Fue un marco que nos vino bien a todos porque nos permitía explicar de
forma sencilla una base a partir de la cual se construyen muchas
propuestas de integración de tecnología. Vino a cubrir un vacío teórico en
el campo de conocimiento que se encontraba muy diversificado y era
nombrado de manera singular en cada desarrollo teórico e investigación,
sin lograr consenso léxico. Esta rápida propagación y haber sido
adoptado por investigadores y formadores de formadores, permitió
unificar gran parte de las diferentes iniciativas de integración de TIC que
se vienen desarrollando hace más de 15 años.
Sin recetas
Uno de los debates actuales es la profundidad y el alcance del TPACK en el
orden de las prácticas, ya que en cierta medida podría limitarnos en algunos
aspectos, tanto en su desarrollo como en su fundamentación. Con esto
queremos decir que es importante no cerrarse ante esta propuesta, ni ninguna
otra, como la única para pensar la integración de las TIC, ni tampoco
convertirla en un modelo instrumental y descontextuado, dando lugar a
interpretaciones que terminen por generar más problemas que soluciones.
Preguntémonos: ¿qué tan diferente puede ser esta clase si usamos tal o cual aplicación?
¿Puedo hacer esta actividad sin computadoras? ¿Aportan las TIC, a esta clase, algo que no
esté en algún otro material? Sin dudas, el TPACK nos permite dar cuenta de algo que hoy nos
interpela directamente: las TIC en la práctica docente y en el diseño didáctico. No vamos a
convertirnos en especialistas en sistemas, ni en programadores, sino enriquecer nuestra
práctica con otras herramientas, creando nuevos escenarios que promuevan la creatividad, la
colaboración, el aprendizaje en red y den lugar a una dinámica que vaya más allá de los
dispositivos, hacia una mejor educación.