En Santiago de Cali, hay muchos lugares de carácter crossover donde se pueden poner todo
tipo de ritmos y es totalmente valido, pero si el concepto es netamente salsero no hay
desvirtuar la magia que tiene cada tema de salsa con otros ritmos ajenos al son y el
guaguancó que está sonando; Salsa es salsa y si asisto a un lugar salsero, no es justo que
me pongan otro ritmo solo porque el DJ se cree novedoso. El perrenque salsero
sencillamente no se mezcla tan fácil y por eso la salsa como uno de los ritmos más
universales tiene su propio lugar, un lugar que a pesar del nacimiento de muchos géneros
alternativos y respetables, difícilmente le han quitado el puesto al sabor que eriza pieles,
logra hacer de las extremidades del cuerpo instrumentos imaginarios y que cuando suena
hace palpitar el corazón a otro ritmo.
Es por esa razón que como dirían los sabios filósofos del Gran Combo de Puerto Rico “Sin
salsa no hay paraíso” y que si queremos hacer una hora loca en un templo salsero, que el
DJ demuestre de que está hecho y mezcle salsa, pachanga, charanga, guaguancó, bogaloo y
hasta un bolero pero eso si ¡que a la salsa no se le peguen malas mañas!