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Cros, Edmond. “Introducción a la Sociocrítica. Conferencias 1 y 2”. Káñina 10(1).

(Enero-
julio, 1986): 69-84

Mariana Quesada Rodríguez


Cédula: 402360145

En la lectura de la sociocrítica se presentan dos partes, ya que es una conferencia


impartida en la Universidad de Costa Rica por Edmond Cros. Aborda temas como el análisis
de la sociocrítica desde la mera perspectiva sociológica y qué papel juega la sociedad en los
textos y expresiones de arte.
Nos indica Cros que “sociocrítica es una palabra que se creó a partir de la postura de
un colega de AIX en Provence que se llama Charles Maurron (p. 69). Busca hacer una
radiografía de los textos de ficción psicoanalíticamente. Entonces, ¿cómo definir la
Sociocrítica con arreglo a la Sociología tradicional? Cros menciona que es un pensamiento
común que el texto ficticio no puede remitir directamente a la realidad, igualmente dice que
lo que interesa no son las relaciones entre la sociedad y el texto, sino entre las estructuras de
la sociedad y las estructuras del texto ficticio; como tercer punto presenta que la Sociocrítica
es un campo poco desarrollado (p. 69).
Cros insiste en que no se trata de negar lo específico del texto de ficción, sino de
examinar los elementos del discurso social en dicho texto. Se cree que la literatura
reconstruye el acuerdo social en la medida que permite la reproducción axiológica, por lo
que la postura esencial viene a ser que efectivamente hay una relación entre la infraestructura
económica y la superestructura ideológica (p. 70). Cros insiste en repasar los cuatro puntos
que distinguen a la Sociología y la Sociocrítica:
En primera instancia la sociología tradicional no parece importarle el estudio del texto
como a la sociocrítica, ya que lo que interesa a estos últimos es el momento de la producción;
ahora, también menciona que no solo importa el texto ficticio, sino también el objeto cultural
para buscar aplicarlo en otros campos artísticos (p. 70). Como cuarto punto, Cros dice que se
diferencia la sociocrítica de la sociología tradicional en que “debemos afirmar que el
contenido forma parte de la significación de una obra literaria pero que la significación del
texto de ficción no se puede reducir al contenido” (p. 70); asimismo, la sociología considera
al texto ficticio como un documento de carácter histórico, lo que nos dirige al
cuestionamiento “¿cuál es el valor informativo del texto de ficción? ¿en qué forma nos da
una información? Creo que el texto de ficción no nos da una información como nos la puede
dar una documentación periodística” (p.71).
Cros recalca al Estructuralismo Genético como una aportación esencial para la
Sociología de la Literatura, su primer elemento caracterizador es la noción de sujeto
transindividual (un sujeto que forma parte de una variante de sujetos colectivos) (p. 71), el
segundo elemento es el no-consciente, que es “el producto de un sujeto colectivo” (p. 72) el
cual no posee represión y solo se puede evidenciar mediante análisis científico. (p. 72). Existe
un tercer elemento, es el concepto de visión del mundo, el cual también se relaciona con el
de sujeto transindividual, lo que indica que la visión del mundo es una abstracción, no es real
(p. 72).
Existen una serie de preguntas que mediante su respuesta pueden llegar a definir la
postura de la Sociocrítica: primero, “¿Podemos reducir, como lo sugiere Goldmann, el
contenido del texto de ficción a la monosemia de un discurso conceptual?” Cros nos dice que
el texto de ficción es muy variado para que solo nos brinde esta información (p. 72); segundo,
“¿Podemos imaginar una coherencia tan grande, tan evidente de las estructuras textuales?
¿Podemos imaginar una coherencia tal y tan importante de las visiones del mundo?” (p. 72),
El autor menciona que la escuela de la Sociocrítica de Montpellier cree que hay para cada
texto una combinación de elementos genéticos que termina conformando la producción de
sentido (p.73).
Es obvio que para todos existe una relación entre el texto ficticio y la sociedad, pero
vale preguntarnos ¿de qué forma lo es o existe? Cros dice que “tenemos solo dos
posibilidades de mediación: la primera mediación es la mediación de la conciencia; la
segunda mediación es la mediación que podría operar el material con el cual estoy
escribiendo mi texto de ficción” (p.73). Primero vale preguntarnos ¿qué es la conciencia?,
Cros dice que no es una realidad, más bien un dato socio-ideológico. (p.73).

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El autor llega a la conclusión de que el escritor no selecciona sus signos en la lengua,
sino que los selecciona del conjunto de expresiones en la semiótica reproducida por los
grupos en los que ha estado, por lo que se entiende que la lengua como tal es una abstracción,
así que es una macrosemiótica natural (p. 74). Las variantes presentadas son un ejemplo del
funcionamiento del no-consciente, así que mediante los diferentes discursos el interlocutor o
su conciencia se entera de las condiciones socioeconómicas, sociopolíticas, socioculturales,
etc. (p. 74); estos diferentes discursos forman parte de otro elemento más amplio llamado
formación discursiva (p. 75).
De una forma puntual la postura de la Sociocrítica se resume de la siguiente forma:
el texto no remite a la sociedad; la mediación entre la estructura social y la textual es en
esencia discursiva; entre estas mismas estructuras mencionadas se debe analizar el proceso
de producción de sentido; hacer énfasis en lo estructurado de los objetos; y el texto de ficción
es portador de una significación social en tanto que la forma sea el de una estructura (p. 75),
mientras se “empieza por la forma, por la estructura, podemos plantearnos la cuestión, a partir
de estos datos, de a qué tipo de estructura de sociedad corresponde el resultado de la forma”
(p. 76); finalmente, para los sociocríticos la literatura no emite mensajes monosémicos.
Cros inicia la segunda parte de la conferencia mediante la pregunta ¿qué es la
literatura como tal?, y nos dice que sin duda esta es una práctica social, que maneja un
discurso ficticio, lo que indica que cuando un escritor emite un signo o palabra, su mensaje
debe plasmarse o se plasma conforme dicho sistema, esto se relaciona con los aparatos
ideológicos de Althusser (p. 77).
A partir de acá, Cros se centra en la caracterización de la Sociocrítica e inicia este
proceso centrándose en el que él considera el esencial, la genética textual. El autor nos habla
de un centro de programación que posee a su vez componentes de programación, uno de los
primeros es el que empieza a establecer las leyes de repetición, en el cual el texto selecciona
un signo, luego este mismo selecciona otro y este otro, otro, y así sucesivamente (p. 78). El
último componente es la intertextualidad, según Kristeva citada por Cros, un texto siempre
está escrito conforme a otro texto previo a él. La misma intertextualidad nos puede llevar a
la interdiscursividad que es “el conjunto de relaciones múltiples, a veces dialécticas, que se
establecen entre todos los discursos que están produciendo el sentido” (p. 78).
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Los elementos aportados por la intertextualidad ofrecerán a la “escritura y a la
genética textual lo que se puede llamar una opacidad, o sea una resistencia a la
deconstrucción, no se van a dejar diluir completamente en el nuevo texto” (p. 79); asimismo,
estos elementos puede contradecir a la interdiscursividad. Cuando en un texto hay puntos
conflictivos, se puede dar por seguro que tienen que ver con la genética textual (p. 79).
De cualquier manera, el genotexto no existe como tal en una obra, sino que va acorde
a la visión del analista, lo que sí existe es el fenotexto. Cros menciona que para explicar esto
se tiene que ver al texto con muchas categorías o niveles, se puede “examinar cómo las
diferentes funciones narrativas se encadenan las unas sobre las otras y con un examen
profundizado” se define el funcionamiento que esboza la definición de un genotexto (p. 79).
Entonces se puede definir como “una serie de elementos que tienen vocación de estructura
pero que solo se van a estructurar en el fenotexto- lo cual es normal-.” (p. 79).
Cros dice que entre el texto y la sociedad existe una serie de mediaciones, primero la
de vivencia propia y luego la mediación específica, también llamada código de
transformación. Este código busca pasar de un sistema de representaciones a otro sistema de
representaciones (p. 80). Acá ya Cros avanza a la parte metodológica de la Sociocrítica.
Inicia esta parte con la cuestión siguiente: “¿Cuáles son los instrumentos de trabajo
concretos que tenemos a nuestra disposición?” (p. 80); y la empieza contestando con la
primera cara de su metodología, una serie de signos y la preocupación por las relaciones que
estos tienen entre sí, obviamente contextualizados en el texto, es la semántica textual (p. 80-
81). Da principal atención a los signos sin contenido semántico, llamados elementos extra-
semánticos, “lo que pasa en el caso del texto de ficción es que precisamente el núcleo de
focalización que se está realizando, que se está creando va a semantizar los elementos extra-
semánticos” (p. 81).
La segunda cara es lo que sucede detrás de dichos encadenamientos, lo ejemplifica
Cros (citando a Lotman) diciendo que “un mismo texto se puede leer como una sucesión de
signos más importantes que la dicción en palabras hasta la transformación del texto en un
solo signo” (p. 81), por lo que la idea es buscar un nexo entre el significado y el significante
que sea igual al que hay entre el signo como palabra (p. 81).

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Cros nos dice que mediante la experiencia se nos muestra lo que es el sistema
semiótico y cómo esta permite una decodificación del fenotexto (p. 82). La idea es poner en
evidencia los enunciados agramaticales y/o contaminaciones semánticas, que son frases
hechas que tienden a incitar al texto ficticio a engañar el paradigma de expectativas (p. 82).
Según Cros, son fácilmente identificables y menciona diversos ejemplos de los cuales se
extraerán dos de ellos: el primero, La Región más transparente de Fuentes, se presenta el
enunciado “coronada de nopales”, donde también se lee “coronado de espinas” y se
concluye como una contaminación semántica; el segundo, en Guzmán de Alfarache se otorga
un valor a las piedras y dice “piedras de precio”, cuando debe decir “piedras preciosas”, es
una deslexicación de la fórmula original (p. 83).

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