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Intervención en trabajo social según Cecilia Aguayo

Esta autora en primera medida señala que la intervención debe ser intencionada y que este mismo
accionar conlleve a un ethos profesional sin desconocer su finalidad que es la transformación o
como ella misma lo denomina citando a Cortina la promoción de una buena vida en un contexto
institucional ,dicha intencionalidad debe estar fundamentada desde un análisis fenomenológico
desde la acción social visto como un proyecto de acciones es decir un proceso coordinado y que
cada paso vaya construyendo lo que se quiere contrario a la aplicación de técnicas aisladas sin
ningún intencionalidad política que conlleve a una transformación en segunda medida la
intervención debe ser situada dentro de un contexto histórico que permita revisar los
antecedentes del campo problemático que se está abordando para de esta manera incidir en el sin
desconocer la meta que le da sentido a la profesión en ese sentido la autora propone una
intervención reflexiva es decir una acción dotada de sentido y pensada desde un contexto político
de dote de estabilidad al proyecto de intervención y a la intervención en sí misma.

Concepción de sujeto.

La categoría sujeto dentro del análisis de la autora se encuentra fuertemente marcado por la
posición que se le da al profesional y como este ve a la profesión por lo tanto son quienes
constituyen la práctica profesional, en este sentido permanecen en constante relación con el
profesional que se convierte en un componente más de la acción profesional por lo tanto este
último también es sujeto ya que el proceso es reciproco en términos de reflexión en tanto el
profesional facilita la reflexión que pueda tener el otro y al mismo tiempo la que propicien los
otros en él lo que permite afirmar que el proceso es reciproco y de doble vía y que ambos son
participes y actores de la intervención social.

Tensiones y contradicciones en la intervención.

Esto es uno de los asuntos que más se manifiesta dentro de la intervención que además posibilita
las transformaciones en los contextos pero una de las cuestiones que más se hace presente la
función política de las profesiones y específicamente la profesión de trabajo social lo cual nos
remite a observar la categoría poder como epicentro de la discusión sobre la concepción que se
tiene sobre la profesión y en qué posición de “privilegio” se encuentra teniendo en cuenta que el
poder está condicionado por la búsqueda de fines que muchas veces van en contravía de los
principios éticos de la profesión. En este sentido la autora retoma a weber cuando sostiene que los
profesionales fortalecen el mundo capitalista en la medida que la razón instrumental legítima la
conducta humana a través de la normatividad y el control. Desde esta premisa se evidencia las
tensiones que desde el quehacer profesional se manifiestan y que pone en jaque la intervención
profesional.

Propósitos/sentido de la intervención

Los planteamientos de Aguayo invitan a que el sentido que se le dé a la intervención sea situado es
decir perteneciente a cada situación considerando la narración como uno de los instrumentos por
excelencia para dimensionar la rigurosidad y complejidad de la intervención dotando de sentido la
intervención forjándose desde los procesos de interpretación intentado llegar a la construcción de
una acción racional que evidencie una relación directa con el otro sujeto lo que supondría en
palabras de aguayo una construcción del sentido común del otro.
Asuntos teóricos y metodológicos

Aguayo al presentar los dilemas de las profesiones modernas incluida trabajo social añade las
teorías que sustentan las profesiones modernas y su influencia en la constitución de las mismas
además presenta las teorías que fundamentan la acción profesional en trabajo social en este
sentido la autora plantea un análisis epistemológico desde la hermenéutica y la fenomenología
para sustentar el análisis y relacionarlo con el panorama actual insertado dentro de las lógicas de
la modernidad. La autora desencadena una discusión epistemológica sobre la teoría que se está
manejando y sus repercusiones en la acción profesional: en primera instancia nombra al
paradigma positivista-funcionalista y sus implicaciones en la acción profesional y es justamente el
papel de una profesión reguladora y controladora que ayuden al individuo que esta desconcertado
en la complejidad de la realidad bajo este panorama la autora propone una reflexión sobre las
relaciones de poder que se viven entre las profesiones y en el caso específico de trabajo social la
estandarización y la mercantilización de los sujetos con los cuales se trabaja.

Desde las teorías que dan sustento a la acción profesional propone la fenomenología y la
hermenéutica que nos permiten tener un encuentro con el otro, un encuentro cara a cara que
visualice un proceso intersubjetivo es por ello que la reflexión debe radicar en reconocer al otro
como un tu que le aporta a la intervención desde las significaciones que construye en la vida
cotidiana retomando la lectura del cuerpo y sus narrativas como evidencia de un significado que
aporte a la transformación. Como aporte metodológico se propone la sistematización que nos
permite resaltar los asuntos de la experiencia de intervención y redactar la reflexión que se extrajo
de dicha práctica teniendo en cuenta las tensiones y los conflictos que se vivieron desde ese
escenario teniendo en cuenta la singularidad de la acción validando las normas universales que
también son leídas desde el proceso de reflexión

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