Stefanie Garry*
* Profesor, Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Oficial de Asuntos Económicos,
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), respectivamente.
Nota editorial 1. El contenido del presente documento es de responsabilidad del autor y no compromete la opinión
del Banco Central de Bolivia ni de la Asociación de Pensamiento Económico Latinoamericano.
Nota editorial 2. Ponencia realizada en el II Congreso Internacional de Pensamiento Económico Latinoamericano “Balance
del Pensamiento Económico Latinoamericano” llevado a cabo en la ciudad de Cochabamba, Bolivia los días 27 y 28 de
octubre de 2016. Adaptación a cargo de Mauricio Mora Barrenechea.
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Resumen
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Política macro para el desarrollo: ¿qué queda hoy de la ortodoxia y la heterodoxia?
I. Introducción
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Otro punto importante del neoestructuralismo es que parte de una metodología que
se aplica sin presuponer recetarios de políticas económicas universalmente válidas
para todos. Es una metodología ad hoc porque los problemas del desarrollo son
ad hoc. No es lo mismo analizar los problemas en Brasil, por ejemplo hoy en día,
que hace diez años. Es una metodología basada en la realidad histórica, política,
geográfica y estructural de cada economía. Por otra parte, se enfatiza como un
punto central la relación entre economías como centro-periferia y dominancia de
la balanza de pagos. Considera que existe una relación fuerte entre la distribución,
demanda, acumulación, estructura productiva y crecimiento. Cada una de estas
variables no trabajan por si solas dentro la economía, sino todo está ligado; atender
a una significa atender a todas.
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las velas del desarrollo. Empero, ese viento externo favorable desapareció y las
economías, cuyo impulso radicaba en él, dejaron de crecer y enfrentaron crisis de
balanza de pagos y fiscales. Bolivia es la notable excepción; aprovechó el boom
de commodities e impulsó un desarrollo incluyente abatiendo la desigualdad y
la pobreza, robusteciendo el mercado interno. En el resto de la región la nueva
normalidad mundial vuelve urgente a contar con un nuevo motor de impulso, el
mercado interno.
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Fuente: CEPAL
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público. Para esta corriente, la salida es tener más disciplina fiscal, acompañada
de una suerte de plegaria en el sentido de que más tarde que temprano, la
productividad será detonada por las reformas privatizadoras del mercado. Los
gobiernos de derecha (y algunos de izquierda) retomaron la agenda ortodoxa y
resucitaron un esperpento: la austeridad como vía a la recuperación económica.
Surge una confrontación ideológica y política, más que técnica. La identificación
de las restricciones de crecimiento está mejor entendida por la heterodoxia. Varios
de sus puntos centrales cada vez ganan mayor apoyo a nivel internacional. Por
ejemplo, el FMI lleva tiempo diciendo que urge invertir más en infraestructura. La
señora Lagarde (directora del FMI) ha indicado que el Estado debe retomar su
papel de árbitro en la redistribución funcional del ingreso. El gobierno alemán, con
la señora Angela Merkel, logró restablecer la institución del salario mínimo, en
tanto que considera que la negociación salarial y de empleo está muy sesgada en
desfavor del sector laboral. Es por ello que se necesita que el Estado tome ese
papel de mediador en la redistribución funcional del ingreso.
En contraste la ortodoxia pide bajar el gasto público de manera discrecional, e
instrumentar otra reforma laboral para hacer más fácil el despido del empleado.
Sigue abogando por privatizar todo lo que se pueda. Para esta perspectiva, la
pobreza y la desigualdad terminan siendo un efecto colateral que se corregirá
automáticamente con el crecimiento. Para ellos, la estabilidad macroeconómica
nominal está en el centro de la agenda del desarrollo y de la política macro.
El esperpento que, como señalamos, está de vuelta gracias a la corriente ortodoxa
es el de la austeridad. Así, la preocupación de la gran mayoría de gobiernos bajo
esa ideología, no es la falta de crecimiento e inversión. Tampoco les inquieta la
desigualdad. Como Dani Rodrik señaló: “De todas las calamidades emanadas
de las crisis financiera global, ninguna era tan fácilmente evitable como la idea
de que las políticas de austeridad eran la única opción de salida. En su libro
“Austerity” Mark Blyth examina la historia intelectual de cómo esta fallida idea
vino a ejercer un dominio fatal en la imaginación de economistas (las restricciones
nacen en nuestras cabezas) y políticos. Es triste reflejo del lamentable estado de
la macroeconomía (la ortodoxia) que tuvo que ser un experto en ciencia política
quien expuso y denuncio tan acuciosamente una de las quimeras y mitos más
peligrosos de la profesión de la Economía”.
En la heterodoxia la economía política es crucial para impulsar un cambio en la
agenda de desarrollo ¿Quién se beneficia con las políticas de austeridad y quién
no? La conclusión es que urge aplicar políticas de corte heterodoxo en el diseño
y en la aplicación de políticas. No hay que ir por el camino de la ortodoxia, no hay
que confundir lo urgente con lo importante. Es cierto, el corto plazo y el largo plazo
son distintos. Dado que ambos empiezan el mismo día, la política macro que se
aplique hoy en la región tiene que ser consistente en el corto y largo plazo.
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