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Facultad de Humanidades Arte y Ciencias Sociales

Carrera: Lic. en Psicología

Cátedra: Problemática Epistemológica de la Psicología

Comisión 6

Docente Titular: Ferrero Antonio

Jefe de Trabajos Práctico: Guerra Fernanda

Alumno/a: Bertino, Oriana Natalí

DNI: 41161241

Fecha: 08/11/2017
Un enigma de la humanidad

¿Es los mismo decir “yo sueño” que “yo tuve un sueño” ? Generalmente usamos la primera
afirmación cuando hablamos de una ilusión, un deseo, una meta, un ideal, una fantasía que
tenemos en estado de vigilia de la cual somos consiente. Y la segunda frase la utilizamos
cuando hablamos de sueños oníricos, es decir aquellos sueños que tenemos mientras
dormimos, y a los cuales haré referencia. Ambos son manifestaciones del cumplimiento de
deseos, aquellos que soñamos en estado de vigilia de los cuales somos “conscientes” pueden
formar parte, como restos diurnos, de los sueños oníricos.

A lo largo de la historia los sueños han sido uno de los grandes enigmas de la humanidad,
quien no se ha preguntado alguna vez ¿qué significan? ¿Por qué soñamos? ¿Son ficciones,
fantasías?. Desde hace aproximadamente 7.000 años se han buscado explicaciones sobre los
mismos. Para algunas culturas los sueños eran enviados por los dioses, en otras terroríficos
monstruos acechan en busca de entrar en nuestra conciencia. Pero pocas culturas se
adentraron tanto en el mundo de los sueños como la griega, Hypnos (sueño) quien es
hermano de Thanatos, ambos hijos de la noche, viven en una cueva subterránea donde fluyen
las aguas del Río del olvido, otra versión cuenta que Hypnos vivía en un palacio que se
encontraba rodeado de amapolas y otras plantas con poderes hipnóticos. Se unen Hypnos y
Thanatos porque el sueño es considerado una pequeña muerte, ya que Hypnos imita a la
muerte (Thanato) cada noche anulando la actividad de los hombres.

El sueño emparentado con la muerte, al igual que la poesía y el amor, porque la muerte en
efecto es el nacimiento de la vida, es reunión, es retorno a uno mismo. Como dice Hamann
solo el retorno y el conocimiento de uno mismo, ese descenso a los infiernos, nos abre el
camino de la divinización. Freud concuerda con esto, ya que para su libro “La interpretación
de los sueños” (1900) elige como epígrafe la cita “Si no puedo conciliar a los dioses
celestiales, moveré a los del infierno”. Lo cual nos lleva a la idea de Deimon griego, el genio
que habita en cada aliento que exhalamos, en cada palabra que decimos, Deimon de rastros
invisibles que el psicoanálisis debe seguir.
Abismo hacia el inconsciente

El sueño una poesía involuntaria, el poeta es un soñador y el soñador un poeta. La poesía


permite conocer lo secreto, requiere del amor por lo que la inteligencia que solo se puede
apoyar en la imaginación. Para los románticos la imaginación era la única que podía
satisfacer nuestras innata necesidad de comunicación con el infinito, razón por la cual la
posee la capacidad de conjurar todo aquello que se encontraba oculto en el ser, era un
instrumento en el cual todos participamos, era el mito, el sueño en donde lo eterno se
comunicaba y donde el hombre puede volverse eterno. El poeta ordena, reúne, elige, inventa,
pero principalmente crea, y si lo que crea está bien logrado siempre tendrá algo de secreto; no
comprende porque lo hace de esa manera, ni puede explicarlo, en el momento los fantasmas
de los abismos interiores son los únicos que salen a la superficie visible del lenguaje. Sobre
esto Freud nos dice que la ciencia penosamente llega a cierta verdades, en poeta ya conoce
esas verdades pero este no sabe lo que dice y el científico puede explicar sus verdades. Si
ahondamos por este camino de la discusión entre arte y ciencia, Nietzsche afirma “... el
problema de la ciencia no puede ser resulto en el campo de la ciencia”, sino en el arte. Los
sueños, la poesía no se pueden explicar mediante la ciencia, dicho acto es considerado como
promoción. En el romanticismo se devuelve su valor a los mitos, la poesía, la cual es la
verdad y el mito es más real que los datos observables, siendo la presencia de lo divino más
segura desde lo invisible que desde los ojos de las leyes lógicas.

El psicoanálisis se encuentra entre la ciencia y el arte, arte bellas que hace ciencia en la vida
cotidiana por medio de la palabra habitada por Eros, porque la única certidumbre es la del
corazón, y es el sueño la misteriosa gramática del Verbo.

Para Troxler el sueño está en el corazón del ser humano, en él se unen la alta conciencia del
Espíritu y la oscura existencia del cuerpo, y afirma que: “El sueño es, pues, la revelación de
la esencia misma del hombre, el proceso más particular y más íntimo de la vida”. El profundo
retorno del alma a sí misma.

Freud teoriza sobre los sueños, en el año 1900 publica “La interpretación de los sueños”, los
sueños implican el deseo pero también el riesgo de perderse en ellos, la locura, la muerte
social. “La interpretación de los sueños es la vía regia de conocimiento de lo
inconsciente”(Freud, 1900). Manifiesta que en los pensamientos oníricos latentes siempre hay
uno que se manifiesta más que los demás, los cuales son razonables y familiares, resto de la
vida de vigilia (restos diurnos). En aquel singularizado se discierne una moción chocante de
deseo, la cual es el genuino formador del sueño, por lo cual el sueño representa una
satisfacción de esa moción, es su cumplimiento de deseo, lo cual no significa que la
resistencia de represión del yo haya sido cancelada, sino que la misma se encuentra
meramente relajada, un resto de ella permanece como censura onírica. Para Freud: “el sueño
es el cumplimiento (disfrazado) de un deseo (reprimido)”, edificado como un síntoma
neurótico. El sueño tiene acceso al material olvidado, principalmente a aquellos que
pertenecen a la vida sexual infantil.

Uno de los referentes para Freud es Darwin, quien señala que el sentimiento de belleza brota
de un desborde de atracción sexual, lo bello es lo deseado sexualmente y si otras cosas nos
parecen bellas es por derivación de dicha fuente del sentimiento estético. Una cosa es bella
porque es amada y deseada, deseo acrecentado por la resistencia. Freud lee a Goethe
inclinándose a una naturaleza espiritual, desde un punto de vista helénitico podemos
diferenciar dos grupos los que doblaban sus rodillas ante la sabiduría de Atenea, los que se
inclinaban ante Afrodita, mujer virgen y mujer prostituta en una misma persona. El
romanticismo resalta esa energía erótica que alimenta la pasión creadora, el deseo es un
impulso en aquellos que son sensitivos, emotivos, imaginativos, quienes crean la poesía, la
música, las artes en general desde el amor. El deseo no está solo en la carne, sino que viene
del espíritu. No debemos caer el error de leer de leer sexualidad y relacionarlo solamente con
lo genital. Freud romántico escribe a su esposa Marta frases como “ Es preciso que ames sin
razón como aman sin razón todos los que aman”.

Una palabra imagen sirve en doble sentido, ya que contiene los opuestos. Y el sueño como
lo trabajo Freud es un lenguaje de imágenes, medio por el cual hablan los sentidos y las
pasiones; el tesoro del inconsciente al igual que el de la felicidad humana consiste en
imágenes.

El sueño íntimamente ligado con la eternidad, un abismo hacia el inconsciente, un


cumplimiento disfrazado de nuestros deseos reprimidos, que el psicoanalista debe descifrar
para que puedan transformarse en un nuevo despertar.

Conclusión

Creo que aún hay muchas preguntas sobre los sueños que no se pudieron responder, y que
llevarían mucho tiempo y gran cantidad de lecturas poder abordarlas. Es un tema que él lo
personal me intriga mucho, del cual me interesa leer. Por medio de la confección de este
ensayo y a través del dictado de la cátedra, pude ver que el saber no siempre se encuentra
mediante una explicación científica, que se puede buscar por el medio del arte, de los mitos,
la metáfora y encontrar en ellos un saber, conocimiento creado porque se cree en ellos.
Palabra habitada por Eros, principio de todas las cosas, mediante la cual manifestamos lo que
somos, nuestra esencia.

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