Anda di halaman 1dari 3

Teoría y Análisis Literario

Profesora: Silvia Delfino

Alumna: Candela Mariel Bernal (DNI: 40785183)

Cuento elegido: “El Sur”

Propongo leer “El Sur” a partir de la temporalidad como principio de realización de la


trama desde el siguiente punto de inflexión o quiebre: “A la realidad le gustan las simetrías
y los leves anacronismos; Dahlmann había llegado al sanatorio en un coche de plaza y
ahora un coche de plaza lo llevaba a Constitución” (Ficciones).

Este pedazo del texto nos introduce a los saltos en el tiempo que presenta el relato en
su forma modernista, interrumpiendo la secuencia lineal o teleológica más característica
del relato realista que se organiza a través de la unidad. Pezzoni indica, en sus lecciones
desgrabadas, que “el narrador reflexiona sobre la realidad como un modelo también hecho
de simetrías y anacronismos, al cual va a oponer él un nuevo modelo con nuevas simetrías
y nuevos anacronismos” (pág. 82).

Esto quiere decir que el narrador nos está guiando a lo que el personaje protagonista
decide reescribir sobre sí mismo, al nuevo modelo de la realidad que él percibe sobre su
propia historia, teniendo en cuenta sus deseos y expectativas sobre su vida y muerte; “se
narra cómo un personaje corrige su propia biografía”, dice Pezzoni (pág. 81).

El hecho de crear un nuevo modelo de la realidad, o una nueva serie, implica construir
una nueva historia, un nuevo sistema ideológico, ya sea de personas reales o de personajes
ficticios que hayan obtenido mediante instituciones o tradiciones literarias cierto poder de
realidad, es decir, no ficticio, como es el caso de Dahlmann, el protagonista de la historia,
quien está ligado a Borges de una forma tan real que se vuelve “perturbadora”, según
Pezzoni (pág. 82).

Sin embargo, cabe destacar que no encuentro el problema central del análisis en la
relación entre lo real y lo ficticio, si no en la bisagra espacio-temporal que desarrolla el
texto. En principio y dado que, como mencioné, el relato presenta características de un
relato modernista, es importante aclarar que la temporalidad de la trama se constituye
activamente a partir de la coproducción del lector, ya que los sujetos de la acción no están
atados a la unidad del tiempo y el espacio si no al conflicto. Por ello decimos que la
secuencia está organizada por el lector como coproductor del texto, y no solo por el sujeto
enunciador.

“La obra de arte es un modelo finito […] porque está encerrada entre las fronteras de
principio y fin, es decir, es un corte espacial y temporal que actúa como modelo del mundo
real”, establece Pezzoni (pág.77) quien luego agrega “Insisto: las obras literarias también
trabajan, y muy abundantemente, sobre las categorías de principio y fin”. Pero la
delimitación de una narración entre el principio y el fin no significa que no se pueda
interrumpir la linealidad del relato.

Se podría identificar como indicio de alteración temporal a la figura del enorme gato
del café de la calle Ecuador en donde decide hacer tiempo Dahlmann antes de tomar su
tren. “[…] pensó, mientras le alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que
estaban como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión,
y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante” (Ficciones).

En mi lectura, la mención del “cristal” se presenta como algo que separa la realidad
temporalmente lineal de lo eterno que podría ser el recuerdo de aquel felino, es decir,
como una presencia irreal separada de la temporalidad sucesiva, así como también lo hace
notar la descripción del contacto como “ilusorio”.

Otro indicio podría tomarse como la figura del gaucho. “[…] un hombre muy viejo. Los
muchos años lo habían reducido y pulido como las aguas a una piedra o las generaciones
de los hombres a una sentencia. Era oscuro, chico y reseco, y estaba como fuera del
tiempo, en una eternidad.[…] gauchos de esos ya no quedan más que en el Sur” (Ficciones).

Su descripción le otorga un carácter intemporal y acrónico. Además, es evidente la


idealización y mitificación que adquiere con respecto a la idea de que solo quedan gauchos
como él en el Sur. No está de más recordar que este se percibe como un lugar al que
Dahlmann había esperado mucho tiempo para ir. Para Dahlmann, al igual que el enorme
gato y el gaucho, el Sur es mágico.

Pezzoni establece que en este cuento “[…] se borran las fronteras entre ese texto con
principio y fin fuertemente marcados, que es el relato, y ese otro texto difuso y
contradictorio, exterior al discurso que es la biografía de Borges” (pág. 81).

Esto nos puede llevar a creer que la temporalidad cumple un rol muy importante en la
constitución de la trama, dado que nos conduce a preguntarnos qué es lo que realmente
está ocurriendo en la historia, pero sobre todo, cuándo y dónde transcurre la historia. Nos
quita la certeza de que Dahlmann está en el Sur y no en el sanatorio, lo que explica mi
preocupación por la bisagra espacio-temporal.

Sin embargo, la mención sobre el sujeto empírico de Borges que constantemente lleva
a cabo Pezzoni me lleva a revisar mi primera hipótesis sobre la temporalidad, y redirigirla
hacia la voz enunciativa. Pezzoni escribe: “Este cuento puede leerse como el hecho de que
el sujeto empírico de Borges propone un relato en que un personaje corrige los hechos de
su biografía, obedeciendo al ideal de la muerte heroica y como valiente, el ideal de morir
en duelo con el compadrito” (pág. 81) indicando que todos los elementos del relato,
incluyendo la irrupción de la linealidad temporal, funcionan como huellas (ideológicas,
culturales, históricas, lingüísticas, paralingüísticas, entre otras) que Borges le deja al lector
para transmitir su voz enunciativa.

Es decir, puede que Dahlmann esté reescribiendo su historia al aceptar el duelo en el


que decide morir, en esa forma “heroica” que menciona Pezzoni (que puede ser tan
verdadera como la muerte en el sanatorio por un grave caso de septicemia), porque así
también lo desearía en esas circunstancias el sujeto empírico de Borges.

Se puede sacar esta conclusión con ayuda de la oración que elabora Pezzoni en la que
menciona “la nostalgia permanente de la acción, del valor y del ideal del compadre al que
ha invitado esa historia que fabrica Borges”, evidenciando la eternidad de los recuerdos de
Borges tan fuertemente ligada a la eternidad de los recuerdos de Dahlmann.

Anda mungkin juga menyukai