SALUDO
El que preside, saluda a los presentes, diciendo estas u otras palabras semejantes,
tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura:
La gracia y la paz de Dios Padre, que nos concedió el don de la vida y nos hizo
sus hijos por el Bautismo, estén con ustedes.
- Señor, tu no has creado a tu propia imagen, pero hemos deformado esta imagen tuya por el
pecado: Señor, ten misericordia de nosotros.
- Cristo, tú llegaste a convivir con nosotros para compartir nuestra naturaleza humana con
todas sus debilidades menos el pecado. Cristo, ten misericordia de nosotros.
- Señor, tú nos mandas al Espíritu Santo para llevar a cabo tu obra de amor y reconciliación
en nosotros: Señor, ten misericordia de nosotros.
ORACIÓN COLECTA:
Padre santo, te pedimos que mires con bondad a tu hija ( Nombre), aquí presente al pie de tu
altar. Ela ha venido a celebrar la vida que tú le has dado por medio de la unión santa de sus
padres. Confírmala en aquella fe que la trae aquí. Por medio de los dones de tu Espíritu Santo,
guía sus pasos por la vida, como guiaste a tu hija favorita, la Virgen María; así también que esta
joven siempre te agrade y anime a otros a conocerte, amarte y servirte por la vida cristiana que
ella vive plenamente. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos. AMEN
LITURGIA DE LA PALABRA
SEGUNDA LECTURA
DE LA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS Gálatas 4: 4-7.
4 Perocuando vino la plenitud (el cumplimiento) del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la Ley, 5 a fin de que redimiera a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la
adopción de hijos.6 Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros
corazones, clamando: “¡Abba! ¡Padre!” 7 Por tanto, ya no eres siervo[a], sino hijo; y si hijo, también
heredero por medio de Dios[b].
EVANGELIO:
† Lectura del santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25:1-13
25 “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus
lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos juntamente con sus
lámparas. Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron. Pero a medianoche se oyó[a] un
clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salgan a recibirlo.’
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las
prudentes: ‘Dennos de su aceite, porque nuestras lámparas se apagan.’ Pero las prudentes respondieron:
‘No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para ustedes; vayan más bien a los que venden y
compren para ustedes. Mientras ellas iban a comprar, vino el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Después vinieron también las
otras vírgenes, diciendo: ‘Señor, señor, ábrenos.’ Pero él respondió: ‘En verdad les digo que no las
conozco. ‘Velen (Estén alerta), pues no saben ni el día ni la hora.
HOMILIA
Siento una gran alegría el encontrarme hoy aquí, en este lugar, compartiendo la alegría del don de la
vida, de la vida que Dios te ha querido regalar a ti. Celebramos con alegría tus XV años.
La Palabra de Dios nos ilumina con su claridad insuperable, incluso más que los días soleados
que hemos vivido. El joven Jeremías, porque es un joven de quien habla la primera lectura, nos
recuerda el don maravilloso de la vida, y todavía más maravilloso el don de la vocación.
¿Desde cuándo nos conoce Dios? ¿Desde cuándo me conoces Señor? Si a Él le pertenece la
vida, él nos conoce desde la eternidad. Por eso le dice a Jeremías, antes de que te formara en el vientre
de tu madre, yo ya te conocía; antes de que salieras del vientre primigenio, te destiné a una misión, te
consagré. Y efectivamente Paulina, del mismo modo Dios actúa contigo y con cada uno de nosotros:
nos conoce desde siempre; es una maravilla inefable el que hoy podemos ver como se va gestando la
vida humana en el vientre de una mamá…; Él nos consagra y nos destina a una misión en el mundo: la
misión de ser felices y ser motivo y causa de felicidad para los demás.
Y es curioso que Jeremías, no obstante que escuche que Dios le ha conocido desde al eternidad
y que él le ha consagrado, presenta objeciones: “Señor, no se hablar; soy un muchacho”. Ante el
panorama de la propia vida, que es maravilloso y prometedor, o tal vez exigente y desafiante, nos
puede venir la tentación de presentar nuestras objeciones y excusas: “es que soy muy joven”, “es que
en realidad no sé si es lo que quiero”; “es que mis papás no me comprenden”, “es que está bien
aburrido” … y así al infinito. Y Dios nos dice: “nada de eso, basta de excusas”. ¡Confía! Harás lo que
yo te mande; yo estoy contigo.
Paulina en tu hermosa juventud, al sentirte quizás con poca experiencia, es probable que de
pronto ante lo maravilloso y desafiante que puede ser la vida, ante los retos y oportunidades que se
presentan en el transcurso de la existencia, lo más fácil sea presentar pretextos. “Es que no puedo”, “es
que está muy difícil”, “es que no me gusta”. Hoy te acompañan tus papás, tus abuelitos, tus tías, primos
y muchas otras personas que también tuvieron la tentación de ofrecerle sus pretextos al Señor, pero que
en un determinado momento de la vida dijeron: “cuenta conmigo”; “no sé como le voy hacer, pero
aquí estoy”. Esa es la actitud bonita que Dios quiere de ti, que le digas: “Señor yo sé que es difícil, que
es complicado, pero cuenta conmigo”. “Aqui estoy”.
El Señor le asegura al joven Jeremías que no lo va a dejar sólo: “pongo mis palabras en tu
boca…”. Él sabe bien lo que nos hace falta, y por eso nos da lo que necesitamos, no más, pero tampoco
menos, lo justo. Eso no le privó a Jeremías de pasar por tribulaciones y desprecios; pero Quien le llamó
no le daja solo. Así también el día de hoy, Dios te llama y además te regala lo necesario para que
respondas generosamente a tu vocación. Te invito Paulina para que hagas un recuento de cada una de
las cosas que hasta el día de hoy Dios te ha regalado…¡Cuántas bendiciones! Ellas son para enfrentar
la vida que tienes por delante; hoy el Señor te dice: “Mira que hoy pongo mis palabras en tus labios”;
“hoy pongo en tu vida aquello que te hace falta para que le respondas”.
¿Y cómo responderle? El pasaje del evangelio nos habla de un grupo de muchachas: unas
prevenidas y otras no. ¿Cómo responderle a Dios? Prevenir… lo que habrás de vivir en el futuro, lo
previenes y lo trabajas ya desde ahora. Si quieres poder entrar a la fiesta, no hay que dormirse; y si te
duermes, debes estar preparada para cuando se te acaben las provisiones. Hoy una joven ha de
prevenirse tomando decisiones valientes; decisiones que son bien pensadas y valoradas. Para ello,
una joven o un joven:
A la Virgen María le pedimos que te acompañe, que ella sea modelo de tu ser mujer joven, llena de
vida y esperanza. Nosotros rezaremos a Dios para que así sea.
(N o Ns) cuando eras una niña, tus padres y padrinos te trajeron a las aguas bautismales
para ser iniciada en la vida nueva de nuestro Salvador, Jesucristo. En aquel momento
hicieron una profesión de fe ent u favor y en tu nombre, la misma fe que ahora te trae ante
este altar. Por lo tanto, la Iglesia ahora te pide renovar y confirmar este mismo
compromiso de fe voluntariamente y con convicción.
Sacerdote: ¿Renuncias al pecado, para que puedas vivir en la libertad de una hija de dios?
Quinceañera: Sí, renuncio
Sacerdote: ¿Renuncias a las seducciones del mal, para que el pecado no te esclavice?
Quinceañera: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Crees en Jesucristo, su único hijo, Señor nuestro, que nació de la virgen María,
padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha de Dios?
Quinceañera: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Crees en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos el
perdón de los pecados y la resurrección de los muertos y la vida perdurable?
Quinceañera: Sí, creo.
Oh María, Madre mía, presenta mi ofrenda y mi vida al Señor. Sé siempre mi modelo de mujer
valiente, mi fortaleza y mi guía. Tú tienes el poder de cambiar los corazones; toma pues, mi
corazón y hazme digna hija tuya. Amén.
Señor, Dios mío, te doy gracias por darme la vida al crearme a tu imagen y semejanza y
por llamarme a ser tu hija en el bautismo. Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a
salvarme y a tu Espíritu Santo para santificarme. Quiero responder que “sí” a todo lo que
tú deseas de mí en tu bondad y amor. Con tu gracia me comprometo a servir a mis
hermanas y hermanos a lo largo de mi vida. Me consagro a ti, María, Madre de Jesús y
Madre nuestra, Tú estás muy cerca de él y eres mi modelo de fe, concédeme que
continuamente aprenda de ti lo que necesito para ser una mujer cristiana. Ayúdame a
escuchar la Palabra de Dios como tú lo hiciste, guardándola en mi corazón y amando a los
demás para que, al caminar con Jesús en esta vida, merezca alabarle junto a ti para
siempre en el cielo.
- Amén.
Luego, los padrinos/madrinas de bautismo y las parejas que ejercen esa función presentan los
objetos a la quinceañera (las quinceañeras).
Dios amoroso, Tú creaste a todos los pueblos de la tierra y nos conoces a cada uno por
nombre. Te damos gracias por N. (las quinceañeras), que celebra (celebran) hoy sus quince
años. Bendícela (Bendícelas) con tu amor y amistad para que pueda crecer en sabiduría,
conocimiento y gracia, amando siempre a su familia (sus familias) y siendo fiel a sus
amigos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
- Todos: Amén.
Liturgia Eucarística
OFERTORIO:
Padre Santo, colocamos en el altar los dones de pan y vino; son las ofrendas que tú nos pides
para el sacrificio eucarístico. Te las ofrecemos con la segura esperanza de que tu Espíritu Santo
las va a cambiar en el cuerpo y sangre de Jesucristo, tu hijo amado. También junto con ellas te
presentamos a esta joven, criatura tuya. Que el ofrecimiento que ella te ha hecho de su juventud
sea agradable y merezca un crecimiento continuo de fe y caridad, Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA :
Saludo de Paz
Ahora (nombre/s), dará el saludo, el abrazo de paz a sus padres, sus padrinos, y sus amigos.
Compartimos su alegría dándonos fraternalmente un signo de la paz y del amor de Cristo.
RITO DE LA COMUNION
BENDICION
- (Nombre), el Señor te bendiga y te guarde. Amé.
- Haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor. Amén
- Vuelva su mirada a ti y te conceda la paz. Amén.
- Y a todos ustedes, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de la quinceañera,
el Señor les conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su Reino. Amé.
- Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre
ustedes y los acompañe siempre. Amén.
Despedida:
- Vayan con Dios, y ámense unos a otros como el Señor nos ha amado.
- Demos gracias a Dios.