BASH
PSICO-
pATOLOGÍA ->
GENERAL
Con 10 figuras, y
50 casos clínicos
EDICIONES MORATA
FuNDACIÓN os JAVIER MóRATA, EmTOR, EN 1920
MADRID - 4
TITULO ORIGINAL DE LA OBRA:
ES PROPIEDAD
DERECHOS RESERVADOS
DE LA VERSION ESPAÑOLA
EDICIONES MORATA
PRIMERA EDICION
Registro número: 640/65
Depósito Legal: M. 1.760 - 1965
1965-MADRID
.
"El paso dado por el espíritu huma
no posee un sentido mucho más pro-
fundo que aquello que alcanza."
Alexander van VILLERS: Car-
'tas a una desconocida. An Ho-
yos, 25 de enero de 1873.
lllTRODUOOION A LA VERSION ES~ltÑPLl!
(Notas del traductor /.·-· _ .- . . ": .1 />·:::·~,"
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Sin un cabal conocimiento de la psicopatología, es decir, del con-
junto ordenado de aspectos, conceptos y definiciones relativos a las
anormalidades de la vida mental, no es posible ejercer correcta-
mente la psiquiatría clínica, ni establecer los correspondientes tra-
tamientos y pronósticos sobre una base sólida, ni contribuir en poco
o mucho al avance de nuestro saber, tan precario y fluctuante aún,
a pesar de todo, acerca de las enfermedades que fundamentan las
manifestaciones psíquicas anómalas o de los modos de "estar en el
mundo" que estas últimas . revelan. Es decir: ni podremos ayudar
eficazmente a la sociedad a liberarse de ciertos tropiezos que obs-
taculizan el correcto funcionamiento de aquellas normas que cons-
tituyen base más o menos sólida de su existencia, ni tampoco (y
quizás sea esto más importante) ayudar al individuo al que causas
biógenas, psicógenas, sociógenas o de la índole que sean han empu-
jado hasta las aguas del, para tantos, "mare tenebrosum" de la
llamada "anormalidad mental". El psicopatólogo ha de ser, pues,
a un tiempo a modo de oceanógrafo y asesor en el salvamento de
náufragos, procurando restituir a éstos (si le es posible y si ellos se pres-
tan) a la potente y orgullosa nave que lleva por nombre "norma".
Mas, ¿qué garantías de solidez nos ofrece ésta? ¿Dónde empieza
y dónde termina? ¿En qué consiste esa especie de barco fantasma
en el que casi todos nos consideramos pasajeros, sin saber, en serio,
ni dónde está ni ~i tenemos todos nuestros papeles en regla para
viajar en él?
Si escuchamos a Honorio DELGADO, nos explicará que hay dos
criterios de normalidad psíquica: uno, e~.tgdísJk:p_o. cuantitativo; te-
leológico o de odecucción.. el.. otro, Para el primero, propio de las
ciencias naturales, es normal lo que se manifiesta con mayor fre-
cuencia en la población total y según la edad, el sexo, la raza, etc.
Mas, se pregunta DELGADO, ¿dónde cesa de ser normal la manifesta-
ción o manifestaciones que se consideran? ¿Será más allá del 90
por 100? ¿Será lo que pasa del 99 por 100 o del 999 por 1.000? O bien
¿no existirá lo normal, puesto que se trata de una obstrcción, un
10 A. Guera
Madrid.
PROLOGO DEL AUTOR PARA LA EDIOIOll ESPAÍÍOLA
a cada paso, tal como antes se hacía con los barbitúricos. Para una
prescripción adecuada es preciso un cuidadoso análisis psicopatoló
gico del caso individual, y es por este motivo por el que la psicopa
tología ha ganado en importancia práctica.
Esta transformación verificada en la práctica clínica ha acarreado
directamente consecuencias científicas y teóricas. La investigación
psicofarmacológica se ha visto obligada a referirse a los cuadros
clínicos psicopatológicos, así como a la relación existente entre estos
últimos, los fármacos psicoactivos y las estructuras cerebrales, en
Jugar de a las tradicionales "entidades nosológicas". La moderna in
vestigación neuroanatómica, neurotisiológica, neuroquímica y farma-
cológica se ocupa de estas últimas de un modo cada vez más redu-
cido, mientras que lo hace de un modo creciente con aquéllos. Me-
diante tales investigaciones ha sido logrado un importante caudal
de conocimientos, los cuales son tenidos en cuenta en esta nueva
edición siempre que los consideremos lo suficientemente firmes y
fructíferos para nuestro propósito. La tarea, sin embargo, no está
exenta de algunas dificultades, las cuales dependen en parte del pro
pio objeto de estudio, mas en parte también de una serie de
cuestiones psicopatológicas que no han sido aún lo suficientemente
aclaradas y sobre las base de las cuales interpretan, no raras veces,
ciertos investigadores neurológicos los resultados por ellos obtenidos.
Algunos trabajos de investigación realizados con la técnica más sutil
y perfeccionada y la más inagotable paciencia vienen a culminar
así en resultados relativamente insignificantes o bien en contradic
ción con otros experimentos análogos. Ello obedece, en primer térmi
no,· a que el aparato conceptual psicopatológico empleado es tan
tosco como finos y precisos eran los aparatos mecánicos utilizados
en la experimentación. Por lo tanto, la objeción que desde la vertien
te neurofisiológica se le hace a la psicopatología de que esta última
no es una ciencia exacta, no es válida mientras aquélla no sea utili
zada con todo el despliegue de exactitud de que es capaz.
Esta contradicción existente entre la precisión de la técnica expe
rimental y la vaguedad de los conceptos resulta más patente allí
donde han de continuarse empleando términos tan equívocos como
el de "conciencia" y más aún el de "alteración de la conciencia".
Términos tales implican algo heterogéneo, inconmensurable, sustra
yéndose así a toda determinación conceptual, sin satisfacer tampoco
al psiquiatra que los utiliza y constituyendo de siempre una fuente
tal de confusión, que el behaviorismo norteamericano intentó en su
tiempo suprimirlos en absoluto. Mas con ello se mostró rápidamente
que incluso en la investigación del comportamiento no se puede dar
Prólogo 17
Gestalt: preferimos traducir este término por "configuración", mejor que por "forma"
o "figura". Nos parece que "configuración" va más de acuerdo con el dinamismo
implícito en el concepto psicológico de "Gestclt". El adjetivo "guestáltico" es un
germanismo inadmisible.
Gestaltzerfall: ruina de la configuración.
Wahn: delirio (endógeno). El delirio exógeno es, en alemán, "Delir". Para evitar la
consiguiente confusión, Honorio DELGADO traduce "Wahn" por "delusión" (del inglés
"delusión") y "Delir" por "delirio". El término castellano "delirio" deriva etimoló-
gicamente del latín "deliro"= salirse del surco ("lira"= surco). El "Wahn" alemán
es vocablo de complicada historia etimológica que ha sido objeto de una intere-
sante revisión de conjunto por parte de Gunter HoFER (G. HoFER: Zum Terminus
Wahn, "Fortsch. d. Neu. u. Psychiatrie", feb. 1953, fase. 2).
Trieb: pulsión.
Antrieb: impulso.
Instinkt: instinto.
Las equivalencias castellanas a estos tres vocablos alemanes corresponden a las
diferencias de concepto que BASH establece acerca de los mismos en la presente
obra. La traducción en castellano de "Trieb" por "instinto" es muy frecuente; así,
por ejemplo, la encontramos en las "Obras completas" de FREUD, publicadas en
Madrid por "Biblioteca Nueva" y reeditadas más tarde por Aguilar. "Trieb" supone
un factor dinámico, una "necesídcd íntima" de origen fisiológico que empuja hacia
su satisfacción. "Instinkt" corresponde a factores no aprendidos, presentes en la·
disposición, configurativos, direccionales, que posibilitan la realización de determi-
nadas actos correspondientes a pulsiones sin un previo saber acerca de la meta -
de estas últimas.
Poltern: tartajeo, de acuerdo con la clasificación de las alteraciones de la palabra
adoptada por la "American Speech Correction Association".
Poltersyndrom: síndrome espasmofénico.
Umschriebene Stoersyndrom: síndrome de perturbación circunscrita.
•
a o T E 11 I D o
Primera parte
LA PSICOPATOLOGIA DE LAS FACULTADES PSIQUICAS BASICAS NO
ESTRUCTURADAS
Tercera parte
LA PSICOPATOLOGIADE LAS FUNCIONES FUNDAMENTALES
Cuarta parte
PSICOPATOLOGIA
DE LOS PROCESOS PSIQUICOSMAS ELEVADAMEN'l'E
ESTRUCTURADOS
Quinta parte
SINDROMES
Sanatorio de Rheinau.
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La Psicopatología es ciencia mediadora entre la Psicología normal
y la Psiquiatría, dos hermanas que viven a veces entre sí en pie de
guerra y que siguen cada una su camino aparte, sin preocuparse por
los lazos familiares que las unen. Tal oficio de mediadora era poco
fructífero cuando la Psicología caminaba dependiente de la Psiquia-
tría, mucho más enriquecida esta última a través de sus hallazgos
clínicos, mientras la primera se dedicaba de modo casi exclusivo a
la investigación de las percepciones sensoriales. Bajo tales circuns-
tancias, la Psicopatología no podía aspirar a ser sino "una ordena-
ción sobre la base de meditaciones metodológicas", en lugar de cons-
tituir un cuerpo sistemático sobre la base de conocimientos psicoló-
gicos científicos, como decía en 1913 Karl JASPERS en el prólogo a la
primera edición de su Allgemeine Psychopathologie, y como él mismo
llevó a cabo de tan magistral manera. Pero ya a principios de siglo
habíase iniciado una evolución de la Psicología que ha logrado en po-
cos decenios un cambio casi total de las circunstancias que imperaban
por entonces. En mi opinión, y aparte de otras muchas útiles y fecun-
das orientaciones de la investigación psicológica, ha habido sobre
todo dos que han aportado conocimientos de fundamental importancia:
la psicología profunda, bajo la dirección de FREUD, JUNG y AoLER, ·y la
psicología de la "Gestalt" o de la configuración, creada por WERTHEI-
MER, KoHLER, KoFFKA, LEw1s y KRUEGER. Ambas direcciones caminaban
en un principio por sendas separadas y tan solo en estos últimos
tiempos han comenzado a darse cuenta de todo lo que tienen en co-
mún 1• Ambas se han desarrollado en algo más de medio siglo hasta
lograr el nivel correspondiente a disciplinas ·amplias, dotadas de
un creciente caudal de conocimiento experimental y clínico bien con-
solidado, aparte de cuanto en ellas aún existe de especulativo y du-
doso. Mas a pesar de ello, en la mayoría de los tratados de Psiquia-
tría únicamente de pasada, en el mejor de los casos, se mencionan
las conquistas y logros de la ciencia . psicológica. Este libro ha sido
1
Esto fue, desde luego, precozmente observado ·Y disc:htido por · Werner WoLFF,
pero sus alusiones no obtuvieron entonces eco. WoLFF, w.: Die Psyého_logie in der
Psychiatrie. (Gestaltliche Faktoren in der Psychiatrie.)/Zeitschrift t. die qesqmte Neuro-
Iogie u. Psychiatrie, 118 (1929), 733-751. \_
BASH. 3
34 Psicopatología general
~ 2.ª edi. Bírkhduser, Basilea 1948. Existe traducción española. Ed. Espasa-Calpe.
Madrid. Más recientemente: KATZ, Manual de Psicología, Morata, Madrid 1965.
8
2.ª ed. Steinkopff. Darmstadt 1954. Esta edición, en contraste con la anterior, con-
tiene una amplia bibliografía.
36 Psicopatología general
logía que lea al mismo tiempo algún tratado de Psiquiatría, con el fin
de orientarse algo en esta última ciencia, aunque de momento no
profundice en la misma.
Novaggio.
PRIMERA PARTE
1
WALTHER·BÜEL, H.: D:ie Psychiatrie der Hirngeschwülste und die cerebralen Grund-
lagen psychischen Vorgange. Springer, Viena, 1951.
48 Cualidades polares
contusa que se había producido estaba completamente lúcido. Sin embargo, al día
siguiente se sentía muy somnoliento y sólo podía permanecer despierto durante las
comidas. Al segundo día, por la tarde, estaba inquieto, obnubilado. El hemicuerpo de-
recho estaba más rígido que el izquierdo, el ángulo izquierdo de la boca caído, las
pupilas reaccionaban algo perezosamente. Ligero meningismo. Diez días después se
hallaban más acentuados el meningismo, la somnolencia y la rigidez. Una trepanación
exploratoria presentó una fuerte imbición edematosa de la dura. La masa encefálica
se abombaba a través del agujero de trépano. Después de la trepanación y de una
punción occipital con fines de descarga, mejoró lentamente el estado. Estasis papilar
bilateral.
Durante la primera exploración psiquiátrica, verificada unos catorce días después
de la trepanación, el paciente podía decir correctamente la fecha, pero se hallaba des-
orientado con respecto al espacio. Reaccionaba de modo intensamente lentificado, los
ojos se le cerraban constantemente, pero se le podía despertar con facilidad. Durante
cuatro días rechazó toda toma de contacto, intentaba hacer chistes, sólo quería hablar
de deportes. En algunos momentos lloraba con una mímica inmovilizada. Después de
breve tiempo cayó en un estado semejante al sueño, no volvió a hablar ni a moverse
y permanecía con la mirada fija en la pared. Al cabo de algunos minutos semejaba
haberse dormido, abriendo, sin embargo, los ojos en cuanto se le tocaba, pero sin
hablar. Pasados otros doce días había cambiado por completo: se mostraba muy des-
pierto y locuaz y pudo referir cómo había creído encontrarse en la guerra. Los datos
que dio eran extensos y detallados y abarcaban un amplio lapso de tiempo: dos años y
medio de servicio militar en Alemania, desde 1934, comprendiendo su instrucción en
toda clase de armas y en un submarino; después creyó encontrarse como voluntario
en la guerra civil española, donde a pesar del peligro se mostraba muy satisfecho y
contento; entrada de los nazis en Austria; prestó servicio durante la segunda guerra
mundial en Bélgica y Holanda. Por último, había creído estar en la cima de una mon-
taña de 5.000 metros de altura, cuyas laderas se hundían verticalmente en el abismo.
De pronto había descendido desde lo alto un gran velo que le había cubierto, con lo
cual había salido todo el calor de su cuerpo y de sus nervios y se había tranquilizado
por completo su cerebro. El primer día sólo había estado despejado a medias, después
se había sentido despejado por completo y no había creído ya estar en la guerra.
Diagnóstico: Delirio pos-contusíonnl, con somnolencia y estupor. Pérdida de la orien-
tación y alucinaciones de diversas modalidades sensoriales, vivas, coherentes y próxi-
mas a la realidad.
* La mayoría de los Tratados no les prestan aún atención. Ver: BAY, Klinik der
Epilepsie, Nervenarzt, año 32, f. 6 (junio, 1961). Contiene interesante bibliografía.
** "Durante un acceso psicomotor el paciente se muestra con la mente confusa:
y, si bien amnésico, no inconsciente. Sus movimientos poseen finalidad, pero se hallan
BASH - 4
50
. /
Cualidades polares
véase BASH, K. W.: Consciousness and the Unconscious in Depth and Gestalt Psycho
Jogy. "Acta Psychologica", VI, 2/3 (1949), pp. 213-288. Véase también MILLER, J. G.:
Unconsciousness. Wiley, New York (1942).
4
Véase a este respecto MoRSELLI, G. E.: Recherches expérimentales et délires.
"Rapports du Conqrés International de Psychiatrie", París, 1950. I: Psychopathologie des
délites. Véase también en el presente libro la pág 321.
Resumen 55
por último, la mayoría de los casos de shock o colapso. Existen dife
rencias. graduales de la afección de la conciencia, que van desde
los ligeros grados de obnubilación hasta el coma más grave, pasando
por la somnolencia y el sopor. El sueño no es equiparable a la som-
nolencia y al sopor, aun cuando en todos estos estados predomina
la inconsciencia. Como "estados de enturbiamiento" designamos la ob-
nubilación, la somnolencia, el sopor y el coma, diferenciándolos del
sueño normal y del patológico. Los estados más puros de enturbia
miento de conciencia son siempre aquellos consecutivos al aumento
de presión intracraneal por cualquier causa. En contraposición a los
enturbiamientos de conciencia, que son más bien raros y prolongados,
están las breves pero por lo general más profundas y frecuentemente
repetidas inconsciencias del acceso y de la ausencia epilépticos.
Aumentos de lucidez se dan frecuentemente en los estados inicia
les de intoxicaciones de cualquier índole. Son más duraderos bajo la
acción de la cocaína y de las aminas sintéticas (simpatina) y bajo el
efecto de los fármacos "fantásticos". Se produce un aumento pato
lógico de lucidez de un modo espontáneo en todos los estados ma-
níacos, pero no se halla vinculado al estado eufórico. La conciencia
tampoco depende de propósitos o de una acción deliberada; es decir,
de su relación con el complejo del yo. Ha de diferenciarse entre
"conciencia" propiamente dicha y "autoconciencia" o conciencia re
flexiva.
CAP/TUL O 11
.
'
58 Polaridades
halle caracterizado sino por un modestísimo grado de conciencia), no
resulta siempre adecuada ni de efectividad práctica, y como veremos
se halla además en contradicción con ciertos hábitos del lenguaje.
Diferenciaremos entre un "consciente relativo" y un "inconsciente
relativo", aun cuando en este sentido, y dentro de un contexto claro,
nos permitimos el empleo de los términos simplificados de "cons-
ciente" o "inconsciente".
Aquello que se pretende con una diferenciación entre ambos ámbi-
tos o esferas, resulta más claro si dirigimos la mirada a la ontogéne-
sis psíquica. Constituye experiencia general, confirmada por deteni-
das observaciones científicas procedentes de la psicología infantil, el
hecho de que el niño de pecho no reaccione al principio sino a un
número muy reducido de estímulos simultáneos, o bien a uno cada
vez. Con la edad aumenta el número de estímulos simultáneamente
percibidos; continúa, sin embargo, siendo típico para el niño, y du-
rante bastante tiempo, el que se halle reducido en cada momento a
un sector relativamente pequeño de las experiencias que en general
le son asequibles, siendo incapaz de abarcar conjuntos más amplios.
La gradual ampliación de lo simultáneamente consciente hasta alcan-
zar la múltiple visión de conjunto propia del adulto, constituye un
proceso que todos podemos recordar de algún modo en virtud de
nuestra propia experiencia *. El niño, sin embargo, reducido a su pe-
queño sector experiencia!, lo vive plenamente, lo percibe con una in-
tensidad muy superior a la que han de poseer ulteriormente sus per-
cepciones, se halla completamente poseído en cada momento por su
estado afectivo, ya sea de alegría o de tristeza, se halla colmado de
evidencia y convicción durante todo el tiempo que dura la escena,
hasta que ésta varía. Resultaría, pues, manifiestamente inexacto de-
ducir, a partir de la comprobación de un campo reducido de lo cons-
ciente, una debilidad de la conciencia acerca del mismo. En el niño
parece tratarse más bien de lo contrario, de algo comparable quizás
a lo que sucede en un aparato óptico, una cámara fotográfica o un
microscopio, en el que mediante la reducción del campo visual se
logra una mayor densidad de la iluminación. La vivencia normal de
una atención tensa y de una agudizada concentración de la misma
sobre una tarea limitada, que de este modo resulta captada en todos
sus detalles, nos ilustra asimismo acerca de lo que queremos expresar
con esto. Sin embargo, otros ejemplos han de mostramos que no siem-
pre existe, en manera alguna, una proporción inversa entre conciencia
y consciente. Si junto a la ontogénesis tenemos también en cuenta la
filogénesis, la psicología comparada nos proporciona puntos de apoyo
* Véase OsTERRIBTH: Psicología infantil, Morata, Madrid, 1965. (N. del T.)
Consciente habitual 59
. --. ... __
64 Polaridades
Le vio con los ojos fijos y muy abiertos y diciendo muy asustado: "Ahora me coge,
ahora me coge el capataz". Creía que fuera de su casa se había congregado una
gran muchedumbre y rogó a su mujer que cerrase bien puertas y ventanas. Durante
toda la noche, así como durante el día y la noche siguientes manifestaba miedo, pero
era posible tranquilizarle. El martes, y en ocasión de volver su mujer de la calle, se
precipitó sobre ella, pero la soltó en seguida al oirla gritar. Cayó al suelo, rígido. No
reaccionaba y hubo de ser trasladado al hospital.
En éste, el paciente reconoció inmediatamente a la doctora, a cuya consulta había
acudido tres semanas antes, y se mostró, por lo demás, orientado en cuanto a lugar,
tiempo y autopsíquicamente. Estaba pálido, fatigado y cubierto de sudor, reaccionaba
lenta y torpemente. Escuchaba con ansiedad cualquier ruido y decía que le perseguían,
que fuera había unas personas que le esperaban para detenerle por haber robado
clavos y por haber dado una fecha falsa en el seguro de accidentes. Tales gentes ha-
blaban de él en tercera persona, le insultaban diciendo que era un mal hombre, que
había que meterle en la cárcel y ponerle una camisa de fuerza. No presentaba aluci-
naciones Ópticas ni corporales. Decía que había visto una matrícula de automóvil que
correspondía al coche del manicomio, que le querían poner una camisa de fuerza y
fusilarle. Las personas que estaban fuera le habían mirado a través de un espejo y él
había visto como brillaba éste. A veces no contestaba a las preguntas que se le diri-
gían, diciendo que debía escuchar lo que hablaban fuera. Refería luego los insultos
que creía le habían dirigido, por ejemplo: "Hay que fusilarle de todos modos." "En
cuanto salga la doctora hay que agarrarle." "Es un tío borracho", a lo cual añadía el
paciente: "Eso desde luego es verdad.'' La dificultad inicial de rememoración desapa-
reció muy pronto. Más adelante reaccionaba con rapidez, hablaba de modo muy vivaz,
pero con una mímica excitada y ansiosa, ya que continuaban sus ideas delirantes y
sus alucinaciones. Se le trasladó a un sanatorio, del que fue posible darle de alta
transcurridas unas semanas, pasando a su domicilio.
Diagnóstico: Alucinosis alcohólica. 1
Al parecer, una hermana del paciente es algo torpe de entendimiento y habla poco;
fuera de esto no parece haber taras hereditarias. A los cinco años de edad el pacien-
te sufrió una conmoción cerebral con pérdida de conciencia que se prolongó varios
minutos. En el colegio sufría con frecuencia desmayos, sobre todo cuando tenía que
prmanecer mucho tiempo de pie. Recibió instrucción secundaria y estudió comercio.
Ha desempeñado hasta la fecha puestos correspondientes a su profesión, pero hubo de
renunciar a preparar unos exámenes con el fin de obtener el título de contable, porque
se ponía demasiado nervioso. Se define a sí mismo como dado a cavilaciones y a tomar
todo demasiado en serio. El primer acceso epiléptico lo sufrió hace seis años y durante
el sueño; desde entonces padece uno o dos ataques al mes, sin pródromos ni aura.
Toma medicamentos con regularidad. Muestra un marcado y típico cambio epiléptico
de la personalidad, que coincide con una inteligencia de tipo medio y relativamente
bien conservada. Acude a reconocimiento porque se ha comprometido en matrimonio y
desea saber hasta qué punto puede constituir su enfermedad un obstáculo para ello.
La exploración somática no revela hallazgos patológicos. En el EEG. se manifiesta
claramente un foco epileptógeno muy activo fronto-lateral izquierdo, con ondas en punta.
Al día siguiente de suspender la medicación para efectuar el EEG. sufre un típico
6
RoRSCHACH, H.: Pferdediebstahl im Déimmerzustand,"Arch. Krim. Anthropol.", 49
(1912). 175-180.
7
Una legislación especial con respecto a los epilépticos no existe ni en el Derecho
austríaco ni en el alemán. Como otros sujetos que padecen alteraciones psíquicas, son
sometidos a examen pericial cuando existen dudas acerca de su capacidad de respon-
sabilidad. Esto es lo que se deduce, en el Derecho austríaco, del artículo 134 del Código
Civil y, en Alemania, de los principios generales del procedimiento penal. (Debo agra-
decer estos datos al Dr. jur. y méd. H. LEFERENZ, de Heidelberg.)
Estados crepusculares 69
: ,.ºl
contrarse allí y sin saber por qué había ido. Había realizado todo el viaje en estado
crepuscular.
Poco después comenzó a presentar ausencias. y más tarde accesos epiléticos con
pérdida de equilibrio, convulsiones rítmicas y simétricas y mordedura de lengua. Tales
crisis se presentaban a intervalos de cuatro semanas. Desde el punto de vista subjetivo,
la paciente sentía un ligero vértigo y una disminución de la memoria y de la capa-
cidad de comprensión.
La exploración neurológica no reveló hallazgos patológicos. En el EEG. había una
disritmia thetaalfa y amplias oscilaciones delta, sobre todo en región pre-frontal y.
en parte, bilateralmente asincrónicas. No fue posible una localización focal en el EEG.;
se sospechó un proceso patológico en cerebro medio, quizás en cuerpo calloso. El
neumoencefalograma demostraba ligera dilatación del sistema ventricular derecho y
desplazamiento del mismo hacia la derecha: el tercer ventrículo se inclinaba oblicue-
mente hacia la derecha. Desde el punto de vista psicopatológico existía un marcado
cambio epiléptico de personalidad. con perjuicio de la comprensión y también, pero
menos, de la capacidad de notación. Fue rechazada una intervención quirúrgica. Se
logró una mejoría sintomática mediante medicamentos.
Una tía paterna: padeció en su juventud ataques epilépticos. Su hijo menor era,
como un hermano de la propia paciente, débil mental. La madre de la: paciente sufrió
depresión psíquica: durante el embarazo. La propia enferma sufrió convulsiones
cuando tenía seis meses y también poco tiempo después, durante la dentición.
Por otra: parte, era una niña: sana, pero siempre muy terca. Pasó sin dificultades
su época escolar y se colocó más tarde como sirvienta, trabajando la mayor parte del
tiempo en el campo. Alrededor de los diecisiete o dieciocho años surgieron ataques
epilépticos típicos repetidos a intervalos que variaban de un mes a un año y
que durante mucho tiempo no fueron tratados de un modo sistemático. Tan sólo diez
años después de comenzar su enfermedad acudió a una policlínica y un año después
fue ingresada por sus parientes a causa de presentar un estado crepuscular que al
principio era aún orientado.
La intensa modificación epiléptica de la personalidad. en el sentido de una afecti-
vidad viscosa y dulzona, acompañada de exageradas expresiones religiosas, llama en-
seguida: la atención, sin que fuese posible proceder a un examen psicológico más de-
tenido. Desde el punto de vista somático se encuentra Chvostek bilateral, coincidiendo
con una ca:Icemia normal. y en la prueba de brazos extendidos una desviación de
ambos hacia la derecha, sin anomalías por parte de los reflejos, del tono y del trofís-
mo. El EEG. muestra una disritmia theta-alfa con diferencias entre un lado y otro (pa-
tológicas al lado izquierdo), así como signos focales de cambiante localización en el
hemisferio izquierdo. Los signos patológicos del EEG. cambian notablemente de un modo
inversamente proporcional al estado crepuscular. El examen del líquido cefalorraquídeo
y la radiografía simple del cráneo no mostraron hallazgos patológicos. A su ingreso
en la clínícc, la enferma indica correctamente el camino seguido para llegar a ella,
sabe qué día de la semana es y en qué mes nos encontramos. Algunos días más tarde
comenzó a mostrarse progresivamente agitada y hubo que aislarla. Entonaba a voces
cánticos religiosos y rezaba durante toda la noche. hablaba constantemente del pueblo
de R. y decía que lo único que deseaba era volver allí. Quería entregar al médico
una tarjeta con su dirección en dicho pueblo, pero las señas en ella consignadas eran
las de su domicilioen la ciudad. En algunos momentos respondía inmediata y correc-
tamente a una determinada pregunta, y sin embargo un instante después volvía a di-
vagar, dejándose arrastrar por las propias ocurrencias hasta perder en algunos mo-
mentos la conciencia de su propia situación: se encuentra en el Arca de Noé
y por eso no ha comido todavía. porque las aguas no han entrado aún en su cuarto.
Una mujer le ha traído un ramo de flores "y yo he dicho, sí, la mujer me ha dado
una alegría, pero lo que quiero es que pueda tenerla como testigo. Y al día siguiente
ha venido la señora de W. y he oído la voz." (¿La ha visto usted?) "No." (¿Ha estado
usted en este cuarto?) "¿En qué cuarto?" Durante horas enteras prosigue un monólogo
en tono untuosamente doctrinal y prolijo, tal como lo muestran los párrafos siguientes:
"Por ello se me ha permitido conocerlo por la historia de la salvación de Noé, porque
también tenía mi Biblia en Correos y me la han vuelto a regalar. Por otra parte, pue-
den leer· aún las cartas, si es que no me creen, y espero que ahora lo sepan. La lim-
pieza en la casa no es por causa mía y por eso he dicho a esas personas que tienen
que pagar. No quiero ya nada más que mis vestidos... Entonces ya sé que he de ser
redimida, por eso se me ha permitido ayer salir de paseo. Si se ha crecido demasiado
tarde, entonces se ha crecido demasiado tarde." Ni un ataque epiléptico espontáneo, ni
otro provocado por electro-choque fueron capaces de interrumpir en lo más mínimo el
estado crepuscular. Tras· haberse prolongado este último, con algunas oscilaciones, du-
rante cuatro meses (!) se inició una cura de insulina, con la cual comenzó a ceder.
La paciente pudo ser dada de alta dos meses más tarde, en un estado que no se di-
ferenciaba del anterior a su episodio crepuscular. Todas las investigaciones comple-
Sonambulismo 73
.
7 4 Polaridades
8
BONHOEFFER, K.: Die akuten Geisteskrankheiten der Gewohnheitstrinker. Jena, 1901.
Embriaguez 75
9
BINDER, H.: Über alkoholische Rauschzustéinde. "Schweizer Archiv für Neurologie
und Psychiatrie", XXXV/2 - XXXVI/l, 1935.
10
Término introducido por HoFFMANN, F.: Über die Einteilung der Geisteskrankheiten
in Siegburg. "Allgemeine Zeitschrift f. Psychiatrie", 19. Véase RAECKE: Die transitorischen
Bewusstseinstorungen der Epileptiker, Marhold, Halle, 1903.
76 Polaridades
11
La siguiente descripción me ha sido proporcionada por el descubridor de estas
diferencias el doctor LANDOLT, del Instituto Suizo para Epilépticos (Zurich). Con respecto
a los hallazgos electroencefalográficos, véase LANDOLT, H., "Nervenarzt", 24 (1953),
página 479. Idem: "Serial electroencephalographic investigations during psychotic epi-
sodes in epileptic patients and during schizophrenic attacks", Lectures on Epilepsy,
ed. A. M. L. de Haas, Elsevier, Amsterdam, 1958.
Embriaguez 81
una taberna y no hizo gesto alguno de protesta cuando uno de los parroquianos intentó
propasarse con la muchacha. Esta volvió a su residencia muy excitada. Ya que le gus-
taba mucho el arte culinario, fue trasladada a un hospital de otra ciudad para que
aprendiese allí a cocinar. En su nueva residencia se siguió comportando del mismo
modo silencioso, tranquilo y aplicado, no buscando distracciones aparte de su agotador
trabajo y no estableciendo intimidad con nadie, excepto con la hermana R.. que traba-
jaba en la cocina y con quien se encariñó extraordinariamente, sintiendo gran pesar
cuando dicha hermana fue trasladada a otro lugar un mes antes de que la paciente
enfermase. Unas dos semanas antes de caer enferma, la paciente se enteró por casuali-
dad de que un ahijado de su madre, que contaba seis años de edad y al cual quería
mucho. había fallecido. Fue a casa de su madre, a quien por lo demás procuraba evitar,
y le exigió que la acompañase a la sepultura del niño. Durante esta visita mostró una
vibrante inquietud motriz que contrastaba con su modo de ser, siempre sosegado. Unas
dos semanas después. y en un domingo. otras muchachas que trabajaban también en
la cocina del hospital la convencieron para que fuese con ellas al cine. La paciente
jamás había ido al cine sola, y muy rara vez en compañía. Aquel día vio dos pelícu-
las. Durante los tres días siguientes trabajó, pero llamando la atención de la empleada
que la dirigía por su comportamiento aún más silencioso, reaccionando apenas a las
indicaciones y las preguntas que se le hacían. El jueves por la mañana abandonó tem-
prano su trabajo y se puso en cama sin decir una sola palabra. Tan pronto parecía
reconocer y entender a la hermana que se había quedado a hacerle compañía, como no.
La noche siguiente habló poco. pero de un modo ordenado. Quería constantemente
abrazar a la hermana y aproximarse a ella. Al otro día. y con mucho esfuerzo, la
hicieron levantarse, pero se volvió a acostar en seguida. No quería comer nada, frente
a las hermanas manifestaba un comportamiento análogo al de la noche anterior, sa-
ludando a algunas de ellas por sus nombres. Fue ingresada en el servicio de Psiquiatría.
La paciente llegó a este último de noche. Estaba tranquila, se dejó llevar a la
sala y acostar sin ofrecer resistencia, durmiendo toda la noche sin necesidad de tran-
quilizantes. Durante la exploración verificada al día siguiente permanecía sentada en la
silla en actitud de abandono. como ausente; sin mirar al médico. Respondía la mayoría
de las veces de un modo lacónico e indiferente, sin entonación. pero de vez en cuando
refería de modo algo más animado varios pormenores, para volver a sumergirse de
nuevo en su actitud anterior. La anamnesis. hasta el comienzo de la enfermedad, fue
referida de manera ordenada y veraz en sus rasgos principales. Pero, sin motivo apa-
rente, se ponía en pie mientras estaba hablando, se aproximaba con rostro inexpresivo a
la ventana y preguntaba: "¿Puedo marcharme?" Se le ordenaba tranquilamente que
se volviese a sentar, y ella lo hacía. Al preguntarle la fecha y el día de la semana,
da uno correspondiente a dos fechas anteriores. Al serle preguntado si sabe dónde
se encuentra actualmente, dice: "No sé cómo se llama el café: Guggelhofen (silba).
¿No sabe usted taquigrafía?" Tras otras preguntas, la paciente se tiende de pronto
sobre la cama de reconocimiento, estira los brazos e intenta extraer del bolsillo del
médico el estetóscopo. Dice después que fuera espera un coche con las hermanas que
han venido a recogerla, se encamina hacia la ventana y señala el único vehículo que
se ve: un camión. El médico le llama la atención acerca de esto último, a lo cual no
contesta la enferma, que se dirige hacia la puerta y quiere marcharse. En la sala
muestra un comportamiento semejante. Se adapta en general sin demasiado esfuerzo,
come, duerme y comienza poco a poco a conversar con las hermanas.
Tres días después de su ingreso había desaparecido por completo el comportamiento
anterior. Un par de días más tarde, la paciente refería cuanto había vivido durante
todo este lapso. Lo hacía de manera completamente ordenada y en voz muy baja,
tímida, infantil y muy rápidamente, como si le diese miedo cada frase que murmuraba
y quisiera pronunciarla cuanto antes, con gestos tímidos y contenidos y con el rostro
casi inmóvil. No había sabido ya, sencillamente, dónde se encontraba. Todo había
Embriaguez 85
sido como un sueño. Ya no recordaba una de las películas que había visto, de la otra
se acordaba algo. En 'el hospital había reconocido cuanto le rodeaba, pero de un modo
muy vago y difuso. Habla después detalladamente acerca de la muerte del ahijado
de su madre y da claras muestras de la animadversión que siente hacia ésta. Algunos
días después da informes más detallados, puede señalar más exactamente fechas y
personas (pero no sabe en qué día fue ingresada) y explica todo diciendo que durante
todo ese tiempo, que ella calcula en ocho días, ha sufrido un desmayo. Se discute con
ella, en sencillas palabras, la situación. Se muestra comprensiva y puede ser dada
de alta a los pocos días, con una breve convalecencia.
La exploración somática no mostraba datos de interés. El examen de la inteligencia
pusó de manifiesto una ligera debilidad mental; el "test" de RoRSCHACR reveló una
inteligencia ligeramente inferior a la media, tipo de vivencia coartado, sucesión rígida
y numerosas respuestas de pequeño detalle.
El impulso
12
SELYE, H.: Textbook of Endocrinology. 2.ª ed. "Acta Endocrinológica". Mon-
treal, 1949,·pág. 856.
JUNG, C. G.: Über psychische Energetik und das Wesen der Traume. Rascher,
13
•
90 El impulso
14
BLEULER, M. y colaboradores: Untersuchungen aus dem Grenzgebiet zwischen
Psychopathologie und Endokrinologie. "Archiv f. Psychiatrie und Zeitschrift f. Neurologie",
tomo 180 (1948).
92 El impulso
El enfermo, que ocupaba una excelente posición social y profesional como contable
jefe de una importante firma, padeció durante algunos años ligeras depresiones. Desde
1937 se quejaba de cefaleas, fatiga fácil, accesos nocturnos de angustia y dolores de
estómago. En el otoño del mismo año, y por esta causa, dimitió de su puesto. En la
primavera de 1938, y según informes, comenzó a mostrar una creciente indiferencia, un
modo pueril de pensar y pérdida de memoria. La exploración neurológica demostró
síntomas piramidales bilaterales con ligera paresia de extremidades. Hemianopsia, ligera
hiperacusia y paresia facial izquierda. Presión de liquído cefalorraquídeo, 60; Pandy
Resumen 83
positivo, sin aumento de células. La ventriculografía reveló un desplazamiento del sistema
ventricular hacia la izquierda. Operado en agosto de 1938, se le pudo extirpar un
meningiomOfrontal de la dura al lado derecho y del tamaño aproximado de una pera.
El paciente se repuso bien desde el punto de vista somático, excepto la persistencia de
una fístula cicatricial, pero cesó en todo género de actividades, rechazando cualquier
estímulo e invitación a reanudarlas y comportándose de un modo desconsiderado. En las
visitas que realizó al hospital para hacerse controlar el estado posoperatorio sustrajo
diversos pequeños objetos de uso corriente, de los cuales no tenía la más mínima ne-
cesidad. Dejó de trabajar y se fue a vivir a casa de su madre hasta que la situación
se hizo para ésta tan insoportable que decidió ingresar al paciente en una clínica, en
el año 1941.
El paciente se manifiesta desagradablemente sorprendido por su reclusión, se irrita
y enoja con facilidad, pero frente a los médicos mantiene sus correctos modales de
hombre de mundo. Se muestra ofendido por las diversas limitaciones que le señala el
reglamento interior y se esfuerza ostensivamente por lograr un puesto de mando entre
los pacientes y el personal auxiliar. Todo descuido de cortesía y buena educación
por parte del enfermero es denunciado al médico en :forma correcta, pero severa. Se
queja de aburrimiento, quiere encontrar una ocupación digna de él, se muestra dis-
puesto a organizar un fichero y asegura que le divertirá mucho aprender a escribir a
máquina, lo cual es necesario para dicha tarea. Pero al poco tiempo se enfada, mal-
dice de la máquina y se marcha de paseo después de haber empleado media hora
para hacer apenas cuatro fichas. Se le deja en absoluta libertad para proseguir o no
este trabajo, que no vuelve a reemprender. Reacciona de modo irritado a otras pro-
puestas de trabajo, como en general a todo cuanto no sirve a su inmediata comodidad.
Mientras que, por una parte, pone cierto cuidado en su atuendo personal, no vacila,
por otra, en limpiarse las gotas de pus que fluyen de su fístula operatoria con las
cortinas del departamento y se enfada, incluso, cuando se le llama la atención acerca
de ello. Si se le intenta retener en la sala para que ayude a alguna cosa, al cabo
de unos instantes vuelve la espalda y se marcha, pero conversa con el médico del
modo más cortés y se esfuerza constantemente en gastar pequeñas bromas, que suelen
resultar insípidas y hueras. Si intenta en serio realizar alguna tarea (escribir, clasificar,
etcétera) se muestra de una palmaria inutilidad, a causa de los numerosos errores e
inexactitudes que comete, y cuando se da cuenta de ello muestra sincero asombro.
Acepta contento y agradecido las lecturas de cierta categoría que se le ofrecen, y
después de hojearlas brevemente las pone a un lado, sin leerlas. Con el transcurso
del tiempo se va dando más cuenta de su déficit global, pero continúa asombrándose
siempre que comete un error. Tiene frecuentes episodios depresivos que se extinguen
rápidamente y conserva sus modales corteses, los cuales ocultan su vacío Íntimo.
Diagnóstico: Alteraciones del impulso, de las pulsiones y del estado de ánimo con-
secutivas a un síndrome cerebral local (frontal) con ligera demencia orgánica después
de una extírpccíón de meningioma de la dura.
Oonliguracián y campo
1
Otros experimentos demostrativos en: BENUSSI, V.: Zur Psychologie des Gestalter
iassens (En Untersuchungen zur Gegenstandstheorie und Psychologie, publicado por
Meinong, Leipzig, 1904. HEYMANS, G.: Quantitative Untersuchungen über das optische
Paradoxon, "Zeitschrift. f. Psychologie", 9 (1895), 221-255. Del mismo autor: Untersu
chungen über die Zollnersche und Loebsche Téiuschung, "Zeitshcift. f. Psychologie",
14 (1897), 101-196. IPSEN, G.: Übet Gestaltauffassung (Er0rterung des Sanderschen
Parallelogrammes). "Neue Psychologische Studien", I (1926), 167-279. La literatura ex-
perimental sobre psicología de la configuración hasta el año 1927 se encuentra exce-
lentemente resumida en SANDER, F.: Experimentelle Ergebnisse der Gestaltpsychologie.
"Informe sobre el X Congreso de Psicología Experimental en Bonn", Físchér, Jena, 1928.
Figura y fondo 101
O bien hacemos deslizar el disco, colocado verticalmente con res-
pecto a nuestro eje visual, a lo largo de este último (de manera, na-
turalmente, que el mecanismo que opera tal deslizamiento no sea
visto por el observador). Dentro de un trayecto asombrosamente am-
plio, desde la posición de partida, no se advierte ninguna variación
en cuanto al tamaño de disco, aun cuando la magnitud linear de la
correspondiente imagen. en la retina puede haber variado grande-
mente. Algo análogo sucede respecto a la constancia subjetiva de
colores y luminosidades que cambian objetivamente. Resulta mani-
fiesto que estímulos objetivamente diversos pueden provocar vivencias
subjetivas no susceptibles de ser diferenciadas entre sí~.
Figura 1.
2
Una explicación neurofisiológica que esclarece mucho este fenómeno de constan-
cia sin apelar a teorías reflejas ha sido presentado . recientemente por V. HoLST:
Die Versc:hiedenheit zentralnervoser Funktionsmec:hanismen, erlé:iutert an Tierversuc:hen.
"Nervenarzt", 24, f. I (enero, 1953).
102 Configuración y campo
mente al principio) han destacado más intensamente los segmentos
de círculos que contienen radios, en otros momentos los que tienen
anillos concéntricos. Estos últimos daban a primera vista la impresión
de colocarse detrás, como si los haces de radios estuviesen puestos
sobre ellos y los cubriesen. De pronto, y sin querer, se ve la figura
de modo distinto: los anillos interrumpidos destacan y parecen dejar
al descubierto tras ellos algunos radios, y se sospecha la existencia
de más de estos últimos por detrás de los anillos ... Nada ha variado
en la configuración objetiva de estímulos físicos, mi~ntras que en esta
porción de mundo sometido a contemplación, y con una rapidez que
resulta muy variable de una persona a otra, se han verificado con-
siderables cambios. En consecuencia, y al contrario de lo mencionado
anteriormente, idénticos estímulos físicos pueden determínor reaccio-
nes muy diferentes. Los fenómenos observados en este ejemplo se
designan en Psicología con la denominación de relaciones figura-
fondo, las cuales, descubiertas al parecer por PuRKINJE, fueron pri-
meramente investigadas de modo más exacto por E. RuBIN 3• Aquello
q~_e: P_c:I_:~~~- ~~~!~C.9'.E.e~~- m~9:~---"~á~ ,.C::~:r~~<:?i, :ni.~~_ neto y C0]'.1. más
estrecha coherencia, es designado como figura, míentrcrs que lo me-
nos claro, más difuso, -más flúido se' halla rep-resentado por el fondo,
sobre el cual resalta aquella, de ccuerdo con la vivencia producida.
Estos ejemplos han de bastar para aludir a una serie de hechos
múltiplemente confirmados por la observación y el experimento y que
derrocan la creencia en una relación sencilla, constante, explicable,
según las leyes físicas newtonianas, entre cada punto-estímulo del
mundo exterior y una correspondiente porción, delimitada y en sí uni-
taria, de la vivencia subjetiva. Con ello no quiere decirse que no se
dé jamás una tal relación: surge también, desde luego, y en deter-
minadas circunstancias, en todos los territorios sensoriales, circuns-
tancias desde luego más bien raras, y puede ser asimismo obtenida
de manera artificial en condiciones experimentales y clínicas (recuér-
dese, por ejemplo, la campimetría visual). Mas no constituye la regla,
y sobre todo no corresponde a aquel plano de la experiencia al que
se refieren la mayoría de las cuestiones que interesan al psicólogo y
al psiquiatra. Tentado se estaría de afirmar que su dominio propio
es el de la Neurología, si en estos últimos tiempos no se hubiesen
demostrado numerosas excepciones. Podríamos decir que el territo-
rio, o más bien el mundo de la Psicología clínica y de la Psicopato-
logía, es el "mundo aparente", y ello tanto en el escalón representado
8
RUBIN, l.: Visuell wahrgenommene Figuren, "Gyldendalske Boghandel", Co-
penhague, 1921.
Figura y fondo 103
4
Otras investigaciones experimentales acerca del problema figura-fondo: GELB, A.
y GRANIT, R.: Die Bedeutung von Figur und Grund für die Farbenschwelle, "Zschr. f.
Psychologie", 93 (1923), 83-128. HARTMANN, L.: Neue Verschmelzungsprobleme, "Psy-
chologie", Forschung, 3 (1923), 319-396. SCHUHMANN, F.: Beítréige zur Analyse der Ge-
sichtswahrnehmungen, "Zschr. f. Psychol.'', 23 (1900), 1-33; 24 (1900), 1-33; 30 (1902),
241-291, 321-339; 36 (1904), 161-185.
* Véase KATZ, Manual de Psicología, Morata, Madrid, 1965; BRENNAN, Psicología
General, Morato, Madrid, 1965. (N. del T.)
106 Configuración y campo
5
Von EHRENFELS: Übei Gestaltqualitaten, "Vierteljahresschrift f. wissenschaftliche
Philosophie", 14 (1890), pp. 249-292.
Principios de Ehrenfels. 107
6
Para demostrar esta afirmación, quizás chocante a primera vista. véase W. KoH-
LER, el cual ha aportado pruebas detalladas. incluso matemáticas.
Leyes de la configuración 109
7
METZGER,W.: Gesetze des Sehens, Kramer, Frankfurt a. M. 1936.
8
FUCHS,W.: Eine Pseudofovea bei Hemianoptikern, "Psychol. Forschung", I (1922),
páginas 157-186.
11 O Configuración y campo
9
Para las confirmaciones experimentales de la ley de pregnancia, véanse, entre
otros trabajos: BENUSSI, V.: Kinematohaptische Scheinbewegungen und Auffassungs
umformungen, "Informe sobre el VI Congreso de Psicología Experimental", Gottingen,
1914, pp. 30-35. LINDEMANN, E.: Experimentelle Untersuchungen über das Entstehen und
Vergehen der Gestaltén, "Psychol. Forschung", 2 (1932), pp. 5-60. Rtrscas, F.: Über
die Einordnung neuer Eindrücke in eine vorher gegebene Gesamtvorsteilung, "Zetsch. f.
Psychol.", 10 (1900), pp. 235-338.
1º
Una clásica descripción de las leyes configurativas, apoyada experimentalmente,
es la que da uno de sus descubridores, Max WERTHEIMER en Untersuchungen zur Lehre
von der Gestalt, "Psychol. Forschung", 1 (1922); 4 (1923). Véase también WERTHEIMER:
Drei Abhandlungen zur Gestalttheorie, Erlangen, 1925.
11
HESS, W. R.: Das Zwischenhirn, Benno Schwabe, Basilea, 1949, p. 133.
Preconfiguración 111
lll SANDER, F.: Raumliche Rhythmik, "Neue Psychologische Studíen", I (1926). pá-
ginas 159-167; Über Vorgestalten, "Neue Psychol. Stud.", 4 (1928); Gestaltwerden und
Gestaltzerfall, "40 Jahre-Feier Theophil Borecs", tomo 2, Atenas 1939. WOLHFAHRT, E.:
Der Auffassungsvorgang an kleinsten Gestalten. Ein Beitrag zur Psychologie des Vor-
gestalterlebnisses, "Neue Psychol. Stud.'' (1928), pp. 347-414.
112 Configuración y campo
13
CONRAD, K.: Strukturanalysen hirnpathologischer Féille, l. Übet Struktur und Ges
taltwandel, "Deutsche Zeit. f. Nervenheilk.", 158 (1948), pp. 344-371. Aquí seguimos la
excelente y breve descripción de CoNRAD.
u S.!UIDER: Beitrage zur Psychologie stereoskopischen Sehens, "Archiv. f. Psychol.",
191 (1928). Citado por CONRAD, loe. cit.
Isomorfismo 113
15
Véase al respecto KoHLER, W.: Die physischen Gestalten in Ruhe und im
stationiiren Zustand, Erlangen, Editorial de la Academia de Filosofía, 1924; Idem:
Dynamics in Psychology, Liveright, Nueva York, 1940. Como último y más importante
eslabón de la cadena de pruebas ha de mencionarse la demostración directa de
cambios eléctricos de campo en el lóbulo occipital al paso de un estímulo luminoso
por el punto de fijación. Tales cambios eran de una índole que correspondía a la
dirección del movimiento del estímulo, o bien al hemisferio correspondientemente esti-
mulado, y teniendo, además, en cuenta el cruzamiento óptico y la retina hemilateral.
Véase KoHLER, Relational Determination in Perception en Cerebral Mechanisms in
Behavior, "The Hixon Symposium", editado por L. Jefress, Wiley, Nueva York, 1951,
páginas 200-230.
16
MEILI, Richard: Lehrbuch der psychologischen Diagnostik, Huber, Berna, 1951,
página 52. Edición española, Morata, Madrid, 1957.
Isomorfismo 115
17
Que la expresión, a primera vista extraña, de "representación inconsciente"
posee un sentido justo, ha sido demostrado por O PoTZL mediante hábiles experimentos,
cuyos resultados han contribuido grandemente a reforzar la tesis de la psicología pro-
funda. A los sujetos del experimento les fueron mostrados, durante tan sólo 1/100 de
segundo, cuadros que representaban paisajes desconocidos para ellos, invitándoseles
luego a comunicar aquello que habían percibido. Las condiciones experimentales eran
semejantes a las de la visión periférica {en parte empleada con idénticos resultados)
y no permitían una percepción completa de lo presentado. Fueron registrados, asimismo,
los sueños de la noche siguiente al experimento, haciendo algunas veces que el su-
jeto dibujase lo que había visto en sueños. En general se encontraron en estos últimos
percepciones que correspondían exactamente en cuanto a contornos, distribuciones de
claroscuro, etc., con aquellas partes de los cuadros que los sujetos no habían registrado
en sus protocolos después de la exposición del material. Los contenidos de las imá-
116 Configuración y campo
18
JUNG, C. G. y RICKLIN, F.: Untersuchungen über Assoziationen Gesunder en
Diagnostische Assoziationsstudien, publicado por C. G. JUNG, t. I, pág. 57, Barth,
Leipzig, 1915.
120 Configuración y campo
19
JUNG, C. G.: Psychologische Typen, 7.0 millar, Rascher, Zurích, 1937, p. 628.
Resumen 121
20
BLEULER, E.: Das autistische Denken, "Jahrbuch f. psychoanalytische und psy-
chopatologische Forschungen", IV (1912), p. 37.
21
BARTH, Leipzig, 1920, 2 tomos.
126 Comportamientos
Reproducción
Modelo una vez aleja- Observaciones
do el modelo
2
1
t6. u-
6
«Sí, no sé como se llama; los labradores lo emplean para
segar el grano». (¿Hoz?) «Sí».
Una paa.«]»
8
F F «F».
9 1::: F «F».
10 D D «Un espejo».
11
5 h «No me acuerdo. Hágalo usted otra vez»
Figura 2*
* Según GOLDSTEIN y SCHEERER, loe. cii., pág. 139 (con permiso de la American
Psychological Ass.).
Abstracto y concreto 127
STEIN1 junto con su colaborador Martín ScHEERER1 publicó su monografía
Abstract and Concrete Behavior 122 en la cual son expuestos sus pun-
tos de vista teóricos y son demostrados experimentalmente. A conti-
nuación incluimos algunos ejemplos tomados de dicha obra:
Uno de los experimentos consiste en que los sujetos "reproduzccn figuras lineales
hechas con varitas o bastoncillos. El resultado de una de estas pruebas es represen-
tado en la figura 2. Lo primero que llama la atención es el frecuente empleo de
denominaciones de objetos de la vida cotidiana para designar los modelos aislados.
En l no es tenida en cuenta la posición de la figura. La figura 3, a pesar de su pa-
tente forma de letra, también es "cosificada" y, en consecuencia, mal reproducida,
mientras que en 7, 8 y 9 la forma de la F, que se presta menos a la "cosificación",
se mantiene a través de las diversas posiciones del modelo. Ya que tanto en la F
como en la N se trata de formas corrientes y conocidas, se advierte cómo en este
caso lo decisivo no son ni el hábito ni la experiencia, sino la tendencia hacia la
mayor concreción posible del estímulo representado por el modelo.
La N es más adecuada para ello que la F; la escalera es más concreta que la
letra, la cual resulta siempre relativamente más abstracta. En el modelo 4 habría
sido de esperar como respuesta una L, pero predomina la tendencia a la configuración
más sencilla de los datos proporcionados. El paciente ve un espacio parcialmente
cerrado y designa al modelo como parte de la forma cerrada más simple: el círculo
(en los dibujos de niños este último es también la forma genéticamente más precoz).
Los modelos siguientes, 5 y 6, van muy en contra de esta tendencia y son captados
en tal sentido. El cuadrado íntegro del modelo l D, por el contrario, no es evidente-
mente un círculo y no permite, por tanto, una interpretación en el sentido mencionado,
así es que se le designa como objeto de uso corriente. El círculo y el cuadrado, se
podría objetar, son figuras igualment~ abstractas; los estudios de BENDER con su
Visual Motor Gestalt Test 23 muestran, sin embargo, que el círculo o la lazada son
muy precoz y fácilmente captados y copiados en dibujo por los niños de corta edad,
mientras que el cuadrado les ocasiona más dificultades. La letra W, igualmente co-
nocida, y que se reproduce en el modelo 12, no es reconocida, pues resulta mani-
fiestamente demasiado complicada para el sujeto y es descompuesta en dos partes,
las cuales, y aun cuando objetivamente no se hallan cerradas, son designadas, sin
embargo, como formas cerradas ("triángulos", en lugar de "ángulos"). La tendencia
direccional general de la W, con tres extremos hacia arriba y dos hacia abajo,
parece imponerse en la descripción errónea {"dos triángulos que señalan hacia
arriba"). El "espejo" (mod. 10) y el "triángulo" (mod. 12) continúan vigentes en 13.
Incluso el segundo triángulo de 12 se encuentra en 13 en el interior del cuadrado y
ambos se conglomeran con los "dos palitos", rápidamente, en el objeto que se de-
signa como "casita".
Los modos de captación concreta se manifiestan así de una manera clara, patente
y que nos convence, sin más, de que nos hallamos ante un caso patológico (en estos
ejemplos se trata siempre de adultos), pero sería equivocado pretender deducir de
ello que el modo concreto de captación es en sí patológico. No lo es, desde luego,
en los niños; pero tampoco en los adultos. GoLDSTEIN llama la atención acerca de que
también el adulto sano emplea gustosamente comparaciones con objetos de uso co-
22
Psychological Monographs, vol. 53; núm. 2. American Psychological Association,
Evanston, 1941.
23
BENDER, L.: A Visual Motor Gestalt Test and its Clinical Use, "Research Mono-
graphs", núm. 3. American Orthopsychiatric Association, Nueva York, 1938.
128 Comportamientos
25
Estas ideas han sido más adelante expuestas y desarrolladas más detallada-
mente por CoNRAD (CONRAD, K.: Das Unbewusste als Phéinomenologisches Problem;
"Fschr. d. Neur. u. Psychiat.", año 25, fase. I, enero 1957). (Idem: Die Symptomatischen
PsychosenII. Die Bewusstseinstrübung. Psychiatrie der Gegenwart, publicada por H.
GRÜHLE, R. JuNG, W. MAYER-GRoss y M. MütLER,t. II, "Klinische Psychiatrie", Springer,
1960.) CoNRAD incluso ha querido identüicar lo inconsciente con el fondo, lo consciente
con la figura. En nuestra opinión, existen contra ello objeciones de envergadura. Con
arreglo a la concepción de CoNRAD, el enturbiamiento de conciencia y la transforma·
ción protopática de la configuración habrían de ir unidos. Mas existen estructuras
protopáticas, como, por ejemplo, las afasias y ciertos sueños, que no solamente no
son relativamente inconscientes, sino, por el contrario, marcadamente conscientes, e
incluso de un modo molesto. Por otra parte, los resultados de ciertas investigaciones
neurofisiológicas demuestran que existen, por lo menos, dos sistemas, íntimamente
vinculados entre sí, que contribuyen a determinar en cada momento el grado de
conciencia: el sistema reticular ascendente, por una parte, el cual, como mencionamos
ya al tratar acerca de la atención, establece la capacidad de articulación o de ·des-
articulación de lo consciente, y, además, un sistema frenador, del que dependen el
grado o nivel general de conciencia y la transición al estado de sueño (Hsss, W. R.:
The Diencephalic Sleep Center. Brain Mechanisms and Consciousness. Charles C.
Thomas, Springfield, 1954), así como el cap. 7, V parte, en la presente obra. PENFIELD
y JASPER diferencian partes anatómica y funcionalmente distintas dentro del propio
sistema centroencefálico y adjudican a su porción rostral. situada en el tálamo la
"actitud por parte de la atención", "the focussing of consciousness upan specific local
cortical functions" (op. cit., p. 199).
Abstracto y concreto 131
26
Consciousness and the Unconscious in Gestalt and Depth Psychology, "Acta
Psychologica", VI, 2/3 (1949).
m Rascher, Verlag, Zurich, 1951.
132 Comportamientos
como finalidad el análisis y descripción más exactos posibles de lo hallado, son, sin
embargo, y tal como hasta ahora se. han venido empleando habitualmente, íncdecuc-
dos y, por tanto, hemos de evitarlos en la presente obra.
134 Comportamientos
El Sentir
Así, por ejemplo, el agua "incita" unas veces a beberla, otras a ba-
ñarse ("Sonríe el lago, incita al baño", dice ScHILLER en su Guiller
mo Tell), otras a abrir el paraguas. Un rostro puede incitarnos unas
veces a mirarlo, otras a apartar de él la vista; un plato lleno puede
tener distinto carácter "incitante", según que nos hallemos o no en
ayunas. Una misma incitación, según las circunstancias, puede re-
vestir diferente tonalidad sentimental; asimismo, una tarea, que
fundamentalmente nos interesa, es abordada unas veces con placer,
otras de mala gana. Este último ejemplo ilustra una fundamental di-
ferencia, constituida, desde el punto de vista de quien lo vive de modo
inmediato, porque el carácter de incitación se encuentra en el objeto,
mas el sentimiento, en cambio, se halla en el sujeto. Así, en el ejem-
plo anterior, el objeto me interesa de modo permanente; pero el pla-
cer o la desgana están en mí. Por otra parte, el carácter de incitación
va siempre unido a un objeto psíquico, mientras que el sentimiento
puede carecer de objeto.
nal, sino que también pueden pugnar entre sí y sucederse unas a otras
de manera brusca dentro de la misma situación. Lo primero que he-
mos de preguntarnos cuando algo de esto sucede es de qué depende.
Una reacción emocional inesperada no demuestra nada patológico.
Sus motivos pueden aparecer como claros y comprensibles en cuanto
los descubrimos. A aquel sujeto que muestra júbilo mientras los
demás permanecen tristes puede habérsele muerto una tía a la que
odiaba y cuya fortuna ha heredado, con lo cual queda aclarado de
sobra su comportamiento. En otros y numerosos casos que correspon-
den más bien al campo de las neurosis o de las alteraciones neuró-
ticamente estructuradas o "neurotoides" (ScHULTZ-HENCKE), la repre-
sión, el desplazamiento afectivo, así como la muy frecuente transfor-
mación defensiva de un afecto en su contrario ("negación" y "for-
mación reactiva" en el sentido de FREUD) son responsables de que la
reacción curse de modo diferente al habitual, de modo distinto a lo
que esperan los demás o el propio sujeto. Aquí, sin embargo, no sola-
mente quedan descubiertas las conexiones mediante una exploración
psicología profunda, sino que las simples observación y anamnesis
clínicas muestran que las emociones aberrantes se limitan a determi-
nados sectores vivenciales, a veces a situaciones muy definidas y que,
por tanto, tienen sus raíces en complejos patógenos. Aparte nueva-
mente de la ambivalencia, del oscilar entre polos contrarios como
síntoma de tensión psíquica, en tales casos no se encuentra aquella
sucesión absurda de emociones dispares dentro de la misma situación
a la cual aludíamos antes. En otros casos, una reacción sentimental
aparentemente impropia puede hallarse determinada por un estado
de enfermedad orgánica, como sucede en algunos posapopléticos, los
cules lloran en cuanto se emocionan, aunque tal emoción sea de índole
alegre. La monótona estereotipia de la reacción, junto con la enferme-
dad orgánica concomitante, aclaran rápidamente la disparidad entre
motivo y efecto.
C. ALTERACIONES CUANTITATIVAS
Desde el punto de vista de la total organización configurativa del
campo puede que no aparezca precisamente como justificado el ha-
blar de alteraciones cuantitativas del sentir, diferenciándolas de las
cualitativas, ya que según dicho punto de vista todo cambio verificado
en el campo, ya sea de naturaleza cuantitativa. o cualitativa, trae
consigo una reorganización del mismo y, por tanto, ocasiona cambios
cualitativos en sus estructuras. Esto último queda asimismo confir-
mado por la observación clínica, ya que el incremento o la amino-
ración de cualquier acontecer psíquico, por ejemplo, de una función,
tiene como consecuencia cambios cuya descripción no · puede limi-
tarse a términos cuantitativos. Recordemos a este respecto el ejem-
plo anteriormente expuesto acerca de la actitud predominantemente
concreta del sentimiento en los oligofrénicos frente a conexiones que no
comprenden. En muchos casos, sin embargo, estos cambios cualitativos
son relativamente fáciles de referir a evidentes cambios cuantitativos.
Allí donde pueden ser derivados fácilmente de estos últimos
y donde los cambios cuantitativos pueden ser igualmente considera-
dos como decisivos; hablamos clínicamente de "cambios cuantitativos",
pero sin perder de vista que se trata de una denominación simplista
que no expresa siquiera nada seguro acerca del papel aparentemente
primordial del cambio cuantitativo. Pero la expresión se justifica, aparte
de que es concisa y de la necesidad general de príncípíos clasifica-
dores, por el hecho de que una distinción entre. lo cuantitativo y lo
cualitativo posee su importancia y su realidad clínicas. Pues las alte-
raciones cuantitativas se hallan mucho más próximas de lo normal,
poseen límites flúidos con respecto a este último y se pueden derivar
y comprender en gran medida a partir del mismo. Con respecto a los
cambios cualitativos y en sentido clínico no sucede nada de esto. A
las alteraciones cualitativas corresponde, por tanto, y de un modo ge-
neral, una mayor importancia desde el punto de vista diagnóstico;
pero también son más difíciles de captar, describir e incluso deno-
minar, ya que el lenguaje falla en este sentido tanto para nosotros
como para nuestros pacientes en no pocas ocasiones, y obliga a cir-
150 El sentir
1
SCHULTE, recientemente, ha intentado elevar este "sentimiento de falta de senti-
mientos" al rango de síntoma nuclear de la depresión endógena, haciendo derivar de
él la melancolía (SCHULTE, W.: Nichttraurigseinkonnen im Kern melancholischen Etle
bens, "Nervenarzt", año 32, f. 7 (julio 1961), pp. 314-320.
156 E 1 senti t
mente en la formación de delirios. La especial relación existente con
la función perceptiva lo demuestran los oscuros trastornos de las
sensaciones corporales, trastornos que casi siempre se hallan presen-
tes, si bien no llegan a alcanzar la masiva importancia que poseen en
la depresión vital. Los enfermos se quejan también de que los colores
se les aparecen como apagados, de tener mal sabor de boca; pero
en cambio puede existir una muy moletsa hiperacusia, jamás hipo-
acusia. Esta excepcional situación por parte del sentido del oído quizá
sea susceptible de ser explicada por la dificultad mucho mayor exis-
tente para defenderse contra estímulos acústicos desagradables me-
diante el apartamiento de la atención o tapándose los oídos. El cuerpo
es percibido como pesado, sus funciones como perezosas.
Lo mismo que sucede en la melancolía con la percepción, ocurre
también con la actividad. Tanto la motilidad general como la ampli-
tud de los movimientos aislados decrecen. Los movimientos son lentos,
faltos de vigor, se realizan con esfuerzo, tanto por lo que se refiere
a los miembros como al rostro. Este aparece con expresión dolorosa,
y muchas veces angustiadamente tenso. Con el nombre de "pliegue
de Veraguth" se designa un síntoma depresivo que consiste en una
angulación del pliegue de la piel del párpado superior, pliegue
que normalmente muestra un curso regularmente arqueado. El pliegue
muestra entonces una ligera retracción hacia arriba, hacia su tercio
interno. La piel pierde turgencia y aumentan las arrugas, que des-
tacan más en el rostro tenso y contraido. Se pierde el apetito, son
frecuentes ligeros trastornos digestivos, el estreñimiento constituye
regla general. Casi siempre se puede observar una pérdida de peso
que en ocasiones llega hasta la demacración esquelética. Pero tal
pérdida de peso no se puede tan sólo atribuir a la falta de ingestión
de alimentos a causa de la desgana, ya que aunque dicho ayuno
persista el peso puede recuperarse parcialmente, indicando con ello
que la fase va declinando, aunque el cuadro psicopatológico continúe
sin modificación. El metabolismo basal puede descender marcada-
mente durante la depresión, la temperatura media baja un par de dé-
cimas.
La secreción lagrimal acostumbra a disminuir notablemente,
al menos en los casos más graves de depresión, aun cuando pueden
continuar los movimientos mímicos de llanto. Ya que esto coincide
muchas veces con sequedad de boca (saliva espesa y poco flúida
por predominio simpático), falta de apetito (ausencia de peristaltismo
de hambre condicionado por el vago) y estreñimiento, ha de pensar-
se en la expresión parcial de una amplia inhibición de las funciones
parasimpáticas-trofotropas del sistema nervioso vegetativo. Pero no
Depresión lb'/
2
WEITBRECHT, H. J.: Offene Probieme bei affektiven Psychosen, "Nervenartz", año 24,
fase. 5 (mayo 1953), 187-191.
158 El sentir
en conexión temporal con los procesos generativos e ínvolutívos, ya
independientemente de estos últimos. Tales procesos generativos e
involutivos pueden cursar sin alteraciones patológicas del estado de
ánimo, de modo que no les corresponde, probablemente, sino un
papel desencadenante o condicionante, por lo cual las melancolías
generativas e involutivas se consideran como pertenecientes al círcu-
lo maníaco depresivo. Acerca del curso de las depresiones endógenas
trataremos más adelante, cuando nos ocupemos de la manía.
La paciente, que procede de una familia sin taras patológicas, perdió a su padre
cuando tenía ocho años y hubo de ser testigo de un segundo y desgraciado matri-
monio de su madre. Tras de · pasar la escuela primaria, prestó servicios domésticos en
domicilios particulares y tiendas y conoció a un tesinés que la explotó económica-
mente y que la convenció para que aprendiese el oficio de peluquera en un lapso
de tres meses diciéndola que así ganaría más, pero la abandonó en cuanto
ella no tuvo más dinero que entregarle. Después, la paciente contrajo matrimonio
"a toda prisa", como dice con ira, con un conocido. Pronto aparecieron los primeros
síntomas de una espondilitis tuberculosa que la obligó a ingresar en una clínica
ortopédica dos años después de su boda. El marido no mostró comprensión alguna
por el padecimiento de su mujer, continuaba planteándola exigencias sexuales y aca-
bó por afirmar que ella simulaba. A pesar de todas las objeciones que se le hicieron,
la sacó de la clínica y la llevó a su domicilio,pero al cabo de pocos días tuvo que
reingresarla. A esto siguió el divorcio. Del matrimonio ha nacido un hijo, que vive
con la madre.
La paciente entró más adelante a prestar sus servicios en una compañía de segu-
ros. esxrblecíéndose entre ella y el jefe de la oficina una relación amistosa, de tipo
paternal-colegial. El jefe era unos diez años mayor que ella. Como éste vivía en mala
armonía con su mujer, las relaciones, sin llegar a lo erótico, se hicieron más íntimas.
Los domingos hacían excursiones juntos y él se preocupaba bastante por el hijo de
su amiga. No ocultaban su amistad ante la esposa de él. Esta última pareció aprobar
al principio tales relaciones, o al menos tolerarlas, pero poco a poco y según iba
aumentando el rechazo por parte de él, creció su odio hacia la paciente. Propalaba
calumnias acerca de ella. la ponía a mal con los vecinos y hacía que la espiasen
(lo cual pudo ser objetivamente demostrado), empujando cada vez más a la paciente
hacia una tensa situación de inseguridad en sí misma y de excitación que la obligó
a ingerir de una vez una caja de tabletas de un hipnótico. no para morir, según dijo,
sino "para dormir a gusto al menos una vez". La paciente no fue entonces hospitali-
zada y el médico de cabecera la envió de vacaciones durante una larga temporada.
A la vuelta, fue recibida por una vecina de la casa, mujer de muy mala lengua,
que la refirió cuantas habladurías hacía circular la mujer de su amigo. Tuvo así la
impresión de que se la atacaba "por todas partes" y que lo mejor para ella sería
"desaparecer". Ingirió primeramente seis tabletas de medomina, intentó abrir la llave
del gas, pero no tuvo valor para ello, hasta que logró darse ánimos bebiendo coñac.
Después, y una vez cerradas las ventanas, abrió varias llaves del gas en la cocina
y probablemente debido a su estado de embriaguez hizo tal ruido que todo ello alar-
mó a los vecinos, los cuales la encontraron sumida en un ligero coma. En el hospital
se restableció rápidamente.
Durante la exploración la paciente está de nuevo lúcida y bastante bien orientada
1J e presión 15&
en todos los aspectos. Refiere su historia de una manera ordenada y sin rodeos y
parece encontrar cierto alivio en poder comunicar con alguien. A pesar de su estado de
ánimo, aún claramente deprimido, y de una incapacidad para ver de momento la solu-
ción de sus conflictos, ya que cree que la mujer de su amigo "quiere acabar con
ella como sea", procura sonreír varias veces, débil, pero amablemente, se esfuerza
por considerar su situación de una manera objetiva y se confía al médico, mostrán-
dose agradecida por la comprensión y el asesoramiento que se le ofrecen. Por el
momento, desde luego, no puede realizar planes para el futuro y ni siquiera está
segura de si no habría sido preferible para ella "dormirse del todo". Pero cree que
no volverá a intentar suicidarse a causa del disgusto que daría entonces a su hijo
y a su amigo.
Se trata de una personalidad sensitiva, que no sólo busca apoyarse de un modo
pasivo y que la ayuden, sino que también lucha por encontrar una solución, hallán-
dose vinculada al presente por relaciones sentimentales. Se muestra necesitada de
consuelo y su estado de ánimo es susceptible de aliviarse al ser consolada.
8
WIESER, S.: Das Schreckverhalten des Menschen (Huber, Berna y Stuttgart, 1961).
El autor no solamente expone una investigación experimental extremadamente cuida-
dosa del comportamiento horrorizado, sino asimismo una demostración de la percep-
ción inconsciente, ya que sus sujetos de experimentación mostraban en el registro
fílmico verificado con cámara lenta. reacciones corporales de horror antes aún de que
el estímulo (disparo de pistola) alcanzase la percepción consciente, cuyo tiempo de
reacción fue igualmente medido.
11. ot t ot lOl
"' BINDER, H.: Über die Angst. "Schweiz. med. Wschr.", año 79 (1949), 705. Véase
también Die Angst "Estudios del Instituto C. G. Iunq", de Zurich. Ed. Rascher, Zurich,
1959. (Existe trad. española publicada por "Revista de Occidente", Madrid.)
H 01101 163
Durante su juventud, definida por ella misma como "alegre", la enferma asistió
a la escuela primaria y realizó luego un aprendizaje de empleada de oficina. Tra-
bajó como oficinista y después, debido a las mayores ganancias que obtenía, como
muchacha de servicio, conociendo entonces al que hoy es su marido. En los primeros
tiempos de su matrimonio, y con disgusto por parte de la paciente, no quedó embara-
zada, presentándose entonces unas molestias de estómago que cesaron cuando quedó
grávida. Del matrimonio nació un Único hijo, que ahora es ya mayor, y al cual pro-
fesa la paciente excesivo cariño. El marido es un empleado de Correos muy puntual,
cumplidor, flemático y sólido, sin intereses aparte de su profesión y su familia. Con
respecto a la mujer es bondadoso, se preocupa por ella y se muestra condescen-
diente, pero sexualmente es casi frígido, lo cual hace sufrir a la paciente, que es de
temperamento vivo. Un par de años antes de su ingreso en la clínica se enamoró
de un conocido de su esposo, que la satisfacía sexualmente y que al parecer corres-
pondía mejor a su ideal de intereses intelectuales (era músico). Se vinculó sentimen-
talmente a él de modo muy intenso y le vigilaba celosamente. El marido se enteró
muy pronto de estas relaciones, pero las toleró y no hizo a su mujer reproche alguno,
ya que él no era capaz de satisfacer sus necesidades eróticas.
Poco a poco, sin embargo, fue en aumento el conflicto Íntimo de la paciente, la
cual comenzó a angustiarse de un modo para ella inexplicable y a presentar vómitos
ácidos. Se decidió a concluir sus relaciones con su amigo y a dedicarse por entero
a su marido y a su hijo, pero hubo de darse cuenta de · que en modo alguno se
había desligado íntimamente de su amante y hora tras hora aguardaba que él diese
señales de vida, aunque sólo fuese para interesarse por su salud. Esta última fue
empeorando: tras cada comida, y también en los intervalos entre éstas, se veía oblí-
goda a vomitar, en ocasiones se retorcía presa de dolores gástricos, adelgazó mucho
y padecía intensos accesos de angustia. Estos obligaron a ingresarla en un sanatorio
psiquiátrico, después de haber sido reconocida en una clínica de Medicina interna y
demostrarse la existencia de una gastritis con hipersecreción, una gastroptosis y aero-
fagia.
La paciente está muy demacrada, de aspecto mustio y ojeroso, pero sin embargo
va exageradamente arreglada y maquillada. Nos refiere acerca de su inmensa an-
gustia, que puede asaltarla en cualquier momento y sin motivo aparente, hundiéndola
en la desesperccíón, De hecho, en ocasiones la han encontrado agitada, temblorosa,
traspasada por la ansiedad, incapaz de permanecer quieta ni un solo momento, re-
torciéndose las manos y bañada en sudor, mientras que suelta un raudal de lágrimas
y palabras, repitiendo sin cesar las mismas cosas. Todo la angustia. no sabe por qué,
y algo horrible la va a suceder. No se la debe dejar sola; intenta retener al médico
una vez concluido la visita, quiere que las hermanas permanezcan constantemente
junto a ella. Cuando su marido o su hijo van a visitarla, se mantiene abrazada a
166 E1 s en t ir
6
Esto, sin embargo, tan sólo es válido con seguridad con respecto a la esfera
cultural de Occidente. En Africa Central y del Sur parece ser que predominan los
episodios maníacos e incluso entre los pueblos islámicos del Norte de Africa no son
en modo alguno tan raros como en Europa Central. Permanece sin aclarar hasta qué
punto contribuyen a ella influencias culturales.
Euforia 173
Figura 3.
6
FREUD, S.: Über den Gegensinn der Urworte, Obras completas, VIII, pp. 213-222.
!mago Press, Londres, 1943. Véase también FREUD: Traumdeutung. Obras completas II.
parte IV, pág. 323.
7
JASPERS, K.: Allgemeine Psychopathologie, S.ª ed. Springer, Berlín y Heidelberg,
1948, 2.ª parte, cap. I, § Se, pág. 297.
176 E 1 s e n ti t
D. TRASTORNOS CUALITATIVOS
8 KRETSCHMER, Ernst: Medizinische Psychologie, 9.ª ed. Thieme, Stuttgart, 1947. p. 179.
180 E1 sentir
9
WYRSCH, J.: Die Person des Schizophrenen, Haupt, Berna, 1949, Trad. esp. en Mo-
rato: La persona del esquizofrénico, Madrid, 1956.
10
Loe. cit., pp. 125-6.
Humor esquizofrénico 183
El paciente, cuyo padre murió siendo él muy nmo, y que fue muy mimado por
su madre, la cual era de humor muy lábil, no logró aprobar el examen de ingreso
en la escuela secundaria. Pasó un año en una institución pedagógica y otro en una
clase para selección profesional, iniciando luego una instrucción comercial. Comen-
zaron entonces a manifestarse los primeros signos de enfermedad. Fijaba citas con
clientes, sin conocimiento de los colaboradores de la firma, y hacía aparecer a aque-
llos inesperadamente en la oficina. Franqueaba cartas con sellos de valor distinto al
que era preciso, sin que con ello obtuviese ventajas materiales. Para sus viajes de
negocios utilizaba taxis y pai:a clavar un clavo, el auricular del teléfono, con lo cual,
como es lógico, lo rompió. En cierta ocasión se le buscó por toda la oficina sin poder
1 t14 L 1 sent1r
encontrarle, hasta que, casualmente, fue descubierto en el despacho del jefe, que se
hallaba ausente. Estaba sentado junto a la mesa de despacho y miraba fijamente
ante él. Hablando acerca de esta época, el paciente dice que se sentía constantemente
cansado, sin que hubiese causa aparente para ello. "Siempre había dentro de mí algo
que no habría tenido que ser".
Tras su fracaso en el aprendizaje comercial, el paciente pasó a trabajar en la
finca de unos amigos de su familia, con el fin de ayudarles en las faenas agrícolas.
Esto no le gustó gran cosa, pero reprimió su descontento. Después de una noche de
baile en el pueblo, durante la cual bebió más de la cuenta, se apoderó de él una
intensa sensación de estar enfermo, más bien vaga, que le obligó a volver a su
casa sin despedirse. Después de pocos días fue ingresado en la clínica. Dice que en
su casa se ha sentido constantemente cansado, "especialmente la cabeza", tenía que
descansar y dormir. Ahora le parece todo como un sueño, no se siente muy en sus
cabales, como si no fuese una persona normal, como si "no le funcionase bien la
cabeza". Siente constantemente frío. Tiene la impresión de que le va a suceder algo.
Pero no se trata de nada bueno. Esto último lo afirma el paciente como si fuese
indiscutible, pero con una chocante indiferencia, como si se tratase de algo referente
a una persona extraña por completo a él. Se halla bien orientado, proporciona los
datos de una manera ordenada, pero se advierte que no participa de un modo
afectivo en la conversación, o se tiene que esforzar constantemente por hacerlo. Las
preguntas que se le dirigen han de ser muy completas, pues si solamente se esbozan
o se limitan a una alusión, el enfermo no las capta. A veces sus respuestas no van
muy de acuerdo con lo que se le ha preguntado. Sus palabras surgen breves, corta-
das, secas, no moduladas. Su rostro permanece inmóvil como una máscara, su actitud
es tensa. Varias veces repite, con ligera impaciencia, que está enfermo, que dentro
le sucede algo que no puede describir y que es distinto a cuanto ha experimentado
hasta ahora. Pregunta si es que se tendrá que quedar aquí para siempre. No puede
imaginar cómo ha de abrirse camino en la vida.
a los que jamás tienen acceso los sanos. Una definición de dichos
sentimientos ha de resultar tan imposible como la de la "cosa en
sí" kantiana. Pero es seguro que pueden surgir sentimientos extrañí-
simos en la esquizofrenia, los tipos de reacción exógena aguda, los
estados crepusculares y de embriaguez, las auras epilépticas y las
enfermedades cerebrales tales como la parálisis general progresiva
y numerosos tumores cerebrales, mas la dificiultad de captarlos y
definirlos hace que científicamente sepamos muy poco acerca de
ellos, dado el estado actual de nuestros conocimientos.
11
BLEULER, M.: Krankheitsverlauf, Personlichkeit und Verwandschaft Schizophrener
und ihre gegenseitigen Beziehungen, "Colección de monografías psiquiátricas y neuroló-
gicas", tomo XVI, Thieme, Leipzig, 1941.
188 E1 sentir
festaciones afectivas normales; pero esto es cada vez más raro a
medida que avanza la demencia. Lo primero que decae es la flúida
capacidad de adaptación, la aptitud para ordenar y configurar de
una manera flexible la fina matización de los sentimientos. No es
que se tornen tan solo toscos y groseros, aun cuando esto puede
suceder muy bien en las demencias graves, sino que debido a una
alteración de su estructura más fina se vuelven más secos, rígidos
y fríos, e incapaces de coordinarse con las múltiples exigencias del
medio ambiente. Permanecen asimismo transidos con aquellas ex-
trañas cualidades, apenas descriptibles, a las que más arriba hemos
intentado al menos aludir bajo la denominación de "alteraciones cuali-
tativas", pero incluso el sentimiento de proceso se va esfumando
cada vez más, dando lugar a un creciente vacío. Mas los senti-
mientos parecen, en general, hallarse también reducidos desde el
punto de vista cuantitativo. Cada vez se hacen más raras las emo-
ciones, y las que restan se agrupan como mendigos, niveladas por
la común miseria. O las emociones que sobreviven se rigidifican
y exteriorizan en formas amaneradas, artificiosas, estereotipadamente
semejantes cada vez que se repiten, del mismo modo que una per-
sona venida a menos mantiene tercamente, y en las circunstancias
más inadecuadas, los modales propios de su anterior condición social.
Muchos pacientes pueden mantenerse durante años, y hasta su
muerte, en este nivel. En cierto número de ellos, calculado en un
25 a un 30 por 100 de los enfermos esquizofrénicos (M. BLEULER).
continúa el descenso hasta el total deterioro final. Este puede pro-
ducirse ya al finalizar el primer brote, o bien irse estableciendo más
adelante a pasos más rápidos o más lentos, mayores o menores. Aquí
se tiene aún más la impresión de que los sentimientos se hallan
sumamente reducidos desde el punto de vista cuantitativo, o incluso
casi extinguidos, pues los enfermos solo parecen preocuparse de sus
necesidades más primitivas, de las pulsiones instintivas más des-
controladas y faltas de elaboración, y estas, además, no son vividas
en el sentido de satisfacerlas debidamente. Los enfermos, agitados
o apáticos, la mayoría de las veces sucios (siempre que no se les
cuide), y despreocupados por su aseo personal, vegetan sin dar se-
ñales de participación o de cuidado en el propio interés; salen even-
tualmente de tal estado aguijoneados por el estímulo de un impulso
instintivo o incluso se muestran embotados frente a éste. Pero, de
cuando en cuando, sucede algo inesperado e imprevisible. El enfermo,
que se halla reducido a un nivel de vida animal o casi vegetal, se
muestra ante cualquier encuentro casual capaz de una emoción de-
licada y diferenciada. Puede suceder que después de esta se man-
LJemencia esquizofrénica 187
paranoide querulante, con alucinaciones corporales aisladas (se creía electrizado, et·
cétera). Largos años de internamiento en clínicas alternaron con tentativas de estcn-
cia en ambiente familiar, las cuales fracasaban por lo general al poco tiempo. El
paciente se defendió contra la incapacitación con los diversos medios legales de que
disponía, siendo rechazado de todas partes, y así se fue consolidando cada vez más
en él la creencia de hallarse completamente sano y de que las clínicas, los médicos
y las autoridades no servían sino para "enchufar" y proporcionar sinecuras a protegi·
dos políticos. Tan solo en 1944 pudo mantenérsele durante cierto tiempo al cuidado de
su familia, ganándose luego el sustento trabajando como peón de albañil, siendo
apreciado por sus patronos. Continuó luchando contra su incapacitación y en 1953
consiguió que se revisase su proceso en el sentido por él deseado.
Ya en el antedespacho donde se le toman los datos personales, el paciente da
muestras de no hallarse ajustado a la situación. Al entrar, lo primero que hace es
contemplarse detenidamente en un espejo de pared, después se arroja descuidada·
mente sobre una silla y comienza a hablar con la secretaria, tomándose con ella
ciertas confianzas. En el despacho de la consulta mira con curiosidad los más diversos
objetos, incluso los que no pueden tener para él el más mínimo interés, tales como
papeles, etc., y no se abstiene incluso de manosear algunos. No fue posible lograr
con él un "rapport" afectivo, ya que, después de algunas observaciones iniciales.
tornaba constantemente a hablar de la injusticia que con él se había cometido al
incapacitarlo, exigiendo del interlocutor, mientras gritaba y golpeaba sobre la mesa,
que no hablase con él de "tonterías" y que "volviese inmediatamente a arreglar las
cosas y anular su incapacitación". Sin dignarse siquiera dirigir la mirada al médico,
con el poblado entrecejo fruncido y agitando las erguidas guías de sus bigotes, da
rienda suelta a su indignación, impreca, da órdenes y apenas es posible conseguir
que atienda durante un instante a lo que se le dice. No se logra averiguar si tiene
otros intereses, aficiones, tendencias, etc. Según lo que declaran las personas que lo
conocen, el paciente es muy solitario y reservado, no saluda a nadie, ni se preocupa
por nadie. Aun cuando constantemente ha reclamado a la oficina de impuestos que
le incluyesen en la tarifa más baja y correspondiente a los casados, argumentando
que si permanecía soltero no era por su culpa, sino por la de las autoridades, jamás
ha conocido ni tenido trato con una mujer. Tan solo un par de veces ha llamado de
improviso a la puerta de una vecina de alojamiento, durante la noche, con la pre-
tensión de que le dejase acostarse con ella. No le interesan sus padres, ni sus her-
manos, ni la naturaleza. ni el arte, y tampoco muestra interés por la política o la
técnica. Jamás fue posible advertir en su enfadado rostro un atisbo de cálido sentí-
miento que dulcificase por unos instantes su seco y áspero modo de expresarse. Este
último, desde luego, era ordenado, pero al modo de las secas ramas de un árbol
en las que ya no apunta el menor verdor y permanecen rígidas, inmóviles, inflexibles.
Diagnóstico: Estado defectual esquizofrénico paranoide, con devastación de la vida
de los sentimientos y canalización de los restos de la misma a través del sistema
delirante.
El percibir
B. ALTERACIONESCUANTITATIVAS
La mayoría de las alteraciones patológicas de la percepción son
de naturaleza cuantitativa. Se pueden subdividir en circunscritas y
difusas. Las circunscritas consisten en el perjuicio o el deterioro más
o menos completo de una función sensorial específica o de una fun-
ción. parcial, y acerca de ellas tratan los manuales de neurología,
oftalmología y otología. Unicamente quisiéramos detenernos aquí en
aquel desarrollo paranoide, ya anteriormente mencionado, y conse-
cutivo a la sordera (mucho más raramente, a la ceguera) como se-
cuela psicopatológicamente importante de una alteración perceptiva
circunscrita. Muchos sordos (no todos) se tornan en tales casos sus-
picaces, se retraen más aún en sí mismos a causa de su desconfianza
y sentimiento de inferioridad, más aún de lo que estaría justifi-
cado por su defecto, refieren a sí mismos gestos, actos y conversa-
ciones sin importancia personal, sin que exista para ello motivo ob-
jetivo alguno, ven mala intención por doquier y son tanto más in-
capaces de corregir sus erradas opiniones cuanto más les aparta su
acendrada desconfianza de todo contacto y posibilidad de compara-
ción con el medio ambiente. La suspicacia y el mal humor pueden
impulsarles en ocasiones a actos de venganza, socialmente peligro-
sos, como represalia a presuntas injusticias cometidas con ellos.
13
KRETSCHMER, E.: Hysterie, Reflex und Instinkt, s.a ed., Thieme, Stuttgart, 1948.
14
Loe. cit., pp. 623-624.
Alteraciones cualitativas 197
C. ALTERACIONESCUALITATIVAS
Habría que incluir aquí fundamentalmente las innumerables per-
cepciones desagradables o parestesias que surgen en las· más diversas
enfermedades del sistema nervioso central y periférico y que corres-
ponden de una manera completamente inespecífica a un estado de
irritación del tejido nervioso. Son descritas con frecuencia como "hor- ·
migueo", picazón, ardor, pellizcamiento, etc., pero casi siempre pre-
sentan una diferencia cualitativa con las sensaciones que se originan
a través de las vías normales y por estimulación física periférica y
su definición va por lo general precedida de un "como si". Pueden
ser desencadenadas por procesos dentro del mismo tejido nervioso
(neuritis, mielitis, esclerosis múltiple, tabes, etc.) o por causas que
ejercen un efecto sobre el mismo (intoxicaciones, mielosis funicular
en la anemia perniciosa, etc.). Mas también pueden originarse de
manera psicógena y entonces son especialmente intensas y extrañas.
Ya que su estudio corresponde más bien a la Necrología, nos conten-
taremos solamente con aludirlas.
Sí son, en cambio, de la competencia de la Psicopatología las ya
frecuentemente mencionadas alteraciones de los sentimientos vitales,
las alteraciones, difíciles de describir, del estado corporcl que cono-
cemos a través de las psicosis circulares y de la esquizofrenia. Y a
hemos dicho que el depresivo endógeno siente muchas veces su en-
fermedad como una afección corporal localizada, por ejemplo, en la
cabeza, en el estómago, en el pecho, etc.; sin que la exploración so-
mática demuestre hallazgo objetivo alguno en los órganos en cues-
198 El percibir
El intuir
A. OBSERVACIONESPSICOLOGICAS PRELIMINARES
Ya que existe poca costumbre de tratar acerca del intuir en libros
de Psicología y de Psicopatología, y de considerarlo como una de
las funciones psíquicas fundamentales, e incluso apenas se le men-
ciona, queremos estudiarlo con más detalle en las presentes obser-
vaciones psicológicas previas. JuNG 16 define el intuir o a la intuición
del modo siguiente: "La intuición es aquella función psicológica que
permite percibir de un modo inconsciente. Objeto de esta percepción
puede ser todo: tanto objetos exteriores o interiores, como sus rela-
ciones mutuas. Lo característico de la intuición es que no consiste en
percepción sensorial, o en sentimiento, o en deducción intelectual,
aun cuando puede surgir también bajo estas formas. En la intuición,
un contenido cuolquíer« se presenta como un todo concluso. sin que
seamos capaces, en principio, de decir o de averiguar de qué manera
se ha originado dicho contenido. En la Intuición se trata de una espe-
cie de captación instintiva de cualesquier contenido. Es, como la per-
cepción, una función irracional. Sus contenidos poseen, al igual que
los de la percepción, el carácter de lo dado, en contraposición al ca-
rácter de "elaborado" o "derivado" propio de los contenidos del sen-
tir y del pensar. El conocimiento intuitivo posee, pues, aquellas ca-
racterísticas de seguridad y certeza que hizo a SPINOZA tener a la
"scientia intuitiva" por la más elevada modalidad de conocimiento.
La intuición tiene esta propiedad común con la percepción, cuyo fun-
damento físico es base y origen de su certeza. La certeza de la intui-
ción se basa igualmente sobre un determinado estado de cosos psí-
quico, pero cuyo origen y realización se han verificado de modo in-
consciente." En esta definición se contienen varios postulados que vale
la pena subrayar:
1) La percepción, a diferencia de la intuición, se basa en estí-
mulos físicos, que son reconocidos como tales. Con respecto a la in-
15
Loe. cit., pp. 641-642.
202 E 1 i n t ui t
18
Van der HooP, J.: Bewusstseinstypen, Huber, Berna, sin año, pp. 49-50.
Observaciones psicológicas 203
17
JASPERS, K.: Allgemeine Psychopathologie, 5.ª ed., Springer, Berlín y Heidelberg,
1948, 2.ª parte.
204 E 1 i n t u i r
18
KoHLER, W.: Intelligenzprüfungen an Anthropoiden, I, "Abhandlungen der konigl.-
preussischen Akademie der Wissenschaften", año 1917. Physykalischmathematische
Klasse, núm. 1, Berlín, 1917, ed. de la Academia de Ciencias.
19
ScHNEIDER, K.: Abnorme Erlebnisreaktionen, Klinische Psychopathologie, Thieme,
Stuttgart, 1950, pág. 53.
206 E1 i n t ui r
B. EL DELIRIO
CONCEPTO.Denominamos delirio a una creencia que, para su
portador, resulta evidente, no precisada de demostración e irrefuta
ble, pero que no puede ser considerada sino errónea por toda per
sona sensata y en su sano juicio. El delirio, o más bien la idea o la
ocurrencia delirantes, para circunscribirnos en primer término a la for-
ma más abstracta del mismo, corresponde, por lo tanto, a la intuición
en su estado más puro, a la intuición en sentido estricto, sin super-
posición de representaciones procedentes del sentir, del percibir o
del pensar. Se trata de algo conclusivamente dado, de un juicio que
resulta para el sujeto en cuestión claro, evidente, convincente en ab-
soluto y cuyo origen, derivación y fundamentación psíquicos no sien-
te necesidad alguna de averiguar. Esto no excluye que el sujeto de-
lirante (y sobre todo al comienzo de su enfermedad) intente buscar
confirmaciones de su delirio, pero desde luego no intenta fundamen-
tarlo de un modo comprensible. Las numerosas "explicaciones" que
acerca de aquello de lo que están convencidos dan los enfermos de-
lirantes no contradicen el delirio en lo más mínimo, pues o bien se
hallan por completo destinadas a la confirmación del juicio ya fuer-
El delirio 207
20
En este "poner" se trata, naturalmente, de algo distinto al "poner en relación
sin motivo" con el cual define GRUHLE al delirio. Ver GRUHLE, H.: Übet den Wahn
"Nervenarzt", año 22, fase. 4 (abril 1951), pp. 125-126.
Si le obligamos a preguntárselo, establece analogías o sencillamen-
te "sabe" que las relaciones causales son tales como él las ha ex-
perimentado. Para reforzar este "saber" sirven también, dado el caso,
los errores sensoriales. No es de asombrar que una actitud tal per-
manezca incorregible.
La imposibilidad de corrección del delirio nos pone en contacto con
una cuestión que al ser considerada detenidamente ha de mostrar-
nos cómo la incorregibilidad de un juicio equivocado no resulta en
sí suficiente para que pueda calificarse a este último de delirio, pues
en personas mentalmente sanas, a las cuales resultaría a todas lu-
ces exagerado ampliar el concepto de delirio, existen juicios falsos e
incorregibles que son mantenidos con frecuencia de un modo acen-
tuadamente afectivo. Los casos más claros son los correspondientes
a las convicciones absurdas en personas intelectualmente limitadas
o sencillamente ignorantes. Por lo que se refiere a los más simples
procesos corporales, estas convicciones pueden alcanzar proporcio-
nes tales, incluso en personas de cierta posición social y no despro-
vistas de inteligencia, que el médico se pregunta si lo que existe es
una ignorancia o si es que acaso se encuentra ante un delirio. Pero
a nadie se le ocurriría, después de una investigación más detenida
del caso en cuestión, calificar como delirantes a convicciones de este
género.
En el peor de los casos representan un error incorregible, empero
no un delirio. También existen, por otra parte, convicciones basadas
en motivos sentimentales, que surgen de un modo comprensible (pa-
ra el observador exterior) a partir de la estructura general y de la
historia de la personalidad en cuestión, que permanecen ancladas en
esta última, que logran un grado muy elevado de ocupación libidinal y
de carga afectiva, pero escapan ampliamente al control objetivo y
entran ocasionalmente en colisión con las circunstancias objetivas.
No son, sin embargo, menos tenazmente mantenidas y, llegado el
caso, encarnizadamente defendidas y afirmadas. Piénsese, por ejem-
plo, en un padre no desprovisto de inteligencia, crecido en un medio
ambiente de dificultades económicas y que por el propio esfuerzo ha
logrado un cierto éxito material, y que pone todo su empeño en in-
culcar el amor al estudio en un hijo totalmente inepto para ello y en
empujarle a hacer carrera como oficial del ejército con el fin de co-
locarlo en un nivel social superior. Aun cuando finalidades de este
tipo pueden ser perseguidas con una tenacidad e inflexibilidad ra-
yantes con el delirio, resulta sumamente dudoso calificarlas como
deliroides cuando surgen de un modo tan claro de la estructura afec-
tiva básica de una personalidad por lo demás ordenada y cuerda.
BASH - 14
Y si, por acaso, el sujeto es obligado a recapacitar acerca de su ac-
titud, debido a las circunstancias, a consejos o a las propias dudas
-cosa que no suele suceder fácilmente-no se revela como demasia-
do difícil desmontar todo el tinglado que había construído, el cual
puede incluso desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Lo decisivo
en ello es el paso dado hacia la comprensión, paso que no siempre
se realiza, desde luego, pero que es perfectamente posible en tales
personas y que cuando es efectuado franquea las barreras que hasta
entonces habían persistido. Igualmente decisivo es el no apelar a
"explicaciones" causales y sin fundamento. El problema resulta más
difícil cuando se refiere a determinadas convicciones y experiencias,
en las cuales falta toda posibilidad de control objetivo, así, por ejem-
plo, en el campo de lo religioso. Allí donde no existen otros síntomas
de enfermedad mental, pero el sujeto afirma cosas que se hallan en
contradicción con la experiencia corriente y el sentido común, el exa-
minador puede· verse situado ante un problema que no le queda más
remedio que resolver de acuerdo, más o menos, con sus propias con-
vicciones, ante el peligro de favorecer algo inauténtico o de dejar
de reconocer lo auténtico. Mas también aquí la coincidencia entre la
convicción subjetiva y la estructura básica y profunda de la perso-
nalidad y, sobre todo, una disposición, siquiera sea momentánea y
limitada, para penetrar a través de las barreras que se oponen al
comprender y para renunciar a seudoexplicaciones causales, ayudan
a demostrar que no se está ante un auténtico delirio. Lo esencial, in-
sistimos, estriba en los dos criterios mencionados: la disposición sub-
j etiva a franquear la barrera que se opone a la comprensión y la
renuncia a aparentes explicaciones de índole causal. Por importante
que sea la coincidencia del delirio con la estructura y el desarrollo
totales de la personalidad, ello no basta para refutar su existencia,
ya que a veces se encuentra tal coincidencia, con sorprendente cla-
ridad, en formaciones delirantes bien patentes y otras se puede en
ocasiones demostrar cuando se estudian los casos con detenimiento.
El padre del paciente era un hombre inteligente, de humor lábil, muy sugestionable
y que obraba de acuerdo con sus estados y reacciones de momento. Heredó una fá-
brica, pero a su muerte sólo dejó deudas. Un hermano del padre era un psicópata
impulsivo; una hermana del padre, esquizofrénica, estuvo internada temporalmente. La
madre era de personalidad blanda y preocupada, así como los abuelos maternos.
Una hermana de la madre mantuvo durante tres años un mutismo histérico. De los
tres hermanos del paciente, uno era idiota mongoloide; otro· fue, durante la primera
mitad de su vida, de personalidad impulsiva y dado a las fantasías, normalizándose
más tarde.
Ya durante los primeros años de su vida, el paciente, que mostraba gran inteli-
gencia y dotes artísticas, ocasionó las mayores dificultades a sus padres y educadores,
debido a sus bruscos y desenfrenados cambios de humor, a sus oscilaciones entre un
impertinente descaro y un desmayado fallar en todo, por su modo de ser lunático y
sus frecuentes huídas de la realidad para refugiarse en un mundo de fantasías y de
castillos en el aire. Vivió las dificultades de la Primera Guerra Mundial en Austria.
Por aquella época falleció su padre, retornando el paciente al lugar de origen de la
familia, en Italia. No tenía un solo amigo, ni mantenía auténticos contactos con su
medio ambiente, al cual tiranizaba con sus explosiones de cólera, y fantaseaba acerca
de futuras grandezas, en lugar de trabajar en el colegio, y la Única persona a la
que mostraba apego era su madre. Esta era para él, según las propias palabras del
paciente, "conductora, soberana, salvadora y redentora". Demostró muy precozmente
¿1 ;¿ c. 1 1 nru1t
una gran aptitud para la musicc, pero en sus estudios musicales demostró csrmismo
toda su inconstancia. Mediante constantes esfuerzos, infatigablemente repetidos, su
madre logró que consiguiese el diploma de concertista de piano. El afirmaba que
cuando tuviese veinte años escribiría ya partituras superiores a las del propio Beet-
hoven, y que Mozart era un mero embaucador. Hasta los dieciocho años padeció oca-
sionalmente de enuresis nocturna, fumaba innumerables cigarrillos, se embriagaba
frecuentemente con eter y cuando se había excitado por algún motivo ·se sumergía
en unos singulares estados durante los cuales se mantenía con la mirada fija ante sí.
permanecía como ausente y no atendía a lo que le rodeaba ni a lo que le decían.
Recorrió toda Europa con su diploma de concertista, intentó trabajar como actor de
cine y en otras profesiones relacionadas con el séptimo arte, como auxiliar de direc-
tor de cine, como agente de seguros, incluso. De vez en vez daba un concierto, pero
todo ello con escaso fruto y continuaba dependiendo económicamente de su madre.
Esta le procuró una colocación de pianista en una academia de baile muy frecuen-
tada, con cuya propietaria se casó el paciente al cabo de un año. Su mujer, que era
mucho más enérgica que él, le hizo continuar trabajando en la academia, trabajo en
el que logró éxito, ya que la improvisación y las ocurrencias intuitivas habían sido
de siempre su punto fuerte. Así como antes se había dejado conducir por su madre,
así ahora le guiaba su enérgica esposa, no sin que el paciente se rebelase de cuan-
do en cuando contra ella.
Al iniciarse en Italia la persecucron a los judíos, antes de la Segunda Guerra
Mundial, la academia de baile hubo de ser cerrada. El paciente, que desde su juven-
tud había sido aficionado a la filatelia y poseía amplios conocimientos en esta materia,
se dedicó al comercio de sellos, consiguiendocon ello excelentes ganancias, lo cual era
debido a que por aquellos años muchas personas invertían su capital en sellos de
correo por temor a la desvalorización del dinero. De todos modos, la vida se hizo
progresivamente más difícil. La familia escapó a duras penas de una batida de
las S. S., refugiándose en Suiza en 1943.
El paciente se alojó en casa de unos amigos acomodados, los cuales le facilitaron,
entre otras cosas, dar un concierto con acompañamiento de orquesta en una ciudad
importante, concierto que fue bien acogido por la crítica. Pero el paciente no aprove-
chó su éxito en modo alguno. Se apoderó de él, en cambio, la idea de que con el
comercio filatélico podría ganar en Suiza el dinero tan fácilmente como en Italia,
convencido de que las cotizaciones de los sellos iban a subir vertiginosamente, sin
tener en cuenta lo más mínimo la diferente situación económica y política. Así, pues,
comenzó a trabajar en el referido negocio, sin poseer una experiencia comercial
propiamente dicha, pero desplegando una actividad extraordinaria. Con pequeños
préstamos por parte de los conocidos de su mujer, se hizo con un capital inicial. Los
préstamos iban siendo amortizados con ayuda de otros préstamos, estos a su vez
por medio de otros mayores, y de un modo tan puntual y con intereses tan elevados,
que pronto vio el paciente como le ofrecían dinero de todas partes. Invertía una parte
de estas cantidades en amortizar los préstamos, otra parte en gigantescas compras
de colecciones de sellos, las cuales iba acumulando en la creencia inconmovible de
que pronto, y si sabía esperar algún tiempo, podría revenderlas y ganar millones.
Pero durante toda esta temporada no vendió ni un solo sello. Al paso que se hundía
cada vez más profundamente en un torbellino de operaciones monetarias, y con el
fin de cubrir sus deudas hasta el momento en que se verificase el alza en el comer-
cio filatélico, se apoderó de él otra idea que ya le había ocupado durante su juven-
tud: la de construir una turbina de mercurio que revolucionase toda la economía de
la energía. Se trataba de una especie de "perpetuum movile", tal como se pudo
deducir más adelante de sus embrollados datos y esquemas. Entre sus asuntos finan-
cieros y sus compras de sellos trabajaba días enteros y casi todas las noches. Montó
un laboratorio, pagaba a sus auxiliares sumas fantásticas y llegó a intoxicarse con
Idea sobrevalorada 213
error con respecto a las opiniones de las personas cuerdas del medio
ambiente, es precisa mucha cautela al hacer uso diagnóstico de ello.
Aun cuando lo absurdo del contenido y lo incorregible del delirio nos
fallan en ocasiones como puntos de apoyo, el convertir, como hace
BuMKE, el "origen morboso" en condición y característica del delirio
constituye una "petitio principii" absolutamente inadmisible. Pues el
delirio ha de ser, en primer término, reconocido como patológico, para
determinar después qué es lo patológico en él. Atribuirle por lo tanto
un "origen morboso" equivale a moverse en un callejón sin salida.
Con ello nos aproximamos a la cuestión referente a si el delirio
representa en realidad y bajo circunstancias cualesquiera, algo mor-
boso, y a este respecto recordamos aquello que hemos afirmado ya
en este libro: que casi todo síntoma psicopatológico puede darse tam-
bién en el sujeto sano y que por lo tanto no demuestra la existencia
de enfermedad. Hemos de recordar, asimismo, que algunos pensado-
res de renombre han intentado presentar al "delirio" como el más
primordial y originalmente normal de todos los fenómenos psíquicos 121•
Con respecto al primer punto ha de decirse que un síntoma mor-
boso lo es aunque surja en un sujeto sano, pero que por sí solo no
demuestra la existencia· de un proceso patológico (podría ponerse
como ejemplo análogo el caso de una fractura de pierna). En cuanto
al segundo punto, intentaremos responder, sin adentrarnos demasia-
do en un terreno que pertenece a la filosofía y a la psicología. En lo
que los mencionados autores entienden por "delirio" se trata más
bien de la "scientia intutitiva", correspondería con más propiedad a
la penetración y evidencia del comprender que a lo que el psiquiatra
entiende por delirio. De mucho de lo que hasta aquí venimos afirman-
do se desprende el parentesco próximo, pero también la diferencia en-
tre ambos conceptos. Para el uso psiquiátrico, que con razón o sin
ella ha de distinguir lo más claramente posible entre lo sano y lo
enfermo, nos parece más adecuado definir el delirio como represen-
tante de algo patológico, en el sentido de la definición que de él he-
mos dado. Esto es lo que hemos intentado realizar al determinar su
concepto.
Para su más amplio esclarecimiento y, además, para diferenciar el
delirio patológico del razonamiento normal, añadiremos que la candi-
21
Véase T. von UEXKÜLL y E. GRl\SSI: Wirklichkeit als Geheimnis und Auftrag. Die
Exaktheit der Naturwissenschaften und die philosophische Erfahrung. Colección "Über~
lieferung und Auftrag", t. I, Francke, Berna, 1945. Los autores adoptan como lema una
frase de LEOPARDI: "Parece contradictorio y, sin embargo, es absolutamente cierto: ya
que todo lo real es nulo, no existe nada real y digno de confianza en el mundo, ex-
cepto el delirio."
Idea sobrevalorada 215
22
BLEULER, E.: Lehrbuch der Psychiatrie, 6.ª ed., Springer, Berlín, 1937, pág. 50.
Elaboración simultánea 217
•
23
STECK, Hans: Die Psychopathologie des Wahns, "Sehweiz. Archiv. f. Neurol. und
Psyehiatrie", t. LXVII, fase. I (1951), pp. 86-100. Véase también: "Rapports du Conqres
International de Psyehiatrie" I: Psychopathologie des délires, París, Hermrmn, 1950.
ScHNEIDER, K.: Über den Wahn, Thieme, Stuttgart, 1952. Idem: Zum Begriff des Wahnes,
"Fortsch. der Neur. u. Psychiatrie", 17 (1949). ScHMIDT, G.: Der Wahn im deutschspra
chigen Schriftum der letzten 25 Jabre (1914-1939), "Zentralblatt f. Neur. u. Psyehia.", 97
(1940). Durante la impresión de la edición alemana de la presente obra han aparecido:
HuBER, G.: Das Wahnproblem (1939-45), "Fortschritte d. Neur. u. Psychia.", año 23,
fase. 1/2 (enero-febrero 1955), pp. 6-57. KRANZ, H.: Das Thema des Wahns im Wandel
der Zeit, "For. d. Neur. u.: Psyeh.", año 23, fase. 1/2 (enero-febrero 1955), pp. 58-72.
220 E1 i n tuir
a diferentes cuadros clínicos (pero desde luego no de un modo obli-
gado y carente de excepciones). Pueden poseer a veces una cierta
impor,tancia diagnóstica y los estudiaremos brevemente a continua-
cíóm "
discursos con voz amenazadora, oye voces y le gusta pintar en las paredes figuras
desnudas o muy amaneradas y de tamaño superior al natural. Hallándose convencido
de ser un artista genial. pero falto de medios para hacerse valer, envía numerosas
instancias reclamando subvenciones. Afirma haber realizado proyectos para la de"
fensa nacional de Suiza, los cuales fueron puestos en práctica durante la Segunda
Guerra Mundial, pero decía que debido a su ingreso en clínica el año 1937 no había
recibido el reconocimiento y la recompensa merecidos. De hecho, el paciente posee
todavía una cantidad de escritos fantásticos dirigidos al Departamento militar y re-
dactados en los años anteriores a la guerra, escritos que envió y que le fueron de-
vueltos. Ha comunicado a un tal coronel H. "cosas muy grandes, cosas como el Peñón
de Gibraltar", es el iniciador de tres armamentos y ha presentado en un importante
diario documentos en los que demuestra que ha realizado una "labor propia del Alto
Mando Militar". No ha recibido nada del Gobierno en pago a toda su labor, y ahora
exige una indemnización, que no ha de bajar de la cuantía de cinco millones de
francos suizos por documento. Tiene, además, registrados inventos en las oficinas de
patentes de Berlín, París y Madrid, entre ellos una máquina para técnica de perfora-
ción rápida, que puede ser completamente camuflada, que trabaja sumergida a medio
metro bajo el agua y que sería capaz de hundir la flota más poderosa. Compenetra-
do de un modo cada vez más profundo con su mundo delirante, el paciente grita:
"He inventado cosas que les pondrían a ustedes los pelos de punta". Aparte de esto,
se halla completamente orientado; tan sólo ocasionalmente habla de un modo dis-
gregado y con sus dotes y habilidad de artesano realiza multitud de trabajos de
mejoramiento en la clínica.
Diagnóstico: Esquizofrenia paranoide con delirio de grandeza.
montes tengo unos 8.000 árboles de oro y de plata, que .siguen creciendo. En el Sur
y en el Este, y en Abisinia, y en donde los chinos tengo montañas más altas aún.
Todo lo he pensado yo. He levantado cien mil fábricas, he instalado una cantidad
enorme de centrales eléctricas, 17.800, las más bonitas. Hay varios Estados que par-
ticipan, hasta el mar. Allí hay 155 centímetros de tierra y 8 centímetros de basura
del mar, según mis indicaciones. Crecen cerezas, nabos y de todo. Lo he estudiado
todo para que sea así. Da una renta fantástica. Por eso podría dejarme usted que
me marche... He comprado una montaña entera y he tenido algunos centenares de
miles de vacas. Los terneros me han estropeado todo. (¿Están sus hijos en la granja?)
No sé cómo los he parido. Tendrían que parecerse a mí... Tengo varios centenares
de miles de vacas en el monte de Splugen. Está todo lleno de túneles hasta el mar.
El mar tiene paredes hasta los 600 metros. Por ejemplo: he puesto tuberías en el
glaciar del Ródano, he colocado allí las islas más bonitas, he construido islas al lado
derecho y al izquierdo. Allí está todo ocupado por las vacas, de las mejores razas -
de Bernc." Pocos minutos después refiere como ha "estudiado" en una pequeña finca
"con cinco o seis vacas solamente", cómo se construyen ferrocarriles y además me-
tropolitanos en Londres y en Viena, centrales telefónicas y eléctricas, etc.
El paciente, que se aproxima a nosotros con sus cortos pasos, es un hombre en-
corvado y de pelo blanco. Ha trabajado durante muchos años como cajero en una
sucursal de un banco importante. Cuando fueron descubiertas ciertas irregularidades
cometidas por su superior inmediato y éste fue despedido, recayeron también sospe-
chas sobre él, aun cuando era inocente. Tomó esto tan en serio que fue necesario
jubilarlo prematuramente, después de haber realizado una tentativa de suicidio, a
continuación de la cual hubo de ser ingresado en una clínica psiquiátrica. Se dedicó
después a ocuparse de sus fincas urbanas y de diversos pequeños empleos adminis-
224 E 1 i n t ui r
trativos que cumplía puntualmente. A los setenta y ocho años comenzó a presentar
ligeras molestias cardíacas y, por motivos exteriores, el paciente procedió a la venta
de una casa en la que había nacido y habitado durante toda su vida. Durante la
mudanza, y contrariamente a todas sus costumbres, el paciente permaneció como es-
pectador y sin tomar parte activa en el traslado. Su pensamiento se hizo poco claro,
se quejaba constantemente y en tono desesperado de no poseer ya más dinero, de
no poder pagar su manutención y de no tener ya sitio alguno donde ir. Por temor
a la miseria se negaba a comer y enflaqueció. Ya no salía de paseo, pues decía
que todo en él estaba sucio y que él mismo tenía un aspecto muy desagradable.
Por las noches podía permanecer durante horas enteras ante el armario ropero, mur-
murando que las perchas eran muy pesadas. Se oponía a cualquier tentativa de los
demás para darle ánimos, pero permitió que le ingresasen en la clínica.
En esta Última repetía incesantemente sus quejas, de manera monótona, sin aten-
der apenas a cuanto le rodeaba y respondiendo lacónicamente a las preguntas que se
le dirigían, reanudando inmediatamente su quejumbroso murmullo. Estaba ligeramente
desorientado en el tiempo, la memoria para lo reciente y para lo pasado se hallaba
afectada. Afirmaba que había transcurrido media hora desde su entrada en la clínica
hasta que pasó al despacho de recepción (en realidad había tardado a lo sumo
cinco minutos). En el departamento no se sentía al principio a gusto en ningún sitio
y no se interesaba por nada, paseando por los corredores con aspecto desorientado.
Transcurrido cierto tiempo, pareció darse por contento con su nueva situación y se
esforzó por colaborar en los trabajos comunes de fabricación de cajas de cartón.
Plegaba las tiras de papel de modo tembloroso, inseguro y lento, hacía frecuentes
observaciones acerca de lo poco que cundía su trabajo en relación con el de los
demás y comenzaba a llorar por esta causa, diciendo que lo mejor sería que le fusi-
lasen. Durante la visita médica pedía al doctor en voz baja y timidamente, mientras
le tiraba de la manga, que le reconociese de nuevo de un modo detenido para com-
probar la horrible enfermedad venérea que padecía. Todos los días, al ser pregun-
tado, decía que "cada vez le iba peor" (objetivamente estaba exactamente igual).
Preguntaba con aire preocupado cuándo le iban a mandar fuera. Se le podía con-
solar fácilmente con unas cuantas palabras amables, distrayéndole por unos mo-
mentas de su preocupación, pero poco tiempo después volvía de nuevo a quejarse.
De vez en cuando se dibujaba en su rostro una leve sonrisa, entre las arrugas surcadas
por la tristeza.
Nació de unas relaciones extraconyugales y fue criada por padres adoptivos, que
tenían una panadería. Después de cursar la escuela primaria ayudó en el trabajo
de la casa, más tarde se colocó en diversas tiendas y se casó en 1933 con un me-
cánico, en otra ciudad. El matrimonio no tuvo descendencia. En 1947 padeció pleuritis,
que curó por completo tras una estancia en el Tessino. Durante el verano de 1950
menopausia y, casi coincidiendo con ésta, recidiva de la pleuritis. Después, y según
refiere el marido, se puso inquieta, se excitaba fácilmente, temblaba, se despertaba
con frecuencia durante la noche y comenzó a expresar ideas extrañas. En el pequeño
taller mecánico se habían realizado unas obras cuyo importe había sido superior al
que esperaba el matrimonio. La paciente poseía, después de la separación legal de
bienes, una considerable 'pcrticíptrcíón en el negocio y se atemorizó por lo que pu-
diera suceder con respecto a ella. Recibió una oferta de compra, pero la rechazó a pro-
puesta de su marido, por opinar éste que podría sufragar las obras por sí solo. La
paciente se fue convenciendo cada vez más firmemente de que era observada, ca-
lumniada, de que se intentaba suprimirla a causa de sus bienes. Quienes hacían estas
cosas eran "gente rica" que habían organizado una red de información para vigilar
todos sus movimientos y para propalar calumnias acerca de ella entre el vecindario.
Como concretamente partícipe en todo esto, la paciente no pudo señalar más que a
la mujer de un carnicero de la vecindad, la cual había disputado en cierta ocasión
con su marido a propósito de una pequeña deuda, y en cuyo establecimiento com-
praba la carne. En dicha tienda habían instalado una central telefónica a la cual
podía denunciar cualquiera cuanto supiese cerca de la paciente. Esta había comprado
allí carne, y ello había sido inmediatamente propalado y, además, tergiversado
"como si yo fuese una mala mujer". La vendedora le había dicho de manera sos-
pechosa al envolverle la compra: "Ahora vamos a ponerlo dentro", y en otra oca-
sión: "Márchese", lo cual equivalía a "Márchese al manicomio", y a esto añade in-
mediatamente la paciente: "Pero yo no estoy loca, señor doctor". Detrás de todo esto
hay señores importantes que pagan a otras personas para que vigilen a la paciente.
Hacen todo lo posible para que nadie hable con ella. Aun cuando todo el mundo
querría estar a bien con ella, todos se han puesto en contra suya desde que no ha
querido vender sus bienes, propalan falsedades a su respecto y azuzan contra ella
a otras personas. La paciente llora, dice que nadie en el mundo puede ya ayudarla
y exige al médico que no muestre a nadie lo que está escribiendo, pues de lo con-
trario la gente podría hacer con ella lo que quisiera. Efectivamente, la· enferma se ha
ido retrayendo de todo trato con los demás por miedo a "la persecución" y ha su-
frido creyendo haber perdido todos sus bienes (cosa que en realidad no ha sucedido).
Cada vez se ha ido mostrando más agitada, hasta que se ha hecho preciso ingresarla.
La mujer, cuyo aspecto es angustiado, se halla bien orientada, se comporta de
un modo tímido y exageradamente cortés, proporciona claramente los datos de su
historia clínica y tan solo se muestra dudosa y vacilante cuando se le pregunta
acerca de quienes son sus perseguidores y donde están, aunque se halla plenamente
convencida de la realidad de tal "persecución". Bajo el efecto de un tratamiento por
electrochoques, su estado de ánimo, que hasta entonces ha sido angustiado y de-
primido, se transforma en hipomaníaco, sin que las ideas delirantes cambien lo más
mínimo. Son numerosas las percepciones delirantes. No es posible demostrar la exis-
tencia de alucinaciones.
Diagnóstico: Esquizofrenia paranoide.
C. LA PERCEPCION DELIRANTE
25
En esto coincidimos por completo con K. ScHNEIDER y no con JASPERS. Este Último
defiende la idea de que todo saber objetivo consta de dos miembros.
28
Se entiende por apercepción el elaborar y equiparar lo percibido a la estruc-
tura de la personalidad y al caudal de experiencias del que percibe. La percepción
reconoce lo percibido en cuanto a su significación objetiva y de validez general; la
apercepción. en cuanto a su significado subjetivo y personal. Lo percibido es integrado
en un orden de experiencia supraindividual. lo apercibido, en uno individual.
La ilusión 231
D. LA ILUSION
Las ilusiones o percepciones erróneas 127 son impresiones senso
riales auténticas y percibidas de modo equivocado. El estímulo físico
"Arch. f. Psychiat. u. Zschr. f. d. gesamte Neurol.", 202 (1962), pp. 592-605. Idem:
Vision und Traum. Betrachtungen über Darstellungsformen in Trugbildern. Enke, Stutt-
gart, 1962. BASH, K. W., AHLENSTIEL y R. KAUFMl!.NN: Über Préiyantraformen und ein
lineares Yantra, "Studien zur analytischen Psychologic C. G. Jungs", t. l, pp. 205-228.
Ed. Rascher, Zurich, 1955.
La ilusión 233
te más tarde; la ilusión normal, por regla general, s,e rectifica fácil-
mente y sin esfuerzo. La patológica, en cambio, puede persistir du-
rante mucho tiempo, especialmente en el estado crepuscular y en el
delirio, sin que se verifique la mencionada integración. Cuando en
la persona que ha sido objeto de la confusión han sido vistos rasgos
qué podrían conducir a una integración correcta y a una rectificación,
y a pesar de ello se la continúa confundiendo, el trastorno es de
índole aperceptiva y nos hallamos ante una percepción delirante (así,
por ejemplo, cuando un paciente confunde constantemente al enfer-
mero, a quien ve con mucha frecuencia y al que debería, por tanto,
reconocer de modo inmediato, con el médico, con su pariente X o su
amigo Y, y ello incluso mientras se dirige a ~l en calidad de tal
enfermero). Como resulta evidente, las ilusiones afectivas y las ilu-
siones de confusión de personas se originan de modo sintímico, en
contraposición a las percepciones delirantes.
E. LA ALUCINACION ~8
CONCEPTO.Las alucinacionesson impresiones sensoriales que se
tienen por objetivamente reales, sin que vayan acompañadas a la vez
por un estímulo sensorial exterior y que corresponda a ellas. El tér-
mino de "impresión sensorial" ha sido intencionadamente elegido
a causa de su vaguedad, para que pueda abarcar tanto la sensa-
ción como la percepción y la apercepción, pues la alucinación puede
detenerse en cualquiera de estas etapas. En el fondo se trata siempre,
sin embargo, de una intuición patológica que surge de un modo per-
ceptible (recordemos aquí lo dicho en las observaciones psicológicas
preliminares, según lo cual la intuición puede manifestarse bajo la
forma de cualquiera de las otras tres funciones principales).
El enfermo percibe entonces simplemente relámpagos luminosos,
ruidos o tonos, sabores u olores, dolores, parestesias, para lo cual
no existe estímulo sensorial adecuado; es decir, se trata de las lla-
madas alucionaciones elementales. Son, como las auténticas y sim-
ples percepciones sensoriales, unimembres. A ellas se pueden unir
percepciones y apercepciones de índole normal y patológica en va-
riada mezcla, con lo cual se constituye un acontecer bimembre.
No se han de confundir con alucinaciones procesos tales como
manifestaciones irritativas entópticas, acufenos, mal sabor de boca
en alteraciones digestivas, etc., de cuya calidad de auténticas im-
presiones sensoriales no ha de dudarse y las cuales no carecen tam-
poco, sin duda alguna, de estímulo sensorial correspondiente y ade-
cuado, el cual es sin más reconocido como subjetivo. Al descono-
cerse el estímulo adecuado, o bien la presencia de éste, las mencio-
nadas sensaciones corporales, que proceden sobre todo del interior
del cuerpo, pueden ocasionar las mayores dificultades para diferen-
ciar entre un estado producido por un. auténtico estímulo y una alu-
28
Una revisten histórica del tema se encuentra en SCHORCH, G.: Zur Theorie der
· Halluzinationen, Barth, Leipzig, 1934.
236 E1 in t uir
cinación, y en caso extremo pueden incluso conducir a la realización
de operaciones quirúrgicas perfectamente inútiles. Aquí nos volvemos
a encontrar con las depresiones vitales, tan somatizadas, y en las
que no sabemos si no son atribuibles en parte a trastornos tóxicos o
metabólicos, con lo cual los estímulos correspondientes tendrían un
punto de partida corporal. Probablemente nos encontramos aquí de
nuevo muy próximos al lugar en que se ramifican y separan entre
sí las funciones básicas, al lugar en que el sentimiento, la percep-
ción y la intuición (como alucinación) se hallan fusionadas al má-
ximo.
Aparte de las sencillas alucinaciones elementales se pueden ex-
perimentar de modo alucinatorio las más diferenciadas y complejas
manifestaciones por parte de cualquier territorio sensorial, así como
cuantas etapas intermedias puedan existir entre aquéllas y éstas.
Las impresiones sensoriales pueden poseer una intensidad, una ple-
nitud y una riqueza de contenido tales como no se dan en la vida
sensorial vinculada a estímulos. El afirmar esto implica el peligro de
que se tenga a las alucinaciones por algo exclusivamente patoló-
gico. Son, sin embargo, tan poco patológicas en sí como las ilusio-
nes, ya que alucinaciones normales pueden ser experimentadas por
cualquiera en los sueños. Los estados visionarios, espontáneos o in-
tencionadamente provocados mediante contemplación y ensimisma-
miento (en lo cual se incluye también la imaginación activa, el "en-
soñar despierto" y la hipnosis, métodos todos ellos empleados en psi-
coterapia), pueden derivar fácilmente hacia las alucinaciones, o al
menos aproximarse mucho a éstas. Tales estados son favorecidos
por el cansancio o el agotamiento físicos y se hallan limítrofes con
lo propiamente patológico.
Diagnóstico: Catatonía aguda con alucinaciones por parte de diversas esferas sen-
soriales y alucinosis temporal con orientación conservada.
Entre los parientes del enfermo existen varias personalidades raras, extravagantes,
pero no se sabe que haya · enfermos mentales propiamente dichos. El paciente estudió
musicología, trabajó como organista y crítico musical, pero sufría sentimientos de infe-
rioridad y se sometió a tratamiento psicoterapéutico. Hace unas semanas sintió dentro
de sí intensos cambios psíquicos y atravesó por experiencias que le obligaron a pre-
sentarse al hospital. Describe estas últimas de un modo saltígrado y, en ocasiones,
disgregado. A veces piensa que todo lo que él actualmente "fabrica" es "puro teatro".
"Esta noche he hecho como un niño, he hecho en dadaísmo, que las voces cesasen.
Grandes pájaros negros volaban por encima de mí y mi madre estaba presente. He
dicho que cómo se llama la hermana, la de aquí, la que me gusta. Es de mi misma
211
Véase Kr.oos, Gerhard: Das Realitéitsbewusstsein in der Wahrnehmung und
Trugwahrnehmung, Thieme, Leipzig, 1938. .
30
KANDINSKY, V.: Kritische und Klinische Betrachtungen im Gebiete der Sinnestéiu
sclmngen (FrfedlO:nder, Berlín, 1885). Este autor, al cual se debe ·ál parecer el concepto,
exige con respecto a las mismas que deben surgir en el especie subjetivo, criterio
que JASPERS estima. como exclusivamente definitivo. En la práctica puede bastar esta-
blecer la stiuación de su proyección y el grado de realidad de las correspondientes alu-
cinaciones.
BASH - 16
;¿q;¿ t: 1 i n r u t r
edad. De vez en cuando los pájaros salían por la ventana. según los pensamientos
que tenía. Sabía que no me hacían nada porque la hermana me había dicho "Dios
le proteja", y su deseo me amparaba". Durante la conversación. el paciente alucina
en el techo pájaros negros, cornejas, que graznan: "Es demasiado tarde". Mira fas-
cinado hacia arriba y dice sonriente: "Es un delirio, estoy delirando".
El paciente, que no tiene tara hereditaria alguna, padeció a los seis años una
encefalitis urliana con hemiplejía pasajera del lado derecho. Tres años después co-
menzó a sufrir breves ausencias epilépticas y cuatro años más tarde, accesos epíléptí-
cos. Un año antes de que comenzasen estos últimos oyó voces por primera vez, las cuales
le reprochaban que había sido malo. Tras años después se le nubló en cierta ocasión
la vista y oyó una voz de tono grave y cálido que le advertía lenta e insistentemente,
le amenazaba y hacía reproches. Corrió asustado a refugiarse en brazos de su madre.
De pronto la voz cesó de hablar y el paciente recuperó la vista. No fue capaz de
repetir lo que la voz le había dicho.
Dos años más tarde, o sea cuatro después de comenzar los grandes accesos y
teniendo dieciocho años, el paciente, que siempre había sido un muchacho inteligente
y despierto, comenzó a desinteresarse cada vez más por cuanto anteriormente le inte-
resaba, a tornarse olvidadizo, irritable. desordenado, grandilocuente y sexualmente
desinhibido. Como en su casa ya no le podían soportar, fue ingresado. En la clínica
pudieron observársele accesos psicomotores de varios minutos de duración, durante
los cuales estaba patentemente obnubilado, pero era posible comunicar con él y diri-
girle, hasta cierto punto. Con expresión facial vacía y rígida realizaba movimientos
estereotipados, encaminándose hacia un sitio cualquiera y pronunciando constantemente
cosas ininteligibles en tono desvaído. El enfermo refirió más tarde que, si por casua-
lidad, y cuando comenzaba uno de estos accesos, se hallaban presentes personas que
conversaban entre sí, le parecía que empezaban a fijarse en él y que decían en tono
de crítica: "¡Fíjate en ése, fíjate en ése, lo que está haciendo!" Después sentía calor
en el pecho, este calor ascendía hasta su garganta y cabeza y ya no se enteraba de
nada más.
El reflejo patelar está aumentado al lado derecho, los cutáneos abdominales se
hallan debilitados al mismo lado. En el electroencefalograma se revela un foco epilep-
tógeno frontal paramediano al lado izquierdo, así como en las derivaciones temporales
izquierdas, con puntas y ondas y variante de "petit mal".
Diagnóstico: Epilepsia sintomática posencefálica urliana. Alucinaciones acústicas
de caracter estereotipado y escaso grado de claridad.
EVOLUCION NORMAL
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CAPITULO IV
El pensar
81
Psychologische Typen, pág. 612.
252 El pensar
B. ALTERACIONES CUANTITATIVAS
OLIGOFRENIA.-Aun cuando no se han de equiparar sin más el
pensar y la inteligencia, existen sin duda alguna entre ambos rela-
ciones de índole tal que ninguno de los dos puede, por separado,
alcanzar su más alto nivel de desarrollo. Pueden, desde luego, mos-
trar desigualdades en cuanto a su nivel de desarrollo en el mismo
sujeto, y así, por ejemplo, un individuo puede poseer inteligencia
práctica y habilidad social, al paso que carece de capacidad para el
pensamiento teórico, mientras que otro, dotado para la teoría, carece
de inteligencia práctica; pero tampoco en estos casos se hallan com-
pletamente desligados entre sí pensamiento e inteligencia, y mucho
depende de la actitud, del hábito o de las motivaciones que deter-
minan un predominio de lo práctico o de lo teórico. Así, pues, en
quienes hemos de esperar encontrar alteraciones cuantitativas del
pensamiento es preferentemente en los oliqofrénícos, En estos el pen-
samiento se halla· reducido a un nivel inferior, en grado mayor o
menor según el nivel de la inteligencia. Ello es consecuencia, en
parte, de la incapacidad del oligofrénico para conservar y elaborar
254 El pensar
Diagnósitco: Imbecilidad.
32
Véase ZUTT, J.: Über die polare Struktur des Bewusstseins, Durch psychiatrische
Erfahrungen mit Pervitin angeregte Gedanken, "Nervenarzt", año 16, fase. 4 (abril 1943).
Síndrome psicoorgánico 257
C. ALTERACIONESCUALITATIVAS
SINDROME PSICOORGANICO.-La psícopctoloqíc reconoce dos
grandes grupos de alteraciones cualitativas del pensar, los cuales se
ofrecen a la observación como partes constitutivas de dos amplios
síndromes psiquiátricos que pueden obedecer a múltiples y variadas '11'1
causas. El · primer grupo lo forman las alteraciones del pensamiento
en el síndrome psicoorgánico; es decir, en aquel complejo de sínto-
BAsu - 17
258 El pensar
33
OvsIANKINA, M. R.: Die Wiedoraufnahme unterbrochener Handlungen, "Psycholo-
gische Forschunq", 11 (1928), pp. 362-379.
262 El pensar
"Pero a veces he visto que unas veces trabajan más y otras menos". respuesta que
no se le habría ocurrido a un oligofrénico de edad mental correspondiente. Sabe echar
mano de una cierta astucia y prontitud cuando se le exige que solucione el siguiente
problema: "¿Cómo haría para traer tres litros de agua si tiene dos cubos, en uno de
los cuales caben cinco litros y en el otro dos litros." "Pues se llenan los dos-dice la
paciente-y así es seguro que basta." Las respuestas se mantienen. en parte, dentro
del más estricto círculo de la experiencia personal. así cuando la paciente dice que
Zurích, ciudad en la cual ha habitado durante decenios. es la capital de Suiza; pero
en parte también derivan hacia lo confabulatorio, girando vagamente en tomo al tema
en cuestión, como cuando la paciente, al ser preguntada acerca de cual es la montaña
más alta del mundo, contesta: "Para subir hasta el cielo hay que ir muy arriba. La
torre Eiffel es también muy alta." Cuando se la pregunta de donde procede la leche,
tiende también a divagar: "De la vaca, primero de la hierba, después esta pasa dentro
de la vaca y la vaca da leche. Nosotros teníamos vacas propias." Acerca de la dife-
rencia entre pájaro y mariposa dice: "La mariposa tiene dos alas y no puede correr.
El pájaro se escapa mejor, puede volar." La respuesta parece correcta. pero se basa
en algo superficial: en que el pájaro puede saltar y la mariposa no. En la formulación
de la respuesta influye la falta de una clara diferenciación de conceptos; el rasgo
constituídopor la capacidad de volar, que es el que más destaca. permanece en primer
plano y continúa uniendo precisamente aquello que debería separar. Los restos de
unas dotes intelectuales, que originalmente no se hallaban a un nivel inferior a la
media, se pueden reconocer en respuestas como la siguiente. referida a la diferencia
entre "dudar" y "desesperar": "Hay mucha diferencia. El que duda no está seguro;
el que se desespera está angustiado." Una abstracción exagerada, junto con un simul-
táneo permanecer adherida al estímulo, se manifiesta en la definición de "Sur": "La
Naturaleza, cuando se va hacia el Sur," Se la hace definir tres palabras abstractas:
"Justicia" es "cuando no se miente y no se roba y se dice la verdad"; "Fidelidad" es
"cuando no se miente ni se roba y se quiere que todo sea justo, eso es la fidelidad.''
La "envidia" la define así: "Cuando se roba y no se quiere a los otros," La persevera-
cíón predomina en las tres definiciones. No deja de mostrar cierta destreza en el em-
pleo de términos concretos para lograr el tono ético oportuno; los restos de inteligencia
se manifiestan en la elección de su vocabulario. Se le plantea el siguiente problema:
"Juan es mayor que Pedro, Enrique es mayor que Juan y Pedro es mayor que Enrique.
¿Puede ser esto verdad?" Ya que su capacidad no le permite establecer la oportuna
comparación, echa mano de un concepto tomado de su experiencia, pero que no resulta
muy adecuado, si bien supone simultáneamente actitud abstracta y concreta, y res-
ponde: "Pues sí que podría ser, depende de como hayan nacido.''
No hay síntomas patológicos de índole somática. El electroencefalograma, el corazón
y la circulación periférica eran normales y la tensión arterial de 100/65.
D. EL JUICIO
En lógica se entiende por juicio la forma en que es presentado un
conocimiento. Las alteraciones del juicio serían, en este 'sentido y de
acuerdo con el concepto de pensamiento que hemos expuesto, altera-
ciones formales de este último. Sin embargo, en la Psiquiatría forense
los conceptos de "juicio" y de "capacidad de juicio" han adquirido
otro significado, el cual alude a aquella capacidad práctica para de-
ducir consecuencias que resultan "justas", acertadas y utilizables des-
de el punto de vista del sentido común. Tales consecuencias son de-
ducidas, dentro de una situación dada, sobre la base de experiencias
ya adquiridas. El juicio, así considerado, equivale, pues, a una actitud
discreta e inteligente ante la vida. Sin duda alguna corresponde a mu-
cho más de lo que supone una mera función del pensar íntegra e in-
tacta. El juicio puede fallar debido a una efectiva deficiencia de esta
última; como sucede en la oligofrenia, o bien por u.na ruptura de las
concatenaciones deductivas, como ocurre en el síndrome de ruina de
la configuración, o puede hallarse falseado por interferencias afecti-
vamente determinadas y que suponen premisas inexactas, como acon-
tece con máxima frecuencia en la esquizofrenia, con frecuencia algo
El juicio 265
Introducción
1
En BASH, K. W.: Erlebnisfeld und Erlebnistypusumkehr im RorschachVerfahren.
"Rorschachiana", 1/2 (1952). Idem: Zur experimentellen Grundlegung der fungschen
Traumanalyse. "Schweiz. Z. f. Psychologie", XI/4 (1952). WEWETZER, K. H.: Yerlauis
typen im Farbpyramidentest. Ergebnisse eines Siittlqunqsversucbs, en "Die Verlaufs-
analyse in der psychologischen Diagnostik", Huber, Berna y Stuttgart, 1953, han sido
comunicadas investigaciones experimentales referentes a la cuestión de la comple-
mentaridad polar. N. WIENER ha llamado muy justamente la atención acerca de que
en el "penduleo en torno a una situación de equilibrio" surgen a la actividad dos
clases de procesos, a veces contrapuestos. Se puede construir un aparato de regula-
ción capaz de cualquier grado de exactitud y que se mantiene en la posición deseada
con una desviación minimizable a voluntad. Mas este aparato es tanto más pertur-
bable cuanto más aumenta su exactitud; mediante una desviación relativamente pe·
queña de la posición normal presenta grandes oscilaciones y requiere mucho tiempo
hasta que estas desaparecen. Otro aparato de regulación que, en cambio, es menos
alterable que el anterior, tampoco es capaz de conservar la posición exigida tan
exactamente como el más alterable. Mediante una adecuada combinación de ambos
principios es posible construir técnicamente una regulación suficiente con respecto a
cualquier ámbito, siempre que sea limitado, en torno a la "norma". Al parecer, no
son de índole distinta los modos de regulación del organismo. La regulación más fina,
pero más fácilmente alterable, provendría de las partes constitutivas más sencillas
físico-químicasy fisiológicas, quizás también de las más finamente anatómicas (tales
como procesos celulares, reflejos, etc.). Su finura y la fácil alterabilidad unida a esta
podría imaginarse estadísticamente equilibrada y compensada mediante su unión en
agrupaciones organizatorias más amplias. Estas surgirían entonces en el plano de las
manifestaciones configurativas psicológicas en una mutua relación de complementa-
reidad polar y operarían allí en el sentido de una regulación, tosca, desde luego,
pero más resistente. Las desviaciones más manifiestas de esta última y su fallo oca-
sional constituirían el objeto principal de la psicopatología. (Para más detalles véase
WIENER, N.: Cybernetics. Wiley, New York, 1948.)
Estados psíquicos 275
2
WULF, F.: Über die Veréinderung von Vorstellungen, Gestalt und Gedéichtnis.
"Psychologische Forschung". 1 (1922), pp. 333-373. WoLFF, W.: The Expression of Per-
sonality. Harper, New York. 1943, pp. 203-212.
278 Procesos retrospectivos
3
V. RESTORFF, H.: Über die Wirkung von Bereichsbildung im Spurenfeld. "Psy-
chologische Forschung", 18, pp. 299-342.
Hipermnesia 279
B) ALTERACIONESCUANTITATIVASGENERALES
4
ZEH, W.: Die Amnesien. Amnesien als Otdtumqsstiuunqeu. Thieme, Stuttgart, 1961.
Alteraciones cuantitativas 283
5
Acerca del olvidarse recuérdese la Psicopatología de la vida cotidiana, de FREUD,
tan amena como llena de sugerencias.
286 Procesos retrospectivos
interrogatorio a que fue sometido aquel mismo día. como en interrogatorios ulteriores,
afirmó que no recordaba sino de un modo borroso lo sucedido desde el momento en
que atropelló al transeunte hasta que logró frenar el tranvía.
La exploración puso de manifiesto que cuando el paciente tenía dieciséis años entró
en su casa como -huésped un antiguo compañero de colegio de su madre, el cual,
cuatro años después, la dejó embarazada. La familia se deshizo y la madre contrajo
matrimonio con su seductor. El paciente no comprendió nada de lo sucedido, pero su
hermana se lo explicó un día de manera muy cruda, revelándole al mismo tiempo que
su padre, a causa de su alcoholismo, hacía años que era impotente y que por ello
la madre se había puesto en relaciones con su antiguo compañero de colegio. Precisa-
mente en aquel momento su padrastro entró en la habitación con un paquete alargado
sobre el hombro derecho. Acostumbraba muchas veces transportar objetos de aquella
manera. El paciente montó en cólera, pero haciendo un violento esfuerzo - pudo repri-
mirse. Todo su odio hacia el padre se volcó ahora sobre el padrastro, el cual había
deshonrado a su madre, mientras que comenzó a considerar a su padre de un modo
menos negativo. Durante los años siguientes tenía, de cuando en cuando, fantasías agre-
sivas contra el padrastro, que eran constantemente reprimidas, pero sólo hasta cierto
punto. Cuando se hizo conductor de tranvía imaginaba algunas veces que atrope-
llaba con su vehículo al padrastro y que le contemplaba después, muerto. Resulta,
por lo tanto, muy probable que la aparición brusca del peatón con el paquete alargado
sobre el hombro encendiese la agresividad del paciente, penosamente reprimida, des-
cargándola sobre la víctima en forma de acto fallido y seguido de una amnesia de-
terminada por complejos.
Diagnóstico: Acto fallido determinado por complejos, con amnesia, en un psicópata
angustiable-esquizoide con neurosis.
. 1
288 Procesos retrospectivos
6
V. WEIZSAECKER, V.: Der Gestaltkreis, 3.ª ed. Thieme, Stuttgart, 1947. los razo-
namientos, algo complicados, deben ser leídos en el original. (Edición esp.: Ed. Morata.
Madrid, 1963.)
Alteraciones cuantitativas 293
7
BAY, E. y LAUENSTEIN, O.: Zum Problem der optischen Agnosie. "Deutsche Zeit-
schrift f. Nervenheilkunde", tomo 158 (1948), pp. 107-210. B.11.Y, E.: Lokalisationsfragen
bei Hirnverletzten. "Deutsche Zeitschrift f. Nervenheilkunde", t. 158 (i948), pp. 299-321,
294 Procesos retrospectivos
tible de. ser reconocido por el paciente (así. por ejemplo, palabras de un idioma ex·
tranjero) es prácticamente imposible, si se exceptúa el ritmo de las vocales. Incluso
este último cambia de una repetición a otra y muestra así la típica fluctuación de la
estructura preconfigurativa.
Por lo que respecta a la función del pensar, el paciente es casi incapaz de dar
definiciones claras. Demuestra, sin embargo, mediante la inclusión de la palabra exí-
gida dentro de un conjunto dotado de sentido, que ha comprendido correctamente. (Va-
lentía.) "Por ejemplo, cuando se está en una piscina y se salta de un trampolín de
10 metros... se salta al agua ... tiene valentía." Logra realizar sencillas operaciones
aritméticas, leer cifras, hallar contrarios.
La lectura se hace con lentitud, por palabras en lugar de por frases, con moví-
mientas de la boca exagerados y forzados, tal como se lee un idioma extranjero que
se conoce mal.
Escritura: Logra escribir a su mujer breves cartas, pero en las que surgen con
frecuencia parafasias.
En conjunto, la comprensión del lenguaje hablado se manifiesta como lo que se
halla más perjudicado. Mientras que normalmente la configuración acústica y el signi·
ficado de lo en ella contenido se condicionan mutuamente, la captación de configura·
dones acústicas se halla aquí dificultada, el umbral de saturación se muestra en las
repeticiones como elevado, la capacidad de rendimiento es anormalmente lábil. Llama la
atención la tendencia a quedar adherido a lo "atmosférico", a lo afectivamente evoca·
do, a lo situado dentro del ámbito de significación de lo que se busca, así como el
destacar la estructura formada por las vocales y también el ritmo. Todo ello habla
claramente en favor de tratarse de un proceso caracterizado por lo concreto y fisiog·
nómico, a través del cual tan sólo de cuando en cuando se consigue configurar la palabra
exacta. El campo correspondiente fluctúa y tiende en ocasiones a desintegrarse. El len·
guaje va así formándose como a empujones, pero raras veces llega al logro de una
configuración acabada, dando lugar en el sujeto a una intensa carga afectiva, la cual
contiene potencialmentemás de lo que correspondería de un modo inmediato al sentido
de lo que se propone expresar. Dicho en otras palabras: todo permanece en un estadio
preconfigurativo.
8
CoNRAD, K.: Strukturanalysen hirnpathologischer Eiille, IV Mitteilung. Übet sub
cotticcle motorische Aphasie. "Archiv f. Psychiatrie u. Zeitschrift f. Neurologie", t. 118/
180 (1948). Idem: Strukturanalysen hirnpathologischer FéiIIe. V Mitteilung. Über die
Btoca'sche Aphasie. "Deutsche Zeitschrift f. Nervenheilkunde", t. 159 (1948).
Alteraciones cuantitativas 299
a propósito con lo que se está hablando. Se le muestra un dibujo que representa una
ardilla y dice: "Una "bete" a la que se deja correr ... , bonito bicho, buen bicho... , es
un bicho que vq: por ahí y compra comida." (¿Qué comida?} "Esta" (señala unas piñas}.
Series verbales: "Hoy es sábado, samedi cpres le dernier [our", señala después
una moneda de medio franco para indicar que el sábado no se trabaja más que medio
día, y luego prosigue: "Hoy es domingo y mañana es día de fiesta". La serie (referida
en este caso a los días de la semana} está, por lo tanto, esencialmente conservada,
paro hay conceptos coincidentes que son separados entre sí. por ejemplo, "sábado"=
último día laborable y al mismo tiempo primer día libre después del trabajo, es decir,
después del último día laborable; y "domingo", día también festivo. Persevera, por lo
tanto, en el "hoy". Se manifiesta así un claro trastorno de la integración.
La repetición de palabras y frases y la lectura solo son posibles mediante numero-
sas parafasias. Al leer es invertido con frecuencia el orden de las vocales. Llama la
atención el contraste con el caso anterior, en el que se hallaba relativamente conser-
vado dicho orden. Esta conservación del orden de las vocales fue observada ya por
CoNRAD en sus investigaciones. En los experimentos con sujetos normales. las vocales
se muestran como más pregnantes y persistentes en la imagen acústica; las consonantes.
en cambio, en la Óptica.
Los rendimientos intelectuales se hallan relativamente bien conservados, pero mues-
tran una muy intensa concretización, como se advierte cuando . el paciente, durante una
prueba parcial, señala la pieza de medio franco. Las adiciones, en cambio, sólo son
correctamente realizadas cuando se trata de números comprendidos entre el 1 y el 1 O.
El paciente sabe arreglárselas bastante bien cuando no da con la denominación excreto
de un objeto. Así, ante el mencionado dibujo de la ardilla, dice: "Este es un animal,
es uno donde se levanta y se echa. Es un bicho "sacilla", pero bueno (quiere decir
"sencillo"}, no sé de momento cómo se llama." Con él "se levanta y se echa" alude
a los saltos de la ardilla. Al igual de lo que sucedía con respecto a las gafas. es
captado lo más notable de la imagen correspondiente y fijado en una esfera vaga.
El paciente no deja de insistir en diferenciar más exactamente entre aquelio que busca
y algo que aún no se siente seguro de tener y que se halla verbalmente informe.
Por vías de aproximación logra de cuando en cuando la solución exacta. Así. por
ejemplo. ha nacido el 31 de agosto de 1899. Dice primero el año correctamente y des-
pues: "39, 29, no, 31. aoUt." Persevera, pues, en la cifra 9, que corresponde al año de
su nacimiento, y la confabula con la del día del mismo. Como no existe un mes que
tenga 39 días, rechaza el resultado y, continuando en la perseveraci6n del 9, rebaja
la cifra a 29, la cual se ajusta más a los días del mes. Así consigue aproximarse a la
fecha exacta y no precisa ya sino de una pequeña corrección para lograrla. con lo cual
se da visiblemente por satisfecho. En todo ello puede claramente advertirse como avan-
za el proceso que conduce desde la preconfiguración hasta la configuración definitiva.
La escritura al dictado es lograda tan solo con numerosos errores y con los ya
mencionados cambios en el orden de vocales. Las letras iniciales y finales las coloca,
en general. correctamente, añadiendo muchas veces una terminación francesa en "e",
así. por ejemplo: "rele" por "regla". Los contornos generales de la palabra y el ritmo
silábico permanecen relativamente conservados, pero el interior del vocablo permanece
difuso y vago. Lo mismo se advierte cuando el paciente quiere decir el nombre de su
pueblo: Seuzach. Después de vanas tentativas para pronunciarlo, echa mano de la
pluma y escribe, una tras otra, las palabras: "Seudig", "Seudeich", y finalmente,
"Seuzach".
D. FALSEAMIENTO DE LA MEMORIA
ILUSIONES MNEMICAS.Los errores y falseamientos que afectan
a los procesos referidos al pasado no se diferencian esencialmente de
aquellos que equivocan a los procesos referidos al presente y que nos
son ya conocidos a través de lo dicho en páginas anteriores. Unas
veces se trata de ilusiones de la memoria, en las cuales un recuerdo
objetivamente válido es convertido, de un modo ilusorio, en punto de
partida de una construcción a base de representaciones y referida al
pasado, sin que corresponda a hecho alguno en realidad sucedido. La
creencia en tal representación es idéntica a la que se tiene en una
ilusión presente. La psicología del testimonio, estudiada especialmente
por W. STERN, así como la amplia experiencia lograda a través de la
Medicina forense, ofrecen a este respecto interesantes ejemplos, almos-
trar cómo determinados testigos se hallan dispuestos a jurar la exac-
titud de ciertos hechos, de la cual se hallan firmemente convencidos,
hechos que tan solo en una mínima parte coinciden con la realidad.
Un caso límite, por lo demás inocente, se halla representado por
aquellos relatos propios de cazadores y pescadores acerca de sus ha-
zañas, y en los cuales el tamaño de la pieza cobrada aumenta cada
vez que se repite la historia.
.,
304 Procesos retrospectivos
B. ALTERACIONES DE LA ORIENTACION9
Denominamos orientación a la capacidad de saber en qué punto
se encuentra uno en un momento dado por lo que se refiere a las cír-
cunstancias generales y fundamentales, íntimas y externas de la vida.
En el sujeto sano se revela como suficiente en cualquier dirección, por
regla general, con respecto a las finalidades prácticas de la vida; pero
en el enfermo puede hallarse alterada, bien en ciertas direcciones,
bien en la totalidad de estas, y ello en grado muy diferente. Resulta
evidente que la orientación ha de depender, al menos en líneas gene·
rales, de la constancia y firmeza de la estructura del campo. Allí donde
ésta se halla destruída, cesa la posibilidad de orientación. El grado
en que se halle conservada la orientación en el caso individual de·
penderá, naturalmente, de la estructura del caso en cuestión y de la
índole y localización de la inestabilidad dentro del campo.
La orientación, desde el punto de vista clínico, se halla siempre
referida al presente y corresponde al comportamiento que manifieste
9
Compárese lo dicho en páginas anteriores acerca de los estados crepusculares
orientados y desorientados.
308 Procesos presentes
10
METZGER, W.: Psychologie, 2.ª ed. Steinkopff, Darmstadt, 1954, pp. 140-142.
Orientación 309
llama, dice: "Me ha llamado usted "rápido", pero no se debe". Al preguntarle si es que
no se llama Othmar (su auténtico nombre), dice que sí. Recuperó la orientación al des-
cender la fiebre con el tratamiento.
Diagnóstico: Encefalitis por virus. Reacción de tipo exógeno agudo con obnubilación
que se va despejando lentamente. Típica falta de concentración y amplia pérdida de la
orientación en cuanto a tiempo. lugar, la propia persona y la situación. Síntomas de
síndrome psico-orgánico, bajo la forma de lentificación, de captación de conceptos difusa
y poco neta y de perseveración. Síndrome de ruina de la configuración.
Una hermana de la paciente, cuatro años mayor que esta, fue tratada en el de-
partamento de mujeres adultas, donde la propia paciente la visitó, por padecer hebe-
frenia. Dos hermanos manifiestamente esquizofrénicos han sido tratados en otras clíni-
cas. No se sabe de enfermedades mentales entre la ascendencia.
La pequeña paciente escuchó en un sermón a un párroco que hablaba de los
niños que son desobedientes, refirió esto a sí misma, pero echó al párroco la culpa
de su supuesta maldad. Pocos días más tarde presentó dolores en la parte superior
del abdomen sin que se pudiese hallar objetivamente nada. No podía comer. Enton-
ces comenzó a aparecérsela todas las noches una mujer, que parecía una bruja, y
que reprochaba a la paciente ser mala, diciéndola también que tenía que contar a
sus padres lo de los dolores de vientre. Después comenzó a oir de día una voz que
la ordenaba ir al médico, amenazándola con que si no lo hacía así, todos los miem-
bros de su familia tendrían la misma enfermedad. La muchacha perdió toda su ale-
gría, no podía ya trabajar, permanecía sentada dando vueltas a sus ideas de expia-
ción y culpa, hasta que. fue enviada a tratamiento. En la clínica encontró a una pa-
ciente, a la cual conocía desde que había venido a vísítcr a su· hermana. Se enteró
que esta paciente se encontraba en la misma sección en la que ;había estado antes su
hermana, mostrándose muy asombrada por ello. Había creído que todas las pacientes
del departamento de mujeres adultas se habían vuelto niñas a partir de entonces y
que habían sido trasladadas a la sección de niños, donde se hallaba ella hospitali-
zada.
Diagnóstico: Esquizofrenia inicial con alucinaciones proprioceptivas y acústicas, aper-
sonalización e identificación patológica (con la hermana enferma).
11
MEYER, J. E.: Die Eutfremdungs-erlebnisse, Thieme, Stuttgart, 1959.
320 Procesos presentes
jeto; pero no como una vivencia de este último, como sucede en las
frecuentes vivencias de influencia de los enfermos mentales. Con ello
no se alude meramente a contenidos psíquicos que irrumpen proce-
dentes de sistemas distintos al egocéntrico, como todo el mundo conoce
a través de los sueños, de actos fallidos conscientemente vividos, de
ocurrencias imprevistas, etc., que dan al sujeto la impresión de ser
lejanas a su yo y, sin embargo, innegablemente propias. Se trata, o
bien de vivencias que parecen sin sujeto y que sin pertenecer a él
permanecen frente a mi yo como objetos, o bien de vivencias que son
atribuidas, como actos, no como sufrimiento, a un sujeto extraño. En
el primer caso, el sujeto puede muy bien saber que piensa y actúa,
que representaciones y actos tienen en él su punto de partida, su ori-
gen, y, sin embargo, vivirlos sin ningún sentimiento de que le perte-
necen como procesos que de algún modo tienen lugar en él y que,
sin embargo, no son de él. En el segundo caso los vive como estados
pertenecientes a otro sujeto, ya determinado, ya indeterminado, o como
efectos de una acción de este último. Puede tratarse de pensamientos
"impuestos" o provocados mediante hipnosis, de sensaciones produci-
das mediante "rayos", sentimientos inducidos, que tan pronto son sen-
cillamente "hechos", o tan pronto son atribuidos a determinadas per-
sonas imaginarias, alucinadas o también reales (también a dioses, de-
monios, ángeles, etc.). A veces se pierde también el último sentimiento
de coherencia, y el sujeto vive el órgano actuante, una parte de su
propio cuerpo, como completamente extraño. Anteriormente hemos ex-
puesto el ejemplo de una mujer a la cual aparecía su brazo extendido
fuera de las ropas de la cama como extraño, lo cual demuestra que
también las personas normales pueden experimentar de vez en vez
vivencias análogas. Estas se ven favorecidas por un estado de relaja-
ción y coincidiendo quizá con un ligero descenso del nivel de concien-
cia. Manifestaciones de despersonalización, fugaces, sin vivencias de
influencia desde el exterior, pueden surgir en neurosis, neurastenias y
en diversos estados patológicos con descenso del nivel de concienca.
Las manifestaciones despersonalizan tes de la esquizofrenia son más
duraderas y masivas y mucho más frecuentes, y K. ScHNEIDER ha se-
ñalado, con razón, la suma importancia que poseen para establecer
el diagnóstico de esquizofrenia, junto con el sentimieno de lo "hecho"
a partir de una instancia exterior. La vivencia de insoluble contradic-
ción es entonces en ocasiones sumamente torturante para el esquizo-
frénico, que recibe "sus" pensamientos como susurrados o que incluso
los oye.
Evidentemente, en la despersonalización se pierde la pertenencia
del contenido despersonalizado al yo. Sería en cambio falso afirmar
Alteraciones del "Yo" 321
que dicho contenido pierde toda referencia al yo, pues como objeto
se halla referido a él. En la despersonalización, una parte pertene-
ciente al complejo del yo es separada de este; en la apersonaliza-
cíón, en cambio, es agregado a él un contenido que no le correspon-
dería; en el transitivismo, un complejo del yo es cubierto parcialmente
con otro contenido psíquico; en la identificación es cubierto por com-
pleto. En cierto modo, un caso extremo de alteración de la referencia
al yo se halla representada por la
5. PÉRDIDA DEL YO.-Con ello no se alude a una pérdida de la
orientación autopsíquica, a incapacidad para denominar y para incluir
al yo en un orden, y tampoco a una pérdida del autoconocimiento
reflexivo, sino a la pérdida del yo en general, a una conciencia sin yo.
Ya que un estado así va en contra de la· ya mencionada tendencia de
todo campo a formar y destacar una estructura, se presenta muy rara-·
mente. En ocasiones se afirma incluso, sobre una base especulativa,
que no se da en absoluto 12, pero existen observaciones clínicas que
refutan claramente esta afirmación. Ya que se trata de un tema que
posee importancia con respecto a determinadas teorías acerca de la
conciencia y del "estar consciente", incluimos a continuación dos de
tales observaciones:
Ejemplo 43. LAMMER, E. G.: Jungborn, 2.ª ed. Bergverlag Rudolf Rother, Munich,
1923, pp. 69-70.
E. ALTERACIONESDE LA INTELIGENCIA
Existe una vasta literatura acerca de la determinación del con-
cepto de inteligencia y de la . medición de esta, y no es este el lugar
adecuado para entrar más detalladamente en ello, ya que se trata
de un campo correspondiente a la psicología normal que no puede
ser satisfactoriamente resumido en pocc;> espacio. Casi todos los auto-
res modernos se hallan de acuerdo en que en aquello que designamos
de un modo empírico como inteligencia entran a formar parte varios
factores, muchos, según algunos investigadores, al paso que no existe
unanimidad acerca de la índole y número de dichos factores. Debe
quizá aceptarse como seguro que algunos de ellos suponen momentos
afectivos e impulsivos y que la tentativa de eliminar estos perjudica
gravemente la fiabilidad de las determinaciones de la inteligencia.
Pues a pesar de que el concepto de inteligencia no se halla en modo
alguno esclarecido de mcnerc satisfactoria, su determinación empírica
13
MURRAY, T.: Thematic Apperception Test. "Harvard University Press", Cam-
bridge (Mass.) 1943. Una descripción en lengua alemana en STERN, E.: Experimentelle
Personlichkeitsanalyse nach dem Murray Test. Rascher, Zurich, 1952.
326 Procesos presentes
u Véase MEILI, R.: Lehrbuch der psychologischen Diagnostik, Huber, Berna. 1951.
Ed. española, Morata, Madrid. En él se encuentra todo lo esencial acerca de la teoría
y práctica de la determinación de la inteligencia, así como descripciones de los más
importantes tests de inteligencia, incluso del propio test analítico de inteligencia creado
por el autor. Más información acerca de tests de inteligencia: BLAESCH, H., FREY, L.
y ZANGGER, G.: Testreihen zur Prüfung von Echweizerkindern. Huber, Frauenfeld, 1959.
BoBERTAG, O.: Über Intelligenzprüfungen nach der Methode Binet Simon, 3.ª ed., Barth,
Leipzig, 1927. PROBST, E.: Der Binet Simon Test, Praxis, Basel, 1948. TERMAN, L. y
MERRILL, M.: Measuring Intelligence. Houghton Mifflin, Boston, 1937 (esta obra se
halla adaptada y traducida al español por J. GERMAIN y M. RODRIGO). WECHSLER, D.:
The Measurement of Adult Intelligence, William & Wilkins, Baltimore, 1944.
15
Loe. cit., pág. 45.
16
Loe. cit., pág. l.
Inteligencia 327
tal que con arreglo a sus leyes íntimas y la estructura de campo dada,
se tiende al logro del mejor equilibrio posible de tensión, a la "solu-
ción" del "problema" planteado.
Al lector atento no se le habrá escapado que en diversas etapas de
la presente obra, desde la consideración de las funciones básicas, y
especialmente del sentir, del percibir, de la orientación, de ·la apercep-
ción, hasta la inteligencia, hemos repetido constantemente algo. En
todas las etapas se hablaba más o menos de reestructuración condi-
cionada por tensiones, de la integración y ordenación de datos en
sectores más amplios y del surgir de ordenaciones globales. En ello
no se trataba de algo caprichoso y correspondiente a un empleo in-
discriminado de conceptos procedentes de la psicología de la con-
figuración, dentro de los cuales se forzarían una multitud de hechos
heterogéneos, sino que, por el contrario, se trata de algo que brota
de la homogeneidad de los fenómenos, considerados desde un punto
de vista más elevado. En luqor de una multitud de capacidades, fun-
ciones, partes constitutivas, etc., de la psique, cuya identidad perma-
nece siempre dudosa y es refutada por la experiencia, logramos así
una concepción más unitaria de lo psíquico, la cual satisface el im-
perativo científico de sobriedad en la exposición y empleo de princi-
pios explicativos. Podemos, por tanto, reconocer en los rendimientos
psíquicos que hemos expuesto: percepción, apercepción, juicio e inte-
ligencia (además de otros), grupos de procesos de compleijdad diver-
sa, en diversas etapas de configuración y con una acentuación varia-
ble, que unas veces recae sobre el medio ambiente (captación sin-
tética, orientación), otras sobre el aspecto personal (apercepción), otras
sobre el estructural y el formal (pensamiento y juicio) y otras, por
último, sobre el de rendimiento (inteligencia). La fundamental semejan-
za de estas diversas modalidades de actividad, o mejor dicho, de estos
diversos dominios psíquicos, es de una importancia básica desde el
punto de vista teórico, pero no significa acaso que carecería de sentido
el preocuparse por su investigación diferencial y el estudiarlas por
separado. Pues aun cuando no representan en modo alguno funciones o
capacidades psíquicas independientes, el hecho de que históricamente
se hayan estudiado por separado ha tenido como punto de partida el
reconocimiento de su importancia práctica, reconocimiento que ha sido
confirmado por la ciencia clínica exacta. Es, desde luego,· importante.
tanto desde el punto de vista clínico como desde el de la vida prác-
tica, el que alguien, por ejemplo, sea capaz de desenvolverse libre-
mente en un nivel perceptivo, pero ya no en el aperceptivo, el que
capte el carácter configurativo de agrupaciones existentes en el medio
ambiente y con arreglo a las cuales ajustamos ia mayor parte de
328 Procesos presentes
nuestro comportamiento, o bien que capte tan solo sus partes cons-
titutivas; el que se oriente, dentro de sus circunstancias ambientales,
tanto en un sentido restringido (orientación), como amplio (inteligencia),
etcétera, y, por tanto, la clínica no puede ni puede querer renunciar
a los conceptos correspondientes. Pero sí que ha de empeñarse en
lograr la máxima claridad sobre su contenido y su estructura, para lo
cual requiere la ayuda de la psicología científica y, sobre todo, de la
psicología experimental. Pues es en la clínica donde se manifiesta la
importancia y significado de cada sector de la actividad psíquica, sec-
tores delimitados entre sí; pero fundamentalmente muy semejantes, ya
que su diferenciación no solamente ayuda a solucionar problemas
prácticamente importantes y referentes al estudio de la personalidad,
sino también aquellos que se refieren al diagnóstico diferencial, como
hemos visto y sequiremos viendo en la presente obra.
Para la psicopatología, los dos más importantes sectores de la in-
vestigación de la inteligencia son los referentes a la oligofrenia y a la
demencia orgánica. Los diversos grados de oligofrenia corresponden
a respectivos déficit cuantitativos generales de la inteligencia. Es
decir, la inteligencia se define clínicamente a través de déficit más o
menos manifiestos en cuantos a rendimientos y capacidades en diver-
sos sectores, y las pruebas de inteligencia están construidas de un
modo tal que los resultados con ellas obtenidos reflejan de una ma-
nera cuantitativa los hallazgos clínicos. Las desviaciones cualitativas
de la inteligencia corresponden a otros sectores clínicos, y sobre todo
al síndrome psico-orgánico, acerca del cual trataremos en la parte V.
Según WECHSLER, en los rendimientos necesarios para resolver un
"test" de inteligencia ha de distinguirse entre aquellos que son verba-
les y aquellos otros que son ejecutivos ("performance") 17• El enfermo
orgánico, con escasas excepciones (y aparte de los exámenes de la
memoria y de la capacidad de notación) realiza mejor, por término
medio, las pruebas que suponen rendimientos verbales. Por el contra-
rio, en los esquizofrénicos los rendimientos verbales son inferiores a
los ejecutivos, y los resultados de las diversas pruebas parciales os-
cilan mucho más que en otros cuadros clínicos en torno al valor medio
del "test" en su conjunto. Al menos esto es lo que afirma RAPAPORT,
mientras que WECHSLER encuentra más bien buenos rendimientos ver-
bales en los esquizofrénicos, lo cual, sin duda, es debido a la existencia
de diferencias demasiado amplias entre los grupos investigados. Existe,
17
La palabra inglesa "performance" no tiene equivalente exacto en alemán. Sig-
nifica una tarea objetiva que se ha de realizar de un modo predominantemente motor,
o también la actividad que conduce al cumplimientode dicha tarea. En castellano lo
hemos traducido por ejecución, ejecutivo. (N. del T.)
Inteligencia 329
18
MEILI, R.: Analytischer Intelligenztest. Testverlag, Basilea.
330 Procesos presentes
F. ALTERACIONES DE LA PERSONALIDAD
CONCEPTO.-Entendemos por personalidad la totalidad de aspectos
y configuraciones de todos los procesos y cualidades de un sujeto y
que se manifiestan de un modo mediato o inmediato. La personalidad
es, por tanto, un "equilibrio oscilante" (Hsrss), al igual que diversas
configuraciones vivas, de las cuales es, junto al "Selbst" de JuNG, la
más global. Los problemas de la personalidad constituyen esencial-
mente problemas de la psicología normal, y también de la psicología
profunda. La psicología normal ha dejado durante mucho tiempo de
considerarlos, ya que su atención se enfocaba más bien exclusivamente
sobre rendimentos, aspectos y capacidades parciales de la psique. Sin
embargo, en estos últimos años se ha ido convirtiendo, justificadamen-
te, y cada vez más, en una ciencia de la personalidad, de lo cual dan
testimonio numerosos estudios, amplios y sintetizantes, acerca de esta
última 19•
No puede constituir tarea nuestra el describir aquí sus resulta-
dos, pues excedería con mucho los límites de esta obra. Desde el
punto de vista psicopatológico es necesario, sin embargo, señalar que
ya que la personalidad representa una configuración global y supra-
ordenada, cualquier alteración en sus partes, por mínima que sea, ha
de conducir forzosamente a una deformación del conjunto. De hecho
encontramos que toda alteración psíquica repercute sobre la personali-
dad total, así como esta última, por el contrario, confiere forma y dirige
hasta cierto punto la alteración circunscrita que pueda surgir dentro
de ella.
El que las diversas alteraciones aisladas repercutan de un modo
muy distinto sobre la personalidad total depende no solamente de su
gravedad, sino asimismo de su posición dentro de la estructura global,
de la posibilidad de captarlas y regularlas dentro de un sistema par-
cial, así como de la índole y firmeza de la personalidad misma. Las
alteraciones de orden inferior no influyen apenas sobre la totalidad,
siempre que su regulación no falle. Las de orden superior sí que pue-
den influir en mucho mayor grado.
19
Compárese a este respecto ALLPORT, G.: Personlichkeit, Struktur, Entwicklung
und Erfassung der menschlichen Eigenart, traducido y editado del americano por
H. v. BRACKEN, Klett. Stuttgart, 1949. MURPHY, G.: Personality. A Biosocial Approach
to Origins and Structure, Harper, New York, 1947. HEISS, R.: Die Lehre vom Charakter,
2.ª ed. De Gruyter, Berlín, 1949.
Cualidades totales 331
20
METZGER, W.: Psychologie, 2.ª ed. Steinkopff, Darmstadt, 1954, pp. 63 y ss.
332 Procesos presentes
21
Piénsese en el significado de la palabra "Übergang" = paso, transición, y el
del vocablo latino "intellegere", del cual se origina "intelecto". "Intellegere" =atar
juntos, es decir, establecer un paso, una transición.
22
Loe. cít., pág. 69.
23
En la edición alemana, estructura y calidad o índole, consideradas ambas con-
juntamente como vertiente "estructurafin" de la personalidad, son puestas en rela-
.Personalidad anormal ;;J;;J::J
cíón con los aspectos "intelectuales" de la misma. En la actualidad tengo mis dudas
acerca de la exactitud de esto último y creo más bien que se pueden presentar tras·
tornos de la calidad o índole en otros sectores psíquicos. De las tres clases de cua-
lidades totales es la índole aquella que precisa de mayor esclarecimiento.
24
Además de los tratados generales de psicología y psiquiatría hemos de men-
cionar las siguientes obras: HELWIG, P.: Charakterologie, 2.ª ed. Klett, Stuttgart, 1952.
KRETSCHMER, E.: Kotpetbcn: und Charakter. Springer. Heidelberg. Idem: Medizinische
Psychologie. Thieme. · Stuttgart. JUNG, C. G.: Psychologische Typen. Rascher, Zurich.
ROHRACHER, H.: Kleine Charakterkunde. Urban & Schwarzenberg, Viena. {Ed. española,
Edit. Científico-Médica,Barcelona.) La doctrina tipológica de KRETSCHMER, la más extendida
y mejor fundamentada, así como la de JUNG acerca de los tipos de actitud psíquica.
334 Procesos presentes
25
Las psicopatías son expuestas, por lo general, en los tratados de psiquiatría.
Véase, además, SCHNEIDER, K.: Psychopathische Personlichkeiten (traducido al español
y publicado por Editorial Morata con el título Las personalidades psicopáticas). Idem:
Psychopathische Persánlichkeiten, en Klinische Psychopathologie, 3.ª ed., Thieme, Stutt-
gart, 1950. KAHN, E.: Die psychopathischen Personlichkeiten, en el "Hcndbuch der
Geisteskrankheiten", publicado por BuMKE, t. V. Springer, Berlín, 1928.
uetotmacion de la personalidad JJ\>
•'
336 Procesos presentes
rarquía, y la orientación general se halla supeditada al estableci-
miento de defensas. Pero si determinadas manifestaciones y tenden-
cias de la personalidad son escindidas del conjunto, y ello sin motivo
aparente, sí resultan reforzadas o debilitadas y se dirigen hacia fina-
lidades aparentemente absurdas (desde el punto de vista del con-
junto), puede hablarse de un desmoronamiento o fragmentación de la
personalidad, tal como lo encontramos en el mencionado síndrome.
PULSION E INSTINTO
Reunimos aquí aquel amplio grupo de procesos que confieren al
ser vivo su caract_erística expresión de tendencia a finalidades. Los
filósofos han gastado mucha tinta en explicar cómo algo futuro puede
obrar sobre algo presente y, dado el caso, de qué manera puede lo-
grarse una previsión del porvenir a. pcrtír del presente. Prescindi-
mos conscientemente de esta índole de cuestiones y nos satisface-
mos con comprobar que en aquellos procesos que vamos a estudiar
ahora se trata de procesos que el sujeto experimenta como referidos
al futuro, y lo mismo sucede con cuantos observadores neutrales
los contemplan. Pues aunque el tiempo físico es algo constante e
irreversible, el tiempo psicológico no es ni lo uno ni lo otro, y para
él, como sucede tan demostrativamente en los sueños, y a veces tam-
bién en otras circunstancias, no existen en ocasiones las barreras
representadas por los arraigados conceptos de "pasado", "presente"
y "futuro".
doctrina que ha sido superada ya casi por completo; pero que, sin
embargo, tiene su importancia histórica, la reacción contra la multi-
plicación indiscriminada y contra la hipostasis de los instintos fue
llevada tan lejos que se negó la existencia de los mismos. Mas las
observaciones desde entonces llevadas a cabo en los animales y en
el hombre han reunido el material suficiente para refutar una teoría
tan extrema. Sin embargo, uno de los resultados de la investigación
behaviorista que han logrado perdurar es el de haberse aprendido
a considerar menor la importancia concedida al papel desempeñado
por los instintos en la realización de las acciones pulsionales, y a
apreciar más el valor de los modos de reacción adquiridos y modi-
ficados por la experiencia.
La frecuente confusión que se establece entre instinto y pulsión
es una consecuencia no superada aún por completo, de la anterior
ignorancia acerca de los procesos fisiológicos que constituyen las
fuentes de la pulsión. De este modo semejaba que las acciones pul-
sionales que se acostumbraba designar como "instintivas" surgían
de la nada. En consecuencia se postulaba un "instinto" hipostasiado
que las ponía en marcha y las mantenía. De hecho, procesos de índo-
le pulsional que culminan en una actividad instintiva pueden ser
desencadenados, bien por factores externos, bien por factores ínti-
mos. Numerosas investigaciones han mostrado que los estímulos ex-
teriores adecuados y proporcionados por la percepción sensorial po-
seen siempre un determinado carácter configurativo, que con fre-
cuencia es muy complicado; pero que sus rasgos aislados pueden
variarse ampliamente siempre que se conserve el carácter configu-
rativo. Los "estímulos clave" desencadenantes (TINBERGEN) correspon-
den en algunos casos solamente a unos pocos territorios sensoriales
y además a un sector estrictamente limitado de aquello que en gene-
ral son capaces de percibir los órganos sensoriales en cuestión.
Por lo que se refiere a los factores internos, podemos distinguir
en ellos, fundamentalmente, tres clases. Una se halla representada
por las hormonas segregadas en la sangre. Todo parece indicar que
no ejercen su influencia inmediatamente sobre el correspondiente
órgano periférico, sino más bien sobre determinados sectores del
sistema nervioso central, especialmente sensibles para la hormona en
cuestión, desencadenando así una inquietud general que no se calma
sino mediante una actividad del órgano periférico conectado directa
o indirectamente con dicho sector del sistema nervioso. La segunda
clase de factores internos se halla representada por los estímulos que
parten de la actividad propia o de los estados de tensión de los ór-
ganos internos, tales como las contracciones. de hambre del estómago
346 Procesos futuros
26
Véase BASH, K. W.: Begriff und Bedeutung des Archetypus in der Psychologie
C. G. Jungs, "Psychologia Jahrbuch", 1955, Rasclier, Zurich, 1954, pp. 84-95. Idem:
Gestalt, Symbol und Archetypus. Über einige Bezíehungen zwischen Gestalt und Tiefen-
psychologie. Schweiz. Zeit. f. Psychologie, t. V, fase. 2 (1946), pp. 127-138.
348 Procesos futuros
21
Resumido en TINBERGEN, N.: Instinktlehre. Vergleichende Erforschung angebo-
renen Verhaltens, Paul Parey. Berlín y Hamburgo, 1952.
Observaciones psicológicas 349
28
Un proyecto de amplia envergadura para fundamentar una patología sistemá-
tica de las pulsiones ha sido intentado por SzoNDI, L.: Triebpathologie, Huber, Ber-
na, 1952.
Observaciones psicológicas 351
.
352 Procesos futuros
CURSOS DE REPRESENTACION
Y CURSOS DE ACCION
A. OBSERVACIONESPSICOLOGICAS PRELIMINARES
Lo dicho en la introducción al capítulo 4 de esta obra es igualmente
válido con respecto a los procesos de que vamos a tratar seguida-
mente. En el presente capítulo vamos a dedicar nuestra atención al
amplio sector de aquellos procesos más estructuralmente ricos y
transformables, menos fijados por la disposición y más libres, más
grávidos de posibilidades proyectadas hacia un futuro lejano y
cuyo ámbito alcanza hasta lo espiritual. No se trata, desde luego, tan
solo de aquellos a los que se aplica el predicado de "más elevados",
sino también de las etapas previas de estos por lo que respecta al
representar y el obrar, y en aquellos aspectos de estos últimos de los
que hasta ahora no nos hemos ocupado. Hemos de recordar una vez
más que no existe separación de índole psicológica entre "sencillo"
y "complicado", "superior" e "inferior" que no sea un tanto arbitraria.
Ya hemos discutido anteriormente el sentido en que empleamos la
palabra "representación". Comprende aquello que muchos tratados
incluyen en el "pensar" y también en el "asociar", es decir, todos los
procesos psíquicos consciente o inconscientemente imaginarios, articu-
lados en subtotalidades relativamente discretas y captables. Desde
el punto de vista de su coordinación temporal se presentan como
cursos y como tales se hallan dirigidos a la anticipación o realiza-
ción de algo futuro. Desde luego, y en cierto sentido, existen deter-
minados procesos de campo que operan también de este modo, ya que
tienden a la obtención de un equilibrio que por el momento no existe.
Hemos, por tanto, de completar nuestra definición añadiendo que los
procesos a que aquí aludimos muestran todos ellos una mayor cuan-
tía de actividad propia configurativa y una menor cuantía en reac-
tividad dependiente de estímulos que los que hasta ahora hemos es-
tudiado. Para expresarlo de otro modo: tienden de una manera que
es ampliamente autoactiva a operar un cambio en las circunstancias.
;;Jbo Procesos prospectivos
B. ALTERACIONES CUANTITATIVAS
El buen humor normal coincide la mayoría de las veces con un in-
cremento de la actividad psicomotriz: fluyen las ocurrencias, el pen-
samiento se realiza sin esfuerzo, la fantasía juega, bromea, da ca-
briolas. No siempre se manifiesta motóricamente tal vivacidad psíqui-
ca, pero en su camino hacia la expresión motriz se tropieza con me-
nos obstáculos que en el estado habitual. Tal· vivacidad aumenta con
la hipomanía y, sobre todo, con la manía. Desaparecen entonces las
dudas que restan acerca de uno mismo, las últimas inhibiciones se
desvanecen y, por último, también el conocimiento acerca de la ino-
portunidad o incluso de la imposibilidad. Las fronteras establecidas
por la costumbre y la ley se borran y hacen aparecer lo meramente
imaginado, no ya como real (en contraposición a lo que sucede en las ·
alucinaciones y en el delirio), pero sí como, sin más, posible. Las
ocurrencias que, innumerables, se precipitan unas sobre otras, seme-
jan un montón de calderilla que cae al suelo: un ruidoso y desorde-
nado acúmulo de cosas de poco valor, molestas de recoger. Unas
suceden incesantemente a las otras. El pensar propiamente dicho se
paraliza, aun cuando se· habla de un "pensamiento maníaco"; las
sensaciones parecen más intensas (excepto las dolorosas, que se ha-
358 Procesos prospectivos
C. ALTERACIONESCUALITATIVAS.CASOS ESPECIALES
29
KARSTEN, Anitra: Psychische Slittigung. Untersuchungen zur Handiungs-und
Affektpsychologie, editado por Kurt Lewin. "Psychologische Forschung, X (1927) pá-
ginas 142-254.
364 Procesos prospectivos
•'
368 Procesos prospectivos
80
KRETSCHMER, E.: Hysterie, Reflex und Instinkt, S.ª ed., Thieme, Stuttgart, 1948.
31
KLAESI, J.: Übet die Bedeutung und Entstehung der Stereotypien, Karger, Ber-
lín, 1922.
Obsesión 369
ción más detenida muestra, sin embargo, que en todas ellas se trata
de actos expresivos simbólicos o sustitutivos y que, por tanto, poseen
una finalidad, la cual no se encuentra, sin embargo, en el plano de la
realidad objetiva. Esto se muestra del modo más claro allí donde son
realizados, sin objeto, movimientos correspondientes a un oficio que
se ha ejercido, movimientos que muchas veces se hallan deformados
o abreviados hasta convertirlos en casi irreconocibles.
Esto se da sobre todo en los dementes orgánicos y en oligofréni- ·
cos imbéciles. La mayoría de las veces los propios enfermos no re-
conocen el origen profesional de tales movimientos. A causa de su
escisión del yo y de su progresivo alejamiento de éste no presentan
prácticamente saturación. En los esquizofrénicos se presentan no ra-
ras veces estereotipias como actos defensivos contra errores senso-
riales e ideas delirantes; en esquizofrénicos y neuróticos como actos
simbólicos de realización de la finalidad de un complejo. Tal finalidad
puede hallarse múltiplemente deformada y, por tanto, aparentar ha-
berse transformado. Según las investigaciones de KLAESI, todas· las
estereotipias pueden referirse a complejos reprimidos (incluso los mo-
vimientos profesionales de los orgánicos, ya que en este caso la propia
eficiencia profesional, dañada por la enfermedad, se convierte en con-
tenido de complejo y se halla frecuentemente sometida a represión). En
último término, en la raíz de todo complejo hallamos manifestaciones
pulsionules inhibidas. Estas dan lugar en el animal a reacciones que
cursan en el vacío, repetidas de un modo uniformemente monótono y
desprovistas de finalidad. La única diferencia esencial con las este-
reotipias humanas estribaría en que las reacciones "en el vacío" se
hallan predeterminadas por el instinto congénito hasta en sus meno-
res detalles, mientras que la descarga pulsional inhibida del hombre
puede expresarse a través de vías más amplias y flexibles, a la par
que adquiridas, cuando no consigue realizarse.
La paciente, que procede de una familia no tarada desde el punto de vista neuro-
lógico, fue una niña delicada y muy susceptible a las enfermedades. Ya que el padre
murió siendo ella muy joven, hubo de renunciar a unos estudios que . había comen-
zado un trimestre antes y colocarse muy a su pesar, pero consciente de su deber, en
una fábrica de géneros de punto con el fin de ganarse el sustento. Más tarde fue
instruída por una doctora en las funciones de enfermera auxiliar de una consulta.
Pero en el desempeño de este puesto comenzó a presentar estados de gran fatiga
y depresión con alteraciones de la sensibilidad y parálisis de naturaleza variable,
374 Procesos prospectivos
siendo diagnosticada de esclerosis múltiple. Con gran esfuerzo y valor pudo la pa-
ciente mantenerse aún trabajando durante seis años, pero hubo de ingresar en una
clínica pues las fuerzas le fallaban y se veía torturndo de cuando en cuando por dolores
de cabeza difícilmente soportables, por vómitos, así como por manifestaciones paralí-
ticas variables y oscilantes. En la clínica, la enfermedad continuó su curso típico, con
brotes y periodos de remisión, hasta que apareció una paraparesia de miembros in-
feriores, retención temporal de orina y contracturas de garganta que pusieron en
peligro su vida, colocando a la enferma al borde del agotamiento y de la muerte
por asfixia. Las manifestaciones más amenazadoras pudieron ser combatidas sinto-
máticamente, pero retornaban siempre de nuevo, siendo soportadas por la enferma
con la conciencia completamente lúcida y con una paciencia y un valor admirables,
aun cuando se encontraba en un estado físico deplorable y muy debilitado. Comen·
zaron a presentarse bruscas oscilaciones del estado de ánimo, de carácter depresivo
las más de las veces, aunque también ocasionalmente alegre, completamente des-
provistas de fundamento estas últimas. La paciente era incapaz de defenderse contra
ellas, sufriéndolas con perfecta noción de lo absurdas que eran y avergonzándose de
ellas, pero sin poderlas reprimir en lo más mínimo. Al empeorar progresivamente su
estado, se veía obligada a hablar durante horas enteras, a veces de una manera
harto pueril y con numerosos manerismos, en ocasiones en idioma extranjero, todo lo
cual le resultaba sumamente molesto. En los intervalos pedía disculpas por obrar así.
Preguntaba repetidamente al médico: "¿Por qué me he convertido en una charlatana
tan estúpida?" En medio de una conversación normal y también cuando se encontraba
libre de dolores, se veía obligada a lanzar a voz en cuello un grito prolongado, com-
pletamente distinto de sus manifestaciones de dolor, que ella por otra parte se esfor-
zaba en dominar. Del mismo modo compulsivo se golpeaba de cuando en cuando la
cabeza. Después de hacerlo pedía perdón, avergonzada, diciendo que sabía perfecta-
mente que era absurdo lo que hacía, pero que no podía contener el impulso y que
después de hacerlo, y durante un rato, se sentía aliviada. El éxito letal fue debido
a edema cerebral y pulmonar con fallo cardiaco.
Diagnóstico: Esclerosis múltiple con manifestaciones obsesivas orgánicas.
32
WEISS, D. A.: Der Zusammenhang zwischen Poltern und Stottern, "Folia Pho-
niatrica", 2 (1950), pp. 252-262. FREUD, H.: Studies on the Interrelationship between
Stuttering and Cluttering, "Folia Phoniatrica", 4 (1952), pp. 146-168. LANDOLT, H. y
LucHSINGER, R.: Poltersprache, Stottern und chronische organische Psychosyndrome,
"Deutsche Medizinische Wochenschrift", 79 (1954), pp. 1.012-1.015. LUCHSINGER, R. y
LANDOLT, H.: Über das Poltern, das sogenannte "Stottern mit Polterkomponente" und
deren Beziehung zu den Aphasien. "Folia Phoniatrica", 7 (1955).
376 Procesos prospectivos
SlllDROMES
CAPITULO PRIMERO .
Introducción
1
SELYE, Hans: Textbook of Endocrinology, l.ª ed., 1947. 2.ª ed., 1949. Idem:
Annual Report on Stress 1951-1956. Ambos en el "Acta" de Montreal. ldem: The Story
of the Adaptation Syndrome. "Acta" Montreal, 1952. Esta publicación expone amplia-
mente los aspectos teóricos y los principales hallazgos, renunciando a una exhaustiva
documentación, siendo apropiada como iniciación a la materia. Sobre nuevos aspectos,
comparar LANGER, Dieter: Die wichtigsten Ergebnisse der Stress-Forschung (hasta 1957)
und deren Bedeutung für die Psychiatrie. "Fortschritte der Neurologie und Psychiatrie",
año 26, pp. 321-354 (1958).
388 Síndrome de adaptación
•11 HoAGLAND, H.: Some Endocrina Stress Responses in Man: Stress and Psychiatric
Disorder, J. M. Tanner, ed., Blackwell, Oxford, 1960.
Stress 389
temente la presencia de un síndrome de adaptación en estadio más
o menos avanzado, según la situación del caso.
El primer estadio es el de reacción de alarma, que SEL YE define
como "el conjunto de todas las manifestaciones generales inespecí-
ficas que, debidas a .lc brusca acción de estímulos, afectan la mayor
parte del cuerpo y a las cuales no se halla adaptado el organismo, ni
cuantitativa, ni cualitativamente". Algunas de ellas son fugaces y
representan meramente signos de "shock", tales como descenso de la
tensión arterial y de la temperatura, espesamiento sanguíneo, aumento
de la permeabilidad capilar, hipocloremia, al paso que otras se hallan
puestas al servicio de una defensa activa, como lo son el alza de la
glicemia y del fibrinógeno, acortamiento del tiempo de sangría, taqui-
cardia y destrucción albuminoidea. Esta última proporciona amino-
ácidos como materiales destinados a la renovación celular y regene-
ración de tejidos· impuestas por las consecuencias de la noxa. Se ma-
nifiesta por un aumetno del nitrógeno residual, así como del contenido
sanguíneo en aminoácidos, urea y ácido úrico. Si el stress es de me-
diana gravedad, la reacción de alarma se divide, de una manera más
clara que en el stress agudo, masivo, en una fase de "shock" y otra
de · "contrashock". En aquella predominan los síntomas de daño o per-
juicio; en esta última, los de defensa, y en la segunda fase se com-
pensan de nuevo, en parte, los signos de insuficiencia propios de . la
primera. Ya en la fase de "shock" aumentan la glicemia y la presión
arterial, a causa probablemente de la secreción de adrenalina, y como
mecanismos de lucha y defensa más rápidamente disponibles; pero
descienden pronto y vuelven a ascender de nuevo, de manera más
duradera, en el contrashock. Las manifestaciones cardiovasculares del
contrashock corresponden también por otra parte a la reacción de
urgencia de CANNON. Se hace notar rápidamente una lesión capilar.
En el tracto digestivo se advierte, durante el· shock, una hiperemia,
y ya en el contrashock se forman fácilmente úléeras en estómago e
intestino delgado (úlcera de CuRLiNG, después de quemaduras, ulce-
ración consecutiva a intensas conmociones afectivas; por ejemplo, tras
de bombardeos). El timo, y en grado menor los restantes órganos lin-
fáticos, involucionan muy rápidamente en el shock, mientras que se
multiplican y aumentan su capacidad fagocítica los macrófagos del
sistema retículoendotelial. Los leucocitos, al principio, muestran un
aumento general. En la fase de contrashock predomina· especialmente
una neutrofilia con eosinopenia y linfopenia relativa o absoluta ... En la
corteza suprarrenal se hipertrofian las diversas células durante la
reacción de alarma y segregan sus granulaciones lípidas, de coles-
390 Síndrome de adaptación
8
La especificidad se refiere aquí solamente al agente desencadenante y no como
en una reacción antígeno-anticuerpo, también al sustrato.
Agotamiento 391
8
BASH, K. W.: Zur Psychopathologie akuter symptomatischer Psychosen, "Nerven-
arzt", año 28 (1957), pp. 193-199.
Adaptación 395
.
'
400 Síndrome de adaptación
11
BINSWANGER, H. y MEIER, L.: Psychiatrischklinische Untersuc:hungen zur Selye'
schen Adaptationslehre, "Schweiz. med. Wschr.", año 82, núm. 19 (1952), pp. 513-519
y año 83, núm. 2 (1953), pp. 25-30. BINSWANGER no ha obtenido con la administración
de ACTH y cortisona en la curas de insulina mejores resultados terapéuticos que . con
la administración de insulina sola.
OAPITULO 111
El nombre mismo 'de este síndrome, del cual hemos hablado ante-
riormente en diversas ocasiones, expresa lo esencial acerca de su
modo de manifestación. El concepto del mismo se deriva de la psico-
logía de la configuración, pero los correspondientes hechos, que ·vamos
a exponer seguidamente, son de índole clínico-psiquiátrica.
1 La vida psíquica se nos ofrece normalmente como un todo cons-
lll BLEULER, E.: Dementia Ptaecox oder Gruppe der Schizophrenien, en el Handbuch
der Psychiatrie, publicado por G. Aschaffenburg. Deuticke, Leipzig y Viena, 1911. p. 17.
Esquizofrenia los
la inflexibilidad del paranoide ordenado a la abigarrada disgrega ..
cíón de los cuadros catatónicos vivaces y a los hueros y pueriles cua-
dros clínicos hebefrénlcos, la expresión "ruina" mantiene toda su va-
lidez, pues tal inflexibilidad paranoide sería comparable a la de un
catastrófico deslizamiento de tierras en bloque, no disgregándose, y
supone al fin y al cabo una ruina de la configuración. Así como el
deslizamiento de tierras transporta amplias superficies intactas y las
muda de lugar, la ruina paranoide de la configuración desgarra la
personalidad a partir de lugares agrietados, pero deja intactas las
conexiones entre amplias porciones de la misma.
Después de lo que llevamos dicho no vacilamos en incluir los sín-
tom.ccs básicos de la esquizofrenia en el síndrome de ruina de la con-
figuración. Por motivos diagnósticos y por la arraigada convicción de
que la psicosis esquizofrénica debería representar algo completamente
especial y aparte, a nada comparable, se ha vacilado hasta ahora, en
general, en reconocer nada que no sean semejanzas superficiales en-
tre sus síntomas básicos y los correspondientes a otros cuadros clíni-
cos semejantes a psicosis. Mas no cabe duda que existen otros rasgos
comunes y más profundos. El clínico se siente constantemente obliga-
do a reconocer que los cuadros del tipo de la reacción exógena aguda
que surgen en enfermedades corporales también agudas (infecciones,
intoxicaciones, heridas cerebrales) ofrecen una semejanza con la es-
quizofrenia, semejanza que llega hasta la confusión y la imposibilidad
transitoria de diferenciar entre unos y otra 12• Cuando tenemos al pa-
ciente ante nosotros y no sabemos nada aún ni de su anamnesis, ni
de sus posibles síntomas somáticos (situación con la que nos enfren-
tamos a veces en casos de urgencia), advertimos idéntica disgrega-
ción, el mismo choque entre afectos dispares, igual fragmentación de
los actos, el mismo perder de vista o fallar la meta y nos vemos en
gran apuro para fijar el diagnóstico. Desde luego, y en general, el
cuadro de la reacción exógena aguda es delirante y supone algo que
muy bien puede faltar en la esquizofrenia y que de hecho falta en la
mayoría de los casos. Se trata de la obnubilación, de la agitación mo-
triz y en grado menor, ya que es frecuente en la esquizofrenia, si bien
referido más bien a otro sector (ver pág. 313) del trastorno de la orien-
13
Véase CoNRAD, K.: Die symptomatischen Psychosen, l. Die Syndrome. 5. Das
katatonschizophrene Syndrom, en Psychiatrie der Gegenwart, pub. por H. Gruhle,
R. Jung, W. Mayer-Gross y M. Müller. Tomo II: "Klinische Psychiatrie", Springer, 1960,
páginas 404-408. Citaremos un párrafo de CoNnAD: "No hemos de aludir sino a la
magna casuística procedente de la primera guerra mundial y a las discusiones esta-
blecidas en torno a ella. De momento no aparece muy claro el que el "presente''
psiquiátrico haya sabido aprovechar tales valiosas experiencias procedentes del pa-
sado."
406 Ruina de la configuración
hermanas por aprender. Son gemelas por la segunda sangre. Si una se quita la sangre
se llena el pecho con el nombre de Lucía. Lo que quiere decir la foto en la cabeza,
la cosa así aceptar no querer solo y dicen que hablo mal. Sin el cumpleaños. Y porque
siento en Nochebuena con los árboles de Navidad. El comienzo del aire con la Teolo-
gía. Lo que quiere decir lo siento en el estómago. Porque me da siempre la razón
las hermanas y vienen a vacunarme. Porque me he dado cuenta, como siempre lo
noto, lo que quiere decir con la guerra. Cuando se oye y se nota con el señor doctor
en París a causa de Alemania con muchas preocupaciones y los gemelos. Porque
voy a España para aprender eso, ser hermana en el hospital. Y las máquinas de
escribir que yo sentía en mi cuerpo y las sentía también por los niños y por la
sastrería", etc.
Desde el punto de vista somático no presentaba más hallazgos patológicos que
~ipocalcemia de 6,5 mgs. por 100 (nunca tuvo signos clínicos de tetania).
15
BoNHOEFFER, X.: Die Psychosen im Gefolge von akuten Infektionen, Allgemeiner-
krankungen und inneren Erkrankungen, en Handbuch der Psychiatrie, de G. Aschaffen-
burg. 3.ª sección, l.ª parte. Deuticke. Leipzig, 1912.
BASH - 27
418 Tipo exógeno agudo
El síndrome pslcoorgánico
18
La afirmación, no completamente inexacta, de que el trastorno de la capacidad
de notación constituye un síntoma precoz y, en general, obligado del síndrome paico-
orgánico, es solamente válida con respecto a la exploración clínica. Por medio de
ciertos tests, sobre todo con el de RoRSCHACH, se logra no pocas veces demostrar
claramente la existencia de un síndrome psico-orgánico, aun antes de que se manifieste
Sintomatología 425
19
WALTHER-BÜEL, H.: Die Psychiatrie der Hirngeschwülste und die cerebralen
Grundlagen psychischer Vorgange, Springer, Viena, 1951.
Resumen 429
20
Publicado primeramente en "Von Erscheinungsbildern zu Grundformen seelischen
Krankseins", fascículo trimestral de la Naturforschende Gesellschaft, de Zurich, 88, 55.
Una exposición más asequible en E. BLEULER: Lehrbuch der Psychiatrie, a.a ed., re-
visada por M. BLEULER. Springer, Berlín-Gottingen-Heidelberg, 1949, pág. 99.
,.BASH • 28
434 PerturbacióD:, circunscrita
1
Parte IV, cap. 4). Tales enfermos bromean, molestan, comen y beben
vorazmente, corren de un lado a otro, quieren ahorcarse en un brusco
acceso de melancolía y unos instantes más tarde miran con indife-
rencia aquello que poco antes les colmaba de excitación. Se dan
también, naturalmente, oscilaciones pulsionales más suaves. Son fre-
'cuentes las intensas y abruptas oscilaciones de humor: las distimias.
La vida afectiva puede tornarse, como en el síndrome psico-
orgánico, más primitiva y desdiferenciada, sin que dicho síndrome
esté presente. Parece notable el que no resulten afectados en todo
ello los procesos retrospectivos y los intelectuales propiamente dichos,
a no ser que exista una combinación con el síndrome psico-orgánico.
Igual que sucede en el síndrome de ruina de la configuración, las
finalidades o metas no se consiguen, a causa de las bruscas osci-
laciones pulsionales, mientras que no se perturba ni la fijación de la
meta, ni el camino que conduce a ella. No pocos enfermos sufren con-
siderablemente a causa de esta discrepancia, ya que la conciencia
de enfermedad puede permanecer conservada hasta en los más gra-
ves estadios de la enfermedad.1'No se halla alterada la capacidad de
notación, ni tampoco la memoria para lo alejado en el tiempo. M.
BLEULER ha introducido en psiquiatría este grupo de síntomas bajo el
nombre de síndrome psíquico cerebral local.
Una importante fundamentación del síndrome cerebral local se
halla representada por las ya varias veces mencionadas investiga-
ciones de WALTHER-BÜEL acerca de la psiquiatría de los tumores cere-
brales, de cuya limitación local e importancia como focos de altera-
ciones no existen dudas. M. BLEULER y colaboradores han mostrado asi-
mismo, a través de detalladas investigaciones en estigmatizados endo-
crinos y en general en pacientes con trastornos hormonales, que casi
todas las endocrinopatías de mediana gravedad muestran síntomas
idénticos a los correspondientes al síndrome cerebral local y, en conse-
cuencia, las han incluido en este último21• El sistema neuroendocrino
constituye un todo sumamente ramificado y altamente diferenciado y
una alteración en un sector relativamente pequeño del mismo conduce,
por tanto, y pese a la más amplia extensión topográfica (ya que las
hormonas se difunden por todo el cuerpo) al mismo resultado que
si hubiese sido lesionada una porción anatómicamente circunscrita.
Esto último sucede en sentido funcional y a veces también en sentido
anatomopatológico, pues el asiento anatómico de la correspondiente
21
BLEULER, M. y cols.: Untersuchungen aus dem Grenzgebiet zwischen Psychopa·
thologie und Endokrinologie, "Arch. f. Psychiat. u. Zeitschr. f. Neurol.", 180 (1948).
BLEULER, M.: Endokrinologische Psychiatrie, Thieme, Stuttgart, 1954.
Lesiones cerebrales 435
22
H.11.LSTEAD, W.11.RD, C.: Brain and Intelligence, Univ. of Chicago Press, Chicago, 1947.
Lesiones cerebrales 437
23
E. BLEULER: Lehrbuch der Psychiatrie, 9.ª ed., revisada por M. BLEULER. Springer,
1955, pág. 116.
446 Grandes síndromes
Figura 4 Figura 5
Agudo~ Agudo
Crónico
Figura 6 Figura 7
24
PENFIELD, W. y H. JASPER: Epilepsy and the Functional Anatomy oi the Human
Brain. (Little Brown. Boston, 1954.)
Obnubilación 449
25
Ob. cit., página 156.
26
Ob. cit., página 162.
11:t Ob. cit., página 495.
BASH ~ 29
450 Grandes síndromes
28
Loe. cit., pág. 81.
452 Grandes síndromes
29
PFLUGFELDER, G.: Psychologische Untersuchungen über Bewusstseinsveréinderun
gen in der Insulinkur. Karger. Basilea, 1951.
Intervalo libre 457
Síndrome de ruína de
la configuración
Focal Difuso
Figura 8
pathologie Heute, pub. por H. KRANZ (Thieme, 1962), tabla 3, pág. 240.
Intervalo libre 461
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462 Grandes síndromes
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Síndrome de S~ndrom~
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perturbación de ad~p_taci6n psi ca-orgánico
circunscrita
Figura 10
..
464 Grandes síndromes
32
LASHLEY, K. S.: Brain Mechanisms and Intelligence, "University of Chicago Press",
Chicago, 1929.
Intervalo libre 465
La clasificación de los grandes síndromes psicopatológicos con
arreglo a las dimensiones agudo-crónico, o bien circunscrito-difuso,
ofrece claras ventajas. Las coordenadas elegidas son igualmente vá-
lidas para los diversos casos. El sistema de referencia se mantiene
unitario. Es sencillo, se halla somáticamente fundamentado y, en con-
secuencia, resulta fácilmente comprobable de manera objetiva. Abar-
ca la inmensa mayoría de los trastornos psíquicos corrientes y permite
orientar con respecto a él los casos de transición y excepcionales que
surgen siempre dentro de todo esquema de ordenación biológico. Por
no .exístír precisamente límites estrictos entre "agudo", y "crónico",
"circunscrito" y "difuso", es por lo que tampoco se dan entre síndromes
y cuadros sindrómicos vecinos. Ambos pares de conceptos son cuan-
titativos en un sentido comparativo. El primero de ellos, correspondíen-
te a la contraposición "agudo-crónico", se refiere a la dimensión tem-
poral, el segundo ("circunscrito-difuso") a la espacial. Ya que es bien
sabido, a partir de la electrofisiología, cuanto depende la modifi-
cación de un estado de la rapidez o bien de la lentitud con que obre
un estímulo, no es de sorprender que la dimensión temporal se reve-
le asimismo - como básicamente importante también con respecto a la
psicopatología. La ley de efecto de masas, de ser tenida en cuenta,
es índice de análogos pensamientos con respecto al espacio. El espacio
correspondiente. al sistema nervioso central se halla repleto de pa-
rénquima de un modo más homogéneo de lo que sucede con respecto
a la mayoría de los órganos corporales. Así, pues, el espacio y el
tiempo nos pueden proporcionar aquí coordenadas más unitarias, de
aplicación también útil en psicopatología.
BASH • 30
I 11 D 11 C !E ALFAIBETIOO
Inteligencia, 251, 264, 325, 333, 376, KRANZ, H., 219, 458, 460.
427, 437' 455. KRETSCHMER, E., 170, 179, 196, 333,
- Alteraciones de la, 325. 368.
Intoxícacíón; 43, 46, 52, 62, 7 4, 82, KRUEGER, 33.
157, 197, 217, 237, 279, 283, 287,
307, 405, 413, 417, 423, 434, 438.
Intoxicaciones, 418. L
Intuir, 114, 120, 155, 198, 201, 205,
216, 229, 235, 248, 250, 256, 264, Lactante, 115.
357, 409. LAMME, E. G., 322.
- Alteraciones del, 248. LANDOLT, H., 36, 51, 76, 80, 375, 455.
IPSEN, G., 100. LANGER, 387, 394.
Irracional, 124, 189, 201, 257. LASHLEY, 346, 464.
Irradiación del sentimiento, 139. LAUENSTEIN, 0., 293.
Irritabilidad, 53, 88, 167, 170, 193, LEFERENZ, H., 68, 266.
425, 439. Lentificación, 45, 155, 259, 360, 377,
Isomorfismo, 113, 117, 399, 440, 445, 419, 451.
452, 463. LEOPARDI, G., 214.
Lesión cerebral circunscrita, 90, 353,
418, 433, 451, 462.
J - - difusa, 377.
- difusa de la corteza cerebral, 82,
JACKSON, 49. 126, 148, 168, 257, 261, 325, 328,
J AENSCH, E., 236. 353, 376, 404, 423, 433, 438, 445,
J amais vu, 304. 459.
JAMES, W., 125. Leucotomía, 215, 229.
JANET, P., 123. LEWIN, K., 139.
J ANZ, D., 33, 49, 106, 130. LEWIS, 33.
JASPERS, K., 175, 183, 203, 215, 218, Ley de la buena curva, 109, 232.
230, 321. - del destino común, 110.
«Jinete sobre el lago Boden», 99. Leyes de la configuración, 108.
Juicio, 206, 250, 264, 326, 419. - estructurales psíquicas, 95.
- Capacidad de, 265. Libido, 87, 108, 120, 137, 139, 144,
JUNG, c. G., 33, 35, 36, 61, 88, 93, 148, 208, 365.
108, 117, 119, 125, 128, 130, 137, LIDDEL, 398.
140, 150, 160, 162, 188, 191, 196, LINDEMANN, E., 110.
202, 204, 219, 232, 248, 252, 265, Lobectomía, 216, 437.
330, 333, 341, 347, 354, 405. Lóbulo frontal, 91, 152, 214, 298,
373, 436.
Logorreá, 89.
K LORENZ, K., 346, 354.
Lucidez. Aumentos de, 51.
KAHN, E., 334. - de conciencia, 41, 46, 49, 57, 89,
KANDINSKY, V., 241. 120, 124, 137, 162, 194, 237, 274,
KARSTEN, A., 363, 426. 321, 355, 361.
KATZ, 35, 105. - _, Aumento de la, 51, 132, 155.
KAUFMANN, R., 231. ~ - Condicionamiento de la, 53.
KING, S. H., 395. --- - Disminución de la, 53, 65, 81,
KLAESI, J., 368. 194, 319, 361, 451.
KLE;ITMANN, N., 60. LUCHSINGER, R., 375.
KLOSS, G., 241.
KOFFKA, K., 33, 99.
KOHLER, W., ·33, 108, 114. 205. M
KOLLE, K., 227.
KORSAKOW. Complejo sintomático MAGOUN, 449.
de, 423. MAIER, H. W., 141.
KRAEPELIN, E., 185, 227. Manerismo, 73, 336.
474 Indice alfabético
Manía, 60, 92, 166, 170, 174, 197, 216, Neuropatía, 89, 161, 193, 195, 223.
220, 226, 244, 256, 324, 353, 357, Neurosis, 91, 132, 142, 145, 148, 152,
412. 160, 167, 176, 193, 197, 214, 217,
MARIE, P., 293, 298, 424. 219, 226, 253, 257, 264, 284, 319,
MAYER-GROSS, W., 130, 404. 325, 329, 334, 337, 353, 358, 362,
MEIER, L., 141, 400. 388, 392, 405, 410, 417, 426, 438,
MEILI, R., 68, 114, 326, 329. 453,457.
Melancolía, 61, 153, 164, 174, 194. - actual, 365.
- agitada, 154. - de angustia, 163, 365, 368.
Memoria, 120, 253, 277, 327, 424, 434, - obsesiva, 151, 163, 167, 371, 378.
439.----:- - de terror, 160, 343, 364, 368.
- Debilidad de la, 64, 263, 279, 281, - de transferencia, 365.
423. Neurotoide, 146, 219, 227, 285, 362,
- Falseamiento de la, 301. 377, 393, 405, 426.
Meningitis, 45, 169, 337, 418, 457. Niebla primordial, 112.
Menopausia, 157. Nihilismo, 224.
Menstruacíón, 157, 171, 390. Nivel de conciencia. Descenso del,
Mente, 121, 271, 343, 348, 354. 361.
MERRIL, M., 326. Nivelación, 336.
Mescalina, 325. Notación. Capacidad de, 120, 281,
Metabolismo basal, iss. 328, 434, 440.
METZGER, W., 35, 109, 309, 331, 340,
409, 463. .
MEYER, G. E., 319. . o
MEYER-MICKELEIT, 50.
Mielitis, 197. Obediencia automática, 414.
Mielosls funicular, 197. Obnubilación, 44, 58, 74, 89, 361,
Migraña, 82. 393, 405, 419, 447.
MILLER, J. G., 54. Observaciones psicológicas previas
Mineralocorticoides, 391. en el sentir, 191.
Miocarditis, 391. Obsesión, 76, 369.
Mixedema, 44, 177. - de repetir, 343.
MONAKOW, C., 299. Oído. Dureza de, 167, 193.
Morfina, 51, 169, 238. 418. Oligofrenia, 64, 144, 149, 152, 167,
MORSELLI, G. E., 53, 321. 180, 253, 257, 264, 281, 323, 327,
Motórica, 356, 360, 378, 412. 358, 361, 426.
Muerte. Instinto de, 343. - Alteraciones cuantitativas en la,
Muerto. Reflejo de hacerse el, 196, 361.
368. Olvido, 60, 280, 285.
MULLER, 130, 405. Ontogenia psíquica, 57.
Mundo aparente, 99. Organización del campo, 132, 279,
MURPHY, G., 330. 284, 291, 305, 326, 361, 424.
MURRAY, H., 325. Orientación, 73, 81, 307, 317, 321,
326, 328, 405, 419, 426.
- en el espacio, 310.
N · - personal, 312.
- situacional, 313.
Narcoanálisis, 83, 244. - en el tiempo. Alteraciones de la,
Narcolepsia, 45, 48. 310.
Necesidad, 278, 343, 347. ÜVSIANKINA, M. R., 261.
Nefrosclerosis, 391.
Negación, 145, 168.
Negativismo, 414. p
Neurastenia, 144, 149, 152, 160, 167,
193, 304, 320, 361, 368, 372, 421. Palabras primitivas. Contradicción
Neuritis, 197, 423. de las, 144 .
Neurología, 102, 113, 192, 197. Parafasia, 294, 298.
Indice alfabético 475
l
«Perform~mce», 328, 437. 2'79, 311, 325, 362, 366, 399, 409,
Perplejidad, 176, 410. 428.
Perseveración, 75, 259, 263, 419, 424. - maníaco-depresiva, 91, 142, 170,
Personalidad, 329, 402, 455. 185, 197, 237, 245, 358, 456.
- Alteraciones de la, 330. - seniles, 424.
- anormal, 333. Pueblos primitivos, 58.
- Deformación de la, 334. Puerperio, 156.
- Doctrinas típológícas sobre la, Pulsíón, 123, 138, 151, 163, 174, 326,
333. 334, 369, 410, 426, 433, 437, 442.
- Fragmentación de la, 334, 336. - de conservación de la especie
- Transformación orgánica de la, 343. ,
459. - e instinto, 341.
Personalidades múltiples, 60, 285, - sexual, 343, 348, 352.
307, 338. - del yo, 343.
Perturbación circunscrita. Síndro- Pulsiones. Patología de las, 350.
me de, 151, 337, 433, 445. PURKINJE, J., 102.
Perversión, 351.
Petit mal. Estado de, 75.
PFLUGFELDER, G., 456.
PICK. Enf. de, 170, 424. Q
Polaridades consciente e incons-
cientes, 57. Quinestesia, 245.
Poriomanía, 352.
POTZL, 0., 115, 452.
Preconfiguración, 111, 294, 455. R
- y configuración final, 111.
Pre estadio neurótico, 364, 457. Racional, 123, 130, 137, 204, 251,
Pregnancía, 110, 113, 232, 260, 273, 264.
277, 346, 357, 409. RAECKE, 75.
476 Indice alfabético