HIPERIA
La existencia de encendidos hipersincrónicos de naturaleza completamente
fisiológica nos obliga a postular que no toda forma de hipersincronía neuronal
ha de
ser interpretada como patológica, sino que algunas modalidades de este
funcionamiento epileptoide del cerebro deben ser concebidas como
estrictamente
fisiológicas sin que quepa etiquetarlas de enfermedad mental ni de enfermedad
epiléptica.
De hecho, y claramente en esta línea, existen datos contundentes que ponen
de
manifiesto que el funcionamiento hipersincrónico neuronal es propio de
funciones
biológicas muy importantes, algunas de ellas incluso imprescindibles para la
supervivencia del individuo.
En esta línea, analizaremos en esta sección con detalle los siguientes
apartados:
1. Hipersincronía neuronal y aprendizaje (hipersincronía y memoria)
2. Hipersinocronía neuronal y sexualidad (hipersincronía y orgasmo)
3. Hipersioncronía neuronal y sueño
4. Hipótesis de la hiperia
HIPERSINCRONÍA NEURONAL, MEMORIA Y APRENDIZAJE
A lo largo de nuestro estudio hemos tenido ocasión de aludir ya en diferentes
ocasiones a la estrecha relación que guarda el funcionamiento hipersincrónico
de
nuestro cerebro con el aprendizaje: en efecto, decíamos al hablar de las
epilepsias
reflejas y del kindling que nuestro cerebro “aprende” a ser epiléptico, es decir,
tiene
una tendencia muy fuerte a constituir en fijos e indefinidos los modos de
funcionamiento hipersincrónico. Pues bien, como enseguida veremos, esta
fijación de
respuestas hipersincrónicas está estrechamente relacionada con el proceso del
aprendizaje.
Otro importante dato que apunta igualmente en la dirección de una estrecha
relación entre funcionamiento epileptoide del cerebro y el aprendizaje viene
constituido por el hecho de que tras sucesivos encendidos hipersincrónicos de
determinadas áreas cerebrales, aparecen de nuevas estructuras en la neuronas
de
esos circuitos, concretamente unas vesículas en las dendritas las cuales
parecen
constituir el almacén de la memoria. Efectivamente, las enfermedades que
producen
la destrucción de estas vesículas, como es el caso de las diferentes demencias,
cursan
con pérdida de la memoria. Este hecho ha llevado a numerosos autores a
postular la
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le hemos visto, pero nos falta todavía su nombre de pila, lo que significa que
tenemos
encendidas ya 3000 de las 3050 neuronas que componen ese engrama, pero
no
somos capaces de activar todavía las 50 restantes.
La constitución de sucesivos y cada vez más numerosos circuitos estables y
duraderos es la manera que tiene nuestro cerebro de construir engramas,
proceso que
se lleva a cabo merced a encendidos cerebrales hipersincrónicos: nuestro
cerebro, las
informaciones que le llegan repetidamente, las transforma en engramas a base
de
encendidos hipersincrónicos los cuales, al igual que ocurre en el estañado de
un
circuito eléctrico, suponen las constitución de nuevos puntos de
neurorrecepcion en
las dendritas neuronales que fijan y dan estabilidad definitiva a un circuito
neuronal
que hasta entonces era solo ocasional e inestable.
Lógicamente ese proceso de “estañado” tendría que ser muy frecuente en los
primeros días y meses de vida, cuando para el cerebro del recién nacido todo
es
nuevo y tiene que almacenar sucesivos engramas sin cesar. Pues bien, el
hecho de
que ese cerebro se pase hasta el 90% del tiempo durmiendo, es decir, en
funcionamiento hipersincrónico, apunta precisamente en esta dirección. En
este
sentido, ¿cabría interpretar el dormir. o al menos alguna de las fases del
sueño, como
los momentos que dedica nuestro cerebro para fijar definitivamente los datos
de la
memoria transformando en estables circuitos que hasta ese momento eran
sólo
provisionales?
HIPERSINCRONÍA NEURONAL Y SUEÑO
En efecto, en las fases 2 y 3 del sueño aparecen en el electroencefalograma
complejos de puntas y punta-onda que son muy similares a las que aparecen
en la
epilepsia:
Fase 2 del sueño Fase 3 del sueño
Trazado electroencefalográfico durante las fases II y III del sueño, en el que se aprecian
puntas claramente epileptoides, indicativas de un funcionamiento neuronal hipersincrónico.
Para no extendernos innecesariamente en busca de datos que avalen
este hecho, nos limitaremos a señalar, como argumento paradigmático, que
cuando se quiere potenciar la sincronización neuronal durante el registro de
un trazado electroencefalográfico, se recurre a la hiperventilación o a la
estimulación acústico-luminosa, pero también al electroencefalograma de
sueño, ya que las tres situaciones potencian la hipersincronía neuronal. Por
tanto, soñar es necesario para la vida y, mientras se sueña, el cerebro está
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funcionando hipersincrónicamente.
Pero es que, además, a poco que nos detengamos a analizar la
fenomenología de los sueños, caeremos en la cuenta de que los mismos
reúnen siempre los rasgos fenomenológicos que hemos señalado como
definidores y caracterizadores de las producciones psíquicas
hipersincrónicas, a saber: automatismos psíquicos que se despliegan en la
mente de manera completamente pasiva y que son vivenciados con una
enorme intensidad y con fuerte sentimiento de extrañeza.
En suma, hay abundantes evidencias que apuntan a que los sueños
constituyen una actividad fisiológica del cerebro, de naturaleza
hipersincrónica, la cual está estrechamente relacionada con la fijación de los
datos del aprendizaje (memoria de evocación). Esta importante función de
los sueños ayudaría a comprender otro hecho que, aunque bien establecido,
resultaba hasta el presente difícil de comprender: nos referimos al bien
probado dato de que las fases REM del sueño son imprescindibles para la
vida, es decir, que no se puede vivir sin soñar.
HIPERSINCRONÍA NEURONAL Y ORGASMO
Cuanto acabamos de decir acerca de la estrecha interrelación entre
hipersincronía y sueños por un lado, e hipersincronía, aprendizaje y
memoria por otro, es válido también para la hipersincronía y el orgasmo: en
primer lugar, a poco que nos fijemos en esta vivencia, enseguida podremos
verificar que se trata de una vivencia que reúne todas las características
fenomenológicas de las vivencias epilépticas y/o hipéricas: automatismo
psíquico durante el cual el sujeto experimenta una intensa vivencia psíquica
placentera que se desarrolla toda ella de forma pasiva y ajena a la voluntad
del sujeto.
Pues bien, son numerosísimas las evidencias que ponen de manifiesto
que durante el orgasmo se produce un encendido neuronal hipersincrónico,
el cual se traduce en esa peculiar vivencia psíquica, intensamente
placentera, que denominamos orgasmo: los datos científicos que avalan
esta interpretación son abrumadores, con numerosas publicaciones relativas
a crisis epilépticas parciales cuya única manifestación clínica es una vivencia
orgasmática que se desarrolla de forma completamente espontánea y
automática, así como orgasmos en los que se ha podido detectar
electroencefalográficamente la correspondiente hipersincronía neuronal.
Y todavía un importante dato más en esta misma línea: los fármacos
que hemos venido analizando a lo largo de este trabajo como supresores de
la hipersincronía neuronal (antiepilépticos, antidepresivos tricíclios y
serotoninérgicos) producen todos ellos anorgasmia.
HIPÓTESIS DE LA HIPERIA
Con toda esta abundante información relativa a funciones cerebrales
vitales que son de naturaleza hipersincrónica es lógico pensar que la
hipersincronía neuronal, al menos en alguna de sus variantes, sería la
expresión de un funcionamiento fisiológico del cerebro.
Este funcionamiento hipersincrónico del cerebro se halla en parte ya
consolidado y explicaría todo aquello que guarda relación con el
aprendizaje. Pero, además, se trata de una actividad en permanente estado
de progreso y evolución, la cual implicaría al menos dos importantes
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