delito que nos ocupa tenga prevista pena de inhabilitación y que ello resulte un
obstáculo insalvable para la concesión del beneficio solicitado, valiéndose
para sustentar dicha disconformidad en el apartamiento absoluto e infundado
de la doctrina sentada en la materia por nuestro máximo tribunal, que
expresamente fue invocada en autos por el recurrente.
Entiende la sala que guarda razón el recurrente y corresponde
revocar el auto en crisis toda vez que el magistrado de primera instancia -en su
resolución- se apartó infundadamente de la nueva postura que surge del fallo
“Norverto” relativa a la concesión del beneficio de la suspensión del proceso a
prueba en delitos que tengan pena de inhabilitación.
Al respecto, la Corte Suprema tiene dicho que, si bien los jueces
gozan de incuestionable libertad de juicio en sus decisiones, el apartarse de la
jurisprudencia de la Corte sin controvertir sus fundamentos importa
desconocimiento deliberado de su autoridad y que la prescindencia pura y
simple de las sentencias de la Corte por los tribunales inferiores perturba el
esquema institucional judiciario (CSJN, Fallos 212:59; 212:253, entre otros).
Más aún, si para fundar tales decisiones se utiliza doctrina y
jurisprudencia de antigua data.
Cabe precisar, que si bien en el fallo “Norverto” el alto tribunal se
remitió directamente a la doctrina sentada en el precedente “Acosta”, lo cierto
es que no se hizo mención alguna a que en este caso se trataba del delito
tipificado en el art. 302 del CP, el cual es reprimido con pena de prisión e
inhabilitación.
Pese a la falta de mención expresa sobre el punto, y más allá de
no encontrarse debatido en el caso “Acosta” la procedencia del instituto para
delitos reprimidos con pena de inhabilitación, lo cierto es que la Corte decidió
en “Norverto” concederlo igualmente, sin hacer referencia siquiera a un
posible ofrecimiento de autoinhabilitación o a la imposición de ese extremo
como posible regla de conducta durante el plazo de la suspensión (García
Lois, Adrián J., “La suspensión del juicio o proceso a prueba”, p.229,
Cathedra Juridica, Buenos Aires, 2009).
Dicha doctrina impulsó a que con posterioridad y en la misma
causa, la sala IV de Cámara Nacional de Casación Penal cambiara su criterio y
contemplara expresamente la procedencia de la suspensión del proceso a
prueba respecto de los delitos que se encuentren reprimidos con pena de
inhabilitación.
En tal sentido, sostuvo que la interpretación que se impone es
aquella que no contempla como obstáculo a la procedencia de la suspensión
del proceso a prueba que el delito de que se trate tenga prevista pena de
inhabilitación, a menos que lo sea en la modalidad absoluta (CNCP, Sala IV,
c.5365, “Norverto, Jorge Braulio s/recurso de Casación”, rta. 30/6/09).
En igual sentido, otras salas de la Cámara de Casación Penal,
admitieron la concesión de la probation para delitos reprimidos con pena de
inhabilitación, pero con la salvedad de exigir como requisitos, en línea
general, el pago de la multa y la conformidad del fiscal (CNCP, Sala I, c.
9680, “Ruarte”, rta. 2/2/08; c.10.558, “Tavarozzi”, rta.12/12/08; c.10.672,
“Reynoso”, rta. 27/3/09; c.10.171, “Moretti”, rta. 15/5/09; CNCP, Sala II,
c.10.941, “Maccha Gamarra”, rta. 2/6/09).
Por ello más allá de la evolución operada, desde dichas
sentencias, en los distintos niveles del pensamiento jurídico vinculados a la
materia, cabe señalar que en la anterior intervención de esta sala -fs.
636/637vta.- fueron vertidos los fundamentos recogidos a partir de los citados
precedentes en donde se sostuvo que en el caso bajo estudio se tornaría
abstracta la situación respecto a la inhabilitación, por cuanto en el sub lite es///
Poder Judicial de la Nación
c.37.881 “B., M. E. s/homicidio culposo” Suspensión de Juicio a prueba
5/116 Sala V/07.-
Ante mí:
Andrea F. Raña
Secretaria Letrada de C.S.J.N.