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CÓMO ESCRIBIR UN HAIKU

En este artículo voy a darte algunas indicaciones para que


puedas escribir buenos haikus. Es importante que tengas claro
qué es y qué no es un haiku, tal como he explicado en el
artículo del blog Qué es (y qué no es) un haiku.

En un haiku se captura un instante de la misma


manera que lo capturaríamos con una cámara de fotos. En una
fotografía, el instante queda retratado en una imagen; en un
haiku, queda plasmado en palabras. Para escribir un haiku, al
igual que para hacer una fotografía, tan importante es encontrar
un instante que merezca la pena retratar como saber retratarlo.

En primer lugar, por tanto, has de hacerte con un instante


a retratar. Para ello, lo ideal es que salgas a pasear por la
ciudad o el campo y mires a tu alrededor con atención. También
te valdrá con estar atento cuando vas al trabajo en el metro o el
autobús o mientras estás en el coche en un atasco o frente al
semáforo en rojo. En cuanto contemples algo que te cause una
impresión, por mínima que sea, y que creas que vale la pena
compartir por escrito, ya te habrás hecho con ese instante que
necesitas para escribir tu haiku.

Por ejemplo, si te ha llamado la atención cómo la gente va


con prisas por la calle, esta imagen (la gente caminando con
prisas por la calle) te valdrá perfectamente.

Una vez tengas decidida la escena que vas a mostrar, se


trata de describirla de la manera más sencilla y directa
posible, para que el lector la pueda captar sin problemas.

Por ejemplo, si la escena que quieres retratar tiene lugar al


atardecer, podrías poner, en uno de los versos, un simple “se
pone el sol”.

Evita describir de manera poética: si para referirte al sol


usas la expresión “el astro rey” (en vez de, simplemente, “el

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sol”), estarás haciendo que lo que llame la atención sea el texto


en sí, más que la escena descrita, y, con ello, distraerás al
lector. En un haiku, no son las palabras las que han de
impresionar, sino lo que comunicamos con ellas.

En general, has de evitar las metáforas, como la del


ejemplo anterior; “el astro rey” es una metáfora porque el sol
no es un rey, excepto figuradamente. En este caso, se trata de
una forma habitual de llamar al sol, pero, incluso así, es
preferible no usarla.

Una metáfora la puedes usar en caso de que sea


meramente descriptiva. Por ejemplo, la expresión “se pone el
sol” es también una metáfora, porque el sol, en realidad, no se
pone en ningún sitio, como sí se pone, qué sé yo, un plato en
una mesa, pero se trata de una forma aceptada y coloquial de
hacer referencia al ocaso, y no distraerá al lector.

De la misma manera, has de evitar poner los adjetivos a la


izquierda del sustantivo o alterar el orden natural de los
elementos de la frase de cualquier otra forma. Por ejemplo, si
quieres describir unos campos verdes, hazlo así, de manera que
suene lo más natural posible: “los campos verdes”. Si, en
cambio, escribes “los verdes campos”, el lector se fijará en las
palabras que estás usando, en lugar de en los campos en sí.

Si pones verbos, ponlos en presente. Si necesitas


mencionar algo que haya sucedido con anterioridad al instante
que te ha llamado la atención, puedes hacerlo en pasado. Por
ejemplo, si quieres mostrar cómo, tras un diluvio, el sol vuelve
a brillar, puedes mencionar primero la lluvia...

Ha diluviado

… y luego ya describir el momento en el que brilla el sol:

y ahora, de nuevo,
brilla el sol.

Procura que el lector pueda visualizar la escena sin

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problemas. Por ejemplo, si yo escribo...

Tarde en la playa
y de pronto empieza
a diluviar.

... el lector no tendrá manera de saber si en la playa había


mucha gente o, por el contrario, apenas la había. En cambio, si
escribo...

Playa repleta
y de pronto empieza
a diluviar.

... entonces el lector podrá hacerse una imagen más nítida


del instante en cuestión. Aún faltaría mostrar con algo más de
detalle el momento en el que empezó a llover: cómo primero se
oyó un trueno, cómo la gente se apresuró a recoger... No es
fácil, ya que el espacio, en un haiku, es muy poco.

El haiku lo has de escribir en el formato propio del género,


es decir, en 17 sílabas distribuidas en tres versos, de 5, 7 y
5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: no
tienen por qué ser exactamente 5, 7 y 5 sílabas, sino que
podrían ser, por ejemplo, 6, 6 y 5; te hablaré de esto un poco
más abajo. Has de tener en cuenta, en cualquier caso, que se
trata de sílabas métricas, no de sílabas gramaticales.

Te explicaré brevemente cuál es la manera de contar las


sílabas métricas de un verso:

Primero has de contar las sílabas tal como te enseñaron en


la escuela. Con ello habrás obtenido el número de sílabas
gramaticales. Por ejemplo, el siguiente verso...

el mar azul

... tiene 4 sílabas gramaticales:

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el-mar-a-zul (4)

Luego has de modificar este número en función de dónde


tenga el acento la última palabra del verso. Si el verso acaba en
palabra aguda, se cuenta una sílaba más:

el mar azul

el-már-a-zúl (4+1=5)

Si el verso termina en palabra esdrújula, se cuenta una


sílaba menos:

cantan los pájaros

cán-tan-los-pá-ja-ros (6-1=5)

Si el verso termina en palabra llana, no se suma ni se


resta ninguna sílaba:

Sol de febrero

sól-de-fe-bré-ro (5)

Por último, has de modificar el número de sílabas en


función de los fenómenos fonéticos que se produzcan en el
verso: sinalefas, elisiones, sinéresis... Aquí te hablaré
únicamente de las sinalefas, y sólo de las sencillas, que son las
que se producen entre dos sílabas, no entre tres.

Se produce una sinalefa cuando dos o más sílabas que


pertenecen a palabras distintas se pronuncian con un único
golpe de voz.

En el siguiente verso se produce una sinalefa, ya que, al


leerlo, la última sílaba de la primera palabra y la primera de la
segunda palabra se pronuncian en una única sílaba:

corté una rama

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cor-(téu)-na-rá-ma

Si se produce una sinalefa, se cuenta una sílaba menos.


Así, en el verso anterior, es número de sílabas es 5, y no 6.

Para que se produzca una sinalefa, tiene que suceder que


el último sonido de una palabra sea vocálico y el primero de la
siguiente también lo sea.

Si las dos sílabas implicadas son átonas, la sinalefa es


obligatoria, es decir, se produce siempre; si una es tónica y la
otra es átona, la sinalefa es optativa; y si las dos son tónicas,
no se produce sinalefa.

Como ya había comentado, no es necesario que un haiku


tenga exactamente 5-7-5 sílabas, aunque, si las tiene, será más
valorado por muchos lectores; esto es algo a tener muy en
cuenta si, por ejemplo, lo escribes para presentarlo a un
concurso.

Así, podemos escribirlo en, por ejemplo, 6-6-5, 7-5-5 o 5-


6-5 sílabas, y no por ello se leerá mal. En el caso general, el
primer verso de un haiku quedará bien con 5 o 6 sílabas, y, con
menor frecuencia, con 7 sílabas, mientas que el segundo
quedará bien con 6 o 7 sílabas, y, con menor frecuencia, con 5
sílabas. El verso final es el que menos flexibilidad permite, y,
por lo general, sólo suele quedar bien cuando tiene exactamente
5 sílabas.

De todas maneras, has de tener en cuenta que el hecho de


que un verso quede bien o no, no depende únicamente del
número de sílabas métricas, sino que entran en juego otros
factores: por ejemplo, la distribución de las sílabas tónicas.

Fíjate: como último verso de un haiku nos valdría tanto “la


primavera” como “y la primavera”, por más que uno tenga 5
sílabas...

la-pri-ma-vé-ra

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... y el otro tenga 6:

y-la-pri-ma-vé-ra

La razón es que en ambos hay, en realidad, una única


sílaba tónica, la de la palabra primavera (ya que tanto la
conjunción y como el artículo la se consideran palabras atónas,
es decir, no se carga en ellas la voz); esto resulta en que, a
efectos de ritmo, ambos versos se leen prácticamente igual.

Verás que en ocasiones no resulta nada sencillo decir en


un número concreto y tan reducido de sílabas aquello que
necesitamos decir. Por ejemplo, si necesitases cerrar el haiku
haciendo referencia a, pongamos, un puesto de fruta, podrías
hacerlo sin problemas (“puesto de fruta”; 5 sílabas), pero si, en
cambio, necesitases hacer referencia a una autopista, te
costaría más, porque “autopista” tiene sólo 4 sílabas, y “la
autopista”, con el artículo, tiene también 4, ya que se produce
una sinalefa, y no quedaría bien como verso final ni en un caso
ni en otro.

Una solución es recurrir a sinónimos. Por ejemplo, podrías


usar la palabra “carretera”, ya que, como empieza por
consonante, no se produciría sinalefa al precederla por el
artículo: “la-ca-rre-té-ra”. Eso sí, estarías cambiando
ligeramente la escena mostrada, ya que una autopista y una
carretera no son lo mismo, y entonces tendrías que ver si para
la escena que quieres mostrar y la emoción que pretendes
transmitir te vale igual una carretera que una autopista.

Bueno, pues hasta aquí este artículo. Espero que las


indicaciones que te he dado te resulten útiles.

Un saludo,

César Sánchez

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