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Construcción Sostenible en el Perú1

Por Jaap de Vries y Liliana Miranda

El Perú es un país diverso, con una gran variedad de climas y una gran diversidad biológica, social y
cultural. Cerca del 10% de su superficie es desértica, situado a lo largo de sus 3000 km. de costa.
Un 40% del territorio está ubicado en la Cordillera de los Andes, mientras que la otra mitad del
país está conformada por una vasta selva tropical. La mayor parte de su población (26.5 millones)
está concentrada en la capital, Lima (30%), y a lo largo de la costa norte. Cerca del 72% del total de
la población vive en zonas urbanas.

El país sufrió tiempos difíciles durante las últimas décadas. En los años 80 y principios de los años
90, el terrorismo y las correspondientes reacciones militares tuvieron una devastadora influencia
en el proceso de desarrollo. Este periodo fue seguido por un gobierno altamente centralizado y
autoritario, durante el cual muchos procesos democráticos fueron revertidos y las cifras de
pobreza alcanzaron picos muy altos. El reciente presidente electo Alejandro Toledo se enfrenta a
un enorme desafío para revertir estas tendencias. En el año 2000, cerca del 37% de los ciudadanos
urbanos vivía en la pobreza, y el 70% de los pobres en zonas rurales. Debido a una falta de
planificación y el deterioro ambiental correspondiente, las condiciones de vivienda y de vida de los
pobres en áreas urbanas y rurales están muy por debajo de los estándares aceptables. Una política
de construcción sostenible en un país de tal diversidad y complejidad no es, por lo tanto, una tarea
sencilla. Al país se le conoce por la sofisticada arquitectura pre-colombina.

Antiguamente la construcción era muy sostenible, al menos en un sentido ambiental. Los


volúmenes de construcción eran limitados y los materiales eran extraídos de lugares cercanos. A
excepción del uso de leña, no se utilizaron otras fuentes de energía. Muchas de las antiguas
técnicas siguen siendo utilizadas en grandes zonas del Perú, especialmente en zonas rurales,

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Publicado en la Revista Sustainable Construccion, 2003, No. 2

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aunque también se utilizan en muchas ciudades. En las montañas de los Andes, la mayoría de
casas y pequeños edificios se construyen utilizando bloques de adobe. Éstos son cubos de arcilla
prensada, a menudo reforzados con paja, y que son secados al sol. Cerca de 9 millones de
personas viven en casas hechas de este material, que es muy apropiado para la región, debido a
su alto valor térmico. La arcilla es un recurso abundante en las diversas localidades, aunque
algunas veces su explotación conduce a la depredación de paisajes y áreas agrícolas. Una
desventaja es la poca resistencia del material, lo que conduce a construir gruesas paredes y por lo
tanto, a un mayor uso del espacio. Su resistencia a los terremotos es baja también, pero se han
aplicado muchas soluciones técnicas con éxito.

A lo largo de los 3000 km. de las áridas costas peruanas, un material común de construcción es la
quincha, que también proviene de la antigüedad. Éste es un material compuesto, hecho aplicando
una capa de arcilla a un panel de junco tejido. Estas construcciones son más livianas y permiten
construir paredes más delgadas que en el caso del adobe. Esto ahorra espacio, el cual es
adaptable para las zonas costeras densamente pobladas. Con respecto a la disponibilidad y
resistencia, las ventajas y desventajas son similares a las del adobe. En las zonas de selva tropical,
que componen cerca del 50% del área total del Perú, la gente utiliza métodos de construcción
completamente diferentes tales como construcciones en bambú, techos de palma, etc.

Aproximadamente desde 1950, el Perú sufre un rápido proceso de urbanización. En ese año,
alrededor del 30% del total de la población peruana era considerada urbana. Actualmente más del
72% de peruanos vive en ciudades. Entre los años 80 y la mayor parte de los años 90, el Perú vive
grandes procesos migratorios incrementados por la violencia política, principalmente desde la
región de los Andes hacia las áreas urbanas de la zona costera. Muchas de estas ciudades costeras
se han expandido muy rápido ocupando parte importante de las reservas agrícolas y hacia los
desiertos de los alrededores. El grueso de los migrantes vino a Lima, la capital. Ahora, cerca del
30% de la población del Perú reside en Lima. Esta expansión ciertamente trajo consigo un inmenso
esfuerzo de construcción, tanto por parte del sector formal como del informal.

El sector formal lo conforma en buena parte un pequeño número de grandes compañías


constructoras, que construyen a pedido de bancos, promotoras inmobiliarias, etc. La impulsora
principal aquí es la ‘modernidad’. En el contexto de globalización, la mayor parte de las compañías
quieren tomar parte de mundo ‘occidental’ moderno lo antes posible. Sus edificios tienen que
verse consiguientemente: altos, con mucho vidrio, azulejos brillantes, aire acondicionado, etc. No
se brinda consideración alguna a los aspectos ambientales o a los elementos culturales. Muchas
hermosas casonas son demolidas para ser reemplazadas por altos edificios, sin ningún criterio de
valor arquitectónico o planeamiento urbano. En los vastos asentamientos humanos (barriadas o
pueblos jóvenes) que rodean las grandes ciudades de la costa, la construcción es atendida en
forma casi exclusiva a través el sector informal. Grupos organizados de pobladores invaden
terrenos o los compran a grandes propietarios. El diseño urbano se da de manera informal, las
más de las veces sin involucrar a profesionales, lo que más adelante conduce a muchos problemas
como falta de infraestructura, hacinamiento, inseguridad, etc.

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Las casas se construyen de manera similar replicando un mismo patrón: algunas veces porque un
arquitecto se ve envuelto en el proyecto de varias viviendas, pero la mayoría de veces porque el
plano es copiado de unos a otros. El propietario, junto con parientes y amigos, construye la casa, a
menudo asistido por un ‘maestro de construcción’, y la mayoría de las casas no acceden a las
regulaciones de construcción.

Cuadro 1: Diseño urbano sostenible en Perú

A principios de los años 70, se planificó una ciudadela en los


desiertos del sur de la capital, Lima. El gobierno central hizo un
plan zonal, de acuerdo a la organización social prevista, y
proporcionó ciertas facilidades a los grupos organizados de
pobladores.

Debido a este proceso planificado (comparado con las prácticas


caóticas de invasiones y especulación), la zona de Villa El Salvador
obtuvo un nivel razonable de infraestructura y servicios en un
periodo de tiempo relativamente corto y se ha convertido ahora
propiamente en una ciudad, con cerca de 300,000 habitantes.

Mientras que en Villa El Salvador la atención se concentró


principalmente en darle sostenibilidad social, en Huaycán -en las
afueras orientales de Lima- hubo más bien un acercamiento
integral incluyendo muchos elementos de diseño urbano
moderno sostenible. El gobierno municipal de Lima inició el
proyecto en 1984, como una alternativa experimental a los
habituales modelos desorganizados.

En Huaycán, los futuros habitantes se involucraron activamente


en el diseño y planeamiento del vecindario. El diseño de
vecindarios dentro del área reflejaba la organización social,
incluso mejor que en Villa El Salvador. Las cualidades existentes
(topografía, materiales, hidrología, etc. del área fueron
cuidadosamente investigados e incorporados dentro del plan
zonal y el diseño de la infraestructura. Se desarrollaron sistemas
progresivos de infraestructura (por ejemplo agua potable y
saneamiento), de acuerdo con la disponibilidad de medios

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financieros. Si bien se contemplaron densidades habitacionales
mayores que las normales, se incluyeron áreas verdes suficientes,
que combinaron salud, recreación y funciones de producción.
Ahora el vecindario cuenta con cerca de 100,000 habitantes.

Desgraciadamente a los pocos años esta experiencia única fue


truncada debido a cambios políticos en el gobierno local. Sin
embargo, los principios de diseño fueron tan bien recibidos por
los pobladores, que muchos de ellos continúan siendo aplicados
por las distintas organizaciones sociales existentes en el
vecindario.

Más tarde, a mediados de los años 90, una experiencia similar se


inició en la ciudad de Cajamarca, ciudad con cerca de 100,000
habitantes en la zona norte de los Andes del Perú. Se
incorporaron lecciones de Huaycán y de otras partes del mundo.
Lamentablemente, también aquí el proceso de desarrollo
sostenible fue descontinuado debido a cambios políticos. Estos
ejemplos muestran claramente que la construcción sostenible y el
diseño urbano son difíciles, sino imposibles de realizar sin las
adecuadas condiciones políticas y democráticas.

Aquí también, la idea de modernidad juega un papel importante. La gente tiende a imitar el estilo
‘chalet’ de construcción de los países occidentales, así como a los materiales de construcción
asociados: cemento reforzado, ladrillos y vidrio. Estos materiales son denominados ‘materiales
nobles’, descalificando así materiales tradicionales como el adobe y la quincha. El compromiso
activo de los gobiernos (centrales o locales) en tales procesos de habilitación es raro, y el criterio
de sostenibilidad no juega un papel importante, con pocas excepciones tales como Villa El
Salvador y Huaycán en Lima.

Posiblemente uno de los problemas más importantes a afrontar es en el mantenimiento y


renovación de las edificaciones existentes. Las salidas de corto plazo (que buscan el retorno de
inversiones en sólo un par de años) genera edificios malos, mas aún si a esto se le añade la falta de
un mantenimiento adecuado debido, en parte, a la falta de recursos.

Una renovación sostenible de la inmensa masa de edificaciones existente significa un enorme


desafío, dadas las condiciones económicas presentes en el país y las prioridades políticas puestas
en asuntos como el pago de la deuda externa y alivio de la pobreza extrema. Pero si no se le da
una atención adecuada, sin embargo, el problema se hará cada vez más grande.

Otro factor importante a ser considerado es la influencia del sector de la construcción extranjera
en el ambiente peruano. Enormes cantidades de recursos naturales como el cobre, mineral de
hierro, aluminio y madera se exportan a países industrializados para la industria de la
construcción. Se necesita por lo tanto acción urgente para contrarrestar formas insostenibles de
explotación de recursos, destrucción de los ecosistemas y riesgos de salud para el pueblo peruano.
Se necesita también, realizar y reforzar acuerdos internacionales, así como ejecutar y supervisar
estudios sobre impacto ambiental, colocar sistemas de supervisión ambiental, etc.

Como ambos sectores de construcción, el formal e informal requieren de conducción y


planificación, se necesitará tomar mucha atención para crear conciencia sobre construcción
sostenible y diseño urbano por parte del consumidor. Y si esto se lograra, exigiría un cambio de
actitud a nivel gubernamental. Si bien existen leyes ambientales, en la práctica éstas no están

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articuladas con las leyes de construcción. El Código Nacional de Construcción (Reglamento
Nacional de Construcciones) ha sido actualizado recientemente, luego de algunas décadas, y fue
desaprovechado por los profesionales de la construcción en gran escala. La nueva versión una vez
más no refleja la diversidad de climas, materiales de construcción y aspectos culturales en el país.
Las regulaciones de construcción que existen a nivel local están también desactualizadas o
simplemente no se les da su lugar.

Cuadro 2: Construcción sostenible en el Perú

La construcción o arquitectura sostenible no es una práctica


común en el Perú. La mayoría de los arquitectos prefiere seguir la
propuesta ‘modernista’. Pero también existen otras opiniones.
Arquitectos como Santiago Agurto o Jorge Burga han realizado
estudios de estilos arquitectónicos tradicionales y de tecnologías
de construcción en diferentes regiones del Perú, y los han
incorporado a la educación arquitectónica.
En estas páginas, se pueden encontrar varios ejemplos de
construcción sostenible hechos por el arquitecto Marcello Berolat
de Arequipa, usando antiguas técnicas, las cuales pueden
fácilmente ser manejadas por la población local. Él utiliza
materiales localmente disponibles o reciclables y hace uso de la
energía solar pasiva. Las construcciones combinan muy bien con el
paisaje existente. En el Perú se puede encontrar más ejemplos
como éste, pero lamentablemente son todavía muy escasos.

Por lo tanto, la mayoría de edificios son construidos sin los mínimos controles de calidad. Aquí,
sostenibilidad y calidad van de la mano. Hay una necesidad urgente de desarrollar una política de
construcción sostenible, integrada con políticas ambientales, sociales (¡salud y pobreza!) y hábitat.
Experiencias de otras partes del mundo pueden ayudar. Un aspecto importante será el mostrar
que la construcción sostenible no es necesariamente más cara ni fea. Por el contrario, se necesita
un esfuerzo para mostrar que ‘moderno’ significa ‘sostenible’.

Además de la falsa idea de modernidad, existen muchos otros obstáculos qué superar. La
legislación existente es compleja y en muchos casos existen traslapes entre diferentes leyes y
regulaciones. Otro problema es la corrupción. Muchas autoridades en los diferentes niveles de
gobierno no están del todo interesadas en una legislación mejor, porque esto podría limitar sus
‘ingresos’ adicionales, lo que en tiempos de recesión y pobreza “no pueden perderse”. Un aspecto
importante es la falta de capacidad profesional e institucional. Las instituciones existentes son
débiles, también por la política extremamente centralizada del gobierno anterior de Fujimori.
También es necesario mejorar la calidad de la educación del profesional. Por consiguiente se
necesitará mucha atención para la capacidad de construcción en el campo de la construcción
sostenible.

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Como edificaciones y vecindarios no pueden levantarse solos, existe también la necesidad de
mejorar las políticas de desarrollo urbano. Durante las décadas pasadas el gobierno central ha
hecho muy poco en este campo. Sin embargo, desde el ángulo de varios gobiernos locales, en
sociedad con ONGs y otros, existe un número de iniciativas prometedoras. Éstas han sido
coordinadas por el Foro Ciudades para la Vida, que estimula a las ciudades a desarrollar e
implementar la Agenda 21 Local, como un instrumento para un mayor desarrollo sostenible y
urbano.

Actualmente este Foro está comenzando a retomar el tema de construcción sostenible y diseño
urbano, considerando el hecho de que el sector de construcción es una de las fuerzas más
importantes para la urbanización en el país, tanto en la economía nacional así como en la
destrucción del vulnerable medio ambiente peruano.

Los autores:

El Sr. Jaap de Vries (MSc) es ingeniero civil y experto urbano ambiental. Trabajó por más de 8 años
en Perú para la Corporación de Desarrollo de Holanda. Cuando escribió este artículo se
encontraba trabajando para el IHS (Institute for Housing and Urban Development Studies) en
Holanda, en la capacitación, investigación y asesoría relacionada a temas urbano-ambientales en
América Latina. En el IHS, desde mediados de 2001, está a cargo de un curso de capacitación
internacional en construcción sostenible y diseño urbano (mayor información en: www.ihs.nl).
Actualmente trabaja para DGMR Ingenieros Consultores (www.dgmr.nl) en Holanda. E-mail:
j.devries19@zonnet.nl

La Sra. Liliana Miranda (MSc) es arquitecta, planificadora urbana, especialista en temas


ambientales y Master en Dirección de Empresas Inmobiliarias y Constructoras. Actualmente es
Secretaria Ejecutiva del Foro Ciudades para la Vida (más información: www.ciudad.org.pe). Es
consultora, ha dictado cursos en diferentes universidades del país sobre planificación y

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administración urbana, así como conferencias en eventos nacionales e internacionales. Ha
publicado dos libros, varios artículos y documentos sobre construcción sostenible, administración
urbano-ambiental y planificación, Agenda 21 Local y desarrollo sostenible.
E-mail: lmiranda@ciudad.org.pe

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