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APRENDIENDO A ESTAR CON LOS DEMÁS

“Mientras hablaban y se hacían preguntas,


Jesús en persona se acercó y
se puso a caminar con ellos” (Lc 24, 15).

OBJETIVO
Aprender a acercarse, escuchar y conocer mejor a los demás y, a partir de ahí,
buscar juntos una manera nueva de relacionarnos que impulse el crecimiento
mutuo como personas, creyentes y discípulos-misioneros de Jesucristo en la
realización de proyectos comunes y en la solución inteligente y pacífica de los
conflictos.

JUSTIFICACIÓN
Es conveniente partir de la búsqueda de respuestas a las siguientes preguntas:
• ¿Es posible llegar a comprender y aceptar a los demás?
• ¿Qué condiciones son necesarias para construir proyectos pastorales
comunes?
• ¿Cómo solucionar inteligentemente los conflictos que se van presentando?

La respuesta se encuentra en las cinco letras “A” del nombre de nuestra


Arquidiócesis:

G U A D A L A J A R A
C T C N M
E E O I A
R N M M R
C D P A
A E A R
R R Ñ
S A
E R

Y lo hemos de hacer teniendo en cuenta y pensando lo que representan los dedos


de nuestra mano:

Pulgar: Quienes me “caen gordos” y no los soporto.


Índice: Los que han sido señalados por mí.
Medio: Mis superiores, coordinadores y autoridades.
Anular: Débiles y quienes no han tenidos las oportunidades.
Meñique: Yo.
Pensemos cada uno de nosotros en aquellos que están ahí representados y
recordemos que los cinco dedos se requieren para tener una mano completa y
que funcione por entero. Asimismo nuestras comunidades y centros de formación
requieren de todos los que ahí se encuentran para lograr sus propósitos y
proyectos.

Es decir, necesitamos acercarnos a quienes nos caen gordos


atender señalamos
acompañar nos coordinan
apoyar y nos necesitan y a
animar nosotros mismos

DESARROLLO
Teniendo como hilo conductor el pasaje del “Camino de Emaús” (ver Lc 24, 13-35)
se desarrollarán los siguientes cinco contenidos a lo largo de seis sesiones:

1. Aprendiendo a acercarse a los demás


2. Desarrollando la habilidad de tener en cuenta la vida del otro
3. Sabiendo acompañar a los demás en su camino
4. Siendo capaces de dar ánimo a quien lo necesite
5. Bajo el signo del amor de Cristo

Sesión 1
Aprendiendo a acercarse a los demás

“Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús,
que dista de Jerusalén unos once kilómetros. Iban hablando de todos estos
sucesos. Mientras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acercó y
se puso a caminar con ellos” (Lc 24, 13-15).

Al participar como formadores de catequistas, es necesario aprender a estar con


los demás, convivir con ellos y, debemos reconocer que, con cierta frecuencia no
sabemos cómo hacerlo, cómo acercarnos a ellos, por lo que será necesario
desarrollar, personalmente, algunas habilidades prácticas que vendrán a
enriquecer nuestro servicio pastoral. Mencionaremos las que consideramos
principales:

Autoconciencia
El término conciencia se usa para distinguir, entre las funciones mentales, las
características que se refieren tanto al llamado “estado de conciencia” (estado de
alerta o vigilancia que se refiere a la participación de la persona en los
acontecimientos del ambiente que le rodea), o para designar los procesos internos
a través de los cuales nos es posible adquirir conciencia.
¿Cómo hemos de hacer para tener una conciencia exacta de lo que nos está
pasando (en el cuerpo), de lo que pensamos (en la mente) y de lo que estamos
sintiendo (en el corazón)? A esta pregunta responde el principio de
autoconciencia.

Cuando estamos enojados y nos corresponde impartir una sesión a los


catequistas de tal o cual centro de formación, debemos ser conscientes de
que nuestra reacción se generó en otro lugar y con otras personas, que en
este momento estamos frente al grupo y vamos a calmarnos, canalizando
nuestra energía de una forma más apropiada.

Lo mismo diremos del desaliento, la frustración, la tristeza y, conviene


señalarlo, también de la euforia y el gozo.

Nuestra propia persona nos ofrece abundante información para tomar conciencia
del momento que estamos viviendo (sentimientos, valoraciones, sensaciones,
conducta motriz, transpirar, respirar con dificultad, la tensión, la fatiga, falta de
concentración, bloqueo de los procesos de pensamiento, etc.). Tenemos que
llegar a ser capaces de describir nuestro cuerpo y nuestra mente con vívido
detalle. Empezar a mirar las manifestaciones exteriores de excitación interior,
como absolutamente naturales y comunes. Comprender que no matan, y saber
positivamente que la conciencia les va quitando el poder a esas señales.

Un alto grado de autoconciencia puede ayudarnos en todas las áreas de la vida, y


especialmente en la enseñanza, el estudio y el aprendizaje. El formador de
catequistas que se conoce a sí mismo, evaluará de forma correcta sus
habilidades, actitudes, conocimientos y fuerzas, y será capaz de comprometerse
con los demás, acompañarlos en su crecimiento y desarrollar juntos la tarea de la
catequesis en bien de nuestras comunidades.

Control emocional
La sabiduría de las diversas culturas que pueblan nuestro planeta, nos ha
enseñado que, cuando no los controlamos, los sentimientos alteran los
pensamientos. Fácilmente escuchamos decir que alguien está “ciego de rabia”,
“enfurecido como toro de lidia” o “locamente enamorado”, lo que nos indica que la
razón y el pensamiento, en estas situaciones, no tienen ninguna posibilidad de
salir a flote.

Las emociones, forman parte de nuestro equipamiento básico como personas.


Están arraigadas en nuestra naturaleza y forman parte de nosotros, sea que lo
queramos o no, eso no lo podemos cambiar. Lo que si podemos hacer es darnos
cuenta de que el modo en que manejamos nuestras reacciones emocionales eso
sí está en nuestras manos, que tenemos la libertad de elegir las diferentes
posibilidades de reacción ante alguna situación y que somos responsables de
decidir, de acuerdo con nuestros propios motivos y criterios, el cómo nos vamos a
comportar.

Esto no significa que el formador de catequistas ahogue o reprima sus emociones,


es, antes que nada, una invitación a regular y eventualmente modificar sus
reacciones emocionales (sobre todo las manifestaciones inmediatas) cuando éstas
son inconvenientes durante la sesión con sus alumnos-catequistas.

Aquellas viejas actitudes que recordamos de algunos maestros, donde las únicas
dos opciones eran reprimir al alumno con regaños y amenazas, o, huir del lugar y
dejar al grupo para no enfrentar la situación, no son útiles ni recomendables en la
actualidad y mucho menos en un centro de formación de catequistas.

Está bajo nuestra responsabilidad el sustituir esas reacciones por formas de


positivas de conducta, que hemos de aprender y asumir, para beneficio propio, de
los demás y del proyecto formativo y evangelizador en que estemos involucrados.

Motivación
La motivación es la predisposición, que manifestada en nuestro comportamiento,
nos dirige hacia la obtención de lo que deseamos, es “sacar lo que tenemos
dentro” para “ponernos en camino” hacia dónde queremos ir.

En una persona sana y equilibrada emocionalmente, el logro de lo que se desea le


brinda felicidad.

Empatía
Es la habilidad de “sentir con los demás, comprendiéndole”. Involucra nuestras
propias emociones, y por eso entendemos cabalmente los sentimientos de los
demás, porque los sentimos en nuestros corazones además de comprenderlos
con nuestras mentes. Pero además, y fundamentalmente, la empatía incluye la
comprensión de las perspectivas, pensamientos, deseos y creencias ajenos.

Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles
señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren. Esto los hace
mejores en profesiones tales como la enseñanza, las ventas y la administración.

Manejo de las relaciones


LECTURAS COMPLEMENTARIAS
• BACH, Richard. Juan Salvador Gaviota.
Apuntes del diplomado. Febrero de 2009.
• COELHO, Paulo. Manual del guerrero de la luz.
Apuntes del diplomado. Febrero de 2009.

PELÍCULAS COMPLEMENTARIAS
• El estudiante. Dirigida por Roberto Girault, con la actuación de Jorge Lavat,
Norma Lazareno y José Carlos Ruiz. México, 2009.
• Gigantes hacia la victoria. Dirigida y actuada por Alex Kendrick. Estados
Unidos, 2006.
• Viven. Dirigida por Frank Marshall, con la actuación de Ethan Hawke,
Vincent Spano, Josh Hamilton y otros. Estados Unidos, 1993.

VIDEOS DE APOYO
• Imagina
• La actitud hace la diferencia
• Desafíos
• No me soltarás
• El poder de la actitud
• Alma misionera

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