Scarlet Morillo
INFORME SITUACION DEL SUELO EN REPUBLICA DOMINICANA
En República Dominicana el estudio de suelo se realizó en 1967, en el marco del proyecto
“Reconocimiento y Evaluación de los Recursos Naturales de la República Dominicana”,
auspiciado por la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El principal objetivo del estudio fue levantar y poner a disposición de las autoridades
dominicanas una base científico-técnica de informaciones útiles para la clasificación de los
suelos dominicanos, que sirviera de herramienta para la planificación del desarrollo y extensión
agrícola.
El estudio estableció más de cien asociaciones de suelos que fueron agrupadas según las
principales características de los suelos predominantes, resultando diez grandes grupos: Suelos
de Sabanas; Suelos Arcillosos no Calcáreos; Suelos de origen Calcáreo; Suelos de origen Igneo,
Volcánico y Metamórfico; Suelos Aluviales Recientes; Ciénagas; Playa Costera y Dunas; Suelos
Orgánicos; Terrenos Cársicos; y Terrenos Escabrosos de Montaña.
El objetivo del estudio fue crear una base de información general sobre la capacidad y
susceptibilidad de los suelos a ser degradados, su requerimiento de manejo y prácticas de
conservación.
Según esta clasificación, se determinaron ocho Clases de Capacidad Productiva, de las cuales,
las Clases I hasta la Clase IV se consideran adecuadas para cultivos agrícolas, con prácticas
específicas de uso y manejo. Las Clases V hasta la Clase VII se consideran no cultivables,
aunque los métodos modernos con mecanización consideran también que la Clase V puede
destinarse al pastoreo y al cultivo de arroz con medidas muy intensivas de manejo.
Y, por último, la Clase VIII se considera apta solamente para parques nacionales y zonas de vida
silvestre.
Los suelos Clase I ocupan la menor superficie del territorio nacional, concentrando su
localización en parte del valle del Cibao y una pequeña porción en el valle de San Juan y en la
provincia Elías Piña.
La Clase II se localiza en las márgenes de los ríos Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna,
Bajabonico, Macasías e Isabela.
Las Clases III y IV están distribuidas en su gran mayoría en parte del litoral sur y en las regiones
suroeste y noroeste. La Clase V ocupa áreas planas de la Llanura Costera del Caribe en la región
este, en el Valle del Cibao, en San Juan y en la Hoya de Enriquillo.
La Clase VI ocupa áreas de la Llanura Costera del Atlántico, del Caribe, de la Península de
Barahona y de la Hoya de Enriquillo.
La Clase VII ocupa la mayor extensión del país. Comprende la mayor parte de las Cordilleras
Central y Septentrional, así como las Sierras de Bahoruco y Neiba, y los montes del Seibo.
También incluye partes muy rocosas, muy poco profundas y, en algunos casos, alomadas, de las
plataformas de caliza de arrecife del suroeste de Barahona y del sur de Higüey, así como de la
extensa plataforma kárstica de Los Haitises.
La Clase VIII ocupa parte de la Llanura Costera de Miches, de la Llanura Costera del Atlántico, de la
Cordillera Septentrional y de la Hoya de Enriquillo.
Nota: En estas estadísticas no se consideró las superficies que ocupan los cuerpos de aguas
interiores.
Ver Mapa: Capacidad Productiva de los Suelos
Fuente: https://ambiente.gob.do/suelos/