El mito, dentro de todos los fenómenos que rodean nuestra cultura, es uno
de los más complicados de analizar por su apariencia, por la forma en que lo
estudiamos y por su casi nula consideración lógica-racional. En nuestros días
seguimos considerándolo como puro caos, irracionalidad, una deformación de
ideas, incoherencia, algo “desprovisto de rima y de razón” como nos dirá Ernst
Cassirer. 1
2
mito desde una mirada histórica como fuente histórica para estudiar las
características y particularidades de una sociedad2.
2 Basta considerar como ejemplo una de las últimas obras de F. Javier Gómez Espelosín, Historia
de Grecia. Planteamientos y recursos didácticos, Universidad de Alcalá, 2012, para ver cuáles
son las consideraciones científicas e históricas generales para la construcción del conocimiento
histórico del mundo griego antiguo, dentro de las cuales el mito no tiene la más mínima presencia ni
importancia.
3Vernant, Jean-Pierre, Mito y pensamiento en la Grecia Antigua, Editorial Ariel, Barcelona, 1973,
pp. 16-17
4 Acevedo, Cristóbal, Mito y conocimiento, Universidad Iberoamericana, México, 2002, p. 12
5 Detienne, Marcel, La invención de la mitología, Ediciones Península, Barcelona, 1985, p. 11
6Detienne, Marcel, Los griegos y nosotros. Antropología comparada de la Grecia antigua,
Ediciones Akal S. A., Madrid, 2007, p. 27
3
considerando como argumento generalmente los ejemplos de la mitología griega,
como lo señalaron K. Kerenyi7 y G. S. Kirk8.
7Kerenyi, Karl y Jung. C. G., Introducción a la esencia de la mitología, Editorial Siruela, Madrid,
2004, p.13
8Kirk G. S., El mito, sus significados y funciones en la Antigüedad y otras culturas, Editorial
Paidós, Buenos Aires, 1990, p. 22
9Cassirer, Ernst, Filosofía de las formas simbólicas, Vol. 2 El pensamiento mítico, FCE, México,
1998, p. 10
10González Ríos, Alejandro, Mito e Historia: Una revisión filosófica e historiográfica del mito
para la Grecia Arcaica, UMCE, Santiago, 2017, p. 11
4
La tragedia de Sófocles nos muestra en este sentido, como el coro de los
viejos de Colono, ve en la figura de Edipo un anciano andrajoso y ciego, sin
inquietarse si quiera por su condición de mendigo, ni por su ceguera, sino
únicamente cuando el mendigo ha osado poner un pie en territorio sagrado, el cual
tiene prohibido pisar: el bosque de las Erinias. Utilizando la misma analogía,
podemos ilustrar la situación del mito dentro del conocimiento y el estudio científico-
histórico, indicando la imposibilidad que tiene éste de validarse dentro de un terreno
en el cual no tiene permitido articularse, a la luz de los paradigmas epistemológicos
establecidos.
12 Cf., Schelling, F. W. J., Filosofía de la revelación, Universidad de Navarra S. A., España, 1998
13 Cf., Buttmann, P. K., Mythologus, a collection of essays , 1828–1829
14 Cf., Müller, K. O. Prolegomena zu einer wissenschaftlichen Mythologie, Gottingen, 1825,
disponible en: https://archive.org/details/prolegomenazuei00mlgoog
15Cf., J. J. Bachofen, El Matriarcado. Una investigación sobre la ginecocracia en el mundo
antiguo según su Naturaleza religiosa y jurídica, Akal Universitaria, Madrid, 1987
16 Cf., Grote, George, A History of Greece, Vol.1, Harpers and Brothers Publishers, New York, 1861
17 Cf., Vico, Giambattista, Ciencia Nueva, Editorial Tecnos, Madrid, 1995.
5
humana. Lo señaló Ortega y Gasset casi cien años atrás en su ensayo “Don Quijote
en la escuela” de 1920 en lo referido a la educación y al mito como fundamento de
esta:
“Yo creo que imágenes como las de Hércules y Ulises serán eternamente escolares. Gozan
de una irradiación inmarcesible, generatriz de inagotables entusiasmos. Un pedagogo
practicísta despreciará estos mitos y en lugar de tales imágenes fantásticas procurará desde
el primer día implantar en el alma del niño ideas exactas de las cosas. « ¡Hechos, nada más
que hechos!»… Para mí, los hechos deben ser el final de la educación: primero, mitos; sobre
todo, mitos. Los hechos no provocan sentimientos. ¿Qué sería, no ya de un niño, sino del
hombre más sabio de la tierra, si súbitamente fueran aventados de su alma todos los mitos
eficaces? El mito, la noble imagen fantástica, es una función interna sin la cual la vida
psíquica se detendría paralítica. Ciertamente que no nos proporciona una adaptación
intelectual a la realidad. El mito no encuentra en el mundo externo su objeto adecuado. Pero,
en cambio, suscita en nosotros las corrientes inducidas de los sentimientos que nutren el
pulso vital, mantienen a flote nuestro afán de vivir y aumentan la tensión de los más
profundos resortes biológicos. El mito es la hormona psíquica”18.
Cada vez más el estudio del mito sería incluido dentro de diversas
investigaciones y consideraciones teóricas que lo definirán como poseedor de un
6
significado19, algo que conservaría “…una verdad y que puede ser explicado” 20,
haciendo más estrecho el vínculo con el conocimiento científico, en cuya relación el
mito reclamaría “…derechos de nacionalidad y ciudadanía en el campo de la
19Para una perspectiva general de los caminos que fue tomando el estudio del mito Cf. Furio Jesi,
Mito, Editorial Labor S. A., Barcelona, 1976; Jean Pierre Vernant, “Razones del mito”, en: Mito y
sociedad en la Grecia Antigua, Siglo XXI, Madrid, 2003, pp. 170-220; Marcel Detienne, La
invención de la mitología, Ediciones Península, Barcelona, 1985; y José Bermejo Barrera, El mito
griego y sus interpretaciones, Ediciones Akal, Madrid, 1998.
Una bibliografía selectiva permitiría circunscribir las problemáticas paralelas en torno al estudio del
mito y evidenciar al mismo tiempo algunas prolongaciones de las cuestiones y teorías más relevantes
de tal estudio. Por motivos de espacio, incluirlas en la discusión de nuestra investigación implicaría
extender sin límites nuestro estudio, razón por la cual sólo serán enunciadas como bibliografía a
consultar para quienes quieran profundizar en este tema desde estudios ingleses, franceses,
italianos y alemanes: F. BLASE, Les formes narratives et littéraires des mythes grecs, 1992; P.
Borgeaud, Rechherches sur le dieu Pan, Institut Suise de Rome, 1979 y Aux origines de l’histoire
des religions, París, Seuil, 2004; W. Burkert, Homo Necans: Interpretation altgriechischer
Opferriten und Mythen, Berlín-Nueva York, 1972, y Structure and History in Greek Mythology
and Ritual, Berkeley-Los Ángeles, 1979; R. Buxton (ed.), From Myth to Reason? Studies in the
Development of Greek Though, Oxford, 1999; C. Calame (ed.) Métamorphoses du mythe en
Gréce Antique, Ginebra, 1988, y Le récit en Gréce ancienne: énonciations et representations
de poetes, París, 1986; L. Edmunds (ed.), Approaches to Greck Myth, Johns Hopkins University
Press, Baltimore-Londres, 1990; P. Ellinger, La légende nationale phocidiene: Ártemis, les
situations exxtremes et les récits de guerre d’anéantissement, Atenas-París, 1993; B. Gentili Y
G. Paioni (ed.) Il mito Greco, Edizioni dell’Ateneo, Roma, 1977; L. Gernet, Anthropologie de la
Gréce Antique, La Découverte, París, 1968 [ed. Cast.: Antropología de la Grecia antigua, Taurus,
Madrid, 1981]; J. Goody, The Domestication of the Savage Mind, Cambridge, 1977 [ed. Cast.: La
domesticación del pensamiento salvaje, Akal, Madrid, 1985]; R. L. Gordon, (ed.), Myth, Religion
and Society. tructuralist Essays by M. Detienne, L. Gernet, J-P. Vernant and P. Vidal-Naquet,
Cambridge, 1982; Fritz Graf, Greek Mythology. An Introduction(1987), John Hopkins University
Press, Baltimore-London, 1993; Algirdas Greimas,, Des dieux et des hommes, Paris, 1985;
Christian Jacob, Problemes de lecture du mythe grec, Le Conte (Albi Colloquium), Toulouse, 1987;
Bruce Lincoln, Theorizing Myth; Narrative, Ideology and Scholarship, Chicago, 1999; Gregory
Nagy, The Best of the Achaeans: Concepts of the Hero in Archaic Greek Poetry, John Hopkins
University Press ,Baltimore, 1979; ídem, Greek Mythology and Poetics, Cornell University Press,
Ithaca,1990; ídem, Pindar's Homer: the Lyric Possession of an Epic Past, John Hopkins
University Press , Baltimore, 1990; ídem, Poetry as Performance. Homer and Beyond, Cambridge
University Press, Cambridge, 1996; Renate, Schlesier, (ed.), Faszination des Mythos, Basilea-
Frankfurt, 1985; Pierre Smith, La nature des mythes , Diogene, 82, 1973; ídem, Le'Recit populaire
au Rwanda, Paris, 1975; Francoise Smyth-Florentin, Les Mythes illegitimes. Essai sur la
'terrepromise', Labor y Fidet, Ginebra, 1994; Paul Veyne, Les Grecs ont-ils ern a leurs mythes?
Essai sur l'imagination constituante, Seuil, Paris, 1983 [ed.Cast. ¿Creyeron los griegos en sus
mitos? Ensayo sobre la imaginación constituyente, Ediciones Gránica, Barcelona, 1987]
20 Levi-Strauss, Claude, Mito y significado, Editorial Alianza, Barcelona, 2012, p. 26.
7
metodología pura.”21, tal como lo observaron Bronislav Malinowsky22, Karl Kerenyi23,
Ernst Cassirer24, Walter Otto25, Milcea Eliade26, Claude Lévi-Strauss27, entre
muchos otros teóricos del mito, cuya experiencia y propuestas metodológicas
8
siguieron germinando en obras de autores como Marcel Detienne28, Jean Pierre
Vernant29, Pierre Vidal Naquet30 y José Bermejo Barrera31, y Hans Blumemberg32.
Por su origen, la noción de mito que hemos heredado contiene una raíz
griega antigua a partir de la cual se erigió toda la tradición propia del pensamiento
occidental en relación con éste, cuyas interpretaciones desde diferentes disciplinas
y ciencias a lo largo de los siglos le confirieron en cada momento un sentido a lo
que en un principio sería entendido como una serie de fábulas, cuentos fantásticos,
relatos ficticios y absurdos; poniendo en entredicho los antiguos y dogmáticos
conceptos al preguntarse por la verdadera naturaleza de aquello que nosotros
llamamos mito.
28 Cf. Marcel Detienne, Les Jardins d’Adonis: la mythologie des aromates en Grece, París, 1989 [ed.
Cast.: Los jardines de Adonis, la mitología griega de los aromas, Akal, Madrid, 1983]; ídem, Dionysos
mis a mort, Paris, Gallimard, 1998, [ed. Cast.: La muerte de Dionisos, Taurus, Madrid, 1983]; ídem,
L´escriture d’ Orphée, Paris,Gallimard, 1989 [ed. Cast.: La escritura de Orfeo, Península, Barcelona,
1990]; ídem, Apollon, le couteau á la main, París, Gallimard, 1998 [ed. Cast. Apolo con el cuchillo en
la mano, Akal, Madrid, 2001]; ídem (ed.), Transcrire les mythologies: Tradition, écriture, historicité,
Albin Michel, París, 1994; ídem, The Writing of Orpheus: Greek Myth in Cultural Context, John
Hopkins University Press, Baltimore, 2003; ídem, Les Grecs et nous. Une anthropologie comparée
de la Grece ancienne, Perrin, París, 2005, [ed. Cast.: Los griegos y nosotros. Antropología
comparada de la Grecia antigua, Ediciones Akal S. A., Madrid, 2007]; M. Detienne Y J-P. Vernant,
Les ruses de l’intelligence: la métis des Grecs, Flammarion, París, 1989 [ed. Cast.: Las artimañas de
la inteligencia: la “metis” en la Grecia antigua, Taurus, Madrid, 1988].
29Cf. , Jean-Pierre Vernant, Mito y pensamiento en la Grecia Antigua, Editorial Ariel, Barcelona,
1973; Mito y sociedad en la Grecia Antigua, Siglo XXI, Madrid, 2003; Entre mito y política, FCE,
México, 2002,
30Cf. Pierre Vidal Naquet, L'Atlantide, Belles Lettres, 2005. Tr. La Atlántida: pequeña historia de un
mito platónico, Akal, 2006; Mythe et tragédie en Grèce ancienne, 1972, con Jean Pierre Vernant. Tr.
Mito y tragedia en la Grecia Antigua, Paidós, Buenos Aires, 2002; Le monde d'Homere, 2002. Tr. El
mundo de Homero, FCE, Argentina, 2001
31Cf. José Bermejo Barrera, Introducción a la sociología del mito griego, Akal, Madrid, 1979; Mito y
parentesco en la Grecia arcaica, Akal, Madrid, 1980; El Mito Griego y sus Interpretaciones, Akal,
Madrid, 1988; Los Orígenes de la Mitología Griega, Akal, Madrid, 1996; Grecia Arcaica: la Mitología,
Akal, Madrid, 1996; Lecturas del Mito Griego, Akal, Madrid, 2002.
32 Cf. Blumenberg, Hans, Trabajo sobre mito, Editorial Paidós, Barcelona, 2003
9
Bien lo señaló Carlos García Gual el 2008, en una investigación presentada
en la Revista mitocrítica de la Universidad Complutense de Madrid: “este campo de
estudio sigue relativamente mal definido tanto epistemológica como
metodológicamente.”33
Los mitos siguen siendo una categoría vaga e incierta, y lo que para unos
puede ser un mito, para otros puede ser una saga, un cuento popular o una tradición
oral. En este sentido G. S. Kirk señala que “necesitamos llegar a un acuerdo sobre
el tipo de fenómenos a los que poder clasificar correctamente como mitos, y sobre
esta base, inferir otras características generales”34.
33García Gual, Carlos, Mitología y literatura en el mundo griego, en José Manuel Lossada Goya,
Mitología: Teoría y práctica, Amaltea. Revista de Mitocrítica, Universidad Complutense de Madrid,
2008, p. 1.
34Kirk, G. S., La naturaleza de los mitos griegos, Editorial Argos Vergara, Barcelona, 1984, p. 17
35Lasso de la Vega, José, Revista de Historia Antigua, Universidad Complutense de Madrid, 1989p.
99.
36 Kerenyi, Karl y Jung. C. G., Op. Cit., 2004, p.17
10
Dedicarse al estudio de éste presupone que uno o más de esos significados
están en relación con una verdad objetiva, la que podría ser un mero valor
autosignificante del concepto, en cuyo caso sería un puro símbolo que reposa en sí
mismo; o bien podría ser un mero flatus vocis, un mero sonido o palabra sin una
correspondencia objetiva real, una palabra vacía.
No obstante, de existir una verdad objetiva del concepto mythos, ésta podría
consistir tal vez en un objeto que gozase de existencia autónoma con respecto a la
palabra misma. En ese sentido, el estudio no podría limitarse tan sólo a los múltiples
significados del concepto, sino que habría de ser también un estudio del objeto
existente con autonomía respecto a tal palabra y sin embargo, en relación con ella:
objeto que sería el mito.
11
propone hablar de los mitos en general, de su origen, su naturaleza, su esencia; de
un saber que pretende transformase en ciencia…”38
“…περὶ γὰρ θεῶν ὡς δεῖ λέγεσθαι εἴρηται, καὶ περὶ δαιμόνων τε καὶ ἡρώων καὶ
τῶν ἐν Ἅιδου”39
[Relato] acerca de los dioses y acerca de los demonios, así como de los
héroes y de los que habitan en el Hades.
12
o mythologemata (mitologema), material anterior a la actividad del mitólogo y que
no excluye la posibilidad de transformación de dicho material en composiciones
literarias orales o escritas, de arte figurativo y en acciones como la mímica y la
danza, como lo expresará posteriormente la tragedia ática.
13
comprenderla como un estudio científico de los mitos, el que si consideramos en su
conjunto, “puede decirnos mucho de la cultura de un pueblo”40.
c) El mito hoy
Por más fundado que esté el análisis del mito a partir de un sistema de
explicación, aún deja una impresión de insuperable insuficiencia, un residuo
irreductible el cual vemos tentados a atribuirle una importancia decisiva en nuestro
ejercicio de investigación, aprehensión y definición del mito.
14
de la visión del mundo: “Lo que ve un hombre depende tanto de lo que mira como
de lo que su experiencia visual y conceptual previa lo ha preparado a ver…42”
Las incursiones del mito dentro del campo de las ciencias podrían
dimensionarse conociéndolo primeramente dentro de su propio terreno,
percatándonos de lo que es y puede ofrecernos. Por su parte, la presencia de éste
en la realidad griega antigua es comprobable en los ámbitos artísticos y literarios,
presente de manera permanente en éstos.
42 Kuhn, Thomas S., La Estructura de las Revoluciones Científicas, FCE, México, 2013, pág. 259
15
fragmentos de ese pretérito que de tal manera adquirieron permanencia, relieve y
significación universal.”43
En este sentido, los griegos antiguos poseyeron gran parte del conocimiento
de su pasado sin la ayuda de los historiadores, siendo el mito un vehículo de
preservación y difusión de un pasado inteligible y memorable, entendido por la razón
humana bajo un contexto cultural principalmente oral y un lenguaje profundamente
simbólico y vivo.
Se descubrirá por tanto, siguiendo a Massimo Passamani, que hay muy poco
que inventar, sino más bien es el uso que hay que hacer de las intuiciones teóricas
y prácticas del pasado, “…Elegir cómo aplicarlas a la vida, cómo combinarlas en
nuevas mezclas explosivas. La inteligencia de la experimentación consiste en poner
en juego juntos elementos que siempre han estado separados, sacarlos de la cárcel
del fragmento para percibir plenamente su potencialidad…”44
43Finley, M. I., “Mito, memoria e historia”, Uso y abuso de la historia, Editorial Crítica, Barcelona,
1979 p.14
44 Passamani, Massimo, El desorden de la libertad, Ediciones Acéfalo, Talca, 2014, p. 12
16
II.- Iconografía del mito griego.
17
a) Sobre el concepto de Iconografía.
Según Erwin Panofsky, “La Iconografía es la rama de la Historia del Arte que se
ocupa del contenido temático o significado de las obras de arte, en cuanto algo
distinto de su forma.”45 Aquella acepción nos permite elaborar un marco teórico
sobre el cual trabajar al momento de abordar la cerámica griega, en tanto propone
una estructura de análisis, significación e interpretación de las obras de arte.
Señala que, para comprender una obra de arte, debemos estar familiarizados no
sólo con el mundo práctico de los objetos y acciones que realiza el ser humano, sino
que también con el mundo de costumbres y tradiciones culturales específicos de
una civilización determinada y que trasciende lo práctico.
18
literarias…”46. Este segundo nivel de análisis relaciona los motivos artísticos entre
sí y combinándolos con temas (composición) o conceptos. Cuando los motivos
artísticos son portadores de un significado secundario o convencional, Panofsky los
define como imágenes. Y la combinación de imágenes las define como historias y
alegorías. Así mismo, las imágenes que transmiten nociones abstractas y generales
las llama personificaciones o símbolos (como por ejemplo una cruz, como símbolo
del cristianismo). Y consecutivamente, la combinación de símbolos o
personificaciones las llama alegoría. Así, la identificación de imágenes, historias y
alegorías constituye el campo de la iconografía. Esto nos permite realizar un análisis
formal en un sentido más estricto, presuponiendo la identificación correcta de los
motivos artísticos. De tal manera, Cuando identificamos las formas puras, los
motivos, las imágenes, las historias y alegorías como principios fundamentales,
interpretamos como valores simbólicos.
19
que nos movamos, nuestras identificaciones e interpretaciones dependerán de
nuestro bagaje subjetivo, y por esta misma razón tiene que ser controlado y
corregido de manera constante.
Entre el comienzo del siglo VI y el final del siglo IV a.C., las técnicas de figuras
rojas y negras se utilizaron en Atenas para decorar cerámica más fina, mientras que
las obras más simples no precisaban de una decoración especial, ya que abastecían
a los mercaderes y cumplían con los propósitos de uso cotidiano.
20
figuras rojas se inventó alrededor de 530 a.C., posiblemente por el alfarero
Andócides y su taller. Fue reemplazada gradualmente por la técnica de figuras
negras como reconocen las innovaciones y las posibilidades que se añadieron con
las formas de dibujo.
52García, Jorge, Iconografía del arte antiguo, Cuaderno de Bellas artes N°36, F. Drago. Andocopias
S. L., 2014, p. 35.
21
contraste de colores. La obra es de Exequias, tal vez el más grande de todos los
artistas de figuras negras, era a la vez alfarero y pintor, y fue el autor de esta pieza
excepcionalmente bien conservado. Cubrió prácticamente toda la superficie de la
pieza con decoración, sin embargo, el efecto es de orden, y cada motivo resulta
apropiado a su lugar en particular.
22
III.- A modo de conclusión: Lo cotidiano como iconografía del mito
Del mismo modo, el dios del sol Helios y Eos, la diosa de la aurora, indican el
día. La gran frecuencia de los motivos temporales en los vasos sugiere que el
tiempo era parte integral de la construcción narrativa de muchas vasijas pintadas.
Por otra parte, las referencias deliberadas en las vasijas atenienses pueden ser
explicadas como una característica esencial de la materia específica retratada.
Estas linternas ocupan un lugar destacado en otro tema tratado por pintores de
vasos: el regreso de Perséfone, un mito que iguala la llegada de la primavera con
la idea del retorno de la joven diosa a la tierra desde el Inframundo. Aunque la
historia es mitológica, las antorchas, que sitúan la escena de noche, aluden a la
propensión de la vida real de los antiguos griegos para celebrar muchas de sus
23
fiestas periódicas más importantes y los rituales religiosos durante la noche, una
práctica cultural bien atestiguada en la antigua fuentes literarias. El aspecto ritual
del mito de Perséfone reside en el hecho de que es una alegoría de la llegada de la
primavera, que es en sí mismo un acontecimiento anual (ritual). La antorcha y, por
extensión, la indicación clara de la noche, por tanto, son elementos esenciales de
la iconografía de este tema en la pintura de los vasos.
Hay muchos temas en la pintura de vasos que -por el mero hecho de la actividad
que muestra- se puede decir que tenían lugar durante el día. Escenas de la cosecha
y la caza puede catalogarse en esta categoría. Cuando se requiere una referencia
más deliberada de las horas del día, Helios y/o Eos a menudo están incluidos en la
iconografía. Ambos, por ejemplo, presiden los sacrificios. Su aspecto dual confirma
visualmente la antigua práctica griega de hacer sacrificios al amanecer, como lo
atestigua Hesíodo, en el siglo VIII a.C. y Plutarco, escritor griego del siglo I d.C.
Cuando los dioses durante el día
están presentes en una escena
de un ritual diario común, puede
significar que se está retratando
un mito particular. Una
consistencia temporal se
mantiene así en la iconografía
de temas mitológicos
específicos en las pinturas de los
vasos, lo que reflejaba el
momento del día en que
determinadas actividades se
llevaron a cabo en la vida diaria.
Eos and Tithonus, Athenian red-figure kylix C5th B.C., British Museum
Fuente: http://www.theoi.com/Titan/Eos.html consultada por última vez el 04/09/18
24
La relación entre la especificidad temporal de ciertos aspectos de la vida en la
antigua Grecia y su tratamiento en la mitología griega se manifiesta también en las
representaciones de la historia de Eos, la diosa de la aurora, y Tithonos. En la
mitología, la diosa lleva a Tithonos a vivir con ella. Este fue un secuestro de
oportunidades, teniendo en cuenta que el día comenzaba en la madrugada en la
Antigüedad. La ley indica que la escuela comenzaba al amanecer, tal y como se
conserva en el código legal de Solón, del siglo VI a.C. El estadista ateniense
demuestra una vez más que los elementos del antiguo mito griego reflejan ciertos
aspectos de la vida cotidiana de los antiguos griegos.
25
vida griega, una práctica cultural que se refleja en este vaso, y que proporciona la
escena con un sentido de realismo, a pesar de su temática mitológica.
26
el sacaleches-biberón para alimentar al recién nacido, etc., de modo que la cerámica
estaba siempre presente, desde la casa a la tumba. Aunque el aspecto utilitario de
las cerámicas fuera esencial, no era ésta la única cualidad perseguida por los
alfareros atenienses, especialmente en los recipientes que componían la vajilla fina.
Belleza, elegancia, finura y proporción, contornos bien definidos, articulación y una
precisa adaptación de la forma a su función, eran las principales cualidades de un
vaso bien hecho, que podía jactarse de su belleza. Algunos vasos llevan la
inscripción: kalón eimi potérion, "soy un bello vaso para beber"54; el alfarero hablaba
así a través del vaso, sintiéndose orgulloso de su trabajo. Su belleza es
consecuencia de la maestría en dar a esas formas proporción, simetría y
articulación. La articulación consistía en delimitar bien cada parte del objeto. La
relación numérica y geométrica de las partes del objeto entre sí, con su conjunto y
con el módulo o unidad de medida procuraba su correcta proporción y simetría.
27
Bibliografía.
28
Anexos
29