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El Libro Egipcio de los Muertos constituye uno de los textos más antiguos e

importantes de la espiritualidad de Occidente. Llamado así por los expoliadores


de tumbas al hallarlo en papiros junto a las momias, aunque su verdadero
nombre es Libro de la salida del día, que se refiere más a su contenido, ya
que eran textos destinados a ayudar al difunto a cruzar los peligrosos mundos
intermedios antes de que su alma alcanzara los paradisíacos Campos de Ialu.
La tríada divina
Osiris, dios del inframundo, flanqueado por su esposa Isis y su hijo Horus.
Tríada de Osorcón II. Siglo IX a.C. Louvre, París.
EL LIBRO DE LOS MUERTOS DE DJEHUTY: UN LIBRO PARA LA
ETERNIDAD

El Libro de los muertos fue una obra fundamental de la cultura del antiguo
Egipto. Era un texto muy extenso: algunos ejemplares conservados en
rollos de papiro alcanzan cuarenta metros. También era un producto caro,
por el que se podía pagar un deben de plata, la mitad de la paga anual de un
campesino. Pero, para los egipcios, el valor de este texto era incalculable, ya
que sus fórmulas permitían a los difuntos alcanzar el Más Allá.
Tales fórmulas se inscribían en rollos de papiro y en las vendas de lino de
las momias, las paredes de las tumbas, los sarcófagos y los elementos
del ajuar funerario del difunto. Sin ellas, la persona fallecida podía sufrir una
segunda muerte que significaría su total aniquilación.
Era el sacerdote quien recitaba las primeras fórmulas del Libro durante la
ceremonia funeraria, cuando se trasladaba el sarcófago a la tumba. Una vez
allí, se practicaban rituales para revitalizar los sentidos, entre los que se
contaba el de la apertura de la boca, por el que se abrían mágicamente los
ojos, las orejas, la nariz y la boca del difunto, quien, una vez recuperados los
sentidos, emprendía su viaje por el Más Allá. Para los egipcios éste era un
momento de esperanza, como se expresa en la fórmula nueve del Libro de los
muertos, que los egipcios llamaban Libro para la salida al día: "He abierto los
caminos que están en el cielo y en la tierra, porque soy el bienamado de mi
padre Osiris. Soy noble, soy un espíritu, estoy bien pertrechado. ¡Oh,
vosotros, todos los dioses y todos los espíritus, preparad un camino para
mí!".
Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde
el oeste hacia el este, como Re, el sol, que tras ponerse vuelve a su punto de
partida. Durante ese trayecto el fallecido, montado en la barca de Re, se
enfrentaría a seres peligrosos que intentarían impedir su salida por el este y su
renacimiento.
El fallecido podía adquirir las propiedades de varias divinidades y luchar contra
los enemigosEl peor de ellos era Apofis, una serpiente que trataba de
impedir el avance de la barca solar con el objeto de romper el Maat, la
justicia y el orden cósmico, y forzar el caos. Apofis cada día amenazaba a
Re durante su viaje subterráneo. Una fórmula del Libro de los muertos se
refiere al encuentro con el temible reptil: "Que seas sumergido en el lago del
Nun, en el lugar establecido por tu padre para tu destrucción. […] ¡Retrocede!
¡Se destroza tu veneno!". El fallecido podía adquirir las propiedades de varias
divinidades y luchar contra los enemigos, como muestra un pasaje de la
fórmula 179: "Me ha sido concedida la gran Corona Roja y salgo al día
contra mi enemigo, para capturarlo, porque tengo poder sobre él. [...] Me
lo comeré en el Gran Campo, sobre el altar de Wadjet, porque tengo poder
sobre él, como Sekhmet, la grande".El juicio del almaFinalmente, el difunto
llegaba a un laberinto, protegido por una serie de veintiuna puertas, aunque
otro pasaje del Libro dice que son siete. Ante cada una de ellas, el difunto
debía pronunciar un texto determinado, mencionando el nombre de la puerta,
del guardián y del pregonero. En cada ocasión, la puerta le decía: "Pasa,
pues eres puro".Una vez pasado el laberinto, el difunto llegaba a la Sala de la
Doble Verdad para que un tribunal formado por 42 jueces y presidido por
Osiris evaluara su vida. Ante los dioses hacía la "confesión negativa", en
la que citaba todas las malas acciones que no había cometido, según se
recoge en la fórmula 125: "¡Yo os conozco, Señores de Verdad y Justicia! Yo
os traigo lo Justo y he acabado con el mal. Yo no he hecho daño a los
hombres. Yo no he oprimido a mis consanguíneos. Yo no he sido mentiroso
en lugar de ser verídico. Yo no me he enterado de traiciones. Yo no he sido
malvado. Como Jefe de hombres, yo no he hecho trabajar a ninguno cada día
más de lo requerido".Tras la confesión, llegaba el momento culminante del
juicio, aquél en que se procedía a pesar el corazón del difunto. En un plato
de la balanza, sostenida por Anubis, dios chacal de la momificación, se
colocaba una pluma de avestruz, la pluma de Maat, que simbolizaba la justicia;
en el otro plato se depositaba el corazón, que simbolizaba las acciones
realizadas por cada persona. El difunto se salvaba cuando la pluma y el
corazón quedaban en equilibrio.

Aquellos cuyos corazones hubieran pesado demasiado en la balanza eran


considerados impuros y condenados.Tanta importancia se atribuía al pesaje del
corazón que los egipcios elaboraban un amuleto específico, el escarabeo del
corazón, que, como su nombre indica, se colocaba sobre el corazón del difunto
durante el proceso de momificación. En el reverso del amuleto se inscribía
siempre la fórmula 30 del Libro para que, en el momento del juicio final, el
corazón no traicionara al difunto. "¡Oh, mi corazón de [mi] madre! ¡Oh, mi
corazón por el cual existo en la tierra! ¡No te levantes contra mí como testigo!
¡No te opongas contra mí entre los Jueces! ¡No estés contra mí delante de los
dioses! ¡No seas intransigente contra mí delante del gran dios Señor del
Occidente!".Finalmente, los dioses proclamaban su veredicto. Aquellos cuyos
corazones hubieran pesado demasiado en la balanza eran considerados
impuros y condenados a toda clase de castigos: sufrían hambre y sed
perpetuas, eran quemados al atravesar un lago o cocidos en un caldero,
una bestia salvaje los devoraba... Los justificados, en cambio, tenían motivos
para felicitarse. "Aunque yazgo en la tierra, yo no estoy muerto en el
Occidente porque soy un Espíritu glorificado para toda la eternidad", dice
una fórmula del Libro de los Muertos. Ante ellos se abría el paraíso de los
egipcios.El trabajo en el Más AlláEl mundo de ultratumba en el que vivirían los
difuntos virtuosos se conocía como Campos de Ialu o Campo de Cañas. Los
egipcios lo imaginaban como un lugar muy parecido a Egipto, con ríos,
montañas, caminos, cuevas y campos muy fértiles, en los que crecía la cebada
hasta los cinco codos de altura. El difunto, sin embargo, debía preocuparse
por obtener su sustento. Aun siendo un "glorificado", según decía una
fórmula del Libro de los muertos, tenía que "arar y segar, comer y beber, y
realizar todas las cosas que se hacen en la tierra". Eso sí, para ello podía
contar con la ayuda de un ejército de sirvientes, representados en unas
características estatuillas, los ushebtis, siempre presentes en el ajuar funerario
y que por el poder de la magia se convertían en criados.Cada figurita tenía los
brazos cruzados y sostenía en las manos aperos agrícolas. En la parte
inferior se inscribía una fórmula del Libro de los muertos: "Fórmula para
que los ushebtis realicen los trabajos en la Necrópolis. Osiris [nombre del
difunto] justificado tiene que decir: ¡Oh ushebti! Se ha llamado al Osiris [nombre
del difunto] justificado a realizar cualquier trabajo que ha de realizarse en la
Necrópolis [...] Decid “estoy aquí” cuando se os llama".Disfrutar de la vida
eterna Una de las cosas que más temía el difunto era tener que comer sus
propios excrementos, como los condenados en el tribunal de la Doble
Verdad. Así se expresa en la fórmula 53, en la que el fallecido se asimilaba a
los dioses: "Lo que yo detesto son las porquerías. ¡Que yo no deba beber
cosas fétidas, que yo no deba avanzar al revés! Yo soy poseedor del pan en
Heliópolis, que tiene el alimento en el cielo con Re y alimento en la tierra con
Geb".

Una última preocupación del difunto era mantener intacto su cuerpo. La


momificación permitía que éste se conservara, pero no estaba de más la ayuda
de la magia. Por eso era frecuente que las vendas que envolvían la momia
llevaran inscrita la fórmula 154 del Libro para prevenir la descomposición: "Yo
vengo para embalsamar a esos miembros míos. Este cuerpo mío no se
descompone. Yo estoy intacto como mi padre Osiris-Khepri que es la
imagen [mía], aquel cuyo cuerpo no se descompone. Ven, toma posesión
de [mi] soplo, señor de la respiración, supremo entre su Similar. Hazme
estable, fórmame, tú, Señor del sarcófago. Otorga que yo pueda caminar para
la eternidad como haces tú cuando estás con tu padre Atum, cuyo cuerpo no se
corrompe nunca, aquel que no conoce destrucción".
LA TUMBA DE LA REINA NEFERTARI
Otro pasaje resume las recompensas que el difunto podía recibir del correcto
uso de sus fórmulas. "Si este texto es conocido en la tierra [o] lo hace inscribir
en su sarcófago, él podrá salir cada día que le plazca y regresar a su
morada sin dificultades. Le serán entregados pan y cerveza y cantidades
de carne sobre el altar de Re. Será alojado en los Campos de Ialu donde le
será entregado grano y cebada: será venturoso como lo fue en la tierra".
El libro de los muertos (tema)
El libro de los muertos es una obra fundamental muy extensa de la cultura
del antiguo Egipto. Para los egipcios su valor era incalculable, pues sus fórmulas
permitían a los difuntos alcanzar el Más Allá. Éstas se escribían en rollos de papiro,
en las vendas de las momias, en las paredes de las tumbas...
Era el sacerdote el que recitaba las primeras fórmulas del Libro durante la
ceremonia funeraria. Una vez en la tumba se practicaban diversos rituales para
recuperar los sentidos, como el conocido por la "apertura de la boca".
A partir de entonces el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el oeste hacia
el este, el mismo viaje que el sol. En él, el difunto, montado en la barca de Ra, se
enfrentaría a seres peligrosos que tratarían de impedir su renacimiento. Gracias al
Libro de los Muertos el fallecido podía adquirir las propiedades de varias
divinidades y luchar así contra los enemigos.
Finalmente, el difunto llegaba a un laberinto lleno de puertas, ante cada una de las
cuales se debía leer un texto distinto que mencionaba el nombre de la puerta, del
guardián y del pregonero.
Una vez pasado el laberinto, se llegaba a la sala de la Doble Verdad, donde un
tribunal evaluaba la vida del difunto. Antes los dioses hacía la "confesión negativa",
en la que citaba todas las malas acciones que no había cometido. Tras ella se
procedía a pesar el corazón del difunto junto con una pluma de avestruz que
simbolizaba a Maat, la justicia. Si la pluma y el corazón quedaban equilibrados el
difunto conseguía salvarse y acceder al paraíso.
El mundo de ultratumba se conocía como Campo de Cañas y era imaginado como
un lugar muy parecido a Egipto. Una vez allí, el difunto seguía necesitando el Libro
de los Muertos para obtener su sustento, pero contando además con la ayuda de
los sirvientes, representados mediante ushebtis.
Por todo esto era tan importante y valioso el Libro de los Muertos, porque sin él no
podía accederse a una vida eterna.
El Libro Egipcio de los Muertos
Los egipcios daban mucha importancia a sus creencias en el más allá, esperaban
que cada cadaver momificado resucitase en una nueva vida después la muerte.
El libro egipcio de los muertos es el nombre dado a unos manuscritos enterrados
con los muertos momificados en el Antiguo Egipto. Una especie de guia para los
difuntos y un libro de conguros para ayudar a los muertos en la otra vida en el
proceso para alcanzar la inmortalidad.
El “Libro de los Muertos” demuestra, sin duda alguna, que los egipcios creían en
un “Juicio Final” y que, el futuro del alma de un hombre, en el otro mundo, dependía
de la vida que había llevado sobre la tierra.
El alma de los transgresores de la ley se aniquilaba y el alma de los justos entraba
en la vida eterna.
Los Tasadores de Osiris, incorruptos, estrictamente justos e imparciales, pesaban
el corazón de los hombres en la “Gran Balanza” de la verdad y la decisión final de
Osiris concordaba con la opinión de Thot, personificación de la justicia eterna y
Maat, la verdad. El pesaje de los corazones era muy importante y siempre se
incluía una viñeta de la escena del Juicio en los papiros donde estaba escrito el
“Libro de los Muertos”.
Los Textos de las pirámides están considerados como el conjunto más antiguo de
escritos religiosos de la historia de la civilización.
El objeto de este “libro” era permitir al difunto salvar los peligros que se le
presentaban después de la muerte, instruyéndolo en las palabras que le permitían
ingresar a los diversos estados del inframundo, le aseguraba la protección de los
dioses y proclamaba asimismo su identidad con muchos de ellos.
Estos textos se les conoce como “Textos de las Pirámides” y están escritos
enteramente en jeroglíficos y muchos de sus “Capítulos “ son copias de una
colección más antigua, por lo que no se pude precisar su origen, edad y autor. Pero
podemos suponer que los Capítulos copiados en las paredes de las tumbas de los
reyes mencionados, en esencia, representan las creencias de los egipcios de tales
dinastías con respecto a los muertos y, la continuidad del pensamiento religioso
entre las clases más altas de Egipto.
Qué contiene el libro egipcio de los muertos
El Libro de los Muertos Egipcio es una colección de textos de innovaciones,
conjuros, oraciones, himnos, letanías y fórmulas mágicas, escritos generalmente en
rollos de papiro con ilustraciones o viñetas.
Fueron colocados en las tumbas de los egipcios que podían permitirse tal lujo a
partir del Imperio Nuevo. No obstante, la colección más antigua que se conoce,
está inscrita en las paredes de las cámaras y corredores de las pirámides de Unas,
Teti, Pepi I, Nemty-En-Saf I y Pepi II, reyes de la V y VI dinastía en Sakkara.
Etimología
La verdadera naturaleza del “Libro de los Muertos” no ha sido comprendida
perfectamente. No es realmente un “Libro”, ya que libro sugiere una composición
con una unidad, un escrito en “determinado tiempo” por un autor o autores.
El título le fue dado por el alemán Richard Lepsius quien en 1842 publicó el gran
“Papiro de Turín” bajo el título de “Das Todtenbuch” y desde entonces lo han usado
los egiptólogos. El título por el cual era conocido por los antiguos egipcios era:
“Manifestado en la luz”, “La manifestación del día”, “La manifestación de la luz”.
Sin embargo, “Per t er hru”, como se conocía en escritura jeroglífica es probable
que haya tenido un significado especial para los egipcios, y que no se haya
traducido correctamente a los idiomas modernos; pero existe otra versión que es
una idea que puede expresar todo el trabajo y que es: “Capítulos para perfeccionar
el Ka” o “Capítulos de salir al día”.
Se dice también que el título de “Libro de los Muertos” procede del nombre que los
profanadores de las tumbas dieron a los papiros con inscripciones que hallaron
junto a las momias: “Kitab al-Mayitun”, en árabe, que significa “Libro del difunto”.
Creencias funerarias egipcias
Aunque este Libro nos da una idea de la religión entre los egipcios y sus creencias
funerarias, no es un conjunto de dogmas o revelaciones para los creyentes. El Ka
era una parte importante, y aparentemente eterna, del hombre.
Por el significado de la palabra se le puede definir como: “un resplandor” o “un
espíritu-alma traslúcido”. A menudo se le ha traducido como: “el brillante”,
“glorioso”, “inteligente” o calificativos semejantes; pero su verdadero significado es
el de “escena divina”.
En los “Textos de las Pirámides”, encontramos que el Ka de los dioses estaba en el
cielo y hacia allá se dirigía el Ka del hombre tan pronto como el cuerpo moría.
Secciones y capítulos del libro
Los antiguos egipcios conservaron los rasgos más notables de su religión, compleja
en extremo, pero no abandonaron sus viejas ideas, dioses y mitos. Aún cuando
adoptaran a otros, al contrario, trataron de alguna manera de reconciliarlos y
armonizarlos.
En épocas diferentes, los sacerdotes de cada uno de los principales centros de
culto: Heliópolis, Menfis, Tebas y Hermópolis, trataron de poner algún orden a las
creencias. Las selecciones del “Libro de los Muertos” contenidas en lospapiros de
Ani, Hunefer y Anhai, reflejan la confusión de los Capítulos. El número total de los
Capítulos hasta ahora conocidos es de ciento noventa y su extensión es muy
desigual aunque no existe un solo papiro que los contenga a todos.
El Libro consta de aproximadamente 200 capítulos o sortilegios.
Algunos de estos capítulos son derivados directamente de los “Textos de las
Pirámides”, algunos son versiones de los Capítulos hallados entre los textos del
Imperio Medio y el resto son de origen Tebano. De hecho, la palabra “Capítulo”,
aplicada al trabajo de los escribas, no sería correcta, ya que sugiere unidad y
coherencia, quizá sería más apropiado llamarles “Invocaciones” o “Hechizos
mágicos”.
La versión más conocida y más completa es el Papiro de Ani, un texto compuesto
por 3 capas de hojas de papiro pegadas entre si y dividido en 6 secciones con una
longitud entre 1.5 y 8 metros cada una. La longitud total del texto es de 23.6 metros.
Fue adquirido por el Museo Británico en Tebas el año 1888 y actualmente está
registrado con el número 10470.
El papiro fue realizado por 3 escribas diferentes, como puede apreciarse en las
diferentes grafías que en él aparecen, pero sólo uno realizó los dibujos.
Originalmente es posible que no fuese encargado por Ani, un escriba de hacia el
año 1300 a.C., o al menos no en su totalidad, pues su nombre aparece escrito con
una escritura diferente. El papiro contiene algunos errores derivados de la falta de
atención. Existe una versión electrónica del Papiro de Ani, según la traducción
realizada por Sir Wallis Budge.
Otra sección impresionante es el Capítulo CXXV de la edición moderna, conocida
como la “Confesión negativa”, que encierra el código moral y religioso de Osiris, el
cual exigía muestras de un alto nivel moral y un carácter religioso personal
exaltado, para que los solicitantes entraran en su reino. Aquí el difunto asegura
cuarenta y dos veces que no ha hecho nada malo en su vida, enumerando los
“actos inmorales” que no ha cometido. El difunto se identifica con el gran dios
Osiris; pero a pesar de tal protección, busca los medios mágicos para combatir los
peligros del Inframundo e invoca la protección de dioses menores.
¿Qué le espera al difunto en la otra vida?
-Puede ir al “Campo de paz”,
-Viajar en el cielo para vivir como las estrellas,
-Ser uno con Osiris en sus dominios en un “Mundo superior”, o
-Viajar con Ra en su barca solar o una combinación de estos estados.

No hay dos papiros que contengan los mismos Capítulos, éstos o se repiten en el
mismo orden en más de un papiro, por lo tanto se puede pensar que cada persona
escogía ella misma los Capítulos que deseaba. No hay dos papiros que lleven el
mismo tratamiento en sus viñetas.
Evolución de los textos
El más antiguo de los textos funerarios grabados en una pirámide faraónica se
encuentra en Saqqarah. Estos textos grabados sobre las paredes de los pasos
interiores y las paredes de la habitación funeraria, debían ayudar a los faraones a
viajar al más allá, para asegurar así la regeneración y la vida eterna del rey.
Hacia el final del tercer milenio a. c., aparecieron nuevos textos funerarios
recalcando más la vida después de la muerte y la ayuda que hay que aportar al
difunto para que éste encuentre su camino al más allá. Estos textos fueron inscritos
dentro de los sarcófagos de altos funcionarios del Imperio Medio y comprendían
más de 1000 fórmulas dando indicaciones sobre la vida bajo la tierra, en el reino de
Osiris. Allí los difuntos trabajaban en los Campos de las ofrendas y de los juncos.
En estos textos se nos habla por primera vez del juicio de los muertos, medio de
alcanzar una vida nueva.
Los difuntos eran llevados delante de Osiris y su corazón era pesado sobre una
balanza frente a una pluma que representaba a Maât, la diosa de la verdad y de la
justicia. Los que eran buenos accedían a la vida nueva como espíritus
transfigurados. Los que eran juzgados como malos, eran lanzados a la diosa
Amémet, “la tragona”, que fue representada con la parte posterior de hipopótamo,
la parte anterior de león y con cabeza de cocodrilo.
Durante el Nuevo Imperio, el cuerpo entero de los textos funerarios fue llamado
“Fórmula para salir al día”. Lo que hoy en día se conoce como “el Libro de los
muertos”. Este libro contiene cerca de 190 capítulos de fórmulas mágicas y rituales,
ilustradas con dibujos para asistir al difunto en su viaje hacia la eternidad.
El sentido práctico de los antiguos egipcios les llevó a confeccionar ejemplares
“prefabricados” del Libro de los Muertos. En estos papiros, el texto se escribía
dejando en blanco el lugar correspondiente al nombre del difunto. Posteriormente,
estos huecos se rellenaban con el nombre del comprador. El precio de estos
ejemplares era bastante más asequible que el de aquellos hechos por encargo.
Cuáles son los principales dioses egipcios
La mitología egipcia es una de las más completas que podemos encontrar,
por eso los dioses de Egipto ocupaban un papel central en la vida de esta
antigua civilización hasta tal punto que los rituales que conocemos en la
actualidad provenientes de esta cultura, como es el caso de la momificación,
se desprendían del deseo de mantener el cuerpo intacto para la otra vida, la
que disfrutarían en el más allá junto a los dioses.

Esta tradición es muy rica, tanto como la propia lista de deidades que se adoraban
en esta cultura, las cuales podían cambiar dependiendo de la ciudad en la que se
encontraran los fieles. Sin embargo un grupo de figuras se alzan como las más
importantes del antiguo Egipto, si te preguntas cuáles son los principales dioses
egipcios sigue leyendo, porque en este artículo de unComo te lo explicamos.
También te puede interesar: Cuáles son los principales dioses romanos

Índice
La relación de los egipcios con sus dioses
Ra, el dios del sol
Amón, el dios de la ciudad de Tebas
Osiris, el dios de la resurrección
Isis, diosa de la vida
Horus, el dios del cielo
Anubis, dios de las momificaciones
Seth, dios de las tinieblas o del desierto
Hathor, diosa del amor, la fiesta, la danza...
Otros de los principales dioses egipcios

La relación de los egipcios con sus dioses


A excepción del período de Amarna, en el que el faraón Akenatón decretó como
único Dios a Atón, los egipcios fueron politeístas, lo que quiere decir que
adoraban a distintos dioses a los que veneraban con diversos propósitos. Sin
embargo, a lo largo de la basta historia de esta civilización antigua, distintos dioses
estuvieron a la cabeza como los más importantes, siendo siempre el faraón el
representante de la deidad del cielo en la tierra, por lo que era visto por el pueblo
como un ser de luz especial y no solo como un gobernante.
La relación de los egipcios con sus dioses era muy estrecha, en ellos encontraban
la explicación a los sucesos naturales, a los giros que sus propias vidas daban, a
diversos aspectos relacionados con el alma y la naturaleza humana y a muchas de
las cosas que ocurrían a su alrededor, por ello los veneraban en santuarios y
templos no oficiales, ya que en los oficiales solo podían entrar los sacerdotes, les
rezaban pidiendo que intercedieran por ellos y realizaban diversos tipos de rituales
para acercarse a sus deidades.
Aunque hoy solo conozcamos algunos nombres, diversos arqueólogos y
egiptólogos coinciden en que mientras duró esta civilización se veneraron a más de
1.400 figuras, al menos esa es la información que se ha podido recavar a través de
los textos antiguos. Durante los más de 3.000 años que duró esta civilización,
distintas deidades estuvieron a la cabeza, en base a eso hoy podemos destacar un
listado con los principales dioses egipcios.

Ra, el dios del sol


Es el dios del sol y una de las deidades más conocidas en nuestros tiempos,
aunque antes del 2.400 AC solo fuera una deidad solar menor. Sin embargo, a
partir de la dinastía V fue convertido en una dios mayor y en elprincipal protector
de los faraones.
Representado como un hombre con cabeza de halcón, era el responsable de dar la
vida a todo debido a su vinculación con el sol, razón por la que el dios Amón, uno
de los más importantes de la mitología egipcia, acabaría fusionándose con Ra para
convertirse en el gran Amón-Ra.

Amón, el dios de la ciudad de Tebas


Además de ser el dios de la ciudad de Tebas, "el oculto", significado de su nombre,
fue adorado durante mucho tiempo como el creador supremo y la deidad más
importante de los egipcios, sin embrago como hemos explicado anteriormente
acabaría siendo absorbido por Ra y convertido en Amon-Ra.
Durante un período inicial fue conocido como el dios de los vientos, por eso muchas
embarcaciones llevaban su nombre en el timón para encontrar protección durante
sus viajes.

Osiris, el dios de la resurrección


Osiris es uno de los principales y más importantes dioses de los egipcios.
Según decisión de su padre, esta deidad debía heredar el reino de la parte fértil de
Egipto mientras que su hermano Seth reinaría en la parte seca, pero este último no
soportó los celos y la envidia que esto le causaba y decidió matarlo, cortando su
cuerpo en 14 trozos que esparció por el mundo. La hermana de ambos, Isis, que
luego se convertiría en la esposa de Osiris, se encargó de reunir todos los trozos
que encontró embalsamándolo para hacerlo resucitar nuevamente. Se trata del
primer indicio de momificación en esta cultura.
Se creía que una vez al año Osiris moría y resucitaba, por lo que es la deidad de la
resurrección y de los muertos. Debido a que se le atribuía la responsabilidad de las
crecidas del Nilo, es también un dios muy vinculado a la fertilidad y la agricultura.

Isis, diosa de la vida


Hermana y esposa de Osiris, es la diosa más importante para los egipcios, la
madre de todos los dioses y la dadora de vida. Se le consideraba la deidad de la
maternidad y los nacimientos pues fue la encargada de dar vida nuevamente a
Osiris después de que Seth lo descuartizara.
Horus, el dios del cielo

Representado con cabeza de halcón y doblemente coronado, Horus era el dios del
cielo, el hijo de Isis y Osiris quien tuvo que ser escondido por su madre pues su
tío Seth también quería matarlo para impedir que heredara el trono. Se le considera
como el elevado, quien lucha contra Seth para vengar lo que hizo con su padre,
consiguiendo finalmente matarlo y convertirse en el dios del mundo de los vivos
mientras su padre gobernaba el mundo de los muertos.
Junto a sus padres conforma una de las triadas de dioses más importantes del
antiguo Egipto.

Anubis, dios de las momificaciones

Representado tanto como hombre con cabeza de chacal como por un chacal, es el
sobrino de Osiris y uno de los primero dioses del más allá, siendo conocido como
"el señor de la necrópolis". Es el encargado de presidir los rituales de momificación
y también de acompañar el cuerpo del difunto al más allá, guiándolo hasta su
camino final.

Seth, dios de las tinieblas o del desierto


Seth fue la personificación del mal y la destrucción en la mitología egipcia, esto
principalmente por su decisión de matar y descuartizar a su hermano. Su cabeza de
extraño animal reforzaba la creencia de que era un Dios oscuro, sin embargo
también fue la deidad del desierto pues a él le correspondió reinar en la parte seca
de Egipto.
Durante un breve período de la historia del antiguo Egipto fue considerado como un
protector de las caravanas en el desierto, sin embargo mayoritariamente fue visto
como el dios de las tinieblas.
Hathor, diosa del amor, la fiesta, la danza...

Su nombre significa la morada de Horus y, junto con Isis, fue una de las diosas
egipcias más veneradas. Era la esposa de Horus y representaba muchas de las
cosas buenas de la vida: el amor, la alegría, la música, la danza, por lo que era muy
querida por los fieles.

Otros de los principales dioses egipcios


Apis: dios solar de la fertilidad y la agricultura, es conocido como el buey sagrado.
Maat, diosa de la justicia.
Bastet, era la diosa de los nacimientos y las embarazadas, con su cabeza de gato,
uno de los animales más venerados en el antiguo Egipto, era una importante
deidad.
Ptah, dios creador y principal deidad de la ciudad de Menfis.
Toht: dios encargado de inventar la escritura y deidad de la sabiduría

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