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Universidad Nacional de Colombia

SFA – El relativismo y sus críticos


Joan David Zúñiga (jdzunigaga@unal.edu.co)
PROTOCOLO - 23 DE ABRIL
En esta ocasión, la sesión se centra en el apartado 187a-201c: segundo intento de Teeteto por definir
el saber, en su dialogo con Sócrates, luego de descartar que el saber es percepción. El protocolo
explicará la propuesta argumentativa de la expositora acerca de la reformulación que da Teeteto a la
definición del saber, las dificultades de dicha reformulación y algunos posibles modelos.
La propuesta de la expositora consiste, en primer lugar, en una breve presentación del nuevo intento
que hace Teeteto por definir el saber; luego, exponer 3 observaciones/modelos acerca de la falsa
opinión; y, finalmente, cataloga dos momentos de la argumentación como dificultades que no
permiten un avance en el diálogo. La tesis que defiende la expositora explica que no hay una digresión
en el dialogo, sino que tanto los modelos como las dificultades que Sócrates identifica hacen parte
del argumento contra la segunda definición del saber.
1. Presentación (187a-b):
Tras haber descartado que el saber es percepción, Teeteto propone que la nueva definición del saber
sea toda opinión verdadera. Sócrates responde a dicha definición con tres observaciones sobre la
opinión, pero no la verdadera, sino la falsa; con esto pretende aproximarse a una concepción clara de
la opinión verdadera (el saber) por medio de su contraria, la opinión falsa (el no saber).
Sobre la presentación, la expositora explica la primera razón por la que afirma que hay cierta
continuidad en el argumento y no una digresión: ‘Sócrates introduce la opinión falsa como definición
negativa de la opinión verdadera, entonces, también la definición de conocimiento’.
Lo problemático de esta razón deriva del significado de ‘definición negativa’, pues no es claro que
haya una definición negativa de conocimiento sino que parece el anticipo de una dificultad (como lo
dice una de las compañeras). La expositora argumenta que no puede ser un anticipo de una dificultad
ya que Sócrates insiste constantemente, en lo que sigue, en definir lo que es una opinión falsa o lo
que es opinar falsedades, en vez de abandonar la cuestión como si se tratara de un pequeño aperitivo.
En ese sentido, tal ‘definición negativa’ hace parte de la continuidad del argumento.
Para responder a los dos comentarios, el profesor aclara: ‘En la medida en que se ha descartado una
zona de investigación, hemos progresado para la investigación de lo que es el saber’. Es decir, todavía
no hay propiamente una definición negativa del saber, sino que se ha limitado el campo de
investigación de qué es el saber; entonces, se puede apreciar un avance en la investigación del saber
por descartar un terreno que ya no sirve, pero todavía no se ha definido nada.
Seguidamente se hace un inciso sobre la continuidad entre la primera definición y lo poco que se lleva
de la segunda: Sócrates dice abandonar la percepción e incluso exhorta a Teeteto a olvidar lo que se
ha dicho hasta el momento, diciéndole, ‘Sí, querido amigo, sin duda tienes razón; borra de tu memoria
todo lo anterior y fíjate de nuevo ahora desde el principio si consideras el asunto de un modo más
detallado’1. Esto es apresurado, pues la noción de opinión ya había sido introducida en el argumento de
Protágoras e incluso, para ir más adentro, la noción de opinión falsa. Esto nos conduce a pensar que hay

1
Para esta expresión, ver 187b.
cierta continuidad argumentativa entre la primera y la segunda definición y no son aisladas la una de la
otra, como parece que Sócrates lo trata hasta el momento.
El lazo común entre la primera y segunda definición es la opinión, como acabamos de notar. El avance o
la novedad que trae la segunda definición es el decir que ya no todo lo que se le aparece es verdadero a
quien se le aparece, sino que es un hecho que hay opiniones falsas. En ese sentido, la infalibilidad que
trataba de sostener la tesis protago-heraclítea sustentada en el devenir y los choques de lo percibido con el
que percibe, se pierde cuando Sócrates habla de la unidad que se percibe y de lo que cada quien opina; en
el momento en que se admite que hay cierta unidad en las cosas y que solo de ello se puede opinar, de lo
que es, el devenir se refuta y la infalibilidad se cae.
Lo importante en este momento es rescatar la diferencia entre los verdadero y lo falso, pues eso nos
conduciría a un avance considerable en el argumento. De lo contrario, no se estaría diciendo algo diferente
a la primera definición.
2. Los modelos: Son 3 partes en el argumento que posibilitan diferenciar la opinión falsa de la
verdadera.

2.1. Conocer y no conocer (188a-189b):


La noción de saber que se introduce con este primer modelo es algo como ´saber
omnisciente’2, insinúa el profesor. El saber omnisciente supone un conocimiento directo de
particulares; por ende, se opone al conocimiento total y también a la ignorancia total. Si tengo
conocimiento de X y de Y, no puedo opinar falsamente sobre alguno o sobre ambos, porque
los conozco directamente. Si solo conozco X, pero no a Y, no puedo opinar falsamente sobre
X o sobre ambos, pues si conozco a X no puedo opinar falsamente porque lo conozco y no
puedo opinar falsamente (o mejor, nada) sobre Y (o sobre ambos) porque simplemente no lo
conozco.
Con respecto a lo anterior, la expositora apoya la idea de que esta noción de conocimiento
directo no se supera: ‘una posible refutación sería que aunque alguien viera a X y por ello la
conociera, no la excluye de opinar falsamente por factores externos al conocimiento que se
tiene de X’.
Cabe aclarar que hasta el momento el papel de la sensación en el proceso del conocimiento
no ha sido claro y que esto nos genera esa problemática: ¿el conocimiento directo está exento
de error con respecto a la sensación? No es muy claro en el texto.

2.2. Ser y no ser (188c):


El opinar sobre lo que es, es parecido al opinar sobre lo que se conoce, aunque ahora entra al
ruedo una nueva analogía en la que sí se aclara un poco más el rol de las sensaciones en el
argumento, dicha analogía se verá en lo que sigue.
El que opina sobre lo que es, lo que no es, opina falsamente; pero el que opina sobre lo que
no es, no opina nada. Esto es igual a decir que el que opina sobre lo que ve, otra cosa que le
parece ver, opina falsamente; pero el que opina sobre lo que no ve, no opina nada. Esa última
opinión no es concebible, pues no es posible opinar que se ve, sobre lo que no se ve, como
opinar que es, lo que no es.
Con respecto a lo anterior, el profesor insinúa que para entender la similitud entre el ‘ser’ y
el ‘ver’ hay que entender primero qué noción de ser es la que está en juego. Para poder refinar
esta analogía, es preciso saber si el ser se entiende en términos existenciales o en términos
predicativos. En ese sentido, como lo propuso un compañero, ‘un monstruo de espagueti
volador’ podría ser3 en tanto sea nombrado, pero podría no ser4 en tanto no exista.

2
Si conozco X, conozco todo sobre X. Lo importante en esta frase es que aunque el conocimiento parece
directo y omnisciente, este no implica conocer todo lo que es como X, sino a X solamente. Por ello se dice
que es un conocimiento de particulares.
3
En sentido predicativo.
4
En sentido existencial.
Para salvar el día y poder pasar al siguiente modelo, un compañero comenta: ‘la lección de
este fragmento sería, precisamente, distinguir ese ‘lo que es’, ‘lo que no es’, ‘ver’ o ‘no ver’
de una versión no estructurada, de una mejor estructurada donde tendríamos que hablar de
predicación’. Es decir, el sentido del ‘ser’ y del ‘ver’ será refinado en el siguiente modelo por
una versión que explica cómo el nombrar algo, es decir lo que es. En palabras del profesor,
‘el que nombra, dice lo que es’.
Hasta ahora se ha dicho que el opinar sobre lo que no es, termina siendo no opinar nada, pero
no se ha demostrado en el argumento qué es opinar falsamente. En lo que sigue, con la
refinación del significado del ‘ser’ y del ‘ver’ se intentará definir finalmente qué es opinar
falsamente.

2.3. La otra opinión o ‘allodoxia’ (189c):


El primer acercamiento a la falsa opinión es opinar que algo que es, es otra cosa que también
es. Es decir, opinar que lo uno (que es) es lo otro (que también es). Cabe aclarar que no se
trata de tener dos opiniones sobre un objeto, porque entonces estaría opinando que lo uno es
tanto lo uno como lo otro; es, en cambio, opinar de lo que es, que es otra cosa.
El problema ahora se posa sobre el proceso mental que posibilita la sustitución de una opinión
por otra, produciendo la falsa opinión, ya que no es claro cómo es que el pensamiento
sustituye una opinión que se tiene previamente por otra que puede tener el mismo estatus o
puede ser totalmente nueva.
La cuestión se hace más clara cuando tenemos en cuenta el ejemplo de la cera y del aviario:
en el ejemplo del aviario se podría hablar de un intercambio cuando se caza un ave, luego se
libera y al cabo de un tiempo se vuelve a cazar. Aquí parece que el concepto ‘cambiar’ se
aplica mejor a la situación, pero cuando regresamos al proceso mental notamos que ‘cambiar’
no nos es tan intuitivo. El profesor aclara: ‘en el ejemplo de la cera, parece más claro que el
proceso mental no es de intercambio (como quien cambia una impresión de la cera por otra)
sino de correspondencia’. La impresión ya se encuentra en la cera y cuando la opinión falsa
ocurre, se debe a la no correspondencia de la primera impresión con la que se pretende calzar.
Yo me encuentro en un claro error cuando intento emparejar una impresión previa en mi cera
con otra que no corresponde.
Ahora bien, mantener este modelo nos conduce a pensar que tendríamos, en algún momento del proceso
mental de correspondencia, dos opiniones sobre un solo ser, lo cual no es ni concebible ni deseable según
Sócrates. Si, como dice él, el opinar es primitivamente un discurso consigo mismo, entonces no es posible
que se persuada a sí mismo de que una cosa es otra cuando ambas cosas son percibidas con el alma. Esto
parece regresarnos al primer modelo, en el que conocemos (directamente) ciertas cuestiones y por ello no
es posible decir que la una es la otra, aunque ahora con un proceso mental refinado de por medio.
La crítica al primer y tercer modelo consiste en que el conocimiento que tengo acerca de una cuestión
coexista con ‘no conocimiento’, originado por opiniones falsas. El no conocimiento que se imprime en la
cera es el que genera el error a través de la memoria haciendo que, con un carácter más o menos hereditario,
condujera al error cada que se trata de contrastar otras impresiones con dicho no conocimiento. Otra
posible crítica se remite al modelo 2.2, que consiste en reconocer que hay circunstancias externas
(sensoriales, espaciales, temporales, etc.) que pueden llevar al error en el proceso del conocimiento.
Finalmente, si se logra rescatar el modelo de la correspondencia se podría hablar de un progreso en el
dialogo, pues tal modelo es el resultado del refinamiento de todo el proceso mental del conocimiento. Si
no se logra rescatar dicho modelo y se demuestra que las críticas del primer modelo aplican también a
éste, no se podría hablar de un progreso en el dialogo.
En pro de llegar a una conclusión, se continúa la discusión acerca del ejemplo de la pajarera para explicar
cómo funciona el ejemplo y qué significa un grupo de aves o una sola volando aislada.

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