Introducción.
El término inteligencia emocional ha tenido una rápida evolución. Como uno de los
primeros antecedentes a recordar está el de Thorndike (1920) quien definió la
inteligencia social como “la habilidad para comprender y dirigir hombres y mujeres,
niños y niñas, y actuar prudentemente en las relaciones humanas”.
La cuarta y última fase se le llama “popularización del concepto”. De los años 1994
a 1997 el término comienza a difundirse rápidamente tanto en círculos académicos
como no académicos gracias a la aportación Daniel Goleman (2002) en 1995. El
autor realiza afirmaciones temerarias como la siguiente: “La inteligencia
académica no ofrece prácticamente ninguna preparación para los trastornos —o
las oportunidades— que acarrea la vida” (Goleman, 2002: 56) y “cuanto mayor sea
el coefciente intelectual, menor parece ser la inteligencia emocional” (Goleman,
2000: 17). Estas afirmaciones se pueden malinterpretar entendiendo que los
conocimientos académicos entorpecen el desarrollo personal de los individuos y
priorizando la enseañza de las habilidades emocionales.
Antecedentes
C.Coll, J. Palacios y A. Marchesi (comps): Desarrollo psicológico y educación. Vol II. Madrid: Alianza
Editorial