Introducción al tema
El ser humano es un ser eminentemente social, por tanto aspira a la satisfacción de sus
necesidades personales que conlleve a la presencia de intereses que pueden ser lo no
contrarios a los demás, lo que conlleva a la existencia del conflicto de intereses, pero con
relevancia jurídica, es decir que requiera protección del Derecho. Por tanto con la finalidad
de proteger esos intereses reconocidos por el Derecho, este requiere de un instrumento que
ponga las cosas al estado anterior, es decir que le devuelva la paz y la seguridad jurídica a
la sociedad.
En este marco, este primer tema tiene por finalidad analizar críticamente la importancia del
derecho procesal en la vida en sociedad, su naturaleza instrumental como medio para velar
por la vigencia de los derechos sustanciales. En este sentido, partiremos por desarrollar
sobre el conflicto de intereses y sus distintas formas de solución, establecer el origen del
derecho procesal y distinguir su división como método de estudio, determinando su objeto
de estudio y finalidades.
Aprendizajes esperados:
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer tema:
Capacidad
Actitudes
1.1. El litigio
Son los conflictos de intereses de mayor trascendencia los que les interesan al
derecho y a los cuales les otorga protección jurídica, y se les denomina conflictos
jurídicos de intereses o lo que el maestro Italiano Francesco Carnelutti lo denominó
“Litigio”, definiéndolo como “el conflicto de intereses calificado por la pretensión de
uno de los interesados y la resistencia de otros”, esta definición ha sido criticada por
considerarla muy limitada, por cuanto sólo alcanza a los conflictos de intereses de
orden patrimonial (civil, laboral, comercial, etc.), no comprendiendo a aquellos
conflictos en donde no existe una disputa de orden patrimonial, como son los
intereses penales y administrativos.
Los elementos del concepto carneluttiano de litigio son la existencia de dos sujetos –
uno que pretende y otro que resiste- y de un bien jurídico –que puede ser material o
inmaterial-, respecto del cual versan la pretensión y la resistencia.
Pero para Carnelutti el litigio no es solo un conflicto de intereses sino un conflicto
jurídicamente calificado, es decir trascendente para el derecho. En efecto, no todo
conflicto de intereses es un litigio. Puede haber conflictos de intereses de carácter
económico, científico, etc., que no estén titulados por el derecho; conflictos cuya
solución se haya dejado a la espontaneidad de la vida social, porque no se haya
estimado necesario proporcionar criterios ni medios para resolverlos.
En cambio, cuando en un conflicto el derecho otorga su tutela a favor de uno de los
intereses en pugna, se puede hablar propiamente de litigio.
El concepto de litigio es de gran importancia para el desarrollo procesal. En primer
término, es útil para determinar cuándo un conflicto de intereses puede ser
considerado como litigio y es susceptible, por tanto, de ser sometido al conocimiento
y resolución del juzgador, a través de un proceso. En segundo lugar, este concepto
sirve para delimitar la materia, el contenido o el tema sobre el cual va a versar el
proceso, pues el litigio es precisamente el objeto del proceso. A partir de la
identificación del litigio –por medio de los sujetos, el bien jurídico y la pretensión, de
acuerdo con Carnelutti-, las leyes procesales van a determinar cuando
existe litispendencia, es decir, cuando hay un litigio pendiente de resolución por un
juzgador, el cual no puede ser conocido por otro órgano jurisdiccional; cuando existe
conexidad en la causa, es decir, cuándo hay un litigio conexo a otro en virtud de la
causa de pedir (causa petendi), lo que trae como consecuencia la acumulación de los
expedientes de los dos procesos, a través de los cuales se tramitan los litigios
conexos; cuándo existe cosa juzgada, que significa que el objeto del proceso (el litigio)
resuelto mediante sentencia firme o inimpugnable, deviene inmutable jurídicamente,
por lo que no podrá ser discutido en un proceso posterior ni en cualquier otra
oportunidad procesal.(Ovalle, Pag. 5-7).
El maestro español, Niceto Alcalá – Zamora y Castillo propone una definición más
amplia indicando que el litigio es “el conflicto jurídicamente trascendente, que
constituya el punto de partida o causa determinante de un proceso, de una
autocomposición o de una autodefensa” Los medios para solucionar este conflicto de
intereses jurídicamente trascendente, como se puede deducir del concepto de Alcalá-
Zamora,se clasifican en tres grandes grupos: la autotutela, la autocomposición y la
heterocomposición. (Ovalle, pág. 8-9)
1.2. Elementos
De los conceptos expuestos podemos distinguir tres elementos del litigio:
a) Una persona que pretende.
b) Una persona que acepta o resiste.
c) Existencia de un interés jurídicamente protegido.
Para el Derecho es de vital importancia determinar que conflictos de intereses es
considerado como litigio, a fin de poder determinar el objeto, la pretensión y los
sujetos que forman parte del mismo, y establecer de esta manera las formas de
solución a los mismos.
Los medios de solución de conflictos, se puede deducir del concepto de litigio
propuesto por Niceto Alcalá – Zamora, y se clasifican en tres grupos: La autotutela, la
autocomposición, y la heterocomposición.
Lo que distingue a la autotutela son dos notas: en primer lugar, la ausencia de un tercero
ajeno a las partes y, en segundo término, la imposición de la decisión por una de ellas a la
otra. (Ovalle, Pág.- 9)
2.2. Autocomposicion
Al igual que la autotutela, la autocomposición es un medio de solución parcial, porque
proviene de una o de ambas partes en conflicto. La autocomposición es unilateralcuando
proviene de una de las partes, y bilateral cuando tiene su origen en ambas partes. Pero, a
diferencia de la autodefensa, la autocomposición no consiste en la imposición de la
pretensión propia en perjuicio del interés ajeno, sino, por el contrario, en la renuncia a la
propia pretensión o en la sumisión a la de la contraparte.
2.2.1. Desistimiento
El desistimiento es, al decir de Alcalá-Zamora, “la renuncia a la pretensión litigiosa deducida
por la parte atacante, y, en caso de haber promovido ya el proceso, la renuncia a la
pretensión formulada por el actor en su demanda o por el demandado en su reconvención.
(Ovalle, pág. 16)
2.2.3. Allanamiento
En el derecho procesal, la palabra allanamiento designa la actitud autocompositiva propia
de la parte demandada, consistente en aceptar o en someterse a la pretensión de la parte
actora, de la parte atacante.
2.2.4. Transacción
La transacción, es un medio autocompositivo bilateral, porque a través de ella las dos partes
solucionan el litigio renunciando parcialmente a su respectiva pretensión y resistencia.
Desde el punto de vista de la justicia de la solución, la transacción debe implicar una renuncia
o concesión equilibrada y razonable de cada parte.
La forma más apropiada para llevar acabo la transacción, la que ofrece mayores garantías,
es la del convenio judicial, que es aquel que las partes celebran dentro de un proceso o
juicio, con la aprobación del juzgador.
2.2.5. Heterocomposicion
En la heterocomposición la solución al conflicto es calificada de imparcial, porque no va a
ser dada por las partes, sino por un tercero ajeno al litigio, un tercero sin interés propio en la
controversia.
2.2.6. Mediación
La función de este tercero puede limitarse a propiciar la comunicación, la negociación entre
las partes, para tratar de que ellas mismas lleguen a un acuerdo que resuelva el conflicto.
En este caso, el tercero será simplemente un mediador, que al hacer posibles las
condiciones para que las partes intercambien sus puntos de vista sobre el litigio y al invitarlas
para que lleguen a un acuerdo, hace propicia la solución. A la función que desempeña este
tercero se denomina mediación.
Sorensen señala que “la función de los buenos oficios y la mediación consiste en producir la
iniciación o la reanudación de las negociaciones entre las partes, y ayudar a su progreso”
(Ovalle, Pág. 25)
2.2.7. Conciliacion
En segundo término, el tercero ajeno a la controversia puede asumir un papel más activo,
consistente en proponer a las partes alternativas concretas para que resuelvan de común
acuerdo sus diferencias. En esta hipótesis el tercero asume el papel de conciliador y a su
función se le denomina conciliación. El conciliador no se limita a mediar entre las partes, sino
que les debe sugerir formulas especificas para que puedan llegar a un convenio entre ellas.
Para que el conciliador pueda desempeñar eficientemente su función, es indispensable que
conozca la controversia de que se trate, a fin de que este en condiciones de proponer
alternativas razonables y equitativas de solución.
Pero la función del conciliador se limita a proponer posibles soluciones, cuya adopción queda
sujeta, en todo caso, a la voluntad de las partes.
La conciliación se clasifica en judicial o extrajudicial, según si la persona que la ejerce es un
juzgador o un auxiliar de este, o bien, si es un órgano fuera de la organización judicial.
(Ovalle, pág. 25-26)
2.2.8. Arbitraje
En esta especie de la heterocomposición, el tercero –al que se denomina árbitro- no se va a
limitar a proponer la solución a las partes, sino que va a disponer dicha solución a través de
una resolución obligatoria para las partes, a la que se conoce como laudo. Sin embargo,
para que el arbitraje pueda funcionar es necesario que previamente las partes hayan
aceptado, de común acuerdo, someterse a este medio de solución.
Presupone, por tanto, la existencia de un acuerdo entre las partes para solucionar su
desacuerdo, su litigio, a través de dicho medio heterocompositivo.
Las facultades del árbitro para solucionar el conflicto no derivan directamente del Estado
sino del acuerdo previo celebrado por las partes, conforme a la legislación. Pero este
acuerdo de las partes no puede proveer al árbitro del imperio del Estado. El árbitro no es
autoridad, pues carece de coertio para imponer las determinaciones que dicte durante el
arbitraje, y de executio para ejecutar el laudo. En ambos casos, el interesado tendrá que
acudir a un juzgador, a un órgano jurisdiccional del estado, para que, en ejercicio de sus
facultades de imperio, ordene el cumplimiento forzoso de la determinación o la ejecución
coactiva del laudo.
2.2.9. Proceso
Por ultimo, cuando ese tercero ajeno que decide el conflicto es un órgano jurisdiccional del
Estado, un juzgador, con facultades no solo para emitir una resolución obligatoria para las
partes, sino también para imponerla por si mismo en forma coactiva, estaremos frente al
proceso. Dice Eduardo J. Couture que el proceso, desde el punto de vista de las soluciones
al litigio, es el medio idóneo para dirimir imparcialmente, por actos de juicio de la autoridad,
un conflicto de intereses con relevancia jurídica.
2.3. El ombudsman
El ombudsman se desarrolló durante el siglo pasado sólo en Suecia y hasta este siglo se
difundió primero en los Estados escandinavos (Finlandia, Dinamarca Y Noruega); después
de la segunda guerra mundial ha tenido una gran influencia en numerosos países que, con
características propias, lo han venido adoptando. Entre otros Estados podemos mencionar
a Francia (el Mediateur), España (el Defensor del Pueblo), Gran Bretaña (el Parliamentary
Commisioner for administration), Italia (el Difensore civico) y Portugal (el promotor de la
justicia).
Ovalle Favella (1996, pág. 42) citando a Fix Zamudio clasifica además al derecho procesal
o instrumental en dos sectores: a) Derecho Procesal, a cuyo contenido está referido al
proceso jurisdiccional y a los órganos encargados de llevarlos a cabo, y b) El derecho
procedimental, que incluye las normas que regulan a los procedimientos legislativos y
administrativo, y a los órganos que intervienen en los mismos.
a) El derecho procesal legislativo, constituido por las normas que regulan la forma
como actúan los órganos del Estado a los cuales se les ha encomendado la función
de dictar leyes (entre nosotros el Congreso, integrado por el Senado y la Cámara
de Representantes).
Este criterio, que consagra las reglas que debe observar la rama judicial en general,
cualquiera que sea el asunto sometido a su consideración, estructura la teoría general del
proceso. Sin embargo, dichas reglas registran modificaciones o variantes, en razón del
asunto debatido o controvertido, reglas que configuran los diferentes derechos procesales,
como son el civil, penal, laboral, contencioso administrativo, coactivo, etc. Así, por ejemplo,
la competencia es un criterio general en virtud del cual se determina a qué funcionario le
corresponde conocer de un determinado proceso. El criterio general referente a la
competencia, su concepto, factores para determinarla, modalidades, etc., son temas que
pertenecen a la teoría del proceso. La forma como esas variantes obran en cada campo o
rama en particular, por ejemplo, el civil y el penal, son diferentes, e integran el respectivo
ordenamiento procesal. (Azula, pág. 7)
Para Eduardo B. Carlos, “la ciencia del derecho procesal estudia el conjunto de normas
jurídicas que regulan el proceso, por cuyo medio el Estado, ejercitando la función
jurisdiccional, asegura, declara y realiza el derecho (Ovalle, pág. 52).
Clariá Olmedo, citado por Ovalle Favella (1996, pág. 51) lo define como “la ciencia jurídica
que en forma sistemática estudia los principios y normas referidos a la actividad judicial
cumplida mediante el proceso por los órganos del estado y los demás intervinientes, para la
efectiva realización del derecho sustantivo, organizando la magistratura con determinación
de sus funciones para cada una de las categorías de sus integrantes, y especificando los
presupuestos, modos y formas a observar en el trámite procesal.
Alsina define que el derecho procesal “es el conjunto de normas que regulan la actividad
jurisdiccional del estado para la aplicación de las leyes de fondo, y su estudio comprende la
organización del poder judicial, la determinación de la competencia de los funcionarios que
lo integran y la actuación del juez y las partes en la sustanciación del proceso”.
Jaime Guasp indica que el derecho procesal no quiere decir, en definitiva, otra cosa que
derecho referente al proceso; es pues, el conjunto de normas que tienen por objeto el
proceso o que recaen sobre el proceso
Podetti afirma que todo el derecho procesal gira entorno a tres instituciones: a) la jurisdicción,
b) la acción, y c) el proceso.
Hernando Devis Echeandía define como la rama del derecho que estudia el conjunto de
normas y principios que regulan la función jurisdiccional del Estado en todos sus aspectos y
que por tanto fija el procedimiento que se ha de seguir para obtener la actuación del derecho
positivo en los casos concretos, y que determinan las personas que deben someterse a la
jurisdicción del estado y los funcionarios encargados de ejercerla.
B) Es un Derecho instrumental: Viene de los Civilistas; se decía que no era una Ciencia,
sino un conjunto de reglas a través de las cuales el derecho material hallaba su fin, o sea,
que el Derecho Procesal no es fin en sí mismo, sino que sirve de medio, de instrumento,
para lograr la observancia del derecho substancial. El procesalista Jaime Guasp (1977)
afirma que el derecho material es el instrumento a través del cual el Derecho Procesal
mantiene la paz con justicia. O sea, el Derecho Procesal usa el derecho material para
mantener la paz con justicia. El Derecho Civil no es más importante que el Derecho Procesal;
todos son iguales y necesarios, se complementan para mantener el orden jurídico.
C) Es un Derecho imperativo: Porque las decisiones que emanan del Estado son de
obligatorio cumplimiento y se traducen en ejecución forzosa e imponen la voluntad del
Estado frente a los particulares. Ej: si se dicta una sentencia, mediante la fuerza del Derecho,
los particulares (en el caso concreto), tienen que cumplirla; o sea, el Estado impone su
voluntad. (Peñaranda, pág 6)
1. El periodo primitivo, que llegó hasta el siglo XI de la era cristiana, y que se caracterizó por la
ausencia de “auténticas exposiciones procesales”. La típica división tripartita predominante
en el derecho romano, en personas, cosas y acciones, incluyó en esta última sección a las
normas procesales, como un complemento o apéndice de las dos primeras.
2. El segundo periodo corresponde a la escuela judicialista, que surge en Bolonia a partir del
siglo XII, y después de difundirse en las principales naciones de Europa, concluye alrededor
del siglo XV.
Alcalá- Zamora aclara que ha denominado a esta escuela “judicialista”, por ser el “juicio” el
concepto que destaca en sus trabajos.
1. El tercer periodo comprende la tendencia de los prácticos, que en España se desarrolla del
siglo XVI hasta ya entrado el XIX.
a) la independencia del derecho procesal frente al derecho material, iniciada por los
judicialistas de la escuela de Bolonia y acentuada cuando la codificación napoleónica difunde
el modelo de su legislación separada, se lleva a sus últimas consecuencias;
El contenido de la teoría general del proceso esta constituido por el conjunto de conceptos,
principios e instituciones comunes a las diversas ramas especiales de la ciencia del derecho
procesal.
Se puede afirmar que existe acuerdo acerca de que son comunes a todas las disciplinas
procesales especiales los conceptos de acción, jurisdicción y proceso, a los que la
doctrina considera como fundamentales, y a los que el procesalista argentino Ramiro Podetti
denominó la “trilogía estructural de la ciencia del proceso”. En cualquier disciplina procesal
se manifiestan estos tres conceptos: la acción, como derecho subjetivo procesal, poder
jurídico o facultad que las personas tienen para promover la actividad del órgano
jurisdiccional, con el fin de que, una vez realizados los actos procesales correspondientes,
resuelva sobre una pretensión litigiosa; lajurisdicción, como función que tienen determinados
órganos del Estado para resolver conflictos de trascendencia jurídica, mediante
determinaciones obligatorias para las partes y susceptibles de ejecución; y, en fin,
el proceso, como conjunto de actos que realizan las partes, el juzgador y demás sujetos que
intervienen en el mismo, y que como finalidad lograr la composición del litigio por medio de
la sentencia. (Ovalle, pág. 52 -53).
Esta última analiza solo los conceptos, principios e instituciones comunes a las diversas
disciplinas procesales; por su propia naturaleza general, no puede examinar las
características, principios y modalidades propias de cada uno de los procesos en particular.
. (Ovalle, pág. 55)
Siguiendo las ideas de Carlos Viada y Héctor Fix-Zamudio, podemos distinguir los siguientes
tipos de procesos.
El fin de derecho procesal es garantizar la tutela del orden jurídico y por lo tanto la armonía
y la paz social, mediante la realización pacífica, imparcial y justa del derecho objetivo
abstracto a los casos concretos, gracias al ejercicio de la función jurisdiccional del estado a
través de los funcionarios públicos especializados.
Documento: "Las grandes líneas tendenciales del proceso civil a fines del segundo milenio
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10515048
Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer tema:
Capacidad
Distingue las diversas teorías sobre la naturaleza jurídica del proceso y reconoce su razón de
ser.
Identifica las distintas clases del proceso en base a la doctrina y la legislación actual.
Comprende y analiza los principios del proceso y del procedimiento, acorde con la legislación
y jurisprudencia actual
Actitudes
Alcalá Zamora lo distingue del procedimiento al decir que “… si bien todo proceso requiere
para su desarrollo un procedimiento, no todo procedimiento es un proceso. El proceso se
caracteriza por su finalidad jurisdiccional compositiva del litigio, mientras que el
procedimiento (que puede manifestarse fuera del campo procesal, como el administrativo y
legislativo) se reduce a ser una coordinación de actos en marcha. Así, pues, mientras la
noción del proceso es esencialmente teleológica, la del procedimiento es de índole
formal, y de ahí que distintos tipos de proceso se puedan sustanciar por el mismo
procedimiento, y viceversa.
Según Carnelutti el proceso denota "la suma de los actos que se realizan para la
composición del litigio".
El Dr. Pablo Sánchez (2004; 182-183) citando a Juan Motero Aroca hace otras precisiones:
a) El término procedimiento no es exclusivo del ámbito judicial, sino que es aplicable a todas
las funciones del Estado (administrativo, legislativo), b) Procedimiento hace referencia a la
forma, a sucesión de actos, sin precisar si esa actividad es la de los jueces o de los órganos
administrativos, c) cuando se habla de procedimiento judicial se destaca la formas de
actividad judicial; la consideración formal del proceso; el aspecto externo del proceso, d)
Aunque proceso y procedimiento tienen una misma raíz etimológica, procedere, en el
segundo destaca la nota de actuación externa, el trabajo administrativo que se realiza en
cualquier actividad jurídica; mientras que en el primero, es necesario tomar en consideración
la estructura y los nexos que median entre los actos, los sujetos que lo realizan, la finalidad
a que se tienden, los principios a que responden, las condiciones de quienes los producen,
las cargas que imponen y los derechos que otorgan. Mientras que existe procedimiento en
cualquier actividad jurídica, el proceso es propio y exclusivo de la actuación judicial.
Juicio. La palabra juicio proviene del latín iudicium, que significaba en el derecho romano,
la segunda etapa del proceso, que se desarrolla ante el iudex (juez). En Europa, el iudicium
no fue sólo una etapa, sino todo el proceso. Según la Escuela Judicialista de Bolonia, "el
juicio es un acto en el que intervienen cuando menos tres personas: el actor que pretende,
el demandado que resiste y el juez que conoce – y decide".
A partir del S. XVI, los países de la Europa Central, bajo la influencia de la doctrina del
derecho canónico, empezaron a sustituir la palabra iudicium por las de processus, processus
iudicii y processus judiciales, también de origen latino.
Actualmente, en los países de tradición hispánica la palabra juicio tiene, cuando menos 3
significados:
El proceso como contrato: Se explica al afirmar que la relación que liga a las partes en el
proceso es contractual, porque supone un acuerdo de voluntades. Sobre el particular
podríamos afirmar que habría una remota posibilidad cuando las partes acuerdan acudir a
la jurisdicción arbitral, pero no en otro sentido, porque la presentación de la demanda es
ajena a un acuerdo de voluntades y en el caso de la denuncia, antes que voluntad de las
partes, es el ejercicio de la voluntad del Estado para evitar la justicia por sus propias manos.
El proceso como institución jurídica: Defendida por Jaime Guasp. Según esta teoría al
entenderse el proceso como un conjunto de actividades, relacionadas entre sí, orientadas a
satisfacer una pretensión; encontramos dos elementos fundamentales en toda institución
preestablecidos: Un objetivo común (público) y uno particular (privado), así entendido es una
verdadera institución, porque el proceso no se limita a resolver un conflicto privado, sino que
reclama igualmente fines de carácter público, cuales son la realización del derecho. El
problema es que la terminología es ambigua, por cuanto asi se denominan por cuanto asi se
denominan instituciones que nada tienen que ver con el derecho, o sea que no hay una
definición particular, que la haga diferente. Sobre el particular podríamos afirmar que habría
una remota posibilidad cuando las partes acuerdan acudir a la jurisdicción arbitral, pero no
en otro sentido, porque la presentación de la demanda es ajena a un acuerdo de voluntades
y en el caso de la denuncia, antes que voluntad de las partes, es el ejercicio de la voluntad
del Estado para evitar la justicia por sus propias manos. La crítica de esta concepción la
hace Couture en la cita que relacionamos a continuación: “Solo subvirtiendo la naturaleza
de las cosas es posible ver en el proceso, situación coactiva, en la cual un litigante, el actor,
conmina a su adversario, aun en contra de sus naturales deseos, a contestar sus
reclamaciones, el fruto de un acuerdo de voluntades”. (Couture, Pág. 128).
El proceso como cuasicontrato : Los sostenedores de esta tesis, llegaron a ella por exclusión,
partiendo de la fuente generadora de las obligaciones, pues se divagaba que si el proceso
no era ni contrato, ni delito, ni cuasidelito, tenía que ser un cuasi contrato. La objeción que
se hace es olvidar como fuente de las obligaciones a la Ley, de donde deriva el proceso.
3. Finalidad
Para Azula Camacho, el proceso tienen los siguientes fines:
a) La teoría subjetiva, que es la más antigua, se funda en que el fin del proceso
es obtener la efectividad del derecho subjetivo reclamado por el demandante
cuando es violado, desconocido, o solo existe el simple temor de que pueda llegar
a serlo.
4. Elementos
A) El subjetivo se refiere a los sujetos y considera como tales al funcionario judicial
(designado con el vocablo genérico de juez) y a las partes entre quienes se presenta la
controversia.
B) El de actividad esta compuesto por los actos procesales, en virtud de los cuales el
proceso pasa de una etapa a otra y puede, en consecuencia, iniciarse, desarrollarse y
culminar.
C) El objetivo atañe al objeto o materia del proceso. No hay acuerdo entre los
doctrinantes en relación con lo que constituye el objeto del proceso, pues para unos
estriba en el litigio, mientras que otros lo hacen residir en la relación jurídica material o
sustancial.
Consideramos, como lo propone GUASP, que el objeto del proceso está constituido por la
pretensión, concebida como lo que el demandante reclama frente o al cargo del demandado,
la cual, por su parte, lo tiene en relación jurídica material o sustancial. (Azula, Pág. 42)
Cada uno de estos procesos tiene su propio ordenamiento positivo, que los regula en su
totalidad e integra los códigos, denominados por ello Código de procedimiento Civil, Código
de Procedimiento Penal, etc.
Utilizamos el vocablo judicial, por ser el empleado por nuestra Constitución Política para
referirse a la rama del Estado encargada de administrar justicia.
B) El proceso arbitral es el que conocen particulares, que carecen de jurisdicción, pero que
la asumen temporalmente desde que empiezan a ejercer sus funciones hasta cuando
profieren la respectiva decisión o fallo (laudo). (Pág. 59-60)
A) El proceso contencioso se caracteriza porque entre las partes existe controversia, litigio
o intereses encontrados, pero no es necesario que ese enfrentamiento sea real, sino que
basta la simple apariencia, por cuanto es factible que, en el fondo, las dos partes persigan
los mismos resultados, como ocurre, por ejemplo, en el caso del divorcio en las legislaciones
donde no se consagra la causal de mutuo acuerdo.
c') Media siempre una pretensión, representada por lo que se pide en la demanda y
propuesta por el demandante contra el demandado.
a') No hay presencia de litigio, aunque no se descarta que este pueda presentarse. Así,
v.gr., la sucesión tiene por objeto que se reconozca a las personas.
b') No hay partes sino interesado o interesados que reclaman para sí el reconocimiento
de un derecho o el cumplimiento de una formalidad para poderlo hacer efectivo.
c') No se formula pretensión, sino simple solicitud, puesto que lo que se pide es para sí
y no contra una persona. El distintivo de la pretensión –como lo analizaremos en su
lugar- es que la propone una persona contra o frente a otra y la decide una tercera, que
es el juez.
d') El acto con que se da conocimiento a la actuación no es una demanda, sino una
simple petición. (Azula, Pág. 60-61)
5.4. De acuerdo con la naturaleza de la pretensión
Conforme a la pretensión, o sea, según la naturaleza de lo que el demandante en su
demanda en contra o frente al demandado, el proceso se puede clasificar en de
conocimiento, ejecutivo y de liquidación.
Por esto CARNELUTTI sostiene que ese tipo de proceso “tiene por objeto acertar los
estados jurídicos, es decir, establece la aplicación obligatoria de las normas”.
Los efectos de la sentencia que contenga este tipo de declaración son de dos clases,
de acuerdo con el momento a partir del cual se produzcan: ex nunc, cuando es desde
que se ejecutoría la providencia, como en el divorcio; y ex tunc, si obra en relación con
el momento en que la situación jurídica surgió, como la resolución de un contrato, en
que las cosas vuelven al estado que tenían antes de celebrarse.
CARNELUTTI, en forma muy simple y completa, lo concibe como el que tiene una pretensión
cierta (no discutida), pero insatisfecha. (Azula, Pág. 64)
El proceso cautelar fue producto del criterio expuesto por CARNELUTTI, quien consideró
que adoptaba esa calidad por no corresponder a ninguna de las dos grandes modalidades
que presenta el proceso, como es el de conocimiento y el ejecutivo, y tampoco encajar en la
actuación incidental.
d) Es taxativo –según lo observa LOPEZ BLANCO – por obrar solo en los casos
establecidos de manera expresa por la ley, ni en casos diversos de aquellos para cada
uno de ellas previstas”. (azula Camacho Pág. 67-68).
b).- De ejecución:
* Autonomía.
- P. Ordinarios Laboral.
B) Procesos No Contenciosos
Juan Morales Godo (2005, Pág. 40) indica que “Los principios pueden existir implícitamente
en los ordenamientos procesales y, no necesariamente estar limitados a la expresión
normativa. Ejemplo de ello lo tenemos en nuestro actual CPC, en donde no menciona
expresamente que se acoge el principio dispositivo, sin embargo, al establecerse que el
proceso se promueve solo a iniciativa de parte (Art. IV del TP) implícitamente, se recoge
algunos aspectos de dicho principio. Lo mismo ocurre con relación al principio inquisitivo,
el mismo que se encuentra en varios dispositivos, así por ejemplo el Art. 194 del CPC, que
otorga la facultad al juzgador que puede disponer la actuación de medios probatorios de
oficio, cuando los ofrecidos por las partes no producen convicción”.
Son principios, reglas y valores constitucionales que desde esta norma superior se encargan
de iluminar o irradiar a la totalidad del derecho colombiano, pues al tratarse ésta de la norma
fundante en el proceso de la creación legislativa, la validez de los códigos de procedimiento
dependerá de que hayan sido creados siguiendo los procedimientos y los contenidos que
ella contiene; lo contrario significaría que las leyes procesales que soportan los códigos,
fueran inválidas o, en nuestro caso, inconstitucionales o inexequibles. Así también, es
necesario estudiar los principios constitucionales del Derecho Procesal porque, como
claramente lo expone Ronald Dworking, el derecho es una integralidad que no solo está
conformado por reglas o normas, sino que también está constituido por principios, algunos
de ellos positivizados en el texto de la Constitución Política –por ejemplo, el debido proceso-
y otros principios, que al igual que las normas, tienen la misma fuerza vinculante y
obligatoriedad de ser cumplidos por los operadores jurídicos y los que con su fuerza
iluminativa, siempre estarán irradiando cada una de las actuaciones que se desarrollen en
los procesos judiciales de su competencia. Por todo lo anterior, podríamos finalizar diciendo,
que es vital el estudio de los principios constitucionales del Derecho Procesal, como quiera
que éstos sin hesitación alguna, constituyen los postulados básicos con fuerza jurídica que
encauzan la interpretación, actuación y participación de los operadores jurídicos (jueces,
magistrados, abogados, estudiantes, etc.), en la formación de los procedimientos. Esto
constituye en la práctica, el reconocimiento de elementos rectores controladores y,
eventualmente, limitantes del ejercicio del poder estatal, que busca establecer así un
equilibrio entre el poder del Estado y la inferioridad de las personas. A esto se añade, que
los principios constitucionales del Derecho Procesal, son postulados que siguen la
orientación jurídico-política de la Carta Superior, en un Estado social de derecho.
Características:
• Son absolutos. No pueden apartarse del postulado constitucional, así por ejemplo, si
la constitución declara que el proceso debe ser público, la ley no puede establecer
procesos privados o secretos. Entre los principios constitucionales podemos enlistar los
siguientes:
Estos principios pueden clasificarse en básicos, particulares y alternativos. Los primeros son
aquellos que son comunes en todos los sectores y ramas del derecho procesal dentro del
un ordenamiento jurídico determinado (Ej. Principio de contradicción). Los principios
procesales particulares son aquellos que orientan predominantemente un sector del derecho
procesal (dispositivo, justicia social, etc.). Por último los principios procesales alternativos
son aquellos que rigen en lugar de otros que representan normalmente a la opción contraria.
(Oralidad, inmediación, escritura, etc.).
El principio de contradicción es propio de la estructura bilateral del proceso, esto es, que
solo tiene aplicación en los de tipo contencioso, donde existe la presencia de las dos partes:
demandante y demandado. (Azula; Pág. 76).
Ontológicamente el proceso (cualquier proceso) es un método para que se reflejen dos
intereses contrapuestos y así poder resolver sobre ellos. 12 Para que los mismos sean
defendidos con meridiana efectividad se exige que el legislador, al momento de elaborar el
esquema procesal, conceda a las partes plenas facultades para intervenir de manera cierta
en la conformación de la decisión que se pretende del órgano judicial que, por mantenerse
en una posición de equidistancia respecto de la partes y ajeno a sus intereses, constituye un
sujeto «impartial». (Álvarez; 2012:Pág.14)
Entre este principio y el de contradicción existe un vínculo tan estrecho que no han faltado
autores que afirman que la regla de bilateralidad constituye la consecuencia natural de este.
En el campo del proceso –sostiene ALVARADO VELLOSO –, igualdad significa paridad de
oportunidades y de audiencia ; de tal modo, las normas que regulan la actividad de una de
las partes antagónicas no pueden constituir, respecto de la otra, una situación de ventaja o
de privilegio, ni el juez puede dejar de dar un tratamiento absolutamente similar a ambos
contendientes. Cuando en el proceso acontecen situaciones en las que una de las partes
sufre algún tipo de restricción en cuanto al ejercicio de sus facultades de alegar, probar o
recurrir; se produce para quien sufre tales perjuicios un estado de indefensión, ante lo cual
el ordenamiento procesal debe proveer mecanismos para garantizar la ineficacia de los actos
procesales ejecutados en tales situaciones, con la consecuente reposición del proceso al
estado en que ocurrió el desbalance injusto. Sobre la relevancia de este principio en el
proceso penal algunos autores han puesto en duda si la pretendida igualdad se manifiesta
de manera real y cierta, y para ello parten de la desigualdad existente entre el Estado, en
función de acusador, y el ciudadano en situación de acusado; porque mientras el Ministerio
Público cuenta con un formidable dispositivo de investigación, el defensor no está provisto
a) La publicidad interna se refiere a que las partes conozcan todos los actos llevados a
cabo por el juez en el proceso.
Pueden citarse como ejemplos de este tipo de publicidad la audiencia que para juzgar se
lleva a cabo el proceso penal y la recepción de pruebas en el civil y laboral. (Azula; Pág.
76).
7.1. Origen:
Primeras constituciones Americanas “Nadie puede ser privado de su vida, libertad o
propiedad sin un debido proceso legal”. Denominaciones: garantía de defensa en juicio,
debido procedimiento de derecho, forma de proceso, garantía de audiencia, debido proceso
formal, derecho de contradicción, proceso debido, juicio justo y proceso justo. Parte de de
la doctrina lo identifica con la tutela jurisdiccional efectiva.
7.2. Contenido:
a) Debido proceso sustancial.- Exige que todos los actos de poder, como normas
jurídicas, actos administrativos o resoluciones judiciales, sean justos, es decir que sean
razonables y respetuosas de los valores superiores, de los derechos fundamentales y de los
demás bienes jurídicos constitucionales protegidos, a tal punto que su inobservancia debe
ser sancionada con la inaplicación de aquel acto con su invalidez.
7.3. Definición:
Arturo Hoyos señala que se trata de un derecho fundamental de carácter instrumental, pues
además de ser el mismo un derecho fundamental, cumple una función de garantía de los
demás derechos fundamentales y del ordenamiento jurídico en su conjunto.
Abad Yupanqui señala que para que exista un debido proceso se debe de cumplir con los
siguientes elementos mínimos: a) el debido emplazamiento o notificación al demandado; b)
otorgamiento a las partes de una razonable oportunidad para comparecer, ser oídas y
exponer sus derechos; c) que las partes cuenten con una razonable oportunidad de ofrecer
y actuar medios de prueba para acreditar sus afirmaciones; d) que la causa sea resuelta por
el órgano jurisdiccional permanente del estado, legítimamente constituido e imparcial y, e)
que la causa sea resuelta dentro de un plazo razonable y de manera revocable.
8. La tutela jurisdicional
8.1. Origen:
El término tutela jurisdiccional efectiva se diferencia del término debido proceso, por cuanto
estos derechos tienen origen diferentes, por cuanto el proceso justo tiene su origen
anglosajón y tutela jurisdiccional efectiva de la Europa continental.
8.3. Definición
Espinoza Saldaña, dice es el derecho de toda persona a que se le haga justicia, a que
cuando pretenda algo de otra, su pretensión sea atendida por un órgano jurisdiccional a
través de un proceso con garantías mínimas.
Podemos decir entonces que es la protección que tiene toda persona respecto de sus
derechos a través de los órganos de justicia. También se le puede llamar tutela procesal,
concepto distinto a la llamada tutela material conocida como aquella protección de los
derechos, pero sin intervención de terceros, sino que las partes de manera convencional o
unilateral y en forma legítima resuelven sus controversias. Así por ejemplo, podemos
mencionar como forma de tutela material las establecidas en el Código Civil Peruano en sus
Arts. 918º (retención de mejoras), 920º (cortes de ramas y raíces), 967º (defensa posesoria),
1302º (transacción) y 1341º (cláusula penal).
9. Sistemas procesales
Se denomina sistema al conjunto de principios, regidos por un criterio rector, que le otorgan
al proceso determinadas características, distinguiéndose como tales el inquisitivo y el
dispositivo.
A) Concepto. Este sistema consiste en que las partes son los sujetos activos del proceso,
por recaer sobre ellos el derecho de iniciarlo, determinar y disponer de su objeto, por lo cual
el juez es simplemente pasivo, pues su función se limita a dirigir el debate y decidir la
controversia.
c) Tema de decisión. Se entiende por tema de decisión, lo que constituye la materia del
debate o el objeto de la controversia entre las partes y, sobre el cual versa el
pronunciamiento definitivo del juzgador. Así, por ejemplo, el tema es la declaración de
divorcio, separación de bienes, reivindicación, nulidad de un acto, etc.
Hugo Alsina (1963; pág. 105)señala que este sistema confiere a las partes el dominio del
procedimiento y se caracteriza por los siguientes principios:
b) El juez no puede tener en cuenta hechos ni medios de prueba que no han sido aportados
por las partes (quod non est in actis non est in mundo),
c) El juez debe tener por ciertos los hechos en que las partes están de acuerdo (ubi partis
sunt concordes nihil ab judicem),
e) El juez no puede ordenar más allá, ni a otra cosa que la pedida en la demanda (ne eat
ultra petita patium).
Como podemos observar estos dos sistemas están referidos al proceso penal y civil, los
cuales tuvieron un origen común, pero que en la actualidad han logrado su autonomía. Así
también podemos afirmar que en todo ordenamiento jurídico subsisten estos dos sistemas
procesales en forma conjunta, es decir que en todo sistema procesal esta regulado por
normas de orden dispositivo e inquisitivo.
A. Proceso romano
Roma tuvo una organización jurisdiccional especializada y, en muchas de sus
manifestaciones, particularmente en las primeras etapas, colegiada. Al igual que en Grecia,
el derecho romano también distinguía los delitos en públicos y privados, atribuyéndoles a
diferentes personas la iniciación del proceso o formulación de la acusación.
En penal el proceso propiamente dicho pasó por tres etapas, designadas como cognitio,
accusatio y cognitio extraordinario.
En el civil también existieron tres fases, representadas por las acciones de la ley, el
formulario y el extraordinario.
De las acciones de la ley, cuyo número era taxativo, se conocieron cinco: tres de carácter
declarativo (per sacramentum, per iudicis postulatiomen y per conditionem o condictio) y dos
ejecutivas (per namus iniectionem y pignoris capionem); tenían finalidades especificas y eran
esencialmente formalistas, por cuanto exigían el empleo de los términos exactos. La
actuación oral y de carácter acusatorio.
El proceso formulario obedeció a la necesidad de evitar los inconvenientes que el excesivo
formulismo del periodo anterior había consagrado, pero tría consigo el riesgo de que los
testigos presenciales de la litiscontestatio fueran de difícil consecución o no relataran
fielmente al juez la actuación surtida ante el pretor.
La ultima fase, llamada extraordinaria, implantada al parecer por obra de Diocleciano, tenia
como característica principal que el funcionario gozaba de una mayor injerencia en la
dirección del proceso, puesto que disponía de facultades para impulsar la actuación. (Azula,
Pág. 93)
B. Proceso germano
El órgano encargado de la administración de justicia era la asamblea o reunión del pueblo.
Lecturas recomendadas
Para saber más
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10417998
Breve descripción: Documento es un ensayo del Dr. Raúl Tavolario Untiveros, referido al
análisis de los sistemas procesales latinoamericanos, como el de costar rica. Así como el
norteamericano. Del mismo modo, desarrolla los principios procesales de los países de
Latinoamérica, como son el chileno, paraguayo, colombiano, entre otros.
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10584251
Breve descripción: Documento es un ensayo del Dr. Oswaldo Álvarez Torres y otros,
referido al análisis de los principios del proceso y del procedimiento, estableciendo su
distinción. Asimismo, desarrolla los principios comunes al proceso penal y civil. Desarrolla
los principios de distintas esferas del derecho, como son el civil, penal, laboral, familiar, entre
otros.
Conclusiones
Podemos concluir esta segunda semana manifestando que para la importancia del
conocimiento de los conceptos generales del derecho procesal, como son los de proceso y
su distinción con el procedimiento; el proceso, destacando su naturaleza jurídica, elementos
y clasificación.
Asimismo, hay que destacar la importancia de los principios procesales como medio de
integración de las normas procesales, a partir del análisis de los principios de orden
constitucional que inspiran a nuestro ordenamiento jurídico, y de los principios
imprescindibles que caracteriza al proceso, como son el principio de imparcialidad y el de
contradicción procesal
Por ultimo, concluimos de la importancia de los sistemas jurídicos y sus características, las
cuales han ido evolucionando a través e la historia, destacando la importancia del sistema
procesal romano y germano.
En este marco, este tercer tema tiene por finalidad analizar ampliamente sobre los alcances
e importancia de la actividad jurisdiccional. En este sentido, partiremos por definir a la función
jurisdiccional estableciendo sus características y distinción e las otras formas de jurisdicción
(ejemplo la militar), así como sus alcances y límites a través de la competencia de los jueces,
sus poderes y distribución.
Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este tercer tema:
Capacidades
Actitudes
1.2. Definición
Existe diversidad de definiciones sobre la jurisdicción, así Piero Calamandrei afirma que el
concepto de jurisdicción no es absoluto, válido para todos los tiempos y para todos los
pueblos, sino relativo, con relación a un pueblo y un cierto momento histórico, al respecto
Serra afirma que la jurisdicción no se resuelve en una función estatal, sino que existe
independientemente del Estado, siendo tan sólo unas circunstancias históricas las
determinantes de que en el momento actual el estado haya recabado para si el monopolio
de la jurisdicción; pero el asumirla presupone necesariamente una existencia anterior e
independiente.
Juan Montero Aroca (1979; Pág. 89-90), define a la jurisdicción como “La potestad
dimanante de la soberanía del estado, ejercida exclusivamente por tribunales
independientes y predeterminados por la ley, de realizar el derecho en el caso concreto
juzgando de modo irrevocable y ejecutando lo juzgado, para satisfacer las pretensiones y
resistencias”. De esta definición se puede extraer elementos importantes como: a) Soberanía
estatal; b) Exclusividad de los órganos jurisdiccionales; c) Independencia judicial; d)
Aplicación del derecho al caso concreto (individualización de la norma); e) Irrevocabilidad de
la realización del derecho al caso concreto, y f) satisfacción de las pretensiones con el
cumplimiento de lo declarado en la sentencia.
a) Teoría subjetiva. Sostenida entre otros por Hugo Grocio, Winscheid y Rudolph Von
Ihering, que contempla que la función jurisdiccional es traducir la voluntad y tutela de orden
jurídico, solicitado para decir el derecho sustancial; donde el derecho subjetivo es sinónimo
de interés jurídicamente amparado. Como críticos de la teoría podemos señalar a León
Diguit y Hans Kelsen, quienes negaban que el individuo o la colectividad tuviesen derechos
subjetivos, sostenían que solo existían situaciones jurídicas subjetivas, sin que puedan ser
opuestos al derecho objetivo, dado que solo existen en la medida en que han sido creados
por éste.
c) Teoría de la sustitución. Enarbolada por Chiovenda y Rocco, entre otros, sostiene que
la jurisdicción como función del Estado tiene como fin la actuación de la voluntad concreta
de la Ley, mediante la sustitución por la actividad de los órganos del Estado. Ejemplo: la
sustitución del Superior Jerárquico por el inferior. Se le critica en que hay eventos en que la
sustitución no es posible, como en el caso penal, porque el juez no sustituye a nadie.
d) Teoría mixta. Sus principales expositores son Diguit, Lampue, Fazzalari, Fenech, Pietro
Castro, entre otros. Esta tesis sostiene que la función jurisdiccional se concreta en declarar
el derecho objetivo y subjetivo a través del derecho formal o procesal. La noción de derecho
objetivo está contenida en el subjetivo. El concepto de derecho es único, pero se mira bajo
diversos aspectos: como norma, es objetivo; visto en relación con el hombre que actúa según
las normas, se denomina subjetivo. Es necesario además sumar una serie de elementos,
con un criterio más integrador para que las distintas tendencias respondan a una verdadera
entidad. Ejemplo: la Jurisdicción declara el derecho objetivo, subjetivo, y a su vez, aplica
sanciones.
a) General: En virtud de la soberanía estatal, cubre a todas las personas que habitan
dentro del territorio nacional, y pesa sobre ellas la obligación de someterse a ésta, salvo
los eventos exceptuados por el Derecho Internacional. La Jurisdicción Internacional
permite comprender la cesión de la soberanía a favor de órganos supranacionales, como
es el caso de la Corte Penal Internacional, la que actúa por solicitud de los Estados o
cuando se advierte una falta de voluntad política para el Juzgamiento en algunos delitos,
como el de lesa humanidad, genocidio, etc.
c) Autónoma.- La jurisdicción es ejercida por cada Estado de acuerdo con sus normas
constitucionales y en ejercicio de su soberanía nacional. Por ello es que se faculta a
determinados órganos (jueces) la función de administrar justicia
d) Exclusiva: Porque solo los funcionarios investidos de Jurisdicción son los únicos
que administran justicia, pero ello no significa que solo los que pertenecen a la rama
jurisdiccional, lo sean, porque el Legislativo, en el exclusivo caso de los juicios políticos,
puede ejercer esa función, y el Ejecutivo excepcionalmente, en los casos de los cobros
coactivos, o los mismos particulares.
3. Poderes de la Jurisdicción
Para el cabal ejercicio de la función pública, el juez posee diversas herramientas
connaturales justificables, de conformidad con el derecho, habiendo sido identificadas desde
el derecho romano como: gnotio , vocatio , coercitio , iudicium y executio .
Hernando Morales Molina en su obra “Curso de Derecho Procesal Civil. Parte General”
(1978. Pág. 284), además de aludir a los poderes de dirección material y formal, consigna
su propia clasificación: “El juez tiene: a) poderes de dirección…b) poderes de
investigación…c) poderes de impulsión…d) poderes disciplinarios o de corrección…”
(Actualmente la Doctrina enlista los de decisión, ejecución, coerción y documentación.
Decisión: Comprende el poder de decir el derecho o sentenciar, que se deriva de la misma
etimología: iuris dictio, una vez agotado el proceso. Corresponde al iudicium del derecho
romano. Ejecución: Como su nombre lo indica, corresponde al periodo procesal de
ejecución; este poder permite al juez, mediante actos positivos, hacer cumplir sus
decisiones, y llevar a cabo su cometido de tutelar los derechos que le han sido invocados.
En otras palabras, la posibilidad de la actuación práctica de lo decidido. Corresponde al
executio del derecho romano e involucraría también al vocatio, para compeler al demandado
o indiciado a comparecer al proceso. Coerción: Posibilita que el juez como director del
proceso, use facultades coactivas, como las de sancionar o castigar, cuando con sus
conductas los destinatarios de la decisión pretenden eludir su cumplimiento. Equivalía en el
derecho romano a la coercitio. Documentación: Faculta al juez para instruir el proceso, con
el material de conocimiento que se le allegue y con las pruebas de oficio que éste haga
allegar. Mediante su decreto y práctica se busca lograr que la verdad procesal, sea acorde
con la real. Algunos autores consideran que consiste en hacer constar por escrito, todas las
actuaciones que se realicen en el proceso. Este criterio, sostenido por Giuseppe Chiovenda,
solo corresponde a las características del proceso escrito. Es el poder desarrollado por los
romanos como gnotio
Todo lo que se realiza ante los órganos jurisdiccionales, o por éstos, debe documentarse de
forma que pueda hacer fe de los sucedido (actas de cusa, hoja de audiencia, actas de la
prueba, relaciones de notificación). Esta exigencia da lugar a un poder autónomo, el de
documentación, incluido entre los jurisdiccionales (Chiovenda, Pág. 263).
Para Francesco Carnelutti, la diferencia existe respecto del conflicto, por cuanto en el
administrativo se manifiesta en forma interna, es decir, que el Estado obra para sí, mientras
que en el jurisdiccional lo hace de manera externa, o sea, para resolver la disputa de otras
personas. En síntesis, la disparidad estriba en que el Estado en la administración forma parte
del conflicto y en la jurisdicción es ajeno a este y solo interviene para solucionarlo.
ROCCO, que sigue en esto a CARNELUTTI, considera que cuando el Estado busca su
propio interés, se trata de un acto administrativo, al paso que cuando interviene para
solucionar o satisfacer intereses ajenos, se refiere a la jurisdicción. En otros términos, para
ROCCO el Estado, en el acto administrativo, al tender su propio interés, logra un fin directo,
mientras en el jurisdiccional, al actuar en interés de terceros, logra un fin indirecto.
Consideramos que cada uno de esos criterios son aportes importantes, pero no pueden
entenderse aisladamente, por mirar solo aspectos unilaterales, por lo cual es preciso
anularlos para tener una visión completa. Podemos sentar los siguientes puntos:
D) Por los efectos. El acto administrativo es de carácter general o particular, es decir, que
puede cobijar a toda la colectividad o solo a una persona o grupo determinado; la jurisdicción,
por el contrario, solo afecta a quienes intervienen al proceso como partes.
Así mismo, buena parte de los doctrinantes la centralizan en su criterio dominante, a saber:
ROCCO, por su parte, sostiene que entre los dos actos media similitud que estriba en que
ambos tienden a tutelar intereses, pero se diferencian en que el legislativo fija los limites y la
forma de hacerlo mediante normas generales de conducta, mientras que el jurisdiccional los
satisface directamente por medio de la actividad que los funcionarios de esta rama
despliegan y aplicando la norma general al caso particular o concreto.
Al igual que acontece entre el acto jurisdiccional y el administrativo, los dos criterios
expuestos son insuficientes para diferenciar aquel del legislativo, por lo cual pueden
agregarse otras diferencias, a saber:
6. La competencia: Definición.
Podríamos decir que es la facultad que tiene cada órgano jurisdiccional que le permite
conocer válidamente de un tipo de asunto. En palabras más sencillas también podríamos
conceptuar, que es la atribución de la jurisdicción entre los diferentes órganos judiciales.
Quizás la definición más aceptada por los doctrinantes, citada por numerosos autores, como
Enrique Véscovi, Hernando Devis Echandía, Hernando Morales Molina, Jaime Azula
Camacho, Juan Ángel Palacio Hincapié, Hernán Fabio López Blanco, Jairo Parra Quijano,
entre otros, ha sido la de Mattirolo quien conceptúa: “Es la medida en que se distribuye la
jurisdicción entre las distintas autoridades judiciales”. (Escobar, p 141)
a) “La Competencia puede proceder de la sola voluntad de las partes”, en efecto, aunque
el juez carezca de competencia, si el demandante propone una demanda a su conocimiento
y la parte demandada no la objeta, habría prórroga de la competencia por voluntad implícita
de las partes, excluida desde luego la competencia funcional a la que nos referiremos más
adelante.
b) “La Jurisdicción comprende toda clase de asuntos, mientras que la competencia queda
circunscrita a los designados por la ley o acordados por las partes”. Esta expresión es la que
permite al tratadista Hernando Morales, consignar que el juez no tiene jurisdicción sino hasta
el límite de la competencia que la ley señale.
c) No es aceptable un juez sin jurisdicción, al paso que sí los hay sin competencia para
ciertos negocios”. Jurisdicción tiene todo órgano jurisdiccional, pero precisamente, no
pueden conocer de todos los procesos en razón de la limitación legal que la ley determina.
“La competencia para conocer de un proceso lleva envuelta la Jurisdicción, pero quien ejerce
ésta última no está capacitado para conocer indistintamente de todos los procesos”. En
atención a lo anterior se suele decir que no hay juez sin Jurisdicción, pero sí juez sin
competencia. La distribución de la competencia corresponde realizarla al legislador.
b) De derecho público y de orden público: Las normas que regulan la competencia, como
todas las normas procesales, son de derecho público y de orden público, por su carácter
vinculante, y para que haya una adecuada aplicación en aras del interés del estado en la
observancia de las normas, deben ejecutarse las que son de forzoso cumplimiento; con
excepción de algunas, que por su carácter dispositivo, pueden ser derogadas por las partes.
Las primeras se llamarían absolutas, como la competencia funcional, y las segundas
relativas, y sería el caso de la prórroga de la competencia. Improrrogabilidad: Las partes no
pueden considerar por su propia voluntad sustraerse de las normas de la competencia y, por
ende, en razón del servicio público, no la pueden prorrogar; sin embargo esta regla tiene la
excepción de la prórroga acabada de mencionar.
6.2. Determinación
Existen diversos criterios para determinar la competencia de los jueces, así tenemos:
a).- Por razón de la materia (juez penal, juez civil, juez laboral, etc.).
b).- Por razón del grado (funcional: Juzgado de paz letrado, juez civil, sala civil, etc.).
c).- Por razón del territorio (Juez del Distrito Judicial de Piura, de Lima, de Lambayeque,
etc.)
b) Por el lugar donde se hayan descubierto las prueba materiales del delito.
Lecturas recomendadas
Para saber más
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10552798
Breve descripción: Documento es un libro del Dr. Rogelio Enrique Peña Peña (Colombia),
quien expone y analiza sobre la jurisdicción, definiéndola y estableciendo su finalidad,
asimismo establece los poderes de la jurisdicción. Por ultimo desarrolla lo referente a la
competencia y su clasificación.
Asimismo, es importante conocer y aplicar las reglas de la competencia como son por razón
de la materia, territorio, grado, cuantía, etc., considerando además la distinción con las reglas
entre el proceso civil y proceso penal.
TEMA 4: Acción y Contradicción Procesal
Introducción al tema
Al estudiar la Teoría de la Acción y Contradicción procesal, comprenderemos la importancia
y razón de ser del proceso, como medio para solucionar los conflictos de intereses y las
incertidumbres jurídicas. La acción procesal es otro de los elementos esenciales del derecho
procesal, y donde se sustenta la Teoría General del Proceso. Asimismo, en contraposición
a la acción ´procesal analizaremos al derecho de contradicción u oposición, como facultad
que tienen toda persona de ejercer su derecho de defensa
En este marco, este cuarto tema tiene por finalidad comprender y reflexionar críticamente la
trascendencia para el derecho procesal y la vida en sociedad, del derecho de acción y
contradicción procesal, a través del análisis de su naturaleza jurídica. En este sentido,
partiremos por desarrollar las teorías de la acción procesal, características, condiciones de
la acción, los presupuestos procesales y el derecho de contradicción.
Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer tema:
Capacidad
Actitudes
Para Eduardo J. Couture, el concepto de acción tiene un carácter privado, que compete al
individuo como tal, para hacer efectivo sus derechos. “La acción es en nuestro concepto, el
poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos Jurisdiccionales
para reclamarles la satisfacción de una pretensión”. (1973; Pág. 5).
Para el maestro Giusseppe Chiovenda el concepto de la acción tiene una estrecha conexión
con el concepto de lesión de los derechos, ejercitados mediante una declaración de voluntad,
adecuada a la ley. “La acción se define como el poder Jurídico de dar vida a la condición
para la actuación de la voluntad de la Ley. Es un poder que corresponde frente al adversario,
respecto al cual se produce el efecto jurídico de la actuación de la Ley”. (Serie clásicos del
Derecho Procesal; Pág. 17).
A) Teoría del derecho concreto Escuela alemana: Está representada principalmente por
Windscheid y Muther; y desarrolla la teoría de la Acción como el Derecho Concreto. Para el
primero la acción la tiene quien posea el derecho material y por lo tanto obtendrá sentencia
favorable, y para el segundo, no se necesita estar asistido del derecho material, basta la
aspiración de tenerlo para logar sentencia, cualquiera sea su sentido. Con estas dos
concepciones se originó una gran polémica, de donde partieron las diversas concepciones
en relación con esta institución. El alemán Adolf Wach siguiendo a Mutter, desarrolla el
concepto de la acción como derecho concreto de obrar. “La pretensión de protección del
derecho es de naturaleza publicista y se dirige, por un lado, contra el Estado, y por el otro,
contra la parte contraria. Aquél debe otorgar la protección del derecho, el acto de
administración de justicia, mientras que ésta debe tolerarlo”. (La Pretensión de Declaración
1962. Buenos Aires. Ed. Jurídica EJEA. Pág. 59). Al respecto, Jaime Azula Camacho,
considera que estas teorías tienen la misma base y se complementan. “Todas se fundan en
las mismas premisas y solo constituyen eslabones de la acción que la sitúan en un plano
cada vez más alto, ofrecen como ventaja el ubicarla en el campo del derecho público y
concebirla como un derecho subjetivo”. Más adelante el autor añade: “Al estimar que la
acción queda sujeta a una sentencia favorable, se incurre en la contradicción de negar su
existencia, cuando a pesar de haberse desarrollado el proceso y culminar con una sentencia,
ésta es desfavorable a los pedimentos del demandante”(1993. Pág. 105).
Se critica la teoría de Chiovenda, en cuanto al sometimiento que con la acción tendría que
soportar el demandado, porque priva a éste especialmente del derecho de contradicción, y
además que lo potestativo es ejercer la acción, no el derecho mismo, cuya protección se
reclama. Dentro de esta misma escuela se ubica a Piero Calamandrei, seguidor de
Chiovenda con su teoría de la relatividad de la acción, y quien sostiene que la acción se
puede concebir como un derecho subjetivo autónomo (que tiene cada uno,
independientemente de la existencia de un derecho sustancial) y concreto (dirigido a obtener
la protección del Estado en forma favorable). Se le critica porque incurre en el error de
considerar como objeto de la acción la sentencia favorable, que no siempre se da, porque
no se puede confundir con el derecho material; por ende, procede la misma objeción que se
formuló a los seguidores de la escuela alemana.
B) Teoría del derecho abstracto. Esta escuela abstracta, tiene hoy en día el mayor
número de seguidores, entre ellos Francesco Carnelutti, con su teoría de la Acción como
derecho público abstracto de obrar, la cual en síntesis, considera la acción como un derecho
subjetivo procesal, abstracto y público, que tiene toda persona para obtener la composición
del litigio, por parte del juez, mediante el proceso. Ugo Rocco, con la teoría de la Acción
como prestación de la Jurisdicción, considera la acción en breves términos, como el derecho
de pretender la intervención del Estado y la prestación de la actividad judicial para la
confirmación o la realización coactiva de los intereses (materiales o procesales), protegidos
en abstracto por las normas. La teoría de Rocco corrige el único error de Carnelutti, al
considerar el Estado como sujeto pasivo de la acción. Eduardo Couture, con su teoría el
Derecho de Acción como poder jurídico abstracto, concibe la acción, según nuestro
concepto, como el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos
jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión. Difiere de los anteriores,
en que para ellos es un derecho y para este último es un poder. Sobre el particular podemos
afirmar, que el derecho como norma de conducta, se impone mediante mandatos y
prohibiciones, en esto consiste su naturaleza imperativa, luego no pueden existir derechos
potestativos. La gran variedad de significados hace difícil la comprensión del concepto de
acción desde el punto de vista del derecho procesal. Para Devis Echandía, la acción “Es el
derecho público, cívico subjetivo, abstracto y autónomo, que tiene toda persona natural o
jurídica, para obtener la aplicación de la jurisdicción del Estado a un caso concreto mediante
una sentencia, a través de un proceso, o para pedir que se inicie la investigación penal previa
al proceso”. Ramírez Arcila, autoridad en el tema, acoge lo expuesto por el maestro Devis,
aunque no da una definición conceptual concreta, pero anota: “En cuanto a la acción, no se
discute que se relaciona con el ejercicio o manifestación de poder que tiene todo sujeto de
derecho de dirigirse a los órganos jurisdiccionales, para que procesalmente se le resuelvan
sus pretensiones”. Así, en este orden de ideas para nosotros, siguiendo muy de cerca las
definiciones dadas por los maestros Hernando Devis Echandía y Carlos Ramírez Arcila,
consideramos la acción, como el Derecho público, subjetivo y autónomo que tiene toda
persona de acudir ante la autoridad para presentar una pretensión o pedir que se inicie una
investigación y obtener la satisfacción de un derecho, que a su juicio, considera vulnerado.
De ahí que los términos acción procesal y jurisdicción se complementan.
1.3. Características
Fernando De La Rúa (1998; 66), destaca respecto a la acción lo siguiente:
c) Su carácter abstracto; pero ligado indisolublemente a una pretensión que fija sus
límites.
Devis Echeandía señala además como característica que la acción es una actividad jurídica
por naturaleza, puesto que origina relaciones jurídicas, derechos, obligaciones, cargas y
facultades.
c) La causa. Razón por la cual se ejercita la acción. Entendida como la necesidad de resolver
un conflicto. Concatenado con los ejemplos anteriores, se solicita la restitución del predio,
porque quien lo ocupa lo detenta sin causa legal que lo justifique. O se solicita sancionar al
responsable, porque cometió un ilícito. (Escobar; p 96).
El llamado también como el interés jurídico o el interés para actuar u obrar consiste en la
relación que debe de existir entre la situación de hecho contraria a derecho o el estado de
incertidumbre jurídica que afecte a la parte actora y la necesidad de la sentencias
demandada, así como la aptitud de esta para poner fin a dicha situación o estado
b) La Pretensión
Para Carnelutti, es “la exigencia de subordinación del interés ajeno al interés propio.
Ovalle Favella indica que la pretensión es la petición (petitium) o reclamación que formula la
parte actora o acusadora, ante el juzgador, contra la parte demandada o acusada, en
relación con un bien jurídico. Asimismo se requiere que la pretensión que se expresa en la
demanda, debe de contener fundamento de hechos (independientemente que estos sea
falsos o ciertos) y sobre todo fundamentos de aquéllas, y que sea posible de ser acogida
conforme al ordenamiento jurídico vigente. Por ello la posibilidad jurídica de la pretensión
es una condición para el ejercicio de la acción, si la parte actora no satisface esta condición,
el juzgador podrá desechar la demanda.
Devis Echeandía define así: El efecto jurídico concreto que el demandante (en los procesos
civiles, laborales, contenciosos administrativos) o el querellante o denunciante y el estado
(procesos penales), persiguen con el proceso, efecto al cual se quiere vincular al demandado
(si lo hay) o al imputado y luego procesado.
1.6. Clasificación de las acciones.
Existen diversas clasificaciones, partiendo de su origen en el Derecho Romano, Para los
juristas era desconocido el concepto de derecho subjetivo, ellos conocieron la Actio, para
atribuir a quien le correspondía un derecho, ésta se desarrollaba en virtud del proceso. La
primogénita clasificación en el Derecho Romano, correspondió a las Actio in rem y actio in
personam. Las Actio in rem se ejercitaban contra toda persona que ponía obstáculos al
ejercicio del derecho del demandante. Este tipo de acciones se dividían a su vez en dos:
Actio in rem civiles y actio in rem pretorianas . Entre las primeras estaban la actio Rei
vindicatio, que corresponde hoy en día a la reivindicatoria, la Negatoria y la Confesoria, que
podríamos llamar actualmente conservatoria de la posesión y de servidumbre,
respectivamente, y la petición de herencia, muy conocida entre nosotros. Entre las segundas
sobresalían la Publiciana, que aún persiste; la Cuasiserviana, que corresponde a la
hipotecaria, y la Prejudicial, que en el derecho actual se ubica en el derecho procesal como
una forma de parálisis del proceso. La Actio in personam, se originaba en contra del
adversario jurídicamente determinado, el deudor era el único que podía violar el derecho del
acreedor. Se subdividían en las actio in personam civiles, originadas por el incumplimiento
de las obligaciones nacidas de los contratos, cuasicontratos y de la mayor parte de los
delitos; las actio in personam pretorianas , que comprendía la Acción Pauliana, cuya
identidad se sigue reconociendo; la acción de dolo, por la cual la víctima del dolo podía
obtener una reparación, hoy desaparecida, constitución de parte civil, en el proceso penal;
la Netus causa , que podía ser ejercida, no solo contra el autor de la violencia, sino también
contra toda persona que se hubiere aprovechado de dicha circunstancia, aún de buena fe;
era una especie de invalidez en la realización de un negocio jurídico cualquiera; y la actio eo
quod certo loco , que posibilitaba la facultad del acreedor de perseguir al deudor para que le
cumpliera la obligación contraída; actualmente podríamos calificarla de acción ejecutiva.
Las clasificaciones más comunes del derecho moderno: son las siguientes:
B) Según la naturaleza del objeto: Esta clasificación es poco usada ante la evidencia de
su impropiedad, y hace relación a las mobiliarias (muebles), y a las inmobiliarias (inmuebles).
Desde el punto de vista del derecho sustancial: Íntimamente unida con la clasificación de
derechos reales y personales, cuando se dirige a la protección de estos derechos deducidos
en el proceso. Cuando se refiere a acciones reales, recae sobre los derechos que se tienen
sobre una cosa sin respecto a determinada persona. Cuando se refiere a acciones
personales, es porque brota de la conducta de las personas, y no se exige sino la prestación
debida.
C) Según su propia autonomía: Tiene en cuenta la importancia que una acción reporta
frente a otra, y en ese sentido, se dividen en Principales: que son las que subsisten por sí
solas; y Secundarias, que para subsistir necesitan de la existencia de otra.
Por tal razón, autores posteriores al ilustre maestro alemán y sustentadores también de la
teoría de la relación jurídica procesal limitan los presupuestos procesales a la competencia,
la capacidad procesal de las partes y de la demanda en forma, excluyendo el orden riguroso
del proceso, que lo cambian por la capacidad jurídica de las partes, aspecto que guarda
estrecha relación con la capacidad procesal.
COUTURE, quien los divide en cuatro grupos, a saber: los procesales de la acción, los la
pretensión, los procesales de la validez del proceso y los de sentencia favorable.
Concibió a los primeros como los procesales propiamente dichos y los clasificó en la
capacidad de las partes y la investidura del juez (jurisdicción). Los segundos los refirió a los
necesarios para poder ejercer el derecho que invoca el demandante, concretándolos a la
ausencia de caducidad y el agotamiento de la vía gubernativa, aspecto que atañe de manera
particular al contencioso-administrativo. Al tercer grupo lo considero como “aquellas
circunstancias sin las escuelas el proceso carece de existencia o validez formal”, que viene
a ser la ausencia de nulidad. Finalmente, al cuarto grupo lo integró con la invocación del
derecho del demandante y la prueba de los hechos en que se estructura, por referirse a la
viabilidad o eficacia de la pretensión, o sea, para que esta pueda ser acogida en la
sentencia. (Azula; Pág. 42- 43).
Consiste en ser persona que, de conformidad con la ley sustancial, puede formular o
contradecir las pretensiones contenidas en la demanda o en la imputación penal, por ser el
sujeto activo o pasivo de la relación jurídica sustancial pretendida o del ilícito penal imputado
que deben ser objeto de la decisión del juez, en el supuesto de que aquélla o ésta, existan;
o en ser sujeto activo o pasivo de una relación jurídica sustancial que autorice para intervenir
en el proceso ya iniciado.
A.1.) Presupuestos procesales de la acción.- Que mira al ejercicio válido del derecho
subjetivo de acción por el demandante o denunciante. Tiene los siguientes requisitos:
a) Juez competente.
c) Observancia de los requisitos de forma Art. 130º y 424º del CPC (demanda o denuncia).
3. Pretensión
Puede afirmarse que la pretensión nace como institución propia en el derecho procesal en
virtud del desarrollo doctrinal de la acción y, particularmente, como consecuencia de la
concepción abstracta.
Etimológicamente proviene de pretender, que significa querer o desear. En su acepción
corriente se concibe como la “solicitud para conseguir una cosa que se desea”1.
Jurídicamente existen varios criterios, aunque todos ofrecen un fondo común. Para
COUTUREla pretensión es la “autoatribución de un derecho por parte de un sujeto que,
invocándolo, pide concretamente se haga efectiva a sus respecto la tutela jurídica”.
En una forma un tanto más simple, pero sin duda de gran significación, CARNELUTTI 4 dice
que la pretensión es “la exigencia de la subordinación del interés ajeno al interés propio”.
Entre nosotros el maestro DEVIS ECHANDIA concibe la pretensión como “la declaración de
voluntad del demandante para que se vincule al demandado en cierto sentido y para ciertos
efectos jurídicos concretos mediante una sentencia”. (Azula, Pág. 307).
“Dicho acto –dice el insigne maestro italiano10-, no solo no es, sino que ni siquiera supone el
derecho (objetivo); la pretensión puede ser propuesta tanto por quien tiene el derecho como
por quien carece de él, pudiendo en consecuencia ser fundada o infundada”.
A) Los sujetos, que están representados por el demandante, en calidad de activo, por ser
quien la formula; el demandado, como pasivo, puesto que es la persona contra quien se
dirige; y el Estado, como imparcial, por corresponderle pronunciarse sobre ella, para
acogerla o negarla.
En el proceso penal, cuando acoge el sistema acusatorio, los sujetos son los mismos, con
la diferencia de que no se habla de demandante sino de acusador –representado por el
agente del ministerio público o de la fiscalía que obra en nombre de la sociedad– y que no
existe demandado sino acusado.
B) El objeto de la pretensión es la materia sobre la cual ella recae y está constituido por un
inmediato, representado por la relación material o sustancial, y el otro mediato, constituido
por el bien de la vida que tutela esa relación.
En el penal ocurre una situación semejante, aunque con ciertas modalidades propias de la
naturaleza o índole de ese ordenamiento. La relación material está constituida por el delito
en particular por el cual se llama a responder en juicio, llámese hurto, estafa, homicidio,
lesiones, estupro, etc. Esa relación es el medio para que el Estado pueda ejercer el derecho
punitivo, que se concreta en una pena o medida de seguridad determinada.
D) El fin de la pretensión, sea en el civil o penal, es la sentencia que la acoja, esto es, la
favorable a quien la invoca, al sujeto activo de ella. Por consiguiente, en lo civil, la sentencia
favorable al demandante, y en el penal, la que la reconozca la responsabilidad del procesado
y le imponga la correspondiente sanción, son las únicas que implican que la pretensión
alcance el fin propuesto. (Azula; Pág. 309-312).
La demanda y la denuncia son actos introductivos que originan un proceso y, por tanto,
constituyen el instrumento o medio para poder ejercer la acción. (Azula, Pág. 314).
3.4. Acumulación de Pretenciones
A) Concepto. La acumulación de pretensiones consiste en formular varias dentro de un
mismo proceso para que sean consideradas en la misma sentencia.
1.
1. La concurrente se presenta cuando el demandante formula varias pretensiones, todas
principales e independientes, en razón de que se fundan en relaciones jurídicas
materiales diversas. Acontece, por ejemplo, si un acreedor demanda al mismo deudor
con base en varios títulos valores.
2. La alternativa consiste en que el demandante reclama varias pretensiones, pero con
la finalidad de que solo sea acogida una, a elección del juez y de acuerdo, desde
luego, con el material probatorio allegado al proceso. V. gr., se solicita la nulidad
relativa del acto jurídico por dolo y la absoluta por incapacidad total de la persona
contratante.
3. La sucesiva se caracteriza porque el reconocimiento de una o varias pretensiones
está condicionado a que prospere otra que le sirve de fundamento o soporte. Por
ejemplo, se pide la resolución de la compraventa, que es la esencial y, como
consecuencia, derivada de ella, la restitución del bien enajenado, la condena al pago
de los frutos producidos, etc.
4. La eventual o subordinada se distingue porque, de las varias pretensiones
propuestas, la primera tiene la calidad de principal y las restantes son sucesivas, en
su orden, de manera que solo puede acogerse una cuando no prosperan las
anteriores. Por ejemplo, se pide la simulación de la compraventa y, en el supuesto
que ella no se acoja, la resolución por falta de precio, y, si se rechazan las dos, que
se decrete la nulidad por vicios en el consentimiento, etc. El juez, entonces, solo
podría reconocer la última, si estima que las otras no aparecen probadas. (Azula,
Pág. 316).
4. Contradicción Procesal
4.1. Noción
Al exponer lo relativo a la acción dijimos que en los procesos de tipo contencioso se presenta
una relación complementaria de ella, cuya titularidad reside en el demandado, con base en
el principio constitucional que exige su presencia para garantizar la defensa de sus
intereses.
Se identifica con dos principios fundamentales para la organización social: el que prohíbe
juzgar a nadie sin ser oído y sin darle los medios adecuados para su defensa, en un plano
de igualdad de oportunidades y derechos, y el que niega el derecho de hacerse justicia por
si mismo.
a) Los sujetos del derecho de contradicción están representados por el demandado (civil,
laboral, contencioso, agrario, de familia), por el sindicado, imputado, procesadoo acusado
(penal), como activo, y, por el Estado, que actúa por conducto de la jurisdicción, en condición
de pasivo.
c) El fin del derecho de contradicción es doble: uno principal, constituido por la satisfacción
general del interés en conservar la paz y armonía sociales, impidiendo la justicia por propia
mano; el otro accesorio, que atañe al interés particular del demando o sindicado o imputado,
contrayéndose a su derecho de defensa.
5. Las Excepciones
Las excepciones son los medios de defensa que el demandado opone a la demanda del
actor, cuestionando el aspecto formal del proceso en el que se hace valer las
pretensiones, o cuestionando el fondo mismo de la pretensión procesal, es decir, negando
los hechos en que se apoya la pretensión o desconocimiento el derecho que la sustenta.
Según esta definición, en doctrina se ha clasificado a las excepciones en procesales y
sustanciales.
Las excepciones procesales son instrumentos mediante los cuales un demandado puede
denunciar la existencia de una relación procesal invalida por la ausencia de un presupuesto
procesal o condición de la acción o cuando estos se han presentado de manera deficiente.
Las excepciones que el código procesal civil prevé (ARTÍCULO 446°) son las siguientes:
1. Excepción de incompetencia
2. Excepción de incapacidad o su representante
3. Excepción de representación defectuosa o insuficiente del demandante o del demandado
4. Excepción de oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la demanda
5. excepción de falta de agotamiento de la via administrativa
6. Excepción d
7. e falta de legitimidad para obrar activa y pasiva
8. Excepción de litispendencia
9. Excepción de cosa juzgada
10. Excepción de desistimiento de la pretensión
11. Excepción de conciliación y transacción
12. Excepción de caducidad
13. Excepción de prescripción extintiva
14. Excepción de convenio arbitral
Lecturas Recomendadas
Para saber más
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10523023
Breve descripción: El autor Enderle, Guillermo Jorge (Argentina) en este trabajo valoriza la
eficacia de la decisión mera declarativa que adquiere importancia singular en el trafico
moderno, donde la aceleración y la complejidad de los fenómenos económicos-jurídicos
persiguen, liminarmente, la clarificación y la certeza conformantes de la seguridad jurídica.
Pretende desarrollar su análisis desde la decantación del concepto de acción -pasando por
los distintos haces en que se descompone la pretensión declarativa hasta llegar a nuestra
concepción de la meramente declarativa y desde ahí redescubrir rasgos y modalidades
genuinas.
Documento 2: La pretensión procesal y la tutela judicial efectiva: hacia una teoría procesal
del Derecho.
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10219527
Por último, estos derechos se pueden plantear en forma individual o colectiva, en el caso de
la última se presenta cuando son varios los demandantes y varios los demandados, o cuando
se plantea varias pretensiones en forma originaria o sucesiva.
En este marco, este quinto tema tiene por finalidad analizar las formas de intervención de
los sujetos que participan en el proceso, estableciendo sus diferencias a través de sus
formas de intervención.
En este sentido, partiremos por desarrollar sobre el órgano jurisdiccional y los auxiliares de
justicia, sus funciones, deberes y derechos; las partes del proceso, el litisconsorcio, sea
facultativo y necesario; los terceros intervinientes en el ´proceso. Del mismo modo se tratará
sobre la participación del Ministerio Publico en el proceso, asi como del papel del abogado
defensor.
Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer tema:
Capacidad
Identifica las funciones de los sujetos procesales y sus formas de intervención en el proceso,
distinguiendo a las partes procesales del litisconsorte y los terceros intervinientes.
Actitudes
1. Organos Jurisdicionales
1.1. La Organización Judicial
Los órganos judiciales, los que integran esa rama del Estado, están sujetos a un conjunto
de principios, de cuyo cumplimiento depende el buen éxito de su función. Los doctrinantes
suelen incluir los siguientes:
Este principio implica que existan órganos que se hallen en todo el territorio nacional o que
lo cubran totalmente, como lo son nuestros jueces municipales; pero en grado más alto y
con mayor extensión jurisdiccional están otros funcionarios, como lo son los jueces del
circuito, hasta llegar a la Corte Suprema de justicia.
Es la tendencia actual y que, en nuestro medio, ha tenido desarrollo, por cuanto, con base
en la ley 30 de 1987, se crearon las jurisdicciones de familia, agraria y la especializada o
comercial, aunque con limitaciones, por obrar solo en determinadas ciudades. (Azula; Pág.
162- 163).
1.2. Clasificación
Los órganos judiciales suelen clasificarse de varias maneras, según el punto de vista que se
tome en consideración.
a) Únicos. Cuando en una localidad solo existe un órgano de rama y categoría iguales,
como ocurre en la mayoría de los municipios donde no hay sino un juez municipal, sea
civil o penal.
b) Múltiples. Cuando en una localidad existen varios órganos de una misma rama y
jerarquía, por ejemplo, varios juzgados civiles municipales.
B) Según el número de funcionarios que integran el órgano, esto puede ser singular
o colectivo.
a) Singular. Cuando el órgano tiene un solo titular, como son los juzgados en general,
que tiene un juez.
b) Colectivo. Cuando el órgano ejerce la función mediante varios titulares que obran
conjuntamente, siendo plural la decisión, como ocurre en la Corte Suprema y de los
tributos superiores.
C) Desde el punto de vista de su función, o sea, de las facultades de que se encuentran
investidos, pueden ser instructores y falladores.
a) Instructores. Son los órganos que tienen la función especifica de investigar o preparar
el proceso mediante la práctica de pruebas tendentes a esclarecer los hechos materia
del mismo. Entre nosotros existieron solamente en el campo penal.
a) Especializados. Son los órganos que conocen de asuntos que atañen a una rama
específica de la jurisdicción, como civil, penal, laboral, etc.
b) Promiscuos. Son los órganos que conocen de asuntos referentes a varias ramas,
comprendiendo generalmente el civil, penal, laboral, familia y comercial.
Infortunadamente, estos órganos abundan en nuestra rama judicial a causa de la falta
de medios o recursos por parte del Estado, que no le permiten dotarlos de locales y
elementos, a más de personal suficiente e idóneo. (Azula; Pág. 163 -164)
“Es, pues, juez –continúa el mencionado autor – la persona constituida con autoridad pública
para administrar justicia, o la que ejerce jurisdicción con arreglo a las leyes, conociendo y
dirigiendo el procedimiento de las causas civiles y criminales, y dictando en ellas las
sentencias que cree justo”.
El Art. 50º del CPC. y la LOPJ, enumera los deberes del Juez en el proceso.
a) Facultades.-
Dentro de ellas podemos distinguir a la facultades genéricas (Art. 51 del
CPC.), disciplinarias del Juez (Art. 52 del CPC.) y coercitivas (Art. 53 del CPC.). Así también
el Art. 185 de la LOPJ., otras facultades del magistrado.
b) Inhibición
Todas ellas son razones especiales por las cuales los magistrados se apartan
del conocimiento de una causa, fundadas generalmente, en la pérdida o ausencia de las
condiciones para administrar justicia en la misma, sobre todo cuando se cuestiona su
imparcialidad, en virtud de circunstancias subjetivas relacionadas con los sujetos que
intervienen en dicho proceso.
1.4. Requisitos para la formación de los Jueces
B) NATURALEZA
De acuerdo con la definición o calidad que les otorga la ley, ejercen un oficio público,
concretamente un cargo, de carácter esencialmente transitorio y sin que su desempeño
obstaculice en forma alguna su ocupación habitual.
La mencionada calidad implica que, al igual que el juez, no tengan interés en los resultados
del proceso en el cual actúan y, por tanto, se les hacen extensivas las causales de
impedimento y recusación. (Azula;Pág. 230)
C) CLASES
A) Peritos que, a su vez, comprenden un extensa gama, en razón del sin numero de
asuntos sobre los cuales puede dictaminar. Hay tantos peritos como profesiones y
actividades especializadas en general. Los hay médicos, agrónomos, pintores,
químicos, grafólogos, etc.
B) Depositarios judiciales de los bienes que son materia de esa medida cautelar.
D) Los que requieren la calidad del abogado titulado, como los curadores ad ítem y
partidores. (Azula, Pág. 231).
2. Partes Procesales
Definición
“La idea genérica de parte –dice REDENTI – deriva de lo que la palabra misma sugiere en
las expresiones de uso corriente: tener parte, tomar parte, participar (en un acontecimiento
o en una relación cualquiera, como una comedia, o en un drama)”. “Esa misma idea –
continua –de tener parte, es la que se convierte, de objetiva en subjetiva, en ser parte (sujeto,
personaje, dramatis persona)”. (Azula, Pág. 245). Son partes en el proceso no sólo las
personas físicas o naturales sino también las personas jurídicas de derecho, considerándose
como actor (demandante) a quien primero invoca el derecho o la aplicación de la ley,
configurándose la del demandado sobre aquella persona contra quien se dirige la pretensión.
Suelen emplearse con frecuencia los términos actor y opositor. En doctrina se utiliza el vocablo actor para referirse al
demandante, mientras que el de opositor se reserva a quien sostiene los puntos opuestos, o sea, el demandado.
En sentido lato, actor es quien genera o da lugar a la instancia, mientras que opositor es la contraparte. Entonces, desde
este punto de vista, en la primera instancia el actor es siempre el demandante, pero en la segunda no necesariamente,
pues si quien interpuso el recurso fue el demandado, este será quien tiene esa calidad.
Cabe resaltar que en los procesos de jurisdicción voluntaria jurídicamente no puede hablarse
de demandante, puesto que no hay pretensión, que siempre supone contenedor, sino de
simple petición, por lo cual lo indicado es denominársele peticionario o interesado.
En materia penal las partes adoptan la misma condición, pero, por la naturaleza del asunto,
cambia su denominación, que varía de acuerdo al sistema que rija. En efecto, a quien se le
atribuye la comisión de un delito en el inquisitivo se denomina sindicado a quien se le vincula
en la etapa instructiva y procesado en la del juicio; en cambio, en el acusatorio, de acuerdo
a la terminología acogida por nuestro ordenamiento procesal, se le llama imputado en la fase
investigativa y acusado en el juicio. En la posición opuesta a este, se encuentra la fiscalía,
que le corresponde formular la imputación y la acusación. (Azula, Pág. 246).
La capacidad para ser parte se identifica con la capacidad material o sustancial, puesto que
en los procesos se ventilan relaciones de esta naturaleza y, por ende, los llamados a
concurrir son los titulares de ella.
Esta identificación no implica en modo alguno –como antes lo aclaramos– que se confunda
el concepto de parte con el de titular del derecho discutido o ventilado, sino que quien tiene
esta calidad es igualmente apto para ser sujeto del proceso.
De ahí que para el derecho procesal pueda afirmarse el mismo postulado del derecho
sustancial: la capacidad o aptitud de ser parte es la regla general y la incapacidad la
excepción, muy limitada, por cierto. Puede citarse a las personas jurídicas en el campo penal,
donde no pueden tener la condición de sindicados, en razón de su imposibilidad para
delinquir, que está circunscrita a las naturales.
La capacidad para ser parte reside en las personas naturales, las jurídicas y los llamados
patrimonios autónomos. (Azula, Pág. 250-251)
3.1. Litisconsorcio
Es la situación jurídica en la que se hallan diversas personas que actúan en el proceso
conjuntamente, sea como demandantes o demandados.
Desde este punto de vista jurídico es un fenómeno que se presenta cuando en cualquiera
de las dos partes, demandante y demandada, hay dos o mas personas, por mediar entre
ellas una relación jurídica material indivisible o varias, pero vinculadas por determinados
elementos comunes.
El litisconsorte necesario debe ser emplazado en el proceso, sino la resolución que se expida
será totalmente ineficaz.
b) Litisconsorcio Facultativo
4. Tercero
Es aquel que sin ser titular de la relación material que origina el conflicto de intereses materia
del proceso, tiene un interés propio y jurídicamente relevante para participar en él, por cuanto
los efectos de la decisión que ahí se emita pueden alcanzarle directa o indirectamente.
Por tercero, en su más amplia acepción, se entiende la persona ajena a determinado acto,
es decir, quien no participa o interviene en este y tampoco es sujeto de la relación jurídica
dirimida, la cual, por tanto, no lo beneficia o afecta.
Frente a la compraventa celebrada entre dos personas, las restantes tienen la calidad de
terceros.
En ese orden de ideas, pero desde el punto de vista procesal, tercero es quien no interviene
en el proceso como parte y carece de interés en el asunto o materia del debate, por cuanto
la decisión que en él se tome no lo afecta o beneficia. En un proceso donde el vendedor
solicita del comprador la resolución de la compraventa, ellos son partes, con la calidad de
demandante y demandado, respectivamente. Cualquier otra persona es tercero, pues no
solo fue ajeno al acto sustancial discutido, o sea, la compraventa, sino que tampoco actúa
como parte en el proceso.
Es factible, sin embargo, que existan personas que no comparecen al proceso, pero que son
titulares de la relación jurídica sustancial que en él se ventila o que, aun no siéndolo, la
decisión que se tome puede afectarlos o simplemente hacer más difícil la defensa de su
propio derecho. Estas personas, con base a la mencionada circunstancia, que las legitima,
pueden intervenir en el proceso y adoptar la calidad de parte, cuya modalidad depende de
su condición frente al derecho controvertido entre el demandante y el demandado
iniciales.(Azula, Pág. 296 -297).
4.2.2. Clases
A) Objetiva: Cuando en el proceso existen más de dos pretensiones.
A.1.) Originaria.- Las pretensiones son planteadas conjuntamente con la demanda. Ej.
Demanda de resolución de contrato e indemnización, demanda de divorcio y alimentos,
etc.
B.1) Objetiva. Ejm. Juan demanda desalojo por ocupación precaria a Pedro o Juan
demanda desalojo por ocupación precaria a los hermanos Luís y Pedro.
B.2) Sucesiva. Ejm. Juan demanda a Pedro, pero como Pedro es casado, durante el
desarrollo del proceso el juez solicita la intervención de Maria esposa de Pedro.
4.3. Desacumulación
Se produce cuando la acumulación afecte el principio de economía procesal.
5. El Ministerio Público
Al lado del poder judicial –dice ALSINA – existe una magistratura particular que, si bien no
forma parte del mismo, colabora con él en la tarea de administrar justicia y cuya función
principal consiste en velar por el cumplimiento de las disposiciones que afecten el interés
general: el ministerio público.
Sin embargo, esa misión se realiza de diferente manera, según se trate del sistema
inquisitivo y, particularmente, por lo tocante al campo penal.
5.2. Atribuciones
El Art. 139º de la Constitución señala que sus principales funciones son: Defensa de la
legalidad, velar por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por la recta
administración de justicia; representa a la sociedad en los proceso judiciales, respecto de la
defensa de la familia, del menor e incapaz; conduce desde su inicio la investigación del delito,
ejercita la acción penal de oficio o a petición de parte; emite dictamen previo a las
resoluciones judiciales en los casos previstos por la ley; y tiene además iniciativa legislativa.
El Art. 113º del CPC señala que el Ministerio Público puede intervenir en el proceso de tres
formas:
b).- Como tercero con interés, cuando la ley dispone que se le cite.
5.3. Órganos:
a) La fiscalía de la nación; b) Las Fiscalías ante la Corte Suprema, c) Las Fiscalías ante la
Corte Superior, y d) Las Fiscalías ante los Juzgados de Primera Instancia o Provinciales.
6. El abogado defensor
El abogado tiene sus orígenes en los primeros tiempos del derecho romano. Se atribuye a
Rómulo la institución, representada inicialmente por personas llamadas patroni, que tenían
la función de asesorar en forma gratuita a los litigantes. Durante el régimen de las acciones
de la ley, los únicos que utilizaron a los patroni fueron los patricios, quienes solían retribuir
los consejos de aquellos con dádivas o mercedes.
Quien asume, sin embargo, la calidad de abogado en el sentido en que hoy lo conocemos,
o sea, con derecho a la representación, es el advocatus, que ya para la época de
JUSTINIANO estaba organizado en colegios y corporaciones de carácter gremial,
encargadas de velar por el decoro de la profesión y la defensa de sus miembros, y cuyos
servicios eran retribuidos mediante el pago de honorarios
A) La voluntaria, que se produce en virtud de acuerdo entre las dos partes, esto es, el
representante y el representado, y de denomina, con propiedad, mandato judicial, por
constituir una modalidad de ese tipo de contrato y estar referido a actuaciones de dicha
índole. Implica se otorgue con antelación a su ejercicio por parte del mandante o apoderado.
C) Curadores “ad litem”. Constituye una modalidad intermedia, por participar de las dos
anteriores; pues en unos supuestos obra en virtud de acuerdo entre el representando y el
representante, pero en otros la designación la hace el funcionario judicial, aunque en ambos
ofrece un régimen propio.
Así, por ejemplo, el incapaz relativo que concurre al proceso, cualquiera que sea la posición
que adopte, cuando no tiene representante legal, tiene derecho a designar el curador ad
litem; en cambio, cuando la incapacidad es absoluta, el nombramiento lo hace el funcionario
judicial.
(Pág. 275)
6.2. Funciones
El abogado defensor cumple funciones muy importantes dentro del ordenamiento jurídico de
un país, principalmente en el proceso penal como son: defender la inocencia; hacer valer el
derecho, hacer triunfar la justicia.
Lecturas recomendadas
Para saber más
Dirección: http://site.ebrary.com//lib/bibsipansp/Doc?id=10584251
Breve descripción: Documento es un ensayo del Dr. Alvarez Torres, Osvaldo Manuel,
quien desarrolla temas referido a los sujetos del proceso, en especial lo referente a tribunal,
su composición, designación y estatuto de sus miembros, organización y atribuciones. Del
mismo modo, desarrolla sobre los secretarios judiciales y el personal al servicio de
administración de justicia. Por último, cabe destacar lo desarrollado sobre la participación
del fiscal en el proceso de familia
Dirección: http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/Doc?id=10293207
En el presente artículo el autor Gozaíni, Osvaldo Alfredo, se examina la función del juez en
el proceso histórico latinoamericano y las diferencias con el juez europeo, deteniéndose en
el análisis de las potestades del juez, considerando las funciones que puede ejercer en virtud
del derecho transnacional. Asimismo se analiza la necesidad de que los jueces superen las
rigideces técnicas, puedan atender a las situaciones urgentes y busquen la verdad de los
hechos. Finalmente, se analizan las potestades de los jueces en los procesos
constitucionales.
Conclusiones
La dinamicidad del proceso se conoce como la participación activa de lo sujetos del proceso.
El juez goza de atribuciones no solo de carácter jurisdiccional sino también disciplinario por
el director del proceso, haciéndose responsable del control del mismo.
Las partes del proceso son el demandante y el demandado (proceso civil, laboral,
constitucional, administrativo, familiar, etc.), y/o denunciante y denunciado (proceso penal),
a las cuales se les puede sumar los que intervienen en calidad de litisconsorte por tener
interés en el proceso, ya sea por haber sido parte material o interés directo por el resultado
del proceso, asi como de terceros que indirectamente participan coadyuvando a su
desarrollo.
Del mismo modo el estado provee al Juez un órgano autónomo que coadyuva con sus
funciones, como es el caso del Ministerio Publico, quien representa a la sociedad de distintas
formas.
Por último, quien juega un papel importante durante el proceso, es el abogado defensor,
quien asesora técnicamente a los justiciables, y quienes son responsables de los actos de
su patrocinado, ya sea como asesor o representante procesal de este.
En este marco, este sexto tema tiene por finalidad comprender la importancia de la teoría de
los actos procesales y su clasificación. En este sentido, partiremos por definir al acto
procesal, Distinguiéndolo del hecho procesal, explicaremos la clasificación de los actos
procesales, como son los actos de impulso, de comunicación, de impugnación, actos de
prueba, y de decisión del proceso.
Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer tema:
Capacidad
Diferencia los actos de los hechos, comprendiendo su clasificación y requisitos de los actos
procesales como medios de inicio, impulso y fin del proceso.
Actitudes
Destaca la importancia de los actos procesales como medio de inicio y fin del proceso
2. Definición
Al acto procesal se le puede definir como la “Manifestación de voluntad o de la ley que esta
dirigida a crear, modificar o extinguir relaciones jurídicos procesales”.
Cuando el hecho procesal tiene como origen una o más manifestaciones de voluntad
expresadas por cualquiera de los sujetos de la relación jurídica procesal, las que producen
efectos jurídicos al interior del proceso, estamos ante un acto o negocio procesal, es decir,
cuando un acontecimiento que produce efectos jurídicos sobre el proceso aparecen
dominados por voluntad humana, idónea para crear, modificar o extinguir derechos
procesales ( la presentación de la demanda, el ofrecimiento de pruebas, la sentencia, etc.
(Ovalle, pág. 283)
DEVIS ECHANDIA señala que los actos procesales son simplemente actos jurídicos que
inician el proceso u ocurren en él, o son consecuencia del mismo para el cumplimiento
de la sentencia con intervención del juez.
COUTURE sostiene que el acto procesal es el acto jurídico emanado de las partes, de
los agentes de la jurisdicción y aun de los terceros ligados al proceso, susceptible de
crear, modificar o extinguir efectos procesales.
3. El Hecho Procesal
No obstante en el proceso no solo concurren actos jurídicos procesales, sino también hechos
jurídicos procesales, la diferencia entre uno y otro es que en los primeros está de por medio
la voluntad humana. Por ejemplo: La demanda (emana de la parte). La sentencia (emana
del juez); pero también pueden ser bilaterales, que se concretan en acuerdos procesales,
como la transacción; en tanto que los hechos procesales son acontecimientos involuntarios
que producen consecuencias en el proceso, como la muerte del apoderado de una de las
partes, lo cual produce como consecuencia la interrupción del proceso.
Otra clasificación: Siguiendo a Jenny Escobar (2010; Pág. 202), podemos también clasificar
a los actos procesales en:
c) Principio del interés: Significa el perjuicio moral o material que en un asunto concreto
pueda derivarse para quien recurre en un proceso. Lo tienen los sujetos procesales a
quienes vincule y perjudique. Por eso se dice que sin perjuicio no hay recurso.
d) Principio de la preclusión: Hace relación al tiempo que la ley establece para que en
él se ejerciten los medios de impugnación, para que puedan ser concedidos. No pueden
interponerse, ni antes de dictadas las providencias, ni después de ejecutoriadas.
e) Principio del agotamiento del medio de impugnación: Una vez decidido, desistido o
declarado improcedente el recurso, éste no podrá volver a proponerse, por los mismos
hechos y bajo las mismas circunstancias.
f) Principio de la no reformatio in pejus : Por regla general el recurso que se surta ante
el superior, se entiende interpuesto en lo desfavorable, y por ello el juez de segunda
instancia no puede hacer más gravosa la situación del único recurrente, salvo que se
haya también presentado por la parte contraria o haya adhesión al interpuesto por una
de las partes o que en razón de la reforma fuere indispensable hacer modificaciones
sobre puntos íntimamente relacionados con aquélla.
Para Eduardo J. Couture, recurso significa: “Recorrer, correr de nuevo, el camino ya hecho.
Jurídicamente; la palabra denota tanto el recorrido que se hace nuevamente, como el medio
de impugnación en virtud del cual se recorre el proceso”. La Corte Constitucional también
nos reporta su concepto en la siguiente referencia: “Los recursos son actos procesales
mediante los cuales la parte perjudicada por una decisión judicial adoptada en forma
subjetivamente errada la impugna, con el fin de que se examine y se enmiende o corrija, por
el mismo juez que la tomó o por su superior”.
A) Razón de ser de los recursos: Según Jairo Parra Quijano, se consideran dos aspectos:
La falibilidad humana. Esto es, la posibilidad de que el hombre (juez) cometa errores al
aplicar las normas (materiales o procesales) o al apreciar el mérito del valor de las pruebas.
Además, un argumento de orden psicológico. Se trata de infundir seguridad a las partes,
garantizándoles que el mismo juez u otro de mayor jerarquía, realizará un nuevo examen de
la providencia dictada, para saber si se ajusta a derecho.
C) Características de los recursos: Son actos procesales de partes que incluyen los
terceros que se convierten en partes al ingresar al proceso o dentro de su respectiva
actuación; no es un mecanismo al alcance de los funcionarios investidos de jurisdicción.
Proceden contra las providencias del juez. No proceden contra las actuaciones de las partes,
ellas cobran relevancia en el proceso en la medida en que sean aceptadas por una
providencia judicial y ésta última es susceptible de ser atacada por el recurso. Finalmente,
implican el desarrollo de un trámite. Cada recurso tiene un trámite procesal propio. Por
ejemplo, se da traslado a la contraparte y se decide, etc.
El fin de la prueba: Prudente resulta precisar que entre los diferentes estados de ánimo con
relación a la verdad, podemos destacar: La Duda, la Opinión y la Certeza. La duda es un
estado mental de inseguridad acerca de si un hecho o acontecimiento, es verdadero o no,
debido a la creencia de la posible verdad de la proposición contraria. De ahí la importancia
por parte del juez de decretar en un momento dado, pruebas de oficio, tendientes a aclarar
dudas respecto de hechos discutidos o alegados por las partes. En materia Penal, existe el
principio del Indubio Pro Reo, conforme al cual, toda duda se resolverá a favor del Procesado
cuando no haya modo de eliminarlo, mientras que en el materia Civil o Laboral, se encuentra
imperante el principio del Onus Probandi. La opinión, es un juicio sobre algo, un parecer,
que se forma sobre cualquier cosa o asunto, sometido a la acción de un juzgador. Se refiere
también al concepto del perito, etc. Y la certeza es un estado mental de seguridad acerca de
un hecho o acontecimiento. Desde un punto de vista Jurídico la doctrina suele distinguir
entre: certeza, probabilidad y verdad judicial y prueba. Tales conceptos fueron desarrollados
por el grupo de investigación ODOS, en su ponencia presentada en el Congreso
Internacional para estudiante de Derecho a nivel pregrado, en el marco del XXVI Congreso
Colombiano de Derecho Procesal, conceptos que a continuación transcribimos, por ser ellos
de nuestra propia iniciativa. Probabilidad: Origen: Las raíces etimológicas de este vocablo
son las siguientes: En latín: probabilitas; en inglés: probability; en francés: probabilité; en
alemán: wahrscheinlichkeit . El término latino deriva del verbo “probo”, con el sentido de
examinar, comprobar. Algo es así probabilis (probable, comprobable en mayor o menor
grado) si es posible comprobar (con argumentos) su validez, aunque no se llegue a una
certidumbre absoluta.
B) Principios: Los autores más connotados que han estudiado los distintos principios
estructurales de la Prueba no coinciden en su enunciación, así el tratadista Jairo Parra
Quijano, enuncia quince, entre ellos: autorresponsabilidad, veracidad, libre apreciación,
unidad de la prueba, igualdad, publicidad o socialización de la persuasión judicial, formalidad
y legitimidad de la prueba, libertad de medios de prueba, separación del investigador y del
juzgador, licitud de la prueba, inmediación, necesidad de la prueba, comunidad de la prueba
o adquisición procesal, contradicción de la prueba y empleo de las reglas de la experiencia
en la valoración de la prueba. (Parra Quijano, Jairo. 2000. Manual de Derecho Probatorio.
11ª edición. Bogotá. Ediciones Librería del Profesional, pág. 5). El maestro Devis Echandía
enlista 27, a saber: necesidad de la prueba, eficacia jurídica y legal de la prueba, unidad de
la prueba, comunidad de la prueba, interés público de la función de la prueba, lealtad y
probidad o veracidad de las pruebas, contradicción de la prueba, igualdad de oportunidades
para la prueba, publicidad de la prueba, formalidad y legitimidad de la prueba, legitimación
para la prueba, preclusión de la prueba, inmediación y dirección del juez en la producción de
la prueba, imparcialidad del juez en la dirección y apreciación de la prueba, originalidad de
la prueba, concentración de la prueba, libertad de la prueba, pertinencia-idoneidad o
conducencia y utilidad de la prueba, espontaneidad y licitud de la prueba, obtención coactiva
de los medios materiales de la prueba, inmaculación de la prueba, apreciación de la prueba,
carga de la prueba, oralidad en la práctica de la prueba, principio inquisitivo en la obtención
de la prueba, irrenunciabilidad de la prueba, y gratuidad de la prueba.(Devis; 2002:Pág.107-
132).
5. El Tiempo De Los Actos Procesales
EL PLAZO: Es el espacio de tiempo dentro del cual se pueden practicar los actos
procesales.
Es actualmente la que tiene mayor número de adeptos, entre los cuales se puede mencionar
a SIMONCELLI, REDENTI Y MORTARA, en la escuela italiana; ROSENBERG Y SCHONKE,
de la alemana; DE LA PLAZA Y RAFAEL DE PINA, de España; PALLARES, en México;
COUTURE, en Uruguay; HERNANDO DEVIS, HERNANDO MORALES, GUSTAVO
HUMBERTO RODRIGUEZ, JAIRO PARRA QUIJANO, HERNAN FABIO LÓPEZ, MARCO
GERARDO MONROY y, en general, todos los doctrinantes, entre nosotros.
La teoría parte del concepto de relación, el cual consiste _conforme su acepción general y
el criterio de COUTURE- en la unión real o mental de dos términos, sin confusión entre si, o
el vinculo que aproxima una cosa a otra, permitiendo mantener entre ellas su primitiva
individualidad.
En el campo del proceso –afirma COUTURE –se refiere “al vinculo o ligamento que une
entre si a los sujetos del proceso y sus poderes y deberes respecto de los diversos actos
procesales”. Esa relación es jurídica porque esta regulada por normas positivas.
La teoría de la relación jurídica centraliza sus fundamentos en lo concerniente a los sujetos
que intervienen, el contenido, su naturaleza jurídica, su nacimiento, constitución, desarrollo
y terminación, expuesta admirablemente por CHIOVENDA.
KOHLER
6.1. Contenido
Según CHIOVENDA, el contenido de la relación jurídica procesal esta compuesto por el
deber fundamental que tiene el juez de proveer las demandadas de las partes, o sea, decidir
o pronunciarse mediante la respectiva sentencia sobre los pedimentos contenidos en ellas.
Dicho deber, que constituye “el esqueleto de toda relación procesal”, implica la realización
de todas las actuaciones tendientes a proveer, como es oír a las partes, recepcionar las
pruebas, etc., para concretarse en la sentencia, mediante la cual se acepta o rechaza la
demanda. (Azula,Pág. 52)
6.2. Naturaleza
Los aspectos que caracterizan la naturaleza de la relación jurídico procesal son los
siguientes:
a) Es autónoma, por cuanto tiene existencia propia e independiente del derecho material
que se discute en el proceso y sobre el cual se pronuncia el juez en la sentencia.
b) Es compleja, porque contiene un conjunto de derechos y deberes, todos ellos
coordinados al fin común, constituido por la aplicación del derecho material que el juez debe
efectuar mediante la correspondiente sentencia.
c) Es de derecho público, porque las disposiciones que la regulan son de esa índole,
puesto que se trata de una actividad realizada por una de las ramas del Estado, cual es la
judicial.
6.3. Constitución
La relación jurídico procesal nace con la pretensión de la demanda y se integra con la vinculación del demandado, lo que
se verifica mediante la notificación del auto que la admite. (Pág. 53).
En consecuencia, el juez tiene que pronunciarse sobre la procedencia de la demanda e inadmitirla cuando falte cualquiera
de los presupuestos procesales, ya que su inobservación determina, por regla general, nulidad de la actuación.
6.4. Desarrollo
Una vez integrada la relación jurídica procesal, se desarrolla mediante una serie de
actividades emanadas tanto el juez como de las partes. Esas actividades están constituidas
por los llamados actos procesales, que demarcan y se cumplen en las distintas etapas o
situaciones jurídicas –como la denominan ROSENBERG –por las cuales necesariamente
pasa la relación procesal desde que se inicia hasta que se culmina.
6.5. Transformación
En el curso de su desarrollo, la relación procesal puede transformarse o cambiarse. Esta
transformación, según el elemento sobre el cual recaiga, puede ser objetiva o subjetiva.
6.6. Terminación
La relación jurídica procesal termina de dos maneras normal y anormalmente.
b) La terminación anormal ocurre al no cumplirse todas las etapas del proceso, por causa
de determinados actos que la misma norma contempla, como sucede cuando el demandante
desiste de la demanda o llega a un acuerdo directo con el demandado, mediante lo que se
denomina transacción.
7. La sentencia
A) Concepto. El vocablo sentencia proviene del latín sentiendo que, etimológicamente,
significa sentir, pensar, opinar, puesto que el juez emite su decisión fundado en el criterio
que tiene o se forma sobre determinado aspecto.
a) En cuanto a la forma, pueden ser escritas u orales, conforme al sistema que rija el
respectivo ordenamiento o el proceso en particular.
e) La sentencia de fondo es la que contiene una decisión que atañe al objeto del
proceso, vale decir, la pretensión o la conducta adoptada por la parte demandada frente
a ella.
Las de fondo, a su vez, pueden ser estimatorias o desestimatorias: Las estimatorias son
las que acogen pedimentos o pretensiones formuladas por el demandante. Las
estimatorias, conforme a la naturaleza o índole del pronunciamiento y a la clase de
pretensión invocada, son declarativas, con sus variantes de puras, constitutivas y de
condena, dispositivas, ejecutivas y de liquidación.
7.2. Fundamento
Son pues, razones de seguridad social y jurídica las que determinan la adopción de la cosa
juzgada, reconocida en todos los ordenamientos procesales, aunque, desde luego, tiene sus
excepciones, que se basan en la naturaleza de la decisión e, incluso, la hacen extensiva a
ciertas providencias interlocutorias. (Azula, Pág. 367).
7.3. Naturaleza
Varios criterios se han expuestos para explicar la naturaleza jurídica de la cosa juzgada.
Todas las tendencias pueden agruparse en cuatro, a saber: la de presunción de verdad, la
de ficción, la contractualista y las modernas, que tienen dos variantes: la materialista y la
procesalista.
Esta concepción parte de una premisa o supuesto equivocado, por cuanto implicaría que
el juez hiciera una apreciación correcta de la prueba y aplicara correctamente las
disposiciones legales, lo que no siempre acontece. Es factible que las pruebas no
establezcan la realidad de los hechos o que, a pesar de hacerlo, las normas que se
hagan actuar no sean las indicadas. Entonces, la decisión en tales supuestos no
corresponde a la llamada verdad legal.
Las críticas que se le hacen se fundan en los mismos supuestos de la anterior, aunque
cabría reconocer su mayor objetividad, por no desechar el error judicial en que pueda
incurrirse.
7.4. Elementos
Se denominan elementos los aspectos sobre los cuales se estructura y produce sus efectos
la cosa juzgada, en el sentido de no poder tramitar y decidir un segundo proceso entre las
mismas partes, por igual objeto e idéntica causa.
Dirección: http://site.ebrary.com//lib/bibsipansp/Doc?id=10609264
Dirección: http://site.ebrary.com///lib/bibsipansp/Doc?id=10280674
Introducción al tema
Aprendizajes esperados
Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este primer tema:
Capacidad
Aplica las reglas de ineficacia de los actos jurídicos procesales como medio técnico de
defensa, en base a sus requisitos de validez
Actitudes
a) Debe ser producido pro agente capaz. Tratándose de las partes, deben tener capacidad
procesal. V.gr.: Si la demanda es interpuesta por un menor de edad que es incapaz absoluto,
esta será declarada nula.
d) El acto procesal debe sujetarse a las formalidades previstas en la ley. V.gr.: La audiencia
debe ser dirigida personalmente por el juez o los escritos deben ser autorizados por
abogados.
2. Ineficacia e Invalidez de los actos procesales
El término de ineficacia, en sentido lato, abarca todos los casos en que un acto jurídico, valga
agregar, o un acto jurídico procesal no logra sus efectos y comprende también la invalidez.
En sentido strictu sensu, se emplea el término de ineficacia para designar los actos, sean
jurídicos o jurídico-procesales, que aunque reúnan los requisitos exigidos por el
ordenamiento, no producen efectos jurídicos por cualquier otra razón; se dice, en cambio,
que el acto jurídico, o jurídico-procesal es inválido cuando alguno de los elementos
constitutivos falta o se encuentra viciado de origen, verbigracia, ab initio. Numerosos autores
rechazan la distinción entre invalidez e ineficacia, al expresar, y no dejan de llevar razón en
ello, que un acto jurídico, también el acto jurídico procesal inválido tiene que ser siempre
ineficaz. Y ha existido la propuesta de abandonar el término de invalidez y sustituirlo por el
de «ineficacia estructural». Sin embargo, la doctrina dominante hoy no contempla un
concepto independiente de la inexistencia distinto de la nulidad. El calificativo nulo (de
neullus) denota la misma idea de que no hay ningún acto jurídico, dígase en sede procesal
jurídico procesal, o que lo que hay no puede valorarse como tal, sencillamente, no existe.
No obstante, se ha mantenido el concepto de inexistencia por razones de orden práctico, al
que se acude para reforzar la categoría de la nulidad, para contrastar con lo señalado de
que carece de la entidad suficiente para formar “per se” una categoría independiente. Tal
cual señala el Profesor De Castro, en la práctica española, la doctrina de la inexistencia ha
prestado importantes servicios al acabar con las graves y perturbadoras confusiones sobre
todo en sede de Derecho Contractual. (1) En el Diccionario de Expresiones y Términos
Jurídicos (Vademécum), de la coautoría del destacado abogado y profesor de Sancti
Spíritus, Cuba, Dr. Marzio L. Pérez Echemendía y su avezado colega, Lic. José Luis Arzola
Fernández, ambos refieren el siguiente concepto de NULIDAD, que no discrepa de la
doctrina actual dominante al respecto: “…acción de quitarle vigencia jurídica a lo que nació,
como fuente de derecho. Es la ineficacia o falta de valor legal de un acto o negocio jurídico,
por faltar un requisito esencial de su integración. La Teoría de las Ineficacias reconoce tres:
la inexistencia, cuando falta uno de los elementos esenciales…..la nulidad absoluta (lo que
es nulo en su principio, no lo valida el transcurso del tiempo) y la nulidad relativa o
anulabilidad, cuando sufre de defectos no esenciales, por estar viciada la manifestación de
voluntad por error, fraude o amenaza…” Al concepto de nulidad se llega, precisamente,
cuando en el acto procesal encuentran ausentes algunos de los requisitos establecidos para
su realización. El concepto de nulidad está, pues, vinculado estrechamente a los de validez
y eficacia, los que, aunque se utilizan habitualmente por la doctrina y la jurisprudencia de
forma indiferenciada, son perfectamente separables, si bien sus límites pueden resultar
convergentes en algunos aspectos. Un acto procesal es válido cuando en su ejecución se
haya actuado de conformidad con la norma que lo regula, mientras que la nota de eficacia
se producirá en tanto en cuanto produzca los efectos que le vienen previstos en la ley
procesal. 140 Así, pues, mientras la validez puede ser considerada un requisito formal, la
eficacia lo es de naturaleza material, si bien no puede ser calificado de subjetivo, en tanto
que la eficacia acto procesal no puede hacerse depender de la intencionalidad perseguida
por su autor.
Cabe afirmar con Diez Picazo, pues lleva razón en ello, que: “Definir la ineficacia y situarla
en el campo de los conceptos jurídicos constituye una tarea que no resulta nada fácil. Por lo
pronto, la terminología usual no se encuentra fijada y es en muchas ocasiones equívoca. Se
utilizan los conceptos de nulidad, anulabilidad, validez, invalidez, rescisión, etc., a veces
extrañamente entremezclados....”. 145 Hoy se propugna, en una Reforma del Proceso Civil
que no puede ser negada, que la procedencia de la nulidad de oficio está fundada, avalada
y respaldada en la necesaria protección de las garantías constitucionales del proceso, siendo
una de las más importantes el respeto al debido proceso. El juez no necesita justificar el
interés para declarar de oficio la nulidad, porque es el director del proceso, pero viene
obligado a motivar la resolución nulificatoria. Si la nulidad es manifiesta, el juez no debe
circular traslado a las partes de la nulidad de oficio, en aplicación del principio de economía
procesal y porque las partes, en el Proceso Civil Moderno, están a derecho en el mismo y
es su responsabilidad asistir diariamente a través de sus representantes voluntarios o de sus
auxiliares, a los tribunales y cortes para conocer el estado en que se encuentra su asunto.
Las nulidades procesales atañen a la ineficacia de los actos jurídicos procesales, por tal
razón, el objeto propio de la nulidad en el ámbito procesal, según lo recoge la doctrina y
jurisprudencia, debe ser en todo caso la protección del proceso con todas las garantías a él
inherentes. Hoy día se defiende con fuerza el criterio de tener muy en cuenta las llamadas
nulidades implícitas, que un sector de la doctrina la denomina como nulidades virtuales, esto
es: reconocen la procedencia de las nulidades aún cuando no estén expresamente
sancionadas en la ley, siempre que se verifique la omisión de formalidades esenciales y que
violen las garantías fundamentales del proceso. (Alvares, pág. 129)
3. Principios de la nulidad
Hoy se plantean dos principios que informan la nulidad procesal o llamada nulidad de
actuaciones:
a) El principio de tipicidad, que supone básicamente que ninguna nulidad puede ser
declarada si con anterioridad no se encuentra prevista en las leyes procesales,
formulación que innegablemente es en extremo rigurosa, pues no puede partirse del
criterio de que el ordenamiento procesal prevea todos los supuestos de nulidad; de ahí
que como crítica a esta postura rígida se contrapone el principio de las nulidades
implícitas, entendidas como aquellos actos procesales que resultan nulos por haber sido
privados de sus efectos normales, entre los que se incluyen los que se derivan de la
estimación en el juicio ejecutivo de algún motivo de nulidad; los resultantes de la
estimación del recurso de casación; las que procedan de la estimación de alguno de los
motivos o causales de revisión; las derivadas de la apreciación de alguna excepción
dilatoria, por sólo citar unos ejemplos.
Lecturas recomendadas
Para saber más
Dirección: http://http://site.ebrary.com/
Breve descripción: El presente texto escrito por la Dra. Vilela Chinchay, Sheila, quien trata
lo referente a la inadmisibilidad e improcedencia de la nulidad procesal y su correspondiente
o no fundabilidad del pedido de nulidad. Por ultimo desarrollo sobre la legitimidad para
plantea la nulidad y su perjuicio.