AMERICANISTA
● La historia de la conquista y su interpretación a través del tiempo. Entre los
cronistas, los historiadores y los antropólogos. La cuestión del otro: la revisión
historiográfica en el quinto centenario de la conquista.
● El concepto de “colonial”. La leyenda negra. La (s) teoría (s) de la dependencia
● Los modos de producción en América Latina: feudalismo y capitalismo. Categorías
marxistas para el estudio de la economía de la América colonial.
● Chayanov y la lógica campesina. Polanyi. Concepto de reciprocidad, redistribución
y mercado: debate sustantivistas-formalistas.
● Sociedad colonial. La noción de elite. Las categorías de raza, clase, clan indio,
vecino. Familia y análisis de redes.
● El V centenario: debates acerca de los conceptos de “descubrimiento”,
“encuentro” e “invasión”
IBARRA: Marx y las interpretaciones culturalistas de la esclavitud americana colonial
Los debates historiográficos toman como punto de partida la hipótesis central de Marx
sobre el carácter no capitalista de la plantación y su dependencia del mercado
mundial.
Freyre (historiador brasilero) caracteriza la esclavitud nordestina como de carácter
patriarcal. Pasando por alto condicionamientos económicos, considera que el origen
de la esclavitud está en normas morales y legales y en el poder de asimilación cultural
de la civilización ibérica. En esta interpretación, la compasión cristiana por las razas
inferiores es una marca de distinción de la cultura brasilera.
Luego, Freyre intenta complementar su estudio de carácter culturalista vinculando el
deterioro del paternalismo nordestino con el auge de la producción mercantil en SXIX.
Las concepciones religiosas medievales garantizan la protección de esclavos, hasta que
el incremento en la demanda de azúcar quebranta las relaciones sociales.
Tannembaum considera que los códigos ibéricos que norman la posición del negro en
el Nuevo Mundo están influenciados por la doctrina católica. Esta se vincula con el
carácter patriarcal de las colonias en la medida que pregona la unidad y la cohesión. La
Iglesia católica recoge a todos, sin distinción de raza o condición social ¿). Esto
explicaría el número más alto de manumisiones.
Las disposiciones británicas, en cambio, son un freno para la emancipación de los
blancos. La iglesia episcopal es la iglesia de los blancos.
Cahnman plantea que las diferencias al trato esclavo en la variante ibérica y británica
debe atribuirse exclusivamente a diferencias culturales, religiosas y jurídicas y no a
otras de orden económico o social.
Klein pretende demostrar también que las concepciones religiosas y jurídicas
predominantes en la Cuba del SXVIII propician la formación de una sociedad patriarcal
más integrada étnica y culturalmente que la de Virginia (allí, los valores culturales
británicos dan lugar a una sociedad segregada)
Estas posturas culturalistas son criticadas por autores que no sólo destacan elementos
económicos sino también la inconsistencia de las generalizaciones históricas. No
obstante, una parte de los impugnadores de Freyre y Tannenbaum tienden a
absolutizar los determinismos económicos y demográficos en detrimento de los
elementos culturales.
Williams considera que las diferencias entre las tradiciones anglosajonas y las ibéricas
deben buscarse en la naturaleza de la propiedad de estos países. Florestan Fernandes
pretende demostrar, por su parte, que muchas de las disposiciones legales y
pastorales que supuestamente protegen al esclavo, no cumplen sus propósitos en la
realidad histórica de Brasil (la necesidad de capitales se sobrepone a consideraciones
religiosas)
David Brion Davis cuestiona la idea de “esclavitud capitalista norteamericana” y
“esclavitud señorial latinoamericana”. Los muy católicos y tolerantes ibéricos explotan
más a sus esclavos cuando tienen libre acceso y oportunidad de sustituirlos en el
mercado africanos; mientras los intolerantes propietarios de plantaciones del sur de
EEUU les dan un trato más benévolo (con criaderos para conservarlos) cuando no
pueden comprar esclavos en el exterior.
LAS INTERPRETACIONES CULTURALISTA Y ECONOMICISTA DE LA ESCLAVITUD
COLONIAL MODERNA O AMERICANA
La diversidad de sistemas económicos impide una explicación uniforme de la
estructura etnosocial de sociedades esclavistas. En único patrón demográfico
confirmable a lo largo del tiempo es la proporción de negros y mulatos libres con
respecto a esclavos: entre 4 y 6 veces mayor en las posesiones ibéricas que en las
británicas De ahí que pueda deducirse con un trato más humano y mayores
manumisiones. Hay que considerar que a las posesiones coloniales ibéricas emigran
pocas mujeres de la península, lo que da lugar a una numerosa población mestiza;
mientras que los ingleses emigran en familia. Harris, en vez que considerar como
Tannenbaum que las tradiciones culturales conforman estratos etnosociales; cree que
tales estratos se configuran en función de aspectos etnosociales, demográficos,
relaciones de poder y aspiraciones hegemónicas. Harris sostiene que el numeroso
estamento intermedio de gente de color funciona como capa protectora entre
esclavos y blancos. Sostiene, también, que en Brasil los esclavos africanos están
separados y opuestos a los esclavos criollos, lo que hace aconsejable estimular el
crecimiento de castas libres de color.
El sector intermedio de negros y mulatos libres entre los esclavos y sus amos,
prácticamente no existe en las Antillas inglesas y tiene poco peso en las francesas;
mientras que en las posesiones del imperio español, se ha constituido históricamente
este sector intermedio.
En las Antillas hispánicas la población blanca tiene mayor peso demográfico y
representación social, por lo que tiene hegemonía social y cultural más amplia. Los
plantadores ingleses y franceses, en cambio, son minoría y tienen menos capacidad de
maniobra > apuntan a política más represiva.
La conformación etnosocial y demográfica de las Antillas hispánicas, así como sus
instituciones y tradiciones culturales, propician sociedades más tolerantes e inegradas.
Se identifica, además, un continuum socio racial en tres categorías (negro, de color y
blanco) en las colonias españolas y portuguesas, mientras que en el sur de EEUU las
categorías son sólo dos. La política segregacionista de los plantadores sureños
estimula el racismo.
Por otro lado, uno de los elementos a tener en cuenta respecto a la integración
cultural de los africanos es que en las posesiones coloniales nordeuropeas se forman
distintas lenguas criollas, mientras que en las posesiones españolas no. A diferencia de
las Antillas inglesas y francesas, en las ibéricas el negro y el blanco coexisten en áreas
rurales y urbanas y desempeñan ciertas actividades; se da un extenso mestizaje y un
amplio proceso de transculturación. En lugar de ser colonias explotación, son de
poblamiento y ello implica la construcción de sociedades y no de enclaves
productivos. Los propietarios de plantaciones en EEUU no se proponen nunca
defender un imperio ni darle continuidad a una civilización.
Marx pone de relieve el carácter fundamental de factores culturales, religiosos y
políticos en las sociedades precapitalistas. Allí los procesos económicos son de larga
duración. La economía no desempeña un papel activo ni movilizador. Las clases
subalternas están sometidas a una coerción extraeconómica.
La relevancia de los factores culturales y políticos se manifiesta en los primeros siglos
de la colonización. A partir de mediados del SXVIII, el avance del régimen de
plantaciones y el incremento de la mercantilización de las relaciones, determina la
conformación progresiva de sociedades en función creciente de valores económicos
de cambio.
Respecto al análisis de Moreno Fraginals sobre las cartas de manumisión, el autor hace
referencia a la cantidad que es liberada por “actos de gracia” de sus amos. No hay que
desestimar, además de las económicas, las consideraciones legales y morales que
entran en juego. En las posesiones ibéricas, hay un conjunto de consideraciones
legales y morales que no existe en las posesiones nordeuropeas y que habilita un trato
más considerado al esclavo.
HERNÁNDEZ: La historiografía socio económica colonial y los debates teóricos-
metodológicos. Algunas reflexiones
La hipótesis general del auto es que los debates teoricos metodológicos sobre la
realidad socioeconomica colonial, si bien cojugaron intercambios que lograron
arituclar distintas problematicas, no lograron, sortear las dificultades que
acompañaron en distintos momentos las polémicas en torno a la historia colonial.
La función de dominio económico del sistema era ejercida por quienes dominaban los
medios de circulación, es decir los comerciantes, unidos a la burocracia metropolitana
local.
Este dominio se articulaba por la vía fiscal, por la vía del monopolio comercial y a
través del aparato eclesiástico y de las órdenes religiosas; cumpliento el rol de ligar
distintas formas productivas hasta entonces aisladas, apareciendo modos de
producción principales y subsidiarios, combinados entre sí en forma jerárquica, siendo
la relacion colonial la que da sentido a todo el sistema.
Los interrogantes que plantea el texto son: ¿Cómo estudiar las economías
primitivas?¿Era aplicable la teoría económica que había surgido para analizar y
explicar el funcionamiento del sistema capitalista? ¿Los criterios de maximización eran
aplicables en todas las formaciones socioeconómicas? ¿Las diferencias entre la
economía primitiva y la industrial capitalista eran de clase o de grado?
Los sustantivistas
Para Annick Lempériére el uso de los términos colonialismo e imperialismo conlleva una
interpretación ideológica y reductora de los tres siglos de dominio español en América. Uno de los
argumentos esgrimidos es que ambos vocablos son relativamente recientes y han sido forjados a
lo largo del siglo XIX para dar cuenta de fenómenos específicos que poco tienen que ver con la
experiencia americana.
La autora señala que no es válido decir que en la época “colonial” no tenía ninguna carga
“peyorativa”, ya que tampoco la esclavitud fue considerada como una institución deplorable por la
mayoría de la gente, y esto no significa que no podamos tratar ese fenómeno ni interrogarnos
sobre el sentido que tenía la palabra “libertad” para los esclavos, sentido muy próximo al de hoy.
El que estas palabras no aparecieran en los escritos de la época no significa que los hechos
designados por ellas no existieran. La autora señala numerosas declaraciones donde se hacen
referencia a estos fenómenos críticamente por interlocutores del momento.
La vocación imperial precede a la elección del Emperador Carlos V. Recordemos que el tratado de
Tordesillas de 1493 divide el mundo entre España y Portugal. Se trata de una forma de
imperialismo justificado por la evangelización, conclusión en cierto modo lógica de la serie de
bulas papales que durante el siglo XV habían legitimado las empresas de los portugueses en áfrica.
Nadie pone en duda que los vocablos colonial y colonialismo son de uso moderno. Sin embargo la
“situación colonial” es un tipo ideal cuyas variantes pueden ser analizadas en distintas épocas,
fuera del hecho de que después de la independencia se viera el período colonial como “despótico,
inquisitorial o oscurantista”. La colonización, en la acepción mas general, implica imposición de un
poder exterior a las poblaciones sometidas; explotación de los recursos en beneficio principal sino
exclusivo del país “colonizador”, ausencia de derechos políticos a los indígenas, asimilación
forzada. Ello no excluye modalidades específicas.
Annick tiene razón al recordar que el estatus legal de los indios es de vasallos, pero una cosa son
las leyes y otra los actos y sabemos por testimonios que estas leyes no se respetaban.
El muestrario de opiniones que presenta la autora indica que ya en el siglo XVI hubo gentes que
impugnaron la explotación delos indios y la legitimidad de la instalación de los españoles en
detrimento de los señoríos naturales. Por eso no puedo sostener de ninguna forma la idea
expresada por Annick que se trataba, para los españoles de la época de una “migración y una
fundación que no implicaba la dominación de un pueblo sobre otro sino la toma de posesión de un
territorio”. Las ficciones jurídicas y religiosas acompañan siempre la imposición de un poder
exterior a las poblaciones sometidas por conquista.