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CUATRO ESTACIONES EN LA VIDA

Eclesiastés 3:1-9

1 Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:2 un
tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; 3
un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para
construir; 4 un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un
tiempo para saltar de gusto;5 un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un
tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse;6 un tiempo para intentar, y un tiempo para
desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar;7 un tiempo para rasgar, y un tiempo
para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar; 8 un tiempo para amar, y un tiempo
para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.

Había un hombre que tenía cuatro hijos. El buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan
rápidamente; entonces los envió a cada uno por turnos a visitar un árbol majestuoso de peras y que estaba
a una gran distancia.
EL PRIMER HIJO FUE A VISITAR AL ÁRBOL EN INVIERNO, EL SEGUNDO HIJO, FUE EN
PRIMAVERA

EL TERCERO, EN VERANO, Y EL CUARTO HIJO (EL MÁS JOVEN), EN OTOÑO

Cuando todos ellos habían ido y regresado; él los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían
visto.

- El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.

- El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.

- El tercer hijo no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de flores, que tenía aroma muy dulce y se
veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.

- El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él dijo que estaba maduro y
marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos solo habían visto una de
las estaciones de la vida del árbol.
El les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas,
y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al
final, cuando todas las estaciones han pasado.

- Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano,
y la satisfacción del otoño.
- No dejes que el dolor de una estación destruya la dicha del resto.
- No juzgues la vida por solo una estación difícil.
- Aguanta con valor las dificultades y malas rachas porque luego disfrutarás de los buenos tiempos,
porque sólo el que persevera encontrará un mañana mejor.

 Nuestra vida espiritual es similar a las estaciones del año, probablemente en nuestro
mundo espiritual también transcurren estaciones espirituales, que equilibran nuestras
vidas y forman todo lo que somos.
 En el mundo físico no podemos cambiar las estaciones; simplemente por los cambios
climáticos nos enteramos que hemos cambiado de estación y lo único que podemos
esperar es, disfrutar si es la estación que nos gusta hasta que llegue la otra, o esperar un
cambio de estación con paciencia.
 Algo curioso es que hay lugares donde no se dan las 4 estaciones, solo se cuentan 2,
cuando esta el clima seco y cuando esta lluvioso. Esto podría compararse con las
personas que están lejos de Dios… sus vidas pueden estar secas, sin frutos, pero en un
ambiente normal para ellos, sin que preocuparse, dar o no dar fruto les da igual.
 O por otra parte pueden vivir como en invierno, con una vida llena de tormentas; son
fríos, viven inundados de problemas y malas situaciones y se adaptan a ella; estas
personas no viven realmente, solo se conforman con sobrevivir.
 Este es el tipo de personas que se encuentran alejadas de Dios, ignorando que su
propósito en la vida es mucho más grande de lo que piensan y no solo nacer, crecer,
reproducirse y morir.
 Las estaciones del mundo físico cambian cada 3 meses, tal vez las espirituales no duren
tanto, o a veces duren más de lo que creemos, pero allí si depende de nuestra fe, hacer
que las situaciones cambien, y que en tiempos de sequía hagamos descender lluvia como
lo hizo Elías, o por el contrario, que en tiempos de lluvia, hagamos que esta cese.
 A veces, estos cambios se ven individualmente; parece que nuestro mundo espiritual
fuera el único que estuviera pasando un invierno, mientras otros están en verano; pero
otras veces encontramos que es todo el ambiente espiritual (Ej: en la casa, en la iglesia,
en el trabajo) donde todos están viviendo tiempos iguales, y es allí donde debemos tener
en cuenta que nuestra oración puede ser tan poderosa como la de Elías, para cambiar
cualquier situación, pues la oración del justo tiene mucho poder- (Santiago 1:6),
 pero también debemos comprender que es necesario que pasemos estas estaciones, solo
hay que adaptarnos y saber esperar como se mencionó anteriormente. Pero debemos
poner atención cuando estas duran más de lo normal, por eso hay que saber identificar
estos tiempos.

¿COMO PODEMOS IDENTIFICAR ESTOS PERIODOS?

INVIERNO:
Naturalmente: Se da cuando la tierra ha girado por una parte donde no alcanzan a llegar muchos
rayos del sol. Este tiempo se caracteriza por el frio, y fenómenos como la nieve, las tormentas,
huracanes y aún tsunamis. El invierno se caracteriza también por tener días cortos, noches largas
y temperaturas frías. Las precipitaciones son frecuentes y abundantes.
En este tiempo sentimos frio espiritual. No logramos ponernos de pie pues el frio que sentimos
nos deja! No hay motivación, no hay esperanza a una primavera. No siento amor…no me aman!
No tengo fruto para dar….nuestras noches son largas y abatidas y pensamos no ver la luz del día.
No existe sentido a esta vida.
Espiritualmente: Es cuando pasamos periodos de prueba, donde muchas veces pueden ocurrir
sucesos que quieren arrasar con todo en nuestra vida, pero el propósito de Dios es diferente al
que tiene el enemigo en estos tiempos. Dios no quiere que nos quedemos allí sino que quiere
acabar con lo que no sirve, para que de lo bueno que tenemos se multipliquen más frutos, como
sucede en Génesis 7 -El diluvio representa un invierno largo que Dios envió a la tierra para
acabar con la vieja generación y comenzar una nueva a través de Noé. Dios utiliza los inviernos
para que allí se quede lo malo y nuestros buenos frutos se multipliquen cuando llegue la
primavera, donde nacen los nuevos frutos.
El invierno durará lo que Dios piense que sea necesario para que muera todo lo que no está
bien en nuestras vidas, pero aunque sean momentos difíciles, el nos tendrá bajo una
cobertura especial si estamos en su voluntad como lo estaba Noé.

Datos curiosos: En el mundo físico, cuando hay invierno nos sentimos fríos todo el tiempo, la
única forma de tener calor es abrigarnos bien, y en las mañanas no quisiéramos levantarnos, sino
que el frio nos produce más pereza, y solo quisiéramos estar durmiendo; pero muchas veces
sabemos que no podemos pues por ejemplo, si trabajamos y faltamos 1 día por quedarnos
dormidos probablemente eso nos afectara, y si seguimos faltando por lo mismo seguramente nos
quedaremos sin empleo, así que es necesario levantarnos, por mucho frio o pocas ganas que
tengamos. Esto podría compararse con el mundo espiritual cuando llegan momentos donde
sentimos que la luz de Dios no llega a nuestras vidas, lo más común es que comenzamos a
enfriarnos, pero para eso está la oración, para que nos mantengamos abrigados y no sintamos el
frio de la misma forma. En las mañanas también mengua la pasión, ya no queremos levantarnos a
hacer el devocional, tal vez no hay ánimos de nada, pero aún así debemos levantarnos, pues la
comunión con Dios podría asemejarse con el trabajo o algo importante que debamos hacer, si
comenzamos a faltar iremos teniendo problemas, hasta que terminemos sin nada; probablemente
Dios no nos va a despedir de su presencia, pero si perderemos el contacto con él. Por eso
debemos levantarnos así no hayan ganas de nada; debemos obligar a nuestra alma y a todo
nuestro ser a bendecirle y adorarle, así como lo hacía David, (Salmo 103:1; 146:1).
PROMESA: Debemos tener claro que después de que resistamos las pruebas, el invierno pasará,
y también saber que no somos los únicos que pasamos por esto, así como nosotros pasamos
invierno otras pasan lo mismo o peor.
1 Pedro 5:9 Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de
sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo. 10. Y después de que
hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en
Cristo, El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.

PRIMAVERA:
Naturalmente: Estación del año que sucede al invierno y precede al verano. La primavera se
caracteriza por un aumento gradual de las temperaturas y de las horas de luz. Es la época del año
en que se manifiestan más evidentemente los procesos del Nacimiento y el Crecimiento en
cualquier forma de vida; Las semillas rompen su envoltorio para crecer hacia la luz, las hojas y
las flores estallan en las ramas para regalarnos ese color Verde, característico de este periodo.
Es aquí en donde nos sentimos donde nos levantamos y nos fortalecemos. Todo es bello y color
de rosa. Existe paz y tranquilidad. Todo marcha bien en nuestro matrimonio, en nuestro trabajo,
familia, finanzas, espiritual y con nuestros hijos. ¡Que bello es todo! ¡Gracias Dios! Pero déjame
decirte porque te sientes asi….
Espiritualmente: Son los tiempos donde comenzamos a ver los frutos en nuestra vida, donde
después de pasar duras pruebas comenzamos a ver que valió la pena, que todo tenía su propósito,
que las semillas que sembramos comenzaron a dar fruto y todo está en un ambiente cálido; la
vista es hermosa, podemos contemplar la majestuosidad de Dios en la hermosura de todo lo
creado.
PROMESA CUMPLIDA: Esperar pacientemente en Dios, y tener la fe activa traerá
gloriosos tiempos… “porque he aquí ha pasado el invierno. El tiempo de la canción ha
venido" cantares 2:11
Salmos 103:15 “El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así
florece.”
Pero luego de esta hermosa estación en nuestra vida que es la primavera…entonces llega el
VERANO:
Naturalmente: Es cuando un lado de la tierra pasa por el sol recibiendo la mayor parte de luz
solar. El verano se caracteriza por tener días largos, noches cortas, temperaturas cálidas y lluvias
relativamente esporádicas.
Pero es cuando el calor nos da. Nuestro ánimo cambia. La angustia es larga asi como es en
verano. Sentimos enojo por la calor de nuestras luchas y dificultades. Ya que de repente dejaste
de se una flor hermosa en medio de la primavera porque no asi como el enemigo te quiere ver.
Hay mucha lluvia si! Porque hay lágrimas en nuestro ser..hay mucho porque llorar...a veces nos
levantamos angustiadas por el calor que nos espera y por las lluvias de lágrimas. Asi nos
acostamos y asi nos levantamos. ¡No se puede salir afuera por el calor que hace! Oseas, que no
puedo salir del estado o estación en que estoy porque el calor, la situación o el problema, y el sol
candente, el enemigo, no me lo permite!
Espiritualmente: Es cuando tenemos que estar tan cerca de Dios, que podamos sentir el
fuego encendido del espíritu santo, y queremos refrescarnos todo tiempo en la fuente de
vida. En los ríos de agua viva que corren por todo nuestro ser, los cuales nos mantienen
hidratados en medio del desierto.
Datos Curiosos: en lo contrario, Cuando estamos en verano hace tanto calor que el sueño se nos
quita, nos queremos levantar de la cama rápido e irnos a bañar. (Podría asemejarse con lo
espiritual… cuando sentimos el fuego vivo del espíritu santo no somos capaz de quedarnos en la
cama durmiendo porque la necesidad de Dios nos desespera, nuestra alma esta sedienta y anhela
refrescarse en su presencia).
Mateo 5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán saciados.
Y como le dijo a la mujer Samaritana,….
OTOÑO: Naturalmente: estación del año que sucede al verano y precede al invierno, El otoño se
caracteriza por un descenso gradual de las temperaturas y de las horas de luz. Durante el otoño,
las hojas de los árboles caducos cambian y su color verde se vuelve amarillento y amarronado,
hasta que se secan y caen ayudadas por el viento que sopla con mayor fuerza. Desde esta
estación la temperatura comienza a ser un poco fría.
En esta estación comenzamos a refrescarnos del verano…nos gusta buscar la sombra,,lo fácil,.. y
por estar acobijada en la sombra más ya son poco los rayos de luz que recibimos…esa aquí que
nos secamos, pq ya no recibimos luz ni esperanza. Y por ende caemos al piso porque ya ni el
árbol nos quiere! Ya no servimos para nada…haz cambiado…no recibes luz, cambias de color y
quizás ya no eres la misma esposa, amiga, hermana en Cristo y peor aun ya no eres la misma
madre para tus hijos. Y te sientes rechazada y abatida…te rindes y caes al piso…
Espiritualmente: el piso no es tu destino porque el Otoño hay brisa, una brisa que nos da y
nos levanta…vendrán vientos contrarios pero serán los que nos levantara cada vez que slope y
Después de haber pasado un tiempo donde la luz de Dios se acerca más a nosotros, es cierto que
disfrutamos más del tiempo, y es un tiempo para refrescarnos, pero también sabemos que entre
más cerca estamos de la luz, podremos ver nuestros defectos, allí Dios nos muestra lo que hay
que quitar de nuestra vida, y aunque parece que el ambiente es bueno, sabemos que el soplo de
Dios puede quitarnos esas cosas, y es allí donde comienzan a caerse de nuestras vidas lo que no
sirve. Tal y como los arboles comienza a caer esas hojas secas.
La hierba se seca, y la flor se cae; porque el Espíritu del SEÑOR sopló en ella. En tiempos así no
solo caen las malas aptitudes sino que a veces también vemos que caen personas en nuestro
ministerio, porque tal vez no estaban firmes, y necesitan ser quebrantadas totalmente. O Aún
nosotros mismos.
1 Pedro 1:24 Porque toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre como la flor
de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; (Cuando más nos acercamos a Dios, el
consumirá con su fuego todo lo que no sirve, lo que no permanecerá) por eso después del
verano viene el otoño.

CONCLUSION: Cuando comprendemos esto y comenzamos a ver la vida espiritual desde esta
perspectiva, nos será más fácil asimilar cada situación y también el propósito de Dios, sabiendo
que todo nos ayudará para bien hasta hacernos las personas que Dios quiere que seamos.
Debemos tener en cuenta que en nuestra vida espiritual también hay estaciones, algo parecido a
lo que dice Eclesiastés 3, “hay tiempo para todo”, habrá un tiempo de invierno, que nos ayudará
a depender más de Dios, a luchar por mantenernos calientes y no vivir fríos, pero debemos saber
que pronto viene otra estación, y de igual forma cuando estemos en buenos tiempos debemos
saber que “esto también pasará”.
Por otra parte, así como la tierra gira en torno al sol, nuestras vidas tienen que girar en torno a
Dios, no podemos seguir como las personas que antes ignoraban esto y creían que era el sol el
que giraba en torno a la tierra. Dios no es quien debe girar en torno nuestro. El es mayor que
nosotros; fuimos creados por él y para él (Colosenses 1:16)
 Finalmente, debemos tener claro que así como las estaciones son ciclos anuales que
dependen de la inclinación de la Tierra respecto a su órbita alrededor del Sol –
 Nuestras estaciones espirituales dependerán de nuestra inclinación a Dios, solo el decide
a que estación pasaremos y cuando saldremos de ella.
 Ej: El pueblo de Israel espiritualmente vivió un invierno espiritual por 40 años, donde
vivían inundados de problemas; Claro, siempre salían los rayos del sol que no los dejaban
morir (La misericordia de Dios), pero aun así su estado seguía siendo el mismo, porque
les faltaba inclinar sus corazones ante Dios y ser obedientes y sobre todo, ser pacientes
para esperar el cambio de estación; por el contrario, ellos solo renegaban, y esto fue lo
que alargo su espera. Comprendiendo esto y lo que nos enseña la escritura, no debemos
seguir el ejemplo de este pueblo rebelde, (1 Corintios 10:1 -12), debemos ser como Josué
y Caleb, que su obediencia y fortaleza los llevo a un cambio de estado, y pudieron
alcanzar la tierra prometida.

El árbol confundido:
Había en un lugar un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos
ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un
problema: “No sabía quién era.”
“Lo que te falta es concentración”, le decía el manzano, “si realmente lo intentas, podrás tener
sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?”
– No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y “¿Ves que bella son?”
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba
ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más
sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
– No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la
tierra. Yo te daré la solución. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas.
Sé tu mismo, conócete, y PARA LOGRARLO ESCUCHA TU VOZ INTERIOR.
– ¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…?, se preguntaba el árbol
desesperado, cuándo de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y
por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
– Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no
eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves,
sombra a los viajeros, belleza al paisaje… Tienes una misión “Cúmplela”.
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual
estaba destinado. Para cual Dios lo creo.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue
completamente feliz.
Y tu… ¿dejas crecer el roble que hay en ti? En la vida, todos tienen un propósito que cumplir, un
espacio que llenar.
No permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la maravillosa esencia de tu
ser y la razón de Dios en crearte cómo eres. Tomate un tiempo para escuchar esa voz del
Espíritu de Dios que habita en ti y déjate ser plantada por Dios mismo, y deja que las aguas
del rio te mantenga florecida como en primavera, hidratada cuanto estés con sed y calor en
tu verano, alimentada en tu sequía tal como en otoño y acobijada en el frio de tu invierno.

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