratitud
es una excelente manera de expresar
adoración a Dios.
2. Busque oportunidades para bendecir
y ayudar a los demás. Recuerde las
palabras de Jesús cuando dijo: “Y
cualquiera que reciba en mi nombre
a un niño como este, a mí me recibe”
(Mt 18.5 LBLA).
3. Sea generoso con su tiempo, recur-
sos y servicio. Dios se agrada cuan-
do nos entregamos por completo a
Él. “Entonces respondí: Heme aquí;
envíame a mí” (Is 6.8 LBLA).
4. Obedezca la palabra de Dios. Más
allá de los sacrificios que podamos
hacer, Dios busca nuestra obedien-
cia. “¿Se complace el SEÑOR tanto
en holocaustos y sacrificios como en
la obediencia a la voz del SEÑOR? (1
S 15.22 LBLA).
Que Dios nos ayude cada día a adorarle
como es debido y así tener nuestra men-
te renovada.
W. Fernando Dantas
Pastor, misionero y profesor
universitario, Wilson Fernando
es oruindo de São Paulo, Brasil,
pero vive actualmente en Ma-
drid, España. Está casado con
Karina Ximenes Dantas y son
padres de dos niñas: Esther y Raquel. Posee una
maestría en Misiología y actualmente cursa un doc-
torado en Ministerio. Fernando es pastor ordenado
de la Iglesia Presbiteriana del Brasil, profesor en el
Seminario Europeo de Formación Teológica y Evan-
gelización (SEFOVAN), y misionero con la organiza-
ción World Link. Ha trabajado con varias organiza-
ciones misioneras en la plantación de iglesias en
Brasil, Estados Unidos y actualmente en España.
✉ fdantas@wlink.org
NOVIEMBRE 2017 | 11
DESARROLLO PERSONAL
SERIE: El camino a la transformación
de la mente (2/3)
No pensarás diferente
mientras sigas la corriente
La disconformidad con el mundo como prerrequisito para el cambio
“No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renova-
ción de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta” (Ro 12.2
RV60)
En este segundo artículo sobre el ca-
mino hacia la renovación de la mente,
quiero tratar sobre la disconformidad
con el mundo y para ello, nos detendre-
mos en tres elementos importantes que
se encuentran en el versículo menciona-
do arriba.
Primer elemento: “No os
conforméis a este siglo…”
Lo primero que el apóstol nos indica es
sobre la disconformidad que debemos
de tener con este siglo. La palabra grie-
ga traducida como “conformar” es sys-
chematizo, que significa ser semejante,
remodelar o seguir el ejemplo. Y la pa-
labra griega traducida como “siglo” es
aion , que puede significar mundo, épo-
10 | DICIEMBRE 2017
ca o tiempo.
Pablo nos está diciendo que no debe-
mos ser semejantes o seguir el ejemplo
de las personas del mundo en que vi-
vimos. Más allá de la manera de vestir,
hablar o comportarse, la idea central es
que debemos de estar a contra-corrien-
te de los valores y principios impuestos
por una generación caída y muerta en
sus pecados y delitos.
Hacen algunos años, he escrito una
canción exponiendo el estilo de vida
de nuestra sociedad actual. Una de las
estrofas dice: “… lo bueno ya no es tan
bueno y lo malo ya no es tan malo, ya
no importa de dónde vinimos, si apare-
cimos o fuimos creados”.
En temas relacionados a la fe, la mora-
lidad, la verdad, la buena conducta, el
respeto, la familia, la autoridad, la pie-
dad, entre otros, este mundo no puede
ofrecernos absolutamente nada sano.
En 1 Juan 5.19b vemos que “el mundo
entero está bajo el maligno” (RV60). En
Efesios 2:2 Pablo repite que la “corriente
de este mundo” está “conforme”, o sea,
siguiendo el ejemplo del “príncipe de la
potestad del aire” y que “opera en los
hijos de la desobediencia”.
Este siglo sigue su rumbo y no podemos
esperar mucho de una sociedad alejada
de Dios. No obstante, la preocupación
que surge tiene que ver con el rumbo
que nosotros, los hijos de Dios, estamos
tomando.
Noviazgos impuros que van en contra
la santidad de Dios. Jóvenes que estu-
dian una carrera que proporcionará ri-
quezas, antes que seguir la vocación y
dones dados por Dios. Matrimonios que
se deshacen por la falta de compromiso
del uno con el otro. Todo eso ya es co-
mún en nuestras congregaciones y des-
afortunadamente, en vez de que el mun-
do siga el ejemplo de la iglesia, la iglesia
está tomando la forma del mundo.
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 “Necesitamos renovar
nuestra manera de
pensar reemplazando
la información recibida
a través de los medios,
por los conceptos de la
Palabra de Dios”.
Segundo elemento: “renovación
de vuestro entendimiento…”
Cada día somos bombardeados con
una innumerable cantidad de conceptos
y valores a través de los programas de
televisión, redes sociales, música, pelí-
culas, etc. Mucha de la información reci-
bida, no tiene absolutamente nada que
ver con los principios bíblicos que Dios
nos quiere transmitir.
El tiempo que se pasa en Internet, so-
bretodo en las redes sociales, es bas-
tante superior al tiempo que se dedica
a la lectura de la Biblia o al crecimiento
espiritual. En España, la mayoría de las
personas que usan las redes sociales,
pasan por lo menos 3 horas diarias entre
el teléfono móvil y el ordenador. Un alto
porcentaje de estos usuarios, confiesan
estar totalmente enganchados, pasando
más de 5 horas por día.
¿Qué información positiva para nuestras
vidas y espiritualidad recibimos en las
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redes sociales?
Una vida espiritual saludable debe de
ser nutrida por los valores de Dios. Es-
tos valores son los que nos renuevan,
nos ayuda a tomar decisiones sabias,
estar bien espiritualmente e influenciar a
los demás hacia una vida más cercana
a Dios.
Necesitamos renovar nuestra manera de
pensar reemplazando la información re-
cibida a través de estos medios, por los
conceptos de la Palabra de Dios. “¿Con
qué limpiará el joven su camino? Con
guardar tu palabra” (Sal 119.9 (RV60).
Tercer elemento: “para que
comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios…”
Una de las preguntas muy comunes en-
tre los cristianos es: ¿Cuál es la voluntad
de Dios para mi vida?
Es interesante que Pablo dice que para
que el cristiano compruebe cuál es la
voluntad de Dios, en primer lugar él no
debe de conformarse a este siglo, y en
segundo lugar debe de renovar su men-
te. La voluntad de Dios no tiene nada
que ver con lo que vemos a nuestro al-
rededor. Jesús dijo: “Mi comida es hacer
la voluntad del que me envió y llevar a
cabo su obra” (Jn 4.34 (RV60).
La voluntad de Dios está en disconfor-
midad con la voluntad de este mundo.
Es cierto que Dios es personal y se preo-
cupa por nuestra vida cotidiana. No obs-
tante, si debemos o no cambiar nuestra
casa, comprar un coche más nuevo, o
incluso en cuál de las docenas de igle-
sias en mi ciudad debo de congregar-
me, son temas secundarios. La voluntad
de Dios es que seamos santos (Mt 5.48),
que hagamos su obra (Mt 28.18–20),
que perdonemos los unos a los otros (Ef
4.32), y que le glorifiquemos con nues-
tras vidas (1 Co 10.31).
Estos son sólo algunos aspectos sobre
la voluntad de Dios. Por eso, cuanto
más en línea estemos con Su voluntad,
más estaremos en disconformidad con
el mundo.
En el camino hacia la renovación de la
mente, debemos de estar en disconfor-
midad con el mundo y eso significa no
estar conformados a este siglo, renovar
nuestro entendimiento, y comprobar la
voluntad de Dios.
W. Fernando Dantas
Pastor, misionero y profesor
universitario, Wilson Fernando
es oruindo de São Paulo, Brasil,
pero vive actualmente en Ma-
drid, España. Está casado con
Karina Ximenes Dantas y son
padres de dos niñas: Esther y Raquel. Posee una
maestría en Misiología y actualmente cursa un doc-
torado en Ministerio. Fernando es pastor ordenado
de la Iglesia Presbiteriana del Brasil, profesor en el
Seminario Europeo de Formación Teológica y Evan-
gelización (SEFOVAN), y misionero con la organiza-
ción World Link. Ha trabajado con varias organiza-
ciones misioneras en la plantación de iglesias en
Brasil, Estados Unidos y actualmente en España.
✉ fdantas@wlink.org
DICIEMBRE 2017 | 11
DESARROLLO PERSONAL
SERIE: El camino a la transformación
de la mente (3/3)
¿Quién te crees que eres?
Asumiendo nuestra identidad en Cristo
“Digo, pues, por la gracia que me es
dada, a cada cual que está entre voso-
tros, que no tenga más alto concepto
de sí que el que debe tener, sino que
piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada
uno.” (Ro 12.3 RV60).
Uno de los problemas más grandes que
tiene el ser humano es el orgullo. El pe-
cado que ha llevado a la ruina el ángel
perfecto, lleno de sabiduría y acaba-
do de hermosura como fue Lucifer (Ez
28.12) y ha impregnado a un tercio de
los ángeles celestiales (Ap 12.4), tam-
bién es parte muy presente en la natura-
leza humana desde el pecado de Adán
(Ro 3.9–18).
“Yo soy lo que Dios dice que soy”
El pastor de una de las iglesias más
grandes de los Estados Unidos sue-
10 | ENERO 2018
le repetir en sus sermones la siguiente
frase: “Yo soy lo que Dios dice que soy.
Yo tengo lo que Dios dice que tengo. Yo
puedo hacer lo que Dios dice que pue-
do hacer”. La intención de mencionar
esta frase no es la de exponer doctrinas
de prosperidad, ni tampoco eliminar el
papel del ser humano de participar con
su mente y voluntad en decisiones co-
tidianas. Simplemente deseo destacar
la primera parte de la frase que dice
“Yo soy lo que Dios dice que soy” como
una ilustración de lo fundamental que
es saber quién dice Dios que somos, y
no creer en conceptos erróneos sobre
nuestra identidad.
Pablo llama la atención de los romanos
para que entiendan quiénes son y a qué
fueron llamados. El concepto que uno
tiene de sí mismo es fundamental para la
definición del cristianismo que va a vivir.
La identidad de una persona no está ba-
sada en lo que hace, sino en lo que es.
Es interesante que Pablo habla sobre
la identidad de una persona en el ver-
sículo 3, después de hablar sobre la ne-
cesidad de que el cristiano se entregue
en adoración a Dios en el versículo 1 y
que sea transformado por la renovación
de su mente en el versículo 2. Cuan-
do una persona es capaz de entender
la grandeza de Dios y someterse a Él
transformando su manera de pensar de
acuerdo a Su voluntad, entonces será
capaz de tener un concepto correcto
sobre quién es, es decir, su identidad en
Cristo Jesús.
¿Tratando de añadir valor?
Pablo dice a los hermanos de Roma
“que no tenga más alto concepto de sí
que el que debe tener”. Tener un con-
cepto más alto de lo que uno es, signifi-
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 “El concepto correcto
que debemos tener
sobre quiénes somos, es
el que Dios nos da. La
identidad del cristiano
está basada en
Cristo Jesús”.
ca añadir valor a lo que Dios ya tiene
establecido para cada persona. Los
dones distribuidos a cada creyente son
para ser usados para la edificación del
cuerpo de Cristo (1 Co 14.12) y no para
identificar quién es el mejor entre todos
o añadir valor. Es un gran error creer que
las habilidades sirven para calificar el
valor de una persona.
En la sociedad actual, cada vez más se
valora las habilidades de una persona
antes que su carácter o integridad. Des-
afortunadamente, en algunos contextos
cristianos también se puede ver esta
triste realidad. Algunos músicos son es-
cogidos para el grupo de alabanza, no
por su carácter piadoso o intimidad con
Dios, sino por su habilidad para tocar o
cantar. Hay pastores que son considera-
dos una “gran bendición” por su habili-
dad elocuente de comunicar las Escritu-
ras, pero no por su manera personal de
vivir las Escrituras.
Entonces, ¿cuál es el verdadero concep-
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to que uno debe de tener de sí mismo?
Pablo dice que este concepto debe de
ser “conforme a la medida de fe que
Dios repartió a cada uno”. Por la fe
somos salvos. Nuestra fe debe de ser
puesta en lo que hizo Cristo por noso-
tros. Así que, todos los que somos de
la fe, tenemos el mismo valor delante
de Dios y tenemos que tener el mismo
concepto de quiénes somos. El mismo
apóstol cuando escribe a los hermanos
de Éfeso, dice: “Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2.8–
9 RV60).
El concepto correcto que debemos te-
ner sobre quiénes somos, es el que Dios
nos da. La identidad del cristiano está
basada en Cristo Jesús.
¿Y eso qué significa?
Significa que somos nueva criatura en
Cristo (2 Co 5.17), tenemos vida junta-
mente con Cristo (Ef 2.5), somos libres
de la condenación y no andamos con-
forme a la carne (Ro 8.1), somos parte
del cuerpo de Cristo (Ro 12.5), tenemos
un corazón nuevo (Ez 11.19), somos
bendecidos con toda bendición espiri-
tual en los lugares celestiales en Cristo
(Ef 1.3), somos hijos de Dios (Jn 1.12),
somos justificados (Ro 5.1), tenemos
acceso al trono de gracia a través de
Cristo (He 4.14–16), somos ciudadanos
del cielo (Fil 3.20), y somos ministros de
reconciliación (2 Co 5.17–21).
Nuestro valor no está en la cantidad de
dones que tenemos. Nuestro valor está
en Cristo que pagó el precio para com-
prarnos, redimirnos y darnos todo lo ne-
cesario para ser quienes somos en Él.
Somos hijos de Dios y este es el mayor
concepto que podemos tener de noso-
tros mismos. No hay nada que añadir a
eso, ni tampoco quitar.
Por eso Pablo dice que debemos de
usar la cordura (buen juicio) para enten-
der quiénes somos. La cordura trae al
creyente el entendimiento de que no so-
mos mejores que los demás por los do-
nes que tenemos. Todo viene de Dios y
Él es el que da en la medida que decide.
Todos tenemos el mismo valor delante
de Él y somos llamados para usar lo que
Él nos da con humildad para glorificarle
a Él.
W. Fernando Dantas
Pastor, misionero y profesor
universitario, Wilson Fernando
es oruindo de São Paulo, Brasil,
pero vive actualmente en Ma-
drid, España. Está casado con
Karina Ximenes Dantas y son
padres de dos niñas: Esther y Raquel. Posee una
maestría en Misiología y actualmente cursa un doc-
torado en Ministerio. Fernando es pastor ordenado
de la Iglesia Presbiteriana del Brasil, profesor en el
Seminario Europeo de Formación Teológica y Evan-
gelización (SEFOVAN), y misionero con la organiza-
ción World Link. Ha trabajado con varias organiza-
ciones misioneras en la plantación de iglesias en
Brasil, Estados Unidos y actualmente en España.
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