Antonio Ruiz
Hechos 20:17-38
LA ENSEÑANZA EJEMPLAR
Cuando leemos de corrido todo el discurso la primera impresión que nos queda
es la de que escasean los consejos a los Ancianos. Sólo un 25% se dirige expresamente a
éstos, mientras que el resto lo dedica el apóstol a hablar de si mismo y a presentarse
como modelo. ¿Vanidad? ¿Integridad? ¿Verdaderamente nos atreveríamos a hacer una
cosa así delante de un auditorio que nos conociese? Cuando hablamos a una
congregación que no es la nuestra, o donde apenas nos conocen, podemos caer en la
sutil tentación de recomendarnos, si no directamente sí mediante un mensaje exigente,
contando ocasionalmente anécdotas afeando conductas de personas que conocemos,
obligando al auditorio a sacar la conclusión (cuando menos subliminal) que nadie es tan
auténtico como nosotros. Por no hablar de otras artimañas (quizá subconscientes) que
conocemos y con las cuales a menudo luchamos. ¿Integridad o vanidad? ¿Forma
equivocada de tratar al auditorio o temperamento autoritario sencillamente?
Es admirable el trato del apóstol a su auditorio aconsejando no imponiendo, tan
cerca del Señor como de ellos, usando más la fuerza de una vida agradable a Dios que la
coerción de una autoridad mal entendida. Dichoso el Anciano u Obrero del Señor que
puede decir humildemente “vosotros sabéis...” (18). El modelo no es la persona sin más
sino ésta más su comportamiento. “En todo os he enseñado” (35) traduce un vocablo
usado por Jesús mismo (Jn. 13:15) que no era el mero ejemplo para ser imitado sino un
acto donde los discípulos habían de ver la esencia del amor del Maestro, para que, a su
vez, lo mostraran a otros. Un ejemplo vivo de humilde servicio para seguirlo en la
práctica cristiana.
Naturalmente los modelos serán mejor reconocidos por hombres fieles, y serán
más eficaces cuanto mayor sea el tiempo que han estado expuestos a la observación de
otros. Por causa de nuestro ministerio inevitablemente estamos ante los demás. Somos
el punto de atención de todos y aunque esta posición tenga sus sinsabores hemos de
admitir el ojo crítico hacia nosotros. Con todo, los hechos piadosos e intachables son
siempre una evidencia innegable, incluso para los que discrepen de nosotros.
Obviamente estos hechos se acompañarán de una vida expuesta a la luz de Dios.
Recordemos cómo abre Pablo su corazón a los corintios, ante las críticas y malos
entendidos que estaba recibiendo, para recomendarse en todo como ministros del nuevo
pacto. Esto debiera cerrar toda boca.
Estas dos cosas son respectivamente Dios y la palabra de Dios. Nada es tan
importante para definir a un hombre de Dios que su cordial y fiel relación con ambos
temas. Respecto a lo primero (19) dice:”Sirviendo (como esclavo) al Señor”. Podemos
destacar tres asuntos a este respecto:
El esclavo, dada su condición, tiene poco de que jactarse, así que, la disposición
íntima no puede ser otra que la humildad aparte de cual sea la posición social, los
recursos económicos, o la capacitación personal. La humildad es un bien escaso pero es
uno de los adornos más llamativos del carácter cristiano: El orgullo queda crucificado y
todo es para el Señor. La humildad es ajena a la inferioridad o apocamiento siendo
sobriedad ante la solemnidad de la vida, la grandeza de Dios, y la responsabilidad por la
misión recibida. La humildad produce el servicio de verdadera calidad.
El llanto no siempre es de lágrimas pudiendo tratarse de tristeza y opresión de
espíritu por las cosas que observamos que resultan ofensivas a Dios. Estas lágrimas
fluyen del carácter que refleja la bondad de Cristo mismo (Ro. 9:1-3) y buscan sobre
todo la gloria del Señor. Se llora por el rechazo del evangelio (Lc. 19:41), la
incongruencia de los que profesan ser cristianos (Fil. 3:19) y la torpeza de los creyentes
(2 Co. 2:4).
El sufrimiento y la prueba que Dios permite es lo que finalmente descubre
nuestro diario morir con Cristo, mientras éste va forjando nuestro carácter en medio de
la contradicción de pecadores y de las frustraciones que sufrimos por la resistencia
hallada al reino de Dios. El que evita la disciplina divina puede librarse de algunos
sinsabores pero también impide que el hombre interior se vaya renovando diariamente.
Está “ligado” de tal forma que no puede alterar su situación mediante una
decisión propia, y esto, no por falta de libertad, sino por coherencia interna ya que
habiendo cedido en el pasado la dirección de su vida a Dios lo hizo con todas las
consecuencias. Ahora que su Señor quiere que suba a Jerusalén éste le toma la palabra,
le liga a hacerlo porque la voluntad divina es que sufra estas cosas.
¿Qué puede hacer la persona que ya no se pertenece a si misma por decisión
propia? Solo una cosa: Aceptar la decisión y subir adonde se le insta, sujetarse
voluntariamente, y en esto halla la mayor libertad. ¡Qué importa no saber los detalles
(22) ni la naturaleza de las cosas que le esperaban (23)! La sumisión era el camino que
eligió y que seguirá.
¿Qué nos enseña a nosotros esta disposición? ¿Es una asignatura pendiente ser
verdaderos hombres de Dios? D. L. Moody dijo en cierta ocasión que “el mundo aún
está por ver lo que Dios puede hacer con un hombre enteramente consagrado a Dios”.
Desde luego el célebre evangelista no miró al pasado pues ese hombre existió en Jesús
quien pudo decir:“no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le
agrada” (Jn. 8:29). Pero, aparte del Maestro por excelencia, pocas personas se acercaron
más a este ideal absoluto que Pablo. Nos toca ahora escuchar la repetida frase del gran
apóstol:”sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mi mismo”.
Que duda cabe que la vida es un bien preciado siendo lo que de más valor tenemos en el
mundo (Job 2:4), así que, preservarla sería la reacción normal, casi instintiva. Con todo,
insiste en que no dirá una palabra para salvar su vida (Mt. 16:25). El Señor tiene todo el
derecho a disponer de ésta, por tanto, no le importa darla y no retenerla para sí, si aquél
así lo quiere. Podemos recordar un par de pasajes más en esta línea:
“Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el
nombre del Señor Jesús” (21:13); “... ahora también será magnificado Cristo en mi
cuerpo, o por vida, o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es
ganancia” (Fil. 1:20-21).
Es obvio que asumió plenamente la cruz y el seguimiento comprometido de
Cristo. Supone una absoluta diferencia con la superficialidad con que a menudo vemos
la eternidad y demuestra la radicalidad con que hemos de seguir al Maestro.
¿Faltan creyentes dispuestos a mantener costosamente el testimonio del
evangelio, sin que importe el sufrimiento? ¿Nos importan en exceso los prejuicios de la
sociedad contra los evangélicos? ¿Qué parte tenemos los guías espirituales en estas
actitudes de las ovejas?
¿Por qué testificaba tan universal y comprometidamente con los contenidos del
evangelio? Sencillamente porque estaba convencido de la verdad y del poder de esta.
Billy Graham dijo en cierta ocasión lo siguiente:”He tenido el privilegio de predicar el
evangelio en cada continente y en la mayoría de las naciones del mundo, y cuando
presento el mensaje del sencillo evangelio de Jesucristo con autoridad, Dios toma el
mensaje y lo pone sobrenaturalmente en los corazones”. Estas palabras del célebre
evangelista no hacen sino confirmar las palabras de la Escritura:”El evangelio es poder
de Dios para salvación a todo aquel que cree”. ¿Qué hizo Pablo con esta convicción? Lo
dice de esta forma:”A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que,
en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio a vosotros que estáis en Roma.
Porque no me avergüenzo del evangelio...” (Ro. 1:14-16). Es decir, sentido de
obligación (“soy deudor”), entusiasmo desbordante (“pronto estoy”), y un sano orgullo
(“no me avergüenzo”, un litotes, como si dijera ¡cómo me glorío!).
Las convicciones llevan a propagar y enseñar “acerca del arrepentimiento para
con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”. Más adelante volveremos a estas
palabras, de momento hemos de notar que es un mensaje exigente. ¿Responderán
hombres y mujeres a unas palabras difíciles de sobrellevar? A veces nos tememos que
no, pudiendo caer en la tentación de vender “rebajas”, mucha salvación y felicidad a
buen precio, pero Jesús dijo a todos:”si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si
mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lc. 9:23). “Las personas no dejan la iglesia
tanto por la dura verdad que les pone las cosas difíciles, como por flojas naderías que
hacen que desprecien la verdad” (George Buttrick).
“Testificando” alude no sólo al empeño en anunciar y enseñar sino
principalmente a que brotaba de su propio ser como una fuente viva. La persona
encarnaba el mensaje; creía con toda su alma y vivía de corazón lo que enseñaba. La
verdad que no arde en nuestro corazón difícilmente encenderá el corazón ajeno. Esta
forma de testificar compromete totalmente; no queda sólo en palabras verdaderas sino
que la persona misma queda involucrada en lo que anuncia.
“En todo os he enseñado” = Mostrar algo a otro manteniéndolo bajo o ante sus
ojos; y de ahí darle un ejemplo.
Ayudar a los débiles es una necesidad moral y espiritual que sigue la práctica de
Jesús (Jn. 13:29), no siendo potestativo de nadie en particular sino obligación de todos.
Los necesitados pueden ser de varias clases sean por debilidad económica, física,
anímica o de otro tipo.
El refrán que dice “más hace el que quiere que el que puede” viene como anillo
al dedo porque más que los medios se precisa la disposición interna de aliviar el
sufrimiento ajeno. La verdadera religión no es ajena a estas cosas (Stg. 1:26,27). Pablo
dirán en otro lugar:”según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, mayormente a
los de la familia de la fe” (Gá. 6:10). La atención a las necesidades puntuales y
perentorias de nuestros miembros, apoyo a Hogares de ancianos, y otras obras similares,
o entidades como Misiones Urbanas u otras, por poner unos ejemplos, son algunas de
las cosas que a grosso modo se nos ocurren.
LA EVANGELIZACIÓN
LA OBRA PASTORAL
Pablo se mueve al presente considerando el pasado y el futuro. Por una parte ha
dado un repaso a su ministerio anterior en Éfeso (18-21), y por otra, mira adelante a lo
que le espera en Jerusalén (22-25). A partir de ahí moldea su ministerio actual y les da el
encargo pastoral. El evangelista acabó su obra dejando a la iglesia en manos expertas
que continuarían la obra en el espíritu del apóstol. La exhortación es más breve de lo
que cabría esperar y a base del ejemplo personal que sigue a continuación, se hace
digerible.
Lo más esencial de la exhortación es el llamamiento a la vigilancia:”Mirad...
velad” (28,31). Tenemos dos cosas: a)Un llamado de atención (28), b)Una advertencia
de peligro (29-31).
Un llamado de atención, v. 28
Es crucial comenzar con uno mismo. Porque capacita para el pastoreo cuidar de
la propia vida espiritual, atender a la conducta y sus motivos, estudiar las Escrituras,
asegurarse que se va creciendo en conocimiento verdadero de Dios. Porque razones de
coherencia aconsejan cuidarnos antes de cuidar a otros, santificar nuestras vidas antes
de hacer una obra que promueva la santificación de otros, ser receptivos y obedientes a
la palabra de Dios antes de enseñar a otros (Ro. 2:21), vivir como hijos de luz antes de
atraer a otros.
Las palabras dichas en su momento a Timoteo “ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te
oyeren” (1 Ti. 4:16), vienen como anillo al dedo.
Este nombre viene del Antiguo Testamento (Is. 40:11; 63:11; Jer. 13:17; 31:10;
Mi. 7:14), y Jesús mismo lo aplicó a los suyos (Lc. 12:32), siendo, comprensiblemente,
una figura favorita del apóstol Pedro (1 P. 2:25; 5:2,3).
Lo que debemos destacar es que es una figura colectiva, es decir, aunque el
rebaño está compuesto de individuos lo importante es la unidad del conjunto. En esto
tenemos un reto constante. Y no lo es menos que el rebaño sigue al pastor, no al revés
(He. 13:7,17), y antes de pedir obediencia a la iglesia éste ha de asegurarse que es todo
menos un asalariado; que impide la dispersión; y que las ovejas pueden confiar en él.
Ahora tenemos otra faceta de la obra del pastor: la protección del rebaño. Este
aspecto del trabajo pastoril lo expone magistralmente el Señor Jesús (Jn. 10:10-15).
Enseñanza bíblica y ejemplo adecuado deben proteger de los falsos profetas o
hermanos, algunos de los cuales entran a escondidas mientras otros surgen del mismo
seno de la iglesia.
La falsa doctrina derriba y destruye en contraste con la verdad que edifica. No
siempre se niega abiertamente el cristianismo, que haría fácil detectar los errores, por lo
que es preciso estar atentos. Pero a veces los peligros vienen de corrientes de
pensamiento y estilos de vida ajenos al evangelio y de las influencias secularizantes del
mundo.
Así que, la protección se ha de extender a menudo más allá de lo doctrinal.
Problemas íntimos de cada persona, dudas, conflictos morales, debilidades, traumas, etc.
que amenazasen su integridad espiritual. Y cuando una oveja ha salido malherida debe
haber esmero en curarla, porque este es el propósito de Dios.
Está el otro lado (30), el caso de los que dividen el rebaño llevando discípulos
ilusos tras ellos, causando cismas y sectas. Son aquellos que con el disfraz de guiar a las
ovejas buscan dominarlas como si estas fuesen suyas y no adquiridas por el Señor.
Gente siempre lista para criticar maliciosamente contra otros siervos de Dios para
mantener su tiranía sobre el rebaño.
Dios merece nuestra alabanza por haber mantenido su palabra de que nada
prevalecerá contra la Iglesia; y por los millones de cristianos que fielmente preservan el
precioso evangelio a pesar de los lobos rapaces y de los Diótrefes.
LA ENSEÑANZA
En el pasaje que estamos considerando tenemos tres palabras que resumen la
actividad del apóstol:”anunciar” (20), “amonestar” (31) y “enseñar” (20). Los mismos
conceptos, si no idénticas palabras, los hallamos en Colosenses 1:28. Juntando ambos
textos destacamos los puntos siguientes:
1.- Hay un cambio en los pronombres (1:28) pasando del “vosotros” (referido a los
santos, v. 26,27) al “nosotros”, que se aplica a Pablo principalmente pero no
exclusivamente, pues se piensa en personas como Epafras y, por extensión, a cuantos
ministramos la Palabra para que sepamos a qué atenernos respecto a los procedimientos
a seguir y las metas a alcanzar.
2.- El tema de la proclamación:”a quien” (1:28), es decir, Cristo, por dos razones
expuestas en el contexto: a) Es central en los propósitos de Dios, y b) Está en nosotros.
Lo importante no es lo que se llama en este pasaje “el misterio” o “la esperanza”, por
prominentes que sean estas cosas, sino Cristo mismo, esencia de las mismas. Cristo es
preeminente (1:18) y el corazón mismo del mensaje.
“Los predicadores no se ocupaban de todo aquello que pertenecía a la periferia
de la fe; proclamaban el hecho de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Su
ferviente deseo era confrontar a los hombres con Cristo” (Barclay).
3.- La enseñanza complementa el anuncio del evangelio (20:20), así que, se destaca la
obediencia para el que habiendo aceptado el anuncio autoritativo del evangelio es
instruido conforme a las palabras de la gran comisión, que dicen: “Enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt. 28:20), para que junto a la confesión
“que Jesús es el Señor” (Ro. 10:9) se obedezcan las palabras de Dios. ¿Cómo sabremos
que estamos honrando el señorío de Cristo? Si obedecemos las enseñanzas del Maestro
y nos sometemos a su voluntad tal y como la conocemos por la Biblia (Lc. 6:46; Mt.
12:50).
CONCLUSIONES
Para finalizar hay tres temas que vamos a destacar para nuestra reflexión y las
correspondientes aplicaciones, según las conclusiones a las que lleguemos tras pensar
sobre estos:
1.- La ejemplaridad de los que proclaman y enseñan la palabra de Dios.
La obra en Éfeso resultó ser tan colosal como modélica, y aunque hallamos otras
experiencias misioneras dignas de estudiar y aprender de ellas, esta que estamos
considerando es extraordinariamente importante. F. F. Bruce en su comentario a Hechos
llega a decir lo siguiente:”Fue durante esos años que las iglesias en el valle del Licus
(Colosas, Hierápolis y Laodicea) fueron fundadas, aunque Pablo no parece haber
visitado estas ciudades en persona (comp. Col. 2:1; 4:13); tal vez las siete iglesias de
Asia a las que menciona Juan en Apocalipsis fueran fundadas en ese tiempo. La
provincia fue intensamente evangelizada, y llegó a ser un centro destacado durante
siglos posteriormente”.
Sea cierta o no esta conclusión en los términos expuestos, qué duda cabe que los
resultados fueron impresionantes en calidad y cantidad, habida cuenta que todo ello
ocurrió en poco más de tres años. Visión estratégica, colaboradores con los que formar
un buen equipo, formación de Obreros del Señor, discipulado tanto en la proclamación
como en la instrucción de los que iban siendo agregados al Señor, etc.
¿Qué aprendemos y estamos dispuestos a apropiar de todo ello?
¡Ya tenemos ideas para elaborar un plan para enseñar y discipular conforme al
“consejo de Dios”!
Antonio Ruiz
Ponencia de la redacción de “Edificación Cristiana” para el “Encuentro de Ancianos,
Obreros, Misioneros y Colaboradores” de las Asambleas de Hermanos, 11 al 14 de
febrero de 1999.