La terapia de juego cognitivo-conductual (TJCC) surge de la forma en que Aaron Beck concebía
a la terapia cognitiva (TC). En la teoría cognitiva, las experiencias emocionales son determinadas
por cogniciones que se desarrollaron en parte de experiencias más tempranas y sostiene que la
conducta es mediada por procesos verbales; la manera en que los individuos interpretan el
mundo determina en gran medida cómo se comportan, sienten y entienden las situaciones de
la vida. La percepción de los eventos, no los eventos por sí mismos, es lo que determina el modo
en que el individuo comprende sus circunstancias.
1. los pensamientos influyen en las emociones y conductas del individuo que se manifiestan
como respuesta a los eventos.
2. las percepciones e interpretaciones de los eventos son moldeadas por las creencias y
suposiciones del individuo.
3. los errores de lógica o distorsiones cognitivas predominan en individuos que padecen
dificultades psicológicas.
Tratándose de niños, los errores de lógica se consideran, con mayor precisión, como
desadaptativos más que irracionales o distorsionados. Esto es especialmente cierto en niños
pequeños, cuyo pensamiento por definición es ilógico, egocéntrico y concreto. La TCC consta de
un conjunto de técnicas que buscan apaciguar los síntomas de dolor psicológico mediante la
“modificación directa de la ideación disfuncional que los acompaña”. El terapeuta que practica
este tratamiento tiene que identificar y encontrar patrones de pensamiento para, luego,
cambiar los pensamientos disfuncionales.
La terapia cognitiva que se practica con los adultos es inapropiada para emplearse con niños y
adolescentes sin ser modificada, ya que se necesita un enfoque más apropiado para el
desarrollo. Las tradiciones clínicas sugieren que la terapia con preescolares debe implicar cierto
nivel de terapia de juego a fin de involucrar al niño en lo que suele ser una tarea más verbal. En
el caso de los adultos, esta terapia requiere la capacidad para seguir una secuencia lógica y
racional. Supone que los individuos tienen la capacidad para distinguir el pensamiento racional
y lógico del pensamiento irracional e ilógico. Un adulto quizá necesite cierta orientación para
identificar y etiquetar los pensamientos irracionales e ilógicos, pero una vez que los ha
identificado puede entender las incongruencias. Sin embargo, los niños pequeños quizá no
entiendan las diferencias y no sean capaces de distinguir entre el pensamiento irracional e
ilógico y el pensamiento racional y lógico. Por consiguiente, el uso de la terapia cognitiva con
niños pequeños está plagada de dificultades.
Escenario
Aunque la terapia de juego suele llevarse a cabo en un cuarto de juego, hay situaciones en las
que esto no es posible o no es lo ideal. Por ejemplo, el caso del niño que se niega a ir a la escuela,
quien podría recibir el tratamiento en la escuela o cerca de ella; o con un niño que tiene miedo
a los perros, se podría trabajar en un lugar donde haya perros tranquilos (tal vez, terapéuticos).
Metas
Métodos
En la etapa central, el terapeuta se apega al plan de tratamiento como si fuera un mapa que
indica la ruta de la terapia. Con base en la información obtenida en la fase de evaluación, el
terapeuta empieza a trabajar con el niño para alcanzar las metas establecidas. Durante la etapa
central del tratamiento, el objetivo principal es aumentar el autocontrol del niño, promover un
sentido de autorrealización y enseñar más respuestas adaptativas para situaciones específicas.
Dependiendo de los problemas del niño, se elige, entre la amplia variedad de intervenciones
cognitivas y conductuales, las más adecuadas.
Intervenciones
En general, la investigación sugiere que lo que más contribuye al afrontamiento del niño es la
combinación de intervenciones cognitivas y conductuales. Entre las intervenciones conductuales
están:
El manejo de contingencias es un término general que se refiere a las técnicas que modifican la
conducta mediante el control de sus consecuencias. Algunas formas de manejo de contingencias
son:
Reforzamiento positivo: se identifica una conducta blanco específica y los reforzadores, y el
reforzamiento se hace contingente a la ocurrencia de la conducta blanco. Pueden emplearse
reforzadores sociales o reforzadores materiales.
Moldeamiento: es una forma de ayudar a un niño a acercarse cada vez más a una meta. Se
ofrece reforzamiento positivo por aproximaciones o pasos cada vez más cercanos a la
respuesta deseada.
Desvanecimiento del estímulo: puede emplearse en el caso de un niño que posee algunas
de las habilidades para realizar una conducta, pero sólo las exhibe en ciertas circunstancias
o con algunas personas. El terapeuta lo ayudará a transferir esas habilidades a escenarios
distintos o con personas diferentes desvaneciendo gradualmente la situación o persona
ante la cual el niño puede realizar la habilidad.
Extinción y reducción de conductas operantes (RDO): algunos niños exhiben
comportamientos inadaptados porque han sido o siguen siendo reforzados por realizarlos.
Para que las conductas inadaptadas disminuyan debe eliminarse el reforzamiento. Un
reforzador común es la atención de los padres. Si el reforzamiento no se entrega (extinción),
las conductas tenderán a disminuir o desaparecer. No obstante, la extinción no enseña
conductas nuevas, por lo que suele usarse en conjunto con el reforzamiento.
El tiempo fuera suele utilizarse cuando es necesario alejar al niño de los reforzadores que
mantienen las respuestas inadaptadas. Técnicamente, tiempo fuera significa tiempo fuera del
reforzamiento, aunque ha llegado a significar que se saca al niño de un ambiente deseable para
llevarlo a uno menos atractivo.
Para refutar los pensamientos irracionales se emplean muchas estrategias, como el examen de
la evidencia que apoya la creencia, la consideración de múltiples escenarios (por ejemplo, “¿qué
pasaría si?”) y el análisis de alternativas.
Si bien técnicamente no es una intervención cognitiva, la biblioterapia se usa cada vez más como
un complemento de la terapia. Contiene intervenciones cognitivas fuertes, por lo regular
mediante el modelamiento. En la mayoría de las historias usadas con los niños pequeños, un
modelo afronta una situación similar, muestra reacciones y resuelve el problema de la situación.
En resumen, las intervenciones cognitivas son utilizadas con niños pequeños para ayudarlos a
modificar sus pensamientos y a aprender habilidades de afrontamiento más adaptadas.
La inclusión de los padres o de otros adultos importantes en el tratamiento del niño es una
consideración fundamental y debe ser determinada caso por caso. La evaluación inicial suele
realizarse con los padres a fin de obtener la comprensión más completa posible acerca del niño
y sus problemas. Después de entrevistar a los padres, se ve al niño para una evaluación, y una
vez que esto se realiza, el terapeuta por lo general se reúne con los padres para presentarles los
hallazgos de la evaluación y trabajar en un plan de tratamiento específico. El plan de tratamiento
involucra principalmente el uso de la terapia de juego cognitivo-conductual con el niño, el
trabajo con los padres o una combinación de ambos.