MANEJO DE LA PANCREATITIS
AGUDA
Comisión Directiva
2010-2011
Presidente
Ocampo Carlos
Vicepresidente
Ex-Presidente
Secretario
Kohan Gustavo
Tesorero
Zandalazini Hugo
Vocales Titulares
Alejandro Ropolo
Luis Arriola
Claudio Bonini
Oscar Mazza
David Zagalsky
Vocales Suplentes
Daniel Grasso
Marcelo Gullino
Verónica Boggio
Comité de Honor
Mario Secchi
Alfredo Brasca
Pedro Ferraina
Silvia Gutierrez
Alejandro Oría
Alejandro Rolle
Osvaldo M. Tiscornia
Esta guía trata de resumir la mejor información disponible y realizar una serie de recomendaciones
para la toma de decisiones en el manejo de los pacientes con pancreatitis aguda. Es probable que en
el futuro, nuevos trabajos prospectivos randomizados o nuevas experiencias, cambien algunas de las
recomendaciones de esta guía. La pancreatitis aguda es una enfermedad con una gran variabilidad y
por lo tanto no puede ser manejada de manera efectiva siguiendo ciegamente esta o cualquier otra
guía. Por último, es importante recalcar que esta guía no tiene la intención de ser el equivalente legal
en el manejo de la pancreatitis aguda.
Los temas a tratar son: Manejo inicial (Dr. Ocampo Carlos); clasificación de las lesiones locales y
tratamiento de la necrosis pancreática estéril e infectada (Dr. Zandalazini Hugo); opciones
terapéuticas en el seudoquiste agudo (Dr. Pekolj Juan) y manejo de las complicaciones alejadas de la
necrosectomía (Dr. Ferraina Pedro y Dr. Kohan Gustavo).
Por cuestiones de impresión esta es una versión resumida de la guía. La versión completa con la
bibliografía se encuentra disponible en la página web del Club del Páncreas de la República Argentina
(www.pancreasclub.com.ar)
1. MANEJO INICIAL
1.a. DIAGNÓSTICO
En relación a la utilidad de la lipasa, no existen datos que sugieran que la lipasa tenga mejor exactitud
diagnóstica que la amilasa. La lipasa esta elevada en todas las condiciones clínicas que tienen
hiperamilasemia y simulan una pancreatitis aguda. La única utilidad práctica de la lipasa es en el
diagnóstico de pancreatitis aguda evolucionada, ya que tiene una vida media más prolongada que la
amilasa.
Una vez realizado el diagnostico de pancreatitis aguda, medir la amilasa o lipasa diariamente no tiene
ningún valor para evaluar el progreso clínico o el pronóstico. Una variedad de otras enzimas
pancreáticas pueden ser medidas en el suero o la orina y pueden tener utilidad como herramienta
diagnóstica. Estas incluyen la isoamilasa pancreatica, la fossolipasa A2, la elastasa 1, el tripsinogeno
anionico (el tripsinogeno 2) y otros. Aunque algunos estudios han mostrado resultados
impresionantes, estas pruebas no están disponibles en la actualidad para uso clínico de rutina
2. La ecografía es el método por imágenes inicial para confirmar o descartar una pancreatitis aguda.
1.b. PRONÓSTICO
La utilidad principal de los sistemas pronósticos son: detección temprana de las formas graves,
selección de pacientes para asignación de tratamiento, derivación de pacientes a centros
especializados, comparación de paciente entre diferentes series y reclutamiento de pacientes para
nuevos tratamientos.
Hoy se acepta que la pancreatitis aguda tiene dos tipos de gravedad, la gravedad clínica inicial y la
gravedad local tardía. La gravedad clínica inicial se manifiesta entre la primera y la segunda semana,
el factor desencadenante es la respuesta inflamatoria hiperintensa y las consecuencias son el
desarrollo de disfunciones o fallas orgánicas. La gravedad local tardía se inicia a partir de la segunda
a tercera semana, el factor desencadenante es la necrosis pancreática o peripancreática y las
consecuencias son el desarrollo de complicaciones locales. Si bien hay relación entre las dos
gravedades, no es infrecuente encontrar pacientes que desarrollan una pero no la otra. También es
importante establecer la diferencia entre lesión local y complicación local. La lesión local es la
necrosis pancreática y/o peripancreática, esta lesión es el sustrato a partir del cual se desarrollan las
complicaciones locales. Pero, no toda lesión local desarrolla finalmente una complicación local
Gravedad clínica inicial: La pancreatitis aguda es una enfermedad que evoluciona por etapas y algunos
pacientes requieren 1 a 2 días para el desarrollo de complicaciones sistémicas. Esta
particular forma de evolución permite realizar la detección temprana de las formas graves a través de
la utilización de sistemas pronósticos. Al ingreso se evalúa la gravedad clínica inicial y se trata de
pronosticar la aparición de disfunciones o fallas orgánicas. Hay que diferenciar criterio pronóstico de
criterio de severidad. Los pacientes que ingresan con disfunciones o fallas orgánicas presentan
criterio de severidad y no necesitan de ningún sistema pronóstico. Estos últimos son útiles para
detectar en forma precoz a pacientes que van a desarrollar una forma grave con el transcurso de la
evolución.
Los criterios clínicos (examen físico, laboratorio, etc.) para predecir las formas graves tienen muy
poca sensibilidad, es por eso que se han ideado diversos sistemas pronósticos. Los más utilizados
son los sistemas pronósticos múltiples, como el de Ranson, de Glasgow y el Apache II, que tienen en
cuenta una serie de parámetros clínicos y de laboratorio. Un inconveniente tanto de los criterios de
Ranson como los criterios de Glasgow es que solo pueden ser determinados después de 48 horas, un
hecho que limita su utilidad como sistema predictivo. La escala Apache II proporciona información
pronóstica igualmente útil y tiene la ventaja de poder ser calculado en cualquier momento de acuerdo
a las condiciones clínicas. La exactitud pronóstica del score de Apache II depende del momento del
cálculo del score y el punto de corte elegido. Al ingreso, la sensibilidad de un puntaje de apache II > 7
para predecir pancreatitis aguda severa es de 65%, con una especificidad de 76%, un Valor predictivo
positivo (VPP) de 43% y un Valor predicitivo negativo (VPN) de 89% . A las 48 horas, la sensibilidad de
un puntaje de apache II > 7 para predecir pancreatitis aguda severa es de 76% con una especificidad
de 84%, un VPP de 54% y un VPN de 93%. El aumentar el punto de corte a > 9 mejora la especificidad
y el VPP, pero a costa de una menor sensibilidad.
Existen otros sistemas pronósticos publicados como los marcadores biológicos individuales:
Proteína de fase aguda y de respuesta inflmatoria (proteína C reactiva, citokinas, elastasa
polimorfonuclear, procalcitonina), marcadores de activación de enzimas pancreáticas (TAP. Peptido
de activación del tripsinogeno), marcadores de injuria pancreática (fosfolipasa A2), obesidad,
derrame pleural, Urea-glucemia, HTO, etc. Ninguno de los sistemas pronósticos mencionados tiene
clara superioridad sobre los factores pronósticos múltiples.
La desventaja principal de todos los sistemas pronósticos es que tiene un índice elevado de falsos
positivos. Por ejemplo, muchos pacientes con un score de Apache II > 8 (o un score de Ranson > 3) no
desarrollan complicaciones sistémicas ni mueren. Esto es una consecuencia inevitable del hecho de
que la enfermedad severa (falla orgánica, complicaciones locales, muerte)
no es altamente prevalente (aproximadamente 15% de los pacientes). En esta situación, aun las
pruebas que posean alta especificidad tendrán un VPP bajo.
Gravedad local tardía: La necrosis pancreática ha sido reconocida desde hace mucho tiempo como un
factor de pronóstico adverso en la pancreatitis aguda. Sin embargo, hoy se sabe que existen muchos
pacientes con necrosis pancreática que no desarrollan complicaciones sistémicas o locales. Un
número importante de estudio ha documentado que aproximadamente 50% de los pacientes con
necrosis pancreática no desarrollan disfunciones orgánicas. Además, entre 30 a 40% de los pacientes
con necrosis pancreática no desarrollan complicaciones locales. En estos pacientes la necrosis
permanece estéril y en general no requiere tratamiento. La TAC dinámica realizada a los 7 a 10 días
de evolución puede pronosticar el desarrollo de complicaciones locales futuras. Balthazar produjo un
sistema de puntaje para la pancreatitis aguda basado en la presencia o ausencia de necrosis
pancreática y/o peripancreática. De acuerdo al monto y extensión de la necrosis pancreática y peri
pancreática se estable el cálculo de un índice denominado Índice de severidad tomográfica.
En los últimos años, se ha reconocido la presencia de disfunciones orgánicas como uno de los
factores pronósticos más importante de mortalidad. Los pacientes con disfunciones orgánicas
tempranas persistentes tienen un riesgo significativamente mayor de morir que los pacientes sin
disfunciones orgánicas o disfunciones orgánicas transitorias.
Recomendaciones: 1. No existe ninguna prueba o sistema específico altamente sensible que pueda
medir con exactitud el pronóstico al ingreso de un paciente con pancreatitis aguda. Los trabajos que
evalúan la exactitud de los diferentes sistemas pronósticos tienen resultados contradictorios. Es por
esto que para evaluar el pronóstico, en la práctica clínica diaria, se debe incorporar toda la
información disponible (juicio clínico, sistema de puntaje de factores múltiples, TAC, exámenes de
laboratorio, etc.)
2. La escala de Apache II al ingreso es un score razonable para la toma de decisiones clínicas. Este
sistema tiene un VPN relativamente bueno (los pacientes con score bajo son muy poco propensos a
desarrollar pancreatitis severa), pero sólo un modesto VPP (muchos pacientes con score elevado no
desarrollan pancreatitis aguda severa). A pesar de estas dificultades, el score de Apache II es un
sistema pronóstico razonable para determinar si los pacientes deben ser manejados en UTI o en sala
general.
3. La gravedad clínica inicial se predice con la utilización de sistemas pronósticos múltiples, el más
utilizado es el Apache II. La gravedad local tardía se predice con la TAC dinámica. En la misma, hay
que tener en cuenta la presencia y monto de necrosis pancreática y peripancreática, y la presencia de
necrosis transparenquimatosa con páncreas viable izquierdo.
1.c. ETIOLOGÍA
Las causas más frecuentes de pancreatitis aguda son la litiasis biliar y el alcohol. La etiología biliar se
establece ante la presencia por ecografía de litiasis vesicular y/o litiasis coledociana, en ausencia de
otras causas de pancreatitis aguda. El abuso del alcohol es la segunda causa de pancreatitis aguda.
La pancreatitis aguda raramente ocurre en pacientes alcohólicos sin
cambios subyacentes de pancreatitis crónica ya establecida (es decir, es poco probable que una
ingesta aguda de alcohol resulte en pancreatitis aguda). No hay ningún método definitivo para hacer
una prueba del alcohol como causa de pancreatitis aguda y ningún umbral mínimo de consumo de
alcohol debajo del cual no cause pancreatitis aguda. La mayoría de los pacientes, sin embargo, tienen
una historia de uso prolongado y sustancial de alcohol más que una ingesta aguda importante de
alcohol.
En pacientes sin litiasis vesicular o en quienes ya se les ha extraído la vesícula biliar y que obviamente
no toman alcohol, las principales causas de pancreatitis aguda son: anormalidades anatómicas de
los conductos pancreáticos y biliares ( páncreas divisum, quistes de colédoco), obstrucciones
mecánicas del conducto pancreático (adenomas y carcinomas ampulares, cálculos pancreáticos,
estenosis benignas y malignas, mucina de la neoplasia intraductal papilo-mucinosa), duplicación
duodenal, parásitos y disfunción del esfínter de Oddi.
En pacientes con una vesícula biliar intacta, la litiasis o microlitiasis oculta es la etiología mas
probable. La litiasis oculta (no detectada por ecografía inicial) se puede detectar con mayor
sensibilidad en ecografías repetidas o por ecoendoscopía o colangioresonancia nuclear magnética. El
estándar de oro para el diagnóstico de microlitiasis es el análisis de la bilis de la vesícula biliar
obtenido mediante sondeo duodenal. No hay un método universalmente aceptado para analizar la
bilis y ningún criterio universal para determinar una prueba como anormal. El hallazgo de barro biliar
en la vesícula biliar en la ecografía transabdominal puede ser difícil de interpretar porque el barro
puede formarse con ayuno prolongado (común en pancreatitis aguda) y puede representar la
consecuencia en vez de la causa de la pancreatitis aguda. Dada la falta de un método estandarizado
para el diagnóstico de microlitiasis, puede considerarse la colecistectomía empírica en pacientes con
vesícula in situ y con pancreatitis aguda recidivante inexplicable, en quienes se han descartado las
etiologías más comunes (alcohol, metabólico, estructural).
Más de 300 medicamentos han sido asociados con ataques de pancreatitis aguda. Los
antimetabolitos, tales como la azatioprina y la 6-mercaptopurina, son particularmente propensos a
causar pancreatitis aguda. También se han reportado varios trabajos sobre pancreatitis aguda
causada por las drogas utilizadas en el tratamiento del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (por
toxicidad directa o indirectamente al producir hieprtrigliceridemia). Se ha observado que las toxinas,
tales como los pesticidas organofosoforados, causan pancreatitis aguda a través de la
hiperestimulación colinérgica.
Se han descripto recientemente dos causas de pancreatitis aguda, la pancreatitis autoinmune y las
formas genéticas de pancreatitis aguda. A partir de los trabajos de Whitcomb que describió una
mutación que afecta al tripsinógeno catiónico, se describió una forma de pancreatitis crónica familiar.
Esto pacientes en forma temprana, puede presentarse con una pancreatitis aguda inexplicable. Estas
mutaciones del tripsinógeno son autosomicas dominantes y la historia familiar usualmente es
sugestiva de este tipo de herencia. El escrutinio genético para
2. En ausencias de litiasis vesicular y alcohol, la historia clínica puede identificar una historia de
hiperlipemia, exposición a medicamentos, antecedentes de CPRE, o trastornos autoinmunes
asociados que pueden proporcionar pistas importantes sobre la etiología.
3. Cuando estas etiologías potenciales más comunes se excluyen, se deben considerar las
condiciones raras o inusuales. Las causas mecánicas como alteraciones anatómicas de los
conductos y neoplasias periampulares o intrraductales, pueden descartarse con una
colangioresonancia o ecoendoscopía.
En la actualidad, la relación entre litiasis y pancreatitis aguda biliar está firmemente establecida. En
1901, Opie , un estudiante de medicina y posteriormente anatomopatólogo del Johns Hopkins fue el
primero que postuló que la pancreatitis era el resultado de la impactación de un cálculo en la ampolla
de Váter. Para causar pancreatitis, el cálculo necesita migrar de la vesícula, atravesar la vía biliar e
inducir una obstrucción temporaria de la ampolla. Esta obstrucción biliopancreática es actualmente
aceptada como el gatillo para la producción de una pancreatitis biliar. En la mayoría de los casos la
obstrucción biliopancreática es transitoria ya que el cálculo responsable de la pancreatitis pasa
rápidamente al duodeno (migración litiásica transpapilar), en los restantes persiste la obstrucción
biliopancreática. Esta obstrucción biliopancreática persistente se debe a la continua presencia del
cálculo en la vía biliar o en la ampolla, o a la disfunción del esfínter de Oddi, después de la migración
litiásica transpapilar. Para demostrar la migración litiásica transpapilar en pacientes con pancreatitis
aguda, Acosta y Ledesma, estudiaron la presencia de litiasis en el tamizado de la materia fecal.
Comprobaron que
más del 70% de los pacientes con pancreatitis aguda tenían litiasis en materia fecal, a diferencia del
grupo control en los cuales sólo el 10% tenían litiasis en el tamizado de materia fecal.
Bases racionales para la desobstrucción biliar temprana: La gran pregunta en pancreatitis aguda biliar
es si el cálculo impactado en la papila solamente inicia el ataque de pancreatitis aguda o ese cálculo
también contribuye a la progresión de la inflamación pancreática. Una explicación de la patogénesis
de la pancreatitis aguda biliar severa es que la obstrucción biliar persistente fomenta la inflamación
pancreática progresiva. Para apoyar este concepto numerosos estudios clínicos y experimentales han
mostrado que la duración de la obstrucción biliopancreática se correlaciona con la severidad de la
injuria pancreática. Acosta, por ejemplo, ha dicho que la obstrucción ampular persistente es el único
factor que agrava la inflamación pancreática. Esta hipótesis implica que hay una ventana de
oportunidad para liberar la obstrucción del conducto pancreático ante que la inflamación pancreática
se desarrolle en una enfermedad sistémica que afecta a órganos distantes. Consecuentemente, las
bases racionales para la intervención endoscópica temprana en pancreatitis aguda biliar está basada
en la hipótesis que la liberación temprana de la obstrucción biliopancreática limita la progresión de la
injuria pancreática. Para que la desobstrucción temprana endoscópica tenga efecto debe hacerse
dentro de la ventana terapéutica, esto es dentro de las 72 horas de iniciado el ataque. Para probar
esta hipótesis se han realizado estudios prospectivos randomizados comparando la desobstrucción
biliopancreática temprana versus el tratamiento conservador.
menos invasivo. Hasta la actualidad se han publicado 4 trabajos prospectivos randomizados que
evalúan la utilidad de la desobstrucción biliar mediante CPRE (colangiografía endoscópica retrógrada)
en pancreatitis aguda biliar. En el cuadro se detallan los 4 estudios prospectivos randomizados y sus
resultados.
En base a la evidencia expuesta podemos inferir que: 1) la mayoría de la litiasis que inician un ataque
de pancreatitis aguda pasan espontáneamente (migración litiásica transpapilar), 2) la persistencia de
la litiasis en la vía biliar no contribuye por si misma a la persistencia o al agravamiento de la
inflamación pancreática y 3) los eventos que determina la severidad del ataque en pancreatitis aguda
biliar son determinados en forma muy temprana. Si existiese esa ventana de oportunidad terapéutica
(el momento de oro); es probable que ya haya pasado al momento que el paciente ingresa al sistema
de salud.
2) Si el paciente tiene una pancreatitis aguda de origen biliar, hay que evaluar la presencia de
colangitis aguda o ictericia progresiva, si existe estas condiciones se debe realizar CPRE de urgencia.
3) En pacientes con pancreatitis aguda biliar con obstrucción biliar pero sin colangitis aguda ni
ictericia progresiva, la CPRE temprana no es mandatoria.
2) En pacientes con riesgo quirúrgico elevado se puede realizar profilaxis de episodios de pancreatitis
recurrente mediante papilotomía endoscópica
4) En centros sin experiencia en el manejo laparoscópico de la vía biliar, se recomienda realizar CPRE
terapéutica, previa a la colecistectomía laparoscópica, ante la evidencia de litiasis coledociana en la
colangioresonanacia.
El tratamiento clínico incial consiste en una resucitación adecuada con liquidos, corrección de
desquilibrios electrolíticos y metabólicos y control efectivo del dolor. Uno de las primeras desiciones
en un paciente con pancreatitis aguda es definir si va a ser tratado en sala general o UTI. Las
indicaciones de pase a UTI son la presencia de SIRS severo, falla orgánica, comorbilidades severas o
ataque pronosticado como grave por los sistemas pronósticos. Cuando la calidad de enfermeria en
sala general no es buena, tambien puede ser indicación de pase a UTI las siguientes situaciones:
hipoxia, taquipnea, delirio, sangrado gastrointestinal significativo, signos clínico de perdida liquido al
tercer espacio (hipotension, taquicardia, hemoconcentracion marcada ).
La reanimación con líquidos en forma temprana y agresiva es una de las medidas terapéuticas más
importante en el manejo de la pancreatitis aguda. Aun en pancreatitis aguda relativamente leve, la
perdida de liquido puede ser significativa. En pancreatitis aguda severa, son frecuentes la necesidad
de reposición de 5 litros o más diariamente. En modelos animales, la reanimación adecuada con
liquidos reduce la morbilidad y mortalidad. La hemoconcentración, un marcador directo de perdida de
liquido al tercer espacio, esta asociado en algunos estudios a una
mayor probabilidad de necrosis pancreática y falla orgánica. La hipotension o shock puede ocurrir no
solo como consecuencia de perdidas masivas de liquidos, sino tambien debido a un disminución en
la resistencia vascular pulmonar y a un aumento compensatorio del índice cardíaco, similar al
sindrome de sepsis. La hipoperfusión, dado la alteración de la microcirculación pancreátia, puede
producir isquemia y finalmente necrosis pancreática. Es claro entonces, el papel central de la
reanimación vigorosa con liquidos en la pancreatitis aguda. En la mayoría de los casos se prefiere los
cristaloides, los coloides pueden ser considerados en situaciones específicas. Una adecuada
reanimación con líquidos debe producir un gasto urinario de cuando menos 0,5 ml/kg de peso
corporal, en ausencia de insuficiencia renal. Las complicaciones de la terapia con líquidos incluyen
alteraciones electrolíticas y sobrecarga de líquidos. En pacientes con disfunción cardiovascular o
sindrome de distress repiratorio del adulto la reposición de líquidos debe ser controlada con la
colocación de un cateter venoso central o en la arteria pulmonar. La hipoxia es bastante comun en la
pancreatitis aguda debido a la restricción respiratoria por dolor, atelectasias, derrames pleurales y la
apertura de derivaciones intrapulmonares. En estos pacientes es importante una adecuada
oxigenacion tisular mediante la administración de oxigeno suplementario.
emabrgo, algunos pueden requerir plasmaferesis e insulina para controlar los niveles séricos de
trigliceridos.
El control adecuado del dolor es importante para un manejo apropiado. Usualmente se necesitan
analgésicos parenterales. Los analgésicos usados con mayor frecuencia son: meperidina, morfina,
hidromorfina y otros. En el pasado, la morfina se evitaba debido a la preocupación de que pudiera
causar espasmo del esfinter de Oddi y así empeorar la pancreatitis aguda, aunque no hay evidencia
en humanos de que esto sea cierto. La meperidna no esta exento de efectos colaterales, incluyendo la
acumulación de un metabolito neurotóxico (normoperidina), una duracion de acción relativamente
corta y disponibilidad limitada.
2) El tratamiento del dolor se puede realizar utilizando meperidina, morfina, hidromorfina y otros
En pancreatitis aguda se debe consierar el apoyo nutricional cuando existe la probabilidad de que los
pacientes no puedan comer durante cuando menos 7 días. En el pasado, el uso de nutricion
parenteral total (NPT) se consideraba estandar. Se creia que la NPT permitia la alimentacion sin
estimular el páncreas evitando empeorar la pancreatitis aguda. La NPT, sin embargo, esta asociado a
un numero significativo de complicaciones, particularmente hiperglucemia y sepsis asociada al
catéter. Las ventajas de la alimentación enteral y el conocimiento que la alimentación elemental al
yeyuno no estimula la secreción pancreática, hicieron que sea utilizada con mayor frecuena en
pacientes con pancreatitis aguda. Se publicaron un número importante de trabajos propsectivos
randomizados que comparan la terapia nutricional enteral con la parenteral en pacientes con
pancreatitis aguda.
que la nutrición enteral es menos costosa que la NPT. La desventaja de la alimentacion enteral es que
su tolerancia puede estar limitada por la presencia de ileo severo y que en algunos pacientes se
requiere una endoscopía para colocar la sonda nasoyeyunal . A pesar de estas deventajas, en la
actualidad, la vía de elección para el soporte nutricional de pacientes con pancreatitis aguda es la
nutrición enteral.
Mientras que la mayoria de los estudios han incorporado la alimentacion nasoyeyunal, algunos en su
lugar han utilizado la alimentacion nasogástrica o nasoduodenal. Existen 3 estudios prospectivos
randomizados entre alimentación nasogástrica y nasoyeyunal, dos no mostraron diferencias y en el
tercero, los pacientes con alimentación nasogástrica aumentaron las complicaciones totales y
pulmonares. Estos estudios no son definitivos, y se necesitan estudios confirmatorios en grupos más
grandes de pacientes antes de aceptar la alimentación nasogástrica o nasoduodenal en la práctica
clínica diaria.
1) Pancreatitis aguda leve (50% de los ataques) Sin lesiones locales ni disfunciones organicas: A)
Causa biliar: días 1 – 4: ayuno / días 5 – 7 : tratamiento de la litiasis / Realimentación oral luego de la
cirugía o de la papilotomía endsocópica ( dieta rica en carbohidratos y pobre en proteínas y grasas)
B) Otras causas: días 1 – 4: ayuno / >de 4 días: realimentación oral (misma dieta)
2) Pancreatitis aguda moderada (40% de los ataques) Con lesiones locales y sin disfunciones
organicas
Todas las causas: Ayuno inicial / alimentación nasoyeyunal (25 Kcals/Kg/d; 1,5g/Kg/d aminoácidos;
dietas suplementadas) / Observar evolución de las lesiones locales (TC) / Si la evolución local es
favorable, cirugía de la litiasis y luego realimentación oral / Si las lesiones requieren cirugía, agregar
yeyunostomía
3) Pancreatitis aguda severa (10% de los ataque) Con lesiones locales y disfunciones organicas
Todas las causas: Soporte de órganos en UTI / Alimentación parenteral una vez estabilizado el
paciente / Ensayar la alimentación enteral (modulación de la respuestas inflamatoria e inmune) /
Suspenderla o disminuirla en caso de intolerancia (distensión abdominal, diarrea, proctorragia)
El primer trabajo que utilizó antibióticos que penetraban el tejido pancreático fue Pederzoli, en ese
estudio se obtuvo una disminución significativa de la incidencia de necrosis pancreática infectada,
pero no hubo diferencias en la incidencia de cirugía ni en la mortalidad. En el trabajo de Sainio no
hubo diferencias en la incidencia de necrosis pancreática infectada, pero si hubo una disminución
significativa de la incidencia de cirugía y en la mortalidad a favor de los pacientes tratados con
antibióticos. Estos dos trabajos tienen numerosas fallas metodologicas y por lo tanto su
interpretación debe realizarse con cuidado. Los dos ultimos trabjos publicados, que en realidad son
los únicos doble ciego y con corrección de las fallas metodológicas de estudios anteriores, son los
trabajos de Isenmann y Dellinger. En el trabajo de Isenmann se estudiaron 114 pacientes, de los
cuales 76 tenian necrosis pancreática por TAC, se randomizaron a tratamiento antibiótico
(ciprofloxacina y metronidazol) o placebo. No hubo diferencias en relación a la incidencia de necrosis
pancreática infectada, cirugía o mortalidad. Idéntico resultado obtuvo Dellinger, en 100 pacientes con
necrosis pancreática tratadas con meropenen o placebo. En un metaanálisis reciente de Bai, que
incluye los ultimos dos trabajos randomizados, no encontró diferencias entre el grupo tratado con
antibiótico y el grupo placebo en relación a la incidencia de necrosis pancreática infectada y
mortalidad. El uso prolongado de antibióticos esta asociado con el desarrollo de organismos
resistentes, en especial gram positivos e infeccion micótica. Una de las observaciones más
interesantes del tratamiento antibiótico sistemático es que los pacientes tratados con antibióticos
tienen en forma significativa necrosectomías más tardías que los pacientes tratados con placebo. Es
decir que los antibióticos podrían retardar la indicación quirúrgica, aprovechando de esa forma las
ventajas de las necrosectomías tardías (ver más adelante).
En el cuadro estan detallados los estudios propsectivos randomizados de profilaxis antibiótica versus
placebo. En recuadro se observan los resultados con diferencias significativas, el resto de los resultados
no mostraron diferencias significativas. (NPI: Necrosis Pnacreática infectada)
2) Se recomienda tratamiento selectivo con antibióticos ante las siguientes situaciones: infección
pancreática o extrapancreática demostrada, sospecha clínica de infección, nuevo desarrollo de SIRS o
sepsis y nuevo desarrollo de disfunción de dos o más órgano.
3) Los antibióticos recomendados son imipenen, meropenen o una quinolona con metronidazol.
La liberación de citoquinas proinflamatorias con un síndrome tipo sepsis (SIRS) y la falla orgánica
múltiple son responsables de considerable morbilidad y mortalidad temprana en la pancreatitis aguda
severa. Una citoquina que fue propuesta como el protagonista central en el SIRS es el factor activador
de plaquetas. Un un antagonista del factor activador de plaquetas, denominado lexipafant, ha sido
probado en varios estudios prospectivos randomizados. Aunque estudios iniciales tenían buenos
resultadodos, un ensayo randomizado posteior con más de 1500 pacientes no observo ningún efecto
benéfico con el uso del lexipafant.
Las lesiones locales en pancreatitis aguda presentan una gran variabilidad, algunas presentan áreas
predominantemente líquidas, otras tienen áreas de necrosis sin líquido, mientras que otras tienen una
combinación de áreas sólidas y líquidas. Es por esto que uno de los desafíos más importante en el
manejo de la pancreatitis aguda es clasificar adecuadamente las lesiones. Desde hace más de diez
anos, la comunidad médica argentina ha decidido utilizar por su sencillez y aplicabilidad práctica, las
definiciones de las complicaciones de la pancreatitis aguda surgidas de la Reunión de Consenso
sobre Pancreatitis Aguda realizada en el marco del Club del Páncreas
Argentino. Para la confección de estas guías prácticas se decidió continuar con el mismo criterio y
utilizar las mismas definiciones.
Seudoquiste agudo: Es una colección de jugo pancreático originada en una pancreatitis aguda con
más de cuatro semanas de evolución y rodeada por una pared no epitelizada. Los seudoquistes
agudos se asocian frecuentemente con la presencia de necrosis pancreática en diferentes
proporciones, con o sin fragmentos necróticos en las paredes. Necrosis infectada: Es la presencia de
necrosis pancreática y peripancreática con bacteriología positiva, limites imprecisos y escaso
componente liquido, en un contexto clínico caracterizado por una mercada respuesta inflamatoria
temprana seguida de sepsis. Absceso: Es una colección intraabdominal circunscripta de pus,
originada en exudados inflamatorios, con mínima o ninguna necrosis asociada y por lo general
ubicada lejos del páncreas.
En la literatura internacional se ha publicado la Clasificación de Atlanta con una revisión reciente que
difiere de la nuestra en algunos aspectos. En esta clasificación se hace referencia a las
complicaciones locales usando una nomenclatura diferente Una de las diferencias más importante es
en la definición de seudoquiste, en la clasificación de Atlanta revisada se lo define como una
colección liquida de más de 4 semanas de duración, limitada por una pared bien definida" con mínima
o ninguna necrosis en su interior". A su vez, para diferenciar al seudoquiste de una lesión que
contiene liquido y necrosis en proporciones variables, utilizaron el término colección aguda post
necrótica. Con el tiempo esta lesión se modifica y adquiere una gruesa pared que la separa de los
tejidos viables, proceso similar al que ocurre con el seudoquiste. Esta complicación fue descripta
inicialmente con varios nombres, entre ellos: necroma, necrosis pancreática organizada, secuestro
pancreático, hasta que en el último consenso se la denominó wall off necrosis o necrosis
parietalizada.
A. Necrosis estéril
vez evaluada la gravedad clínica del ataque, el paciente recibirá tratamiento inicial conservador. Para
evaluar el destino final de la necrosis pancreática (estéril o desarrollo de complicaciones locales) es
necesario realizar un seguimiento clínico y control ecográfico o tomográfico de las lesiones locales.
Recomendaciones: 1) Los enfermos con necrosis pancreática estéril deben ser tratados inicialmente
en forma conservadora, independientemente de la gravedad clínica inicial. 2) los enfermos que
además de necrosis pancreática hayan sufrido un ataque de pancreatitis categorizado como
moderada o grave, deberán ser evaluados en forma diaria con el objetivo de detectar algún cambio
clínico en su evolución que pueda indicar infección. 3) para evaluar el destino final de la necrosis
pancreática se debe realizar seguimiento semanal tomográfico de las lesiones locales.
Este procedimiento está indicado especialmente en aquellos enfermos que presentan respuesta
inflamatoria persistente más allá de los 10 días de iniciado el ataque. Ante un resultado negativo
2) Diagnóstico tardío de necrosis pancreática infectada (más allá de la cuarta semana): Otra situación
clínica en la que puede plantearse la realización de una bacteriología percutánea, es cuando el
paciente presenta una reactivación de la respuesta inflamatoria luego de la mejoría clínica. En este
caso la clínica y las imágenes son elementos suficientes para hacer el diagnóstico de infección. Un
paciente con lesiones locales, que desarrolla un cuadro clínico de sepsis, más allá de la cuarta
semana de evolución es altamente sugestivo de infección pancreática, siempre y cuando se descarte
infección extrapancreática. En esta situación clínica la bacteriología no es imprescindible para el
diagnóstico de infección, sin embargo es útil para confirmarlo.
Durante la década del ochenta la única opción terapéutica para el tratamiento de la necrosis
pancreática infectada era la cirugía convencional. El mayor conocimiento adquirido sobre la historia
natural de esta enfermedad, así como el desarrollo de los métodos de diagnóstico permitieron la
incorporación paulatina de nuevas técnicas quirúrgicas, en especial aquellas denominadas
miniinvasivas. La principal ventaja de estos nuevos procedimientos, que los hace aptos para el
manejo de pacientes con patologías graves, es la mínima respuesta inflamatoria que generan
comparada con la cirugía convencional.
entre el grupo de pacientes operados tempranamente (alrededor del 50%) comparados con el grupo
de enfermos que fueron intervenidos en forma tardía (alrededor del 10%). La menor mortalidad en
necrosectomía tardía se debe a que los pacientes están clínicamente más estables y las lesiones
locales son extraídas con mayor facilidad ya que con el tiempo se reblandecen y se desprenden de los
tejidos vivos. Por tal motivo, se intentó mejorar los resultados difiriendo la indicación quirúrgica más
allá de la cuarta semana desde el inicio del ataque de pancreatitis aguda, siempre que las
condiciones clínicas del paciente no se deterioren.
Se puede diferir o posponer la indicación quirúrgica mediante: a) el tratamiento antibiótico específico
en base a los gérmenes aislados con la punción percutánea de la necrosis (bacteriología percutánea).
Existen experiencias al respecto con buenos resultados, como la realizada por Runzi et al, en la que se
utilizo tratamiento antibiótico especifico y pudo diferirse con éxito la cirugía, así como también, en un
porcentaje no despreciable de pacientes se logró la curación sin necesidad de una intervención
quirúrgica ulterior. b) el drenaje percutáneo o endoscópico. Ambos procedimiento actúan como
puente o contemporización del enfermo hasta la realización de la cirugía definitiva. El objetivo
buscado con estas técnicas es mejorar la condición clínica del paciente mediante la evacuación del
componente líquido que rodea a la necrosis.
Este procedimiento quirúrgico es una variante técnica que se desprende de la necrosectomía abierta.
Persigue los mismos objetivos, con los mismos fundamentos, es decir abordar el retroperitoneo,
realizar la necrosectomía y drenar los espacios explorados con gasas vaselinadas. Sin embargo, a
diferencia de la técnica original en la que se utiliza una única incisión para abordar simultáneamente
todos los espacios retroperitoneales, en este procedimiento se realizan pequeñas incisiones
emplazadas en proyección directa sobre la lesión a drenar utilizando como guía a la ecografía. De
esta forma se evita una gran incisión, tal vez en muchas ocasiones sobredimensionada, para abordar
los espacios retroperitoneales afectados, con menor morbilidad, recuperación más rápida y mejor
resultado estético.
Cuando la indicación quirúrgica surge más allá de la cuarta semana de iniciado el ataque de
pancreatitis aguda, la necrosis pancreática infectada admite un tratamiento quirúrgico miniinvasivo.
Con la utilización de estas técnicas se produce una mínima agresión sobre el enfermo consiguiendo
de esta forma una escasa respuesta inflamatoria. Tal vez esta ventaja, hizo que desde su desarrollo
inicial, se las incluyera dentro de las opciones terapéuticas disponibles para tratar esta patología. Sin
embargo, fue muy dificultoso evaluar los resultados surgidos del ensayo de los diferentes
procedimientos por haber sido utilizados indistintamente para tratar las múltiples formas que pueden
asumir las lesiones necróticas.
1 ) Drenaje percutáneo
La mínima injuria quirúrgica que genera el drenaje percutáneo lo convierte, al menos a priori, en un
procedimiento ideal para tratar pacientes con disfunciones orgánicas, sin que las mismas se agraven.
Por esta razón, comenzaron a ampliarse sus indicaciones, primero se evacuaron las colecciones
liquidas relacionadas a la necrosis con buenos resultados. Hasta llegar a la actualidad en que se lo
utiliza para el tratamiento de las lesiones necróticas propiamente dichas.
Un trabajo multicéntrico reciente, denominado con la sigla Panter, recomienda el drenaje percutáneo
inicial a todos los pacientes con necrosis pancreática infectada y si no se logra una respuesta
favorable progresar con una terapia más agresiva, que puede ir desde la colocación de otros drenajes,
hasta la realización de una necrosectomía miniinvasiva retroperitoneal. Con la aplicación de esta
estrategia, los autores refieren, haber curado a un tercio de los pacientes solo con drenaje percutáneo,
así como obtener cifras globales de mortalidad comparables con las de la necrosectomía
convencional, incluso con menor morbilidad. Sin embargo este trabajo presenta sesgos, entre ellos el
hecho de incluir una población de pacientes seleccionada, ya que alrededor del 40% de los enfermos
tenían escasa cantidad de necrosis, menos de 30% del total de la glándula.
El acceso a la necrosis por vía endoscópica fue descripta y difundida por Baron T. La técnica original
consiste en realizar con electrocauterio un orificio en la cara posterior del estomago que permita el
drenaje de la lesión y luego introducir en la cavidad un catéter para mantener la comunicación
permeable y una sonda nasoquística para lavado. En una experiencia posterior, el mismo autor,
añadió al procedimiento la colocación de un stent transpapilar en aquellos pacientes en que se
confirmara la ruptura del sistema ductal. Se trata de un procedimiento que requiere solo sedación, es
de breve duración con mínima injuria y recuperación rápida.
A pesar de haber logrado resultados alentadores con la utilización de este método, publicaciones
recientes muestra un éxito del 72% con un 37% de complicaciones y 29% de recurrencia. Estas cifras
reportadas, sumadas a la larga estadía post operatoria (20 días) hacen que sea indicado en casos
seleccionados y en especial en pacientes con disfunciones orgánicas...
Inicialmente este procedimiento fue utilizado solo en aquellos casos de lesiones compuestas por
líquido y necrosis bien circunscriptas, limitadas preferentemente a un espacio con más de 4 semanas
de evolución. Luego se ampliaron las indicaciones y se la utilizo en todos aquellos pacientes en los
que era posible colocar un drenaje percutáneo en la lesión por vía retroperitoneal. La principal ventaja
de este procedimiento miniinvasivo es que permite realizar la necrosectomía sin atravesar la cavidad
peritoneal y así evitar la contaminación de este espacio. El procedimiento consiste en la colocación
inicial de un drenaje percutáneo y posteriormente dilatación del trayecto hasta introducir una óptica
para guiar la necrosectomía.
4) Necrosectomía Laparoscópica
En la actualidad esta técnica está siendo cuestionada. El motivo principal es la contaminación del
peritoneo durante el procedimiento, ya que el acceso al retroperitoneo y las maniobras para remover
la necrosis infectada se realizan mediante trocares ubicados en el interior del cavidad abdominal.
Recomendaciones: Las técnicas de cirugía miniinvasivas están indicadas para el tratamiento de la
necrosis infectada cuando: a) el diagnóstico de infección surge tardíamente, es decir más allá de la
cuarta semana de iniciado el ataque, b) en infecciones tempranas cuando es posible posponer la
indicación de la cirugía mas allá de la cuarta semana mediante tratamiento antibiótico específico o
utilizando la endoscopia o el drenaje percutáneo, c) La elección de la técnica dependerá de la
localización de la lesión, de la proporción de componente líquido y de la presencia de disfunciones
orgánicas.
3.a DIAGNÓSTICO:
diferencial principal superadas las 4 semanas de evolución y persistencia de la colección, son los
tumores quísticos del páncreas. Este diagnóstico debe sospecharse frente a lesiones quísticas del
área, sin antecedentes claros de pancreatitis aguda, ausencia de cambios inflamatorios en las áreas
vecinas, y presencia de tabiques en el interior del quiste.
Hasta un 10% de los PAP no tienen historia previa de pancreatitis, y la presencia de una lesión quística
hace presumir que se trata de una neoplasia quística, y se procede a la resección pancreática y no a
la derivación interna. El estudio anátomo patológico de la pieza confirmará que se trata de un
pseudoquiste.
La combinación de métodos por imágenes resulta fundamental en esta patología. La ecografía dará
información inicial respecto a la presencia del pseudoquiste y necrosis en su interior. La tomografía
con contraste ev. permitirá definir el diagnóstico de necrosis pancreática y su monto, así como el
compromiso inflamatorio de áreas vecinas. Finalmente la RM permitirá evaluar la presencia de
necrosis en el interior del pseudoquiste y evaluar el sistema canalicular pancreático y biliar.
Se describe que el 40% de los pseudoquistes se reabsorben espontáneamente dentro de las primeras
6 semanas. Entre las 6-12 semanas la resolución es poco probable, mientras que luego
de las 12 semanas el índice de complicaciones es alto. De allí se estableció que el tratamiento del
pseudoquiste agudo debía llevarse al cabo de la 6 semana.
En cuanto al tamaño, se determinó que es un buen predictor de la evolución. Mientras que el 67% de
los pseudoquistes ≥ 6 cm requirieron cirugía, solo fueron a cirugía el 40% de los que medían < 4 cm.
Por lo tanto se considera oportuno el tratamiento expectante de los pseudoquistes menores de 4 cm
y asintomáticos, mientras que los pseudoquistes mayores de 6 cm y/o sintomáticos deben ser
tratados.
Clásicamente, el tratamiento para los pseudoquistes de páncreas fue el drenaje interno del
pseudoquiste mediante cirugía abierta. La premisa del tratamiento quirúrgico es evitar en primera
instancia la infección del tejido necrótico. Este riesgo aumenta aún más luego de la apertura de la
cavidad y su posterior comunicación con una víscera hueca. Por eso la completa necrosectomía de la
cavidad debe ser una regla estrictamente respetada, ya que el tejido necrótico no removido es fuente
segura de infecciones posteriores. La asistencia intraoperatoria con video endoscopia de la cavidad
del pseudoquiste como fuera publicada por Oría y colaboradores, resulta de extrema utilidad para
obtener una necrosectomía completa.
Describiré en forma sucinta las posibilidades terapéuticas actuales y un algoritmo para la aplicación
de las mismas, siendo los principales factores de elección: estabilidad del paciente, características de
la pared del pseudoquiste, localización del pseudoquiste, monto de necrosis asociada, experiencia
con los distintos procedimientos del grupo tratante, disponibilidad tecnológica.
Tratamiento percutáneo
Las principales indicaciones de este tratamiento en las distintas series publicadas, las constituyen el
alto riesgo quirúrgico y la presencia de infección del PAP.
La punción aspiración del PAP cuenta con una alta tasa de recurrencia por lo que su uso no está
aconsejado. La punción de un pseudoquiste debe ser seguida rutinariamente de la colocación de un
drenaje. Las vías de abordaje descriptas son la transperitoneal, retroperitoneal o a través de una
víscera hueca como el estómago.
Tratamiento endoscópico
Se ha indicado este abordaje en pseudoquistes de localización alta, en contacto con la cara posterior
del estómago o eventualmente duodeno. No se aconseja su implementación si el espesor de la pared
es mayor a 1 cm por el elevado riesgo de sangrado. De presentar escaso contenido necrótico en su
interior la resolución definitiva será la regla. En caso de poseer mucho tejido necrótico las chances de
éxito estarán asociadas a la habilidad del endoscopista para removerlo, al tamaño de la anastomosis
realizada y a la disponibilidad de instrumental adecuado para la necrosectomía completa. El ingreso
del videoendoscopio flexible a la cavidad quística permitirá evaluar la calidad de necrosectomía
lograda. El desarrollo de cirugía NOTES transgástrica permitirá resolver en forma satisfactoria la
mayoría de estos pseudoquistes en contacto con el estómago, obviando las
quistogastroanastomosis que se realizan hoy con cirugía abierta, miniinvasiva o laparoscópica.
La opción de abordaje transduodenal es muy útil en aquellas lesiones cefálicas con protrusión
marcada a la luz duodenal, donde la comunicación con el pseudoquiste puede realizarse con mínimo
riesgo.
Finalmente la otra variante técnica descripta es la vía transpapilar. Consiste en realizar una
esfinterotomía del conducto pancreático para evacuar el contenido quístico a través de la papila. Esta
técnica es más utilizada en el tratamiento de los pseudoquistes crónicos de retención, donde la
comunicación de la lesión con el conducto de Wirsung es observada frecuentemente.
Tratamiento laparoscópico
Distintas variantes técnicas aparecieron para el tratamiento quirúrgico mini-invasivo del PAP. La
mayoría de los trabajos hablan de la cisto-gastroanastomosis con los distintos abordajes para esta
cirugía, a saber: anterior, posterior, transgástrico y trasgástrico minilaparoscópico
morbimortalidad, la mínima agresión parietal; todo ello acompañado de un bajo índice de recidiva, por
lo cual determina en algunos grupos quirúrgicos al abordaje laparoscópico como de elección para el
tratamiento del PAP.
En la figura 1 presentamos el algoritmo del manejo electivo de los pseudoquistes de páncreas a ser
empleado en un centro que cuente con todas las opciones terapéuticas.
Cirugía abierta
Pseudoquiste Agudo
de Páncreas No Complicado
Duda diagnóstica
(Tumor ?)
Laparoscopía/Cirugía abierta
Percutáneo
Confirmado
Endoscopía
Bajo riesgo
Alto riesgo
SI
SI
NO
SI
Considerada como el patrón de oro con la que se debieron comparara los procedimientos
previamente descritos, en la actualidad creemos que cuenta con indicaciones limitadas frente al
advenimiento y avance de las otras modalidades terapéuticas. La sospecha de una lesión quística
neoplásica como diagnóstico diferencial plantea su abordaje abierto o eventualmente una
laparoscopia diagnóstica y posterior resección pancreática por dicha vía o por vía abierta.
La infección se presenta en aproximadamente el 30% de los pacientes con PAP, y la forma más
efectiva de manejarla en los pacientes con compromiso del estado general es el drenaje percutáneo
de dicha colección, método que aporta una elevada efectividad altísima como método
contemporizador. En esos pacientes, habitualmente el cuadro séptico presente se acompaña de
marcada respuesta inflamatoria sistémica, con deterioro del estado general. Nuestra postura es el
rápido drenaje del foco, con mínima agresión quirúrgica, y soporte multiorgánico junto al tratamiento
antibiótico. Una vez recuperado el paciente, si persiste o recidiva el pseudoquiste, se realizará su
tratamiento en forma definitiva de acuerdo a los lineamientos planteados en párrafos anteriores. En
los casos leves, donde solo el paciente presento fiebre sin compromiso del estado general, la cirugía
electiva podrá realizarse en dicha internación. De no disponer de abordaje percutáneo, el tratamiento
por endoscopía también es efectivo para drenar el contenido purulento directamente hacia el tubo
digestivo. En una reciente publicación, Ocampo y colaboradores describen el tratamiento de 13
pacientes con PAP infectados y fallo
La hemorragia se manifiesta por dolor abdominal y cambios bruscos en las características del
contenido del pseudoquiste. Si la repercusión hemodinámica es importante en la actualidad la
posibilidad de realizar una angiografía y embolización si la estructura sangrante es arterial es válida.
De no ser así, se impone la exploración quirúrgica.
La ruptura puede realizarse a la cavidad peritoneal o hacia estructuras del tubo digestivo. En el
segundo caso prácticamente resulta en la curación espontánea. En el caso de ruptura al peritoneo se
deberá drenar y lavar la cavidad sea x vía percutánea, laparoscópica o abierta.
En la Figura 2 se presenta el algoritmo para el manejo de los pseudoquiste de páncreas publicado por
Ocampo y colaboradores.
Recomendaciones:
1 El tratamiento de los PAP debe realizarse en condiciones electivas cuando su tamaña supera los 5
cms de diámetro y ya pasaron 6 semanas del episodio agudo de pancreatitis.
Pseudoquiste Agudo
CT + SOFA
Falla orgánica
Leve
Severa
Tratamientos temporizadores
SI
NO
Control
5. La cirugía abierta está indicada ante la duda diagnóstica o frente a complicaciones severas que no
puedan ser resueltas por laparoscopía.
6. La cirugía laparoscópica es una excelente opción de tratamiento en pacientes electivos con riesgo
quirúrgico aceptable.
7. El abordaje endoscópico debería plantearse en todo paciente donde el pseudoquiste tiene un buen
contacto con el estómago y duodeno.
La insuficiencia pancreática endócrina y exócrina es una complicación que puede ocurrir hasta en el
50% de los casos de los pacientes sometidos a necrosectomía. Esta complicación puede aparecer
durante la internación o manifestarse incluso meses después de necrosectomía. La insuficiencia
endócrina se manifiesta por intolerancia a la glucosa y el desarrollo de diabetes
Recomendaciones: 1. La insuficiencia exócrina y endócrina ocurre hasta en el 50% de los casos luego
de la necrosectomía pancreática, 2. La insuficiencia endócrina debe ser tratada con hipoglucemiantes
orales o con insulina y la insuficiencia exócrina con el aporte de enzimas pancreáticas dosificadas
según el requerimiento de cada paciente
Se define como la ausencia de continuidad ductal entre un sector de páncreas viable y el tubo
digestivo. Luego de algunos ataques graves de pancreatitis aguda se produciría una necrosis
completa en zonas vulnerables del páncreas como son el istmo y la parte proximal del cuerpo
pancreático. La necrosis en ese sector provoca la necrosis del Wirsung con la consecuente
desconexión del sistema ductal. El páncreas proximal se mantiene viable con la eliminación de jugo
pancreático por la vía natural.
Este jugo pancreático pasa en un pequeño porcentaje hacia la cabeza del páncreas y luego hacia el
duodeno, ya que su continuidad no está afectada. Pero la mayor parte del líquido pancreático se
dirige hacia el retroperitoneo generando las complicaciones que caracterizan al conducto pancreático
desconectado. El tipo de complicación que se desarrolla depende de la respuesta inflamatoria que
genera el paciente, de la forma de cicatrización y la extensión de la necrosis. Los tipos de
complicaciones incluyen el seudoquiste postnecrosectomía, la fístula pancreática externa y el
desarrollo de pancreatitis crónica.
4.3.a Seudoquistes post necrosectomía: Se los define como toda colección líquida con tamaño
superior a 4 cm. Estos seudoquistes post necrosectomía se caracterizan por la ausencia de necrosis
pancreática en su interior y por presentar paredes finas debido que su origen no es de causa
inflamatoria. Estos seudoquistes aumentan de tamaño en forma paulatina debido a que se encuentra
alimentado directamente por el páncreas izquierdo viable. Esto también explicaría la tendencia a su
perforación espontánea y a la recidiva.
El tratamiento consiste en el drenaje del seudoquiste hacia el tubo digestivo mediante anastomosis
endoscópica o quirúrgica.
Recomendaciones: 1. Se los define como toda colección líquida con tamaño superior a 4 cm. Estos
seudoquistes se caracterizan por su pared fina y por la ausencia de necrosis en su interior, 2. El
diagnóstico se realiza con TAC y ecografía. 3. El tratamiento consiste en el drenaje del seudoquiste
hacia el tubo digestivo.
4.3.b Fístula pancreática externa: Otra de las formas clínicas que caracterizan al conducto
pancreático desconectado es la fístula pancreática externa. El diagnóstico es con la clínica y siempre
se debe realizar una fistulografía para evaluar el sistema ductal, determinar si es una fístula lateral o
terminal y evaluar la presencia o no de cavidades intermedias.
La fístula lateral se origina por una necrosis que afecta a ramas laterales del sistema ductal,
existiendo pasaje de jugo pancreático hacia el duodeno. Esta fístula en general se agota en forma
espontánea o bien con el uso de octeótride. Si con este tratamiento la fístula persiste, se puede
intentar la colocación de un stent en el conducto de Wirsung para disminuir el débito. Es poco
frecuente que la fístula lateral requiera tratamiento quirúrgico para su resolución.
La fístula terminal es causada por una lesión del sistema ductal principal y está caracterizada por una
ausencia de comunicación de la porción viable de parénquima con el tubo digestivo. Esta fístula
difícilmente cierre en forma espontánea, por lo tanto el tratamiento quirúrgico es de elección.
Las opciones terapéuticas incluyen la resección del páncreas izquierdo viable y la derivación de la
fístula hacia el tubo digestivo (trayectogastroanastomosis o trayectoyeyunoanastomosis en Y de
Roux). Las condiciones para realizar este tratamiento es un trayecto fistuloso bien formado, sin fugas
de contraste en la fistulografía y una comunicación franca con el sistema ductal. El tiempo necesario
para que esto ocurra debe ser superior a 25 semanas.
4.3.c Pancreatitis crónica: El bloqueo de la salida del líquido pancreático del segmento de páncreas
izquierdo viable provocada por la estenosis del conducto, lleva al desarrollo de pancreatitis crónica.
La obstrucción crónica del conducto genera una inflamación progresiva del páncreas proximal con la
consecuente atrofia del mismo.