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Teoría General de las Obligaciones.

Prof. Lic. Salvador Contreras Rico.

Miguel Ángel Warneros Saldaña.

ENTREGABLE 5

Resumen.

Incumplimiento de las obligaciones.

Rescisión (pacto comisorio):

6.8.1Excepción del contrato no cumplido.

6.9 Saneamiento:

6.9.1 Para el caso de evicción.

6.9.2 Por vicios ocultos.

6.10 Teoría de la imprevisión.


Rescisión (Pacto Comisorio)

Es aquel en virtud del cual el acreedor es autorizado para quedarse con la cosa objeto de
la prenda, si el deudor no satisface la deuda por la que responde en el plazo al efecto
convenido. Este pacto se encuentra prohibido en el derecho mexicano.
La rescisión que proviene del pacto comisorio no opera de pleno derecho, requiere,
cuando menos en principio, de la declaración de la autoridad judicial al respecto. Sin
olvidar que para la procedencia de la acción es la víctima del incumplimiento la
única persona capaz de reclamar la rescisión, (No es posible ejercitar la acción que se
comenta si el incumplimiento se causó por caso fortuito, o en general por circunstancias
ajenas al deudor.) pues es a la única persona a quien se le concede ese derecho,
asimismo deberá acreditar fehacientemente que ha cumplido con las obligaciones a su
cargo y, en caso de ser necesario consignar ante el tribunal el monto de las que aun le
queden pendientes.

Además de la extinción del acto jurídico y la indemnización por incumplimiento de la


obligación como efecto jurídico principal puede la rescisión producir sus efectos de forma
parcial, es decir, puede rescindirse tan sólo una parte del contrato y dejar que el resto siga
produciendo sus consecuencias jurídicas.

Los contratos pueden rescindirse o se pueden dar por terminado. Nada más. De acuerdo
a la Teoría General de las Obligaciones, los contratos no se cancelan, pueden darse por
terminado siempre y cuando las circunstancias así lo aconsejen por ejemplo: porque el
término de vigencia del contrato en comento ya haya fenecido, porque se hubiere
alcanzado el objetivo o realizado el objeto por el que se contrató, o por la voluntad de las
partes.

Excepción del Contrato no Cumplido

Excepción “Non adimpleti contractus” excepción de contrato no cumplido que puede


oponerse como dilatoria cuando, tratándose de una reclamación formulada respecto a un
contrato bilateral, el demandante no a cumplido aquello a que por su parte se encuentre
obligado.
El vendedor no está obligado a entregar la cosa vendida, si el comprador no ha pagado el
precio, salvo que en el contrato se haya señalado un plazo para el pago (art. 2286 del
Código Civil para el Distrito Federal).

“Exceptio Non Adimpleti Contractus”. Locución latina que significa excepción de contrato
no cumplido. Es aplicable al caso de que, en los contratos bilaterales, una de las partes
no cumpla con su prestación o no se allane a cumplirla simultáneamente; entonces, por
esta exceptio, la otra puede abstenerse de cumplir la suya.

Se desprende del artículo 1.100, final del Código Civil (uno no cae en mora mientras el
obligado en reciprocidad no cumple), así como del 1.124 (si se puede recuperar lo
entregado, con mayor razón negarse a prestarlo), que nadie está obligado a cumplir, en
principio, mientras no cumpla su contratante (ver también artículo 1.308).

A la negativa a cumplir mientras el contratante no cumpla suele denominarse excepción


de contrato no cumplido, o non adimpleti contractus (aunque su origen sólo remotamente
es romano), bien entendido que su ejercicio puede ser extrajudicial, comprobando luego
los Tribunales, en su caso, si la negativa estaba fundada.

Saneamiento para el Caso de Evicción

Obligación que recae sobre el vendedor, salvo caso de renuncia expresa de parte del
comprador, de indemnizar a este por los daños y perjuicios que le haya ocasionado la
evicción de la coa adquirida, con arreglo a las disposiciones del código civil para el distrito
federal dictadas al respecto, según haya existido mala o buena fe de su parte a efectuarse
la venta (arts. 2126 y 2127 del código citado).

El saneamiento en la regulación del contrato de compraventa por el código civil


El código civil al enumerar las obligaciones a que está sujeto el vendedor en el contrato
de compraventa, recoge el saneamiento por evicción y por vicios ocultos

Así el artículo 1461 señala que El vendedor está obligado a la entrega y saneamiento de
la cosa objeto de la venta
Y el 1474 En virtud del saneamiento a que se refiere el art. 1.461, el vendedor responderá
al comprador:

1. De la posesión legal y pacífica de la cosa vendida.

2. De los vicios o defectos ocultos que tuviere.

Por tanto la obligación de saneamiento se desdobla en dos:

A) Saneamiento por evicción


Trata de asegurar la posesión pacífica de la cosa, para que pueda reclamarse por
evicción es necesario que la pérdida o privación tenga carácter definitivo

Tendrá lugar la evicción cuando se prive al comprador, por sentencia firme y en virtud de
un derecho anterior a la compra, de todo o parte de la cosa comprada.

El vendedor responderá de la evicción aunque nada se haya expresado en el contrato.

Los contratantes, sin embargo, podrán aumentar, disminuir o suprimir esta obligación
legal del vendedor. Será nulo todo pacto que exima al vendedor de responder de la
evicción, siempre que hubiere mala fe de su parte.
Es necesario que la perdida se produzca por sentencia firme, no bastando la mera
perturbación, el Tribunal Supremo si ha admitido la evicción cuando la pérdida se produce
por resolución administrativa.

También es necesario que esa privación tenga lugar por un derecho anterior a la compra

Como requisito esencial el art 1481 señala "El vendedor estará obligado al saneamiento
que corresponda, siempre que resulte probado que se le notificó la demanda de evicción
a instancia del comprador. Faltando la notificación, el vendedor no estará obligado al
saneamiento"

Para ello el comprador demandado deberá solicitar, dentro del término señalado para
contestar a la demanda, que ésta se notifique al vendedor o vendedores en el plazo más
breve posible.

El término de contestación para el comprador quedará en suspenso ínterin no expiren los


que para comparecer y contestar a la demanda se señalen al vendedor o vendedores.

Si los citados de evicción no comparecieren en tiempo y forma, continuará, respecto del


comprador, el término para contestar a la demanda.

En cuanto a la extensión de la reclamación de evicción el Código distingue dos


supuestos:
I- Cuando el comprador hubiese renunciado el derecho al saneamiento para el caso de
evicción, llegado que sea éste, deberá el vendedor entregar únicamente el precio que
tuviere la cosa vendida al tiempo de la evicción, a no ser que el comprador hubiese hecho
la renuncia con conocimiento de los riesgos de la evicción y sometiéndose a sus
consecuencias.

II- Cuando se haya estipulado el saneamiento o cuando nada se haya pactado sobre este
punto, si la evicción se ha realizado, tendrá el comprador derecho a exigir del vendedor:

1º La restitución del precio que tuviere la cosa vendida al tiempo de la evicción, ya sea
mayor o menor que el de la venta.

2º Los frutos o rendimientos, si se le hubiere condenado a entregarlos al que le haya


vencido en juicio.

3º Las costas del pleito que haya motivado la evicción, y, en su caso, las del seguido con
el vendedor para el saneamiento.

4º Los gastos del contrato, si los hubiese pagado el comprador.

5º Los daños e intereses y los gastos voluntarios o de puro recreo u ornato, si se vendió
de mala fe.

En cuanto a la evicción parcial: Si el comprador perdiere, por efecto de la evicción, una


parte de la cosa vendida de tal importancia con relación al todo que sin dicha parte no la
hubiera comprado, podrá exigir la rescisión del contrato; pero con la obligación de
devolver la cosa sin más gravámenes que los que tuviese al adquirirla.
Esto mismo se observará cuando se vendiesen dos o más cosas conjuntamente por un
precio alzado, o particular para cada una de ellas, si constase claramente que el
comprador no habría comprado la una sin la otra.

Y en cuanto a la evicción por cargas: Si la finca vendida estuviese gravada, sin


mencionarlo la escritura, con alguna carga o servidumbre no aparente, de tal naturaleza
que deba presumirse no la habría adquirido el comprador si la hubiera conocido, podrá
pedir la rescisión del contrato, a no ser que prefiera la indemnización correspondiente.

Durante un año, a contar desde el otorgamiento de la escritura, podrá el comprador


ejercitar la acción rescisoria, o solicitar la indemnización.

Transcurrido el año, sólo podrá reclamar la indemnización dentro de un período igual, a


contar desde el día en que haya descubierto la carga o servidumbre.

B) Saneamiento por vicios ocultos

Obligación del vendedor de resarcir por los vicios ocultos de la cosa enajenada que le
hagan impropia para los usos a que se la destina o que le disminuyan de tal modo este
uso, que, al haberlo conocido, el adquirente no habría hecho la adquisición o hubiera
dado menos precio por ella, así como la de indemnizar por los vicios de los animales
adquiridos (arts. 2142 a 2162 del código citado).

en cuanto a la evicción por cargas: Si la finca vendida estuviese gravada, sin


mencionarlo la escritura, con alguna carga o servidumbre no aparente, de tal naturaleza
que deba presumirse no la habría adquirido el comprador si la hubiera conocido, podrá
pedir la rescisión del contrato, a no ser que prefiera la indemnización correspondiente.

Durante un año, a contar desde el otorgamiento de la escritura, podrá el comprador


ejercitar la acción rescisoria, o solicitar la indemnización.

Transcurrido el año, sólo podrá reclamar la indemnización dentro de un período igual, a


contar desde el día en que haya descubierto la carga o servidumbre.

Trata de asegurar la posesión útil de la cosa comprada

El vendedor estará obligado al saneamiento por los defectos ocultos que tuviere la cosa
vendida, si la hacen impropia para el uso a que se la destina, o si disminuyen de tal modo
este uso que, de haberlos conocido el comprador, no la habría adquirido o habría dado
menos precio por ella; pero no será responsable de los defectos manifiestos o que
estuvieren a la vista, ni tampoco de los que no lo estén, si el comprador es un perito que,
por razón de su oficio o profesión, debía fácilmente conocerlos.

El vendedor responde al comprador del saneamiento por los vicios o defectos ocultos de
la cosa vendida, aunque los ignorase.
Se admite la renuncia al saneamiento por vicios ocultos siempre que el vendedor ignorara
los vicios o defectos ocultos de lo vendido

Este saneamiento le da al comprador la opción entre desistir del contrato, abonándose le


los gastos que pagó, o rebajar una cantidad proporcional del precio, a juicio de peritos.

Si el vendedor conocía los vicios o defectos ocultos de la cosa vendida y no los manifestó
al comprador, tendrá éste la misma opción y además se le indemnizará de los daños y
perjuicios, si optare por la rescisión.

El plazo para el ejercicio de la acción es de 6 meses desde la entrega de la cosa

En caso de perecimiento de la cosa: Si la cosa vendida se perdiere por efecto de los


vicios ocultos, conociéndolos el vendedor, sufrirá éste la pérdida, y deberá restituir el
precio y abonar los gastos del contrato, con los daños y perjuicios. Si no los conocía, debe
sólo restituir el precio y abonar los gastos del contrato que hubiese pagado el comprador.

Si la cosa vendida tenía algún vicio oculto al tiempo de la venta, y se pierde después por
caso fortuito o por culpa del comprador, podrá éste reclamar del vendedor el precio que
pagó, con la rebaja del valor que la cosa tenía al tiempo de perderse.

Si el vendedor obró de mala fe, deberá abonar al comprador los daños e intereses.

En las ventas judiciales nunca habrá lugar a la responsabilidad por daños y perjuicios;
pero sí a todo lo demás

Regla especial para la venta de dos o mas cosas: Vendiéndose dos o más cosas
conjuntamente, sea en un precio alzado, sea señalándolo a cada uno de ellos, el vicio de
cada una no dará lugar a que se considere en todas, a no ser que aparezca que el
comprador no habría comprado la una sin las otras.

Finalmente en cuanto a la venta de animales: El saneamiento por los vicios ocultos de


los animales y ganados no tendrá lugar en las ventas hechas en feria o en pública
subasta, ni en la de caballerías enajenadas como de desecho, si bien no serán objeto del
contrato de venta los ganados y animales que padezcan enfermedades contagiosas.
Cualquier contrato que se hiciere respecto de ellos será nulo.

También será nulo el contrato de venta de los ganados y animales, si, expresándose en el
mismo contrato el servicio o uso para que se adquieren, resultaren inútiles para prestarlo.

La acción redhibitoria que se funde en los vicios o defectos de los animales, deberá
interponerse dentro de cuarenta días, contados desde el de su entrega al comprador,
salvo que, por el uso en cada localidad, se hallen establecidos mayores o menores
plazos.

Esta acción en las ventas de animales sólo se podrá ejercitar respecto de los vicios y
defectos de los mismos que estén determinados por la ley o por los usos locales.

Si el animal muriese a los tres días de comprado, será responsable el vendedor, siempre
que la enfermedad que ocasionó la muerte existiera antes del contrato, a juicio de los
Facultativos

Resuelta la venta, el animal deberá ser devuelto en el estado en que fue vendido y
entregado, siendo responsable el comprador de cualquier deterioro debido a su
negligencia, y que no proceda del vicio o defecto redhibitorio.

En las ventas de animales y ganados con vicios redhibitorios, gozará también el


comprador de la facultad expresada en el art 1.486 (opción entre la resolución o
indemnización); pero deberá usar de ella dentro del mismo término que para el ejercicio
de la acción redhibitoria queda respectivamente señalado.

Teoría de la Imprevisión
Origen:
Esta teoría data de la Edad Media, específicamente se remonta desde el Derecho
Canónico, que siempre ha tratado que exista equidad en las relaciones contractuales. Se
enuncia con la máxima “Rebus sic stantibus”; esto es, que las partes entienden valedero
el contrato siempre que subsistan las condiciones económicas bajo cuyo imperio se pactó.
Desde las primeras décadas del siglo XX se conoce con el rótulo de “Teoría de la
Imprevisión”, en cuanto a la posibilidad de modificar ciertos contratos de tracto sucesivo,
por la evidente lesión económica para el acreedor, debido a las alteraciones de las
circunstancias originales que sufre el contrato por causas ajenas a las partes.
A la legislación positiva fue llevado este principio, en Francia, por la “Ley Falliot”, de 21 de
enero de 1918, cuyo texto experesa: “Independientemente de las causas de resolución
derivadas del Derecho Común o de los contratos, las transacciones y contratos
celebrados desde el 1º de agosto de 1914 pueden ser resueltos, a petición de cualquiera
de las partes, si se prueba que, en razón del estado de guerra, el cumplimiento de las
obligaciones de uno de los contratantes traería consigo un gravamen cuya importancia
rebasaría, en gran medida, las previsiones que pudieron hacerse, razonablemente en la
época del contrato”.

Concepto:
Esta teoría, que tiene ciertas vinculaciones y semejanzas con el “caso fortuito”, no
obstante de haber diferencias considerables, puede plantearse de la siguiente forma: Este
es el caso cuando por un hecho extraordinario, que no puede imputarse a las partes, el
mismo se torna imposible de cumplir o muy oneroso para una de ellas. Se trata pues, de
circunstancias posteriores a la celebración del contrato, que no se previeron ni pudieron
lógicamente preverse, y que puede crear un estado de cosas que haga el cumplimiento
un sacrificio pecuniariamente desproporcionado para el deudor, o gravemente perjudicial
para el acreedor. Así, una de las partes creyéndose afectada por la contingencia que
considera extraordinariamente imprevisible, plantea la resolución del contrato o reformar
sus cláusulas. Entonces la preguntas es: ¿pueden los tribunales modificar las
estipulaciones de un contrato, cuando el cambio imprevisto e imprevisible de las
condiciones vigentes al tiempo de celebrase crea un serio desequilibrio de las
prestaciones de las partes?... Entonces toma vigencia la “Teoría de la
Imprevisión”: “Que atribuye al Derecho una facultad para demandar la extinción de
la obligación y su consiguiente liberación sin responsabilidad de las partes (o de la
que fue afectada)”.

Requisitos y/o condiciones para aplicar esta teoría:


__ El acontecimiento que ocasiona graves trastornos en el equilibrio de las prestaciones
de las partes debe ser imprevisible.
__ El acontecimiento debe ser ajeno a la voluntad de las partes.
__ Que este acontecimiento cause una grave perturbación en las condiciones generales
de la vida económica y en el desarrollo general de los negocios.
__ Debe hacerse considerablemente más oneroso el cumplimiento de la obligación y
causar al deudor grave daño.
__ Que el contrato sea de tracto sucesivo, que las obligaciones que emanen de él no
sean de ejecución instantánea, sino de ejecución sucesiva, o que importen prestaciones
diferidas o a plazo.

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