FACTORES CONDICIONANTES Y CLASIFICACIÓN DEL

DESLIZAMIENTO DE VILLATINA EN MEDELLÍN EL 27

DE SEPTIEMBRE DE 1987
Juan Sebastián Reinosa Guzmán, jsreinosag@unal.edu.co.
Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá, Facultad de Ingeniería, Departamento de
ingeniería civil y agrícola.
Bogotá D.C. 14 de mayo de 2019
Resumen
El deslizamiento de Villatina, ocurrido en Medellín (Colombia) el 27 de septiembre de 1987, fue un
evento que generó la pérdida de aproximadamente 500 vidas humanas. El evento movilizó 20.000m 3
de material compuesto por suelo residual del saprolito de la dunita de Medellín serpentinizada. La
presencia de este material y el conjunto de factores geológicos y geomorfológicos exponen el
condicionamiento a la vulnerabilidad de la ladera al deslizamiento. La presencia de numerosas fallas
y diaclasas en la roca rellenas con minerales solubles al agua generaron diferenciales de meteorización
sobre el perfil del suelo manifestados en planos de falla que tenían el potencial de generar el
deslizamiento de la ladera. Dentro de los diferentes sistemas de clasificación existentes, el
deslizamiento puede ser considerado: planar rotacional con posterior flujo de detritos, traslacional de
detritos con un posterior flujo de tierras, deslizamiento complejo traslacional de detritos mojados con
flujo de detritos, deslizamiento complejo de corrimiento de detritus con alud de detritus o
deslizamiento por flujo, según el sistema de clasificación que se use.

Introducción desarrollados por (Cruden & Varnes, 1996),

El deslizamiento del barrio Villatina, ubicado
en la ciudad de Medellín (Colombia) sucedió
el 27 de septiembre del año 1987 y fue
catalogada como “la peor catástrofe en la
historia de la ciudad” (García, 2005)
Aproximadamente 20.000m3 de material se
deslizaron por las laderas del Cerro Pan de
Azúcar donde el 30% del material movilizado
llegó hasta el barrio. Las cifras
gubernamentales difieren un tanto de las
contenidas en la Base de datos de desastres
internacionales (EMDAT); en las primeras, se
habla de 500 personas muertas, 100 viviendas
destruidas y 1.700 damnificados. Por su parte,
la EMDAT habla de 653 muertos y 6.436
afectados.
El presente documento pretende exponer los
factores que condicionaron la susceptibilidad
de la ladera al movimiento, con especial
énfasis en los factores geológicos y
geomorfológicos que se han logrado
identificar en los diversos estudios realizados
de la zona afectada. Además, de acuerdo a las
descripciones obtenidas del movimiento y las
condiciones del terreno posteriores a este, se
realiza su clasificación dentro de los sistemas
(García Yagüe, 1966) y (Hutchinson, 1988)
Factores condicionantes.
De acuerdo con García (op. cit.) la zona donde
se encontraba ubicado el barrio Villatina está
constituida por la Dunita de Medellín. Esta
roca es de origen ígneo intrusivo, compuesta
principalmente por olivinos y minerales como
la cromita y la magnetita. En la zona, la dunita
se encuentra serpentinizada. Es decir, se inició
un proceso sobre el olivino presente en la roca
por acción de fluidos con altos contenidos de
Magnesio y metales pesados. Este proceso se
manifiesta por la aparición de fisuras y
minerales del grupo de la serpentina, talcos,
calcitas, cloritas, dolomitas, etc. Esto da como
resultado una roca de composición
heterogénea entre minerales muy solubles con
otros muy resistentes a la meteorización
(Aguilar, Calvo, Fernández, & Macías, 1998)
Además del estado de serpentinización en el
que se encuentra la roca, esta presenta alto
fracturamiento y corte por incidencia
tectónica. Esto genera bloques contenidos en
una matriz limo-arenosa o limo-arcillosa que
presenta baja resistencia a la meteorización y
cohesión incipiente, de modo que se facilita el
flujo del agua a través de ella. Montero Olarte
(2007) afirma que el delgado manto coluvial
de 2 a 3m de espesor y restos de antiguos
deslizamientos cubren la localidad circundante
a la zona del deslizamiento. Arias & James
(1987) coinciden en la existencia del depósito
coluvial, aunque afirman espesores un poco
menores de 1 a 2m y añaden que los suelos
residuales presentan un proceso avanzado de
meteorización; así, estos presentan abundantes
grietas por desecación y múltiples fracturas
generalmente rellenas por óxidos de
manganeso y clorita. Esta condición genera
planos de falla y superficies lisas que muchas
veces coinciden con la pendiente natural del
terreno, además de encontrarse suprayacidas
en algunas zonas por paleosuelos con
abundante contenido de materia
orgánica (Cárdenas & Ramos,
1988)
o franjas de pendientes muy suaves de entre 8°
y 10° que se ubican transversales a la dirección
general de la vertiente y de acuerdo a García
(op. cit.) constituyen zonas potencialmente
inestables. Se han identificado al menos tres
fallas cercanas a la zona de deslizamiento entre
las que se encuentra la falla de Santa Helena.
Es importante tener presente que el origen del
Valle de Aburrá es producto de los esfuerzos
tectónicos que actuaron a lo largo de fallas,
como la de Romeral al suroccidente del valle,
ya que el drenaje local no pudo haber erodado
la cordillera central generando la enorme
grieta que ocupa. (Hermelín, 2007)
Figura 1. Incidencia de las fallas en la
geomorfología de la zona.

De acuerdo con Montero Olarte

(op. cit.) la inestabilidad
procedente del macizo rocoso se
debe a la presencia de tres
sistemas de diaclasas, de los
cuales uno se encuentra ubicado
paralelo a la ladera. Además, la
ubicación de suelos residuales
sobre roca cristalina es una
condición propicia para generar el
movimiento del suelo. Esta
inestabilidad se manifiesta en la
formación de grietas de tracción,
escarpes relictos y depósitos de
vertiente. Fuente: Elaboración propia a partir de Servicio
Geológico Colombiano, Instituto Geográfico
A nivel geomorfológico Arias & James (op. Agustín Codazzi & DEM ALOS PALSAR1
cit.) identifican que la ladera donde ocurrió el
deslizamiento presenta una forma alargada de En la figura 1 es posible apreciar la influencia
pendiente general superior a los 25° con un que tienen las fallas en la geomorfología de la
relieve variado donde son habituales las zonas zona. Estas fueron inferidas por el Servicio
cortas con pendientes uniformes interrumpidas Geológico Colombiano y se adaptan a la
por quiebres, depresiones y franjas escarpadas. topografía del terreno. Por lo tanto, es muy
La depositación de suelos residuales es el probable que sean estas las que están
principal factor que moldea el paisaje. moldeando la geomorfología local de manera
Algunas acumulaciones dan lugar a escalones directa con su actividad tectónica e indirecta

1
Dataset: ASF DAAC 2007, ALOS
PALSAR_Radiometric_Terrain_Corrected_high_res Includes
Material © JAXA/METI 2007. Accessed through ASF DAAC
11 DOI:10.5067/Z97HFCNKR6VA
mediante la definición de los patrones de
drenaje — Las Quebradas El Ñato y La Parra
son el resultado del drenaje de la subcuenca
hacia el valle generado por la presencia de las
dos fallas —
Figura 2. Escarpes y zonas de depositación de
suelos residuales.
Escarpe
Depósito
Fuente: Adaptado de Escuela del Habitat
CEHAP, Universidad nacional de Colombia
Sede Medellín, Facultad de Arquitectura
Los pastos dispersos acompañados de algunos
arbustos son las configuraciones de especies
vegetales que más se repiten y la distribución
espacial que presentan deja muchas zonas
desprotegidas a la acción del agua lluvia. A
nivel de microrrelieve son evidentes los
efectos producidos por el agua de escorrentía
que genera una red de drenaje compuesta por
pequeños surcos; lo que más llama la atención
son las numerosas evidencias de
deslizamientos antiguos de diversas
magnitudes y la acumulación de depósitos
generados por estos, descripción con la que
García (op. cit.) concuerda, ya que infiere alta
susceptibilidad al deslizamiento de la zona por
la cantidad de depósitos de dunita
serpentinizada producto de estos eventos.
Además, su descripción de la topografía de la
zona estima que la mayoría de las pendientes
son superiores al 45%, es decir, que concuerda
con las reportadas por Arias y James (op. cit.).
Descripción del movimiento
El material movilizado provino de la parte alta
del deslizamiento y estaba compuesto en gran
parte por una masa coluvial conformada por
bloques angulares de roca embebidos en una
matriz limo-arcillosa de color amarillento,
acompañada de suelos residuales de dunita
serpentinizada y algunos bloques rocosos
desprendidos de la roca descompuesta
infrayacente a la zona deslizada según lo
observado en la evaluación de la corona del
deslizamiento (Montero Olarte, 2007)
La parte alta del deslizamiento corresponde a
la zona de ruptura y fuente del material
desprendido, Montero Olarte (op. cit.) y
Bustamante (1987) la delimitan por las cotas
1.960m a 1.900m. Éste último la resume como
una zona de transición de pendientes que
configura un escalón con pendiente media del
25%. El tipo de material movilizado es
predominantemente coluvial, y sus
dimensiones alcanzaron los 50m de ancho,
60m de largo y espesor medio de 6m lo que
equivale a un volumen aproximado de
20.000m3. El escarpe principal registró una
altura de 8,0m, los escarpes laterales
presentaron alturas promedio entre los 4,0m y
5,0m (Arias & James, 1987). Se generó la
deformación del suelo con abombamientos de
hasta 2,5m de altura producto de la
depositación y los esfuerzos que ejerció el
material deslizado sobre la margen oriental.
Sobre la margen occidental de la parte alta del
deslizamiento se presentó la formación de
grietas verticales paralelas, espaciadas cada
2,0m y el posterior avance remontante de los
escarpes. Esta zona finaliza en la cota 1.900m
donde se produce la depositación de 8.000m3
de material, es decir, el 40% del total
deslizado, de modo que quedó bajo una
condición metaestable. (Montero Olarte,
2007)
La zona del desplazamiento de la masa
corresponde a la vertiente que ocupa 4
hectáreas entre las cotas 1.900m y 1.750m con
pendiente media del 64% (Bustamante, 1987)
y baja o nula protección vegetal. La zona
propició el deslizamiento muy rápido de una
 parte del material limo-arcilloso muy húmedo
que por efecto de una depresión existente se
canalizó en dirección a las viviendas afectadas
(Montero Olarte, 2007). En esta zona se
acumuló alrededor del 30% del material
deslizado. El 30% del material restante fluyó
hasta depositarse entre las cotas 1750m a
1710m que corresponde al área ocupada por
las viviendas del barrio. En alrededor de 1,2
hectáreas llegaron 6000m3 del material
deslizado, se alcanzaron espesores variables
de hasta 2,0m (Bustamante, 1987). De acuerdo
a los testigos del evento, la masa llegó con tal
fuerza y velocidad que sólo permitió
reaccionar a los habitantes del barrio que se
encontraban en las zonas más apartadas de la
ladera. Se estima que el deslizamiento tuvo
una distancia de viaje de 450m a 500m.
Figura 3. Descripción del deslizamiento
Escarpe principal
Fuente y
depositación
Desplazamiento
Flujo y
depositación
Fuente: Adaptado de Fotografía periódico El
Mundo.
Montero Olarte (op. cit.) propone una
explicación al mecanismo de falla del
deslizamiento sustentado a partir de la
variación de las pendientes. Se tienen
pendientes altas en la zona de desprendimiento
que aumentan hasta la segunda zona de
depositación para finalmente decrecer
progresivamente hacia el nivel al cual se
encontraban las viviendas. Además,
considerando el tipo de material deslizado,
afirma que se trató de un mecanismo de falla
traslacional de detritos con un posterior flujo
de tierras.
Por su parte, Bustamante (op. cit.) afirma que
el movimiento es generado por la falla súbita
del material es producto de los sistemas de
fallas planas que buzan en sentido de la
pendiente que controla el comportamiento
cinemático del deslizamiento, generando un
mecanismo de falla de tipo planar rotacional
con posterior flujo de detritos. Su mayor
sustento corresponde a la superficie cóncava
resultante en la parte inferior de la cicatriz del
deslizamiento.
Clasificación del deslizamiento
A continuación, se presenta la clasificación del
movimiento en masa dentro de los sistemas
propuestos por (Cruden & Varnes, 1996),
(García Yagüe, 1966) y (Hutchinson, 1988).
La clasificación de los deslizamientos dentro
de este tipo de sistemas permite cerrar las
brechas semánticas que aún persisten cuando
se tratan estos temas, y lleva a que se maneje
un lenguaje más homogéneo al momento de
referirse a eventos con características
específicas. Esta clasificación se hace en
función de lo que se ha descrito en las
anteriores secciones del presente documento.
Empleando el sistema de Cruden & Varnes
(op. cit.) se clasifica el deslizamiento de
Villatina de estilo complejo, ya que este
presentó dos tipos de movimientos no
simultáneos. Las características del primer
movimiento se asemejan a un deslizamiento
traslacional de detritos ya que se trató del
movimiento de suelos residuales sobre un
plano de falla de superficie lisa,
probablemente definida por los planos de falla
que generan los diferenciales de meteorización
que buzan en la misma dirección que la
pendiente de la ladera. Además, estos
movimientos son usuales en el tipo de material
presente en el área de afectación, suelen ser
rápidos y terminar en flujos. Condición que, de
acuerdo a los testimonios y las evidencias in
situ, fue la acontecida. El segundo movimiento
que se presenta corresponde al flujo de
detritos. Es posible afirmar esto, ya que los
materiales que llegaron a las viviendas del
barrio Villatina —entre los que se encontraban
bloques pequeños, partículas de diferentes
tamaños y vegetación, con velocidades
elevadas que aumentan a lo largo de su
recorrido y sufren grandes deformaciones en
su depositación— presentaron
comportamiento similar al de un fluido . Así,
bajo este sistema de clasificación, se tiene un
mecanismo de falla complejo de deslizamiento
traslacional de detritos a flujo de detritos.
De acuerdo al sistema de clasificación
propuesto por García Yagüe (op. cit.) se define
el deslizamiento como un movimiento
complejo ya que involucra dos tipos de
movimientos principales, un desplazamiento y
una fluencia. El primer movimiento se da en
materiales que recubren la ladera, diaclasados,
estratificados y fracturados. La descripción
cinemática es de lenta a rápida. De esta manera
se puede afirmar que el primer movimiento
corresponde a un corrimiento de detritos. El
tipo de movimiento que acompaña el
corrimiento es el alud de detritus que se
asemeja al primer movimiento, sólo que los
tamaños de partículas son más pequeños
comparados con el material que conforma el
corrimiento. Además, son movimientos más
rápidos que suelen deformarse más y ocupar
mayores extensiones en las condiciones de
depositación. Observando la figura 3, es
evidente que el material que se depositó sobre
el barrio alcanzó una a viajar una gran
distancia a pesar de encontrarse con las
viviendas que pasaron a ser obstáculos que le
quitaban energía al movimiento. Si el material
no se estuviera comportando como un flujo en
esta zona, es muy posible que esta distancia
hubiera sido más corta.
Finalmente, se emplea el sistema desarrollado
por Hutchinson (op. cit.) para llevar a cabo la
clasificación del deslizamiento de Villatina.
Dadas las descripciones proporcionadas para
clasificar el evento en los dos sistemas
anteriores y los múltiples escenarios que
plantea el autor, que generalmente contempla
la velocidad, el mecanismo y el material como
variables de clasificación, se observa que las
condiciones del deslizamiento se asemejan a lo
que él describe como un movimiento complejo
del tipo 4a: Deslizamiento y flujos de tierra. Se
adopta esta clasificación porque el
movimiento que gobierna es el deslizamiento
sobre el flujo, para el caso de estudio, si bien
el flujo de detritos generó los daños, este no
representó la parte principal del movimiento
ya que el deslizamiento que le precedió,
comprometió mayor cantidad de material
movilizado.
Conclusiones
Las condiciones geológicas y geomorfológicas
del área correspondiente al deslizamiento de
Villatina en 1987 condicionan de manera muy
directa y evidente el evento. El alto
fracturamiento de la roca y los procesos de
serpentinización que ocurren en la localidad
que llenan las fracturas con materiales muy
susceptibles a las acciones del intemperismo y
la meteorización, lo que hacen es definir
grandes masas metaestables en zonas de alta
pendiente donde las fuerzas de cuerpo por sí
solas desencadenan los movimientos. Además
de estas condiciones, las descripciones
geológicas llevan a pensar que existe un flujo
de agua permanente que corre por esta región.
No existe una descripción hidrogeológica de
detalle de la zona que permita definir el flujo
subterráneo de las aguas. Sin embargo, la
geología muestra que el flujo de agua es alto y
que las condiciones hidroclimáticas o
antropogénicas que descarguen caudales
adicionales sobre la región podrían ser
detonantes de grandes deslizamientos.
La ocurrencia del deslizamiento sólo resulta
sorprendente por el tamaño del volumen
desplazado que impactó contra las viviendas
del barrio y generó tal cantidad de muertes. Sin
embargo, como evento mismo resulta bastante
probable su ocurrencia. El reconocimiento de
la zona está plagado de muchas descripciones
de depósitos de suelos residuales generados
por deslizamientos antiguos y zonas
inestables. Deslizamientos similares no
presentan alto período de retorno a lo largo de
todo el Valle de Aburrá, sobre todo en las
regiones con geomorfologías similares a las
del costado nororiental de la ciudad de
Medellín.
Respecto a las clasificaciones realizadas del
evento dentro de los tres sistemas tomados en
consideración, se puede observar que el
mecanismo de falla traslacional, en el que se
ha concordado en todas las clasificaciones,
está ligado a las superficies de fracturamiento
afectadas por los procesos de meteorización
como planos de fallas sobre los cuales sucede
el deslizamiento. Además, sería relevante no
dejar de lado el movimiento secundario
clasificado como un flujo de detritos por la
condición suelta, de humedad, velocidad y
composición del material reportado.
Este no es un resultado concluyente respecto a
qué factores llevaron a desencadenar el
movimiento en masa. Es posible que la
vinculación de los factores detonantes del
deslizamiento lleve a plantear otro tipo de
hipótesis respecto a las verdaderas
condiciones que hicieron posible este evento,
considerando nuevas formas y mecanismos
que aún no se han planteado quienes han
tenido la oportunidad de estudiar el caso.
Referencias
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