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Universidad Nacional de las Artes

Lic. en Artes Audiovisuales

“UNGUIDED TOUR”

Susan Sontag, (1983)

Estética I

Profesor: Martin Ara

Comisión 2, Jueves de 9 a 11hs


Alumnas: Luciana Abritta

lucianaabritta0@gmail.com

Camil Y. Aguilera Astrada

camilaguilera98@gmail.com
1. Descripción de un plano

Plano seleccionado, min 33’ a 35’

Lucinda se encuentra en las calles de Venecia sobre una elevación en el suelo con aires
de escenario. Tras ella hay viviendas típicas de ladrillo, envueltas en relente y varios
molinillos que giran al ritmo del viento, una toalla que se asoma en la esquina superior
derecha casi del mismo azul del vestido que ella lleva puesto, un color asociado con la
pureza, la profundidad, un color que causa impacto en la psiquis humana, un color que
se asocia con el agua. No hay casualidad que lleve este color en una ciudad que está
inmersa en ella, danza y se libera, libera serena melancolía como el vuelo de su vestido
en cada movimiento, como la circunvalación de su acción que gira con el tiempo, como
las agujas del reloj y contra ellas, es el tiempo disperso en el aire que se va remontado
en el viento. Es una imitación de aquellos molinillos detrás de ella. Movimientos suaves
y lentos de cámara siguen su despliegue. El sonido de sus zapatos por cada paso
retumba en esas paredes y pasa a formar parte del bullicio y los sonidos de aquella
ciudad que se escuchan de fondo. Movimientos infaustos de la danza contemporánea,
giros, extensiones bruscas, pausadas y pequeños saltos, desconectados en el tiempo
pero sin perder naturalidad, olas, dando valor también al color de su vestido y en su
vuelo, movimientos profundos. Una campana y una alarma suenan a lo lejos, con ellas
también se da lugar al fin de esa danza.

Se plasma la belleza romancista, belleza turbia, melancólica que se rige de una


ambigüedad, mente y corazón, aquella descripción del ¨hombre romántico¨ como
menciona Umberto Eco, reflexión e impulso y su complemento mutuo.

Por otra parte, la psicología victoriana concibe el gozo experimentado al percibir la


armonía sensible como una prolongación natural del gozo físico, formando una
estructura entre alma y realidad material. Este baile y los movimientos que ejecuta
pueden ser vistos de esta manera, un reflejo de su alma, de su goce melancólico central.
Eco menciona que el goce es un constitutivo de la belleza, decimos en efecto que resulta
bello a la vista lo que por naturaleza agrada y deleita a quien lo mira. Lucinda danza
frente a su pareja, y frente a nosotres, es decir estamos frente a un sujeto exhibiendo
determinadas cualidades para provocar un sentimiento de deleite compenetrado de amor
que es al mismo tiempo conocimiento de lo bello y aspiración a este.
2. Interpretación del sentido de una escena

“Pinturas, vanagloriados”

La escena seleccionada se trata del preciso momento en el que ella camina dentro de un
pequeño salón del solitario museo que visitan con su compañero. Él la observa con
tranquilidad apoyado en una baranda, ella camina hacia su encuentro. El sonido pacifico
del agua pareciera obnubilarlos, y con ese suave balanceo que se genera en el ambiente
la mujer se acurruca en sus hombros y observa a la nada. Siempre observa, pero a veces
solo deja ver que observa a la nada como si estuviera hundida, ahogada, como si mirase
otra cosa.

En ese momento ella inicia un diálogo: “Sus nombres son marcados al final de la
pintura” a lo que él responde “¡Vándalos!”. Aquí es cuando la escena comienza a tener
un valor fundamental respecto a la reivindicación como propiedad del hombre a todas
las cosas y ficciones que hemos embellecido, sobre la que habla Nietzsche. Ella solo
dice que es una manera por la cual pueden estar presente, es esa herencia magnífica el
orgullo del hombre ante lo que pudo crear y aun así no puede creer ni entender que
admira su propia obra. Él por su lado responde con una frase interesante a la
interpretación “Las cosas más extraordinarias hechas por los seres humanos bajadas
a un nivel de las cosas de la naturaleza”, como si se tratase de algo necesario
naturalmente excitante el reivindicarnos como creadores de poderosas historias.

Es en este momento de la escena mientras ella se cuelga de la mano del hombre y


tambalea su cuerpo hacia atrás imitando que flota, transformándose ahora como en una
pintura, en el propio arte; dominando pero deshaciendo las leyes de la Mimesis absorta
ante la inmensidad de un museo que a la vez está vacío pero al cual ya forman parte.

Respecto a la última frase que dice el hombre, me parece certero hablar también sobre el
régimen representativo y la relación con “las naturalezas” que menciona Ranciere en
“El malestar en la estética”. Ellos están apreciando desde el discurso estético el museo
que los rodea, se permiten hacerlo mediante una diferenciación que además de arte les
permite percibir “otra cosa”. Es decir desde una sensibilidad que se desliga y corrompe
de otras naturalezas como lo puede ser la productiva. Se dejan atravesar por la misma,
por esa bajeza de la naturaleza en la obra de la que habla él para pasar a ser ellos la obra
de arte y jugar corpóreamente con la Mimesis y así optar por desarmarla. “No se ha
dejado de querer percibir las obras de arte como obras de la naturaleza”, dice Ranciere
mencionando a Kant en busca de una comprensión del significado de la estética.

Así creo que esta escena particularmente nos muestra ese malestar que genera la estética
pero nos encamina a una definición si se puede decir más certera de la estética
incomprendida por singularidades. Una resignificación de las obras de arte como
propiedad y producto del hombre pero también de la naturaleza.

“No podemos guardar todo en los museos” dice ella mientras gira su cabeza
observando, dándole vida a una estatua que le da la espalda y le muestra su mano como
queriendo no escucharla. Claro está, ella ve otra cosa, puede ver la belleza que la
transforma en una melancolía inmensa. Es esa imagen dialéctica la que utiliza. Una
crítica al pasado. “La sedimentación histórica del objeto mismo” como dice Huberman,
para desprenderse de la solemnidad y de la grandeza de esas estatuas que la transportan
a lugares a los que no se remitiría si no fuese por la observación y
creación/conocimiento propio, para así negarlas y superarlas a la vez. Luego de
responder que en su país no hay nada bonito sin alejar su filosa mirada de la gran
estatua, en un esplendor de “la sublime violencia de lo verdadero” reprende con ironía
“Si. Menos”.

3. Hipótesis

Unguided Tour, nos invita a pasear sobre una Venecia gris incluyéndonos en esa
extraña soledad que persigue a la pareja con miradas que atraviesan la cuarta pared.
Surge una armonía entre contrastes, el amor y la melancolía tal así que se neutralizan
entre sí formando un equilibrio cuasi natural, el amor aquí presente no sería igual sin la
melancolía y viceversa. Sin dejar afuera esta ciudad, que se repleta de imágenes
pintorescas y trágicas que no hacen más que resaltar esta desdichada cuestión que se
encuentra en yuxtaposición a los sentimientos de la pareja. La melancolía propiamente
dicha es una plena dimensión intelectual. Lucinda lleva en sí una mera dramatización de
la vida, de la historia.

Surge una red de relación que se crea en cada ocasión, con los modelos, los vínculos y
objetivos elaborando una belleza que está más allá del bien y el mal. Se expresa lo bello
a través de lo feo, lo verdadero a través de lo falso, la vida a través del sentimiento de
finalidad, algo característico del Barroco que también se ve plasmado en diversos
planos que simulan ser piezas pictóricas.

"Y sobre estas maravillas

Reinaba ¡terrible novedad!

¡Todo era visto, nada oído!

Un gran silencio inacabable"

Baudelaire

“El artista contempla la ciudad como una unidad de fuerza eléctrica que contribuye a
desarrollar y aumentar las facultades humanas. Pero esta búsqueda interminable de la
belleza moderna conduce a la experiencia de la modernidad...”

Se puede observar como la ciudad te enamora con un encanto extraño, es el no saber


descifrar si en realidad es bella o por qué razón nos cautiva. Y como bien dice
Baudelaire el artista moderno debe contar con el poder de observar sin ser observado, es
algo que solo el deambulante de las grandes ciudades o el amante de los viajes sin
destino puede comprender. Creemos que es eso mismo lo que también nos cautiva; una
pareja impasible en una ciudad rodeada por el agua que solo se permite compartir la
mera observación de una ciudad fría y triste.

Su forma, su relación es con la ciudad y es ella misma quien se adueña de sus cuerpos.
Y son ellos quienes se lo permiten, solo y simplemente al exponerse a esa desnudez del
observar lo que los abunda. Estatuas, paredones, puentes, canoas, pinturas, altas
construcciones, personas.

Este ensayo además de ser una apreciación como también una crítica al arte y al artista
moderno nos habla de algo que nos supera. Es la facilidad o esa “bajeza” con la que nos
podemos encontrar y medir con las obras de arte. El hecho de que una pareja de amor
dudoso, casi en penumbras viaje a Venecia para “volver a sentir lo mismo”, para
escucharse entre el agua que ya tienen hasta el cuello es de una ironía y romanticismo
total por eso nos encanta, nos cautiva.

Así mismo volviendo a la arquitectura de la ciudad, que como sabemos es un prototipo


de arte el cual se puede nombrar como tal por su historia más extensa que cualquier
otro arte; en Venecia, una ciudad que supo ser dueña del comercio de toda Europa, un
lugar que dominaba con sus barcos todo el Mediterraneo, nos ofrece en este filme una
magia maltratada y desgastada con los años. ¨Venecia es la ciudad de la melancolía¨
menciona Lucinda y surge una observación de la arquitectura en su modo óptico, en su
medida de contemplación y no su uso y costumbre como mencionamos, sino una
contemplación de deambulante. Y las caras de tristes o asustados leones en los bordes
de puentes o adonde llega el agua se fusionan y mezclan con las de la triste cara de la
mujer, resaltando esa pertinente e inseparable manera de ver la obra de arte en nosotros
mismos, en algo que termina siéndonos propio sin escapatoria. Aquí también aparece la
técnica del ser humano para adaptarse a la naturaleza, busca conservar esta ciudad con
su cuidado constante sin dejar de tener en cuenta que la entera ciudad es visitada por ser
una obra de arte en sí misma. Las paredes de Venecia, sus leones y musas, el par
romántico. Este todo forma parte de una obra de arte; de la poética y bella melancolía.

1775 Palabras

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