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El Dios de las Segundas Oportunidades

Allen Webster Suscripción

Un reportero preguntó a Winston Churchill qué le preparó para arriesgarse al suicidio


político al hablar tan firmemente y tan pronto contra Adolfo Hitler. Churchill dijo que
pensó que pudo haber sido el tiempo de repetir un grado en la primaria.

El reportero preguntó con incredulidad: “¿Quieres decir que repetiste un año en la


escuela?”.

Churchill reportó con indignación: “¡Nunca he fallado en nada en mi vida! Siempre se me


dio una segunda oportunidad de hacer las cosas bien”.

La mayoría de nosotros necesita una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Dios
está más que dispuesto a darnos esa oportunidad. Él es rico en misericordia, amor y gracia
(Efesios 2:4). Especialmente se complace en la misericordia: “¿Qué Dios como tú, que
perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para
siempre su enojo, porque se deleita en misericordia” (Miqueas 7:18).

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EL DIOS QUE CORRE: UN LUGAR EN LA MESA DE


DIOS
Una de las historias más grandiosas jamás contada es del hijo que salió de su hogar con sus
bolsillos llenos del dinero que su padre había ganado con mucho esfuerzo. Como es de
esperarse, el joven lo perdió todo.

Lea otra vez esa historia de amor que Jesús contó (Lucas 15:11-20). Tratemos de imaginar
cómo hubiera sucedido tal historia hace mucho tiempo atrás.

Hambriento, triste y solitario, finalmente el joven decidió regresar a la casa de su padre y


ver si podía ser recibido como empleado. Mientras caminaba cansadamente milla tras milla,
memorizaba lo que diría y se preguntaba en cuanto a la reacción de su padre. ¿Rechazaría
verle? ¿Enviaría a uno de sus siervos a decirle que él ya había tomado su decisión y que
debía vivir con las consecuencias?

Cuando ya estaba cerca, vio el lugar donde su casa estaba. Con nervios y sudor en sus
manos, pensó: “Bueno, es hora de hacerlo”.
Su padre fue el primero en verle—sus ojos tenues fueron más eficaces que los ojos de
jóvenes ya que el padre ansiaba ver a su hijo. Él había observado el camino miles de veces
antes. Esta vez tuvo que mirar dos veces. “¿Qué es ese punto en el horizonte? ¿Quién se
acerca a la hacienda? Luce como… ¿pudiera ser cierto? ¡Sí!”.

Luego sucedió algo inusual. Tal vez algunos trabajadores se arrimaron en sus palas para
observar lo que estaba pasando. En el establo, un trabajador se detuvo, dejando caer un
fardo de heno a su lado. Los trabajadores en la cocina salieron a la entrada para ver mejor.

¡El amo de la casa estaba corriendo!

Ellos nunca habían visto eso antes. Él había levantado un poco sus ropas largas y estaba
corriendo hacia el pueblo. Los ojos de los siervos observaban dónde se dirigía, y vieron a la
distancia una silueta.

Cuando el padre ya estaba cerca, abrió sus brazos y abrazó al muchacho, y le besó—y se
podía ver su gran sonrisa mientras miraba a su hijo. Luego el padre notó la ropa holgada de
su hijo, el olor de su cuerpo y la tristeza de sus ojos que antes eran inocentes.

El padre interrumpió el discurso preparado de su hijo que esperaba un trabajo de siervo. El


amo comenzó a dar órdenes a los siervos mientras los dos se acercaban a la casa: “¡Den al
muchacho algo de comer! ¡Él necesita ropa nueva! ¡Organicen una fiesta que pronto
tendremos! ¡Mi hijo que estaba muerto vive!”.

Jesús enseñó la Parábola del Hijo Pródigo para mostrar que Dios da nuevas oportunidades.
Hasta cierto punto, todos hemos estado en los zapatos del pródigo. Todos hemos apestado
con el olor de la hacienda de cerdos y hemos sentido hambre terrible cuando la fiesta del
pecado se transforma en hambruna inevitable (Santiago 1:15). Podemos recordar
vívidamente la emoción del viaje a esa provincia apartada, y muchos de nosotros hemos
vivido lo suficiente como para anhelar el lugar que abandonamos. Hemos visto la
desilusión en los ojos de nuestro Padre debido a nuestras malas decisiones y errores necios.
Hemos regresado sin nada en las manos.

Otros se preguntan si todavía hay una bienvenida para ellos. Sin importar lo que hayamos
hecho, podemos escuchar al Padre decir: “Solamente regresa. Mi amor es inquebrantable.
Tú siempre serás bienvenido aquí. Regresa a casa. Hay suficiente pan en la mesa; suficiente
para ti”. Dios ansía que la familia esté completa otra vez. Espera que tomemos el primer
paso hacia Él (Apocalipsis 3:20). Cuando lo hacemos, Él corre con entusiasmo a recibirnos
en el camino.

UN DIOS QUE ESPERA: UN LUGAR PARA TODOS


La Segunda Venida de Cristo no se ha realizado todavía debido a la paciencia de Dios.
Pedro escribió del regreso prometido del Señor: “El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
Desde luego, si recibiéramos lo que merecemos por nuestros pecados, seríamos
rápidamente condenados (Salmos 37:38; Santiago 2:13); no habría una nueva oportunidad.
Pero Dios nos da gracia y tiempo para arrepentirnos (Efesios 2:8-9; Apocalipsis 2:21). Ya
que desea que nadie se pierda eternamente, deja la puerta del arrepentimiento abierta para
todos (Hechos 17:30; Romanos 2:4-5). Él quiere que todos estemos con Él en el cielo;
quiere que seamos persuadidos para hacer una reservación en las moradas celestiales (Juan
14:1-3; Apocalipsis 21:1-4).

Nuestros pecados no pueden ser más grandes que la gracia de Dios. Nuestras fallas no
pueden superar el amor de Dios. Los errores de nuestro pasado no predicen nuestro futuro.
Recuerde: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).

UN DIOS QUE PERMANECE: EL BAÚL DE LA


GRACIA DE DIOS
Dios nunca dejar de creer en nosotros—incluso si nosotros dejamos de hacerlo. Desea
optimistamente que regresemos. Permanece con nosotros para ayudarnos a través de
nuestro viaje de la Tierra al cielo. Confíe en Su promesa: “No te desampararé, ni te dejaré”
(Hebreos 13:5; cf. Mateo 28:20).

¿Cómo podemos saber si Dios nos dará una segunda oportunidad? Él tiene un buen
historial en este respecto. Se puede decir que la Biblia es un baúl que contiene las más
grandes muestras de gracia que la Tierra vio en sus primeros 4,000 años. Cada historia es
un recuerdo remarcable de que Dios da nuevas oportunidades.

 Transformó a un hombre mentiroso y cobarde llamado Abraham en el padre de los


fieles (Génesis 12-20; 18:19; Romanos 4:16; Santiago 2:21).
 Transformó a un engañador llamado Jacob en el padre de una nación santa (Génesis
27; 46:8-26).
 Transformó a un homicida de 80 años llamado Moisés en uno de los líderes más
grandes en el mundo (Éxodo 2:11-14; 5:1).
 Usó a un homicida adúltero llamado David para escribir canciones que fortalecerían
y animarían a Su pueblo por 3,000 años (2 Samuel 11-12; Salmos 23).
 Salvó a un profeta desesperado y abrumado llamado Elías para que realizara
grandes obras de servicio (1 Reyes 19).
 Transformó a un profeta lleno de odio llamado Jonás en un misionero exitoso en la
más grande ciudad de su tiempo (Jonás 3:5-10).
 Usó a una mujer que se había divorciado cinco veces y que estaba viviendo con un
sexto hombre para traer a una ciudad a los pies de su Salvador (Juan 4:15-30).
 Honró a un recaudador de impuestos odiado llamado Zaqueo con una visita en su
casa y un lugar en el Libro leído por todas las generaciones (Lucas 19:5-8).
 Tomó a un pescador arrogante llamado Pedro que maldijo y negó al Hijo de Dios la
noche que Él más le necesitaba y le hizo el orador principal en el más grande
avivamiento que el mundo jamás ha visto (Marcos 16:7; Juan 21:15-17; cf. Hechos
2).
 Comisionó a un joven inestable llamado Juan Marcos que dejó a Pablo en un apuro
para escribir uno de los más grandes libros jamás escritos (y posiblemente el más
leído de todos los tiempos, ya que es el más breve de todas las biografías de Cristo)
[Hechos 13:13].
 Dio una segunda oportunidad a un hombre llamado Pablo que en el pasado había
realizado todo lo que pudo—persecución legal, homicidio, privación de derechos,
abuso verbal y físico—para destruir a la iglesia de Cristo y desalentar a los hijos de
Dios (1 Timoteo 1:13-16).

Las Escrituras no cuentan todas las historias de la gracia de Dios. Dios lleva a la gente
desde sus fallas hasta el éxito increíble. Muchos éxitos sucederán esta semana. ¿Pudiera Él
estar escribiendo la historia de éxito de usted en este mismo momento?

¿Qué haría usted con una segunda oportunidad?


LA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Por John C. Miller

En una ocasión Dios envió al profeta Jeremías a la casa de un alfarero. Le dijo:

"Levántate y vete a la casa del alfarero y allí yo te hablaré. El profeta dijo: yo


descendí, fui a la casa del alfarero y he aquí que el que trabajaba, trabajaba sobre una
rueda, y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en la mano, y volvió y le hizo
otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces el Señor habló y dijo: no podré
yo hacer de vosotros como este alfarero, y como el barro en la mano del alfarero así
sois vosotros en mi mano."

Dios es un Dios de la SEGUNDA OPORTUNIDAD. Está escrito: Job 14:7 "porque si el


árbol fuese cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no
faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al
percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva". Esta es una promesa de
Dios.
Jesús, el Hijo de Dios, tomó vidas y las hizo de nuevo porque Él es Dios de la segunda
oportunidad.
Un hombre llamado Simón, pescador de oficio y propietario de un pequeño negocio, cuya
vida estaba hecha, "sin pena y sin gloria", conocería al Dios de la segunda oportunidad.
Simón estaba conforme con unos cuantos pescados por día, unos cuantos cestos por mes;
vivir y dejar vivir parecía ser su filosofía de vida. Sin embargo a este rudo hombre Dios le
dio una nueva oportunidad. Jesús apareció en el área de trabajo de Simón, subió a su barca,
le ordenó bogar mar adentro y echar las redes para pescar. Cuando tiró la red ésta se llenó
de peces, de tal manera que se rompía. Al ver esto Simón cayó de rodillas ante Jesús
diciendo: "apártate de mí porque yo soy un hombre pecador". Repentinamente, en
medio de su vida sin sabor, un milagro aconteció. Jesús le dijo: "Simón no tengas miedo
porque desde ahora tú serás un pescador de hombres". La vida mediocre que había
vivido Simón quedaría en el pasado. A partir de ese momento Jesús hizo de él un hombre
de renombre y sería conocido como el líder de la Iglesia Cristiana en Jerusalén. Simón, el
apóstol Pedro.
Permítame presentarle a un recaudador de impuestos. Mejor dejo a su imaginación lo que le
reportaba este tipo de trabajo. Un día Jesús pasó por su lado, lo vio enredado en su negocio,
seguramente exigiendo y maldiciendo. Se acercó, lo miró a los ojos y le dijo una sola
palabra: "Sígueme". Había algo en esa palabra dicha por el Maestro. Se levantó, dejó la
mesa, el dinero, el pasado y siguió a Jesús. Leví, conocido como Mateo, el discípulo, el
apóstol, el autor del Evangelio según Mateo. ¡Qué oportunidad trascendental! Escribiría
acerca de Jesús, caminaría con Jesús; las generaciones escucharían de él.
Recuerde... cuando un vaso se arruina, Él lo hace de nuevo.
La galería a recorrer de hombres y mujeres que experimentaron la benevolencia de un Dios
de la segunda oportunidad son muchos. Por ello seguiremos caminando por los corredores
de la historia, quizás en alguno de los rememorados se halle identificado, o quizás vea
plasmado ese hijo que está lejos, o el hombre que hizo añicos su vida o, porque no, la mujer
que transitó los caminos fáciles que ofrece la vida, o el que se consideró un fiel religioso.
Escuche lo que dice uno de esos afortunados: "Yo perseguía a los cristianos hasta la
muerte, los perseguía, los entregaba en la cárcel fuesen hombres o fuesen mujeres".
(Hechos 26:11) Tan fiel y celoso de la religión se consideraba que castigaba a los santos en
las sinagogas, los encerraba en las cárceles y cuando los mataban, él daba su voto de
acuerdo. Los forzó a blasfemar, y enfurecido sobre manera contra ellos los perseguía hasta
en las ciudades extranjeras. Este hombre no se merecía una segunda oportunidad. No un
hombre así. No un hombre que persiguió a Cristo, que persiguió a los cristianos.
Un día apareció Jesús a este hombre y le ofreció una segunda oportunidad. "Saulo, Saulo
¿por qué me persigues?", fueron las palabras de Jesús a él. Una luz brillante lo iluminó y
una voz como trueno resonó: "Yo soy Jesús, a quien tú has perseguido". ¿Jesús le
ofreció una segunda oportunidad a Saulo?, Sí... Pablo, el futuro apóstol. Aquel que escribió
gran parte del Nuevo Testamento. El apóstol que nos habló de la gracia, del amor, del
perdón, de la misericordia de Cristo; y nos habló también de la segunda oportunidad que en
Cristo podemos tener.
¿Otro afortunado? Éste era un ladrón. Atrapado, juzgado y sentenciado a muerte. Le tocó
nada menos que estar junto a Cristo crucificado. El ladrón reconoció merecer morir. Le
pidió a Jesús una segunda oportunidad minutos antes de morir..: "Jesús acuérdate de mí
cuando vengas en tu reino". Y Jesús le dio una segunda oportunidad. "Hoy tú estarás
conmigo en el paraíso".
A todos Jesús ofrecía una segunda oportunidad; y no sólo a los vivos.
Había una niña cuyo padre vino corriendo pidiendo una oportunidad para su hija enferma.
Alguien interrumpió diciendo que ya había muerto. ¡No había más oportunidad! Jesús dijo:
"vamos a tu casa, sólo está durmiendo". Él tomó la mano de la niña y dijo: "talita
cumi", que significa muchacha levántate.
Otro muchacho estaba en un cajón, lo estaban llevando a enterrar, su madre dolorida
lloraba, posiblemente era su único hijo. Jesús pasaba por ahí, miró a esa madre, a ese cajón,
y dijo: "levántate".
En otra ocasión fue una mujer. Una mujer adúltera, que se salvó de que la maten. En Juan
8:4, unos hombres religiosos sorprendieron a una mujer en el acto mismo de adulterio,
enojados la tomaron de la mano, la arrastraron por las calles, querían apedrearla, y se la
llevaron a Jesús. La mujer temblaba pidiendo piedad. Jesús le dio una segunda oportunidad.
Miró a todos los que la acusaban con esa mirada que descubre hasta el secreto más
profundo del corazón, y uno a uno bajaron la mirada, mientras Jesús comenzó a escribir en
el piso. Uno tras otro dejaron aquel lugar convencidos de sus propios pecados. Cuando
quedó solo Jesús con la mujer le preguntó dónde estaban sus acusadores. No viendo a
ninguno le dijo: "Yo tampoco te condeno, vete y no peques más".
¡Qué hermosa es una segunda oportunidad.! Cuando la vida parece destruida, cuando no
hay ya esperanza, cuando nada parece arreglarse, cuando se desea la muerte pues no hay
solución, una segunda oportunidad espera.
Por último, lea acerca de la historia de un hombre que arruinó su vida, Jesús nos la contó en
una parábola, diciendo que había un hombre que tenía dos hijos, el menor vino un día a su
padre y le dijo: padre dame lo que a mí me corresponde en la herencia, yo me voy de aquí.
Dice que el padre le repartió los bienes, le dio el dinero que le correspondía. No muchos
días después juntándolo todo, el hijo menor, se fue a una provincia apartada, y allí
desperdició todos sus bienes viviendo perdidamente. No había cosa que el no había hecho.
Cuando todo lo había malgastado, no le quedaba ni un centavo, sus amigos lo habían
abandonado, su vida estaba destruida. El alcohol, las mujeres y las fiestas lo habían
arruinado; allí estaba solo abandonado, condenado, maldecido, y encima su vida de pecados
le pesaba como una piedra colgada al cuello. El se arrimó a un hombre que tenía una
pequeña hacienda de cerdos y le pidió por favor que lo dejase trabajar. Tal llegó a ser su
miseria que deseó saciar su apetito con las algarrobas que comían los cerdos.
Entonces mirando su vida arruinada, dijo: "Cuántos obreros en la casa de mi padre
tienen mucho pan y yo aquí estoy muriéndome de hambre". Se le ocurrió una idea,
quizás podría haber una segunda oportunidad para su vida; quizás el pasado podría ser
revertido. Ese joven volvió en sí y dijo: "me voy a levantar, voy a ir a mi padre y le voy
a decir; Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado
tu hijo hazme como uno de tus obreros que trabajan en tu casa". Se levantó y comenzó
el largo regreso a la casa del padre; él no sabía como lo iba a recibir. Pensaba: "¿tendré otra
oportunidad, me rechazará, me dará lo que merezco por mi culpa; me echará...?"
Cuando se fue acercando el padre lo vio de lejos y fue corriendo hacia él, así como estaba
sucio en sus harapos, el padre lo tomó del cuello, lo abrazó y lo besó. El hijo dijo: "Padre,
Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo".
El padre llamó a sus siervos y les ordenó sacar el mejor vestido, ponerle un anillo y calzarle
los pies; tomar el becerro gordo, matarlo, comerlo y hacer fiesta.
Regocijo llenó la casa. "Este mi hijo, estaba muerto y ha revivido, se había perdido y es
hallado", fueron las palabras del padre.
Jesús, el Dios de la segunda oportunidad tiene un lugar en Su casa para usted El desea
cambiar sus harapos por vestiduras nuevas, cobijarlo en el abrazo de la reconciliación, y
que se regocije en esa tremenda oportunidad concedida por los Cielos.
El Dios de la segunda oportunidad quiere que de ahora en más su vida sea nueva, diferente.
La segunda oportunidad no conoce de edad, nivel social o raza, conoce de misericordia.
Muchas personas caminan hoy por las calles con sus vidas hechas trizas, anhelando una
nueva oportunidad. Quizá usted es una de esas personas.
Sepa... hay lugar en la casa del Padre.
Dios da una segunda oportunidad

La Biblia dice, que la sangre de Jesucristo, su Hijo, te limpia de todo pecado,


porque Dios es fiel y justo para perdonarte si le confiesas tu pecado. (1 Juan
1:7-9)

Algunos pecados tienen un poder de destrucción mayor que otros pero no


importa cuál y por cuanto tiempo lo hayas hecho, Dios es el Dios de la segunda
oportunidad ¿A cuántas personas conoces Tú que han cometido algún
pecado? ¿Y Tú?

Jesús nos ama con ese amor que es sufrido, benigno, que no se envanece, ni
busca lo suyo, no se irrita, no se goza de la injusticia sino de la verdad. Nos ama
con ese amor que todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta. Y lo más
espectacular es que NUNCA deja de ser. ( I Corintios 13)
Jesús amó profundamente a personas que habían perdido la primera
oportunidad para ser buenos, para dar lo mejor a la humanidad, pues habían
pecado, él cambió a prostitutas como la mujer samaritana que había tenido 5
maridos y a la mujer adúltera que nombra la Biblia a quien le dio otra
oportunidad, le dijo: Ni yo te condeno. Vete y no peques más. Vemos cómo dio
una segunda oportunidad al avaro y ladrón Zaqueo, corrupto cobrador de
impuestos, quien en su segunda oportunidad le devolvió dinero a sus agraviados
y dio a los pobres también. Dio una segunda oportunidad a David, luego de
adulterar con Betsabé, y el segundo hijo de ambos llegó a ser el hombre más
sabio y rico sobre la tierra y además un rey pacífico, Salomón, Moisés ,mato a
un hombre y lo enterró en la arena y aun así Dios le da una segunda oportunidad
y es escogido para llevar al pueblo de Israel de la esclavitud a la tierra
prometida.

No importa lo que hayas hecho o por lo que hayas pasado, Dios te perdona y
limpia tu historial. Es como un indulto, ya Jesús pagó por el pecado de todos
nosotros al morir en la cruz. Acepta su perdón y disfruta de ahora en delante de
una vida abundante y con propósito. Dios te da una segunda oportunidad.

Pero que hay de las terceras oportunidades ? Romanos 8:9 dice: no estáis en la
carne, estáis en el espíritu ,si es que el espíritu de Dios mora en vosotros
. Ahora , dime tu , si estas en el Espíritu y si el Espíritu de Dios mora en ti ..
como es posible caer en lo mismo siempre, como podemos volver a pecar en lo
mismo , como puedes llegar a AMAR el pecado ? puede que suene fuerte pero
es asi. Hasta cuando jugamos con las cosas de Dios ? .Hablamos de un Dios de
amor, un Dios de Paz ,un Dios misericordioso pero olvidamos que Dios es un
Dios que viene Ya , que nos juzgara por cada cosa que hacemos .Intentamos
poner un parchecurita para sanar el cáncer. 2 Timoteo 4:1-5 dice Te encarezco
delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos
en su manifestación y en su reino,que prediques la palabra; que instes a tiempo
y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las
fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de
evangelista, cumple tu ministerio. Llamado de atención ! Dejemos de vivir un
evangelio donde no tenemos que renunciar al pecado , dejemos de reiniciar el
juego cada vez que las cosas no nos parezcan "LINDAS" ... piensa que no habra
una tercera oportunidad ,es ahora ,es el tiempo de comenzar a vivir la palabra .

Podemos aplaudir y cantar en la iglesia y que luego nuestros comentarios y


conversaciones sean cualquier estupidez ? queremos amor , queremos algo
suave, queremos cosas ricas , que nos hagan sentir bien, pero no nos gusta
sentirnos incómodos cuando pecamos 1 JUAN 2:4 dice :El que dice: "Yo le
conozco" y no guarda sus mandamientos es mentiroso, y la verdad no Está en
él. Estamos siendo mentirosos ? estamos jugando con Dios ?

Quiero dejarte con este pensamiento , solo hablando de amor , puede llegar a
nuestra carne pero necesitamos que sea regenerado nuestra alma y
nuestro espíritu . que es lo que harás ........ ?

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