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QUINCEAÑERA

MISA DE ACCION DE GRACIAS

ALGUNAS INSTRUCCIONES GENERALES.

En la Liturgia de la Palabra, de conformidad con las rúbricas, pueden tomarse las


lecturas, o bien del Leccionario para ese día sobre todo si es domingo, o bien de la
Misa para Dar Gracias a Dios, según el Leccionario de las Misas por diversas
necesidades.
Después de la lectura del Evangelio, el sacerdote, basándose en el texto sagrado, debe
exponer en la homilía el misterio y la gracia del don de la vida, teniendo en cuenta las
diversas circunstancias de las personas.
Sigue la plegaria universal en la forma acostumbrada en la celebración de la Misa.
En la Liturgia Eucarística se hace todo según el Ordinario de la Misa.
Antes de la bendición final el sacerdote invita a la quinceañera (las quinceañeras) a
que haga (hagan) un acto de acción de gracias y de compromiso personal de vivir
como una verdadera cristiana (unas verdaderas cristianas).

Reunida la comunidad, puede cantarse un himno adecuado. Terminado el canto, el


que preside dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.

SALUDO

El que preside, saluda a los presentes, diciendo estas u otras palabras semejantes,
tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura:

La gracia y la paz de Dios Padre, que nos concedió el don de la vida y nos hizo
sus hijos por el Bautismo, estén con ustedes.

Todos: Y con tu espíritu.

(Nombre) la Iglesia te da la bienvenida y se junta con tus padres y amigos para


celebrar contigo este día en que celebras tus quince años. Esta celebración debe ser
una acción de gracias por haber recibido la vida, así como una aceptación de los
deberes que la vida lleva consigo, cuando la vives según el amor y los mandamientos
de Dios.
Vivir quiere decir crecer, y crecer quiere decir madurar. Una persona madura es la
que es capaz de tomar decisiones y hacer compromisos y ser fiel a ellos, aunque
llegue a ser difícil cumplirlos. En este espíritu de fe, entonces, vamos a ponernos en
la presencia de Dios, para reflexionar en la necesidad que tenemos de la misericordia
divina y pedir perdón a Dios por nuestros pecados.
RITO PENITENCIAL

- Señor, tu no has creado a tu propia imagen, pero hemos deformado esta imagen tuya por el
pecado: Señor, ten misericordia de nosotros.
- Cristo, tú llegaste a convivir con nosotros para compartir nuestra naturaleza humana con
todas sus debilidades menos el pecado. Cristo, ten misericordia de nosotros.
- Señor, tú nos mandas al Espíritu Santo para llevar a cabo tu obra de amor y reconciliación
en nosotros: Señor, ten misericordia de nosotros.

El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perodnes nuestros pecados, y nos


lleve por su Palabra y Eucaristía a la vida eterna

ORACIÓN COLECTA:

Padre santo, te pedimos que mires con bondad a tu hija ( Nombre), aquí presente al pie de tu
altar. Ela ha venido a celebrar la vida que tú le has dado por medio de la unión santa de sus
padres. Confírmala en aquella fe que la trae aquí. Por medio de los dones de tu Espíritu Santo,
guía sus pasos por la vida, como guiaste a tu hija favorita, la Virgen María; así también que esta
joven siempre te agrade y anime a otros a conocerte, amarte y servirte por la vida cristiana que
ella vive plenamente. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos. AMEN

Escuchemos ahora con atención la Palabra del Señor.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura: del libro del profeta Jeremías 1:4-10


Y vino a mí la palabra del SEÑOR: “Antes que Yo te formara en el seno materno, te conocí, Y antes que
nacieras, te consagré; Te puse por profeta a las naciones.” Entonces dije: “¡Ah, Señor DIOS[a]! No sé
hablar, Porque soy joven.” Pero el SEÑOR me dijo: “No digas: ‘Soy joven,’ Porque adondequiera que te
envíe, irás, Y todo lo que te mande, dirás. No tengas temor ante ellos, Porque contigo estoy para
librarte,” declara el SEÑOR.
9 Entonces el SEÑOR extendió Su mano y tocó mi boca. Y el SEÑOR me dijo: “Yo he puesto Mis
palabras en tu boca. Mira, hoy te he dado autoridad sobre las naciones y sobre los reinos, Para arrancar
y para derribar, Para destruir y para derrocar, Para edificar y para plantar.”
Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor
SALMO:

Salmo 121 Dios no te faltará

Alzaré mis ojos a los montes;


¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del Señor,
Que hizo los cielos y la tierra.
tu pie no resbalará,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
el señor es tu guardador;
es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
el señor te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
el señor guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.

SEGUNDA LECTURA
DE LA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS Gálatas 4: 4-7.

4 Perocuando vino la plenitud (el cumplimiento) del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la Ley, 5 a fin de que redimiera a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la
adopción de hijos.6 Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros
corazones, clamando: “¡Abba! ¡Padre!” 7 Por tanto, ya no eres siervo[a], sino hijo; y si hijo, también
heredero por medio de Dios[b].

Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

EVANGELIO:

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO (Judit 13:18)


R. Aleluya, aleluya.- Hija mía, que Dios altísimo te bendiga más que a todas las mujeres
de la tierra. R. Aleluya, Aleluya.

† Lectura del santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25:1-13

Parábola de las Diez Vírgenes

25 “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus
lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos juntamente con sus
lámparas. Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron. Pero a medianoche se oyó[a] un
clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salgan a recibirlo.’
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las
prudentes: ‘Dennos de su aceite, porque nuestras lámparas se apagan.’ Pero las prudentes respondieron:
‘No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para ustedes; vayan más bien a los que venden y
compren para ustedes. Mientras ellas iban a comprar, vino el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Después vinieron también las
otras vírgenes, diciendo: ‘Señor, señor, ábrenos.’ Pero él respondió: ‘En verdad les digo que no las
conozco. ‘Velen (Estén alerta), pues no saben ni el día ni la hora.

A. Gloria a ti, Señor.

Esta es palabra del Señor. Todos. Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILIA

Querida __________________________, familiares y amigos.

Siento una gran alegría el encontrarme hoy aquí, en este lugar, compartiendo la alegría del don de la
vida, de la vida que Dios te ha querido regalar a ti. Celebramos con alegría tus XV años.

La Palabra de Dios nos ilumina con su claridad insuperable, incluso más que los días soleados
que hemos vivido. El joven Jeremías, porque es un joven de quien habla la primera lectura, nos
recuerda el don maravilloso de la vida, y todavía más maravilloso el don de la vocación.

¿Desde cuándo nos conoce Dios? ¿Desde cuándo me conoces Señor? Si a Él le pertenece la
vida, él nos conoce desde la eternidad. Por eso le dice a Jeremías, antes de que te formara en el vientre
de tu madre, yo ya te conocía; antes de que salieras del vientre primigenio, te destiné a una misión, te
consagré. Y efectivamente Paulina, del mismo modo Dios actúa contigo y con cada uno de nosotros:
nos conoce desde siempre; es una maravilla inefable el que hoy podemos ver como se va gestando la
vida humana en el vientre de una mamá…; Él nos consagra y nos destina a una misión en el mundo: la
misión de ser felices y ser motivo y causa de felicidad para los demás.

Y es curioso que Jeremías, no obstante que escuche que Dios le ha conocido desde al eternidad
y que él le ha consagrado, presenta objeciones: “Señor, no se hablar; soy un muchacho”. Ante el
panorama de la propia vida, que es maravilloso y prometedor, o tal vez exigente y desafiante, nos
puede venir la tentación de presentar nuestras objeciones y excusas: “es que soy muy joven”, “es que
en realidad no sé si es lo que quiero”; “es que mis papás no me comprenden”, “es que está bien
aburrido” … y así al infinito. Y Dios nos dice: “nada de eso, basta de excusas”. ¡Confía! Harás lo que
yo te mande; yo estoy contigo.

Paulina en tu hermosa juventud, al sentirte quizás con poca experiencia, es probable que de
pronto ante lo maravilloso y desafiante que puede ser la vida, ante los retos y oportunidades que se
presentan en el transcurso de la existencia, lo más fácil sea presentar pretextos. “Es que no puedo”, “es
que está muy difícil”, “es que no me gusta”. Hoy te acompañan tus papás, tus abuelitos, tus tías, primos
y muchas otras personas que también tuvieron la tentación de ofrecerle sus pretextos al Señor, pero que
en un determinado momento de la vida dijeron: “cuenta conmigo”; “no sé como le voy hacer, pero
aquí estoy”. Esa es la actitud bonita que Dios quiere de ti, que le digas: “Señor yo sé que es difícil, que
es complicado, pero cuenta conmigo”. “Aqui estoy”.
El Señor le asegura al joven Jeremías que no lo va a dejar sólo: “pongo mis palabras en tu
boca…”. Él sabe bien lo que nos hace falta, y por eso nos da lo que necesitamos, no más, pero tampoco
menos, lo justo. Eso no le privó a Jeremías de pasar por tribulaciones y desprecios; pero Quien le llamó
no le daja solo. Así también el día de hoy, Dios te llama y además te regala lo necesario para que
respondas generosamente a tu vocación. Te invito Paulina para que hagas un recuento de cada una de
las cosas que hasta el día de hoy Dios te ha regalado…¡Cuántas bendiciones! Ellas son para enfrentar
la vida que tienes por delante; hoy el Señor te dice: “Mira que hoy pongo mis palabras en tus labios”;
“hoy pongo en tu vida aquello que te hace falta para que le respondas”.

¿Y cómo responderle? El pasaje del evangelio nos habla de un grupo de muchachas: unas
prevenidas y otras no. ¿Cómo responderle a Dios? Prevenir… lo que habrás de vivir en el futuro, lo
previenes y lo trabajas ya desde ahora. Si quieres poder entrar a la fiesta, no hay que dormirse; y si te
duermes, debes estar preparada para cuando se te acaben las provisiones. Hoy una joven ha de
prevenirse tomando decisiones valientes; decisiones que son bien pensadas y valoradas. Para ello,
una joven o un joven:

· debe aprender a escuchar a los demás –dejarse acompañar-;


· aprende a discernir, es decir, sabe distinguir cuándo una moción viene de Dios y no del propio
egoísmo o, incluso, del diablo;
· aprende que la vida es más bonita cuando se comparte y se pone al servicio de los demás;
· aprende a reconocer que cada cosa tiene un tiempo conveniente, y refrena sus impetus de juventud
porque desea algo mejor para su vida;
· aprende a ver la vida con esperanza; y se plantea grandes ideales, luchando por conseguirlos;
· aprende a valorar a los demás, a respetarlos y saber que a cada quien le toca vivir su propia vida y que
yo no puedo imponerles nada;
· aprende a relacionarse con Dios de una forma diferente, con consciencia, con libertad, de manera
comprometida; la fe heredada por los papás, ahora se vuelve una opción y una convicción;
· aprende a seguir a Jesucristo como un discípulo convencido, valiente; y está dispuesto a seguirle
conociendo: en la oración, en la lectura de la Biblia, y en la meditación;
· Aprende a diseñar un proyecto de vida, a darle propósito y sentido a la existencia; sabe que lo mejor se
va consiguiendo con esfuerzo, trabajo, dedicación; con honorabilidad.
· Aprender a relacionarse con la Virgen María como una madre amorosa y a ella acuede en cada
momento, especialmente en la toma de decisiones que afectan lo más importante de la vida.

A la Virgen María le pedimos que te acompañe, que ella sea modelo de tu ser mujer joven, llena de
vida y esperanza. Nosotros rezaremos a Dios para que así sea.

ENTREGA DE LA BIBLIA y CORONACION


“Permita el Señor que guardes en tu corazón, como un ramo de flores que nunca se marchita, los
sabios consejos que te ha dado la Palabra de Dios. Si sigues con fidelidad la voluntad de Dios
para ti, recibirás al final la corona de la vida.”
RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES

(N o Ns) cuando eras una niña, tus padres y padrinos te trajeron a las aguas bautismales
para ser iniciada en la vida nueva de nuestro Salvador, Jesucristo. En aquel momento
hicieron una profesión de fe ent u favor y en tu nombre, la misma fe que ahora te trae ante
este altar. Por lo tanto, la Iglesia ahora te pide renovar y confirmar este mismo
compromiso de fe voluntariamente y con convicción.

Sacerdote: ¿Renuncias al pecado, para que puedas vivir en la libertad de una hija de dios?
Quinceañera: Sí, renuncio

Sacerdote: ¿Renuncias a las seducciones del mal, para que el pecado no te esclavice?
Quinceañera: Sí, renuncio.

Sacerdote: Renuncias a Satanás, padre y autor del pecado?


Quinceañera: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Crees en Dios Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?


Quinceañera: Sí, creo.

Sacerdote: ¿Crees en Jesucristo, su único hijo, Señor nuestro, que nació de la virgen María,
padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha de Dios?
Quinceañera: Sí, creo.

Sacerdote: ¿Crees en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos el
perdón de los pecados y la resurrección de los muertos y la vida perdurable?
Quinceañera: Sí, creo.

CONSAGRACION DE LA(S) JOVEN (ES)


Te ofrezco, Se or, mi juventud; guía mis pasos, mis acciones, mis pensamientos. Concédeme la
gracia de comprender tu mandamiento nuevo, el mandamiento de amarnos unos a otros. Que tu
gracia en mi no resulte vana, te lo pido por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Salvador y Redentor.
Amén.

Oh María, Madre mía, presenta mi ofrenda y mi vida al Señor. Sé siempre mi modelo de mujer
valiente, mi fortaleza y mi guía. Tú tienes el poder de cambiar los corazones; toma pues, mi
corazón y hazme digna hija tuya. Amén.

Señor, Dios mío, te doy gracias por darme la vida al crearme a tu imagen y semejanza y
por llamarme a ser tu hija en el bautismo. Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a
salvarme y a tu Espíritu Santo para santificarme. Quiero responder que “sí” a todo lo que
tú deseas de mí en tu bondad y amor. Con tu gracia me comprometo a servir a mis
hermanas y hermanos a lo largo de mi vida. Me consagro a ti, María, Madre de Jesús y
Madre nuestra, Tú estás muy cerca de él y eres mi modelo de fe, concédeme que
continuamente aprenda de ti lo que necesito para ser una mujer cristiana. Ayúdame a
escuchar la Palabra de Dios como tú lo hiciste, guardándola en mi corazón y amando a los
demás para que, al caminar con Jesús en esta vida, merezca alabarle junto a ti para
siempre en el cielo.
- Amén.

El que preside responde:


- N. (N. y N.), que este compromiso que hoy has (han) hecho Dios lo lleve a su feliz
término.
Según las circunstancias, el sacerdote rocía a la quinceañera (las quinceañeras) con agua bendita,
sin decir nada.
La quinceañera puede (Las quinceañeras pueden) en este momento llevar una flor o un ramo
de flores al imagen de la Santísima Virgen. Si se cree conveniente, el que preside invita a los
padrinos/madrinas de bautismo y a las parejas que ejercen la función de esponsores a que traigan
los objetos religiosos que se regalaron a la quinceañera (las quinceañeras), como medalla,
Biblia, rosario, etc., bendecidos previamente.

Luego, los padrinos/madrinas de bautismo y las parejas que ejercen esa función presentan los
objetos a la quinceañera (las quinceañeras).

El que preside dice la siguiente fórmula u otra parecida.

Dios amoroso, Tú creaste a todos los pueblos de la tierra y nos conoces a cada uno por
nombre. Te damos gracias por N. (las quinceañeras), que celebra (celebran) hoy sus quince
años. Bendícela (Bendícelas) con tu amor y amistad para que pueda crecer en sabiduría,
conocimiento y gracia, amando siempre a su familia (sus familias) y siendo fiel a sus
amigos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

ORACION DE LOS FIELES

- Sacerdote: Encomendando nuestros cuidados y preocupaciones a Dios, por medio de


la persona de Cristo, al decir: Te rogamos, Señor.
- Por nuestro Santo Padre, N., por nuestro (arz)obispo N., y todos los que han
- dedicado su vida al servicio del pueblo de Dios, para que sigan fielmente su
vocación, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por las autoridades civiles para que cumplan con sus deberes con justicia y
compasión para el bien de todos, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por N. (quienes), que celebra (celebran) su cumpleaños hoy, para que siga (sigan) el
camino de Jesús con alegría y generosidad, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por los padres, los abuelitos y los padrinos de N. (las quinceañeras) para que
continúen gozando el fruto de su amor en sus hijos, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por los jóvenes, particularmente por los “compañeros de fe” de N. (las
quinceañeras), para que tengan la fuerza necesaria de vivir según sus principios
cristianos, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por los enfermos y los pobres de nuestra comunidad, para que sientan el amor de
Dios por ellos a través de los que alivian sus necesidades, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por todos nuestros parientes difuntos, para que gocen de la visión de Dios en el cielo,
roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- Por todas nuestras intenciones personales que están en lo íntimo de nuestro corazón
y por todos aquellos por quienes debemos orar, para que reciban las gracias que
necesitan, roguemos al Señor:
- R. Te rogamos, Señor.
- A continuación el que preside dice esta plegaria u otra adecuada:
- Dios de amor, a Ti nos acercamos con estas peticiones que te ofrecemos porque te
necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

- Todos: Amén.

Liturgia Eucarística

OFERTORIO:

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS SENTADOS


Este pan y este vino, ofrendas para el sacrificio, “son frutos del trabajo del hombre”.
Presentemos al Señor igualmente nuestros ideales, nuestras alegrías, nuestros fracasos, seguros
de que El los transformará en fuente de energía para seguir de frente en la lucha para definir
nuestra personalidad.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre Santo, colocamos en el altar los dones de pan y vino; son las ofrendas que tú nos pides
para el sacrificio eucarístico. Te las ofrecemos con la segura esperanza de que tu Espíritu Santo
las va a cambiar en el cuerpo y sangre de Jesucristo, tu hijo amado. También junto con ellas te
presentamos a esta joven, criatura tuya. Que el ofrecimiento que ella te ha hecho de su juventud
sea agradable y merezca un crecimiento continuo de fe y caridad, Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA :

- El Señor esté con ustedes.


- Y con tu espíritu.
- Levantemos el corazón.
- Lo tenemos levantado hacia el Señor.
- Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
- Es justo y necesario.
Santo, Santo, Santo…

Invitación al Padre Nuestro


Con (nombre/s), recemos ahora al Padre como Jesús nos enseñó.

Saludo de Paz
Ahora (nombre/s), dará el saludo, el abrazo de paz a sus padres, sus padrinos, y sus amigos.
Compartimos su alegría dándonos fraternalmente un signo de la paz y del amor de Cristo.

RITO DE LA COMUNION

ORACION DESPUES DE LA COMUNION


Señor, fieles a tu mandato, acabamos de compartir alegremente este banquete eucarístico. Es la
señal de nuestra unidad contigo y con nuestros hermanos y hermanas. Ahora, cuando nos
despedimos de tu templo para celebrar otro banquete, te pedimos que tú y tu Madre santa nos
acompañen en nuestra fiesta, como lo hiciste en las bodas de Canaa. Que nos preserves firmes en
la fe, siempre llenos de esperanza y unidos en el amor verdadero, tú que vives y reinas con el
Padre en la unidad del Espíritu Santo. AMEN

BENDICION
- (Nombre), el Señor te bendiga y te guarde. Amé.
- Haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor. Amén
- Vuelva su mirada a ti y te conceda la paz. Amén.
- Y a todos ustedes, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de la quinceañera,
el Señor les conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su Reino. Amé.
- Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre
ustedes y los acompañe siempre. Amén.

Despedida:
- Vayan con Dios, y ámense unos a otros como el Señor nos ha amado.
- Demos gracias a Dios.

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