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LA EUTANASIA

MARIA ALEJANDRA RODRIGUEZ FAJARDO


IBETH VANESSA HERNÁNDEZ FRANCO
LAURA CASTAÑEDA AMAYA

UNIVERSIDAD DE BOYACÁ
ENFERMERÍA
TUNJA
2016
LA EUTANASIA

PRESENTADO AL DOCENTE
MANUEL JOSE BERNAL

UNIVERSIDAD DE BOYACÁ
ENFERMERÍA
TUNJA
2016
ESQUEMA
A lo largo de la presentación trataremos los siguientes temas así:

1. Mar adentro: película basada en una historia de eutanasia en la cual un


paciente que voluntariamente pone fin a su vida, con una dosis letal de
veneno, asistido por un tercero que ayuda a ejecutar el acto.
2. Termino eutanasia: hablaremos en forma resumida que es la eutanasia
desde varios puntos de vista y diversas definiciones teniendo en cuenta las
referencias encontradas para un mayor entendimiento de cuál será el tema
del que se hablara a lo largo de la exposición.
3. Clasificación de la eutanasia: directa, directa activa, directa indirecta,
diferenciación de otras figuras jurídicas similares; sedación terminal,
eutanasia y Cocotonasia, eutanasia eugenésica, eutanasia y distanasia,
definiendo cada uno de los conceptos anteriores.
4. Historia: aspectos relevantes acerca de la historia desde el punto de vista
de varios filósofos y a través de los años. Resumiendo y dando conclusión
para mayor entendimiento.
5. La eutanasia significados diversos: relación con los diferentes significados.
6. Causas de la eutanasia: tales como dolor, Gastos de asistencia sanitaria
que no pueden ser asumidas, Sufrimiento del enfermo, Desmoralización
familiar, etc…
7. Consecuencias: La legalización, Se corrompería la relación entre médicos y
pacientes, La eutanasia como opción rentable, Matar } sea la solución, La
eutanasia le ganaría la batalla a los cuidados paliativos.
8. Estadísticas globales de cuanto se practica la eutanasia.
9. problemas principales: religioso y político puntos de vista tanto a favor como
en contra de esta práctica.
10. Problemática bioética a partir de: principios y análisis de ellos.
11. Normas mundiales: tales como declaración universal de derechos humanos
análisis de la norma y conclusión de que consiste.
12. Normas nacionales: sentencia c-239/97, sentencia t-970/14 razón por la
cual se escogieron estas normas, análisis de las mismas, y conclusión de
que se entendió de ellas.
13. Código ético de enfermería relacionado con la eutanasia, en que se
relaciona la eutanasia con nuestro código así como que postura debemos
tomar ante la situación.
14. Grupo a favor: razones por las cuales el grupo está a favor de la eutanasia
desde el punto de vista personal y general.
15. Doctor muerte: quien es, a que se debe su apodo, y razón por la cual no se
siente mal por el concepto en el que se encuentra.
16. Caso: a partir del tema se mostrara un caso y las diferentes soluciones que
se le han dado a este.

EUTANASIA
La palabra eutanasia procede del griego eu= bueno y thanatos= muerte. La
utilización de este término, “buena muerte”, ha evolucionado y actualmente hace
referencia al acto de acabar con la vida de una persona enferma, a petición suya o
de un tercero, con el fin de minimizar el sufrimiento.

Algunos sectores que tratan de imponer en la sociedad contemporánea una


determinada idea del “progreso”, asociada únicamente al aumento del confort en
el ámbito material o a una sofisticación tecnológica, la empujan, casi
inconscientemente, a aceptar como “buenas” las actuaciones encaminadas a
terminar con la vida de individuos cuyas condiciones vitales no sean consideradas
suficientemente aceptables. Al igual que ocurrió con el aborto, actualmente se
pretende despenalizar la eutanasia justificándolo como forma de evitar sufrimiento
físico o moral a determinadas personas. Es fundamental afrontar esta amenaza,
mostrando las consecuencias negativas y destructivas que la eutanasia y el
suicidio asistido tienen para la sociedad, así como potenciando el papel de los
cuidados paliativos como prestación sanitaria, ya que los ciudadanos deben tener
claro que eutanasia y cuidados paliativos son realidades opuestas. (César
Nombela Cano, 2008)

El término euthanasia, compuesto por las raíces griegas eu y thanatos, que


significan bueno y muerte, se ha utilizado desde el tiempo de la cultura greco-
romana para referirse a una muerte tranquila y sin dolor. Sin embargo, en
diferentes momentos y contextos, el término eutanasia ha estado asociado a
diversos significados:

1) dejar morir a las personas


2) inducir la muerte a quienes están sufriendo
3) dar atención a los moribundos
4) terminar con la vida de quienes son indeseables. Es evidente que entre algunas
de estas acepciones existen notables diferencias en términos éticos, razón por la
cual es tan importante ser muy precisos al definir una práctica que genera tanta
discusión para decidir si es o no aceptable: Eutanasia es el acto o procedimiento,
por parte de un médico, para producir la muerte de un paciente, sin dolor, y a
petición expresa de éste.

Esta definición se inspira en la utilizada en los Países Bajos, donde ha sido


necesario establecer muy claramente los límites de lo permitido legalmente desde
que se despenalizó la eutanasia en 1984 (se legalizó en 2002). Con esta fórmula
se evita la ambigüedad porque especifica:
1) que la acción, que tiene el propósito de causar la muerte, la realiza un médico;
2) que la persona que muere, padece una enfermedad, puesto que es un paciente
y, se sobrentiende, que existe una relación entre el médico y él.
3) que la muerte se produce sin dolor.

4) aspecto primordial, la terminación de la vida se realiza en respuesta a la


petición de la persona que muere.

De acuerdo a esta definición, resulta inexacto hablar de eutanasia si la persona


que provoca la muerte no es un médico, si la persona que muere no padece una
enfermedad o una condición médica que le cause sufrimiento, si la acción que
causa la muerte va acompañada de dolor y, sobre todo, si la muerte no se produce
en respuesta a la solicitud de quien fallece. Para mayor claridad de lo que es esta
práctica en los Países Bajos (en donde es poco frecuente, aunque se crea lo
contrario), es útil mencionar las condiciones que deben cumplirse para aplicarla:

1) el paciente la solicita de manera voluntaria, explícita, competente y persistente


(al médico le corresponde asegurarse que el pedido del paciente resulta de una
deliberación y no es una manifestación de depresión o desesperación)
2) la solicitud se basa en el conocimiento completo sobre su situación
3) el paciente sufre en forma física o psicológica intolerable (es el paciente quien
lo determina así, a pesar de la subjetividad que esto implica, pero el médico ha de
valorar tal juicio para estar de acuerdo en ayudarlo a morir)
4) se han agotado todas las alternativas posibles de alivio al sufrimiento
5) el médico ha consultado a otro colega.
(Kraus, 2009)

CLASIFICACIÓN DE LA EUTANASIA
La primera clasificación de la Eutanasia se puede hacer según si el acto del
tercero tiene o no tiene por finalidad directa la de causar la muerte el paciente y
así vemos que pueden haber eutanasias que califican como de directa o indirecta
en cuanto existe o no la intención de provocar exclusivamente la mediante muerte
en las acciones que se realizan sobre el enfermo terminal. En el contexto
anglosajón, se distingue entre la eutanasia como acción y la eutanasia como
omisión (dejar morir); su equivalente sería eutanasia activa y eutanasia pasiva o
positiva y negativa respectivamente, en la terminología hispana.

La Eutanasia directa consiste en adelantar la hora de la muerte en caso de una


enfermedad incurable, y que admite dos posibilidades; la eutanasia directa y activa
que es la causa de la muerte indolora a petición del afectado cuando se es víctima
de enfermedades incurables progresivas y la eutanasia directa y pasiva por la que
se precipita la muerte mediante la abstención de efectuar ac6tos médicos
necesarios para la continuación de la precaria vida objeto de la misma. Junto a
esta eutanasia directa se debe clasificar la llamada Eutanasia indirecta en la que
la intención básica no es acortar la vida sino aliviar el sufrimiento, consiste en
procedimientos terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte, por
ejemplo la sobredosis de morfina para calmar los dolores, cuyo efecto secundario,
como se sabe, es una abreviación de la vida.

DIFERENCIACIÓN DE OTRAS FIGURAS JURÍDICAS SIMILARES


No cabe duda de que el suicidio o la muerte digna son conceptos que muy a
menudo, y sobre todo a nivel periodístico, se confunden con el de la eutanasia
propiamente dicha.

- Eutanasia y suicidio: Evidentemente, y nosotros lo compartimos, en multitud de


ocasiones el suicidio no es el acto u omisión voluntaria de poner, inmediatamente
fin a la vida. El suicidio, muchas veces, casi siempre, es más una “voluntad de no
vivir” que una “voluntad de morir”.
Para ello basta con un análisis pormenorizado de los actos previos al acto suicida
o la lectura de las cartas que con frecuencia deja escritas el suicida. La única
diferencia posible, pues, entre ambas figuras habrá de situarse en la intervención,
o no, de una tercera persona en el acto letal. Ese es el método utilizado por el
Derecho Penal Español que en su artículo 143, en el que el número 4º es el que
viene a definir lo que nosotros llamamos eutanasia, de ello hablaremos más
adelante.

- Eutanasia y Muerte Digna u Ortotanasia: Es la actitud defendida por la


mayoría de las religiones y, como veremos, el concepto jurídico legal admitido en
España... La ortotanasia se alcanza siempre rechazando el empleo de medios
desproporcionados para el mantenimiento de la vida. Consiste en dejar que la
muerte llegue en enfermedades incurables y terminales, tratándolas con los
máximos tratamientos paliativos para evitar sufrimientos que siempre, recurriendo
a medidas razonables. Se distingue de la eutanasia en que la ortotanasia nunca
pretende deliberadamente la muerte del paciente. La muerte digna es, en
definitiva, la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos
humanos posibles. Pretenden algunos identificarla, equivocadamente según
nuestro punto de vista, con la muerte “a petición”, provocada por el médico,
cuando la vida ya no puede ofrecer un mínimo de confort que sería imprescindible;
sería para éstos la muerte provocada por eutanasia.

- Sedación terminal: es la correcta práctica médica de inducir el sueño del


paciente, para que no sienta dolor, en los ya muy raros casos de dolores rebeldes
a todo tratamiento; ello, muchas veces, acortará la vida del enfermo.

- La Eutanasia y la Cocotonasia se diferencian en que la segunda consiste en


una “eutanasia” que se impone sin el consentimiento del afectado.
- La Eutanasia y la Distanasia , en realidad son términos antagónicos la
distanasia procura posponer el momento de la muerte recurriendo a cualquier
medio artificial, con el fin de prolongar su vida a toda costa, llegando a la muerte
en condiciones inhumanas, aquí se buscan ventajas para los demás, ajenas al
verdadero interés del paciente.

- La Eutanasia Eugenésica, propia de concepciones filo-nazis, consiste en


causar la muerte de un ciudadano con la finalidad de mantener “ la salud social y,
junto a ella, La Eutanasia Económica tiene por finalidad la eliminación de
enfermos, cuyo mantenimiento de la vida constituye una alta carga económica al
erario público. Ambas están recogidas en la obra de Adolf Hitler “Mein Kampf”.

- Hemos dejado para el final el doble concepto de Eutanasia y Suicidio Asistido


este segundo consiste en proporcionar en forma intencionada y con su
autorización a una persona los medios o procedimientos para suicidarse. No existe
una dolencia vital previa y se resume en la ayuda activa en la muerte inminente,
de alguien que desea hacerlo. (GOMEZ, 2008)

- Eutanasia: la acción u omisión, por parte del médico u otra persona, con la
intención de provocar la muerte del paciente terminal o altamente dependiente, por
compasión y para eliminarle todo dolor.

- Eutanasia voluntaria: la que se lleva a cabo con consentimiento del paciente.

- Eutanasia involuntaria (también llamada cacotanasia o coactiva): la practicada


contra la voluntad del paciente, que manifiesta su deseo de no morir.

- Eutanasia no voluntaria: la que se practica no constando el consentimiento del


paciente, que no puede manifestar ningún deseo, como sucede en casos de niños
y pacientes que no han expresado directamente su consentimiento informado.
- Eutanasia activa: la que mediante una acción positiva provoca la muerte del
paciente.

- Eutanasia pasiva: el dejar morir intencionadamente al paciente por omisión de


cuidados o tratamientos que están indicados y son proporcionados. La expresión
eutanasia pasiva, se utiliza en ocasiones indebidamente, para referirse a una
práctica médica correcta, de omisión de tratamientos desproporcionados o fútiles
respecto al resultado que se va a obtener. En este caso no estaríamos ante una
eutanasia pasiva sino ante la correcta limitación del esfuerzo terapéutico o
limitación de terapias fútiles, que es conforme con la bioética y la deontología
médica, y respeta el derecho del paciente a la autonomía para decidir y a la
renuncia al tratamiento.

- Encarnizamiento terapéutico (también llamado distanasia u obstinación o


ensañamiento terapéutico): la práctica, contraria a la deontología médica, de
aplicar tratamientos inútiles o, si son útiles, desproporcionadamente molestos para
el resultado que se espera de ellos.

- Ortotanasia: el permitir que la muerte natural llegue en enfermedades incurables


y terminales, tratándolas con los máximos tratamientos paliativos para evitar
sufrimientos, recurriendo a medidas razonables. Frente a la eutanasia, que busca
su legitimación moral y legal desde la reivindicación autonomista y la
desacralización de la vida humana y contra el llamado encarnizamiento
terapéutico, también inaceptable éticamente, la ortotanasia (del griego orthos,
recto, justo, que observa el derecho conforme a la razón) se plantea como una
posición jurídica y moral aceptable. La ortotanasia consiste en no adelantar la
muerte con una acción médica intencional; acompañar al enfermo terminal,
considerando su vida, aunque dependiente y sufriente, siempre digna; aliviar con
todos los medios disponibles el dolor en lo posible y favorecer su bienestar;
ofrecerle asistencia psicológica y espiritual para satisfacer su derecho de aceptar
su proceso de muerte; no abandonar nunca al paciente, pero saber dejarle morir,
cuando no podemos curarle.

-Enfermo terminal: el que padece una enfermedad de la que no cabe esperar


que se recupere, previsiblemente mortal a corto plazo que puede ser desde
algunas semanas a varios meses, a lo sumo.

- Cuidados paliativos: la atención a los aspectos físicos, psíquicos, sociales y


espirituales de las personas en situación terminal, siendo los objetivos principales
el bienestar y la promoción de la dignidad y autonomía de los enfermos y de su
familia. Estos cuidados requieren normalmente el concurso de equipos
multidisciplinares, que pueden incluir profesionales sanitarios (médicos,
enfermeras, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales, auxiliares de
enfermería, psicólogos), expertos en ética, asesores espirituales, abogados y
voluntarios.

- Sedación terminal: la administración deliberada de fármacos para lograr el


alivio, inalcanzable con otras medidas, de un sufrimiento físico y/o psicológico,
mediante la disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible
de la conciencia, en un paciente cuya muerte se prevé muy próxima, con el
consentimiento explícito, implícito o delegado del mismo. Desde el punto de vista
ético, no es relevante el que, como efecto secundario no buscado de la
administración de la sedación se adelante la muerte de la persona, siempre y
cuando esto no sea lo que se pretenda directamente como fin de la acción.

- Suicidio: el acto de quitarse voluntariamente la propia vida.

- Suicidio asistido: el acto de ayudar a suicidarse en el caso en el que la persona


no sea capaz de hacerlo por sus propios medios.
- Testamento vital: la manifestación expresa de voluntad anticipada para el caso
de que la persona careciese de la facultad de decidir acerca de su tratamiento
médico. (César Nombela Cano, 2008)

HISTORIA DE LA EUTANASIA
Historia y significado de la palabra Eutanasia.
En la cultura Greco- Romana “eutanasia” significa el hecho mismo del morir
humano como morir bien, sin dolor. No se tiene en cuenta la ayuda al morir. Es
sinónimo de deseo y petición: “Consiguió un final fácil y tal como siempre había
deseado. Pues casi siempre al oír que alguien había muerto de una muerte rápida
y sin tormento, pedía para sí y los suyos una eutanasia semejante jamás daré a
nadie medicamento mortal, por mucho que me lo solicite. Se dejará morir a
quienes no sean sanos de cuerpo”.

En la edad Media esta palabra tiene un significado, ascético- religioso. El


cristianismo interpretó la muerte como un morir en el señor, la vida es de Dios.
Cualquier intervención para destruirla, cambiarla, altera el orden de Dios. La
cultura occidental creó las llamadas artes moriendi por la agonía (con su sentido
agónico) y los sufrimientos, el enfermo se asemeja a Cristo y unido a él se purifica
y se prepara la otra vida. “El morir bien es una entrega sin condiciones,
Una aceptación y un ofrecimiento”.

En el Renacimiento (siglo XVI y XVII). Se aplica al morir en el sentido físico. La


muerte es el último acto de la vida humana y es algo que pertenece al hombre. El
concepto de eutanasia es consecuencia de la que se tiene sobre la vida, la salud,
el ser humano. La intervención del profesional de la salud es limitada “yo hice las
curas, pero solamente Dios es dueño de la vida y de la muerte, de la curación y de
la agonía, de la angustia y de la serenidad”.

Para este periodo tenemos el primer significado médico de la “eutanasia”. Es en la


utopía de Moro, y en uno de sus últimos libros. El diálogo del consuelo, donde
aparece el concepto médico, moral y de persona humana en la eutanasia: Ya dije
que se esmeran en la atención a los enfermos. No escatiman nada que pueda
contribuir a su curación. Trátese de medicina o alimentos. Consuelan a los
enfermos incurables visitándolos con frecuencia, charlando con ellos,
prestándoles, en fin toda clase de cuidados. Pero cuando a estos males incurables
se añaden sufrimientos entonces, los magistrados y sacerdotes se presentan al
enfermo para exhortarle. Siguiendo los consejos de los sacerdotes como
intrépidos de la divinidad, realizan incluso una obra piadosa y santa. Los que se
dejan convencer ponen fin a sus días, dejando de comer o se les da un soporífero,
muriendo sin darse cuenta de ello. Pero no eliminan a nadie contra su voluntad, ni
por ello le privan de los cuidados que le venían dispensando.

Este tipo de muerte se considera algo honorable pero, el que se quita la vida por
motivos no aprobados por los sacerdotes y el senado- no es juzgado digno
inhumano o incinerado. Se le arroja ignominiosamente a una ciénaga. En el siglo
XIX y XX. El significado médico- ético- jurídico- antropológico y social de la
eutanasia, es un problema que preocupa a toda la comunidad, la cual adopta
diversas actitudes entre el rechazo y la aceptación.

La eutanasia: ritualizada, medicalizada, autonomizada.


Estas son las categorías con que, Diego Gracia aborda la historia de la eutanasia,
en la obra de Javier Gafo “la eutanasia y el arte de morir”.

La eutanasia ritualizada.
La muerte no es ni ha sido un hecho ´´natural´´ simple y unívoco, sino un
complejísimo fenómeno “cultural“. Es una creación del hombre. Esto se advierte
muy bien al formular una pregunta tan simple como la de cuándo muere un ser
humano. La única respuesta indudable es que el hombre está muerto cuando su
cuerpo se descompone. La corrupción orgánica es el único signo cierto de muerte.

Este hecho biológico nunca ha sido culturalmente asumible. Los seres humanos
no pueden ver cómo se descomponen ante su presencia los cuerpos de las
personas queridas. Esto explica que siempre se hayan buscado signos
premonitorios de la descomposición orgánica. Desde muy antiguo se conocen
como mínimo dos, con los nombres de “muerte cardiopulmonar“ y muerte
“cerebral”. El primero, la ausencia de pulso y de respiración, ha sido utilizado por
nuestra cultura para definir la muerte. Una persona está muerta cuando carece de
pulso y de respiración espontánea. Es “cultural” el hecho de morir. La hoy llamada
unción de los enfermos aparece como un rito de paso de muerte o mejor, de
eutanasia. Su objetivo es “ayudar a morir”, hacer posible una “buena muerte”. Este
objetivo de ayudar a bien morir se lo han propuesto todas las culturas en sus ritos
de paso tanatológicos, utilizando diversos medios: productos químicos (drogas,
vinos, derivados del opio, etc.) para que los moribundos perdieran la conciencia y
murieran en paz. Otras veces han utilizado venenos.

Todas las culturas se han visto obligadas a “ritualizar“ el fenómeno de la muerte.


Estos ritos han tenido siempre por objeto “humanizar” el proceso de morir evitando
en lo posible el sufrimiento. A partir del nacimiento de la medicina en Grecia,
desde ese momento va a ser el médico, la persona encargada de cumplir con esa
misión.

La eutanasia medicalizada.
La medicina tiene por objeto luchar por la vida, defender la vida. Pero la medicina
occidental ha sido desde sus orígenes una ciencia eutanásica; esta es la tesis de
Diego Gracia y que demuestra a partir de los estudios sobre Platón, Averroes,
Moro, Binding y Hoche. De ellos por ejemplo Averroes, uno de los máximos
médicos de la edad media, es decidido partidario de la eutanasia, y considera que
practicarla es función de los médicos de la ciudad. Platón expresa que la ciudad
natural o perfecta ha de estar compuesta de hombres “sanos”. Los ciudadanos
han de gozar de salud, dado que la salud es inseparable de la perfección. Por eso,
en la ciudad ordenada los médicos no tienen cabida.

La eutanasia “autonomizada”.
El interés actual por la eutanasia se debe a que nuestra época ha introducido un
nuevo factor en la reflexión sobre ese tema: la autonomía de los pacientes. Hasta
la segunda guerra mundial, las prácticas eutanásicas se realizaron, por lo general
sin el consentimiento de quienes la sufrían. En las tribus primitivas eran las
normas consuetudinarias del grupo social o del clan familiar las que señalaban
cuándo una persona debía desaparecer en beneficio de todas las otras. Las
prácticas eutanásicas desde los albores de la cultura occidental, en la Grecia
antigua, hasta la época Nazi, se basaron en motivos sociales, políticos, médicos,
eugenésicos, etc., pero muy pocas veces tuvieron en cuenta la voluntad de los
pacientes. Vivimos en la época de los derechos humanos y, prácticamente, acaba
de descubrir que entre estos, está el derecho a decidir- dentro de ciertos límites
sobre las intervenciones que se realizan en el propio cuerpo, esto es, sobre la
salud y la enfermedad, sobre la vida y la muerte.

En la historia del hombre, según relata el Dr. J.L Jiménez Garrote, podemos
encontrar a personas que influyeron con su pensamiento la conducta de otros; tal
es el caso de Platón, filósofo griego (427 - 348 o 347 a.C.) quien escribió:
"Establecerán en el Estado una disciplina y una jurisprudencia que se limite a
cuidar de los ciudadanos de cuerpo y alma; se dejará morir a quienes no sean
sanos de cuerpo".

Por su parte Aristóteles, filósofo griego (384 - 332 a.C.) discípulo de Platón,
consideraba que la eutanasia era aceptable cuando tuviera un fin político útil. En
algunas comunidades se practicaron algunas acciones encaminadas a suprimir la
vida humana y fueron toleradas por las autoridades.

Un emperador de Roma, nombrado Flavio Valente (378 - 328 a.C.), suprimió la


costumbre de arrojar a los niños con alguna deformidad desde la cima de la roca
Tarbeya.
Los pueblos celtas que habitaron grandes regiones de la vieja Europa abreviaban
la agonía de los enfermos y heridos de guerra contribuyendo a la muerte de los
mismos.
En sentido opuesto, Pitágoras, filósofo y matemático griego (570 - 480 a.C.),
Hipócrates, médico griego (460 - 377 a.C.) cuyo juramento ha llegado a nuestros
días como paradigma del comportamiento médico, y por último Galeno, médico
griego (131 - 201 a.C.), propugnaron la defensa de la vida humana.

En los siglos posteriores a Cristo las consideraciones relacionadas con la muerte


continúan en el debate ético. Algunos defienden el sostenimiento de la vida
humana con soportes vitales desproporcionados que prolongan la agonía y el
sufrimiento de los enfermos y familiares; y por otro lado, otros consideran
necesario acortar el sufrimiento facilitando, de algún modo, la muerte. Existe sin
embargo un tercer grupo que considera al ser humano en su dimensión universal,
siempre como un fin, desde la concepción a la muerte, considerada ésta como la
etapa final de un proceso.

A partir del siglo XV el concepto de eutanasia, en el sentido de "atajar el dolor con


la muerte" fue utilizado por el filósofo inglés Francis Bacon (1561 - 1626) –citado
por Asunción Cambrón Infante-, quien publicó en 1623 un trabajo en el que decía:
"Añadiré que el oficio del médico no es solamente restablecer la salud, también
suavizar el dolor y los sufrimientos ligados a la enfermedad; y esto no sólo en
tanto esa disminución del dolor conduce a la convalecencia, más aún, a fin de
procurar al enfermo, cuando no tiene esperanza, una muerte dulce, apacible; pues
la eutanasia no es parte menor en su bienestar".

A finales del siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844 - 1900) –
cuyos postulados filosóficos fueron fundamento del nazismo- señala ”…la
necesidad de liberar a la sociedad de todas las personas inválidas e incapaces".
Es en el siglo XX en el que alcanza notoriedad, a escala de Estado, la eutanasia.
En el recuadro que se muestra a continuación se argumenta ésta afirmación.
Difusión de la eutanasia en el siglo XX y principios del XXI
1932. Dr. Millart, presidente de la Society Medical of Heat, exigió la legalización de
la “mercy killing” en Inglaterra.

1935. Lord Moynihan, presidente del Real Colegio de Cirujanos, funda la


asociación Exit en Inglaterra.

1938. EEUU: se funda la “Euthanasia Society of América, más tarde se llamó


Society for the Rigth to Die.

1939. Alemania Nazi; 18 de Agosto: orden de declarar a los recién nacidos con
defectos físicos. Adolf Hitler (1889 – 1945) estableció la eutanasia como política
de Estado. Con fecha primero de septiembre de 1939 se emitió la orden que
autorizaba la eliminación física de personas epilépticas, débiles mentales,
personas con deformidades, niños recién nacidos con defectos físicos y otros.

1967. Surgen los testamentos de vida (Living Will).

1974. Cuarenta personalidades de la cultura y la ciencia (entre ellos tres premios


Nobel: Jacques Monod, Linus Pauling y George Thomson) afirmaron que: ninguna
moral racional puede prohibir categóricamente que el individuo ponga fin a su
existencia si está enfermo de un mal horrible contra el cual los medios conocidos
carecen de efecto.

1976. California: se aprueba la primera ley Testamento de vida.

1980. India: se introduce en el parlamento un proyecto de ley que de haberse


aprobado proporcionaría la muerte a petición del paciente.
1981. Se funda en Alemania la Sociedad de Eutanasia Voluntaria.
1982. Indiana, en el condado de Bloomington, caso de Baby Doe, niño con
síndrome de Down es dejado morir de hambre en el hospital, a petición de los
padres, a pesar de ofertas de adopción.

1986. EEUU: 35 estados y el distrito de Columbia ya han aprobado leyes relativas


a los Testamentos de Vida.

1989. Filipinas: proyecto de legislación a favor de la eutanasia.

1990. Nancy Cruzan: muere de hambre y de sed 10 días después de retirársele la


alimentación y el agua que se administraba por un tubo.

1991. Final Exit: libro publicado por Dereck Humphrey; explica las diferentes
formas de matarse sin dolor.

1991. Holanda: informe Remlik de más de 1 000 casos de eutanasia en las cuales
los médicos tomaron decisiones sobre la vida de sus pacientes aún sin el
consentimiento de éstos.

1991. EEUU: se aprueba la ley Patient Self Determinación.

1994. Oregón: sus habitantes aprobaron por votación 51% a 49% la primera ley a
favor de la eutanasia, en la historia y en todo el mundo.

1997. Australia: el parlamento revocó la legalización de la eutanasia en el


Territorio del Norte.

2001. Holanda: el senado aprobó la ley que permite la eutanasia

La eutanasia significados diversos.


En general, eutanasia significa el hecho de provocar una muerte fácil y sin dolores
a un paciente que está próximo a morir por causa de una enfermedad terminal. El
mismo paciente puede inducirse la muerte sin el conocimiento ni la cooperación de
otras personas. Puede también ser provocada por otros a petición del enfermo o
con su consentimiento. En todos estos casos se habla de eutanasia voluntaria. Si
se causa la muerte contra la voluntad del paciente o sin su conocimiento hablamos
entonces de eutanasia involuntaria. Mazuelos Pérez (1999) expresa: La eutanasia
hace referencia siempre al acto de poner fin a la vida de una persona enferma,
pero desde una motivación particular: piedad, amor, compasión, etc. No es el odio,
ni la envidia, ni el resentimiento, ni el interés egoísta lo que mueve, en la hipótesis
de alguien gravemente enfermo, la acción de provocar la muerte. Es decir, son las
consideraciones humanitarias las que entran en juego cuando se plantea esa
peculiar forma de morir.

Es importante tener presente el motivo que origina la muerte, pues ello conlleva
una consecuencia importante para una correcta conceptualización de la eutanasia:
esta no puede ser enjuiciada sin más aditamentos, desde el conocido esquema de
suicidio o del homicidio. No es el simple “matar” a alguien o “matarse”, esto es,
quitar la vida a alguien o quitársela uno mismo. Es otra cosa. El debate sobre la
eutanasia no se centra en la legitimidad de disponer de la vida de una persona
cualquiera, sino de la persona enferma sobre la que no existe esperanza de vida
en unas condiciones que puedan calificarse como humanas. Estos medios con los
cuales se causa la muerte pueden coincidir todos en una intervención positiva, por
ejemplo, en una sobredosis de píldoras conciliadoras del sueño o en otra clase de
medicinas, o una inyección de cloruro de potasio, que causa de inmediato la
muerte. A veces se usa el término dar una muerte piadosa para esta clase de
intervención. Con todo, lo normal es que se le llame eutanasia positiva, activa, o
directa.

En cambio se llama eutanasia negativa, pasiva o indirecta a la omisión de un


tratamiento eficaz, o sea, al hecho de no prolongar el proceso de morir por medio
de máquinas o aparatos que mantienen la vida al paciente, como por ejemplo, el
respirador artificial.

Queda el problema de si existe o no diferencia, desde el punto de vista moral,


entre la omisión y la realización de un acto. ¿La omisión de un tratamiento puede
equivaler al hecho de dar muerte a un paciente? ¿Desconectar el respirador
ocasiona directamente la muerte del enfermo? ¿El descuido de poner a un
paciente bajo el control de un aparato y dejarlo morir, difiere moralmente de
retirarle el aparato? ¿Cuál es aquí la diferencia moral entre acción y omisión, entre
omisión e intervención? ¿El paciente o el doctor están obligados a impedir la
muerte cuanto sea posible? ¿Y por qué medios? Vamos a examinar todos estos
problemas.

En la eutanasia voluntaria positiva no se le impone al paciente la muerte, sino más


bien, este se la busca. En el fondo, esta clase de eutanasia es un suicidio o la
cooperación con otros que lo cometen. Sin embargo, se trata de una clase
especial de suicidio, ya que se comete tan sólo con miras a poner fin a dolores
intolerables o una vida "inútil". Este tipo de suicidio fue defendido por algunos
filósofos en la antigüedad y practicado en algunos países. Sócrates sostuvo que el
hombre era propiedad de los dioses y que sería injusticia destruir esta propiedad.
Sin embargo, la necesidad imperiosa de morir, da a entender el permiso de los
dioses para poner fin a la propia vida.

CAUSAS
 Dolor
 Gastos de asistencia sanitaria que no pueden ser asumidas.
 Sufrimiento del enfermo.
 Desmoralización familiar.
 Desconocimiento del valor de la vida ajena, o la reducción de su cualidad.
 Abandono de la concepción de la visión de la dignidad de la propia vida.

Las causas principales de la práctica de la eutanasia son:


- el materialismo
- el egoísmo, el orgullo y la ignorancia

En cuanto a los orígenes del hombre, ser integral, formado de cuerpo y Espíritu.

Aquel que pide para que le sea anticipada la muerte física, muchas veces así obra
oprimido por el dolor, por el recelo de sufrir, para no dar trabajo a los otros, en una
especie de fuga psicológica de la realidad. Todos abominamos el sufrimiento y
queremos librarnos de él.

Es el derecho natural a la salud, protegida por el instinto. En caso contrario, no


sería dado al hombre la oportunidad de descubrir la anestesia y de tantas otras
terapéuticas. Entre tanto, la eutanasia es inútil, pues ella solo agrava la situación
espiritual.

CONSECUENCIAS PARA LA VIDA O SU CALIDAD


Entre las consecuencias de la eutanasia esta la legalización de ella que sería una
de las consecuencias más graves, una de ellas sería que se dejaría de apreciar la
aportación que han de hacer los ancianos y los incapacitados. La sensación de no
ser queridos, de suponer una carga para sus familias y un costo para la sociedad,
socavaría su autoestima. Lo que hoy es un derecho a la muerte, mañana se
convertiría en un deber de morir.

Se corrompería la relación entre médicos y pacientes. Los pacientes, en tantos


casos extremadamente vulnerables, tienen que poder confiar en los médicos. No
es fácil que confíen a menos que estén seguros de que los doctores nunca
estarán dispuestos a matarlos, y de que no tienen derecho alguno para
preguntarse si sus pacientes son dignos de recibir cuidado y tratamiento.

Además, si la eutanasia se legalizara y se presentara como una opción "rentable",


se debilitaría la motivación humanitaria para buscar formas verdaderamente
compasivas y eficaces de cuidar de los que sufren y de los moribundos. Una parte
sustancial de los recursos de los hospitales públicos se invierte en pacientes que
están en sus últimos años de vida. Es evidente el atractivo económico de la
eutanasia. Sería una peligrosa e insidiosa tentación.

Las difíciles circunstancias que provocan algunas enfermedades o una experiencia


familiar desagradable pueden ser causa de una posición personal a favor de la
eutanasia. Pero los casos extremos no generan leyes socialmente justas, por las
dificultades que estos mismos comportan. Los casos extremos son utilizados y
presentados como irresolubles, por lo que si hoy aceptamos matar
intencionadamente a un paciente como solución para un problema, mañana
podremos hallar una centena de problemas para los cuales matar sea la solución.
La eutanasia no resuelve los problemas del enfermo, sino que destruye a la
persona que tiene los problemas. Un antecedente de lo expuesto puede
considerarse en las consecuencias de la despenalización del aborto bajo los tres
supuestos o excepciones a la norma en la ley del aborto de 1985: por violación,
por malformaciones fetales o congénitas y por el peligro para la salud física o
psíquica de la madre. El peligro para la salud psíquica de la madre se ha
convertido en un cajón de sastre donde cabe todo ya que el 97,83% de los
motivos se acogen a este supuesto. Hoy ya nadie habla del derecho a la vida de
los no nacidos y el aborto se ha convertido en una práctica médico-social habitual
sin control legal alguno en los supuestos contemplados por la ley. Se habla del
control absoluto del acto eutanásico ante su despenalización pero la evidencia es
muy distinta pues el médico, si se despenaliza la eutanasia, tendrá impunidad para
matar sin que nadie se entere.

La eutanasia comportara una decadencia ética progresiva. Gonzalo Herranz


describe en cuatro fases las situaciones por la que pasaremos en caso de ser
despenalizada: Se presentara la eutanasia como un tratamiento que solo puede
aplicarse en ciertas situaciones clínicas extremas, sometidas a un control estricto
de la ley. Tras pocos casos, la reiteración de casos ira privando a la eutanasia de
su carácter excepcional. La habituación se producirá con la idea de que es una
intervención no carente de ventajas, e incluso una terapéutica aceptable. La
eutanasia le ganara falazmente la batalla a los cuidados paliativos por ser más
indolora, rápida, estética, y económica convirtiéndose para el enfermo en un
derecho exigible a una muerte dulce, para los allegados en una salida más
cómoda, para algunos médicos un recurso sencillo que ahorra tiempo y esfuerzos,
y para los gestores sanitarios una intervención de optimo cociente costo/eficacia.

Para aquellos profesionales que acepten la eutanasia voluntaria, la eutanasia


involuntaria se convertirá, por razones de coherencia moral, en una obligación
indeclinable. Esta fase con porta la eutanasia involuntaria. El medico razona que la
vida de ciertos pacientes capaces de decidir es tan carente de calidad, tienen tan
alto costo, que no son dignas de ser vividas. Es muy fácil expropiar al paciente de
su libertad de escoger seguir viviendo. Se generalizara este concepto a otros
enfermos y la eutanasia sustituirá a la medicina.
ESTADISTICAS GLOBALES Y NACIONALES LOCALES
En Oregón y en Holanda, la eutanasia y el suicidio médicamente asistido han sido
utilizados por una muy pequeña minoría de casos de enfermos terminales. La
información más reciente de Oregón nos muestra que sólo 9 de 10000 muertes
(0.009%) han ocurrido por suicidio médicamente asistido. En los Países Bajos,
inclusive después de 20 años de práctica e incluyendo la eutanasia involuntaria
(cuando falta el consentimiento contemporáneo del paciente o se violan las
medidas de protección), solamente el 3.4% de todas las muertes se han realizado
por eutanasia o suicidio médicamente asistido. Esta información nos hace ver que
en Oregón, más de 99% de todos los fallecimientos, y en Holanda, un número que
supera el 96% han ocurrido sin una actuación voluntaria de poner fin a la vida.
También es cierto, en contrapartida, que el número de pacientes holandeses que
preguntan por eutanasia es tres veces mayor al de aquellos que finalmente la
utilizan; pero incluyendo a estos pacientes, la eutanasia y el suicidio médicamente
asistido no juegan ningún papel en el 90% de los pacientes terminales. Por lo
tanto, si el objetivo de estas prácticas es mejorar la calidad del cuidado de
aquellas personas que se encuentran en los últimos momentos de su vida, la
batalla por legalizar la eutanasia resulta emocionalmente cargada de irrelevancia.

El 50% de los médicos en su mayoría anestesiólogos han recibido alguna vez en


su vida una propuesta de eutanasia de parte del paciente o sus familiares.
El 36% de estas solicitudes fueron hechas por los pacientes sin consentimiento de
sus familiares y 20% con el consentimiento.
32% proviene de los familiares sin consentimiento de los pacientes.

En las instituciones públicas se aceptó haber hecho con más frecuencia que en las
privadas una orientación sobre cómo realizar la eutanasia a pacientes o familiares.
Algunos médicos de diferentes ciudades como Bogotá Medellín y Cartagena
aceptaron haber efectuado la eutanasia y en la ciudad de Cali se obtuvo el mayor
número de prácticas. De Los Que Han Realizado La Eutanasia

10% la han hecho en forma activa


32% la han hecho en forma pasiva
8% han efectuado criptanasia (de forma que ni el paciente ni los familiares lo
autorizan) la mayoría de estos son de instituciones públicas. Como conclusiones
podríamos destacar que el tratamiento del dolor y su relación con la eutanasia son
de suma importancia ya que la mayoría de médicos relacionados con la práctica
de la eutanasia son anestesiólogos. Por lo tanto el conocimiento de la
farmacología y la disminución del dolor tal vez le brinde más confianza al paciente
para solicitar la eutanasia al anestesiólogo pues este se ve más comprometido con
la solución del dolor del paciente y al no poder llenar las expectativas y brindar una
solución integral considera como último camino esta opción.

Se reconoce en el paciente terminal un deseo de no morir cuando tiene asuntos


pendientes o simplemente por miedo a la muerte que es algo desconocido en
nuestra cultura y que solo por tradición sea asociado a eventos trágicos. Pero
otros expresan su deseo de no ser una carga para su familia y prefieren una
ortotanasia digna y se niegan a tratamientos, el caso de un profesor de una
universidad pública de Colombia, que después de muchos años de sacrificios y
trabajos pasando las crisis económicas en los años noventa y el cierre la
universidad pública en la que trabajaba, el cual logro salir adelante, pero en el
años 2001 en pleno ejercicio de su profesión con no más de 60 años presento una
enfermedad aguda que lo sometió como paciente Terminal, por su condición
decidió no atormentar a su familia con miles de intervenciones que alargaran su
vida innecesariamente y de paso perder todo por lo que había trabajado en su
vida, por lo cual decidió tomar el camino de la ortotanasia, ¿respetable decisión?.
¿Cómo también lo es el de la eutanasia que para otros enfermos que tal vez
tampoco tenga solución su caso?

Los médicos deben prestar nuestra atención integral y designar asistencia a


psicología y psiquiatría si es necesario tanto del paciente como de sus familiares,
ya que estas situaciones muchas veces son afrontables por quienes ven al frente
de la responsabilidad como familiar del enfermo pero hay personas que a veces
no ven y que son más vulnerables a los traumatismos psicógenos causados por
un estado de enfermedad Terminal o una muerte. Por lo tanto siempre deben
centrar la atención en los niños y adolescentes de las familias y recomendar
asesoría psicológica.

El tratamiento paliativo de la enfermedad Terminal Vs la eutanasia es algo que el


paciente está en derecho de discernir y si no lo puede hacer, algún familiar lo
podrá hacer, pero el médico a modo personal no podrá practicar la criptotanasia
pues por más dolor o sufrimiento que tenga un paciente sin la autorización
respectiva no pueden decidir por ellos mismos en este aspecto.

PROBLEMAS PRINCIPALES
RELIGIOSO

La institución que actualmente rechaza y combate a la eutanasia, es la Iglesia


católica, la cual ha realizado una serie de declaraciones al respecto a través de la
Comisión Permanente Episcopal: “Respetamos sinceramente la conciencia de las
personas, santuario en el que cada uno se encuentra con la voz suave y gente del
amor de Dios. No juzgamos el interior de nadie.

Comprendemos también que determinados condicionamientos psicológicos,


culturales y sociales pueden llevar a realizar acciones que contradicen
radicalmente la inclinación innata de cada uno a la vida, atenuando o anulando la
responsabilidad subjetiva. Pero no se puede negar la existencia de una batalla
jurídica y publicitaria, con el fin de obtener el reconocimiento del llamado ‘derecho
a la muerte digna’, es esta postura pública la que tenemos que enjuiciar y
denunciar como equivocada en sí misma y peligrosa para la convivencia social.
Una cosa son la conciencia y las decisiones personales y otra lo que se propone
como criterio ético legal para regular las relaciones entre los ciudadano”.

La Iglesia católica considera que el aprecio por toda vida humana fue un progreso
introducido por el cristianismo, lo que supone que se vive en la actualidad es un
retroceso. Un retroceso que hay que colocar en lo que el Papa denomina “cultura
de la muerte”. De esta manera, la Iglesia considera a la eutanasia como aquella
actuación cuyo objeto es causar la muerte a un ser humano para evitarles
sufrimientos, bien a petición de éste, bien por considerar que su vida carece de
calidad mínima para que merezca el calificativo de digna. Esta práctica convertiría
a la eutanasia en una forma de homicidio, pues implica que un hombre da muerte
a otro, ya mediante un acto positivo, ya mediante la omisión de la atención y
cuidados debidos. De la eutanasia, así entendida, el Papa Juan Pablo II enseña
solemnemente: ‘De acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y en comunión
con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave
violación de la Ley de Dios en cuanto eliminación deliberada y moralmente
inaceptable de una persona humana’.

POLITICO

Actualmente, la eutanasia se transformó en una problemática que conjuga un


dilema jurídico y moral. Un dato certero es el que demuestra el aumento, en los
últimos años, del número de asociaciones pro-eutanasia, desplegando una intensa
actividad divulgativa y reivindicativa a favor del derecho individual de las personas
para elegir sobre su propia vida. Al mismo tiempo, estas asociaciones se ven
combatidas por la “cruzada a favor de la vida” encabezada por las organizaciones
religiosas.

Diversas asociaciones han luchado contra los que defienden la posibilidad de


elegir una muerte digna. Los argumentos que legitiman a estos grupos oscilan
entre el respeto a la voluntad divina hasta el miedo a crear lagunas jurídicas que
proporcionen impunidad a posibles asesinatos. Los debates sobre la eutanasia
generalmente terminan siendo dominados por prejuicios morales, religiosos,
emocionales, etc.
Sin cuestionar los diferentes puntos de vista, cabría preguntarse: ¿se le puede
aplicar la eutanasia o asesoramiento en su suicidio a un enfermo terminal, que
considere que su vida no es razón suficiente para soportar un dolor intratable, la
pérdida de dignidad o la pérdida de importantes facultades, y que pide
repetidamente ayuda para morir, siendo consciente y sin estar en capacidad de
fingir una depresión?
La problemática de la eutanasia conjuga y enfrenta diversos posicionamientos
frente a los derechos humanos. En este sentido, numerosas asociaciones pro
eutanasia han comenzado una campaña de concientización de la sociedad, para
que ésta reconozca el derecho de cada individuo a decidir sobre su propia vida.
Por otro lado, otro sector de la sociedad, encabezado por las asociaciones
religiosas, se opone drásticamente a la legalización de la eutanasia. En la
actualidad, la eutanasia se ha convertido en una ardua batalla de carácter político.

PROBLEMÁTICA BIOÉTICA
La ética es la parte de la Filosofía que estudia la bondad o la malicia intrínseca de
los actos y de las conductas humanas. La ética debe apoyarse en la racionalidad y
en el terreno filosófico, y no en la religión, el derecho o los códigos deontológicos.
Lo ético puede no ser legal (por ejemplo, la eutanasia es considerada una
actuación éticamente correcta para determinadas personas, pero es ilegal en casi
todos los países) y lo legal puede no ser ético (por ejemplo, la pena de muerte es
una acción contraria a la ética para amplios sectores sociales, pero está
legalmente constituida en varios países).

La deontología y la ley no deben ser un instrumento adecuado para definir lo


conveniente o lo correcto ante un caso concreto, no se debe “judicializar” la vida
de las personas, a no ser que se quiera conseguir una forma de totalitarismo ,
aunque sí será necesario legislar unos mínimos éticos aceptados por todos, los
principios éticos legales, y exigibles a todos por igual. Ninguna ideología ni
ninguna creencia religiosa deben imperar en una sociedad plural y secularizada,
donde deben tener cabida todas las corrientes ideológicas, con la condición de
que respeten la dignidad de las personas y los derechos humanos.

La Medicina, como es fácil de suponer, desde los tiempos más remotos, desde su
inicio, ha estado relacionada con la ética, ya que su objetivo, por encima de
cualquier otro, siempre ha sido conseguir el bien del ser humano enfermo. El
término “bioética” procede del griego: “bios” (vida) y “ethos” (comportamiento,
costumbre). El objetivo principal de la bioética es por tanto el estudio de la relación
existente entre la vida y los principios o pautas de la conducta humana. La palabra
“bioética” es un neologismo que aparece por primera vez en el año 1971, en el
libro del oncólogo norteamericano Van Potter titulado Bioethics: a Bridge to the
F u t u r e (“Bioética: un puente al futuro”); este autor la define como “la disciplina
que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos”.
En la práctica, el objetivo de la bioética, en lo que respecta a la Medicina, será la
búsqueda de soluciones concretas a casos clínicos concretos, siempre que se
originen conflictos entre valores. La bioética entrará en acción cuando aparezca la
posibilidad de elegir entre dos o más opciones, que a veces podrán ser
completamente contradictorias. El dilema consiste en buscar la forma más
adecuada para tomar las decisiones correctas, es decir, cómo elegir entre lo
correcto y lo incorrecto, cómo diferenciar lo que es bueno de lo que es malo.
Cuando entran en juego los problemas esenciales de la vida y la muerte, la
responsabilidad aumenta y esta búsqueda se hace más complicada. Para
encontrar la solución al dilema que se plantea se debe actuar con libertad, pero no
de forma empírica o intuitiva, sino con prudencia, con un método adecuado y en
un abordaje interdisciplinario, ya que todas las ramas del saber que tienen por
objeto al ser humano tienen elementos que aportar en la búsqueda de soluciones,
de ahí deriva la importancia de la constitución de “comités de bioética” en los
centros hospitalarios, una de cuyas misiones será la de orientar y ayudar a los
profesionales sanitarios en la solución de estos problemas.

La ética médica, a lo largo de toda su historia, siempre consideró que el personal


sanitario sólo estaba obligado a conseguir el máximo beneficio del enfermo y que
no tenía sentido preocuparse por otros motivos. En las últimas décadas, el juicio
moral de un acto médico ha variado; entre sus objetivos, además de conseguir el
máximo beneficio del enfermo, se debe tener en cuenta otras dimensiones o
aspectos:

—Las preferencias del paciente: puede que “lo mejor” para nosotros, personal
sanitario, no coincida con “lo mejor” para el paciente, y sería ilícito imponer nuestra
propia idea del bien a otras personas.
—La calidad de vida subjetiva.
—Los factores sociales y económicos.
—El bien de la sociedad en su conjunto.
PRINCIPIOS BIOÉTICOS

Para resolver el problema de los conflictos que aparecen en el momento de tomar


las decisiones en el área biomédica, surge la bioética de orientación principalista
basada en “Los Cuatro Principios” formulados por Beauchamp y Childress. La
bioética principalista consiste en conseguir un método sistemático de reflexión que
permita elegir una solución correcta ante un dilema bioético. En el año 1979, estos
dos autores norteamericanos, basándose en el “Informe Belmont”, que fue
encargado en el año 1974 por el Congreso Norteamericano para elaborar una guía
acerca de los procedimientos éticos que debían regir la investigación con seres
humanos y dado a conocer en el año 1978, publicaron un libro titulado Principles
of Biomedical Ethics (“Principios de Ética Biomédica”).

El contenido de esta obra se divide en tres partes fundamentales:

—Estudio de las principales corrientes éticas, dando importancia a los elementos


más constructivos de las mismas.

—Propuesta de unos llamados “principios”, considerados como una pauta o guía


útil en la práctica diaria para la toma de decisiones ante casos complejos que
puedan dar lugar a discrepancias. Constituye la parte central de la obra.

—Las llamadas “virtudes” que debería poseer el profesional sanitario para una
atención correcta, integral y humanizada del individuo enfermo, que, a diferencia
de los principios, no serían obligaciones éticas. Se refieren, entre otras, a la
compasión, a la capacidad de discernir sobre qué es lo relevante en cada
circunstancia, a la integridad, a la empatía, a la prudencia en el momento de tomar
las decisiones, etc.
Los principios bioéticos que propusieron eran: beneficencia, no-maleficencia,
autonomía y justicia.

El principio bioético más elemental y sobre el que se basan los enumerados


anteriormente es el “respeto a la dignidad de la persona”, basado en un enfoque
integral y humanista de la asistencia sanitaria.

Principio de Beneficencia: manda hacer el bien. Es el principio más evidente de


todos ya que el personal sanitario ha sido educado y formado para hacer el bien,
no sólo al individuo enfermo, sino a la sociedad en su conjunto. Se basa en que
los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que se apliquen deben beneficiar al
paciente, es decir, ser seguros y efectivos.

Principio de no-maleficencia: se basa en el principio hipocrático de Primum non


nocere, es decir, “ante todo, no hacer daño”. También es un principio muy
evidente porque ningún profesional sanitario deberá utilizar sus conocimientos o
su situación para ocasionar perjuicios al enfermo. En la práctica se refiere a que el
balance entre los beneficios y los riesgos de cualquier actuación médica debe ser
siempre a favor de los beneficios.

Principio de autonomía: se refiere a la capacidad que tiene el enfermo para


decidir, siempre que exprese su deseo. Al contrario que los anteriores, es un
principio que siempre ha estado ausente de la tradición médica, a pesar de la gran
importancia que ha adquirido en los últimos años; durante muchos siglos el
paciente nunca ha participado en la toma de decisiones y el médico era quien
decidía; el deber del médico era “hacer el bien” al paciente, y el de éste, aceptarlo.
El enfermo, por el mero hecho de serlo, carecía de capacidad para elegir.
 Este principio es sumamente importante porque:
—Obliga a informar al enfermo, si así lo desea, sobre el diagnóstico, pronóstico y
posibilidades terapéuticas, con sus riesgos y beneficios.
—Permite al enfermo rechazar todo tipo de tratamiento o elegir uno distinto al
propuesto.
—Debería permitir al enfermo, dentro de lo posible y con las limitaciones legales
vigentes, elegir el momento, lugar y forma de su muerte.
Para promover este principio se ha propugnando el llamado “consentimiento
informado” como forma de garantizar que el paciente ha recibido una información
adecuada sobre el acto médico a aplicar y que manifiesta su acuerdo. El
consentimiento informado es tanto más importante cuanto mayor sean los riesgos
del tratamiento propuesto o de la técnica de exploración a la que se someta y
cuantas más posibilidades existan de fracaso. El “Manual de Ética” del Colegio de
Médicos Americanos lo define de la siguiente manera: “El consentimiento
informado consiste en la explicación a un paciente atento y mentalmente
competente de la naturaleza de su enfermedad, así como el balance entre los
efectos de la misma y los riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos
recomendados, para a continuación solicitarle su aprobación para ser sometido a
estos procedimientos.

La presentación de la información al paciente debe ser comprensible y no


sesgada; la colaboración del paciente debe ser conseguida sin coerción; el médico
no debe sacar partido de su potencial dominio psicológico sobre el paciente”. Esta
definición, aunque contiene todos los elementos necesarios para la correcta
aplicación del consentimiento informado, tiene un pequeño fallo, es incompleta, ya
que donde cita a los procedimientos terapéuticos, debería añadir también a las
técnicas de diagnóstico.

Principio de Justicia: este principio se basa en dos hechos:


—Todas las personas, por el mero hecho de serlo, tienen la misma dignidad,
independientemente de cualquier circunstancia, y por tanto, son merecedoras de
igual consideración y respeto.

—Hay que luchar por una distribución justa y equitativa de los siempre limitados
recursos sanitarios para conseguir el máximo beneficio en la comunidad, evitando
desigualdades en la asistencia sanitaria. Este principio convierte al personal
sanitario en gestor y administrador de los recursos y de los servicios, que deberá
utilizar de una forma efectiva y eficiente, evitando actuaciones sanitarias
inadecuadas.

Estos cuatro principios adquirieron rápidamente una gran importancia, ya que


resultaron muy útiles para los profesionales sanitarios que no eran expertos en
cuestiones de bioética y que actuaban generalmente de forma empírica o intuitiva
ante cualquier dilema moral que aparecía en su labor diaria con el enfermo.

Durante muchos siglos, los principios éticos más relevantes en la actuación


sanitaria han sido los de beneficencia y no-maleficencia, dando lugar a un
paternalismo autoritario, bien intencionado y aceptado por la sociedad. En las
últimas décadas, los principios de autonomía y de justicia cada vez adquieren
mayor relevancia, sobre todo en los países anglosajones.

Entre estos cuatro principios los autores no establecieron ningún orden jerárquico,
insistiendo en que todos tienen la misma fuerza y son de aplicación obligatoria,
aunque no absolutos, ya que hay excepciones. Cada caso concreto permitirá la
negociación, es decir, sólo las circunstancias podrán establecer un orden
jerárquico entre ellos. Un ejemplo que aparece con determinada frecuencia en la
práctica de los cuidados paliativos sería el siguiente: atendiendo al principio de no-
maleficencia, ocasionar la muerte es algo que en principio se considera siempre
moralmente incorrecto y por tanto contrario a la ética médica, pero en
determinadas circunstancias, administrar fármacos que puedan adelantar la
muerte (“principio del doble efecto”) puede tenerse en cuenta cuando interviene la
autonomía del paciente en una situación de sufrimiento muy intenso.

PROBLEMÁTICA ETICA
En el juramento hipocrático podemos encontrar los principios éticos por los cuales
los médicos deben regirse, aunque más concretamente los encontramos en la
Carta de los Derechos de los Enfermos, en la cual se hace referencia al derecho a
una muerte digna. Entre los principios éticos que aquí se manifiestan se
encuentran los de no maleficencia, de beneficencia y autonomía. Si partimos del
principio de no maleficencia, la práctica de la eutanasia no sería posible pues este
principio implica que el médico no puede usar sus conocimientos para
producir daño al enfermo y por lo tanto no podría producirle un daño irreversible
como es la muerte. En cuanto al principio de beneficencia, este implica que el
médico debe buscar en todo momento la cura del enfermo poniendo a su
disposición todos sus conocimientos. Por tanto el médico no podría causarle la
muerte en tanto que no supone mejoría ni cura para el paciente. El problema
surge con los pacientes incurables o terminales, a los que este principio no parece
afectar ya que su enfermedad no tiene cura y su destino es la muerte. La cuestión
es si esa muerte, que ocurriría a corto o a largo plazo, se podría adelantar para
evitar el sufrimiento innecesario del enfermo. Uno de los principios más
importantes en el tema de la eutanasia es el principio de autonomía del enfermo,
que ensalza la capacidad de decisión del paciente. Según este principio las
opiniones y decisiones del enfermo deben ser respetadas en todo momento, ya
que son expresión de la autonomía inherente a todo ser humano. El enfermo
tendría la capacidad de decidir si desea que le mantengan con vida o no, siempre
que no se trate de una persona con la capacidad de conocimiento disminuida,
pero para esto es de vital importancia que el paciente sea informado debidamente
por el médico de su situación. La Bioética tiene también unos principios jurídicos
que la sustentan, como son el principio de la santidad y calidad de la vida, que
defienden que la vida es digna de protección y respeto con independencia de las
circunstancias en que se viva. Estos principios suponen una gran barrera a la
eutanasia, que sería considerada como la violación más grave a los mismos. Por
el contrario, el principio de calidad de la vida puede emplearse a favor de la
eutanasia pues prescribe el derecho de todo ser humano a un cierto nivel de vida.
De esta forma, y apoyándose también en el principio de autonomía de la voluntad,
podría defenderse que una persona en unas circunstancias en las que su calidad
de vida se haya deteriorado mucho y en la que no existieran posibilidades de
mejora, pudiera exigir que se pusiera fin a su vida.
NORMAS MUNDIALES

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento declarativo


adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217
el 10 de diciembre de 1948 en París; en ésta se recogen en sus 30 artículos
los derechos humanos considerados básicos, a partir de la carta de San Francisco
(26 de junio de 1945). La unión de esta declaración y los Pactos Internacionales
de Derechos Humanos y sus Protocolos comprende lo que se ha denominado
la Carta Internacional de Derechos Humanos. Mientras que la Declaración
constituye, generalmente, un documento orientativo, los Pactos son tratados
internacionales que obligan a los Estados firmantes a cumplirlos.

El preámbulo como parte expositiva que precede un documento legal, también


llamado exposición de motivos o considerandos, no forma parte de la norma, ni es
obligatoria, según se acepta habitualmente, pero se emplea para el análisis e
interpretación de las intenciones de la misma. Constituye, por lo tanto una
importante fuente interpretativa y síntesis de la Declaración. Particularmente el
Preámbulo de la DUDH fue redactado al final, cuando ya eran conocidos todos los
derechos que serían incluidos en el texto definitivo.

Artículos 1 y 2
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración,
sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la
condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un
territorio bajo administración fiduciaria, no autónoma o sometida a cualquier otra
limitación de soberanía.

Los derechos quedan enunciados en los artículos del 3 al 27, y pueden


clasificarse, según René Cassin, como sigue:

Los artículos del 3 al 11 recogen derechos de carácter personal.

Los artículos 12 a 17 recogen derechos del individuo en relación con la


comunidad.

Los artículos 18 a 21 recogen derechos de pensamiento, de conciencia, de religión


y libertades políticas.

Los artículos 22 a 27 derechos económicos, sociales y culturales.

Artículos del 28 al 30 recogen las condiciones y límites con que estos derechos
deben ejercerse.

IMPORTANCIA

Aunque no es un documento obligatorio o vinculante para los Estados, sirvió como


base para la creación de las dos convenciones internacionales de la ONU,
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, pactos que fueron adoptados por la
Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de
diciembre de 1976.4 Sigue siendo citada ampliamente por profesores
universitarios, abogados defensores y por tribunales constitucionales.
NORMAS NACIONALES

SENTENCIA C-239/97

Sea lo primero aclarar que la Eutanasia, es el acto por medio del cual se le ayuda
a una persona a morir dignamente. Realizada la anterior aclaración hago
referencia a que el objeto de la sentencia C-239 /97, fue de decidir la demanda de
inconstitucionalidad presentada por el ciudadano JOSE EURIPIDES PARRA
PARRA. Contra el artículo 326 del Decreto ley 100 de 1980, código penal vigente
para esa época, en el cual se establecía una pena menor para el homicidio por
piedad, en comparación con los demás tipos penales del homicidio, el
demandante sustenta su petición en el supuesto que la Vida es un Derecho
inviolable –de Rango Constitucional- además manifiesta que la norma demandada
es contraria al Derecho a la Igualdad – también de rango Constitucional- pues
claramente discriminaba a las personas con enfermedades terminales, en el
entendido que éstas tenían menos valor para el Estado que aquellos que gozaban
de salud, indicando entre otros que la mínima sanción establecida en la norma
constituía una autorización para matar.

La Honorable Corte Constitucional para decidir tuvo en cuenta entre otras, las
siguientes consideraciones:

1. Que la vida no es un derecho absoluto sino relativo, por cuanto en nuestro


ordenamiento jurídico, existen circunstancias o casos en los cuales, el acto de
matar a otra persona no es objeto de sanción penal, como por ejemplo cuando se
obra en legítima defensa, en estado de necesidad o en la guerra.

2. Respecto al Derecho de la Igualdad advierte la Corte, no se desconoce en nada


el precitado derecho siendo analizado desde dos aspectos:
1) El sujeto activo de la conducta. El homicidio por piedad, comporta fines
altruistas y es precisamente esa motivación la que permitió la creación de una
sanción más benévola respecto a los otros tipos de homicidio, pues sancionar al
sujeto que mate por piedad con la misma pena, que a quien mata con motivos
económicos seria no solamente un acto desigual si no desproporcional e injusto.
2) Respecto del sujeto pasivo – enfermo terminal - a quien además se le
respetan otros derechos de rango Constitucional como el de la Dignidad Humana,
que adquiere especial relevancia por cuanto se torna en principio fundante en un
Estado Social de Derecho al ser presupuesto esencial para lograr la efectividad de
todos los demás derechos contemplados en la carta política puesto que la vida no
puede reducirse la simple subsistencia si no que significa vivir en adecuadas
condiciones de dignidad.

3. El Derecho a la autonomía o libre desarrollo de la personalidad. Le permite


al ser humano auto determinarse y decidir en este caso –enfermedad terminal-, si
las condiciones o padecimiento de sus aflicciones son indignas, y es él, quien en
ultimas, deberá a decidir si continua con su existencia en dichas condiciones o
muere dignamente. Ahora bien, indica la Corte que el estado no puede oponerse a
la decisión del individuo, que solicita le ayuden a morir, cuando sufre una
enfermedad terminal que le produce dolores insoportables incompatibles con su
idea de vida dignidad, pues en este caso no estaría optando entre la muerte y
muchos años de vida plena, sino entre morir en condiciones que el escoge o morir
poco tiempo después en circunstancias dolorosas y que él juzga indignas.

4. Principio de la Solidaridad. Respecto de quien presta la ayuda para ejecutar


la voluntad del moribundo, el alto tribunal manifestó que en desarrollo del Principio
de Solidaridad –art.1º y 95 de la CN- todos los habitantes del territorio nacional
estamos obligados a darnos ayuda mutua, razón por la cual en el caso de
homicidio por piedad consentido por el enfermo terminal que padece de grandes
dolencias, el acto carece de antijuridicidad, por cuanto no se realiza por la decisión
personal de suprimir una vida sino que es un acto de bondad, consistente acatar y
cumplir la voluntad del enfermo terminal y ayudarlo a morir dignamente, evitándole
más sufrimiento, por ende el sujeto activo no puede ser objeto de sanción penal.

Advierte la corte que los únicos que en ultimas podrían ser sujetos activos son los
médicos, por cuanto ellos conocen del estado real de salud del enfermo y de las
opciones reales de vida que este posee. Además establece una serie de requisitos
o presupuestos a tener en cuenta, como lo son entre otros:
1) Verificación rigurosa por personas competentes de la salud del paciente,
madurez de su juicio y de la voluntad inequívoca de morir.
2) Indicación clara de las personas que deben intervenir en el proceso.
3) Circunstancias y personas ante las cuales el enfermo terminal debe manifestar
su voluntad de morir.
4) Medidas que deben ser usadas por quien realice el procedimiento para obtener
el resultado filantrópico. Para lo cual exhortó al legislador quien es el competente
para que reglamente el tema materia de estudio.
SENTENCIA T-970/14

El 15 de diciembre del año 2014 la Sala Novena de Revisión Constitucional de


esta Corporación emitió la Sentencia T-970 de 2014 en el cual se impartieron una
serie de ordenes en las que se incluyen unas dirigidas al Ministerio de Salud, al
término de 30 días contados a partir de esta comunicación emite una directriz y
dispone a todo lo necesario Hospitales, clínicas, IPS, EPS y en demás prestadores
de servicios de salud conforme el comité interdisciplinario de que trata esta
sentencia y que cumplan con la obligaciones emitidas en esta decisión, el
Ministerio le debe sugerir a los médicos un protocolo médico que será discutido
por expertos en diferentes disciplinas que servirá como referente para los
procedimientos tendientes a garantizar el derecho a morir dignamente.

En la sentencia T-970 del 2014 se emitieron dos órdenes al Ministerio:

1. Crear una directriz para que los Comités Interdisciplinarios operen en todas
las instituciones prestadoras del servicio de salud
2. Elaborar un protocolo medico de carácter netamente científico que sirva
como guía para los médicos

El papel del Ministerio es de gobierno, esta sentencia ya definió el


procedimiento que los médicos deben cumplir para la garantizar la plena
vigencia del derecho a la muerte digna.

La corte sostuvo que para satisfacer el derecho a la muerte digna deben


concurrir elementos objetivos y subjetivos.

-objetivos: indican que dependen de criterios médicos y científicos


-subjetivos: es la voluntad del paciente y lo que él considera es dignidad
de vida
Objetivos:

a) Padecimientos de una enfermedad terminal dictaminada por un


médico: no basta lo que el sujeto pasivo indique sin tener una
conocimiento técnico que padece una enfermedad terminal, la
autonomía de la persona se restringe pues lo que persigue con ese
requisito es delimitar la garantía constitucional y evitar el uso indebidos
de la misma, la orden de una enfermedad terminal debe ser calificada
por un experto como terminal pero además debe producir intenso dolor y
sufrimiento.

Subjetivos:

a) Enfermedad que cause dolores intensos: nadie más que el propio


paciente sabe que algo le causa sufrimiento de tal modo que hace
incompatible en su idea de dignidad, los dolores medicamente
pueden ser de muchas clases y la falta de acuerdo médico para
llevar a la vulneración de los derechos del paciente, el papel del
médico es indispensable, acá la voluntad del paciente es la que
determina que tan indigno es el sufrimiento causado, aunado a los
exámenes médicos.

b) Consentimiento libre, informado e inequívoco:

El consentimiento libre: quiere decir que no existe presiones de


terceros sobre la decisión, que esta sea la genuina voluntad del
paciente de poner fin al intenso dolor que padece

-el consentimiento debe ser informado: motivo por el cual los


especialistas deben brindar a la paciente y a la familia toda la
información necesaria para que no se tomen decisiones apresuradas
pues de lo que se trata es de disponer de la vida misma del ser
humano.

-el consentimiento tendrá que ser inequívoco: pues con esta


decisión lo que pretende es la protección de la vida del paciente, se
busca asegurar que la decisión del paciente de provocar su muerte
sea consistente y sostenida y que no sea producto de episodios
anímicos críticos o depresivos.

Para que este consentimiento goce de estos atributos la Coste


considero que debía optarse por dos vías para garantizar la promesa

a) Creación por parte de Ministerio de Salud de un Comité


Técnico Científico de acompañamiento de estos casos: el
Comité servirá de acompañamientos al paciente y a su familia
durante el proceso, la Corte ordenara al Ministerio de Salud una
directriz a todos los hospitales, clínicas IPS, EPS; y demás
prestadores de servicios de salud que por medio de un grupo de
expertos interdisciplinarios que tienen que cumplir varias
funciones en estos casos de morir dignamente. El Comité debe
acompañar a la familia del paciente y al paciente en ayuda
sicológica, médica y social para que la decisión no genere efectos
negativos en el núcleo familiar, esta atención debe ser constante
durante la fases de decisión y ejecución del procedimiento
orientado a hacer efectivo el derecho. El comité debe vigilar que
el procedimiento se desarrolle respetando los términos de esta
sentencia y la imparcialidad de quienes interviene en el proceso,
en casos de que haya una irregularidad se debe suspender los
procedimientos y poner en conocimiento a las autoridades
competentes la posible comisión de una falta o de un delito.
El Ministerio deberá sugerir a los medico un protocolo médico que
será discutido por expertos de distintas disciplinas para garantizar
el derecho de morir dignamente.

b) Procedimiento para garantizar la voluntad del paciente:


cuando se constate que la persona padece una enfermedad
terminal que le causa dolores intensos, la persona tendrá derecho
de manifestar su deseo de morir, esa voluntad es recibida por el
medico quien convocara el comité científico interdisciplinario para
que comience su actividad, una vez expresada la intención de
morir el médico o el comité deberá en una plazo razonable no
superior a 10 días preguntar al paciente si su decisión a un está
en pie. En caso que así sea el procedimiento será programado en
el menor tiempo posible no superior a 15 días, en cualquier
momento el paciente podar desistir de su decisión y con ello
activar las prácticas médicas como los cuidados paliativos en los
términos de la Sentencias C-233 de 2014.

La voluntad del paciente podrá ser expresada formal (escrito) y


así también informalmente (de manera verbal)

El consentimiento podrá se sustituto esto quiere decir cuando la


persona sufre una enfermedad terminal en donde se encuentra
en la imposibilidad fáctica para manifestar su consentimiento, en
este caso la familia podrá sustituir su consentimiento.

Una vez garantizado el derecho a la muerte digna el Comité


deberá enviar un documento al Ministerio de Salud en el cal
reporte todos los hechos y condiciones que rodearon el
procedimiento.
A lo establecido en esta Sentencia los médicos y los prestadores
de salud en general son los principales obligados respecto a la
aplicación de los procedimientos orientados a hacer efectiva la
voluntad del paciente de ejercer su derecho a morir dignamente.

En el caso de los profesionales de la salud encargados de


intervenir en el procedimiento, las convicciones personales que
pueden oponerse en el cumplimiento de este deber, no debe ser
un obstáculo para la plena vigencia de los derechos
fundamentales del paciente, si se presenta este evento dentro de
las 24 horas el medico por escrito de be argumentar sus razones
por la cual al realizar este procedimiento va en contravía de sus
convicciones personales y debe reasignarse otro profesional de la
salud. (Corte Constitucional Sala Novena de Revisión, 2014)
CODIGO ETICO DE ENFERMERIA RELACIONADO CON LA EUTANASIA

PRINCIPIOS ETICOS DE ENFERMERIA

Según la ley 266 de 1996 en donde se reglamenta la profesión de enfermería en


Colombia y los principios específicos de la práctica de enfermería podemos llegar
a asegurar que la práctica de la eutanasia como un medio definitivo tiene el
siguiente análisis:

“La práctica de enfermería se fundamenta en general en los principios éticos y


morales y en el respeto de los Derechos Humanos”

Integralidad: El proceso de cuidado de enfermería en el paciente terminal debe


ser un proceso dinámico en donde la preservación de la vida prime por medio de
la calidad y de un óptimo cuidado, cuidado que en lo ideal debería ser enfocado no
solo al encarnicimiento terapéutico y a la rutina hospitalaria en la que se ven
involucrados estos pacientes si no enfocado en el cuidado a principios específicos
de la práctica de enfermería.

Individualidad: El cuidado de enfermería que tiene en cuenta las características


socioculturales, históricas y los valores de la persona, familia y comunidad que
atiende en este principio prima la opinión del paciente, que en un estado de
capacidad mental tiene el derecho de expresarse y pedir la optimización y el
enfoque adecuado para la atención de sus necesidades, en la práctica de la
eutanasia es interesante llevar este punto a análisis, en donde muchas personas
que escogieron este camino de terminar con su existencia aseguraban ser una
carga social y dependiente de su entorno y familia

Dialogicidad: La dialogicidad independientemente del compromiso del estado de


salud del paciente, siempre debe estar presente tanto con el paciente como con su
familia, esta comunicación dará frutos asertivos que encaminaran la expresión con
libertad actitudes de confianza del paciente quien manifestara con más facilidad
sus necesidades y expectativas de cuidado.

Calidad: La calidad del cuidado de enfermería en el acompañamiento del paciente


terminal que piensa en escoger como última opción la eutanasia es muy
importante ya que conlleva el enfrentamiento al componente biopsicosocial del
paciente y su entorno, y lo más importante la calidad frente a la educación y
acompañamiento a la familia (cuidando al cuidador) quienes tienen un papel vital
en la integralidad del paciente terminal, la calidad se refleja con la satisfacción del
profesional de enfermería y la satisfacción del paciente.

Continuidad: El cuidado debe ser continuo en lo posible sin interrupciones, estos


pacientes que piensan en una opción como la eutanasia tienden a tener muchos
estados fluctuantes de ánimo en donde si no se brinda el adecuado y continuo
cuidado al paciente y su familia toman una decisión errónea escudándose en su
autonomía.

Los cuidados paliativos cobran una gran importancia en la optimización de la


calidad de vida de estos pacientes, La responsabilidad moral del equipo de salud
recae sobre el proceso de toma de decisiones que se adoptan para aliviar el
sufrimiento y no tanto sobre el resultado de su intervención en términos de vida o
muerte.
GRUPO A FAVOR

Para apoyar la eutanasia es necesario realizar un análisis profundo y reflexivo al


respecto, sin dejarse influir por las concepciones morales y religiosas que cada
uno de nosotros posee, lo cual es sin duda difícil, pero consideramos que al existir
un derecho a la vida y todo cuanto ello implica, la dignidad y libertad de la persona
humana, es también imprescindible que exista un derecho a morir dignamente y
esto se traduce en la eutanasia positiva, que es una salida válida para un enfermo
terminal que ya no desea sufrir más, es una decisión íntima y personal, que sólo
corresponde tomar a la persona en cuestión. La vida es el valor esencial y debe
ser protegida por el Estado con todos los medios posibles, pero no podemos dejar
de lado la parte humana del tema y ser honestos al señalar que la muerte debe
ser lo menos traumática y dolorosa posible y esta alternativa ofrece la eutanasia,
la cual dista de ser un crimen, sus motivos son de misericordia tanto para el que
sufre como para aquellos que lo rodean.

La persona, como paciente, tiene el máximo derecho en la toma de decisiones


médicas que a ella se refieran. La vida, en determinadas condiciones, puede llegar
a ser indigna; condición que quebrantaría el derecho de la dignidad humana. No
hay razón para aceptar una forma de existencia limitada, en la que son
sacrificados familiares y amigos y hasta la propia persona. Una vida que no se
puede vivir no es un privilegio, es un castigo. Que hace del ser humano tan sólo
un caso clínico de interés. No es justo el someter al hombre a dolorosas
situaciones, cuando se tiene el poder de evitarlo.
DOCTOR MUERTE COLOMBIANO

El doctor Gustavo Quintana ha hecho más de 230 eutanasias en Colombia y eso


lo hace una autoridad en el tema. Su nombre vuelve a sonar ahora que el
Ministerio de Salud emitió una resolución que regula el derecho a morir
dignamente y dispone a un comité científico evaluar la voluntad del paciente o de
sus familiares. “Yo no estoy de acuerdo con eso, un desahuciado tiene todo el
derecho de escoger cómo quiere morir, sin tener que consultárselo a nadie, eso
viola el secreto profesional con el médico. Ahora bien, si un psiquiatra o un
abogado llega a objetar el procedimiento, la apelación va a tardar al menos un
año, cuando ya la persona esté muerta. Eso no tiene sentido”.

El médico de la Universidad Nacional empezó a practicar eutanasias hace 34


años, luego de sufrir un accidente automovilístico que le comprometió la médula
espinal. “Le dije a mis colegas: ‘Si voy a quedar cuadripléjico no me ha hagan
nada, déjenme morir’. Eso me hizo entender que finalmente uno es dueño de su
vida”, cuenta. Dos meses después ayudó a morir a la mamá de una amiga a quien
le diagnosticaron un cáncer cerebral. “Era una mujer bellísima y un día fui a
visitarla y encontré a una persona en posición fetal, que pesaba menos de 30
kilos, un guiñapo humano. Le pregunté a su hija por qué dejaba que la vieran en
esa condición, eso no se compadecía ni con su orgullo ni con su dignidad”.

Antes de practicar una eutanasia, el doctor Quintana cumple con un protocolo


simple. El primer paso es conocer al paciente y “amarlo, para entender por qué se
quiere morir”. El procedimiento dura solo nueve minutos. Lo primero que hace es
canalizar la vena y aplicarle un anestésico. Luego le inyecta un medicamento que
detiene el corazón. El oxígeno que hay en la sangre se empieza a agotar y los
procesos metabólicos dejan de funcionar. “Lo que ven los familiares es que el
paciente se queda dormido tranquilamente como cuando va a entrar a una cirugía,
no hay ningún tipo de dolor”.

Lo apodan el “doctor Muerte”, y eso no lo ofende. “Miren mi cara, yo soy un


hombre bueno que entiende el dolor de sus pacientes, los toma de la mano y les
ayuda a cruzar el umbral”. Muchos lo ven como un bicho raro pero asegura que no
hay morbo en lo que hace. Es, ante todo, muy práctico. Habla despacio, con
tranquilidad, como si las 230 eutanasias que ha practicado no lo atormentaran.
Asegura que no siente culpa ni se considera un enviado de Dios. En su juventud
estuvo a punto de ser sacerdote, entró al Seminario Mayor e incluso alcanzó a
tener sotana, pero el maestro de novicios le recomendó colgar los hábitos. “Yo era
un adolescente muy bonito, muchos estaban enamorados de mí y eso era un
problema”. Ahora es agnóstico. “Mi religión es hacer el bien. La Iglesia respeta mi
pensamiento, al Dios misericordioso no tiene por qué gustarle el sufrimiento de un
moribundo”, dice Gustavo, quien confiesa que le ha aplicado la eutanasia a varios
curas.

Pese a su oficio nunca ha estado ante los estrados judiciales. Sabe que colegas
suyos le han pedido al fiscal investigarlo y él les responde que le lleven el cuerpo
del delito. “La Corte Constitucional estableció que la vida es un derecho y que
cada cual puede disponer de ella”. El procurador Alejandro Ordóñez lo llamó
“asesino”: “Pienso que se le fueron las luces, un asesino es quien le quita la vida a
alguien que la quiere mantener, yo no hago eso. Siempre es el paciente el que me
dice: ‘Doctor, no quiero seguir viviendo, ayúdeme’”. Enfatiza en que él no se
enriquece con esta profesión como algunos lo han hecho querer ver. “El 40 por
ciento de las eutanasias que he practicado han sido gratis. Las familias a veces
me dan algún dinero que luego empleo en comprar los medicamentos para
quienes no pueden pagar”.

Vive en el barrio La Esmeralda en Bogotá con un hermano que tiene un leve


retardo mental. Es el mayor de siete hijos, tres son médicos, pero él es el único
que aplica eutanasias. “Ellos respetan lo que hago”. Cuenta que hasta ahora no ha
tenido que ayudar a morir a nadie de su familia pero que lo haría sin problema.
“Para mí terminan siendo más valiosas las razones que tengan ellos de no querer
seguir viviendo que mi deseo de tenerlos cerca. Mi hijo mayor es piloto, una vez
tuvo un accidente aéreo y nunca dejé de pensar qué pasaría si él me hubiera
dicho: ‘Papi, no quiero vivir, ayúdame a terminar mi vida’”.

Paradójicamente, Gustavo le tiene pavor a la muerte y dice que si el diablo se le


aparece y le pide que le venda el alma a cambio de 50 años más, lo haría sin
pensarlo. “Entiendo que algún día llegará mi final pero que me guste, ni cinco”. Es
un gocetas de la vida y sus placeres.
CASO

Terry Schiavo fue una mujer residente del estado de Florida que a consecuencia
de un paro cardiaco, tuvo una lesión cerebral grave. Esta situación provocó un
estado vegetativo persistente, en el cual la paciente se encontraba en un estado
inconsciente sin esperanza de recuperación. Terry no había dejado un testamento
vital donde declarara si quería o no ser sometida a tratamiento y/o maquinaria, de
encontrarse en estado vegetativo; aunque su esposo afirmaba que ella le había
comentado que no deseaba tener una vida en la que tuviera que depender de
artefactos artificiales para vivir. Su marido había insistido por 12 años que la
privaran de alimento, que era precisamente lo que la mantenía con vida. Sin
embargo, los padres no estaban de acuerdo con su yerno y querían mantener a su
hija alimentada e hidratada. Para el 18 de marzo del 2005, el juez George Greer
apoyó al esposo a que le quitaran las ondas de alimentación que la mantenían con
vida. De esta manera Terry Schiavo murió de inanición y deshidratación, después
de 13 días que estuvo sin alimentación. Tras esta acción Frank Pavone, un
consejero espiritual de la familia, llamó este caso como uno de “asesinato”.

EVALUCION AL GRUPO
1. El termino eutanasia se ha asociado a 4 significados, indique a continuación
cuales son.
2. Enuncie a continuación ¿cuál es la clasificación de la eutanasia?
3. ¿Cuáles son las principales causas de la eutanasia?
4. ¿Cuáles son los principales problemas de la eutanasia y enuncie
brevemente porque?

5. ¿Cuál es el principio más elemental sobre el que se basa el libro los


principios éticos de biomédica?
6. Nombre las dos sentencias con las cuales se rige la práctica de la
euthanasia en Colombia.
7. Esta usted a favor o en contra de la eutanasia ¿Por qué?
8. Quien es el doctor muerte y porque se le atribuye este nombre

REFERENCIAS DE INTERNET
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O UN ACTO DE COMPASIÓN. Obtenido de
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GOMEZ, R. M. (JUNIO de 2008). EUTANASIA:CONCEPTO LEGAL. Recuperado


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CONSECUENCIAS DE LA EUTANASIA EN EL PERÚ ". Obtenido de
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TAREAS, B. (09 de SEPTIEMBRE de 2014). SENTENCIA 239/97. Obtenido de


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http://www.legismovil.com/BancoMedios/Archivos/auto(sent-t-970-14)-15.pdf

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