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CUANDO JESÚS TOCA A MI PUERTA

Cedida amablemente por su autor: Luis Vallín

(Apc. 3:20) “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.

PERSONAJES

NARRADOR
DOCTORA BORJON
JULISA
VALERIA
ANA
JOSÉ
SOFÍA

PRIMER ACTO

(El primer panorama que se ve es una sala de espera en una clínica. La gente
pasando de un lado a otro, algunos pacientes sentados esperando su turno, una
recepcionista apurada en el teléfono y escribiendo notas, la doctora llamando al
siguiente paciente, y ahí se encuentran los personajes principales que son; la Doctora
Borjon, Julisa (la mama soltera), sus hijas: Valeria y Ana, y su hijo José, y Sofía, la
amiga de la Doctora. (Luz apagada.)

NARRADOR. Una sala de espera en la clínica de la doctora Borjon, un día como


cualquier otro con pacientes de todo tipo es el escenario de todo el año, pero aun
siendo hoy uno de los días más festejados en toda la nación: el Día de Acción de
Gracias, en esta clínica siempre es lo mismo: quejas aquí, llamadas allá, y es que la
Doctora Borjon trabaja horas extras ayudando a su comunidad. Una comunidad que
no tiene los recursos económicos para pagar un doctor general. Ella siempre le da
gracias a Dios por haberle dado ese talento de ser doctora y el don de servicio; su
lema es: ‘Jesús vino a servir, no para ser servido y yo digo lo mismo’. Aquí todos la
llaman: ‘el ángel’. A ella no le gusta que la llamen así pero ellos así le dicen. Hoy
será un día muy especial para ella y para Julisa, ¡hoy Jesús las sorprenderá haciendo
una de las suyas!
(Se enciende la luz.)

RECEPCIONISTA. ¡Disculpe! ¿Quién falta de registrarse?

JULISA. ¡Falto yo!

RECEPCIONISTA. Tenemos que llenar este formulario para nuestros archivos, luego
usted lo firma. Pero antes necesito verificar alguna información personal requerida
por la política de nuestra clínica. ¿Está usted de acuerdo?

JULISA. Sí, está bien.

RECEPCIONISTA. ¿Su nombre?

JULISA. Julisa González.

RECEPCIONISTA. ¿Nombre de su esposo?

JULISA. Soy divorciada, ¿tiene algún problema con eso?

RECEPCIONISTA. Ninguno, ah… Puede tomar el formulario y llenarlo en su lugar si


usted lo desea. Lo firma y me lo trae. Gracias.

(Mientras Julisa va a sentarse, sus hijas empiezan a discutir por lo que siempre
discuten las jóvenes de su edad (improvisar). Julisa empieza a regañarlas para que se
comporten. Se apaga la luz.)

NARRADOR. A Julisa la vida no le ha sonreído muy bien que digamos. Quedó


embarazada a le edad de 15 años de su primera hija: Valeria y su novio no quiso
casarse. Luego, un año más tarde volvió a quedar embarazada y fue la misma
historia: quedó sola una vez más y cuando por fin encontró a alguien de quien
realmente se enamoró y decidió casarse a los 5 años, la abandonaron. De ese
matrimonio nació José, su hijo menor, que es muy callado y que siempre pasa
desapercibido.

(Se enciende la luz. Cuando el narrador termina, aparece Sofía, la amiga de la


doctora. Se sienta y ahí empieza la conversación.)

SOFÍA. ¡Buenas tardes! ¿Cómo está?

(No recibe respuesta, y pregunta otra vez.)

SOFÍA. No hay mucha gente el día de hoy, ¿verdad?

JULISA. (Cortante.) No.


SOFÍA. ¿Son sus hijas?

JULISA. Sí.

SOFÍA. Hola, ¿cómo están? Yo me llamo Sofía. ¿Y ustedes?

VALERIA. Yo me llamo Valeria y ella Ana, y aquella cosa se llama José.

JOSÉ. Shut-up!

ANA. You shut-up!

JOSÉ. Whatever!!

JULISA. ¿Ya van a empezar de nuevo? ¡Compórtense como la gente y como lo que son!

VALERIA. ¡Mira quien habla! ¿No te mordiste la lengua, mamá? Si tú eres la que hace
más escándalo que nosotros tres juntos, ¡con tu mal genio que ni tú te lo aguantas!

SOFÍA. ¡Perdón, perdón, no quise provocar un problema entre ustedes!

ANA. No se preocupe, ya tenemos muchos, lo mismo nos da uno más.

JULISA. ¡Perdone usted! Como ve, no somos una familia muy normal que digamos. Es
solo que… no he podido ser una buena madre para llevar las riendas de esta familia
y…

JOSÉ. (Interrumpe.) Here we go again!

JULISA. Y… desde que él nos abandonó… pues no he podido con estos tres, la verdad
¡no sé cómo hemos sobrevivido!

SOFÍA. Bueno, no se preocupe por eso, yo la entiendo perfectamente. Mi mamá


también fue madre soltera y yo también le di muchos problemas, y por supuesto ella
también sufría. Recuerdo que un día la encontré llorando en su habitación con una
fotografía en la mano, en la cual estábamos mi papa, ella y yo, que tenía como
cuatro anos de edad y… ella se culpaba así misma de la desgracia. Ahí me di cuenta
que las dos sufríamos por igual, y que lo único que tenía yo era ella y ella a mí.

ANA. ¿Y su mamá dónde está?

SOFÍA. ¡Ella descansa en Dios! Falleció hace 3 años.

VALERIA. ¿Y cómo murió?


SOFÍA. Un accidente de carro. Otro carro la impactó en una luz del semáforo. La
persona venía ebria y no vio la luz que ya estaba en rojo… y golpeó el auto de ella y
ahí murió instantáneamente.

JULISA. ¿Y cómo hizo para recuperarse de todo eso? Le pregunto porque usted habla
con mucha paz en su interior...

SOFÍA. No fue fácil, pero cuando conocí a Jesús y dejé que entrara en mi corazón
todo cambió para bien. Pude superar muchas cosas.

ANA. ¿Y cómo puedes conocerlo?

SOFÍA. La doctora Borjon fue la que me habló de Jesús…

(Se apaga la luz.)

NARRADOR. Entonces ella empezó a contarles toda la historia entre ella y la Doctora.
De cómo en medio de la tormenta de sufrimiento la doctora la guió a conocer y
aceptar a Jesús como Salvador. También les contó de cómo cada día de Acción de
Gracias se reunían para cenar y dar gracias por las cosas buenas que Dios nos da, y
por la amistad que habían encontrado entre ellas porque no tenían familiares con
quien compartir ese día. Julisa y sus hijos se sintieron identificados en ese área, pues
ellas no solían celebrar nada porque la soledad las deprimía y al mismo tiempo le
pidieron a Sofía que le mostrara a Jesús como Salvador…

(Se enciende la luz.)

JULISA. Entonces, ¿tú podrías ayudarnos a encontrar a ese Jesús el Salvador?

SOFÍA. ¡Por supuesto que sí! ¡La Doctora puede ayudarnos también! ¡Mira, ahí está!
¡Hola!

DOCTORA. ¡Hola Sofía! Pensé que no ibas a venir.

SOFÍA. ¿Cómo crees que se me va a olvidar un día como este? Mira, te presento a
Julisa y su familia: Valeria, Ana, y José, nuestros invitados de honor para la cena. No
tienen con quién celebrar el día de Acción de Gracias.

DOCTORA. ¡Qué bueno! Tan pronto termine nos vamos a cenar.

(Se apaga la luz.)

NARRADOR. Esa noche Jesús tocó la puerta del corazón de Julisa y sus hijos. Estaban
a punto de tomar la mejor decisión de su vida, que era abrir la puerta de sus
corazones a Jesús. De ahí se fueron a casa de Sofía, prepararon la mesa, conversaron
sobre sucesos de su pasado, hablaron de todas las cosas que les habían sucedido:
buenas y malas, y luego se sentaron a la mesa para dar gracias y cenar. Pero faltaba
algo por hacer…

(Se enciende la luz.)

SEGUNDO ACTO

DOCTORA. Bueno, antes de empezar a cenar yo quiero decirles que hoy no sólo se
puede celebrar un día histórico o festivo, sino celebrar dando gracias a Dios por todo
lo que Él ha hecho en nuestras vidas, y lo que hizo por nosotros al dar a su hijo para
que pagara con su muerte y sufrimiento nuestros pecados. Pero con su resurrección
nos dio vida eterna.

VALERIA. Sofía nos habló acerca de Jesús que fue el que le ayudó vivir una vida
nueva. ¿Usted nos puede ayudar?

DOCTORA. Sí, yo les puedo ayudar. Como les estaba diciendo Dios mandó a su Hijo
Jesús para que por medio de su muerte en la cruz, pagara por todos nuestros
pecados. Luego resucitó al tercer día y subió al cielo y está sentado a la derecha del
Padre. Eso lo declara la Biblia. Pero hay un problema… y es que para estar con Jesús
hay dos formas de hacerlo: una es siendo perfecto y yo no soy perfecta, solo Dios es
perfecto, nadie es perfecto. La otra es aceptando a Jesús como tu único Salvador,
porque Él es perfecto y pagó el precio por nosotros. ¿Quieren ustedes hacer esa
decisión hoy?

FAMILIA. ¡Sí!

DOCTORA. OK. Primero permítanme orar por ustedes, y luego hacemos una oración
juntos: Señor te damos gracias no solo por el día de hoy, sino todos los días, gracias
que me permitiste conocer a esta familia, tan necesitada de ti, que nunca te habían
conocido porque nadie les había hablado de ti. Pero ahora te conocerán, ¡gracias
Padre! Por este privilegio que me das de guiarlos a ti. Ahora, repitan conmigo esta
pequeña oración: “Señor Jesús, entra a mi Corazón y sálvame, te pido perdón por
todos mis pecados y me arrepiento de ellos; creo con todo mi Corazón que tú eres
Hijo de Dios, que diste tu vida por mí para salvarme y darme vida eterna, hoy te
entrego mi vida, en el nombre de Cristo Jesús. Amén”

SOFÍA. Ahora que ya aceptaron a Jesús como su único Señor y Salvador de sus vidas,
yo quisiera que tú, Julisa, oraras dando gracias por el día de hoy y por este milagro.

JULISA. Señor te doy gracias por habernos encontrado, gracias por poner en nuestro
camino a la Doctora y a Sofía; gracias por tu amor y tu perdón. Ahora guíanos con tu
poder y amor. Amén.

NARRADOR. Esa noche fue maravillosa: no sólo se celebró el Día de Acción de Gracias
sino cuatro nacimientos nuevos, cuatro almas más para Cristo y se cumplió lo que
Dios quería: que esta familia lo conociera, se entregara y cenara con Él.
Posiblemente tú te has sentido solo o sola en estos días donde se celebra la comunión
con tus seres queridos, y aun así te sientes solo, hoy Dios te habla a ti que estás
sufriendo y te dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apc. 3:20

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