Reseña local

Felipe Cabello. Foto: Congreso Futuro.

Alto uso de antibióticos

en el salmón
genera efectos en salud animal y
humana
Felipe Cabello, profesor del New York Medical College y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile,
afirma que, más que tratamientos antimicrobianos, lo que el síndrome rickettsial necesita para su manejo
adecuado son mejores condiciones de cultivo de los peces en el país.
Jonathan Garcés | jonathan@salmonexpert.cl

Felipe Cabello asegura que mientras más
antibióticos se usan, menos útiles son,
por las altas resistencias que generan las
bacterias. Esto sucede en Chile, donde
en 2016 se utilizaron 382 toneladas de
antimicrobianos para la producción
salmonicultora, según Sernapesca.
Estudios exhibidos por el investigador
muestran que esto significa un problema
para la salud pública chilena, ya que se
observó una gran cantidad de bacterias
resistentes a los antibióticos en el
sedimento acuícola de centros de cultivo,
afectando el ambiente marino y a las
personas, pues además se comprobó
la transferencia de genes de este tipo a
los humanos, con consecuencias en el
tratamiento efectivo de enfermedades.

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Cabello afirma a Salmonexpert que “la
gravedad del síndrome rickettsial en Chile
puede deberse más que a la bacteria
misma, a las condiciones de cultivo del
salmón y de su ambiente. Sugiriendo
esto que, más que tratamientos
antimicrobianos, lo que esta enfermedad
necesita para su manejo adecuado
son mejores condiciones de cultivo
incluyendo, por ejemplo, menores
densidades, mejoramientos en la
higiene y la disminución drástica de los
estreses generados, por ejemplo, por los
prolongados transportes de alevines”.
¿Cómo ha llegado a la conclusión de
que el mayor generador de resistencia
microbiana en Chile es el uso de
antimicrobianos en la salmonicultura?
¿En qué regiones se produciría esto
mayoritariamente?
Desde el comienzo de la era
antimicrobiana, primero en los hospitales
y más tarde en la crianza industrial
de animales, se observó que el uso
de antimicrobianos era rápidamente
seguido de la selección de resistencia
bacteriana múltiple a ellos. También
se observó que aparecía resistencia
a antimicrobianos no usados en esos
lugares debido a la constitución modular
de las plataformas genéticas de resistencia
(plásmidos, integrones, transposones,
elementos integrativos), que contienen
simultáneamente numerosos genes de
resistencia y donde la selección para
uno de ellos selecciona para todos.
Posteriormente, una serie de estudios
establecieron una relación directa entre
las cantidades de antimicrobianos usados
en un área geográfica determinada y
los niveles de resistencia en esa área;
es decir, que a un mayor uso de ellos
en un área determinada, existe en ella
una mayor fuerza de selección para la
resistencia. Esta relación se ha mantenido
y se ha observado en salas de hospital, en
hospitales, en granjas agrícolas y acuícolas
y, además, en estados, provincias y
países (ver second report from the Joint
Interagency Antimicrobial Consumption
and Resistance Analysis (JIACRA) from the
European Centre for Disease Prevention
and Control, 2017).
Por las razones antes descritas y porque,
por ejemplo, la salmonicultura en Chile
Reseña local
usó el 2007 aproximadamente 470
toneladas de tetraciclina, 233 toneladas
florfenicol y 226 de quinolonas, y
ese mismo año se usaron solamente
3 toneladas de tetraciclina, 2 de
cloranfenicol y 19,5 de quinolonas en
medicina humana, es correcto decir que el
uso de antimicrobianos en salmonicultura
es la fuerza que comandará la selección
de resistencia a los antimicrobianos en
Chile. El uso en salmonicultura supera
por varios órdenes de magnitud el uso
en hospitales, en clínicas y en domicilios.
Para el caso de las tetraciclinas, el
cloranfenicol y las quinolonas, el uso en
hospitales y clínicas debería aumentar Felipe Cabello. Foto: Loreto Appel.
en Chile aproximadamente 156, 116 y 12
veces respectivamente para compararse
al uso de ellos en la salmonicultura.
Desde el 2007 hasta la fecha, las
“
cantidades de antimicrobianos usados
en la salmonicultura y en medicina
humana se han mantenido a niveles más La gravedad
o menos similares, con la excepción de las del síndrome
quinolonas, cuyo uso ha disminuido de
manera importante en la primera. rickettsial en Chile
puede deberse
Además, hay que considerar que el más que a la
uso de estas grandes cantidades de
antimicrobianos en la salmonicultura se bacteria misma, a
ha concentrado en una pequeña área del las condiciones de
país (regiones de Los Lagos y Aysén) que cultivo del salmón
de esta forma se ha convertido, como lo
expresaran en el pasado los profesores
y de su ambiente.
H. Sorum (Escuela de Veterinaria de
Noruega) y Fernando Baquero (Instituto
de Investigación en Biomedicina Ramón
y Cajal, España), en una zona generadora
de resistencia a los antimicrobianos, con
repercusiones para la salud animal y
humana en la zona y para el resto del país.
Esto porque, como lo indica el profesor
Stuart Levy, Universidad de Tufts, EE. UU.,
quien es el decano de los estudios de
resistencia a antimicrobianos en el mundo
debido al uso de ellos en animales, “el
efecto ecológico de los antimicrobianos
en la salmonicultura es igual al que tiene
su uso en animales terrestres’’.
Es decir, faculta y facilita el movimiento
de bacterias resistentes y de genes de
resistencia a antimicrobianos entre
el ambiente acuático y el ambiente
terrestre y su diseminación geográfica,
incluyendo, en lo último, a patógenos
de peces y de humanos. Tampoco
hay que ignorar que la salmonicultura
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 Reseña local
introduce además al ambiente acuático
otros compuestos que seleccionan por
resistencia a los antimicrobianos, como
son los desinfectantes y las sustancias
conteniendo metales como cobre y
“
zinc. Esto último, porque los genes
de resistencia bacteriana para estos
Los antimicrobianos compuestos se encuentran a menudo
en las mismas estructuras moleculares
administrados a peces que tienen los genes de resistencia a
persistentemente antimicrobianos.
alteran la flora normal
¿De qué manera golpea lo anterior
drásticamente. el desarrollo de la misma industria
salmonicultora y a la salud pública?
Los efectos negativos de este considerable
uso de antimicrobianos para la industria
del salmón son múltiples e incluyen, por
ejemplo, la facilitación de la infección
de los peces por patógenos, ya que
este uso excesivo y casi permanente de
antimicrobianos, hace desaparecer la flora
bacteriana normal de ellos (microbioma)
en el intestino, tegumentos y mucosas.
La flora normal de animales y humanos
es una de las más importantes defensas
naturales en contra de la infección por
patógenos y esto ha sido demostrado en el
laboratorio y en estudios epidemiológicos
en ambos grupos. Los antimicrobianos
administrados a peces persistentemente
alteran esta flora normal drásticamente,
facilitando de esta forma su infección por
bacterias patógenas.
Felipe Cabello exponiendo acerca del uso de antibióticos en Chile. Foto: Congreso Futuro.
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Otro aspecto negativo de este uso es
la selección de patógenos de peces
resistentes a los antimicrobianos los cuales
se hacen rebeldes a los tratamientos,
como parece estar sucediendo en
Chile con Flavobacterium, Pisciricketsia
salmonis y otros patógenos emergentes
de peces. P salmonis, que es responsable
por casi el 90% del uso de antimicrobianos
en el mar en la salmonicultura en
Chile, tiene mecanismos de resistencia
al florfenicol, ha logrado mutaciones
para resistencia a las quinolonas y, al
parecer, últimamente ha adquirido de
otro patógeno de peces (Edwarsiella), un
plásmido con mecanismos de resistencia
a las tetraciclinas y otros antimicrobianos
(Bohle y col., 2017). La aparición de estos
fenómenos ya había sido vaticinada
por nosotros varios años atrás, basados
en el conocimiento del uso excesivo de
antimicrobianos y de la evolución de la
resistencia antimicrobiana en bacterias
(ver por ejemplo Cabello, 2006, Millanao
y col., 2011). Esto genera una situación
en la cual este importante patógeno
puede llegar a ser 100% resistente a los
antimicrobianos autorizados para tratarlo
y generar un estado de total refractariedad
a su tratamiento, con importantes
resultados negativos para el desarrollo de
la salmonicultura. Situaciones similares ya
se han producido, en el pasado, en varios
países con la acuicultura del camarón,
donde la aparición de resistencia en
patógenos de camarones ha obligado
a la suspensión de estas actividades
económicas por períodos prolongados.
El pasaje de antimicrobianos en el
alimento, al agua y al sedimento marino
genera también, en estos ambientes, altas
concentraciones de bacterias resistentes
a los antimicrobianos, como fuera
demostrado por un estudio del Instituto
de Fomento Pesquero (IFOP) del año 2011
y por el de Buschmann y colaboradores el
año 2012. El primer estudio encontró en
el sedimento bajo las jaulas de cultivo, y
también lejos de ellas, resistencias a las
tetraciclinas y a la flumequina en bacterias
cultivables de aproximadamente un 90%
y al florfenicol de aproximadamente
el 10%. El estudio de Buschmann y
col. arrojó resultados similares. Estos
resultados indican que en amplias
áreas del sedimento marino donde la
salmonicultura se lleva a cabo, se ha

seleccionado a bacterias cultivables con
altos niveles de resistencia a antibióticos
usados en la terapia de infecciones para
peces y probablemente también para
otros. ¿Cuáles son las implicaciones de
estos hallazgos?
Desde el punto de vista de la
salmonicultura, hay que considerar
que los genes de resistencia de las
bacterias marinas pueden trasmitirse
a la flora normal de los peces y a sus
patógenos, aumentando su resistencia,
entorpeciendo y, tal vez, bloqueando
totalmente el tratamiento de las
enfermedades que estos producen.
Esto es facilitado además por los altos
niveles de resistencia encontrados
que facilitan esta transferencia y por
los residuos de antimicrobianos que
permanecen en el sedimento, los cuales
aumentan todos los procesos genéticos
que generan resistencia y favorecen su
diseminación entre bacterias de diversos
nichos ecológicos, incluyendo patógenos
de peces. Estos mismos procesos son
responsables del pasaje bidireccional
Reseña local
de genes de resistencia entre bacterias
marinas y patógenas de animales
terrestres y humanos, afectando a la salud
pública.
“
La salud pública y la de los peces también
se pueden afectar negativamente
porque la exposición permanente de La salud pública
bacterias del ambiente marino a los
antimicrobianos, facilita la captación y de los peces
de mecanismos de resistencia hasta también se
ahora desconocidos presentes en ellas, pueden afectar
por patógenos de peces y de humanos.
Además, en este ambiente existen negativamente
también patógenos humanos como Vibrio con el elevado uso
parahemolítico, Aeromonas y otros, que de antibióticos.
se hacen resistentes a los antimicrobianos
dificultando su tratamiento. Esta
presencia de antimicrobianos también
puede afectar los equilibrios ecológicos
y funcionales del sedimento y del agua,
alterando su biodiversidad y facilitando la
proliferación excesiva de algas y hongos,
impactando por estos mecanismos
negativamente también al cultivo de
salmones. La aparición de nuevas y
sucesivas enfermedades bacterianas
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resistentes a los antimicrobianos en la
salmonicultura chilena, y su resistencia
a antimicrobianos, es un claro indicador
del efecto negativo que su uso excesivo
está teniendo sobre la industria y esto
puede ser, en parte, responsable del
menor crecimiento de los salmones en
las jaulas marinas que se ha observado
últimamente.
“
¿Como puede Chile llegar al nivel de uso
Lo que la SRS de antibióticos que tiene Noruega?
necesita para su
manejo adecuado, En medicina humana estos problemas se
han solucionado con un diagnóstico por
son mejores cultivo microbiológico de cada infección
condiciones de bacteriana y con determinaciones de
cultivo del salmón la susceptibilidad de las bacterias a los
antimicrobianos y con el tratamiento
incluyendo, por
de ellas basado solamente en estos
ejemplo, menores parámetros. La vigilancia epidemiológica
densidades. diaria y constante de nuevas infecciones,
el estudio sostenido de la evolución de los
niveles de resistencia junto a regulaciones
para que el uso de antimicrobianos no
vaya más allá de estos cánones, como por
ejemplo ocurre con su uso profiláctico,
son también medidas adecuadas para
disminuir este uso excesivo, como se ha
demostrado en Noruega.
Es importante también destacar que
la literatura científica indica que varias
cepas chilenas de P. salmonis, la causa
del gran uso de antimicrobianos en la
salmonicultura, contienen mecanismos
de resistencia a los tres tipos de
antimicrobianos usados en su tratamiento
y pareciera ser de la más importante
urgencia determinar qué porcentaje
de la población de esta bacteria está
constituida por bacterias resistentes. Si
ellas representaran un porcentaje alto de
la población, esto indicaría que la mayor
parte de los tratamientos para ella serían
inefectivos, como ya se ha observado
recientemente (ver Price y col., 2016), y
que la implementación repetida de ellos
en las jaulas de cultivo seria innecesaria,
ya que lo único que harían seria aumentar
los efectos negativos de ellos descritos
en la respuesta a la segunda pregunta.
La eliminación de estos tratamientos
inefectivos y, como también lo ha
señalado recientemente la Dra. Sandra
Bravo, los ajustes en la dosificación,
podrían disminuir drásticamente el
uso de antimicrobianos en la industria,
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obviando los efectos negativos sobre ella
y sobre la salud pública.
El patógeno P. salmonis se encuentra
distribuido en todas las áreas de cultivo
de salmón del mundo, sin embargo, Chile
es la única región donde el síndrome
rickettsial del salmón alcanza los niveles
de mortalidad que atentan contra la
sobrevivencia de la industria. Estudios de
laboratorio y de campo, indican que esta
bacteria tiene una capacidad de producir
enfermedad relativa, influenciada, por
ejemplo, por las densidades de cultivo
del salmón, salinidad, temperatura y
la infección concomitante por otros
patógenos, incluyendo otras bacterias,
virus y parásitos. El hecho que en
algunas condiciones los salmónidos
puedan ser infectados por esta bacteria
sin desarrollar la enfermedad y que esta
infección sea asintomática en varios
peces silvestres, también nos habla de la
relativa patogenicidad de esta bacteria y
tal vez de su condición de oportunista.
Estudios genómicos indicarían también
que, aparentemente, no existen grandes
diferencias genéticas que pudieran
explicar los contrastes de la enfermedad
en Chile con el resto del mundo. Estas
observaciones sugerirían que la gravedad
del síndrome rickettsial en Chile pueda
deberse más que a la bacteria misma, a
las condiciones de cultivo del salmón y
de su ambiente. Sugiriendo esto que, más
que tratamientos antimicrobianos, lo que
esta enfermedad necesita para su manejo
adecuado, son mejores condiciones
de cultivo incluyendo, por ejemplo,
menores densidades, mejoramientos en
la higiene y la disminución drástica de
los estreses generados, por ejemplo, por
los prolongados transportes de alevines.
En resumen, un mejoramiento de lo que
L. Pasteur llamara tan adecuadamente, el
terreno donde la infección se desarrolla,
en este caso, las condiciones de vida del
salmón y la salubridad de su entorno.
Respecto del uso de vacunas para
disminuir el empleo de antimicrobianos en
la salmonicultura, el hecho de que existan
más de 33 vacunas de dudosa efectividad
para P. salmonis en el mercado, indica
cuán difícil será alcanzar este objetivo en
un futuro cercano. Especialmente porque
el conocimiento sobre la biología de P.

salmonis es todavía bastante preliminar,
sus factores de virulencia están aún
sin caracterizar y también porque la
bacteria es un patógeno intracelular. La
posibilidad de que la bacteria sea una
oportunista también agrega dificultades
a la preparación de vacunas, ya que
pudiera ser que la bacteria en algunas
oportunidades, fuera parte de la flora
normal de los salmónidos que se pueden
hacer tolerantes a ella.
¿Cuál es la importancia de que,
antibióticos que son para humanos, se
utilicen en salmones?
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) y otras instituciones han
recomendado la abolición del uso en
animales, incluyendo en la acuicultura,
de antibióticos de gran efectividad
en medicina humana, como son las
quinolonas y otros. Esto es un corolario
y una admisión tácita de la validez de los
conceptos evolutivos, microbiológicos
y epidemiológicos que indican que el
uso de estos útiles antimicrobianos en
la crianza industrial de animales, ya sea
en el ambiente terrestre o en el acuático,
selecciona a bacterias resistentes a ellos,
Reseña local
y que estas bacterias resistentes pueden,
a través de la cadena alimenticia, llegar
a los humanos. Los genes de resistencia
a estos antibióticos de estas bacterias
también pueden alcanzar a patógenos
humanos como ha sucedido últimamente
con genes de bacterias acuáticas de
resistencia a las quinolonas mediadas
por plásmidos y que están dificultando la
“
terapia de estas infecciones en humanos.
Esta medida es, en general, una medida La OMS y otras
mínima de prevención, ya que no hay que instituciones han
olvidar que dada la estructura genética de recomendado la
los elementos envueltos en la resistencia,
el uso de un solo antimicrobiano puede
abolición del uso en
seleccionar para resistencia a una animales, incluyendo
multitud de ellos en los cuales la bacteria acuicultura, de
no ha estado previamente. Es importante
antibióticos de
recordar que de acuerdo con el concepto
aceptado en veterinaria y salud pública de gran efectividad en
“Una Salud”, la buena salud e higiene de medicina humana.
los animales, en este caso los peces, está
relacionada con una mejor salud humana.
Mientras menos antimicrobianos usemos
en ambos grupos de seres vivientes,
.
menos resistencia a ellos tendremos en
sus floras normales, en sus patógenos y
en el ambiente que los rodea
Seminario “Antibióticos
en la producción de
alimentos. Salmón:
¿paciente terminal?”.
Foto: Congreso Futuro.
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