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TEMA: Influencia del Nivel de Inteligencia Emocional de los padres de familia

en sus hijos estudiantes de quinto y sexto grado de educación primaria.

Introducción.

Uno de los temas que ha tomado gran importancia en el sector educativo


mexicano y que ha incidido en la formulación del “Nuevo Modelo Educativo”,
dando origen incluso a una materia en la currícula de educación básica, es el de la
Educación Socioemocional y, dicho en términos propios de la presente
investigación: Inteligencia Emocional.

El término inteligencia emocional ha tenido una rápida evolución. Como uno de los
primeros antecedentes a recordar está el de Thorndike (1920) quien definió la
inteligencia social como “la habilidad para comprender y dirigir hombres y mujeres,
niños y niñas, y actuar prudentemente en las relaciones humanas”.

Posteriormente, Gardner (1987) propone y analiza dos inteligencias que tienen


relación con el ámbito social, estas son: la Inteligencia Intrapersonal y la
Inteligencia Interpersonal. Daniel Goleman (2002) desarrolla las aportaiones de
Gardner y plantea el término “competencia emocional”, mismo que define como:
“una meta-habilidad que determina el grado de destreza que podemos conseguir
en el dominio de nuestras otras facultades» (p.68)”. El mismo Goleman refiere la
existencia de cinco competencias emocionales definidas de la siguiente forma:

- Autoconocimiento: Significa ser consciente de uno mismo, conocerse,


conocer la propia existencia y ante todo el propio sentimiento de la vida. Es
la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que
ocurre.
- Autocontrol: La conciencia de uno mismo es una habilidad básica que nos
permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento. La
capacidad de tranquilizarse a uno mismo, de desembarazarse de la
ansiedad, de la tristeza, de la irritabilidad y las consecuencias que acarrea
su ausencia.
- Automotivación: Significa ser aplicado, tenaz, saber permanecer en la tarea,
no desanimarse cuando algo no salga bien, no dejarse desalentar, ser
capaz de ordenar las emociones al servicio de un objetivo esencial.
- Empatía: Es la habilidad que le permite a los individuos concebir las
carencias, emociones o dificultades de los demás, colocándose en su lugar
para corresponder adecuadamente a sus reacciones emocionales, es decir,
es la habilidad de conocer y entender lo que siente otra persona.
- Sociabilidad: Es la capacidad de conocer los sentimientos de otro y actuar
de una manera, que se pueda dar nueva forma a esos sentimientos, ser
capaz de manejar las emociones del otro es la esencia de mantener
relaciones.

De acuerdo con Mayer (2001), el concepto inteligencia emocional se ha dividido


para su estudio en cinco fases:

La primera se denomina “concepción de inteligencia y emoción como conceptos


separados”. Su comienzo se dio a principios del siglo pasado y terminó en la
época de los setenta; coincide con el surgimiento del enfoque psicométrico de la
inteligencia humana donde se comienzan a emplear instrumentos científicamente
elaborados para medir el razonamiento abstracto.

La segunda fase lleva por nombre “los precursores de la inteligencia emocional”.


Esta se dio de 1970 a 1990. Influyó grandemente el paradigma cognitivo. Además,
surgen dos autores clave que Mayer y Salovey (1997) retomarán como inspiración
para su trabajo: Howard Gardner (2005), creador de la teoría de las inteligencias
múltiples y Robert Sternberg (2000), autor de la teoría tríadica de la inteligencia
basada en el procesamiento de información.

La tercera fase se denomina “creación del concepto a manos de Mayer y Salovey”.


Los años que la comprenden son de 1990 a 1993, periodo en el que Mayer y
Salovey (1993) publicaron una serie de artículos sobre inteligencia emocional. En
ellos se propone un primer modelo sobre los componentes de la inteligencia
emocional. En esta primera propuesta Salovey y Mayer (1990) mostraron que la
inteligencia emocional se integra con tres habilidades: la percepción y apreciación
emocional, la regulación emocional y la utilización de la inteligencia emocional.

La cuarta y última fase se le llama “popularización del concepto”. De los años 1994
a 1997 el término comienza a difundirse rápidamente tanto en círculos académicos
como no académicos gracias a la aportación Daniel Goleman (2002) en 1995. El
autor realiza afirmaciones temerarias como la siguiente: “La inteligencia
académica no ofrece prácticamente ninguna preparación para los trastornos —o
las oportunidades— que acarrea la vida” (Goleman, 2002: 56) y “cuanto mayor sea
el coefciente intelectual, menor parece ser la inteligencia emocional” (Goleman,
2000: 17). Estas afirmaciones se pueden malinterpretar entendiendo que los
conocimientos académicos entorpecen el desarrollo personal de los individuos y
priorizando la enseañza de las habilidades emocionales.

Antecedentes

Bisquerra, R. (2003) afirma que la perspectiva del enfoque cognitivo evolutivo,


tiene algunas ideas sobre el desarrollo emocional del niño de quinto y sexto año
de educación primaria haciendo hincapié a la importancia del entendimiento de la
ambivalencia emocional, el desarrollo de la toma de perspectiva emocional y la
comprensión de las emociones y el desarrollo de la autorregulación emocional en
la formación de la personalidad de los niños y niñas de estos grados.

Pascual F. (2011), manifiesta que la familia cumple un rol protagónico en la


educación de los niños y niñas es un principio indiscutible, que debiera regir a
toda política pública orientada al ámbito educativo. Y es que este grupo social
determina en gran medida las normas, valores y tradiciones de la cultura de la cual
formamos parte, convirtiéndose en un espacio rico para el desarrollo de los más
pequeños. Así lo han reconocido organismos como la Unicef. Esta última, por
ejemplo, dice que "los primeros educadores de los niños son sus madres y padres,
siendo el hogar un espacio de aprendizaje por excelencia.
Palacios J., Marchesi, A. y Coll. C. (falta año) afirman que los lazos afectivos y el
sentirse unidos a sus padres y madres pueden ayudarles a desarrollar
herramientas sociales, inteligencia emocional y confianza en sí mismos. A medida
que se avanza en el crecimiento, los niños y las niñas, van accediendo y
participando en nuevos contextos y, en efecto, van apareciendo nuevas fuentes de
influencia en el desarrollo de la personalidad. La escuela y la familia, las dos
instituciones sociales de mayor repercusión en la vida del niño, se convierten
entonces en los dos contextos más influyentes de cara a la configuración de la
personalidad infantil; los padres, los docentes y el grupo de los iguales van a jugar
un papel crucial en el proceso de socialización durante estos años.

Thorndike, E. L. (1920). Intelligence and it uses. Harper´s Magazine, 140, 227-


235
Goleman, D. (2012). Inteligencia emocional. Editorial Kairós.

En Palacios, J., Marchesi, A. y Coll, C. Desarrollo psicológico y educación. 1.


Psicología evolutiva (pp. 355-376).

Gardner, H. (1987). Estructuras de la mente. La teoría de las Inteligencias


Múltiples. México: Fondo de cultura económica.

Goleman, Daniel (2002), La inteligencia emocional, México, Vergara.

Mayer, Jonh (2001), "A field guide to emotional intelligence", en Emotional


Intelligence in Every Day Life, Filadelfia, Psychology Press, pp. 3-14.

Gardner, Howard (2005), Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias


múltiples, México, Fondo de Cultura Económica.

Hedlund, Jennifer y Robert Sternberg (2000), "Too many intelligences?


Integrating social, emotional, and practical intelligence", en The handbook of
emotional intelligence: theory, development, assessment, and application at
home, school, and in the workplace, San Francisco, Jossey-Bass, pp. 136-167.

Mayer, John y Peter Salovey (1993), "Emotional intelligence and the


construction and regulation of feelings", en Applied and Preventive Psychology,
vol. 4, Estados Unidos de América, pp. 197-
208, http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0962184905800587

Salovey, Peter y Jonh Mayer (1990), "Emotional intelligence", en Imagination,


Cognition, and Personality, vol. 9, núm. 3, Estados Unidos de América, pp.
185-211

C.Coll, J. Palacios y A. Marchesi (comps): Desarrollo psicológico y educación. Vol II. Madrid: Alianza
Editorial

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