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Serie de Sermones – La Fuente del Gozo, Carta a los Filipenses

Sermón N°4 – Tres Elementos Esenciales para Crecer en


Piedad
Por: Jorge Betancur

En esta tarde continuaremos con nuestra serie de sermones que hemos titulado “La Fuente del Gozo”, la
cual se centra en la carta del Apóstol Pablo a la iglesia de los Filipenses.

Para beneficio de aquellos que no recuerdan los sermones antes visto, realizaremos un breve resumen
de lo que hemos compartido.

En la introducción a esta serie, hablamos de una Mente Prisionera de Cristo, la cual debe ser renovada
por medio de Espíritu Santo.

En el segundo sermón, abordamos los primeros cinco versículos del capítulo uno, en donde abordamos
sobre La Gratitud de un Esclavo, tanto en las dificultades como en la comunión de la iglesia.

En el tercer sermón de esta serie, nos enfocamos en Filipenses 1:6 donde Pablo le habla a la iglesia de
Filipo sobre El Gozo de la Seguridad de su Salvación, en donde enfatiza que aquel que comenzó la
buena obra en ellos y en nosotros, será fiel en terminarla.

Hoy, a esta nueva entrega de sermones la he titulado Tres Elementos Esenciales para Crecer en Piedad.

La perspectiva bíblica de piedad, es sentir conmiseración hacia alguien que merece un castigo. En el
Antiguo Testamento este término se relaciona con la misericordia.

Salmos 51:1 "Ten piedad de mi oh Dios, conforme a tu misericordia"

Pero en el Nuevo Testamento el término, traducido como piedad, incluye las ideas de temor a Dios,
obediencia a sus mandamientos y vida cristiana. El énfasis es hacia la vida práctica.

1 Timoteo 6:3-4,6 " Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro
Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad está envanecido, nada sabe, y delira
acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas
sospechas - Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento"

O sea, que la piedad es la doctrina puesta en acción, vivida y practicada. Una persona de vida religiosa
sincera, era llamada piadosa. Así se nos habla de Simeón en:

Lucas 2:25 " Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso,
esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él."

La Piedad es un virtud que inspira, por el amor a Dios, devoción a las cosas santas, y por el amor al
prójimo, actos de abnegación y compasión.

La piedad no quedará sin recompensa y podemos verlo en:


1 Timoteo 4:7-8 "Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el
ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa
de esta vida presente, y de la venidera”

Teniendo esto en mente, comenzaremos a ver las tres cualidades esenciales para poder crecer en la
piedad sincera para con Dios y el prójimo.

Filipenses 1:9-11 “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en
todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día
de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”

La pasión de Pablo por el crecimiento espiritual de los creyentes que estaban bajo su cuidado no solo se
manifestaba en su predicación, su enseñanza y sus cartas, sino ante todo en su vida de oración.

No existe un indicador más exacto de la madurez espiritual de un cristiano que su vida de oración. La
oración de Pablo revela más acerca de su verdadera espiritualidad que toda su predicación, enseñanza y
milagros. Él se sentía constreñido a orar por la obra poderosa y continua del Espíritu Santo de Dios en su
corazón y en la de los Filipenses.

Es indiscutible que la oración es un deber espiritual de los cristianos. Jesús enseñó.

Lucas 18:1 “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmayar”

John Macarthur en su comentario a Filipenses dice:

“Los verdaderos anhelos del corazón se reflejarán en la oración. Un corazón egoísta y superficial
centrado ante todo en problemas, luchas e intereses personales, producirá oraciones egoístas y
superficiales. Un corazón centrado en la gloria del Señor y en su pueblo, redundará en oraciones
enfocadas en la gloria de Dios y las necesidades del prójimo”

Estos pasajes revelan tres peticiones específicas de Pablo por los filipenses que motivaban su oración
diligente.

1.- Crecer en Amor Verdadero

2.- Crecer en Todo Discernimiento

3.- Crecer en Frutos de Justicia

Estos son elementos espirituales esenciales ordenados por Dios, que todos los cristianos deben pedir
unos por otros. Esta lista que menciona Pablo, se presenta como una secuencia, en la que cada
elemento se edifica sobre el fundamento del anterior. El amor verdadero produce todo discernimiento,
el cual nos lleva a mostrar frutos de justicia para la gloria de Dios.

1.- Crecer en Amor Verdadero

Filipenses 1:9 “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo
conocimiento”

Cualquiera que conoce al menos un poco el Nuevo Testamento sabe que el amor de Dios por los
hombres, de los hombres por Dios y de los hombres entre sí, es el eje central del cristianismo bíblico.
El amor es un atributo absoluto y predominante de la naturaleza esencial de Dios y es una realidad
cardinal del evangelio de Jesucristo.

La palabra griega para amor es agape, Este es un amor divino en su naturaleza y origen. Pablo pidió a
Dios que les diera a los filipenses más del amor que solo proviene de Él. Estaba en completo acuerdo con
el apóstol Juan quien afirmo en:

1 Juan 4:7-12 “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es
nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto
se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para
que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que
él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha
amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos
amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros”

Solo la obra del Espíritu santo en el corazón de quienes pertenecen a Él puede producir el amor divino.

Romanos 5:5 “y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”

El amor bíblico es una elección. Se basa únicamente en la intención del que ama, no en mérito alguno
del que lo recibe. Es un amor voluntario, decidido y abnegado, el cual debe ser practico en la vida de los
cristianos. En obediencia al mandato del Señor, los creyentes deciden manifestar el amor que les fue
dado. Lo hacen sin importar cuán difícil resulte amar a alguien ni como responda a ello.

Juan 15:12-14 “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis
lo que yo os mando”

El amor de Dios es dinámico. Tiene la capacidad de abundar más y más en la vida de los creyentes. El
amor no es un simple sentimiento o emoción y a medida que crece encuentra siempre mayores
posibilidades de expresión a través de un carácter justo y un servicio humilde.

Abundar viene del griego periseuo, que encierra el concepto de rebosar excesivamente. En este
versículo el tiempo presente indica un progreso continuo.

Esta dinámica del amor divino también abunda en ciencia, esto es, el conocimiento verdadero e infalible
expresado en la palabra de Dios. Cualquier amor que no se basa ni crece en la verdad y las normas de las
Escrituras, no llega a ser el auténtico amor bíblico. La ciencia verdadera es mucho más que la simple
información acerca de la Palabra de Dios, o incluso el hecho de reconocerla como verdadera e infalible.
La verdadera ciencia produce santidad mediante la devoción sincera y la obediencia a las Escrituras.

1 Pedro 1:22 “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”

También el amor divino es conocedor. No solo abunda en la vida de quien posee la ciencia verdadera y
exacta de la Palabra de Dios, sino que lo hace en todo conocimiento.

La palabra griega para conocimiento es aisthesis, que se refiere a un elevado nivel de comprensión
bíblica, teológica, moral y espiritual, lo cual lleva a una correcta aplicación ese conocimiento.
1 Corintios 13:1-8 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como
metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y
si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene
envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y
cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”

2.- Crecer en Todo Discernimiento

Filipenses 1:10 “Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de
Cristo”

Después de establecer la prioridad del amor, Pablo continúa su presentación de los elementos
esenciales del crecimiento espiritual con el segundo elemento: Crecer en todo Discernimiento.

Aprobéis viene del griego dokimazo, es un verbo empleado con frecuencia en el Nuevo Testamento que
se traduce “admitir, examinar, probar, discernir”.

En el griego clásico se empleaba para referirse a la tarea de ensayar metales para determinar su pureza,
así como probar la autenticidad del metal con que se fabricaban las monedas.

Aprobar lo mejor es valorar, determinar e identificar con atención lo excelente, lo más importante, lo
más vital. Tiene mucho que ver con la amonestación posterior de Pablo en:

Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad”

Pablo no se refiere a distinguir entre el bien y el mal, que tan solo requiere un conocimiento básico de la
Palabra de Dios, sino más bien al anhelo y la capacidad de descubrir adecuadamente lo mejor, a fin de
que los creyentes puedan llevar vidas que alcancen el máximo nivel de devoción y obediencia. Dicha
habilidad establece una distinción entre el creyente totalmente consagrado y el que no lo es, el maduro
del inmaduro, el fuerte en la fe del débil y el siervo eficaz del Señor y del que no lo es.

Por desdicha, muchos cristiano se dejan llevar fácilmente de un lado a otro y brincan de un compromiso
o interés a otro. Andan errantes, reaccionan ante cualquier circunstancia que se le atraviesa o viene a su
mente. En consecuencia son como niños.

Efesios 4:14 “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”

Aprobar lo mejor involucra la mete y se construye en ciencia y en todo conocimiento como lo vimos en
el versículo 9. El cristiano que discierne no puede ser víctima de sus emociones e impulsos personales.

Cuando John Wesley se fue a Oxford, su madre Susana le escribió una carta la cual expresaba lo
siguiente.
“Cualquier cosa que debilite tu razón, menoscabe la delicadeza de tu conciencia, opaque tu
sensibilidad a Dios o quite el deleite por lo espiritual, o cualquier cosa que eleve la supremacía del
cuerpo sobre tu mente, es pecado”

Este discernimiento nos lleva a vivir una vida en integridad personal y en las relaciones. Tener dicha
integridad significa ser sinceros e irreprensibles para el día de Cristo.

El adjetivo Sinseros eilikrines, tiene dos significados posibles, uno es la idea de tamizar el grano para
separar la impureza del grano, o sea, lo verdadero de lo falso. No obstante, parece más apropiado
considerar la otra raíz del término, pues comunica la idea de poner a prueba algo a la luz del sol. Este
significado también coincide con la palabra latina que da origen al término sincero. (Cerámica en Roma)

Al igual que esas piezas de cerámica eran expuestas a la luz del sol para detectar grietas u otros
defectos, el creyente fiel y obediente se asegura de exponer su vida a la luz de las Escrituras.

Hebreos 4:12-13 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su
presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos
que dar cuenta”

Por desdicha, muchas personas tratan de cubrir sus faltas de formas diversas, a fin de dar una apariencia
de espiritualidad menos imperfecta de lo que es en realidad. Para dar una apariencia de integridad
espiritual usan la asistencia a la iglesia, ofrendas generosas, conversaciones espirituales. Sin embargo,
cuando sea el día de Cristo, saldrán a relucir sus grietas.

La integridad espiritual también comprende las relaciones con otros. El cristiano maduro no solo decide
apartarse del pecado en su propia vida, sino que también asegurarse que sus actos y palabras no sean
tropiezo para su hermano, asegurando no realizar juicios contra él.

Romanos 14:10-13 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu
hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice
el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno
de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más
bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”

Irreprensibles expresa el alcance y el objetivo de la integridad. Significa “sin caída, sin ofensas”. Ser
irreprensibles es avanzar en la vida sin fallas morales. No es un llamado simplemente a la santidad, sino
es un llamado a glorificar a Dios con nuestra manera de vivir.

1 Corintios 4:5 “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará
también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno
recibirá su alabanza de Dios”

3.- Crecer en Frutos de Justicia

Filipenses 1:11 “llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de
Dios”
El tercer elemento esencial para crecer en piedad son las buenas obras, a las que Pablo se refiere como
frutos de justicia. La progresión continúa. El amor divino produce excelencia espiritual, que a su vez
produce integridad para llevar al cristiano a buenas obras.

Estos frutos de justicia, son actitudes que Dios confiere a los cristianos con el propósito de manifestar la
gloria de Dios.

Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”

Jesús hablo sobre la importancia de llevar frutos para la gloria del padre.

Juan 15:8 “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”

Conclusión

Hermanos, el objetivo de crecer en piedad es llevar una vida que muestre el amor divino, tener la
capacidad de discernir las cosas para ser íntegros delante de Dios y procurar llevar frutos de justicia para
alabanza y gloria de Dios.

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